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I: Introducción: I.I. De la poesía japonesa en general, I.II. Historia del haikai o breve poesía japonesa de 17 sílabas, I.III. Técnica del haikai y I.IV. Conclusión

GILBERTE HLA-DORGE:

DOCTORA EN LETRAS POR LA UNIVERSIDAD DE PARÍS

Diplomada de la Escuela de Lenguas Orientales

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UNA POETA JAPONESA

DEL SIGLO XVIII

KAGA NO TCHIYO-JO

con Prefacio de

Monsieur Michel REVON

Antiguo profesor de la Facultad de Derecho de Tokyo

Profesor de la Facultad de Letras de Paris

                     

PARIS

LIBRERÍA ORIENTAL Y AMERICANA

G.-P. MAISONNEUVE

 calle Grenelle 32 y calle  Saint-Guillaume 33

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1936

 Una poeta japonesa

del siglo XVIII

Kaga no Tchiyo-jo

Colección Chiyo, número 1

Sabi-shiori

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© Del texto: Gilberte Hla-Dorge.

© De la traducción castellana, notas (NT) y adiciones: Jaime Lorente Pulgar y Elías Rovira Gil.

 

 

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A MIS MAESTROS

 

AL SEÑOR MICHEL REVON

PROFESOR DE LA FACULTAD DE LETRAS DE PARÍS

 

AL SEÑOR JOSEPH DAUTREMER

PROFESOR HONORARIO DE LA ESCUELA DE LENGUAS ORIENTALES

 

EN TESTIMONIO DE RESPETUOSA GRATITUD

 

GILBERTE HLA-DORGE

 

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TRADUCCIÓN CASTELLANA, NOTAS Y ADICIONES DE

JAIME LORENTE – ELÍAS ROVIRA

2025

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ÍNDICE

Recuperando la trayectoria de una académica: Gilberte Hla-Dorge y su ensayo olvidado sobre Chiyo-ni

-Notas de la traducción castellana- (Pag 5)

PREFACIO (Pag 11)

CAPÍTULO I  (PAG 15)

INTRODUCCIÓN

I.I. DE LA POESÍA JAPONESA EN GENERAL

I.II. HISTORIA DEL HAIKAI O BREVE POESÍA JAPONESA DE 17 SÍLABAS

I.III. TÉCNICA DEL HAIKAI

I.IV. CONCLUSIÓN

CAPÍTULO II  (PAG 51)

MUJERES EN LA LITERATURA JAPONESA Y POETAS DE HAIKAI

II.I. MUJERES EN LA LITERATURA JAPONESA

II.II. LAS POETAS DEL HAIKAI   (PAG. 44)

SUTE-JŌ, SONO-JŌ, CHIGETSU-NI, SHŌSHIKI-JŌ, KASSAN-JŌ Y TAYO-JŌ

II.III. PERSONALIDAD DE KAGA NO CHIYO-JŌ (PAG. 83)

CAPÍTULO III

VIDA DE DE KAGA NO CHIYO-JŌ:

SUS PRIMEROS AÑOS (PAG. 133)

CAPÍTULO IV

VIDA DE DE KAGA NO CHIYO-JŌ:

SU JUVENTUD (PAG. 145)

 

CAPÍTULO V

VIDA RELIGIOSA DE KAGA NO CHIYO-JŌ:

SUS PEREGRINAJES (PAG. 165)

 

CAPÍTULO VI

VIDA RELIGIOSA DE KAGA NO CHIYO-JŌ:

SUS ÚLTIMOS AÑOS. ANÉCDOTAS (PAG. 207)

 

CAPÍTULO VII

CHIYO-JŌ, POETA DE LA NATURALEZA (PAG.239)

APÉNDICE

EXTRACTO DE LA “COLECCIÓN DE VERSOS DE CHIYO-NI”:

             CUATROCIENTOS CINCUENTA Y CUATRO HAIKAI DE CHIYO (p 273)

BIBLIOGRAFÍA (PAG. 393)

 

Recuperando la trayectoria de una académica:

Gilberte Hla-Dorge y su ensayo olvidado sobre Chiyo-ni

 

-Notas de la traducción castellana-

 El presente trabajo de Gilberte Hla-Dorge, titulado Une poétesse japonaise au XVIIIe siècle: Kaga no Tchiyo-jo (París, 1936), es una obra excepcional y pionera: el primer monográfico sobre una poeta japonesa de haiku publicado en una lengua occidental. Se trata de una thèse (tesis doctoral) defendida en la Universidad de París, compuesta de dos capítulos introductorios sobre la historia del haikai y las primeras escritoras, cuatro sobre la vida de Chiyo y uno dedicado a su estética sobre la naturaleza. El documento finaliza con una antología de 454 poemas (además 8 diseminados en el texto) e incluye un prólogo de Michel Revon, quien había escrito en 1910 la primera historia de la literatura japonesa en francés.

En su introducción a esta tesis, Revon recuerda que aconsejó a Hla-Dorge escribir sobre una poeta poco conocida en Francia, Chiyo, «la figura más brillante del grupo de mujeres que, en el siglo XVIII, se distinguieron en el género del “haikai”», conformando una obra que gozó de aceptación en sus primeros momentos, reseñada al menos en cuatro ocasiones entre 1937 y 1940[1]. Incluimos la traducción de fragmentos de las mismas:

“Se trata de una obra inusualmente interesante sobre la poesía japonesa. Hace una década, más o menos, Mme. illa-Dorge, entonces Mlle. Dorge, trabajaba en la Sorbona sobre la historia de la civilización japonesa y en el Institut des Langues Orientales sobre la lengua japonesa; al escribir esta tesis doctoral, ha demostrado la ventaja de poseer no solo una erudición madura, sino también una visión comprensiva del pensamiento y la expresión de los poetas japoneses del siglo XVIII (…) Para aquellos que deseen profundizar más allá de la superficie en un esfuerzo por comprender el espíritu del antiguo Japón en sus aspectos más justos, este libro puede recomendarse con total seguridad y entusiasmo (A.H.Sweet, 1937, pp. 130-131).

“El ensayo de Mine Hla-Dorge es un trabajo muy completo y concienzudo, pero, lamentablemente, su utilidad se ve empañada por un número inusual de errores tipográficos, especialmente en las partes del texto escritas en japonés, lo que parece ser el resultado de una revisión descuidada. Este defecto es aún más lamentable porque toda contribución adicional a nuestro todavía muy escaso conocimiento de la literatura japonesa anterior a Meiji es muy bienvenida; y este es el primer estudio en una lengua europea sobre la obra de Chiyo-Jo (…) Es de esperar que, si se reimprime esta obra, se someta primero a una cuidadosa revisión y, tal vez, si nos permitimos sugerirlo, se condense un poco.” (H.Parlett, 1938, pp.149-150).

“Con la minuciosidad característica de la escuela revoniana de estudios japoneses, la Dra. Hla-Dorge ha expuesto sus opiniones sobre la vida y las obras de esta renombrada poetisa en el libro que se reseña (…) El lector encontrará el libro interesante e informativo en todo momento. Diversos incidentes que marcaron la tranquila pero colorida vida de una de las personalidades femeninas más gentiles y modestas son narrados de forma amena por la autora (…) Sin embargo, lo cierto es que Chiyoni se distinguió no tanto como compositora de haikai, sino más bien como modelo de feminidad japonesa. La Sra. Hla-Dorge, a través de su feminidad, no escatima elogios hacia el personaje, lo que probablemente a la mayoría de los lectores les parecerá innecesariamente tedioso y extravagante (…) Sea como fuere, resulta alentador observar que los estudiosos occidentales del japonés han preferido, en lugar de los estudios generales, centrar su atención en la investigación de temas concretos, y obras como la de Mme. Hla-Dorge sin duda prestarán un gran servicio al mundo académico. Lo único que lamentamos de este libro es la abundancia de errores tipográficos en las palabras japonesas (S. Yoshitake, 1938, pp. 794 y 796)[2].

“Hla-Dorge ofrece primero una visión general de la poesía japonesa en general, luego sobre la historia del haikai, sobre su técnica y sobre el método de traducción al francés. A continuación, hay una sección sobre las poetas y escritoras japonesas desde la época de Nara hasta la de Meiji y sobre la personalidad de Kaga no Chiyo. En otras tres extensas secciones se tratan las diferentes etapas de la vida de la poeta. Por último, Hla-Dorge analiza la importancia de Kaga no Chiyo como poeta. (…) El tema se trata en profundidad. El francés, como casi ningún otro idioma adecuado para reproducir la poesía japonesa, también cumple aquí su función (A.Slawik, 1940, p.159).

Sin embargo, aunque las cuatro reseñas destacan el trabajo de Gilberte Hla-Dorge, a partir de estos comentarios de Slawik la obra quedó incomprensiblemente relegada al olvido, al igual que su autora. De hecho, apenas disponemos de datos biográficos sobre esta académica francesa, especialmente tras 1936.  En los archivos franceses sólo se menciona una carta (1937) y dos folios (1938) relacionados con el antropólogo Marcel Mauss (1872-1950)[3]. El prólogo de Michel Revon aclara que Gilberte se casó con un abogado birmano (quizá Maung Aung Hla), se marchó de Francia y regresó a París para la defensa de la tesis. Después, Revon se despide afirmando que la “nueva doctoranda representará dignamente el espíritu francés en su país de adopción”[4].

A partir de 1940, Gilberte Hla-Dorge se convirtió en una académica fantasma, prácticamente ignorada por los especialistas posteriores sobre haiku, tanto en lengua inglesa (Henderson, Blyth, Yasuda, Higginson) como en española (Rodríguez-Izquierdo, Haya). Hasta la edición en castellano de Sabi-shiori, su obra había permanecido en la versión original francesa, sin traducción en ninguna otra lengua romance; y resulta llamativo que se tratara del primer y único estudio sobre una haijin japonesa hasta el año 1998, cuando Patricia Donegan y Yoshie Ishibashi publicaron ChiyoNi: Woman Haiku Master, aunque sólo incluyeron la traducción de un centenar de haikus. Precisamente, este ensayo ha sido reeditado por Tuttle en septiembre de 2025 con el título: The poetry of Chiyo-ni The Life and Art of Japan’s Most Celebrated Woman Haiku Master.

Podemos concluir que ninguna de las posteriores monografías sobre Chiyo, publicadas en Occidente hasta la fecha, supera en extensión descriptiva ni en número de traducciones el trabajo de Gilberte Hla-Dorge (462, un tercio de la producción total de esta haijin)[5].

En esta traducción castellana se ha corregido el rōmaji para adaptarlo al sistema Hepburn, y las notas de los traductores aparecen identificadas con la abreviatura «NT».  Asimismo, se han incluido los kanji en los haikus de la antología. Para este humilde sello, Sabi-shiori, la edición en castellano de esta obra representa un acontecimiento histórico, tanto por el valor intrínseco de la tesis como por la hazaña de recopilar la mayor cantidad de poemas de Chiyo en una lengua de Occidente. El 2 octubre de 2025 se cumplieron 250 años del fallecimiento de Chiyo-ni: hemos rendido nuestro particular homenaje a esta haijin con la traducción del ensayo de su primera divulgadora occidental, Gilberte Hla-Dorge, a quien debemos recuperar de un injusto olvido.

          Jaime Lorente y Elías Rovira

 

   

PREFACIO

La autora de esta obra es una joven erudita francesa cuya carrera laboriosa he podido seguir desde hace aproximadamente diez años. Cuando aún se apellidaba la señora Dorge, vino a la Sorbona para obtener el certificado de Historia de la Civilización Japonesa, al mismo tiempo que recibía, en la Escuela de Lenguas Orientales, el diploma de japonés. Luego, habiendo contraído matrimonio con un distinguido “barrister-at-law” de nacionalidad birmana, se convirtió en la señora Hla y partió hacia las Indias inglesas. Pero iba a regresar a Francia, un poco más tarde, para terminar su licenciatura y finalmente doctorarse en la Universidad de París. Aunque pronto, sin duda, debimos experimentar el pesar de verla alejarse de nuevo, al menos estamos seguros de que la nueva doctoranda representará dignamente el espíritu francés en su país de adopción.

Como tema de tesis, le había aconsejado que eligiera a una poetisa tan famosa en Japón como poco conocida en Francia: Chiyo. Fue una brillante figura en el grupo de mujeres que, en el siglo XVIII, se dedicaron a este género del “haikai”, donde un marco tan ligero encierra a veces tantas cosas profundas. Las obras de Chiyo nunca habían sido traducidas a lengua europea alguna; a menudo se presentaban como enigmas imposibles de descifrar sin la ayuda de los comentaristas nativos, cuyas mismas interpretaciones no deben ser admitidas sino bajo la reserva de una crítica muy prudente; en resumen, para comprender realmente a Chiyo, hacía falta un trabajo largo y paciente. La señora Hla-Dorge se aplicó a ello con valor. El esfuerzo que ha realizado no puede sino valerle, junto con la estima de los japoneses, el reconocimiento de los eruditos curiosos de originalidad en la poesía.

Es para estos últimos, sobre todo, para quienes la señora Hla-Dorge ha escrito los capítulos de introducción donde recuerda el desarrollo histórico de la poesía japonesa en general, y en particular del haikai, cuya técnica precisa. Entre nosotros, buenos poetas han querido componerlos a su vez, y sus ensayos no carecen de mérito; pero ¿siempre han sabido bien que, para hacer realmente un haikai, el ingenio del pensamiento, la gracia del sentimiento y la elegancia de la expresión no bastan? Hace falta además la observancia de ciertas reglas, esenciales a los ojos de los japoneses, que las han fijado poco a poco a lo largo de los siglos y que se atienen a ellas, porque han reconocido su valor. Por ejemplo, para sugerir con una sola palabra todo un mundo de imágenes que den más amplitud al tema tratado, se considera necesario evocar la estación en la que se está, la cual servirá como el fondo del cuadro. El poeta puede nombrar, simplemente, el verano o el invierno; puede mencionar una flor de primavera o una hoja de otoño; pero, ya sea directa o indirectamente, la referencia a las estaciones es imprescindible, y nadie la omite. Es gracias a reglas de este tipo que los japoneses han logrado ampliar los estrechos límites de un terceto que no habría podido contener más que un pensamiento breve; pero que, de hecho, por el juego habitual de varias impresiones combinadas sobre la sugerencia de toda una atmósfera poética, abunda a menudo en riquezas ocultas cuyo descubrimiento es un encanto. El pequeño capítulo que la señora Hla-Dorge ha consagrado a la técnica será, pues, muy valioso para nuestros poetas, que podrán encontrar en él procedimientos útiles; y para todos los eruditos, a quienes gustará encontrar en él las causas secretas de la belleza que les cautivaba.

Pero un haikai, por mucho cuidado que se haya puesto en analizarlo a la luz de estas reglas, encierra todavía muchos puntos oscuros que solo se aclaran si se conoce muy bien la vida de su autor. El haikai es, la mayoría de las veces, una improvisación de circunstancias: las poesías ayudan a delinear la vida, y la vida explica las poesías. Es por eso por lo que, al dedicarse a reconstituir la biografía de su heroína, la señora Hla-Dorge se ha esforzado constantemente en relacionar con los diversos momentos de su carrera los haikai que habían podido inspirar. De estas confrontaciones, que han exigido la traducción de varios centenares de poesías, y de los testimonios, anécdotas que podían ilustrar mejor su carácter, vemos finalmente surgir la bella figura de Chiyo, con todas las virtudes, de la mujer y la artista, de las que sus contemporáneos le hicieron una aureola: su exquisita bondad, su amor por la naturaleza, sus profundos sentimientos de religiosa budista; y se comprende así la influencia moral que ejerció su arte idealista sobre los poetas que la rodeaban.

La obra de la señora Hla-Dorge que va a dar a conocer, pues, en Occidente, es sobre una poeta muy interesante; pero ¿es ése el único efecto que podemos esperar de su obra? ¿Y no podrá ésta contribuir, por su parte, a ese acercamiento de los espíritus que siempre anhelamos entre Europa y la lejana Asia? Las poesías de Chiyo son un nuevo ejemplo de lo que fue el genio del verdadero Japón; y, a medida que vemos levantarse los pesados velos de niebla que nos ocultaban el esplendor de esa brillante civilización, ¿no experimentamos cada vez más una simpatía fraternal, hecha de admiración y de afinidad?

Un libro como éste nos trae, por encima de los cerezos en flor, el claro de luna sagrado de Kwannon la Misericordiosa, y al hacernos sentir toda la dulzura budista, toda la belleza de esa piedad inclinada sobre el negro fango de la estupidez humana, nos invita a erguir nuestros corazones hacia la bendición de la paz.

MICHEL REVON

 

 

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN

I.I. DE LA POESÍA JAPONESA EN GENERAL

Todo, en el país del Sol Naciente, desde las cosas grandes hasta las más pequeñas, tiene un carácter estético. Allí todo está acabado como una obra de arte. Todo resulta ser la expresión constante de un cierto ritmo, de una armonía íntima que se revela por todas partes. Conviene plantear este principio fundamental del sentimiento artístico japonés, cuya presencia es tan permanente y tan fuerte, al comienzo de un estudio sobre un tema que sintetiza por sí solo esta tendencia general: queremos hablar de la poesía.

