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series abiertas que se van actualizando, generalmente al mes

Febrero 2023

EL MÁS POÉTICO

De las diferentes versiones de este poema:

umi kurete

kamo no koe

honoka ni shiroshi

 

escojo la de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya:

 

El mar ya oscuro:

Los gritos de los patos

ligeramente blancos

 

Generalmente se hace una lectura poética de este texto, la mezcla de las percepciones sensoriales se toma como si fuera una figura literaria: la sinestesia. El poeta José Muñoz Cota me decía: “no percibo el color de las voces, pero intuyo que sí lo tienen”. Cierto, muy cierto. Este haiku se lee poéticamente, pero también es posible una lectura al pie de la letra. Hay personas, como el entrañable compañero Arcángelo, que tienen la capacidad de ver el color de los sonidos.

 

EL MÁS SUGESTIVO

También goza de fama este haiku:

kaareda ni

karasu no tomarikeri

aki no kure

 

Sobre la rama seca,

un cuervo se ha posado;

tarde de otoño.

 

Así lo traduce el Maestro Rodríguez-Izquierdo, y señala que es el punto de partida del principio de comparación interna, una técnica de mayor reticencia que la metáfora. Esta forma de escribir es como un esfumado de la expresión metafórica y hace que el lector participe en el hallazgo de las similitudes o las diferencias. Las figuras literarias, en general, deforman lo que nombran, son una especie de caricatura esteticista difícil de apreciar para una mente ingenua y veraz. Recordemos el comentario que hizo un muchachito japonés al leer aquel verso en que Li Po afirma que su cabello cano tiene mil pasos de longitud, y que despertó la simpatía de Arthur Waley: “es la más descarada de las mentiras”.

 

EL MÁS IMPACTANTE

El primer impacto que recibimos de este haiku fue el sonoro:

araumi ya

sado ni yokotau

amanogawa

 

No faltaron compañeros que, en el patio de la escuela, imitando las artes marciales se ponían en guardia al grito de ¡araumi ya!

De las versiones que se han dado destaco las siguientes:

 

Un mar bravío.

Y, tensa sobre Sado,

la Vía Láctea.

(Antonio Cabezas)

 

un mar revuelto:

sobre la isla de Sado,

la Vía Láctea

(José Ma. Bermejo)

 

Tendido fluye

del mar bravo a la isla:

río de estrellas.

(O.Paz y E. Hayashiya)

 

El mar salvaje,

junto a la isla de Sado,

vuelo de naves

(Nuria Parés)

 

   La versión que da Nuria Parés, posiblemente de una traducción francesa, es una maravillosa visión surrealista, digna de ser acompañada de una acuarela.

   La de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya, lírica, sugestiva, y el último verso, todo un acierto que, de ser recitado a Abd-ul-Wahab, le haría gritar: ¡olé! antes de desmayarse como lo hizo al escuchar los versos de Abenámar, según cuenta Federico de Shack.

   Las sobrias traducciones de Antonio Cabezas y José María Bermejo, permiten sentir la impresión del mar picado en contraste con el Río del Cielo.

EL MÁS INGENIOSO

Nuria Parés nos dice que el haiku más antiguo de Bashô que se conserva es uno que escribió a los trece años de edad, cuyo valor está fincado casi exclusivamente en el ingenioso juego de palabras, cosa que considera un defecto de su época. Sin embargo, Donald Keene, en La literatura japonesa, se refiere a los retruécanos de manera distinta, ya que se utilizan en la técnica del kakekotoba o “palabra eje”, uno de los rasgos más característicos del verso japonés. Y presenta ejemplos de retruécanos trágicos en las estrofas del teatro Nô.

   Los toponímicos también se prestan para manejar el recurso de la “palabra eje”, y el autor de Sendas de Oku lo usa en los versos del final de esa obra.

hamaguri no

futami ni wakari

yuku aki zo

Aunque se juzga intraducible, Antonio Cabezas, en una de sus versiones intenta el recurso de la palabra eje.

Como la almeja

en dos valvas, me parto

de ti con el otoño.

LOS PRIMEROS HAIKUS

Cronológicamente, los haikus de Bashô, al igual que Jacob, no tienen la primogenitura. Según Antonio Cabezas los primeros textos de este género serían los de Onitsura. En este caso es posible hacer un paralelo con la filosofía para juzgar salomónicamente: el fragmento de Anaximandro es el primer texto filosófico, aunque carece de la trascendencia del poema de Parménides.

