Y el mar…
Marea baja.
En la roca en forma de hongo
mejillones pequeños
Frescor de la tarde.
En vuelo sin orden
los gaviotines sudamericanos
Ondas en el charco.
Entre las algas se mueve
un pejerrey
Kigos de la Patagonia
Y el mar…
Marea baja.
En la roca en forma de hongo
mejillones pequeños
Frescor de la tarde.
En vuelo sin orden
los gaviotines sudamericanos
Ondas en el charco.
Entre las algas se mueve
un pejerrey
Halcón…
Salida durante un atardecer, temperatura agradable, no puedo decir caluroso.
Antes de llegar a la zona de lomadas, encuentro un álamo y a su lado un zanjón que no se distingue bien, pues las últimas lluvias permitieron el crecimiento abundante de mostacillas silvestres que muestra una flor de amarillo intenso, pequeña, simple y muy bella.
La vida se exhibe con creces, los lagartos que van de mata en mata, matuastos, más difíciles de encontrar, abejas, arañas…
Entre el alfilerillo
estridula
un cascarudo
La martineta, se deleita en baños de arena, aprovechando la tibieza del sol.
Es la hora que salen en busca de alimento y agua. No se aleja aunque mira que me acerco; decido no molestarla y continuar por otro sendero.
Me detengo cerca de un alambrado ante el movimiento de un pájaro: ¡¡¡es una calandria!!! Picoteando no sé qué en la aridez del suelo, pero sigue, ágil y atenta.
Hacia mi espalda, un ruido entre las matas me invita a darme vuelta, una liebre asciende por la colina sin detenerse hasta llegar a lo alto y se pierde rumbo al oeste.
Ahora: chillidos, vista al cielo; un halcón peregrino en este escenario de pocas nubes. Sigo sus movimientos en la que hace una demostración elegante de vuelos: en espiral, en picado, para ascender nuevamente, luego, sereno planeo en círculos, va…viene, se eleva otra vez, entre giros cortos y nuevos planeos.
De repente hacia el sur, hacia el este, en esos momentos baja la cabeza, mira hacia un lado y otro como si buscara algo. Otros giros, gritos…
Un viento repentino se dirige hacia el mar, se une a la cresta espumosa de las olas.
En la orilla, un grupo de gaviotas capucha negra y gaviotas blancas, atraen por un momento mi atención, es época de migraciones
Atrapante: el halcón peregrino, qué belleza y misterio, en lo alto apenas un pajarillo y cercano su esplendor de ave rapaz; cazadora en el aire.
Y entonces se decide: desciende en el faldeo este de la loma para desaparecer en uno de los huecos de entre una serie de ellos.
Es el lugar donde anidan…
Ese faldeo arcilloso, sin rastros de vegetación es el lugar elegido.
Subiendo por otro cerro veo el encanto del espacio, con rastros de lluvias que dibujaron profundos surcos que descienden fusionándose con el color arcilloso, unidos a afloramientos de matices blancos; estructuras que sobresalen como estantes apilados a distinta altura, espacio de deliciosos fósiles de Ostrea máxima .
En algunos espacios tímidamente aparecen algunas matas achaparradas, espinosas: los quilimbay.
http://buscador.floraargentina.edu.ar/species/details/16393/33471
El ocaso comienza a revelar la magnitud de colores rojos, amarillos, blancos, azules que se reflejan tiñendo las alturas de las mesetas, el mar, el pecho de las gaviotas que en bandadas se desplazan entre una variante de graznidos y silencios.
Salgo a recorrer la primavera que se esparce por la estepa con una variedad de colores en verdes: claros, oscuros, intensos, suaves.
En este jardín entre planicies, cañadones, arenas, arcillas, rocas, pedregales sus colores se unen con el de las flores, tejen una paleta de amarillos, rosas, rojos, azules, blancos, violáceos… se mezclan, se difuminan, entre olores característicos de todo el espacio
El detalle del tomillo tan agradable, que tienta a no moverse para que la piel deje que resbale por cada centímetro; otros son acres como el duraznillo, el botón de oro,…
No podían faltar ruidos del viento que sin pedir permiso se mete entre la vegetación y cada tanto juega con la arena a formar pequeños remolinos, shhhh shhhh.
Se despiertan las voces de pájaros, que son música para los oídos, un yal negro; por el suelo la viudita; de mata en mata los chingolos, otros de lugares que no logro detectar.
También son gritos o silencios los de aves en busca de sus presas: lechuzas, halcones, aguiluchos, caranchos.
Volviendo al espacio inmediato puedo ver el detalle de flora y fauna.
Paso corto y mirada larga
Pedregal
Rayos de sol
en los zapatitos de reina
Sobre un molle.
El canto
del yal negro
El sol acompaña la caminata, el frescor se siente.
Regresando lleno mis sentidos con herbáceas de flores muy delicadas y que pronto desaparecen como las estrellitas, el junquillo silvestre (marancel), cerastium, y otras más duraderas como el alfilerillo, patas de perdiz, magallana, calafate,…
En una pequeña planicie las violetas silvestres muestran la belleza de sus flores amariposadas.