Desde las primeras épocas de la historia literaria de Japón, es decir, inmediatamente después del período arcaico, que duró desde los orígenes legendarios del imperio[6] hasta principios del siglo XX, la poesía se elevó al más alto grado del arte. Es probable, aunque no tengamos pruebas escritas de ello, que ya floreciera en las épocas más antiguas; es posible que desde la apertura del cielo y de la tierra, nos asegura Ki no Tsurayuki, un autor del siglo X[7]. Nos da la razón siguiente, que se encuentra en el prólogo del Kokinshū: “Yamato-uta wa hito no kokoro wo tane to shite yorozu no koto no ha to zo narerikeru. Yo no naka ni aru hito kotowaza shigeki mono tareba kokoro ni omou koto wo mimi ni kiki, me ni miru ni tsurete iiazukezaru nash”, “La poesia de Yamato[8] tiene por semilla el corazón humano, de donde se desarrolla en una miríada de hojas (Manyōshū) de palabra[9]. En esta vida, muchas cosas ocupan a los hombres: expresan entonces los pensamientos de su corazón por medio de los objetos que ven o que oyen[10]. Hay que subrayar que esta concepción universal del arte poético es esencialmente japonesa. Sin embargo, la opinión corriente es que los nipones no son más que una nación de imitadores. A priori, quizás sea exacto. Igual que hoy imitan a los europeos, copiaron, hace más de 1.500 años, a chinos y coreanos. Religión, filosofía, ley, administración, caracteres de escritura, literatura, artes, ciencias o, al menos, lo que antiguamente se entendía por esta palabra, fueron importados del gran continente vecino. Puede decirse que no hay una sola rama de sus conocimientos intelectuales o artísticos que no haya guardado alguna huella de la influencia china. Es tal que, de todo lo que solemos llamar “el Antiguo Japón”, no hay un rasgo de cada cien que sea puramente japonés[11]. Lo más curioso de este fenómeno de adaptación es que los japoneses supieron asimilar todas estas influencias exóticas con tanta habilidad que algunas, y de las más importantes, parecen pertenecerles en propiedad. ¿No creen, por ejemplo, hoy en día, ser los detentores de la verdadera fe budista?

En lo que respecta al arte y la literatura, las dos grandes influencias del chino clásico y de la filosofía budista han sido capitales. Se han hecho sentir hasta en los dominios más particularmente japoneses. Tomemos, por ejemplo, los nombres geográficos de su país: varios fueron inspirados por ideogramas chinos, importados en el siglo VI, y se sabe que, tras la introducción en el siglo VIII de la gran filosofía india, las divinidades autóctonas mismas recibieron títulos hindúes. Los ancestros japoneses llegaron incluso a inventar y creer, tras un ingenioso montaje, que la célebre diosa Amaterasu-Ōmikami, la que ilumina el cielo y personifica el sol o la luz, que es honrada como el primer ancestro de la dinastía imperial japonesa, era una encarnación de Buda. [12]

No hay duda de que las influencias extranjeras jugaron un papel muy importante en el desarrollo de esta civilización. Sin embargo, se erraría al desconocer el carácter original de los japoneses: “Aunque deben mucho a China y al budismo, siempre han conservado sus rasgos particulares. En la literatura como en el arte, nunca se contentaron con copiar servilmente sus modelos. Supieron asimilar sus préstamos, añadiéndoles sus cualidades propias… Así, la literatura nacional, fiel a su genio, a pesar de las influencias extranjeras, sufrió la tormenta que dispersó su barniz, pero fue preservada hasta nuestros días bajo una forma que sigue siendo la expresión del pensamiento japonés puro” [13]. Esta producción original del espíritu japonés es su poesía. Este hecho, particularmente notable, basta por sí solo para atraer la atención de quienes hacen del pasado del Imperio del Sol Naciente el campo especial de sus investigaciones. El interés particular de la poesía japonesa es, pues, que no puede ser sospechosa de ser esclava de la poesía china, al contrario de lo que se ha constatado a menudo en otros dominios de la actividad del espiritual nacional. Es única en su género: libre y orgullosa. Sin querer entrar en desarrollos muy detallados, es útil demostrar esta afirmación en cuanto al fondo y a la forma.

Un observador superficial encontraría mil temas de inspiración comunes a estos dos genios literarios. Pero que se guarde bien de sacar conclusiones demasiado apresuradas. Estos mismos temas de inspiración idéntica se encuentran por toda Asia, desde el antiguo Japón hasta la antigua Judea. Forman parte del viejo fondo intuitivo ausente de lo que se llama de buen grado: la “memoria racial”. Solo podemos constatar el hecho sin poder, por lo demás, dar una explicación plausible.

Sería más fácil demostrar el carácter no chino de la poesía japonesa en lo que respecta a la forma. Para que se puedan comparar sus cualidades particulares, daremos algunas indicaciones sobre los rasgos característicos de la poesía china, sin detenernos en ello, ya que ese tema no entra en el marco de este estudio. Bástenos decir que, como en la versificación francesa, la rima se considera indispensable en la poesía china, aunque las sílabas que componen cada verso, en lugar de ser como en nuestra lengua simplemente contadas, deben seguirse regularmente según reglas y entonaciones variadas, al igual que la cadencia de la poesía inglesa que está determinada no sólo por el ritmo y por la enumeración de las sílabas que componen cada línea, sino también por la posición relativa de las sílabas acentuadas y de las que no lo están. La tercera característica de la versificación china es lo que se ha llamado su “paralelismo”, es decir, la exacta correspondencia entre las palabras de dos líneas o de dos períodos consecutivos, nombre por nombre, verbo por verbo, partícula por partícula: así, estos versos de Po Chu-I, célebre poeta de la dinastía T’ang[14]:

Quisiéramos-retener-la-primavera, pero-la-primavera no-quiere-quedarse: la-primavera se-fue y-los-hombres están-abandonados y-solitarios.

Quisiéramos-alejar el-viento, pero-el-viento no-quiere-retirarse: el-viento se-levanta y-las-flores están-marchitas y-abandonadas”.[15]

Debido a la incomparable concisión del estilo literario chino, todas las palabras reunidas por un guión en la traducción anterior forman un solo carácter ideográfico en el texto original, es decir, una sola sílaba; por consiguiente, la correspondencia es tan exacta para el sonido como puede serlo para el sentido.

Es curioso observar que la estructura de una gran parte de la poesía hebrea reposa sobre un vago paralelismo del mismo género; así, el salmo 114:

Cuando Israel salió de Egipto, y la casa de Jacob de en medio de un pueblo bárbaro,

Dios consagró a Judá a su servicio, y estableció su imperio en Israel.

El mar lo vio y huyó; el Jordán retrocedió.

Los montes saltaron como carneros, y los collados como corderos”.[16]

La poesía japonesa no conoce nada de todas estas complicaciones. Se dejó llevar, un momento, por el ejemplo de la poesía china, pero el genio natural terminó por imponerse. La simplicidad, la brevedad y la sugerencia se convirtieron, para ella, en la regla fundamental. La simplicidad se encuentra en la manera de contar las sílabas, como en francés, y no en la acentuación, como en inglés por ejemplo, u otras lenguas europeas. Además, esta poesía simple que sale del corazón espontáneamente, da una particular impresión de brevedad y desprende una potencia de sugestión muy característica.

Como nos lo explicó tan bien nuestro Maestro el señor Revon, no se encuentra en ella: “Ningún largo desarrollo épico, dramático u otro, sino breves efusiones líricas. El poeta japonés experimenta una impresión: igual que el artista de su país, la anota rápidamente en unos toques vigorosos o delicados; luego se detiene, sin sentir la necesidad de poner en verso lo que ya piensa en prosa. Un poema didáctico sería para él el colmo del absurdo; el único género que concibe es la expresión íntima de alguna rápida emoción, nacida de su corazón o despertada por los encantos de la naturaleza. En los prosistas, ante un bello paisaje o ante la aparición de un sentimiento apasionado, el autor se eleva bruscamente a la composición poética, pero para caer de nuevo en la prosa en cuanto su entusiasmo decae. El poeta japonés nunca escribe sin saber por qué; no ignora cuáles son los límites normales de la inspiración: se atiene a ellos”.[17]

Así se explica la concisión de las poesías japonesas.

I.II. HISTORIA DEL HAIKAI O BREVE POESÍA JAPONESA

DE DIECISIETE SÍLABAS

El primer tipo de poesía japonesa que se desarrolló fue, ya en el período Nara (del 710 al 784 de nuestra era), la poesía corta, mijika-uta o tanka, que se compone de 5 versos con 5, 7, 5, 7 y 7 sílabas respectivamente, es decir, 31 sílabas en total. He aquí una de Yamanoue no Okura, gran poeta de principios del siglo VIII:

(5) “Shirogane mo” (la plata también)

(7) “Kōgane mo tama mo” (el oro, como las joyas también)

(5) “Nani seni” (¿para qué sirven?)

(7) “Masareru takara” (no superan nunca)

(7) “Ko ni shikame yamo” (ni pueden compararse con un hijo)[18].

Pero, aunque la pronunciación haya podido cambiar desde entonces, esta forma de poesía sigue siempre en boga en Japón desde hace una docena de siglos[19].

Más tarde, bajo la influencia de los poetas chinos, los eruditos japoneses compusieron “poemas largos”, llamados nagauta o chōka, formados igualmente por versos alternos de 5 y 7 sílabas, con un verso adicional de 7 sílabas para terminar, siempre en número impar. Estos “poemas largos” apenas superaban una o dos páginas. No obstante, eran demasiado extensos para que el gusto japonés pudiera complacerse en ellos, y pronto fueron abandonados en favor de las poesías breves. Parecía que ese mundo estrecho debía bastar por su tendencia a la concisión; pero no: llegaron a preferir un género aún más restringido y a no querer saber más que de poetas de diecisiete sílabas[20]. Así nació el haikai.

Es la más corta de las formas poéticas japonesas. En lugar de los 5 versos de 31 sílabas de la tanka, los poetas ya sólo emplearon 3, con 5, 7 y 5 sílabas respectivamente, es decir, en total, 17 sílabas con 7, 8 o 10 palabras, como máximo, para expresarse. Si se nos permitiera emplear un calificativo moderno, diríamos que es poesía sintética.

Con estetour de force’, habrán alcanzado los límites extremos del impresionis[21]“. Una vez conocido, este pequeño poema japonés fue muy apreciado y se volvió aún más popular que la tanka. Hay que decir que, en Japón, el poeta se expresa en la lengua de todos: la que un campesino comprende y habla. Así, a través de todo el Imperio, personas de todas las edades y condiciones, hombres, mujeres, niños componen espontáneamente poemas. Aquí es donde la reflexión de Lafcadio Hearn alcanza la plenitud de su sentido: “La poesía – dice- es, en Japón, universal como el aire. La siente todo el mundo; la lee todo el mundo. La compone casi todo el mundo, cualquiera que sea su clase o condición[22]. Se puede afirmar, y tendremos aún múltiples ocasiones de probarlo, que el pueblo japonés es verdaderamente un pueblo de poetas y poetisas.

Cuando se escribe sobre el origen del haikai, es indispensable dedicar algunos párrafos a la historia y al desarrollo del renga o “poesía encadenada” que apareció tras la tanka o “poesía breve”. La “poesía encadenada” tiene exactamente la misma forma que la “poesía breve”. Pero la primera fue, desde el principio, una especie de pasatiempo literario, que empezó a estar de moda en la corte de Heian en el siglo X. Los nobles y cortesanos se reunían entonces para los concursos de poesía, “utaawase”. Era un juego de ingenio de origen chino. De las dos partes que se pueden distinguir en una tanka[23], la primera, de 5, 7 y 5 sílabas, debía ser compuesta por uno de los asistentes y la parte complementaria de dos versos de 7 y 7 sílabas debía ser improvisada por otro asistente, o recíprocamente, uno componía los 2 versos de 7 y 7 sílabas, el otro improvisaba el resto de 5, 7 y 5 sílabas. Tendremos ocasión de volver más en detalle sobre este tema, puesto que nos han llegado “poesías encadenadas” compuestas por nuestra poetisa Chiyo-jō y una de sus amigas Aikawaya Sōue-jō. Daremos un ejemplo.

En el curso de los siglos siguientes, se extendió este juego multiplicando el número de semi-tankas que debían así unirse unas a otras; de modo que la cadena podía llegar a comprender hasta un centenar de eslabones, que había que crear y unir siguiendo reglas de gusto muy minuciosas[24]. Al contrario del espíritu de la “poesía breve” y del haikai, que generalmente son ambas formas serias, la “poesía encadenada” es cómica, humorística e incluso a veces burlesca. Emplea libremente los “makura-kotoba”[25]. Utiliza también, mucho más a menudo que en la tanka, las “kakekotoba”[26]. Por último, la poesía encadenada admitió a menudo un lenguaje más libre y más familiar que la tanka y el haikai y también emplea frecuentemente expresiones de origen chino.

La historia de la “poesía encadenada” es antigua. A veces se atribuye su origen, sin pruebas reales, a una especie de “poesía breve” compuesta por un venerable anciano y un príncipe imperial llamado Yamato Takeru no Mikoto. Habrían vivido durante los tiempos heroicos, en el primer siglo de nuestra era. Pero no es hasta el siglo VIII que se tienen pruebas ciertas de su existencia[27]. Se encuentra este pasatiempo literario en boga entre los cortesanos y los nobles personajes de la corte durante el período de Nara (710-784), durante el período Heian (794-1185) y hasta el reinado del Emperador Sutoku (1124-1141). Fue entonces cuando veinte poesías encadenadas fueron insertadas en la famosa antología titulada “Kinyōshū”: “Colección de hojas de oro”, compilada por orden imperial.

Se explica esta popularidad de la “poesía encadenada” por el hecho de que las reglas de composición de la breve poesía se habían vuelto numerosas y complicadas; los poetas, abandonando esta última, prefirieron dedicarse a la primera que era relativamente más fácil de componer y en la cual el espíritu encontraba más libertad. Sin embargo, durante el período de Kamakura (1185-1333), la “breve poesía” reinó de nuevo en los círculos literarios. Fue entonces cuando los aficionados a las “poesías encadenadas” se dividieron en dos grupos antagónicos llamados Ryōshin-ha: “Escuela distinguida” y Bushin-ha: “Escuela vulgar”. Los adeptos de la Ryōshin-ha compusieron “poesías encadenadas” de género serio que se parecían de manera sorprendente a las “breves poesías”. Los de la Bushin-ha otorgaron, como sus predecesores, una gran importancia al género cómico y humorístico. Sus poemas terminaron por llamarse haikai-no-renga, “poesías cómicas encadenadas” o simplemente haikai, este nombre siendo tomado de la antología del Kokinshū: “Colección de poesías antiguas y modernas”, publicada hacia el 922. Estas “poesías cómicas encadenadas” fueron compuestas sobre todo durante reuniones de poetas, como yokyō[28]. Se volvieron, debido al abuso que se hizo de ellas, insignificantes y comunes, y perdieron rápidamente su popularidad.

En cambio, las “poesías encadenadas” de género serio terminaron por alcanzar su superioridad indiscutible. Desgraciadamente, como fue el caso de las “poesías breves”, se establecieron progresivamente reglas difíciles de composición, hasta el punto que fueron tan numerosas y tan complicadas que se volvió absolutamente imposible, para los poetas, recordarlas.

Hacia finales del reinado del Emperador Go-Kōgon (1352-1371), veinte volúmenes de “poesías encadenadas” fueron publicados por la corte del Norte. Formaban la Tsukubashū, “Colección Tsukuba”. Este título es el nombre de una montaña citada en la primera “poesía encadenada” atribuida al Príncipe Yamato Takeru no Mikoto. Esta palabra se emplea a menudo como sinónimo de “poesía encadenada”. El compilador de esta colección, un gran poeta, el Primer Ministro Nijō Yoshimoto, estableció varias reglas de composición para este género poético.

Más tarde, otros poetas tales como Senna, Bonna, Sōgi, etc., brillaron en el mundo literario del período Muromachi, (1336-1573). Fue en este momento cuando, como un fruto maduro que se desprende del árbol, el terceto inicial de una cadena de poesías, llamado “hokku” o “kami no ku” (verso superior), constituyó un poema distinto de 5, 7, 5, sílabas, o sea 17 sílabas en total. Debía contener una palabra referente a una de las cuatro estaciones. El “hokku” era la parte más importante de la poesía. Debía ser compuesto por el poeta más hábil del grupo, a menudo un “maestro de poesías encadenadas” o también por un poeta de noble nacimiento. El grupo se componía generalmente de tres a cinco personas. Sin embargo, hubo notables excepciones a esta regla. Por ejemplo, conocemos la colección “Sarumino” que contiene una cadena de “poesías ligadas” compuesta por dieciséis poetas, comprendiendo a Bashō, Otokuni, Chigetsu-ni, Kyorai y Chinseki.

Como, al principio, estas poesías minúsculas tuvieron ordinariamente un carácter placentero, también se les llamó haikai, versos cómicos, o simplemente haikai-no-renga, poesías cómicas encadenadas[29]“.

Así, el hokku fue nombrado más tarde como haiku, palabra que hace en cierto modo el trazo de unión entre las palabras hokku y haikai. Ciertos poetas japoneses prefieren, por esta razón, la expresión haikai. En realidad, como señala nuestro Profesor, M. Revon:

ellos emplean muy a menudo estas tres palabras mezcladamente, sin esforzarse en distinguir su sentido: hokku designa la forma; haikai, el fondo; y haiku, la una y la otra. De hecho, no son etiquetas muy acertadas: pues hokku no indica claramente que se trate de una poesía individual, y no solo de un terceto inicial; mientras que haikai y haiku, implicando la idea de una fantasía humorística, no responden realmente al contenido real de composiciones que, a partir de Bashō —es decir justamente del poeta que llevó este género a su apogeo— tomaron un carácter generalmente serio y a menudo profundo. Adoptemos no obstante la palabra haikai, que parece la más usada, y que tiene al menos la ventaja de recordar su formación histórica; y, en francés, conservemos a estas breves poesías el nombre de “epigramas” que M. Chamberlain les dio, muy justamente, en recuerdo de sus amables hermanas griegas[30].

Se debe entender que la palabra “epigrama” no es tomada aquí en el sentido moderno de “un buen dicho adornado con dos rimas”, como decía Boileau, “sino con la acepción antigua de una pequeña composición poética expresando un pensamiento ingenioso o delicado[31].