LA IMPORTANCIA DE UN HAIKU

El poema del salto de la rana puede considerarse como el mito fundador del haiku, y, en tanto mito, es un mediador que resuelve una contradicción: la del cambio y la permanencia, los dos principios de la estética de Bashô. He ahí su importancia.

Montañas y ríos

Una conocida expresión de la tradición zen dice: “Antes de conocer el zen, las montañas eran las montañas y los ríos eran los ríos. Cuando comencé a estudiar el zen, las montañas ya no eran las montañas ni los ríos eran los ríos. Cuando al fin comprendí la esencia del zen, las montañas son las montañas y los ríos son los ríos.”

Parece que lo esencial de la vida responde a la misma apreciación. Los seres humanos solemos perdernos, dar vueltas y desvíos hasta llegar a estar totalmente confundidos.

El haiku, como el zen, es un retorno a lo esencial. Nada nos hace falta, nada nos sobra. Buscamos inútilmente un tesoro donde nunca podremos encontrarlo. La joya preciosa no está en un lugar lejano o desconocido. Nunca cesa de brillar en nuestro propio corazón.

Recuperar la capacidad de percibir directamente, sin obstrucciones ni distorsiones, sin engaños ni manipulaciones, desnudos, desprevenidos, con sencillez y humildad, como el niño que nunca dejamos de ser, ese es el camino del haiku:

¡Las montañas son las montañas, los ríos son los ríos!

algazara

dos guacamayas

en el techo de la casa

·

sin ruido…

una tras otra cae

gota de rocío

Foto: Cañón del Río Cauca (Antioquia, Colombia), Luis Bernardo Cano

 

Shiki: Las reuniones con los amigotes… y la colectividad en el haiku.

Imagen 1.- La primera reunión de haiku de «Busonki», o reunión por aniversario de la muerte de Yosa Buson. Fotografía conmemorativa tomada en el porche de una habitación de invitados de Shikian (1897, Fuente Museo Shiki). 

Imagen 2.-  Conocida fotografía de Shiki, también en 1897, con 31 años, delante su casa frente jardín el 24 diciembre, con motivo de la primera celebración sobre el Poeta Buson.

Imagen 3.- Busonki de diciembre de 1899 (Fuente: Shikian). Esta foto fue tomada frente a la cerca de pizarra en el lado oeste. Shiki se apoyó en un reposabrazos en el centro de la primera fila.

Seguramente porque Shiki no podía salir de casa en sus últimos años, con cierta frecuencia y con motivos muy dispares (homenajear a un clásico, despedir a un amigo que parte, celebrar la entrada de año, etc.) organizaba grandes reuniones de haijines. Murió el día 19 de septiembre de 1902: pues bien, la última de estas grandes reuniones fue ¡el 10 de septiembre!, cuando apenas tenía fuerzas ya para respirar.

Posiblemente, las más famosas y fructíferas de todas las reuniones fueron los “Busonki”, o reuniones en homenaje a Buson, que se celebraban casi siempre el día 24 de diciembre, fecha de la muerte del gran maestro del haiku y la pintura (fecha de calendario lunar, 17 de enero en el nuevo calendario solar). De la primera, en 1987, tenemos esa fotografía en la Imagen 1, con 20 asistentes y la imagen 2 individual del maestro. En la tercera, en la Imagen 3, ya apreciamos más de 45 asistentes. Aún tenemos una fotografía más de estos encuentros, pero tiene su propia historia y la veremos y comentaremos en la próxima entrega.

Shiki sentía gran admiración por Buson, llegándole a dedicar el libro “Haijin Buson” en 1899, que se venía publicando de forma seriada en el diario Nihon desde 1897. Continúa, a partir de 1898, mediante estas sesiones de lectura colectiva organizadas en el propio domicilio del poeta y hasta pocos días antes de su muerte. Estas sesiones culminaron con la publicación de escritos de un Curso sobre las colecciones de Buson (Buson kushū kōgi). En mayo de 1900, fueron los Versos de invierno, en septiembre de 1900 los Versos de primavera, en enero de 1902 los Versos de verano y, Meisetsu, publicará un último volumen en junio de 1903: Versos de otoño.

