Boku no ushi furimukinagara urareteku
Vendida mi vaca
se va
volviendo la cabeza
Niño japonés de 8 años
Compartimos en esta entrega la actividad realizada en el Colegio Huerta Santa Ana de Gines, Sevilla. Quien hace su relato es la profesora a cargo de la actividad.
Mi nombre es Elisa González y soy profesora de tercero de primaria. El proceso para hacer los haikus ha consistido en partir de cero y no suministrar a los niños ningún ejemplo para no influirles. En años anteriores nos habíamos familiarizado con el tema ilustrando haikus clásicos de Santoka, Buson, Basho, Issa… pero en este caso las únicas pautas han sido decirles que íbamos a intentar hacer unos poemas, que debían tener dos o tres estrofas, ser muy sencillos, describir el momento presente, el ahora y hacerlos a solas, como una meditación. Hablamos de reflejar el momento, observar, sentir, escuchar, oler lo que nos rodeaba y salir al jardín del colegio.
Este grupo de ocho años pasó el año pasado muchos meses sin asistir al cole y cuando han llegado al curso de tercero tenían ciertas dificultades con la lectura, con la escritura y sobre todo estaban muy tocados a nivel emocional: hablaban continuamente del COVID, del miedo a morir, les costaba mucho socializar, compartir, esperar…
Hemos tenido la suerte de que el colegio y las familias nos han animado a salir al aire libre, a ir a un parque cercano desde principio de curso y a hacer excursiones. Hemos dado clases al aire libre todas las semanas y aprovechando que nuestro colegio tiene huerto, jardín y granja les hemos animado a que pasaran mucho tiempo fuera.
Durante este segundo trimestre a primera hora del día hemos hecho meditación en el aula y pronto empezó a formar parte de la rutina del día. Comparto esta información porque creo que a la hora de construir los haikus la capacidad de interiorizarse, de conectar con ellos mismos, de sentirse parte de un todo y de conectar con lo que les rodeaba, ha podido ayudarles.
Se les suministró una libreta pequeña y un Pilot negro que les volvió locos porque una de las pautas de clase consiste en escribir siempre con lápiz. También se les dijo que debían de despreocuparse de la ortografía, de las puntuaciones, podían tachar y emborronar porque eso no era en este caso relevante.
Una vez repartida la libreta y el rotulador de punta fina salieron al jardín. En nuestro jardín hay una granja y ellos son los encargados. En esta época están recogiendo un montón de huevos y pasan los recreos limpiando las gallinas y barriendo el gallinero así que muchos se dirigieron allí. Alguno se subió a una pirámide de madera que es como un columpio y que aparece en algún haiku y otros deambularon por el jardín. En este mes empiezan a salir todos los brotes nuevos de los árboles, todas las flores, y en el huerto aparecen las primeras verduras… Yo creo que todas estas cosas les han podido facilitar vivir el momento y abrirse a lo que les rodeaba.
Esta experiencia, además de sensibilizarlos hacia ellos mismos y hacia lo que les rodea, les ha dado un nuevo motivo para escribir creativamente y sin estar sujetos a todas las reglas del lenguaje castellano escrito. La motivación se constata: al día siguiente fueron de excursión y la mayoría iban con su libreta y con su Pilot.
Vamos a seguir con este proyecto porque los haikus les pueden ayudar a hacerse más conscientes y a expresar todo lo que les ha calado, todo lo que llevan dentro de su corazón.
Haikus de niños de 8 años
El pis en gotas con forma de manguera
puede regar todos los váteres
Hay una rampa en mi cole
y está llena de grietas pequeñas
Estoy observando a una hormiga
y es imposible apartar la mirada
Mi pie toca una suave arena
que se queda en mi pie
Veo una vista preciosa
subida en el tubo rojo
Ahora mismo cuelgo de una valla
mirando los animales
y a la vez el papel
La rueda estaba pintada
pero gracias al sol
su pintura desapareció
Mis amigos me están persiguiendo
y yo no sé qué hacer
En el jardín del chalé
hay una casita de pájaros azul
columpiándose en un árbol
El sol es tan brillante y bonito
que no puede ser más bonito
El viento sopla tranquilo
mientras se mueven los árboles
He visto una hormiga negra
escalando un escalón
La luna se ve siempre por la noche y por el día
se ve entera o por la mitad
El viento sopla
y te da en la cara suavemente
Los mosquitos sobrevuelan mi cabeza
y los rayos de sol alumbra en mi cara
En la pirámide estoy
con la gallina negra
Las gallinas son listas
por eso se suben a la rueda azul
En el chalé hay un huerto
con una hormiga pequeña
que no para de correr
Una hoja solitaria que no tiene dueño
pero sé que está con el viento
Ve a mi amigo escribir
lo que intenta decir
Árboles enredados
haciendo cosas bonitas
Me siento afortunada de poder compartir estos momentos con ellos y por tener el privilegio de aprender de estas personas de menos de un metro de altura que son maestros de vida.
Elisa G. Ripoll