Como hemos visto, es en la época Muromachi cuando apareció el haikai. En efecto, se encuentran ya algunos en la “Colección Tsukuba” de la que ya se ha hablado antes y en la Shin Tsukuba Shū, “Nueva Colección Tsukuba”, compilada por Sōgi (1420-1502). Sabemos que las “poesías ligadas” se habían vuelto populares y habían reemplazado a las “poesías breves” desde la época Kamakura: las reglas de composición de estas últimas eran tan numerosas que muchos poetas se cansaron de ellas. Por una curiosa tendencia a complicarlo todo, los autores de “poesías ligadas” terminaron ellos mismos por caer en el mismo vicio, y a continuación sus obras se volvieron igualmente fastidiosas. El momento parecía ser favorable al triunfo del haikai, tanto más porque estos “poemas ligados” eran una distracción reservada a las clases privilegiadas y ociosas. Una reacción se volvía necesaria.

Los representantes del nuevo movimiento fueron: Yamazaki Sōkan (1465-1553) y Arakida Moritake (1472-1549). Contrariamente a los adeptos de la “Ryōshin-ha” que componían “poesías ligadas del género serio”, ellos adoptaron audaces formas de lenguaje, usando libremente de expresiones familiares y aun triviales, despreciando las reglas de composición, desplegando un espíritu de mejora, y escogiendo muy a menudo sus temas en los hechos diversos de la existencia. Así, el haikai fue calurosamente acogido por el pueblo. Ningún otro poeta de “poesía ligada” fue capaz de rivalizar con ellos, se pensó que estos escritores iban a consagrar el triunfo del haikai. Sōkan publicó una colección de versos cómicos ligados titulada: Zokua Tsukuba Shū, “La popular colección Tsukuba”. La mayoría de los poemas que contiene son de su pluma. Hay mucho humor en estos versos aunque, desgraciadamente, varios están estropeados por el uso de expresiones indecentes. Pero Moritake, que era un sacerdote de los Grandes Santuarios de Ise, tenía un carácter más noble y poseyó sobre la poesía visiones más certeras. Él pensaba, con razón, que la broma y la sátira no eran necesariamente de rigor en el haikai, y se aplicó a la investigación de un estilo más elegante. Escribió una obra titulada: “Los mil tercetos de Moritake”. Fue el primer volumen de otra colección de haikai. Conviene hacer notar que este poeta fijó algunas reglas de composición para este género poético cuya importancia se acrecentó, desde entonces, cada vez más.

Después de la muerte de estos dos poetas, se compusieron aún haikai durante un cuarto de siglo, pero conocieron entonces un período de mediocridad. No fue hasta Matsunaga Teitoku (1570-1653) que el haikai se despertó de su letargo. Desgraciadamente, este poeta juzgó útil establecer un nuevo código de composición complicado, con una tendencia marcada hacia la forma de la antigua tanka. Numerosos fueron sus discípulos: de nuevo el haikai se convirtió en un pasatiempo literario de sociedad. Estaba aún lejos de la perfección. Otro compositor, Nishiyama Sōin (1604-1682), se esforzó por rejuvenecerlo utilizando expresiones redundantes. Enriqueció el vocabulario con palabras chinas y expresiones vulgares. Su técnica es conocida bajo el nombre de estilo de la “Escuela de Danrin”. Es interesante señalar, de paso, que la época en que vivió Sōin, la de los Tokugawa, fue un período feudal durante el cual el Gobierno dirigía la sociedad conforme a las estrictas reglas de la enseñanza confuciana. Los espíritus libres se sofocaban en esta atmósfera autosuficiente. La necesidad de reacción contribuyó al éxito de la “Escuela de Danrin” que otorgaba, en poesía, una gran libertad al fondo y a la forma. Sin embargo, la prosodia caprichosa de Sōin llevó a sus imitadores hacia un género caótico. Fue entonces que el haikai estuvo a punto de desaparecer definitivamente. Sin embargo, el genio poético vigilaba. Después de algunos nuevos ensayos de un tal Kamijima Onitsura (1660-1738)[32], la «breve poesía» conoció pronto de una manera casi inaudita su apogeo. El gran mérito de este último poeta es haber comprendido por fin que el haikai, concebido a la manera de Teitoku y de Sōin, no era poesía, no podía ser poesía, sino únicamente un simple juego del espíritu, un pasatiempo frívolo, del tipo de nuestros juegos de rimas, crucigramas, etc.

Llegó a la conclusión de que, en una composición poética digna de ese nombre, la sinceridad de los pensamientos es de mayor importancia que la técnica; que la esencia de la poesía procede del alma misma del poeta formado por disciplinas literarias serias. Es curioso remarcar que, cien años más tarde, al otro lado del hemisferio, un gran poeta romántico de nuestro país, Lamartine, expresó sobre la poesía opiniones completamente idénticas. “La poesía”, dice, “es de la razón cantada… no un juego del espíritu, un capricho indolente del pensamiento ligero y superficial, sino el eco profundo, real, sincero, de las más altas concepciones de la inteligencia, de las más misteriosas impresiones del alma… Es la voz interior que ama, canta, precia o llora con la humanidad, en todas las fases de su peregrinaje secular aquí abajo[33].”

Así, impulsado por el mismo genio revolucionario, Onitsura conoció un éxito notable, y su nombre ha quedado como sinónimo de pionero del haikai japonés. Pero sólo tuvo dos o tres discípulos y de mediocre talento. Finalmente, el haikai fue monopolizado por los discípulos de uno de sus contemporáneos que resulta ser el más grande poeta que Japón haya producido jamás: Matsuo Bashō (1644-1694). Fue él quien causó una revolución radical en el mundo poético del haikai al innovar de otra manera llamada Shōfū: “el estilo de Bashō[34]“. Las características principales de este género son: el simbolismo, el naturalismo, la quietud y, lo que puede parecer extraño para poesías descriptivas, la subjetividad.

La introducción de todas estas novedades fue tanto más fácil de realizar en cuanto a que en ese mismo momento la civilización japonesa era extremadamente floreciente. Fue la época de la era Genroku (1688-1704), durante la cual tantos nombres célebres ilustraron las letras y las artes. Se conocen, en literatura, a Saikaku, el novelista-poeta; a Chikamatsu, el dramaturgo; a Takarai Kikaku, Hattori Ransetsu y Kagami Shikō, alumnos e imitadores del Maestro; y al erudito Kada no Azumamaro; en filosofía, a los confucianos Kumazawa Banzan, Ogyū Sorai, Itō Jinsai; en pintura, a Ogata Kōrin, Hanabusa Itchō; en escultura, a Yokoya Sōmin. No es de extrañar que, en un medio tan favorable, el genio de Bashō, el revolucionario de la breve poesía japonesa, fuera comprendido y admirado. Tendremos múltiples ocasiones, en el transcurso de este trabajo, de precisar la influencia capital que este Maestro incomparable ejerció sobre sus discípulos inmediatos y sobre los alumnos de estos últimos. Entre todos los poetas que alcanzaron la fama siguiendo el surco trazado por él, permítasenos, desde ahora, señalar a algunas mujeres de letras cuyos nombres no pueden pasarse por alto. En el firmamento poético japonés de los siglos XVII y XVIII, estas brillantes estrellas fueron: Midagawa-jō y su alumna Sono- jō, Chigetsu-ni, Shōshiki-jō, Sute-jō, Kasan-jō, y Tayo-jō. Conviene colocar aparte a aquella que fue la más célebre de todas, según la opinión unánime e incontestable de todos los literatos, Kaga no Chiyo-jō, la graciosa personalidad que es el sujeto del presente trabajo.

Antes de entrar en el detalle de la vida y de la obra de nuestra poetisa elegida, citaré, por deferencia hacia el Maestro Bashō, algunos de los mejores haikai que nos ha dejado, con la intención de colocar este estudio bajo su salvaguardia.

 

¡despierta, despierta!

te haré mi amiga,

oh mariposa que duermes

Ejemplo conmovedor de la bella fraternidad budista, extendida incluso a los insectos.

¡ah! ¡viejo estanque!

y ruido del agua

¡donde salta la rana!

Esta célebre poesía evoca admirablemente la paz de un monasterio japonés, con su viejo estanque, cubierto de lotos, cuyo silencio sólo es roto por la inmersión de una rana, de vez en cuando.

Contemplemos, de paso, estos dos cuadros majestuosos:

sobre la rama desnuda

un cuervo posado:

noche de otoño

el mar está furioso

La Vía Láctea se extiende

a lo lejos, hacia la isla de Sado

Como él, locos de entusiasmo ante la nieve, flor del invierno, caminemos sin cansarnos de contemplarla, aunque estemos amenazados de caer en el camino:

ahora, vamos,

hasta el lugar donde

caeremos, a admirar la nieve

Miremos también a toda esta familia de ancianos reunidos para visitar las tumbas de los ancestros a los que los supervivientes se unirán pronto. En tres versos, es un cuadro magistral:

toda la familia

apoyada en el bastón, con el pelo blanco,

visitando las tumbas

Y retengamos esta última poesía del Maestro moribundo, que reviste un cierto carácter profético:

 

caído enfermo en el viaje

en sueños, por una llanura desierta

¡me paseo![35]

Es fácil ver que estas breves poesías son de un arte consumado: dan la expresión verdadera de la vida. Pero, antes de estudiar algunas de las obras de estos poetas, pensamos que será útil exponer las características de este género literario, desde el punto de vista del fondo y la forma del haikai.

I.III. TÉCNICA DEL HAIKAI

La prosodia japonesa es extremadamente simple. Su interés particular es ser una producción indiscutiblemente original. Por regla general, todas las sílabas tienen el mismo valor y sabemos que los versos de 5, 7, 5, 7… sílabas deben alternarse, con, al final, una línea adicional de 7 sílabas. Es la forma habitual de la antigua tanka, que tenía cinco líneas, de 5, 7, 5, 7 y 7 sílabas, y del renga, que era idéntico a la primera y podía alcanzar una longitud de cincuenta o cien líneas, o sea, aproximadamente, una o dos páginas de este libro. Estos poemas se denominan nagauta, es decir, “poemas largos”. En las literaturas europeas, se les encontraría muy cortos. No hay que olvidar que la tendencia natural del espíritu de los poetas japoneses es tomar sólo lo mejor de cada tema tratado. No queriendo demorarse en largos desarrollos, prefieren decantarse por el haikai, esta delicada flor de poesía. El procedimiento no es del todo ajeno a nuestra literatura francesa. En efecto, varios de nuestros autores, y de los mejores, han tratado temas muy serios en breves fórmulas. Esta manera agradó al genio de todo un Pascal y de un La Rochefoucauld. También encadenó a espíritus más superficiales en apariencia. Sólo citaré a La Fontaine, quien, con su acostumbrada bonhomía, nos lo dice sin ambages:

“Las largas obras me dan miedo.

Lejos de agotar un tema

sólo debe cogerse la flor.”

Es así que la brevedad del haikai japonés, lejos de sorprendernos, nos aparece como una prueba de sentido común y de buen gusto.

Sin embargo, aunque nos es posible encontrar algunos puntos de contacto entre la poesía japonesa y la nuestra, también conviene señalar las diferencias fundamentales que existen entre ellas.

En primer lugar, como ya hemos hecho notar al comparar la poesía china y la poesía japonesa, esta última no conoce las rimas. A veces, se puede tener la ilusión, por ejemplo al leer este poema de Bashō:

(5) yagate shinu*    que pronto debe morir*

(7) keshiki wa miezu* nada lo hace presumir*

(5) semi no koe    ¡la voz de la cigarra!

Algún crítico, sabio en todo (como habría dicho el Sr. B.H. Chamberlain) excepto en japonés, constataría, no sin razón, que en este terceto riman la primera y la segunda línea. En efecto, en el texto original, “shinu”, de la primera línea, rima accidentalmente con “miezu” de la segunda línea. Pero, estas vocales se cuentan como breves y carecen de valor si se las compara con el morir y presumir (NT.- trepasser y supposer en el original francés), de la traducción occidental.

Tales encuentros son casi inevitables en un lenguaje que, como el italiano o el español, no tiene prácticamente más que palabras terminadas en vocales. La lengua japonesa sólo tiene seis finales: a, i, u, e, o y la consonante nasal n. La mayoría de las palabras utilizadas en poesía (excepto en algunos poemas modernos) son palabras japonesas puras en las que las vocales son breves, y las rimas que pueden formar, por casualidad, no cuentan. Además, ninguna rima es percibida nunca por el oído de los japoneses. Nuestra concepción de la versificación les es completamente ajena; hasta el punto de que, incluso iniciados, tienen alguna dificultad para oír y apreciar nuestras rimas europeas. Por lo demás, cabe señalar que esta repetición del mismo sonido, al final de dos o más versos, no es más que un ensamblaje de palabras dispuesto de manera que forme una medida y un ritmo, pero que estos pueden existir muy bien sin la rima. Es lo que han comprendido bien los partidarios del verso libre. La poesía, independiente de los versos, puede vivir sin ellos. Algunos de mis prosistas preferidos, como Bossuet o Chateaubriand, uno en sus “Elevaciones sobre los Misterios”, el otro en sus “Mártires”, se revelan como grandes poetas. La versificación no es más que un poderoso auxiliar de la poesía, a la que le presta más gracia y melodía. Además, obliga al pensamiento o al sentimiento a concentrarse, y, al comprimirlos, aumenta su fuerza y añade su riqueza; se observa que, mediante un procedimiento totalmente diferente, al sintetizar su pensamiento en diecisiete sílabas, tres líneas y una decena de palabras apenas, los japoneses llegan a un resultado idéntico.

La gracia y la melodía, las obtienen tan bien como nosotros, primero porque su lenguaje es muy armonioso, ya que utilizan muy frecuentemente las vocales, luego porque saben producirlas con procedimientos análogos a los nuestros: asonancias, aliteraciones, onomatopeyas, etc. Para dar la impresión de ritmo y medida que es el alma de toda música como de toda poesía, utilizan también los recursos de un cierto acento de intensidad que “cae a menudo sobre partículas, wa, ga, wo, mientras que la palabra misma se pronuncia con un acento monótono y una duración uniforme”; recurren igualmente a “un acento musical que es fácil de percibir en los homófonos por ejemplo: hàra, llana y hará, abdomen; àsa (áça), mañana y asá (açá), cáñamo[36].

Además, la lengua japonesa, quizás más que otras lenguas, puede desterrar sin piedad todas las palabras superfluas. Lo que es totalmente ventajoso para los poetas, ya que su designio es evocar muchas cosas en pocas palabras. Obtienen el efecto deseado, notablemente mediante la supresión de las partículas gramaticales y de los pronombres personales. En lo que respecta a estos últimos, su supresión es tanto más fácil en cuanto que, en su lenguaje, al contrario de lo que ocurre en las lenguas europeas, se emplean muy raramente: incluso en la conversación corriente, por lo general, no se dicen; no se utilizan más que cuando es absolutamente necesario especificar. Del mismo modo, no existen pronombres ni adjetivos posesivos. Se suple su falta con la partícula genitiva ‘no’, que se une, cuando es necesario, a los pronombres personales. Tampoco hay artículos ni géneros. Para distinguir el género masculino y el género femenino, se utilizan dos prefijos: ‘o’ para el primero; ‘me’ para el segundo, que se colocan delante del sustantivo. En el haikai, los verbos experimentan muy pocos cambios gramaticales propiamente dichos.[37]

Y llegamos a este resultado bastante inesperado, a saber que en esta forma poética concisa en extremo, el fondo es relativamente muy rico y muy variado.

Tomemos, por ejemplo, los versos siguientes de Issa. No contienen ningún pronombre; él, ella, singular o plural:

minoue no   sin sospechar que

kane tomo shirade    la campana (suena) por su propia agonía,

yūsuzumi    disfrutan del frescor de la tarde

 

Es llamativo ver hasta qué punto la ausencia de pronombre refuerza la intensidad de la amenaza. Así, imprevista e indecisa, no es sino más inquietante. Estudiemos también estos versos de Bashō:

¡ah! ¡viejo estanque!

y ruido del agua

¡donde salta la rana!

El texto japonés no contiene ni “el” ni “un”; por consiguiente, incluso para un lector nativo, a menos que sepa en qué circunstancias fueron escritos estos versos, el sentido no es muy claro; ¿es “un viejo estanque” o “el viejo estanque”? ¿Debe decirse “las ranas” o “la rana”? Además, el verbo tobi-komu puede emplearse en pasado o en presente. Es evidente que la traducción francesa es más precisa que el original, porque aborda uno de los aspectos del problema. Nuestras lenguas europeas son más científicas que las del Extremo Oriente. Para intentar comprender la diferencia, tomemos la siguiente comparación que nos propone, modestamente, un sabio japonés:

La lengua japonesa es como un croquis de tinta china, mientras que las lenguas europeas, que son más exactas en su manera de expresar las cosas, se parecen a una pintura detallada de acuarela o al óleo[38].”

Por eso nuestras traducciones, todas simples y cortas, serán forzosamente siempre más claras para los lectores europeos que el texto original lo es para los lectores japoneses. El haikai, siendo de una extrema brevedad, reclama el uso de un estilo literario muy conciso, al igual que la tanka prefiere expresiones elegantes, clásicas, de puro origen japonés. Además, admite a veces palabras del kango[39], expresiones del lenguaje familiar, pero muy raramente palabras de dialectos provinciales o de uso vulgar. En la poesía moderna hay palabras e ideas de origen exótico, pero en la del siglo XVIII, que nos ocupa, afortunadamente casi no se encuentran.

Hechas las reservas sobre la exclusividad del vocabulario poético de los nipones, conviene señalar el empleo de ciertas palabras denominadas kireji “partículas exclamativas o explicativas”; que la mayoría de las veces completan el número de diecisiete sílabas. Entre estas partículas, hay dos que se encuentran frecuentemente, son: ya y kana. Se puede decir, sin exageración alguna, que son las únicas partículas que merecen ser señaladas. Y en lo que concierne a su significado, las opiniones difieren: en general, se piensa que indican una leve exclamación. Tomemos, por ejemplo, este haikai de Buson:

nō no kana ya   ¡qué extensión de colza!

tsuki wa higashi ni   con la luna al este

hi wa nishi ni ¡y el sol al oeste!