Si bien Donal Keene y Janine Beichman dejan buena constancia de la impresión de Buson en Shiki, a quien desee profundizar, recomiendo muy encarecidamente los artículos “Buson and Shiki: Part One & Part Two”, de Mark Morris (University of Adelaide) en Harvard Journal of Asiatic Studies, Vol. 44, No. 2 (Dec., 1984), pp. 381-425 y Vol. 45, No. 1 (Jun., 1985), pp. 255-321.

Me permito recordar aquí también que el haiku tiene un componente imprescindible de colectivo, se originó de la poesía colectiva y de desarrolló como poesía en colectivo: de ahí la importancia de los foros, escuelas, asociaciones, etc.

Ya publicado con anterioridad, también recuerdo aquí cuatro términos que se usan en la colectividad del haiku:

Unza: (za: reunión, uno: destino): Empezaron siendo reuniones de numerosos haijines para la práctica del haiku, meros ejercicios. Finalmente, se convirtieron en sesiones de selección donde se decide colectivamente el destino de los diferentes haikus compuestos por los miembros: ¿serán seleccionados? ¿serán rechazados? Usado para publicaciones en libros, revistas, foros, etc.

Tensaku: Sesiones de numerosos haijines con fines, no de selección, sino de mejora de los haikus. Puesta en común, comentarios y correcciones colectivas.

Kukai: Tiene características de competitividad, de concurso. En esa reunión los haiku se escriben en hojas de papel anónimas, por lo que no se sabe de quién es cada haiku inicialmente y cada cual selecciona tres o cinco de sus favoritos. Cada miembro lee en voz alta su selección de haiku y hace un pequeño comentario al respecto. Gana el que mayor número de selecciones tenga.

Ginkō: Un grupo de haijines pasea con atención por un área determinada de naturaleza, escriben haikus que puedan surgir al respecto y luego los intercambian frecuentemente en formato de kukai.

FUENTES:

Imágenes:

Museo de Shiki

Shikian

Cafetales (parte 1)

Ocaso…
En el cafetal
la neblina.

Esteban Sánchez «estebansa.iearm»

Cafetos en flor
El hombre destusa
al gallo fino*

*Gallo de pelea.

Mayra Rosa Soris «Diáfana»

Noche nublada,
ronchas de tlazahuates*
en las ingles

*tlazahuates: ácaros de los cafetales.

Jorge Moreno Bulbarela «Jor»

 

hojarasca –
en el cafetal
se revuelca una culebra

Cáscara de cigarra
prendida al tronco –
un chirrido en las frondas

Jorge Moreno Bulbarela «Jor»

Café de olla
El vendedor de pájaros
entre la niebla

Jaspe Uriel Martínez «Ajenjo»

¿QUIÉN INDUJO A SHIKI AL SUICIDIO?

Puedes leer solo el resumen (la versión breve) o todo (versión extensa) si deseas conocer más del tema y la vida y familia de Shiki.

Versión breve: Shiki (imagen 1) reconoció el 13 de octubre de 1901 en su diario íntimo, que ante el dolor insoportable que tenía (por una tuberculosis que afectó a su columna y médula espinal) un día quiso suicidarse, y cuando estaba camino de hacerlo, la abrupta llegada de su madre lo impidió.

Imagen 1

Aunque nunca fue de creer en espíritus, cuenta (según se dice, por culpa del dolor y los medicamentos) que quien le animó a hacerlo fue el fantasma de un familiar: su primo Kohaku Fujino  (imagen 2), cuatro años menor que él y con quien convivió una temporada.

Imagen 2

El primo, en forma de aparición, salió de su tumba (Imagen 3: Kohaku saliendo de su tumba y regresando del inframundo) para animarle a acabar con su vida.

Imagen 3

El primo siempre manifestó un carácter infeliz, algo envidioso y fue ingresado en un hospital de salud mental. Murió por suicidio.

Imagen 4

La Imagen 4 fue tomada en Shimbashi, en noviembre de 1883. Desde la izquierda en la primera fila, sentados, Kiyoshi Fujino -Kohaku-, Tomoyuki Yasunaga y Shiki Masaoka. Desde la izquierda en la última fila, de pie, Ryo Minami -Hajime- y Masami Ota.
*Ryo Minami es sobrino de Kanzan Ohara, el abuelo de Shiki, y era dos años mayor que Shiki.