Después de la lluvia
Mi caminata hoy la hago por el borde de las mesetas. Después de muchos días de lluvia el paisaje ha variado un tanto, los senderos que habitualmente recorría son arcillosos, se han formado zanjones irregulares, por lo que es imposible pasar por algunos de los tramos.
El aire fresco recorre mi rostro dejando deslizar unas lágrimas…
En un faldeo de meseta socavado por la lluvia, quedan a la vista las raíces de las zampas (arbusto de hojas de un verde suave) abundantes en esta parte de la meseta, cercana al mar.
Las raíces forman un entretejido digno de una pintura. Me detengo y no puedo dejar de observar la belleza entre tintes grises que les dan un atractivo especial.
Continuando la caminata hay partes de suelo seco, agrietado, donde hubo evaporación suficiente. Otros espacios permanecen encharcadas
Unos pasos más adelante, en charcos con aguas turbias apenas se observan partes de algunas manzanillas silvestres y emergiendo algunas flores secas.
Tarde nublada
En el barro agrietado
unas huellas
Nieve
Las noticias indican sobre intensas nevadas en la cordillera, y en general en toda la Patagonia.
Los copos caen durante la madrugada, han llegado a la meseta, su caída en medio del dulce silencio, se desplaza en lo oscuro y solo ella es claridad que avanza.
Nieve
en la achicoria .
Primeras luces
Su suavidad blanca se acumula, dejando al descubierto apenas unas espinas en los cactus, en otros espacios el verdeante de las últimas hojas de rosal. Más allá del callistemon emerge el rojo de sus flores.
En un momento el bullicio de un bando de gorriones en busca de comida y más tarde un zorzal que picotea entre la lavanda, mira atento, se detiene, sigue comiendo hasta que algún sonido proveniente de la casa del vecino lo asusta y levanta vuelo.
Un pájaro, en otra parte del patio, de un hermoso plumaje gris ceniciento, borde de alas con una fina línea negra, cola alargada, negra, pico amarillo, una belleza. No logro detectar qué pájaro es. Por un momento pienso: tal vez un zorzal distinto de los que habitualmente aparecen?
El frío sigue con temperaturas bajo cero.
Los abuelos, como cada mañana tomados de la mano, a paso lento y con una charla, vaya a saber de qué, siguen su trayecto hacia la costa.
Marejada.
El ruido se siente
desde lejos
Ballenas
Llegó junio y otra vez la grandiosidad del paisaje con la presencia de la ballena franca austral.
Siguiendo las páginas de mi memoria, se hacen presentes ¡¡tantos instantes!! Puedo decir que ha variado la cantidad y la época del año en que aparecen. Es un verdadero espectáculo de la naturaleza verlas.
Explorando en la caleta, la Bajada de la Osa, el Paraje de la Lobería (espacios ubicados al norte de la provincia de Santa Cruz)* en suaves amaneceres; en soleados o nublados de mediodías; en fríos atardeceres.
En momentos en que no las esperas, aparecen:
– Rumbo hacia la Península de Valdez (en la Provincia del Chubut) que es el lugar elegido para su reproducción.
– Jugueteando con ballenatos, en otros momentos.
– Como así… de repente, se muestran emergiendo y al caer es inverosímil el estruendo que producen.
– Con sus movimientos de la cola o las aletas asomando, los círculos que dibujan entre dos o a veces más individuos. Imagino lo que debe ser acercarse con una embarcación.
*Playa Bajada de la Osa con sus metros de largo, se encuentra al sur de Playa la Lobería y al norte de Playa La Encajada en el norte santacruceño, más precisamente en la Cuenca del Golfo San Jorge.
La lobería.
Los ruidos del movimiento
de ballenas francas
Sigo la lectura de un artículo de la National geographic y me parece oportuno transmitir:
“…Las ballenas expulsan aire (no agua) por los espiráculos
Según explica Garrard, cuando una ballena sale a la superficie después de contener la respiración, el ruido que se oye “es su exhalación” antes de inhalar y volver a sumergirse. En los dibujos animados, vemos que esto suele representarse como un chorro de agua, pero “lo que realmente vemos es el aliento de la ballena”. Cuando el aire caliente de los pulmones de la ballena se encuentra con el aire frío del exterior, se condensa en una nube, como lo que sucede cuando exhalamos en un día frío. Esta nube también contiene mucosidad y las gotas de agua de mar que había sobre el espiráculo…”
https://www.nationalgeographicla.com/animales/2021/06/ballenas-la-ciencia-explica-que-no-expulsan-agua-por-los-espiraculos-y-aclara-otras-ideas-erroneas-sobre-estos-animales#:~:text=Las%20ballenas%20expulsan%20aire%20(no,inhalar%20y%20volver%20a%20sumergirse.
Aún de lejos…
ver las callosidades
de la ballena
Monarca
Días de bruma, mar turbulento, humedad, lluvias y nieve, lentamente se acerca el invierno. Me llegan sensaciones de otros olores; los colores que atrapan entre ocres, amarillos, verdes; los ruidos de cambios atmosféricos, de la vida; otros gustos, el frío en la piel…
Días atrás me llama la atención la presencia de una monarca al sol de una mañana otoñal, bastante fresca.