Casi no es necesario subrayar aquí la exclamación.

He aquí otro de Bashō

Matsushima ya

aa Matsushima ya

Matsushima ya

Sería una pena arriesgarse a disminuir aquí la intensidad de la exclamación traduciendo torpemente el poema. El artista, impresionado por la admiración ante la esplendidez del paisaje de Matsushima, deja estallar su entusiasmo bajo una forma que todo el mundo puede comprender en el texto. Sin embargo, es muy raro que el sentido de “ya” sea tan fuerte como en la poesía anterior. Del mismo modo, “kana” muy a menudo solo juega un papel insignificante[40].

La siguiente poesía de Buson:

fuji hitotsu  solo el Monte Fuji

uzumai nokoshite  no ha sido enterrado (bajo la lozanía)

wakaba kana de las jóvenes hojas

 

Y otras que aún tendremos ocasión de citar harán comprender la importancia exacta de estas partículas. No obstante, de manera general y según la opinión misma de los hombres de letras japoneses, lo mejor es no tener demasiado en cuenta “ya” y “kana” en las traducciones. Así en el poema:

tsurigane ni

tomarite nemuru     sobre la campana del templo,

kochō kana                una mariposa dormida

Sería superfluo dar escrupulosamente el sentido exclamativo de “kana” añadiendo: “¡Ved! sobre la campana, etc.”, o bien: “¡Ah! una mariposa, etc.”.

Hemos dicho que el haikai podía ser comparado a un croquis; la comparación podría estrecharse más. Se podría decir que no es más que el título de un grabado o, mejor aún, la sugerencia de un título. Es evidente que en un esbozo representando “una mariposa dormida sobre la campana del templo”, habría que haber representado las líneas del templo, de la campana, de la mariposa, mientras que el haikai solo atrae nuestra atención sobre el punto en el que ésta debe, momentáneamente, posarse. En general, el tema del haikai es una descripción objetiva. El poeta debe hacer abstracción de su personalidad; es el lector quien debe adivinar sus sentimientos de manera totalmente intuitiva. Por eso se ha dicho que las características del haikai son la brevedad y la elipsis, la sugerencia y el poder de invención. Si el poeta da libre curso a sus sentimientos en un poema tan corto, no le quedará más sitio para la descripción. Un haijin o poeta-haikai con cierto mérito, cuida no manifestar nunca demasiado su asombro o su admiración: es el lector quien debe hacerlo.

Bashō nos da un ejemplo ideal de realismo y objetividad en su poesía sobre el cuervo:

kareeda ni     sobre la rama desnuda

karasu no tomarikeri     un cuervo posado:

aki no kure    noche de otoño

Aquí no hay, a primera vista, más que la observación del poeta. En realidad, tenemos el cuadro simbólico de una melancólica tarde de otoño. El Maestro no dice ni una sola palabra sobre la impresión de profunda soledad que experimenta en ese momento crepuscular, pero el lector es conmovido por la simplicidad y lo natural de la descripción. A veces, el poeta se deja llevar a hablar de sí mismo. Escuchemos más bien a Kikaku:

waga kasa to          la nieve, sobre mi sombrero

omoeba karoshi    parece ligera:

kasa no ue              es escarcha

He ahí un sentimiento personal claramente expresado. Hay que admitir que este célebre poema no es excelente. Según la opinión de los escritores de buen gusto, un haikai ideal es aquel en el que un acontecimiento natural es descrito tal como se presenta, y donde la emoción del poeta, aunque latente, no aparece en la superficie. Como se ha dicho más arriba, cada haikai debe contener una palabra que se relacione con una u otra de las cuatro estaciones. Por ejemplo, en:

sobre la campana del templo, una mariposa dormida

“mariposa” es una palabra que recuerda la primavera. Es cierto que también hay mariposas durante las otras estaciones, pero cuando un haijin dice simplemente: “una mariposa”, quiere decir “una mariposa de primavera”; si se tratara de una mariposa de otra estación, especificaría “una mariposa de verano o de otoño”. Es una convención importante en haikai. En la poesía de Bashō:

araumi ya             el mar está furioso

sado ni yokotau   la Vía Láctea se extiende

ama no gawa        a lo lejos, hacia la isla de Sado

 

“La Vía Láctea” es una expresión que indica el comienzo del otoño porque es en ese momento cuando se puede ver más claramente. Podemos encontrar también que “el cerezo” significa la primavera; “la libélula”, el verano; “la luna”, el otoño; “los patos mandarines”, el invierno; y así sucesivamente, como veremos más adelante. Puesto que el haikai debe contener una “palabra de estación” bien puede ser llamada la “poesía de las estaciones”. Es, sin duda alguna, la idea de los poetas japoneses, ya que en sus antologías de haikai, clasifican siempre estos últimos en cuatro grupos generalmente nombrados secciones, a saber: la primavera, el verano, el otoño y el invierno.

La tanka medieval también concede una gran importancia a las estaciones. En las recopilaciones de tanka se encuentran las mismas secciones que en las de haikai, pero hay otras; por ejemplo: “las poesías del Kokinshū” que están agrupadas siguiendo una clasificación racional: primavera, verano, otoño, invierno, felicitaciones, lamentaciones, viajes, amor, y más[41].” En las poesías clasificadas bajo estas últimas rúbricas, la referencia a las estaciones no es necesaria. Puede ocurrir, ya que toda regla comporta excepciones, que temas humanos sean tratados en forma de haikai, pero, de cualquier manera, el poema encerrará una “palabra de estación”. En resumen, los dos elementos esenciales de la técnica del haikai son: “diecisiete sílabas” y “referencia a las estaciones”.

Antes de concluir estas breves observaciones explicando la manera de traducir los poemas japoneses, diremos por qué las estaciones son un factor tan importante en el haikai, y daremos una breve lista de las “palabras de estación” más utilizadas. Tres causas pueden ser indicadas para explicar la preferencia acordada a las estaciones por los poetas nipones. La primera es tradicional. Se recuerda que el terceto inicial de las “poesías encadenadas” que, posteriormente, se transforma en haikai, debía siempre contener, como elemento esencial, una “palabra de estación”. La segunda es que la inserción de tal palabra, muy sugestiva, en un poema tan breve, amplía la idea del autor y permite al lector comprenderlo mejor. La tercera es la principal, es que los japoneses son amantes apasionados de la naturaleza. Con un sentido estético delicado y poderoso, les gusta seguir cada uno de sus cambios. Se conocen las excursiones al campo organizadas con el único fin de admirar, por ejemplo, los cerezos en flor. Han entrado en las costumbres de todo el pueblo, de arriba a abajo de la escala social. Igualmente, van con frecuencia a lo largo de los ríos, en la oscuridad, para observar el vuelo de las brillantes luciérnagas; parten en masa, durante horas de paseo, sobre un lago o en pleno mar, para disfrutar del magnífico espectáculo de una luna de otoño; hacen ascensiones de montañas boscosas para admirar los ricos brocados que forman las hojas de arce enrojecidas por la inclemencia del frío; escalan voluntariamente colinas para contemplar el panorama de un campo plateado por la nieve. En toda la naturaleza encuentran sin cesar temas de maravilla. Para ellos, la rana no cesa, canta. Ya, a principios del siglo X, el autor japonés del “Prefacio del Kokinshū” daba testimonio de esta belleza universal:

Yama ni wa momiji o fumi wake shitsutsu shika no ne o kiki, mizu ni wa saō no koe o kikeba, ikeru mono mina uta o yomazu.

“Al escuchar la voz del ruiseñor que se queja entre las flores o la de la rana que habita las aguas, ¿qué ser vivo no canta una poesía?[42]

 

Y, en el siglo XIV, el bonzo Kenkō, en el “Tsurezuregusa” (NT.- Ocurrencias de un ocioso) nos confiaba: “es el cambio de las estaciones lo que más nos encanta”. Se podrían encontrar las mismas preferencias en todos los poetas antiguos y modernos del Japón. Todos los habitantes de esta amable tierra comparten los mismos sentimientos. Hoy en día, una multitud de ciudadanos compra, las tardes de otoño, insectos cantores encerrados en jaulas y vendidos en las calles, con el único fin de escuchar, no sin cierta nostalgia, “las voces del otoño”. Es así que la gente de gusto y, en particular, los que han nacido poetas, componen versos mientras admiran estas escenas encantadoras de la naturaleza. Llevan consigo lo necesario para escribir (antiguamente eran rollos de papel y tinteros portátiles que contenían pinceles) y cuando algunas ideas que podían ser expresadas en verso les llegaban a su espíritu, las anotaban rápidamente para perfeccionar luego los versos a su gusto. He aquí ahora algunas de las “palabras de estación” más escogidas por los haijines.

Primavera (febrero, marzo, abril):[43]

El primer sol del año, el Día de Año Nuevo, el cielo del día de Año Nuevo, el ruido de los palos porta-fortuna, la primera agua extraída, la mañana del día de Año Nuevo (que tiene el don de rejuvenecer), los cantantes ambulantes del Día de Año Nuevo, el día de la recogida de las siete hierbas, los vestidos nuevos de primavera, la Fiesta de las muñecas, la Natividad de Buda, la nieve ligera, el deshielo, la marea baja, la primavera florida, la bruma, la luna velada de primavera: “oborozukiyo”, una noche de luna velada: “oborozuki”, el cielo de primavera, la lluvia de primavera; los vapores que se elevan de la tierra en primavera: “kagerō”; los ruiseñores japoneses, las alondras, las golondrinas, las mariposas, las ranas, los faisanes, las cometas, los campos en primavera, las hierbas jóvenes comestibles; las flores de cerezo que son las flores más bellas de Japón, tan altamente apreciadas que cuando un poeta anota simplemente “la flor”, quiere decir que es la del cerezo; las flores de melocotonero, los sauces, las glicinias, las violetas, las camelias, las peonías, las colas de caballo, etc.

Verano (mayo, junio, julio):

El cambio de vestidos en la buena estación: “koromogae”; el calor, la acción de tomar el fresco las tardes de verano: “gozōzume”; la luna de verano: “natsu no tsuki”; las nubes (literalmente, las nubes de cumbre: “kumo no mine”); las lluvias del mes de mayo, el agua límpida, el trasplante del arroz; las luciérnagas, los cucos japoneses, las cigarras, los peces rojos, las libélulas, el rascón; la abundancia de la vegetación, las hojas jóvenes, los bambúes jóvenes, las peonías, los lirios, las flores de deutzia: “unohana”; los cerezos cubiertos de hojas, las hierbas flotantes: “ukikusa”; las flores de “cártamo”; una especie de lirio: “kimigayotsu”, lirium concolor o calluru; la campanilla japonesa: “hirugao”, calystegia septum, las flores de loto, las amapolas, los crisantemos de verano; un cierto árbol llamado: “Hyakujikko o saru suberi (literalmente: “tan liso que hasta un mono se resbalaría”), es la Lagerstroemia índica.

Otoño (agosto, septiembre, octubre):

Preludios anunciando esta estación, desde el 8 de agosto (primeros vientos, resto de calor) la fiesta popular de la estrella Vega, el 7 del 7, mes lunar: “tanabata”; la fiesta de las almas: “tama matsuri”; los relámpagos, la luna llena de la cosecha, es decir la del 15 de agosto del calendario lunar, la más bella del año; la Vía Láctea, el viento de otoño, el crepúsculo de otoño; los ciervos, las primeras ocas salvajes, los cuervos, los chorlitos, las codornices, las becadas, los insectos; los espantapájaros; los follajes rojos del otoño, en particular, las hojas de arce: “momiji”; la gloria de la mañana, “asagao” (NT.- hay quienes la consideran kigo de verano), especie de campanilla, la campánula; la calabaza, la vid virgen, las flores de las hierbas: “kōka no hana”; la flor de amaranto o cresta de gallo: “keito”; los crisantemos, la valeriana: “ominameshi”; la vid, la hiedra (las clemátides), etc.

Invierno (noviembre, diciembre, enero):

El pequeño sexto mes: “koro no gotō”, es decir una especie de veranillo de San Martín, a principios de noviembre, la lluvia intermitente de invierno: “shigure”, las primeras lluvias de invierno, la caída de las hojas, las hojas caídas, las flores que se abren durante la temporada tardía, los nabos, la helada, el hielo, el granizo, la nieve, el frío; el “kotatsu” o pequeño brasero empotrado en una mesa, sobre el cual se coloca un taburete cubierto con una manta gruesa, para calentarse; los vestidos tejidos en fibras de papel: “kamiko”; los “chidori”, o especie de chorlitejos y otras especies de pequeños zancudos; los patos mandarines, los narcisos, los paisajes de invierno, los campos de hierbas secas, la luna de invierno, los ciruelos de invierno; el “Rōhatsu”, o el día 8 del duodécimo mes lunar, día en que Buda, al mirar brillar, hacia el este, la estrella de la mañana, encontró la verdad; “sōshō banzai”; la primavera que llega antes de fin de año: (en el calendario lunar, la primavera se sitúa hacia el día 4 o el 5 del segundo mes; como cada cuatro años se añade un mes, se tiene entonces un año de trece meses: entonces el año se prolonga un poco después de la llegada de la primavera); la flor del té, los árboles desnudos, las peonías de invierno, los camelios de invierno, los mendigos, el fin de año, la limpieza de las casas antes del Día de Año Nuevo, el Día de Año Nuevo, etc.

I.IV. CONCLUSIÓN

Las características del “haikai” son, como hemos visto, la simplicidad, la brevedad y la sugerencia. Se puede decir que son su alma. Es evidente que la traducción de un “haikai” debe ser, tanto como sea posible, concisa como el original: no conviene parafrasear. Con demasiada frecuencia, sobre todo para hacerse comprender del lector no iniciado, que ignora las ideas religiosas de los extremorientales, las sutilezas de la lengua japonesa, las alusiones frecuentemente hechas a la antigua literatura china o japonesa o las circunstancias en las que la poesía fue compuesta, se está obligado a dar largas explicaciones que aclaran el texto. Estas explicaciones son inevitables, pero deben ser independientes de la traducción. Insertarlas en una traducción literal puede conducir a desfigurar completamente la idea del poeta.

Se conoce el ejemplo de la poesía de la mariposa de Buson, cuyo sentido es sin embargo muy preciso [44]:

sobre la campana del templo,

una mariposa dormida

Pues bien, un excelente niponólogo americano, dotado de demasiada imaginación, la parafraseó torpemente traduciendo así:

la mariposa está dormida

poéticamente sobre la campana del templo,

¡hasta que suene!

A lo que los literatos japoneses responden, no sin razón: la última línea “hasta que suene”, nunca fue pensada por el poeta; estropea todo el efecto de la pieza; peor aún, la destruye completamente. Y he aquí por qué: este “haikai” es la descripción objetiva de una impresión momentánea; supongamos que el poeta ve el cuadro hacia la una de la tarde: como la campana no debe sonar más antes del crepúsculo, se sigue lógicamente que, si la traducción americana fuera exacta, el insecto alado permanecería posado allí hasta la noche, y eso es poco probable.

No obstante, es muy útil a menudo cuando el sentido del original es demasiado oscuro, incluso para los lectores japoneses, añadir una idea sobrentendida, un verbo muy frecuentemente o bien dos o tres palabras. Cuando era indispensable, hemos creído bueno hacerlo, colocando nuestras expresiones entre paréntesis. Un ejemplo notable de este caso se presenta en la elegía compuesta por el poeta Raizan a la muerte de su amado hijo:

haru no yume

kinō chigau no

owanishi

El primer verso “Haru no yume”, “Un sueño de primavera” sin otro comentario está completamente desprovisto de significado para los lectores japoneses, y más aún para los extranjeros. En consecuencia, para hacer el texto inteligible hay que añadir cuatro palabras importantes: “(la vida se escapa como) un sueño de primavera! etc.”, y añadir que los autores clásicos japoneses comparan a menudo nuestra vida terrestre fugaz al sueño de una noche de primavera: alusión literaria extraída del primer párrafo del “Heike Monogatari”: “Historia de la familia de los Taira[45]“.

A veces, ocurre que el “haikai” termina bruscamente en medio de la descripción sin siquiera acabar la expresión del pensamiento de su autor. Issa, un célebre poeta que vivió de 1763 a 1827, compuso los versos siguientes a la muerte de su hijo:

tsuyu ni yo wa    (esta) vida (es efímera

tsuyu no yo nagara  como) el rocío, es verdad,

sarinagara  sin embargo…

 

Apenas es necesario decir que el desdichado padre quería acabar diciendo: “¡qué triste es!” La conjunción japonesa “sarinagara”, que significa “sin embargo”, es muy dulce al oído y el tono del poema completamente musical y melancólico: eso nos permite adivinar lo que el autor no dice. Podemos intentar traducir este poema de dos maneras:

la vida es (como) el rocío de la mañana

es verdad, ¡ay!

o bien:

la vida es el rocío matinal (dicen los poetas)

en verdad, es justo, ¡ay!

Puede ocurrir, como en el poema anterior, que varias interpretaciones sean posibles para un mismo texto; en este caso actual, hemos indicado las más interesantes. Hemos visto que los “haijines” utilizan a veces ““kakekotoba”“ o “palabras pivote”, de doble sentido. Cuando era posible captar, en francés, el juego de palabras, hemos reunido las dos traducciones con una llave. Pero estas dificultades del género no son las únicas. Las hay mucho más arduas de superar. Provienen de las diferencias enormes que existen entre el japonés y el francés. Mientras que el francés, lengua analítica, busca la claridad y la exactitud, el japonés, lengua aglutinante, se complace en lo vago y la imprecisión. A lo largo de los siglos ha variado mucho según las épocas y los autores; pero siempre ha sido muy oscuro, como lo prueban los numerosos comentarios de las principales obras literarias que han sido hechos por filólogos nativos. Es evidente que, para traducir un texto japonés al francés, cuando por fin se ha captado el sentido aparente, casi siempre se está obligado a destruir las metáforas, las alusiones, etc., que constituyen la belleza misma del original. Por instinto, se podría decir, puesto que posee el genio de su lengua, el lector japonés encuentra posibilidades de interpretación que se nos escapan completamente, porque no podemos tener la intuición de todas las asociaciones de ideas que pueden formarse en su espíritu sobre un tema dado. Se sigue que la traducción francesa será necesariamente más clara y más nítida que el texto original ya que no puede traducir completamente ese texto. Para tomar una comparación muy exacta, un “haikai” japonés es como un ojo de insecto compuesto de mil facetas. El lector japonés que lo mira al microscopio de su imaginación llega a distinguir los diferentes ángulos, mientras que nosotros, menos afinados, no vemos más que una pequeña perla redonda y lisa. Y, sin embargo, debemos conseguir captar y gustar las sutilezas de este arte.