Versión extensa:

Kohaku Fujino era primo de Shiki, cuatro años menor, y su verdadero nombre es Kiyoshi Fujino. Nació con síntomas de neurosis. La tía de Shiki, la hermana menor de Yae, Toe, murió cuando Kohaku tenía siete años. La familia de Kohaku, siendo un samurái de alto rango, pensó: “Sería muy bueno tener un jardín grande y hermoso para que juegue el niño, y convertirse en rey en ese jardín y poder hacer travesuras sin restricciones”. Claro, aquello era envidiable para Shiki, que escribió en “Fujino Kiyoshi no Den (Kohaku Imanu)” que tenía sana envidia de las posibilidades de su primo. Sin embargo, Kohaku creció lleno de egoísmo. El hecho de que su padre “reemplazara” a su fallecida madre, Toe, distorsionó aún más su personalidad nerviosa.

Cuando Shiki fue a Tokio en 1883, la familia Fujino ya se había mudado a Tokio y los primos vivirían juntos al menos un año. Sin embargo, Kohaku manifestaba una gran agresividad y Shiki, que hacía el papel de su supervisor, lo pasaba mal porque se peleaba constantemente con otros estudiantes.

En septiembre de 1887, Kohaku mostró signos de enfermedad mental y fue ingresado en el Hospital Sugamo. Más tarde regresó a su ciudad natal para cuidar su enfermedad, se mudó a Tokio en abril de 1891, comenzó a estudiar literatura e ingresó en la Tokio Senmon Gakko (ahora Universidad de Waseda) al año siguiente. Su maestro fue Shoyo Tsubouchi, y sus compañeros de clase fueron Hogetsu Shimamura y Chugai Goto. Sin embargo, su talento para el haiku era tremendo, se decía que incluso superior al de Shiki. En el otoño de 1924 escribió: “Si la miro esta mañana, me siento solo, pero me pregunto si tan solo es una simple hoja durante la noche”. Escribió poemas excelentes como “No hay flores de rocío”, y Shiki dijo: “Estos poemas son sin duda dignos ejemplos de la iluminación del mundo del haiku de la era Meiji”.

Sin embargo, Kohaku se alejó gradualmente del haiku y comenzó a dedicarse a las novelas y obras de teatro. La obra “Jinbashira Tsukishima” que escribió cuando se graduó de la Tokyo Senmon Gakko se basó en la construcción de Taira no Kiyomori, de la isla Tsukishima, en el puerto de Hyogo. Kohaku se volcó de lleno en ese trabajo, lo revisó muchas veces, y soñaba con pertenecer al “mundo literario” gracias a él. Sin embargo, aunque este trabajo fue publicado en Waseda Bungaku en 1895, fue ignorado por el público. Kohaku estaba decepcionado y dejó una gran cicatriz en su corazón.

El 2 de marzo de 1893, Kohaku ayuda a Shiki a empacar sus pertenencias para ir a la Guerra Sino-Japonesa. Al día siguiente, Shiki y Kohaku se separaron en la estación de Shimbashi. Un mes después, Kyoshi tomaba sake con un plato de shiruko cuando se produjo un gran terremoto y Kohaku salió corriendo de la taberna descalzo y luego escribió: “es extraño que un terremoto dé miedo cuando estás pensando en morir”.

En abril, Shiki se quedó en el puerto de Ujina en Hiroshima para cubrir la guerra chino-japonesa. El 9 de abril, un día antes de zarpar, recibió la noticia de que Kohaku se había suicidado con una pistola. En la nota de suicidio Kohaku, escribió: “Mirando hacia atrás, soy incapaz de dedicarme perpetuamente a todas y cada una de las cosas debido a mi estado mental inestable. En cambio, soy arrogante y no tengo lugar para estar satisfecho con el logro de lo que quiero. Lo tuve, pero he perdido mi interés por sobrevivir en este mundo.” Estaba escrito. Shiki, que está a punto de irse al día siguiente no puede hacer nada por Kohaku. El padre de Kohaku, Fujino Susumu, dijo: “Si pasa algo, lo siento. Ni siquiera puedo llorar por esto. Finalmente apenas he podido escribir un texto manifestando mi dolor”.

El día 24 de su llegada a Kinshu, Shiki recibió una carta de Kawahigashi Hekigotô que contenía detalles sobre la muerte de Kohaku. Shiki escribió: “Hay un hombre que habla de primavera y viejos tiempos”.