Me detengo para observarla en sus movimientos suaves, el brillo y colorido de sus alas, el detalle de su anatomía, ¡tantas sensaciones! , todo contacto, hasta que alzo vuelo y se posó en una flor de la canastita de plata.*
No es habitual encontrar monarcas en este hábitat, una… dos, cada tanto, se ven un poco más las que llamamos lecheras: mariposas blancas.
Siguiendo por el entorno puedo observar una oruga sobre una pared, capturo el instante y este es el resultado.
La vivencia trae a mi memoria un haiku de Bashô.
胡蝶にもならで秋経る菜虫哉
Kochô ni mo narade aki furu namushi kana
El otoño avanza
y la oruga no consigue convertirse
en una mariposa cualquiera
-(Trad. Vicente Haya)
Bashô, Clásico, haiku de lo sagrado
Preparo un té y mientras lo bebo, abro el foro de ERDH donde dejé un haiku que motivó este acontecimiento, me atraparon respuestas poéticas que llegan al corazón y cada una de las percepciones que potencian el aware
https://foros.elrincondelhaiku.org/viewtopic.php?f=8&t=39337
Tomo el comentario que dejó JLVicent: “qué sueños tendrá esa monarca…; igual anda tras la pista de Zhuang Zi” , investigo y encuentro:
Una vez, soñé que era una mariposa,
revoloteando aquí y allá, a todos los efectos
una mariposa. Sólo era consciente de mi felicidad como
mariposa, sin saber que era yo mismo. Pronto me desperté,
y allí estaba yo, verdaderamente yo mismo otra vez. Ahora ya no
sé si yo era entonces un hombre soñando que era un
mariposa, o si ahora soy una mariposa, soñando que soy un hombre.
*https://es.wikipedia.org/wiki/Lobularia_maritima
Mar
Tarde fresca. Decido sentarme al borde del acantilado desde donde puedo observar el mar y su movimiento. Una placidez profunda llena los sentidos. Sombras de pequeñas nubes corren del mar a la meseta.
Pasados unos minutos retomo la caminata por el sendero.
Tarde de abril.
Fulgor en las chauchas
del algarrobillo
http://faunayfloradelargentinanativa.blogspot.com/2017/08/algarrobo-patagonico-prosopis-denudans.html
Me dirijo hacia la orilla, avanzando con el sonido de las piedras bajo los pies.
La marea comienza a subir; entre espuma, arenas grises y pequeños remolinos unas Ostreas máximas (fósiles del Mioceno inferior).
En una zona donde la marea no baja el bullicio de gaviotas y gaviotines, brillos de pececillos que saltan en gran cantidad, indica la presencia de un cardumen de sardinas. Cada tanto asoman unas aletas, rígidas, y me parece ver desaparecer un ave. Son ¿tiburones? Es probable, si fueran delfines emergen y dejan ver sus cuerpos.
Más adelante encuentro una cueva formada en una roca, con algas verdes que parecen una verdadera obra de arte.
Olor de algas
Entre fucus*
unos erizos
*alga parda
Otoño
Aires de otoño con nieblas, alternancia de días cálidos y frescos.
La achicoria silvestre sigue regalando la belleza de sus flores celestes a pesar que sus tallos, al ritmo de la nueva estación, se notan secos. Como muchas de las autóctonas de esta región, al querer cortar una rama, sus espinas se dejan sentir.
Con los primeros rayos de sol, la mañana apacible invita a disfrutar de la naturaleza. Sobre la piel ese aire fresco con retazos de olores marinos. Unos zumbidos de abejas, el trisar de golondrinas que llega desde algún lugar, el olor de pan horneando, se mezclan con el verde de este pequeño espacio. Recorro el sendero de lajas hasta llegar al rincón de rocallas y encuentro al cactus espiral en actividad, si, actividad!!! El pimpollo, grande, alargado, hoy muestra los sépalos, blancos en el centro con borduras moradas hacia los extremos.
Tomo fotos y regreso a preparar el desayuno
Pasados unos minutos salgo, no puedo dejar de pensar en esa belleza que esta mañana me regala, vuelvo al lugar y noto que sigue el proceso natural y abre los pétalos, me quedo cerca con mi cámara fotográfica y puedo seguir todo el proceso.
Mañana de sol
Infinidad de estambres
en el cactus espiral
Una maravilla de la naturaleza.
Ayer…hoy
La flor de ayer,
en el cactus espiral,
se ha cerrado.
Un cielo rojizo, la quietud de hojas amarillando en los álamos, los gorriones, el ruido de las olas desde la lejanía, bandadas de gaviotas…
Moscas…
Los pétalos atigrados
de la flor estrella
Aire frío.
Las piedras… a través
del agua viva
Cerca de las olas
los patos crestones.
Cielo gris
MARZO 2022
Viento de otoño.
Sobre la roca pequeñas
bellotas de mar
Cielo rojizo:
de roca en roca se oye…
picar de ostreros
Viento en calma.
Sobre la flor de cardo
una semilla