Todavía nos veremos detenidos por palabras que no tienen equivalente en nuestra lengua. Tomemos, por ejemplo, la palabra “sakura” que evoca para los japoneses una multitud de recuerdos. Intentamos traducirla por “cerezo”: el término es impropio. En realidad, este “sakura” es el “prunus pseudo cerasus”, que no se parece en nada al cerezo europeo. Es un gran árbol que lleva ramas cargadas de flores rosas, tupidas, tan bellas como abundantes; cubren el cielo en primavera hasta el punto de que un poeta impresionista pudo plantear la pregunta: “¿Son nubes rosas o son flores?” Su fruto no existe prácticamente: se cultiva por su flor que es, en Japón, lo que la rosa fue durante mucho tiempo para las naciones occidentales: la reina de las flores. Los poetas le cantan desde hace miles de años y, aún hoy en día, las multitudes se agolpan en los lugares privilegiados donde florece: en Tokio en los Parques de Ueno y de Shiba, en Yoshino entre las montañas de Yamato, en el monte Arashi cerca de Kioto. Cada año, cuando la primavera vuelve, verdaderos peregrinajes artísticos desfilan a lo largo de las avenidas donde crecen los “sakura”. Esta flor de cerezo ha sido incluso adoptada para necesidades patrióticas, para contrarrestar el prestigio de la flor de ciruelo, símbolo de origen chino. Hay que decir que el cerezo es totalmente originario de la tierra japonesa. He aquí cómo un poeta del siglo XVIII, Motoori Norinaga, cantó su gloria:

shikishima no   si se me pregunta

yamato-gokoro wo   sobre el espíritu de Yamato

hito towaba  que despliega en sus islas,

asahi ni niou  es la flor de los cerezos de montaña

yamazakura bana  desprendiendo su perfume al sol matinal

“Motoori quiere decir que a diferencia de los chinos que necesitan sistemas artificiales para elevarse la moral, los japoneses, excelentes por naturaleza, no tienen más que dejar emanar de su conciencia la virtud como un cerezo silvestre esparce, espontáneamente, su perfume[46].” Un proverbio japonés dice todavía: “La del cerezo es la primera entre las flores, como el guerrero es el primero entre los hombres.” Y los ejemplos del tipo de la palabra “sakura” podrían multiplicarse hasta el infinito. Notemos algunos de aquellos que encontramos muy frecuentemente en los textos: El “hototogisu”, “que hay que llamar “cuco”, puesto que tal es su nombre (“cuculus poliocephalus”), no deja de ser un pájaro particular, muy diferente del cuco europeo[47].” Es gris como una grulla y, en verano, lanza gritos agudos y plañideros. “Su canto triste, en participio, le ha valido un lugar aparte en la poesía japonesa[48].” Un gran poeta del siglo IX, Hitomaro, habla de él en estos términos:

sobre el estanque de mi jardín

las ondas de glicina se agitan;

querido “hototogisu” de la montaña

¿cuándo quieres venir a cantar?[49] (4)”

Está también el “kawazu”, que es una especie de rana; el “karasu”, un género de corneja de Japón, etc.

La lista se alargaría indefinidamente si se continuara con una serie de plantas o flores tales como el “asagao”, cuyo nombre significa literalmente “rostro de la mañana”: es un género de campanilla o enredadera. Hay también el “yūgao”, “rostro de la tarde”, traducción más poética que la de su especie: cucurbitácea del género calabaza. En este último caso, empleamos sin dudar la traducción literal, excepto cuando se trata de dar el sentido de una poesía humorística.

En cambio, si hay palabras japonesas que no tienen equivalentes en francés, se encuentran también palabras de nuestra lengua que no tienen correspondientes en el “Yamato kotoba” (NT.- vocabulario autóctono). Por una paradoja bastante llamativa este pueblo, artista en el alma, no tiene una expresión propia para designar “el arte”. Ha tenido que fabricar una, bijutsu, asociando dos caracteres chinos: “bi”, que significa hermoso, bello, y “jutsu”, oficio, arte. Parece que esta ausencia de expresión adecuada para designar el arte es una curiosa laguna en la lengua japonesa. Del mismo modo, no tiene un equivalente exacto para “naturaleza”. Los términos más aproximados son: “shizen”: disposición natural; “banbutsu”: todos los seres, todas las cosas; y “onozukara”: innato, espontáneo. El hecho es tanto más notable en cuanto que este pueblo es un gran amante de la naturaleza. Sin embargo, como es impresionista por excelencia, uno puede preguntarse si esta falta de expresión sinónima no es más bien una fuerza. En efecto, en nuestras lenguas europeas ¿esta palabra “naturaleza” no oculta las significaciones más diversas y no fomenta la imprecisión de las ideas?

Por ejemplo, cuando hablamos de “algo inspirado por la naturaleza”, ¿cuál es el sentido exacto que atribuimos a esta frase? A veces “naturaleza” -especialmente con una N mayúscula- es una especie de sinónimo de divino o un eufemismo designando al “Creador”, que se feminiza para la circunstancia. Otras veces significa sus criaturas. A veces engloba todo el universo menos el hombre; a veces designa los impulsos del hombre tomados en oposición con sus actos conscientes (y reflexivos). A veces totaliza todo lo que es razonable y excelente; a veces, como en el lenguaje teológico, exactamente lo contrario. En resumen, nuestro clisé “naturaleza” es un Proteo[50].”

Cambia de forma a voluntad. Es imposible de definir. Quiere decir todo en general y nada en particular. No nos asombremos de que los japoneses no lo hayan inventado.

Al inicio de un estudio sobre el “haikai”, poesía específicamente japonesa, nos ha parecido útil hacer, en el interés mismo de los lectores franceses, estas breves observaciones preliminares. Para facilitar la comprensión de estas breves poesías, las daremos enteras en una transcripción francesa que todo el mundo podrá comprender. La pronunciación de las palabras japonesas reproducidas en este trabajo debe hacerse según las reglas generales de la lengua francesa y no según la notación usual de la Rōmaji-kwai (Sociedad -para la adaptación- a las letras latinas), que consiste en representar los sonidos japoneses por vocales pronunciadas como en italiano y consonantes pronunciadas como en inglés. Este último sistema, aunque muy cómodo, adoptado por la mayoría de los niponólogos, tiene el gran inconveniente de conducir “al lector no especialista a pronunciar ciertas palabras de una manera ridícula”[51]. Es cierto que, de manera general, para una obra destinada al público francés, una transcripción a la francesa parece preferible[52]. Solo se hará una excepción para el empleo de la “w” inglesa que debe pronunciarse “ou” como en “watt”, para permitir distinguir este diptongo de las vocales vecinas. Para las sílabas alargadas, empleamos el acento circunflejo como en “Tôkyô” y, para articular con más fuerza ciertas consonantes, las duplicamos, ejemplo: “shimmukuami”[53].

Dado el texto original de cada poesía, añadiremos su traducción, lo más literal posible, casi siempre palabra por palabra y línea por línea. Para evitar el peligro de la paráfrasis, haremos seguir esta traducción de todas las explicaciones útiles. No ignoramos que nuestros desarrollos serán a menudo muy criticables, por la razón de que las interpretaciones posibles de un mismo texto, impresionista según el genio japonés, pueden ser muy numerosas: tan numerosas, se podría decir, como haya lectores. Cada uno será libre de comprender a su manera. Esto no es para sorprendernos; sabemos que: “incluso con la ayuda de los muertos y de los vivos, el pensamiento de los viejos autores permanece a menudo incierto: comentaristas e intérpretes llegando constantemente a resultados contradictorios que exigen largas verificaciones[54].” La verdad avanza lentamente. Creemos que el mejor medio para acercarse a ella es mantenerse más cerca de la traducción palabra por palabra que de la paráfrasis. Hay que intentar fotografiar el pensamiento nativo y registrar su sensibilidad, antes de buscar sacar conclusiones. Para mostrar cómo piensan los japoneses, hay que seguir sus desarrollos con una fidelidad escrupulosa, y, para llegar a este resultado, hay que empezar por despojarse de la personalidad europea.

En lo que concierne a la obra de la poetisa Chiyo-ni, esta condición primera es tanto más fácil de realizar ya que basta con escucharla cantar[55] para admirarla y dejarse arrastrar a la órbita en la que evoluciona. Se sabe que en el siglo XVIII, época en la que vivía, el País del Sol Naciente estaba completamente cerrado a los extranjeros. Todo lo que poseía como conocimientos literarios, filosóficos o artísticos era de pura esencia nativa. A este respecto, convendría quizás hacer una pequeña reserva; en lo que concierne al vocabulario de la época Tokugawa, por ejemplo, se asegura que ya había un centenar de palabras de origen europeo. Solo hemos encontrado una: “Tabaco.” en la selección de versos que hemos traducido de Chiyo-ni: alrededor de quinientos “haikai”. Sea como fuere, las influencias europeas eran, en la época que nos ocupa, tan poco importantes como una gota de agua perdida en las olas del océano y, a nuestro parecer, este estudio es tanto más interesante. Solo deseamos que este modesto trabajo sea una pequeña piedra más añadida al gran y majestuoso edificio de verdad y de luz que se eleva lentamente, al mismo tiempo que se agranda el campo de nuestros conocimientos.

[1] Reseña de: Une Poetesse Japonaise au XVIIe siècle, Kaga No Tchiyo-Jo Gilberte Hla-Dorge, por Alfred H. Sweet. Journal of the American Oriental Society Vol. 57, Número 1, marzo 1937, American Oriental Society, pp. 130-131.

La segunda reseña de Une Poétesse Japonaise au XVIIIe siècle, Kaga no Tchiyo Jo. Par Mme Gilberte Hla-Dorge, escrita por H.Parlett. Journal of the Royal Asiatic Society, Volumen 70, Número 1, enero 1938, páginas 148-150.

La tercera fue Une poétesse japonaise au XVIIIe siècle, Kaga no Tchiyo-jo. Par Gilberte Hla-Dorge, por S.Yoshitake, pp. 254. Bulletin of SOAS, Volumen 9, Número 3, octubre 1938, páginas 794-796.

La última reseña que hemos podido documentar, escrita en alemán, es Une poétesse japonaise au XVIII e siècle, Kaga no Tchiyo-jo by Gilberte Hla-Dorge, por Alexander Slawik, Wiener Zeitschrift für die Kunde des Morgenlandes, Vol. 47, 1940, p. 159.

[2]  Baste indicar que, en nuestra traducción castellana, se ha corregido todo el romaji en formato Hepburn.

[3] Véase al respecto:

 https://francearchives.gouv.fr/es/facomponent/8519618bd36aabeb41acce47c2e0a654f8f4cdc1  (signatura 57 CDF 69-23).

[4] Hemos podido encontrar un informe sobre “Gilberte Anne Marie Dorge”  nacida en 1903 y fallecida en 2003, que se encuentra en los fichiers des personnes décédées établis par l’INSEE. Podría tratarse de nuestra autora:  https://deces.matchid.io/id/8b2JzLVl8yY7

[5]  Hemos podido registrar 19 ensayos sobre Chiyo: 5 en inglés, 5 en francés, 3 en castellano, 2 en italiano, 2 en danés, 1 en sueco y 1 en alemán. En lengua castellana las obras son: Violeta agreste, Fernando Rodríguez-Izquierdo (2016, 70 poemas), Flor del alba. Antología de haiku de Chiyoni, Cristina Rascón y Mardonio Carballo, (2017, 50 poemas) y el trabajo de fin de grado Estudio del haiku de Chiyoni, de Claudia Ordóñez Alcántara (2020, 87 poemas). Ahora, la traducción de este trabajo de Gilberte Hla-Dorge en 2025 incorpora 462 poemas.

[6] Hacia el 660 antes de nuestra era.

[7] Nacido probablemente en 883.

[8] Es decir, la poesía japonesa: uta, por oposición a la poesía china, shi.

[9] Yorozu no koto no ha. Esta metáfora extraña reposa sobre un juego de palabras: koto, cosa, pudiendo descomponerse en ko, palabra, y to, así, si; ha, “hoja”, puede leerse ba.

[10] Cf. Traducción M. R. A., p. 139.

[11] Cf. Chamberlain. The Classical Poetry of the Japanese, p. 1.

[12] Cf. T. I., pp. 7 y siguientes.

[13] Cf. T. I., pp. 7 y siguientes.

[14] Murió en el año 846 de nuestra era.

[15] Cf. B. H. Chamberlain The classical poetry of the Japanese, pp. 4 y siguientes.

[16] Ibíd.

[17] Cf. M.R.A., p. 82.

[18] Cf., A.M. A. pp. 24 y siguientes. “Silver, gold and jewels. They are to me but trash up-piled. Nothing can compare with. A treasure of a child”.

[19] Kōgane, oro, se dice comúnmente ahora kogane. Kōgané es la pronunciación empleada en la época del poema.

[20] M.R.A., pp. 381-382.

[21] M.R.A.P., p. 382.

[22] (1) En Ghostly Japan, p. 149.

Poetry, in Japan, is universal as the air. It is felt by everybody. It is read by everybody. It is composed by almost everybody—irrespective of class and condition.”

[23] Se debe a veces separar después del segundo o del tercer verso, según la época en que las poesías fueron escritas.

[24] Cf. M. R. A., p. 382.

[25] Las «makura-kotoba» (literalmente palabras-almohada); se emplean en poesía al comienzo de una estrofa como ornamento, o para completar el número de sílabas, indicando el tema del que se trata en los versos siguientes; así, amakata-no indica el cielo y las cosas celestiales; chihayaburu precede la palabra kami, significando espíritus, dioses, etc. A menudo, estos términos carecen de sentido por sí mismos. Sirven de apoyo a las palabras a las que se aplican, de manera similar a los epítetos homéricos.

[26] También llamadas “palabras pivote”. Son palabras o fragmentos de palabras empleados en dos sentidos diferentes dentro de la misma estrofa de poesía, de tal manera que la primera parte de la frase no tiene una terminación lógica, y la segunda parte no tiene un comienzo lógico. Es un tipo de juego de palabras (un calambur).

[27] La antología Manyōshū no parece haber sido completada hasta principios del siglo IX; sin embargo, la mayoría de los poemas que contiene pertenecen, sobre todo, a finales del siglo VII y a la primera mitad del VIII.»

[28] Diversión, juego, para realzar una fiesta.

[29] Cf. M. R. A., p. 382.

[30] Cf. M. R. A., ídem.

[31] But in its earlier acceptation, as denoting any little piece of verse that expresses a delicate or ingenious thought, T. A. S. J., p. 91.

[32] NT.- Se refiere al célebre haijin Ueshima Onitsura.

[33] Primeras meditaciones poéticas. Segundo prefacio. De los destinos de la poesía, 1820.

[34] Shō era una abreviatura de su nombre.

[35] M. R. A. pp. 386 y siguientes. (NT.- se trata del jisei de Bashō, o su poema de despedida).

[36] Cf. S. Elisséèff. Los idiomas del Mundo, pp. 245 y sig.

[37] Cf. Elisséèff y Beaujard, capítulo A, B, N, C., XI, nota 4.

“Conviene quizás notar de paso que hay mucho que decir sobre las diferencias radicales que existen entre los sistemas del verbo en una lengua como el francés, que acepta la categoría del tiempo que vale conjuntamente y la del verbo japonés, donde parece que esta categoría tiene mucha menos importancia.”

[38] Cf. A. M. A., p. 5.

The Japanese language is like a sketch in Indian ink, while the European languages, which are more exact in the manner of expression, are like detailed painting in water colours or in oil.

[39] Lengua china.

[40] NT.- Actualmente, la autoría de este haiku está muy cuestionada, y se considera una “leyenda urbana” que lo escribiera el Maestro.

[41] Cf. M. R. A., p. 100. En volumen 20.

[42] Cf. Traducción M. R. A., p. 139.

[43] CALENDARIO LUNAR. – «Los años del antiguo calendario japonés eran años lunares de doce lunas o meses, con un mes intercalar añadido aproximadamente cada tres años. Los meses tenían, unos veintinueve y otros treinta días, y cada uno llevaba varios nombres particulares, cuya traducción es a menudo difícil. Como es útil conocer los nombres más usados de los meses del antiguo calendario, aquí están con las traducciones generalmente admitidas:

Primer mes: Mutsuki, «mes de las relaciones sociales».

Segundo mes: Kisaragi, «mes de las ropas que se forran de nuevo».

Tercer mes: Yayoi, «mes siempre creciente».

Cuarto mes: Uzuki, «mes de la flor de deutzia».

Quinto mes: Satsuki, «mes de los brotes tempranos».

Sexto mes: Minazuki, «mes húmedo».

Séptimo mes: Fumizuki, «mes de las cartas, de la literatura».

Octavo mes: Hazuki, «mes de las hojas (que caen)».

Noveno mes: Nagatsuki, «mes de las largas (noches)».

Décimo mes: Kannazuki, «mes sin dioses».

Undécimo mes: Shimotsuki, «mes de la escarcha».

Duodécimo mes: Shiwasu, «último mes».

Cf. A. Beaujard S. S., pp. 16 y 17.

[44] Cf. A.M.A., pp. 21 y sig.