Kyoshi Takahama escribió sobre el tiempo antes y después de la muerte de Kohaku en “Shiki Koji y yo”: << Alrededor del Festival de las Muñecas en el calendario lunar, Koji partió hacia el Cuartel General Imperial en Hiroshima. Por alguna razón, no recuerdo la escena cuando dejé Shinbashi. Sin embargo, Koji sí recuerda una habitación en Negishi-an el día de su partida.

Koji llevaba ropa nueva. Kohaku-kun estaba en la escuela vocacional de Waseda junto con Hogetsu y Sougai-kun, y a menudo hablaba de cosas como “destino” y “vida”. Incluso Koshiro-kun no podía evitar reírse… esta escena permanece como una vieja imagen ya. Ese fue el momento, además, de la separación para siempre entre Koji y Kohaku-kun, quienes odiaban separarse de algo”. Por lo tanto, era extremadamente raro que Koji enviara una carta informándonos de su partida, pero mientras Koji estaba fuera, a Hekigotô-kun y a mí se nos confió la sección de haiku del “Nippon Shimbun”. A veces se comentaban cosas sobre él. Por esa época, yo vivía con Hekigotô en una pensión en Tatsuoka-cho, Kamihongo. Estaba bastante entusiasmado con la composición de haiku. Un día en que los cerezos estaban en flor, estaba caminando por la universidad con Morimori Aoki, cuando Meisetsu se paró en la entrada del departamento de cirugía de la escuela de medicina y nos detuvo. Me acerqué a él con recelo, ya que siempre tenía mal genio, y me dijo: “Kohaku se suicidó. Lo acaban de traer al hospital”. Así que inmediatamente fuimos a la habitación del hospital y lo cuidamos. El cañón de la pistola había hundido su frente, pero aún no había fallecido. Simplemente estaba asombrado de Kohaku-kun, que estaba moviendo la mitad de su cuerpo mientras perdía el sentido. Una nota de suicidio muy fría y filosófica escrita en letra pequeña solemne fue descubierta en la biblioteca, a su derecha. En pocos días, este misterioso poeta finalmente se convirtió en un cadáver frío. Recuerdo que en el funeral la carta de condolencias de Tsubouchi fue leída por Hogetsu y Sougai. Shiki Koji estaba en Hiroshima y escuchó esta trágica noticia. Sin embargo, fue solo después de que regresó a Tokio en el otoño y leyó cuidadosamente su nota de suicidio que pensó profundamente en la muerte de Kohaku>>. (Kyoshi Takahama, en Koji Shiki y yo)

En el primer aniversario de la muerte de Kohaku, Shiki escribió en La alta hiedra en los pinos (Shôra gyokueki): “Este es el primer aniversario de la muerte de Kohaku. Con un rifle de caza al hombro, lleva una rama con flores de ciruelo y un pájaro marrón en su mano izquierda, y caza por los caminos de las montañas de los muertos. En la encrucijada de Rokudo, evitando ser visto, intenta debatir con el buda Jizo Bosatsu. Abre los cielo y ve pasar las nubes allá arriba, trabajando diligentemente día y noche, escribiendo borradores a lo largo de los años, ni poemas haiku ni waka, solo novelas y dramas y algunos los hace pedazos. Todos los cortes y piezas rotas fueron arrastradas al río Sanzu, con gente aplaudiendo y riendo estupefacta. Si no asisto al memorial, estaré cerca en la ofrenda de un plato de fideos (23 de abril de 1894).”

Shiki sintió una profunda vergüenza al pensar que debería haber sido más empático con la muerte de Kohaku, y el pensamiento de que Kohaku le guardaba rencor siempre se había quedado grabado en su corazón. En “Gyoga Manroku” fechado el 13 de octubre de 1901, se registra que apareció Kohaku para invitar a Shiki al inframundo: “Kohaku me llama: ven”. Al quedarse solo, Shiki consideró suicidarse con un cuchillo y el punzón de la caja de la piedra de tinta (Imágenes 5 y 6: Hoja del Manroku, diario de Shiki donde lo reproduce todo). Mientras, pensaba: “La muerte no da miedo, es el sufrimiento lo que da miedo”, y en esas su madre Yae volvió. ¿Qué le contó Kohaku a Shiki sobre la dulzura de la muerte?

