Haibun 45
La misma luz
Junto a la menta y el romero las rosas chinas destacan como puntos rojos en el rincón donde trasplantamos el rosal.
Corto algunas para ponerlas en un jarrón. Hay que quitar las hojas inferiores…así, se mantiene el agua limpia.
El calor y un cielo sin nubes despiertan el recuerdo de la primera vez que usé unas tijeras. Vaya regañina!!
¿Porqué solemos recordar la primera vez de casi todo?…
Le dije a mi hermano pequeño que esperara en el poyete de piedra que había a la entrada de nuestra casa. Allí, bajo la parra, continuaba sentado cuando volví después de rebuscar en la caja de galletas que mamá usaba de costurero. ¿Dónde estarían los adultos?…creo que echaban la siesta.
De todos, era el que más se parecía a mi padre. Debía tener cuatro o cinco años.
Le quitaría aquellos remolinos rubios que le delataban como lo que era, un niño travieso.
Se sentó en una calabaza gigante que usábamos de trono en nuestros juegos. -¡No te muevas, le dije, mira que te puedo cortar la oreja!-.
Él, muy quieto, miraba al gato que dormía hecho un ovillo junto a nosotros. Aunque corría una ligera brisa, sudaba por miedo a que me descubrieran.
El flequillo recién cortado resbaló por la cara. El pelo de la coronilla se dispersó alrededor. De vez en cuando sonaba un ¡Aaaay! . No era fácil.
Casi acabando nos asustó el ruido de un carro que pasaba por la calle. Al dejar las tijeras en su sitio tropecé con el pedal de hierro de la máquina de coser.
El tiempo es extraño. A veces…parece no existir. Quizás sea por la luz, la misma luz de aquella tarde.
Huerto en primavera.
En el ramo de rosas
un bicho palo*
*Phasmatodea: Insecto palo
Mari Ángeles Millán “Hikari”
Palamós (Girona) España