[45] Relato histórico que fue escrito probablemente durante el segundo cuarto del siglo XIII, por un autor desconocido.

[46] Traducción M. R . A., pp. 347 y n. 5.

[47] Cf. M.R.A., p. 131, n. 3.

[48] Idem.

[49] Traducción T.1., pp. 10 y sig.

[50] Cf. B. H. Chamberlain, “Things Japanese”, pp. 54 y 56. “When we talk for instance of being inspired by nature”, what precise genre can indicate to the phrase? Sometimes “nature” -especially with a big N- is a kind of deistic synonym or euphemism for the creator, who becomes “she”. for the nonce. At other times it denotes. His creatures. Sometimes it is the universe minus man; sometimes it sums up all that is reasonable and proper; sometimes, as in theological parlance, the exact reverse. The word “nature” is a Proteus …”

[51] Cf. A.B.S.S., p. II.

[52] Es por ello que para la traducción francesa de sus Cosas de Japón (Things Japanese), Chamberlain, a partir de la Romaji-kwai, creyó deber adherirse al sistema de transcripción del Sr. Revon. Ver: Mœurs et coutumes du Japon (Costumbres y tradiciones de Japón), Paris, 1931, p. 9.

[53] NT.- esta romanización para el francés, sí que dista mucho de su adaptación al español, por lo que según recomendaciones actuales para textos clásicos se ha optado en la traducción por usar el método Hepburn tradicional con macrones.

[54] Cf. M.R .A., p. 4.

[55] Empleamos este verbo a propósito, ya que los japoneses han considerado siempre la poesía “como algo para ser cantado”. Cf. M. R. A., p. 21.

“En Japón, no se dice: ‘recitar versos’; se dice: ‘cantar un canto’, ‘uta o utau’.”

PLAN DE PUBLICACIÓN

HOMENAJE A CHIYO-NI: 250 AÑOS SIN LA MAESTRA.

PLAN DE PUBLICACIÓN de la traducción y el estudio de la tesis doctoral de Gilberte Hla-Dorge, Une poétesse japonaise au XVIIIe siècle: Kaga no Tchiyo-jo (París, 1936). Se trata de una obra inédita en otros idiomas y pionera: el primer libro dedicado por completo a una poeta japonesa de haiku publicado en Occidente.

Hoy, día 2, damos a conocer el plan de publicación que estás leyendo.

el día 3, se va a publicar el Prefacio, el Capítulo I: Introducción: I.I. De la poesía japonesa en general, I.II. Historia del haikai o breve poesía japonesa de 17 sílabas, I.III. Técnica del haikai y I.IV. Conclusión

el día 4 oct.  se va a publicar el capítulo Capítulo II. Mujeres en la literatura japonesa y poetas de haikai. II.I. Mujeres en la literatura japonesa, II.II. Las poetas del haikai: Sute-jō, Sono-jō, Chigetsu-ni, Shōshiki-jō, Kassan-jō y Tayo-jō; II.III. Personalidad de Kaga no Chiyo-jō.

el día 5 oct. Se publicará el capítulo Capítulo III. Vida de Kaga No Chiyo-jō, sus Primeros Años; Capítulo IV. Vida de Kaga No Chiyo-jō, Su Juventud; Capítulo V. Vida religiosa de Kaga No Chiyo-jō: sus peregrinajes

el día 6 oct. se publicará el Capítulo VI. Vida religiosa de Kaga no Chiyo-jō, sus últimos años y anécdotas y Capítulo VII. Chiyo-jō, poeta de la naturaleza.

y el día 7 oct. el apéndice con la colección de los 462 haikus y poemas de Chiyo; y la Bibliografía.

Más adelante, la obra se publicará en papel bajo el sello Sabi-shiori y estará disponible en Amazon. Además, su venta tendrá un fin benéfico, destinado a la ONG Looking for Hopes, sumando poesía y solidaridad en un mismo gesto.

Que lo disfrutéis. Jaime Lorente y Elías Rovira

Octubre 2025

CONSTRUIR

Fin de verano.
Ramita de romero
Entre los dientes.

DECONSTRUIR

Este haiku me vino –no sé si a la cabeza o al corazón o a algún punto entremedias–  el 29, 30 o 31 de agosto, en tierras riojanas, durante una de las largas caminatas de un trayecto que, día tras día a lo largo de dos semanas, había iniciado en Saint Jean Pied-de-Port, en el Pirineo francés, a mediados de agosto de este año y acabé en Burgos. Fue el primer tramo del Camino de Santiago, el llamado francés, que espero retomar el año que viene desde donde lo dejé. El haiku entonces, fiel a la fecha, fue este otro:

Se acaba agosto.
Ramita de romero
Entre los dientes. 

A ambos lados del sendero crecían arbustos de hinojos, mediando entre viñas repletas de negros racimos y el camino de tierra. Y eran ramitas de hinojo las que, de vez en cuando, me llevaba a los dientes. Me gustaba su sabor anisado. Pero un día, no recuerdo cerca de qué ciudad, tal vez Navarrete, había algunas matas del aromático romero. Hice lo mismo que con el hinojo: cogí una ramita y la sostuve entre los diente durante un buen trecho del camino.

Al final de la jornada, en la tranquilidad de mi habitación del hostal, escribía algún haiku relativo a mis experiencias de peregrino. Como un diario poético. Y este haiku, que hoy presento a la bondad de los lectores de El Rincón,  me gustó especialmente. No sé bien por qué. Me pareció fresco y libre. Expresaba la frescura e indiferencia del caminante que avanza con sus pies a pesar de la finalización de un periodo, de un mes o de todo un verano. O quizás también me gustó porque poseía, a mi juicio, la fusión de dos cualidades muy apreciadas por los haijines de la escuela de Bashō: una la de shiori y otra la de lo que denominaban «fragancia».  Shiori, del verbo shioru que significa «doblarse, ser flexible», también alude a la sensación de tristeza o soledad ante el fin de algo, como una flor marchita o la terminación de una estación del año. En este haiku fue la conciencia del final del mes de agosto, o del estío. Una conciencia aliviada, por así decir, por la fragancia tan mediterránea del romero en la boca. Fragancia y decadencia fundidas.

    Hay otro haiku, que apareció en este foro con fecha del 18 de diciembre de 2019, en donde no es fragancia, sino resonancia lo que se funde con shiori. Fue este:

Seis campanadas
En el aire lluvioso.
Final del otoño.

Ayer, acabó el otoño; hoy acaba el verano. Pero las campanadas y el aroma del romero siguen presentes.

Volviendo a la fragancia en los versos, Rogan decía que la fragancia en el haiku es como el aroma de una flor que flota a la deriva en un arroyo. En mi haiku es la fragancia del romero transportado entre mis dientes y expandiéndose débilmente a lo largo del camino terroso de la Rioja. Otro discípulo de Bashō, Dohō, tiene este poema que, a mi gusto, ilustra de maravilla la fusión de shiori y fragancia:

¡Tantos nombres
Y todos tan confusos
Para las flores de primavera! 

 Por cierto que fue días después de compuesto este poema sobre la ramita de romero, cuando reparé en que el término de «romero», que yo inocentemente había aplicado a la ramita de este arbusto,  también designa en nuestra lengua a un  «peregrino», incluido a un aprendiz de haijin que al final de verano emprendió a pie, como antes hicieron tantos miles o tal vez millones de personas en Europa, la peregrinación a Santiago de Compostela. ¡Feliz coincidencia!

Octubre de 2025 (1896. Primavera -cont.-)

1896. PRIMAVERA (Continuación)

 

赤飯の湯気あたたかに野の小店                    時候 暖か

sekihan no yuge atataka ni no no komise

 

Calentado por el vapor

      del arroz y los frijoles rojos[1]:

            pequeña tienda rural.

temporada: calidez

 

 

のどかさや杖ついて庭を徘徊す                    時候長閑

nodokasa ya tsue tsuite niwa o haikai su

 

Tranquilidad –

     vagando por el jardín

          con mi bastón.

temporada: tranquilidad

 

 

春雨や日記をしるす船の中                              天文 春の雨

harusame ya nikki o shirusu fune no naka

 

Lluvia primaveral…

      escribiendo en mi diario

           dentro del barco.

cielo y elementos: lluvia primaveral

 

 

人に貸して我に傘なし春の雨                         天文 春の雨

hito ni kasshite ga ni kasa nashi haru no ame

 

Habiéndoselo prestado a alguien,

     no tengo un paraguas:

          lluvia de primavera.

cielo y elementos: lluvia primaveral

 

 

陽炎や三千軒の家のあと                    天文 春の雨

harusame ya kasa takahiku ni watashibune

 

Lluvia de primavera:

     en el ferry

          ¡paraguas arriba y abajo!

cielo y elementos: lluvia de primavera

 

 

春風にこぼれて赤し歯磨粉                              天文 春風

harukaze ni koborete akashi hamigakiko

 

Derramándose rojo

     en la brisa primaveral

           ¡mi polvo de dientes!

cielo y elementos: brisa primaveral

 

 

雛の影桃の影壁に重なりぬ                              人事 雛

hina no kage momo no kage kabe ni kasa narinu

 

Fundiéndose en la pared,

     la sombra de las muñecas

          y la del melocotonero en flor[2].

asuntos humanos: muñecas

 

 

燕のうしろも向かぬ別れ哉                              動物 燕

tsubakuro no ushiro mo mukanu wakare kana

 

Despedida:

     uno de frente, otro de espaldas

           a las golondrinas.[3]

animales: golondrina

 

鶯や垣をへだてゝ君と我                    動物 鶯

uguisu ya kaki o hedatete kimi to ware

 

En el seto

     que nos separa,

          una curruca de arbusto.[4]

animales: curruca de arbusto

 

 

橡端に見送る雁の名残哉                    動物 帰雁

enbana ni miokuru keri no nagori kana

 

Desde la galería,

     despidiendo a los últimos gansos

          que se marchan.[5]

animales: gansos que se marchan

 

内のチヨマが隣のタマを待つ夜かな                         動物 猫の恋

uchi no choma ga tonari no tama o matsu yo kana

 

Choma dentro

     ¡esperando a Tama en la casa de al lado

           por la noche!

animales: gatos en celo

 

崖急に梅ことごとく斜なり               植物 梅

gake kyuu ni ume kotogotoku naname nani

 

En el empinado terraplén,[6]

     todos inclinados;

           ¡ciruelos en flor![7]

plantas: ciruelos en flor

 

 

ひねくりし一枝活けぬ花椿                              植物 椿

hinekurishi ichi eda ikenu hana tsubaki

 

Ikebana:[8]471

     en una sola rama retorcida,

          ¡flores de camelia!

plantas: flores de camelia

 

交番やこゝにも一人花の酔                              植物 花

kouban ya koko ni mo hitori hana no yoi

 

Garita de policía…

     incluso aquí, solo,

          brinda por las flores.[9] 472

plantas: flores de cerezo

 

花の山鐘楼ばかりぞ残りける                         植物 花

hana no yama shurou bakari zo nokori keru

 

Bajo los cerezos en flor de la colina,

     solo el campanario

          permanece visible.[10]

plantas: cerezos en flor

 

寝て聞けば上野は花のさわぎ哉                    植物 花

nete kikeba ueno wa hana no sawagi kana

 

Acostado y escuchando

     el susurro

          de las flores de Ueno.[11]

plantas: flores de cerezo

 

1896. VERANO

 

もの涼し春日の巫の眼に惚れた                    時候 涼し

mono suzushi kasuga no miko no me ni horeta

 

Tan clara y brillante …

     me enamoré de la mirada

          de la doncella del santuario Kasuga.[12]

temporada: fresco

 

又けふも涼しき道へ誰が柩                              時候 (明け)涼し

mata kyou mu suzushiki michi e ta ga hitsugi

 

Hoy vuelve a hacer frío:

     ¿de quién es ese ataúd

          que baja por el camino?[13]

temporada: (vuelve el) fresco

 

野の道や童蛇打つ麦の秋                    時候 麦秋

no no michi ya warabe hebi utsu mugi no aki

 

En un camino rural

     niños golpeando una serpiente:

          campos de cebada madura.

temporada: época de cosecha de cebada y trigo

 

 

晴れんとす皐月の端山塔一つ                         時候 皐月

harentosu satsuki no hayama tou hitotsu

 

Una pagoda solitaria en las laderas

     en el Quinto Mes…

          intentan limpiar.

temporada: Quinto Mes

 

戸の外に莚織るなり夏の月                              天文 夏の月

to no soto ni mushiro oru nari natsu no tsuki

Afuera de la puerta

     tejiendo una estera de paja,

          luna de verano.

cielo y elementos: luna de verano

 

 

夏嵐机上の白紙飛び尽す                    天文 夏嵐

natsuarashi kijou no hakushi tobi tsukusu

 

Vendaval de verano:

     los papeles en blanco del escritorio

           salen volando.

cielo y elementos: vendaval de verano

 

 

タ立や並んでさわぐ馬の尻                              天文 タ立

yuudachi ya narande sawagu uma no shiri

 

Un chaparrón por la tarde:

     caballos uno al lado del otro,

           ¡con sus grupas temblando!

cielo y elementos: chaparrón de la tarde

 

 

五月雨や戸をおろしたる野の小店                              天文 五月雨

samidare ya to o oroshitaru no no komise

 

Lluvia del quinto mes…

     se baja la puerta

          en la pequeña tienda rural.

cielo y elementos: lluvia del quinto mes

 

 

笈あけて仏を拝む清水かな               地理 清水

oi akete hotoke o ogamu shimizu kana

 

Abriendo mi caja de peregrino

     rindo homenaje al Buda

           ¡el agua pura del manantial!

tierra: agua clara de manantial

 

 

苔清水馬の口寵をはづしけり         地理 苔清水

kokeshimizu uma no kutsugo o hazushi keri

 

Agua clara fluyendo sobre el musgo…

     le quitan

          el bozal al caballo.

tierra: agua de manantial fluyendo a través del musgo

 

 

夏川や橋はあれど馬水を行く                         地理 夏川

natsukawa ya hashi wa aredo uma mizu o yuku

Río de verano,

     aunque hay un puente

          un caballo vadea el agua.

tierra: río de verano

 

 

五月川心細く水まさりたる               地理 五月川

satsukigawa kokorobosoku mizu masaritaru

 

Río en el quinto mes[14],

     ¡qué indefensión

          ante las aguas crecientes!

tierra: río en el quinto mes

 

 

歌書俳書紛然として昼寝哉                              人事 昼寝

kasho haisho funzen to shite hirune kana

 

Libros de waka, libros de haikai…

     todos revueltos:

          la siesta.

 

 

湯上りや乳房吹かるゝ端涼み                         人事 納涼

yuagari ya chibusa fukaruru hashisuzumi

 

Tras del baño,

     refrescándome en la terraza

          ¡el viento en mis pezones!

asuntos humanos: disfrutando del frescor de la tarde

 

 

旅寵屋の飯くふそばに蚊遣哉                         人事 蚊遣

hatagoya no meshi kuu soba ni kayari kana

 

Comiendo en la posada,

     el humo antimosquitos

          se mezcla con los fideos soba[15].

asuntos humanos: fumigante para mosquitos

 

 

早鮓や東海の魚背戸の蓼                    人事 鮓

hayazushi ya toukai no uo sedo no tade

 

Sushi rápido[16]:

     pescado del mar del este[17],

          y el tade en la puerta trasera.

asuntos humanos: sushi

(NT: (tade) es la «smartweed» o «water pepper» (Polygonum hydropiper), una planta picante que se usaba como condimento en el sushi antes de que el wasabi se popularizara).