 

 

 

 

 

Imágenes 5 y 6

Shiki Masaoka era un debilucho cuando era joven. Quizás debido a esto, no era bueno con las historias de miedo, y en “Yōkaidan”, escrito cuando tenía 18 años, afirmaba que a los niños no se les deben contar historias de miedo. Además, en “Hakkenden”, que escribió cuando tenía 21 años, plantea interrogantes sobre historias absurdas, y escribe a los 22 años que hay un límite en la imaginación humana más allá de lo que se ve y se escucha.

Como realista, es posible que Shiki no creyera mucho en los fantasmas y los Yōkai. Sin embargo, hay algunos haiku en los que los cita.

Shiki afirmó también: Quienes cuidan a un niño deben evitar hablarle al niño de manera absurda, como las apariciones demoníacas. Después de escuchar estas historias, el niño crece y, aunque sepa la verdad de la no existencia de los yōkai, queda aterrorizado cuando está solo en la noche oscura. Los humanos no deberían ser capaces de imaginar cosas que no sean las que han visto y oído. Incluso si los seres humanos pudieran imaginar a esos seres, no crearían nuevos materiales para esas cosas, sino que simplemente recopilarían los materiales que vemos y escuchamos y crearían una especie de nueva combinación. Por ejemplo, al intentar imaginar una especie de demonio, tomarían partes de un oso, un conejo, un pájaro, un pez, un ser humano, … es imposible organizarlo sin materiales reales.

Sin embargo, Shiki siente el espíritu de los muertos en su lecho de enfermo.

“Gyoga Manroku” es uno de los tres ensayos principales de Shiki. Estrictamente hablando, este es el único diario íntimo de Shiki, y no fue escrito asumiendo que se haría público. Escrito del 2 de septiembre al 19 de octubre de 1901, interrumpido, del 10 al 12 de marzo de 1902 (1902), del 20 de junio al 29 de julio. Incluye un diario de toma de anestésicos al día.

En este, el 13 de octubre, se escribe una sentencia espantosa. Shiki, que estaba solo, consideró suicidarse con un pequeño cuchillo y un punzón de la caja de la piedra de tinta (ver imagen 5). Sabía que había una navaja ideal para el suicidio por la casa, pero no podía buscar y llegar tan lejos. Cuando estaba pensando, «La muerte no da miedo, pero el sufrimiento sí», Yae volvió. ¿Fue Kohaku, que vino del inframundo, lo que llevó a Shiki a tales pensamientos?

<<…Mi mente cambió de repente. Bueno, no puedo soportarlo ¿Qué debo hacer? Puedo ver a mano un cuchillo desafilado de unas dos pulgadas de largo y un punzón de unas dos pulgadas de largo. Aparece una fiebre suicida de forma irregular …Pero no puedes morir con esta espada desafilada o un punzón. Sé que hay una navaja en la habitación de al lado. Si tuviera esa navaja, sería capaz de cortar mi garganta, pero lamentablemente, ahora ni siquiera puedo gatear. No hay forma de que pueda cortar la nuez de la garganta con este cuchillo. Pero si me atravieso el corazón con un punzón, estoy seguro de que moriré. Pero no puedo. La muerte no da miedo, pero el sufrimiento sí. Es aterrador pensar que incluso el dolor de la enfermedad es insoportable y que la muerte está por encima de eso. Eso no es todo. Después de todo, cuando miro un cuchillo, siento una sensación de pavor brotando del fondo de mi corazón. Cuando volví a ver este cuchillo hoy, me sentí mareado y asustado. Traté de levantarlo con mis manos, pero me contuve, pensando que ese era el lugar. En mi corazón, dos cosas están peleando: si quiero tomarlo o no. Mientras pensaba en ello, sollocé… comencé a llorar. Para entonces mi madre había regresado. Debía de ser tan temprano que había salido al porche.

“Cuando la sangre se me sube a la cabeza, no puedo abrir los ojos. Como no puedo abrir los ojos, no puedo leer los periódicos. Como no puedo leer periódicos, sigo pensando. Como sigo pensando, sé que la muerte se acerca. Como sé que la muerte se acerca, quiero divertirme antes de eso. Como quiero divertirme, me apetece probar algún festín excepcional. Como tengo ganas de probar un festín excepcional, necesito algo en lo que ocuparme. Como necesito algo en qué ocuparme, llego a pensar en vender mis libros. No, no, no quiero vender mis libros. Pues bien, estoy en problemas. Como estoy en problemas, la sangre se me sube a la cabeza aún más.>>

 IMÁGENES

Imagen 1: Foto de época de Masaoka Shiki en 1892

Imagen 2: Foto de época de Kiyoshi Fujino -Kohaku-, primo de Shiki, cuatro años menor que él y con quien convivió una temporada

Imagen 3: Kohaku saliendo de su tumba y regresando del inframundo para animar a Shiki a acabar con su vida

Imagen 4: En Shimbashi, noviembre de 1883. Desde la izquierda en la primera fila, sentados, Kiyoshi Fujino -Kohaku-, Tomoyuki Yasunaga y Shiki Masaoka. Desde la izquierda en la última fila, de pie, Ryo Minami* -Hajime- y Masami Ota. *Ryo Minami es sobrino de Kanzan Ohara, el abuelo de Shiki, y era dos años mayor que Shiki

Imagen 5: Hoja del «Gyoga Manroku” con  cuchillo y el punzón de la caja de la piedra de tinta

FUENTES:

Imágenes:

Museo de Shiki

Memorial Museum Kyoshi

Textos:

– Notas y diario de Akira Doinaka

– Kyoshi Takahama: “Shiki Koji y yo”

– Masaoka Shiki: Gyoga Manroku (diario íntimo)

– Masaoka Shiki: Fujino Kiyoshi no Den (Kohaku Imanu)

– Masaoka Shiki: La alta hiedra en los pinos (Shôra gyokueki)

– Masaoka Shiki: Yōkaidan y Hakkenden

Introducción

SHIKI: A PROPÓSITO DE SUS IMÁGENES

Desarrollaremos aquí a lo largo de 2023 una serie en la que cada mes tendremos algunas imágenes, en general muy poco conocidas en nuestro entorno, de o sobre Shiki, acompañadas de algún comentario o texto al respecto. Conoceremos así de forma ligera más cosas sobre la vida y obra de este genio del haiku.

En breve, primera entrada

Haiku-Dō Medellín, breve historia

La semilla de Haiku-Dō Medellín se sembró a mediados del año 2009, cuando los practicantes de Montaña de Silencio, un grupo de meditación zen en Medellín organizó el primer Hana Matsuri, un festival de cultura japonesa que contó con la presencia del escritor y haijin japonés Ban’ya Natsuishi. Con él se tomó la decisión de realizar en el 2013 la VII Conferencia Internacional de Haiku de la Organización Mundial de Haiku en la ciudad de Medellín. Este evento contó con la participación de varios haijines internacionales y un nutrido grupo de escritores y aficionados colombianos al haiku.

En el 2015 tuvimos la fortuna de recibir por primera vez a Vicente Haya en nuestra ciudad. Después de este encuentro extraordinario, un grupo de entusiastas de Medellín comenzó a reunirse de manera regular en las instalaciones del Parque Explora, que abrió sus puertas y los acogió desde entonces. Poco a poco, y gracias a la conectividad virtual, ahora nos acompañan en nuestras reuniones quincenales personas que habitan en otras ciudades de Colombia y en otros países.

Durante la 3° visita de Vicente Haya a Medellín, en el año 2019, se realizó el lanzamiento del libro Los cuatro elementos, una selección de haikus escritos por más de 70 haijines de 13 países hispanoamericanos. Un trabajo colaborativo que puso en contacto a escritores y grupos de España, Argentina, Cuba, entre otros.

Después de los dos años de distanciamiento y quietud que nos impuso la pandemia del Covid19, paso a paso, hemos recuperado la dinámica de nuestros encuentros periódicos y el entusiasmo con el proceso de reducación de nuestra percepción a la que nos invita nuestro maestro Vicente Haya.

El haiku no es solo una forma de escritura literaria, no es exactamente un estilo de poesía… Lo es, pero al mismo tiempo, lo natural es leer y escribir haiku como gotea la lluvia en esta tarde de octubre sobre el trajín de Medellín.