 

 

川せみやおのれみめよくて魚沈む                              動物 翡翠

kawasemi ya onore mimeyokute uo shizumu

 

El martín pescador:

     es atractivo,

          ¡pero los peces se zambullen!

animales: martín pescador

 

 

蚊を打つて軍書の上に血を印す                    動物 蚊

ka o utte gunsho no ue ni chi o in su

 

Aplastando mosquitos,

     quedan rastros de sangre

          sobre el libro de guerra.

animales: mosquito

 

 

蚊も居らず出水のあとの淋しさよ                              動物 蚊

ka mo orazu demizu no ato no sabishisa yo

 

Ni mosquitos quedan

     después de la inundación,

           ¡qué soledad!

animales: mosquito

 

 

釣鐘にとまりて光る蛍かな                              動物 蛍

tsurigane ni tomarite hikaru hotaru kana

 

Sobre la campana del templo

     posada y brillando,

           una luciérnaga[18].

animales: luciérnaga

 

 

一本に蝉の集まる野中哉                    動物 蝉

ippon ni semi no atsumaru nonaka kana

 

En medio del campo,

     aglomeradas en un solo árbol,

           las cigarras.

animales: cigarra

 

 

夏木立幻住庵はなかりけり                              植物 夏木立

natsukodachi genjuuan wa nakarikeri

 

Arboleda de verano,

     el genjuan[19]

           ya no está.

plantas: arboleda de verano

 

 

夏葱に鶏裂くや山の宿                         植物 夏葱

natsunegi ni niwatori saku ya yama no yado

 

Las gallinas están destrozando

     las cebolletas,

          posada de montaña.[20]

plantas: cebolletas de verano

 

 

タ顔に女湯あみすあからさま                         植物 タ顔

yuugao ni onna yuamisu akarasama

 

Una mujer

     se baña descaradamente

          entre las flores de luna.

plantas: flor de luna

 

 

下闇や蛇を彫りたる蛇の塚                              植物 木下闇

shitayami ya hebi o horitaru hebi no tsuka

 

A la sombra,

     tallando una serpiente,

          junto a su madriguera.

plantas: a la sombra de los árboles

 

 

美服して牡丹に婿びる心あり                         植物 牡丹

bifuku shite botan ni kobiru kokoro ari

 

Puesta de gala

     corteja mi corazón:

          la peonía.

plantas: peonía

 

いちご熟す去年の此頃病みたりし                              植物 葺

ichigo jukusu kozo no konogoro yamitarishi

 

Las fresas deben estar ya maduras…

     el año pasado, por estas fechas,

           enfermé.[21]484

plantas: fresa

 

 

赤薔薇や萌黄の蜘の這ふて居る                    植物 薔薇

akabara ya moegi no kumo no hauteiru

Una rosa roja:

     deplazándose sobre ella

          ¡una araña verde-amarillenta!

plantas: rosa

 

 

薔薇剪つて手づから活けし書斎哉                              植物 薔薇

bara kitte tezukara ikeshi shosai kana

 

 

Corto las rosas…

     yo mismo las arreglo

          en mi estudio.[22]

plantas: rosa

 

1896. OTOÑO

 

秋の立つ朝や種竹を庵の客                              時候 立秋

aki no tatsu asa ya shiyuchiku o io no kyaku

 

Primera mañana de otoño,

     un visitante a retiro

           planta bambú.[23]

temporada: comienzo de otoño

 

 

夜を寒み俳書の山の中に坐す         時候 夜寒

yo o samumi haisho no yama no naka ni zasu

Sentado en medio de una montaña

     de libros de haiku,

          la noche se vuelve fría.

temporada: noche fría

 

 

長き夜や千年の後を考へる                              時候 夜長

nagakiyo ya chitose no nochi o kangaeru

 

La larga noche…

     pensando

          en los próximos mil años.[24]

temporada: larga noche

 

 

長き夜や孔明死する三国志                              時候 夜長

nagakiyo ya koumei shi suru sangokushi

 

La larga noche…

     la muerte de Kongming[25]

          en el Romance de los Tres Reinos.

temporada: la larga noche

 

 

やや寒み朝顔の花小くなる                              時候 漸寒

yaya samumi asagao no hana chisaku naru

 

Algo de frío…

     las flores de la gloria de la mañana

          se encogen.

temporada: un poco de frío

 

 

やゝ寒み灯による虫もなかりけり              時候 漸寒

yaya samumi hi ni yoru mushi mo nakarikeri

 

Hace un poco más de frío,

     no hay insectos

          acercándose a la luz.

temporada: un poco de frío

 

 

枕にす俳句分類の秋の集    時候 秋

makura ni su haiku bunrui no aki no shuu

 

Junto a mi almohada,

     ordenando mi colección

           de haikus de otoño.[26]

temporada: otoño

 

 

灯ともして秋のタを淋しがる                         時候 秋のタ

hi tomoshite aki no yuube o sabishigaru

 

Encendiendo un farol,

     sintiéndome solo

          en una tarde de otoño.

temporada: tarde de otoño

 

 

山門をぎ‘いと鎖すや秋の暮                             時候 秋の暮

sanmon o gil to tozasu ya aki no kure

 

La puerta del templo

     cruje al cerrarse…

          atardecer de otoño.[27]

temporada: anochecer de otoño

 

 

庭十歩秋風吹かぬ隈もなし                              天文 秋風

niwa jippo akikaze fukanu sumi mo nashi

 

En mi jardín de diez pasos,

     sopla el viento otoñal

          por todos los rincones.[28]

cielo y elementos: brisa otoñal

 

 

朝霧や一人火を焚く普請小屋                         天文 霧

asagiri ya hitori hi o taku fushingoya

 

Niebla matutina,

     alguien enciende un fuego

          junto al cobertizo de obra.

cielo y elementos: niebla

 

 

十年の硯洗ふこともなかりけり                    人事 硯洗

juunen no suzuriarau koto mo nakarikeri

 

No he limpiado mi tintero

     en el Tanabata[29]

          ¡desde hace diez años!

asuntos humanos: Limpieza de Tanabata

 

 

案山子にも劣りし人の行へかな                    人事 案山子

kakashi ni mo otorishi hito no yukue kana

El destino de uno,

     es incluso inferior

          al de un espantapájaros.

asuntos humanos: espantapájaros

 

 

大水を踏みこたえたるかゝし哉                    人事 案山子

oomizu o fumikotaetaru kakashi kana

 

Manteniéndose firme

     en la inundación

          ¡el espantapájaros!

asuntos humanos: espantapájaros

 

 

汽車道に低く雁飛ぶ月夜哉                              動物 雁

kishamichi ni hikuku gan tobu tsukiyo kana

 

Noche de luna:

     unos gansos vuelan bajo

           sobre las vías del tren.

animales: ganso

 

 

釵で行燈掻き立て雁の声                    動物 雁が音

kanzashi de andon kakitate kari no koe

 

Subiendo la mecha de la lámpara

     con una horquilla,

          ¡el graznido de los gansos salvajes!

animales: graznido de gansos

 

 

死にかけて猶やかましき秋の蝉                    動物 秋の蝉

shinikakete nao yakamashiki aki no semi

 

Al borde de la muerte

     y aún más ruidosas,

          ¡cigarras de otoño!

animales: cigarra de otoño

 

 

ある月夜ことごとく寵の虫を放つ                              動物 虫

aru tsukiyo kotogotoku kago no mushi a hanatsu

 

Noche de luna llena:

     libero a todos los insectos

         de sus jaulas.

animales: insecto

 

 

竹竿のさきにタ日の蜻蛤かな         動物 蜻蛤

takezao no saki ni yuuhi no tonbo kana

 

Atardecer:

     una libélula

          en la punta de una caña de bambú.

animales: libélula

 

  

稲刈りてにぶくなりたる螽かな                    動物 螽

inekarite nibuku naritaru inago kana

 

Tras la cosecha de arroz,

     los saltamontes

          se han aletargado.

animales: saltamontes

 

 

螳螂や二つ向きあふ石の上                              動物 蟷螂

kamakiri ya futatsu muki au ishi no ue

 

Mantis religiosas:

     se enfrentan dos

          en lo alto de una peña.

animales: mantis religiosa

 

 

飼ひ置きし鈴虫死で庵淋し                              動物 鈴虫

kai okishi suzumushi shi de io sabishi

 

Hay soledad en la ermita:

     los grillos campana que cuidaba

           han muerto.

animales: grillo campana

 

 

仏壇の柑子を落す鼠哉                         植物 柑子

butsudan no kouji o otosu nezumi kana

 

Altar budista: [30]

     una rata derriba

          ¡una mandarina![31]

plantas: mandarina

 

 

古家や累々として柚子黄なり                         植物 柚子

furuie ya ruirui to shite yuzu ki nani

 

La vieja casa,

     ¡el amarillo de tantos yuzus[32]

          por todas partes!

plantas: yuzu

 

 

柿くふや道灌山の婆が茶屋                              植物 柿

kaki kuu ya doukanyama no baba ga chaya

 

Comiendo caquis

     en la casa de té de la abuela

          en la colina Dokan.[33]

plantas: caqui

 

 

いがながら栗くれる人の誠哉         植物 栗

iganagara kuri kureru hito no makoto kana

 

Su naturalidad:

     me da unas castañas

          aún con los abrojos. [34]

plantas: castañas

 

 

梨むくや甘き雫の刃を垂るる                         植物 梨

nashi muku ya amaki shizuku no ha o shideruru

 

Al pelar la pera,

     en la hoja del cuchillo

          unas gotas dulces.

plantas: pera

 

 

仏へと梨十ばかりもらひけり                         植物 梨

hotoke e to nashi juu bakari moral keni

 

He recibido

     unas diez peras…

          ¡una ofrenda al Buda![35]

plantas: pera

 

 

榎の実散る此頃うとし隣の子                         植物 榎の実

e no mi chiru konogoro utoshi tonari no ko

 

Últimamente, los niños de al lado

     se han vuelto distantes,

          ¡almeces cayendo!

plantas: almeces

 

1896. INVIERNO

 

寒けれど富士見る旅は羨まし                         時候 寒し

samu keredo fuji miru tabi wa urayamashi

 

Aunque hace frío,

     te envidio

          por ver el monte Fuji en tu viaje.[36]

temporada: el frío

 

 

狼の糞見て寒し白根越                         時候 寒し

ookami no kuso mite samushi shiranegoe

 

Cruzando el monte Shirane[37]

     y viendo excrementos de lobo

          ¡qué frío!

temporada: frío

 

 

売り出しの旗や小春の広小路         時候 小春

uridashi no hata ya koharu no hirokouji

 

Carteles de «se vende»;

     ¡un hermoso día de invierno

          en la avenida principal!

temporada: buen tiempo invernal

 

 

の影小春の蜻蜒稀に飛ぶ                    時候 小春

mado no kage koharu no tonbo mare ni tobu

 

En este cálido día de invierno,

     es raro ver libélulas en vuelo,

          ¡sus sombras en la ventana!

temporada: buen tiempo invernal

 

 

行く年を母すこやかに我病めり                    時候 行く年

yukutoshi o haha sukoyaka ni ware yameri

 

Se va el año…

     mi madre está sana,

          yo enfermo.

temporada: el año que pasa

 

 

冬川に捨てたる犬の屍かな                              天文 冬の川

fuyukawa ni sutetaru inu no kabane kana

 

El cadáver de un perro,

     abandonado

          en el río invernal.

cielo y elementos: río de invierno

 

 

屋根の上に火事見る人や冬の月                    天文 冬の月

yane no ue ni kaji miru hito ya fuyu no tsuki

 

En lo alto de un tejado

     gente observando un incendio…

         la luna de invierno.

cielo y elementos: luna de invierno

 

 

門許り残る冬野の伽藍かな                              天文 冬野

mon bakari nokou fuyuno no garan kana

 

La puerta del templo:

     es todo lo que queda

          en el campo invernal.

cielo y elementos: campos invernales

 

 

しぐるゝや蒟蒻冷えて臍の上                         天文 時雨

shigururu ya konnyaku hiete heso no ue

 

Llovizna de invierno,

     el konnyaku[38] que puse en mi ombligo,

          se ha enfriado.[39]

cielo y elementos: llovizna invernal

 

 

タ鳥一羽おくれてしぐれけり                         天文 時雨

yuugarasu ichiwa okurete shigure keri

 

Los cuervos que vienen al anochecer

     llegan tarde

          ¡llovizna de invierno!

cielo y elementos: llovizna invernal

 

 

提灯のーつ家に入る枯野哉                              天文 枯野

chouchin no hitotsu ya ni iru kareno kana

Un farol solitario

     entrando en una casa

          en el campo marchito.

cielo y elementos: campos marchitos

 

 

いくたびも雪の深さを尋ねけり                    天文 雪

ikutabi mo yuki no fukasa o tazune keri

 

¡Cuántas veces

     seguí preguntando

          cuán profunda era la nieve![40]

cielo y elementos: nieve

 

 

雪降るよ障子の穴を見てあれば                    天文 雪

yuki furu yo shouji no ana o mite areba

 

¡Está nevando!

     puedo verlo

          a través de un agujero en el shoji.[41]

cielo y elementos: nieve

 

 

障子明けよ上野の雪を一目見ん                    天文 雪

shouji ake yo ueno no yuki o hitome min

 

¡Abre el shoji!

     quiero echar un vistazo

          a la nieve en Ueno.[42]

cielo y elementos: nieve

 

 

雪の家に寝て居ると思ふばかりにて                         天文 雪

yuki no ie ni nete iru to omou bakari nite

 

Lo único en lo que puedo pensar,

     es en estar aquí tumbado

          en esta casa rodeada de nieve![43]

cielo y elementos: nieve

 

 

鴛鴦の羽に薄雪つもる靜さよ                         天文 雪

oshi no ha ni usuyuki tsumoru shizukasa yo

 

Una nieve ligera se acumula

     en las plumas de los patos mandarines…

          ¡qué quietud!

cielo y elementos: nieve

 

 

赤き実のーつこぼれぬ霜の庭                         天文 霜

akaki mi no hitotsu koborenu shimo no niwa

 

Frutos rojos…

     no ha caído ni uno

          en el jardín escarchado.

cielo y elementos: escarcha

 

 

野の道や十夜戻りの小提灯                              人事 十夜

no no michi ya juuya modori no kojouchin

 

En un sendero por el campo,

     con sus pequeños faroles,

          regresando de la Ceremonia de las Diez Noches.[44]

asuntos humanos: Ceremonia de las Diez Noches

 

 

冷え盡す湯婆に足をちゞめけり                    人事 たんぽ

hietsukusu tanbo ni ashi o chijime keri

 

Retirando las piernas

     de la bolsa de agua caliente

          ¡que está completamente fría!

asuntos humanos: bolsa de agua caliente

 

 

古庭や月に湯婆の湯をこぼす                         人事 たんぽ

furuniwa ya tsuki ni tanpo no yu o kobosu

 

El viejo jardín,

     vaciando la bolsa de agua caliente

          bajo la luna.[45]

asuntos humanos: bolsa de agua caliente

 

 

胃痛やんで足のばしたる湯婆哉                    人事 たんぽ

Itsuu yande ashi nobashitaru tanpo kana

 

Dolor de estómago:

     estiro las piernas

          hacia la bolsa de agua caliente.[46]

asuntos humanos: bolsa de agua caliente

 

 

碧梧桐のわれをいたはる湯婆哉                    人事 たんぽ

hekigotou no ware o itawaru tanpo kana

 

Hekigotō

     cuidándome,

          la bolsa de agua caliente.[47]

asuntos humanos: bolsa de agua caliente

 

 

冬籠り長生きせんと思ひけり                         人事 冬籠

fuyugomori nagaiki sen to omoi keri

 

Aislamiento invernal,

     reflexionando sobre

          cómo vivir una larga vida.

asuntos humanos: aislamiento invernal

 

 

冬籠あるじ寐ながら人に逢ふ                         人事 冬籠

fuyugomori aruji nenagara hito ni au

 

Encierro invernal,

     el dueño de la casa acostado,

          recibe a una visita.

asuntos humanos: aislamiento invernal

 

 

三十にして我老いし懐炉哉               人事 懐炉

sanjuu ni shite ware oishi kairo kana

 

Tengo treinta y tres años[48],

     he envejecido:

          uso un calentador de bolsillo.

asuntos humanos: calentador de bolsillo

 

 

いもあらばいも焼かうもの古火桶                              人事 火桶

imo araba imo yakau mo no kobioke

 

Si tuviera una patata,

     ¡la asaría

           en el pequeño brasero!

asuntos humanos: brasero de madera

 

 

餅を掲く音やお城の山かづら                         人事 餅掲

mochi o tsuku oto ya oshiro no yamakazura

 

El sonido al golpear el mochi[49]

     unas nubes bordean

          la montaña del castillo.[50]

asuntos humanos: golpear mochi

 

 

菜屑など散らかしておけば鷦鷯                    動物 鷦鷯

nakuzu nado chirakashite okeba misosazai

 

Esparciendo restos de verduras

     y cosas así

          para los reyezuelos.[51]

animales: reyezuelo de invierno

 

 

無為にして海鼠一萬八千歳                              動物 海鼠

mui ni shite namako ichiman hassen sai

 

Por inacción[52],

     el pepino de mar

          vive dieciocho mil años[53].

animales: pepino de mar

 

 

枯芭障子開くれば吾を招く                              植物 枯薄

karesusuki shouji hirakureba ware o maneku

 

Al  abrir el shoji[54],

     llama mi atención

          la hierba marchita de la llanura.

plantas: hierba marchita de la llanura

………………………………………………………………………………………………..

[1] Sekihan: Arroz glutinoso con frijoles adzuki.

[2] Tanto el Festival de las Muñecas como el Festival de la Flor del Melocotonero, ocurren el tercer día del tercer mes.

[3] Prefaccio: “Una despedida.”

[4] Prefacio: “Enviado a Koroku”. Sato Koroku (1874-1949), discípulo de Shiki.

[5] Prefacio: “III”. Los gansos marchan en primavera y regresan en otoño.

[6] Aunque la palabra japonesa suele traducirse como «acantilado», «terraplén» se ajusta mejor al lugar.

[7] Shiki visitó Kairakuen en Mino, prefectura de Ibaraki, en abril de 1889 con un amigo. Si este haiku fue escrito entonces o de memoria es controvertido. En cualquier caso, hay una lápida conmemorativa en Kairakuen.

[8] Arreglo floral japonés.

[9] Normalmente uno está de fiesta bajo los cerezos en flor, bebiendo sake. Aquí el policía está encerrado en su garita.

[10] Prefacio: “Ueno”. El campanario del Templo Kaneiji en Ueno. La torre sigue en pie.

[11] Prefacio: “Mientras esté enfermo”.

[12] El Santuario Kasuga es el famoso santuario sintoísta de Nara. La doncella es una niko, que realiza deberes sagrados (sacerdotisa).

[13] Prefacio: “No hay paz en las Tres Esferas: más bien un mundo de sufrimiento”. Las Tres Esferas son el cielo, la tierra y el infierno, es decir, toda la existencia.

[14] Los ríos crecen durante la temporada de lluvias.

[15] Fideos de trigo sarraceno.

[16] El hayazushi es un tipo de sushi elaborado con pescado avinagrado y arroz ligeramente prensado durante la noche. Es más rápido de preparar que el más tradicional narezushi.

[17] Se refiere al océano Pacífico, aunque también incluye a las zonas costeras de las prefecturas de Mie, Gifu, Shizuoka y Aichi.

[18] Buson escribió un haiku similar y famoso sobre una mariposa durmiendo en una campana. (NT: Shiki rinde aquí un ya muy conocido homenaje a su admirado Buson. Buson habló de una mariposa dormida, y Shiki de una luciérnaga reluciente, por lo demás es el mismo haiku).

[19] Una ermita en Ōtsu, Prefectura de Shiga, cerca del lago Biwa, donde Matsuo Bashō vivió un tiempo en 1690. Además de escribir allí un famoso diario, el «Genjuuanki», Bashō escribió un haiku sobre «una arboleda de verano» que probablemente inspiró el de Shiki. La cabaña fue reconstruida en 1996.

[20] Observe el sonido del japonés: cinco palabras (incluido negi) que comienzan con el sonido «·’n» y tres con «ya».