 

 

lluvias de octubre…

el canto de la soledad*

en mi ventana

 *Momutus momota aequatorialis

 

 

 

 

 

mediodía…

pinta de oro la avenida

un guayacán

(Diente de León)

 

 

 

Foto, Flores de guayacán,  Juan F. Jaramillo

 

Enero 2023

INTRODUCCIÓN

Ciertamente el haiku más famoso de Bashô es el del salto de la rana; sin embargo, se ha dicho de él que no es el más bello ni el mejor y, pese a las explicaciones de Donald Keene y Rodríguez-Izquierdo, sigue siendo un haiku de difícil asimilación.

   En esta serie iré presentando diferentes temas relacionados con Matsuo Bashô, su célebre poema, su estética y su convivencia con otras tendencias, desde una perspectiva que se ubica en mi circunstancia.

UN HAIKU DE DIFÍCIL ASIMILACIÓN

 Al abrigo de las paredes neoclásicas del palacio del conde de Buenavista, los preparatorianos de “la 4 de Puente de Alvarado”, tuvimos conocimiento de esos diminutos poemas que los japoneses suelen colgar de las ramas del ciruelo o del cerezo, según dice Fukuyiro Wakatsuki; nos extasiamos frente a la montaña súbitamente iluminada por la luna, nos fundimos en la sombra del cuervo que se posa al oscurecer; pero, quedamos desconcertados ante el salto de la rana:

furuike ya

kawazu tobikomu

mizu no oto

 

El estanque antiguo.

Salta una rana.

El ruido del agua.

(Trad. Donald Keene)

¿Y eso qué significa? Nos preguntábamos mentalmente. Ya en el pasillo, brotaban los comentarios: “es una simpleza”, “no dice nada”. No hallábamos “el mensaje que todo poema lleva en su interior”.

   El Maestro José Muñoz Cota, en su clase de Literatura, nos dio a conocer también la obra de Tablada, el introductor de la poesía japonesa en México. El propio Maestro, hombre de letras, utilizó la estrofa 5-7-5 en poemas largos, repletos de metáforas, entre ellos, el Tanka olímpico. Aún estaba en vigencia el paradigma del “álgebra superior de la metáfora”.

   Tres años más tarde, Nuria Parés, en el prólogo de El haiku japonés (1966), confirmó públicamente lo que se comentaba en privado del poema de la rana: suena en nuestros oídos tan solo como la constatación de un hecho trivial. Y, páginas más adelante, al reconocer las dificultades para traducir una poesía que juzga tan distante de la nuestra, justifica la alteración que de ella se hace al añadirle, lo que llama, “los valores a que está acostumbrado el lector occidental”. Da esta versión:

A la fuente vieja

salta, veloz, la rana:

el agua suena.

   En el mismo prólogo, Nuria Parés nos dice que en el caso del haiku hay dos artes gemelas: la composición y la lectura. En cuanto a nosotros, lo digo por los hispanohablantes, habría que añadir una tercera: la de la traducción.

Se entiende, pues, que no hay traducción exacta porque, al traducir un haiku, se le desgaja de su entorno. Se traducen las palabras del texto, pero no el contexto, y esto ocasiona que se pierda de vista el sentido, o sea, el subtexto.

En el caso de la rana, Donald Keene y Rodríguez-Izquierdo explican el contexto poético. Roland Barthes, perito en signos, con un gesto que haría repetir a Ortega y Gasset su catilinaria de Defensa del teólogo frente al místico, atisba un cese del lenguaje, como veremos más adelante.

   A continuación, presento los haikus que superan al del salto de la rana en asombro, en poesía, en sugestión, en impacto, en ingenio, pero que no tienen esa importancia crucial que menciona Rodríguez-Izquierdo.

EL MÁS ASOMBROSO

Al escuchar por primera vez, en el aula, esas palabras:

Las cimas de las nubes

se desmoronaron…

La montaña iluminada por la luna.

 

Traducción que Donald Keene da a:

kumo no mine

ikutsu kuzurete

tsuki no yama

Tuve la sensación de estar por el rumbo de Orizaba, contemplando montañas de nubes que se apartaban para dar paso al volcán, soberano de esas tierras. Tiempo después, ya de adulto, al leer la versión de Sendas de Oku, de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya, qué sorpresa llevé al enterarme que Bashô subió al Monte Gassán o monte Lunar, que llegó a la cima al anochecer y se acostó sobre hojas de bambú. El Maestro no contempló la montaña, estuvo en ella. Vio los picos de las nubes y, de pronto, la luna en la montaña.