[21] Shiki recuerda el año pasado, cuando estaba en el hospital de Kobe y sus discípulos, Kyoshi y Hekjgoto, le llevaban fresas. En efecto, enfermó por comer demasiadas, pero también estaba enfermo en un sentido más amplio de la palabra.

[22] Prefacio: “Mientras estoy enfermo”.

[23] Prefacio: “Vino a plantar bambú”.

[24] Escrito tras una visita al Templo Nakayama Hokekyoji (o simplemente Templo Hokekyoji) en Ichikawa, Prefectura de Chiba. Es el templo principal de la secta budista Nichiren.

[25] Zhuge Liang (181-234), también conocido como Kongming (Komei en japonés), figura del período de los Tres Reinos de la historia china y personaje de la extensa novela del siglo XIV, el Romance de los Tres Reinos, de Luo Ben (c. 1330-1400 o c. 1280-1360), también conocido como Luo Guanzhong. Kongming muere de enfermedad cerca del final del libro.

[26] Prefacio: «La escena actual».

[27] Escrito tras una visita al Templo Nakayama Hokekyoji (o simplemente Templo Hokekyoji) en Ichikawa, Prefectura de Chiba. Es el templo principal de la secta budista Nichiren.

[28] Prefacio: “Mi choza de paja de Negishi”.

[29] Un evento en el que los estudiantes lavan sus tinteros, pinceles y escritorios la noche anterior a Tanabata (séptimo día del séptimo mes lunar) para orar por el éxito en sus estudios.

[30] El butsudan, un altar budista en casa.

[31] Citrus leiocarpa.

[32] Citrus junos. Un cítrico parecido a una clementina amarilla.

[33] Doukanyama, una colina, antiguamente un lugar pintoresco, en el distrito de Nishinippori de Tokio. Shiki fue a la tetería con su discípulo Takahama Kiyoshi. No estaba muy lejos de su casa.

[34] Prefacio: «Hekigoto llega, trayendo castañas del Templo Jindaiji». Kawahigashi Hekigoto, discípulo de Shiki. El templo pertenece a la secta budista Tendai, ubicado en Chufu, prefectura de Tokio. Las castañas japonesas están envueltas en una cáscara similar a un abrojo (cáscaras espinosas).

[35] Iban para el altar budista antes de que Shiki las comiera.

[36] Prefacio: «Despidiendo a Soseki, que se va de viaje a Matsuyama.» Natsume Soseki, amigo de la escuela de Shiki.

[37] En el Parque Nacional Nikko.

[38] Una gelatina firme hecha a partir del bulbo de la planta konjac (lengua del diablo).

[39] Beichman (1983) señala que el konnyaku se calentaba y se usaba como una especie de almohadilla térmica. Aquí, ya no está caliente.

[40] Prefacio: “Una nevada estando enfermo”. El primero de un grupo de cuatro haikus sobre la nieve.

[41] Prefacio: “Nieva mientras estoy enfermo”. Los shoji son persianas corredizas de papel sobre un marco de madera.

[42] Prefacio: “Una nevada mientras estoy enfermo”.

[43] Prefacio: “Una nevada mientras estoy enfermo”.

[44] Una ceremonia que implica el canto del Nembutsu (¡Alabado sea el Buda Amida!), que comienza a la medianoche del quinto día del décimo mes y dura hasta la mañana del día 15. Es un ritual de la Escuela Jodoshu (de la Tierra Pura). Actualmente se celebra frecuentemente del 12 al 15 de octubre.

[45] Beichman (1982, p. 63) analiza este haiku con cierta extensión.

[46] Prefacio: “Mientras estoy enfermo.”

[47] Prefacio: “Mientras estoy enfermo.” Kawahigashi Hekigoto, uno de los dos discípulos principales de Shiki.

[48] Contando al estilo japonés (un año al nacer y un año en Año Nuevo). Tenía veintinueve años según el conteo occidental.

[49] El arroz glutinoso que se usa para hacer pasteles de arroz (machi) se golpea para darle la textura adecuada. Esto se hace como preparación para las actividades de Año Nuevo.

[50] El mazo en el arroz glutinoso parece nubes bordeando una montaña a media altura. Shiki está pensando en Matsuyama. Hay un monumento de piedra con este haiku allí.

[51] Prefacio: “Mi refugio”. (NT: みそさざい ,misosazai, “reyezuelos” Nombre japonés del reyezuelo de invierno (Troglodytes troglodytes), pájaro pequeño que simboliza resiliencia invernal).

[52] Es el concepto taoísta chino de wuwei, donde uno no lucha contra la corriente de las cosas, sino que se adapta a la realidad.

[53] Los 18.000 años se relacionan con el mito chino de la creación de Pangu, quien estuvo dentro de un huevo cósmico durante ese período y luego pasó la misma cantidad de tiempo separando el cielo (yang) y la tierra (yin). (NT: El pepino de mar -海鼠 namako en japonés- es un animal marino del grupo de los equinodermos, pariente de las estrellas y erizos de mar).

[54] Persianas corredizas de papel sobre un marco de madera.

Haibun 64

Haibun 64

La mirada del niño

Son Los ojos del niño, junto con su sonrisa, los que anuncian lo maravilloso del descubrimiento de la naturaleza. Esta mañana de verano caminamos hasta el arroyo de la cañada, allí abundan los cangrejos autóctonos de rio de la región de Castilla La Mancha. Al acercamos al pilón que recoge el agua para abastecer al ganado, nos recibe el canto de las ranas; con las manos recogemos el agua del caño para saciar la sed y refrescarnos.

Con los pasos cercanos
salta una rana-
El susto del niño

Nos adentramos en el arroyo; no discurre una vereda constante siguiendo al agua. Vamos apartando los filamentos de las algas como si fuera un juego, las plantas enraizadas en el fondo no son un problema para sus pequeños pies, camina pisando por los declives que forma el curso del arroyo y sin apartar la mirada de todo lo que el agua arrastra. En la charca, formada por un meandro el abuelo introduce los reteles, el niño mete sus pequeñas manos entre los junquillos donde duermen los peces para que las trampas queden sujetas, hay que esperar unos minutos para que los cangrejos entren en el retel, cuando ya hay varios dentro, el niño grita ¡ya hay tres cangrejos! el abuelo saca el retel y el niño con las manos retira los cangrejos y así se va llenando el cubo.

En las manos del niño
los cangrejos
que devuelve al agua

Encarna Ortiz “Encarna”
Recas, Toledo (España)

 

Octubre de 2025

Escribo este artículo justo el día en que en Japón se celebra el 秋分の日 shuubun no hi o Día del Equinoccio Otoñal. Así que, si bien ayer llegó la primavera al hemisferio sur, puedo sentirme un poco más cerca al archipiélago nipón. Tal es el poder que tiene la literatura de unirnos a través del tiempo y la distancia.

Este mes nos corresponde profundizar en el último período de la estación otoñal en el mundo del kigo, el 晩秋 banshuu, el cual abarca octubre en el calendario actual o 長月 Nagadzuki; Noveno Mes en el antiguo calendario lunar. Podemos apreciar el desfase entre el calendario lunar y el solar, y cómo se trató de adaptar el uso de las palabras estacionales, herramienta esencial en la composición del haiku, en que a este período, 晩秋 banshuu, corresponden los kigos 秋分の日 shuubun no hi o equinoccio de otoño, celebrado el 23 de septiembre, y 文化の日 bunka no hi o Día de la Cultura, celebrado el 3 de noviembre. Por una parte, a medida que se acerca el invierno hay una sensación de soledad en el ambiente. A su vez, la alfombra de hojas caídas extendida por las avenidas permite disfrutar de su suave textura al caminar y experimentar el ambiente otoñal.

Para la selección de este mes incluí kigos de cuatro categorías: estacional, vegetación, animales y vida diaria, para permitir una mirada lo más amplia posible del último aliento del otoño.

Kigo: 長月 nagatsuki; Noveno Mes. Uno de los nombres para el noveno mes del calendario lunar. También se le llamaba 季秋 kishuu, 紅葉月 momijidzuki, entre otros. Entre fines de septiembre e inicio de noviembre en el calendario solar. Las noches se alargan y las mañanas y las tardes se vuelven notablemente más frías.

Período: 晩秋 banshuu; fines de otoño

Categoría: 時候 jikou; estacional

Haijin: Kobayashi Issa (1763-1828)

長月の空色袷きたりけり

nagatsuki no sora iro awase kitarikeri

me puse un kimono del color del cielo del Noveno Mes

Kigo: 紅葉 momiji; hojas otoñales. Las hojas de los árboles caducifolios se tornan rojas y amarillas, decorando campos y montañas en otoño. Cuando hablamos de hojas otoñales nos referimos principalmente a los arces. Se dice que la costumbre de apreciar las hojas otoñales se originó en la refinada estética del período Heian (794-1185), considerado la época dorada de la literatura japonesa.

Período: 晩秋 banshuu; fines de otoño

Categoría: 植物 shokubutsu; vegetación

Haijin: Hoshino Tatsuko (1903-1984)

障子に鄙びた唄や紅葉の湯

shouji ni hinabita uta ya momiji no yu

un poema rústico en la puerta y un baño de hojas otoñales

 

障子 shouji es una puerta, ventana o biombo utilizado en la arquitectura tradicional japonesa, consistente en láminas translúcidas sobre un marco de celosía. Los shouji suelen ser correderos, pero en ocasiones pueden ser colgantes o con bisagras, especialmente en estilos más rústicos.

Kigo: 雁 kari; gansos salvajes. Llegan del norte a finales de otoño y abandonan Japón en primavera. Sus cuerpos son regordetes y de color marrón grisáceo. Tienen cuellos largos y colas cortas. Vuelan en forma de bastón o de gancho, emitiendo un fuerte zumbido. Desde la antigüedad las personas han admirado su canto, por lo que a veces se referían a ellos como かりがね karigane o ‘el canto de los gansos’. Kari es un término general para la familia de gansos Anatidae. Se han identificado aproximadamente diez especies en Japón y, con la excepción de los vagabundos, todas son migrantes.

Período: 晩秋 banshuu; fines de otoño

Categoría: 動物 doubutsu; animales

Haijin: Takahama Kyoushi (1874-1959)

湖もこの辺にして雁渡る

mizuumi mo kono hen ni shite kari wataru

el lago está cerca y lo cruzan los gansos salvajes

Kigo: 秋分の日 shuubun no hi; Día del Equinoccio de Otoño. Se refiere al día central del 彼岸 higan, que es la semana del equinoccio de otoño, en la cual se entregan ofrendas budistas. En este momento, el día y la noche duran lo mismo y, a partir de entonces, las noches se alargan.

Período: 晩秋 banshuu; fines de otoño

Categoría: 生活 seikatsu; vida diaria

Haijin: Honda Hitomi (¿?)

秋分の日のほとりにやっかいな私

shuubun no hi no hotori ni yakkai na watashi

atribulada, parada al borde del equinoccio otoñal

Espero hayan disfrutado de los últimos haikus de otoño que les traeré durante 2025. En nuestro próximo artículo ya entraremos a la estación invernal ¡Que tengan un hermoso mes!

ZANCUDAS

 

ZANCUDAS

(Octubre)

¡Ya su perfil zancudo en el regato,

en el azul el vuelo de ballesta,

o, sobre el ancho nido de ginesta,

en torre, torre y torre, el garabato

de la cigüeña!…

 

Antonio Machado

 

Las mañanas frescas de octubre en los campos de arroz de la Albufera, teñidos de ocre ( pues la siega llega a su fin), traen olor a paja y barro, y un silencio apenas roto por algunas de las aves que una nueva migración va trayendo. Sobre las motas*, en hilera, garzas, garcetas, garcillas, observan su llegada (también la nuestra). Entre ellas, inmóviles, las garzas reales parecen dormitar.

*Motas: Pequeñas barreras de tierra que rodean los campos de arroz delimitando parcelas y controlando el nivel del agua.

 

alba de otoño,

bajo el manto de nubes

una garza real

 Marga Alcalá

 

Aves esbeltas, de largos tarsos desprovistos de plumas, señas de identidad, entre otras de este bello, cambiante y no siempre bien tratado paraje.

 

Luna creciente-

Sobre la barca sin dueño

duermen las garzas

 Elías Dávila

 

yuukaze ya mizu aosagi no hagi o utsu

 Viento del atardecer.

Se ondula el agua

alrededor de la garza

 Yosa Buson

 

el chorlitejo chico

corre hacia la orilla

luna del alba

 José Luis Vicent

 

Aves zancudas, de colores y picos diversos en función del alimento, generalmente migrantes, a excepción de aquellas que encuentran condiciones favorables para nutrirse, conseguir refugio y reproducirse. Su elegante y majestuosa forma de volar les permite recorrer grandes distancias buscando el calor y los mejores hábitats.

 

Marea baja

la garza estira sus alas

sobre la peña

 Leticia Sicilia (Hadaverde)

 

Sol y luna;

la cigüeña coloca

un palo en el nido

 M.ª Jesús Pérez Núñez

 

Existe una relación estrecha entre las zancudas y los humedales, pues de ellos dependen. Garcillas, garcetas, garzas, garzas reales e imperiales, espátulas, grullas, cigüeñas, flamencos, ibis, marabúes, calamones, avefrías, avocetas, cigüeñuelas, alcaravanes, chajás, cocos, martinetes, teros… Pequeñas, como andarríos o chorlitejos, o grandes como grullas o flamencos, sus patas largas y dedos ágiles les ayudarán a mantener el equilibrio y alimentarse.

 

Nieva en el monte-

Con una pata encogida

la cigüeña

 Gorka Arellano

 

Cielo rojizo:

de roca en roca se oye…

picar de ostreros

 Mary Vidal

 

playa desierta,

la sombra de una garza

estira el cuello

 Fernando Mora

 

yukaze ya misu aosagi no hagi wo utu

 brisa en la tarde:

caricia de patas

de garza en el agua

 Yosa Buson

 

Como grupo, las zancudas son menos vocales que otras especies de aves, aunque las bandadas pueden ser ruidosas.

 

Olor a lluvia.

Los gritos de los teros

en la mañana

 Rodolfo Langer

 

Dos andarríos

cantan en vuelo-

El blanco de sus vientres

 Gorka Arellano

 

Pirr-pirr del corriol-

a l,aigual

la lluna plena

 

Pirr-pirr del chorlitejo

en la marisma

la luna llena

 Vanni Fucci

 

Chidori noku nada wa hyakuri no fubuki kana

 Una ventisca a lo largo de cien millas

¡los chorlitos gritan

sobre el mar abierto!

 Masaoka Shiki

 

Solo el graznido

de grullas hacia el sur-

Cepas vacías

Daigu Neko

 

Grita una garza.

Va sacando los cuernos

el caracol.

Epifanía Pérez Béjar

 

El humo de la leña

entre la neblina-

Graznan las grullas

 Gorka Arellano

 

Hacia el maizal

el grito de un tero

Luz de tormenta

 Bibi Varela Gibb (Bibisan)

 

koe nakuba sagi ushinawamu asa no yuki

 A no ser por sus voces

ni existirían las garzas:

alba de nieve

 Chiyo-ni

 

Brillo en el barro,

el silencio tras la marcha

de los flamencos.

 Marga Alcalá

 

Las garzas llevan siglos siendo tema recurrente en el arte y la literatura japonés. Aves pacientes, se les suele ver inmóviles, serenas, junto a los ríos, lagunas, pantanos o entre arrozales, con una dignidad que lleva a la calma. Su majestuoso vuelo y sobre todo su planeo en el descenso nos acerca a la paz y al misterio. En Japón son símbolo de muerte, pureza o transición.

 

Ruido del agua

donde se estrecha el río

la garza quieta

 Luis Elía Iranzu (Luelir)

 

escarcha-

una garza se yergue

en la otra orilla

 Rubén Marín Salvador (Benrû)

 

Yundadi ni sagi no ugokanu aota kana

 Bajo la lluvia de la tarde

una garza inmóvil-

verde arrozal

 Masaoka Shiki

 

Las grullas son símbolo de buena suerte, longevidad, honor y felicidad. Por sus costumbres, se las relaciona con virtudes como la diligencia y perseverancia, la previsión, la prudencia y la sabiduría.

 

ko o kobau tsurutachi madou fubuki kana

 Las grullas nerviosas

protegiendo a sus crías

¡una tormenta de nieve!

 Masaoka Shiki

 

hatsushimo ya mazurau Tsuru o toku miru

 Primera escarcha:

Miro de lejos

a la grulla enferma

 Yosa Buson

 

En Europa, la cigüeña es venerada desde muy antiguo, trae buena suerte y anuncia la primavera (resurrección de la naturaleza, portadora de vida nueva). En el románico, las aves zancudas en general son imagen del pensamiento y la imaginación. Simbolizan la altura y proyección espiritual por su despegue del suelo.

 

Por un instante

brilla el sol en las plumas

de la cigüeña

 M.ª Dolores E. Cordero

 

batiendo las alas

la sombra de una cigüeña

fluye con el río

 Mercedes Pérez

 

Ver una bandada que emprende el vuelo es siempre impresionante, pero aún lo es más si esta está formada por estas increíbles aves trotamundos coordinadas y precisas, de patas largas.

Como dice Arthur Morris en su libro, Shorebirds-Beautiful Beachcombers (Las zancudas, hermosas vagabundas): “Son las dueñas indiscutibles del aire”.

 

sagui murete Tsuru niji teru shigure kana

 Aguacero

mojada la garza

la grulla seca

 Yosa Buson

 

Vuelo de gallinuelas-

Tiembla la luz

en el pantano

 Rubens Saró

 

Charcos de lluvia.

Cada tanto un flamenco

abre las alas.

Mary Vidal

 

tsuru no asobi kumoi ni hanawu hatsuhi kana

 bajo el primer sol,

la armonía de ver en el cielo

las grullas que pasan

 Chiyo ni

 

Aosagi no gyatto nakitsutsu kyô no tsuki

 Mientras una garza

grita «gyaa»

la luna de hoy

 Kôy- ni