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Zen, el estado mental del haiku 2, Soledad.

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 Soledad

Otro aspecto del estado zen es la soledad. El ritmo subyacente del pensamiento más que el pensamiento en sí, de las siguientes líneas de In Utrumque Paratus, expresa el sentimiento de Matthew Arnold sobre este estado:

Los picos son solemnes, pero a las estrellas les son conocidos,

pero a las estrellas, y a los fríos rayos lunares;

solo les sale el sol, y solo

les brotan los grandes arroyos.

En algún momento de nuestra vida debemos llegar a conocer a Sue,

Soy una de las Vírgenes eternas, sirviendo al fuego eterno (St Mawr),

y sentir con el Cristo resucitado,

Qué bueno es haber cumplido mi misión y estar más allá de ella. Ahora puedo estar solo y dejar todas las cosas a su suerte, y la higuera puede quedar estéril si así lo desea, y los ricos pueden ser ricos. Mi camino es sólo mío (El hombre que murió).

Esta es la verdadera soledad, pero necesita ir un paso más allá

Noli me tangere,

(NT: No me toques)

en el contexto

Y, sin embargo, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

En este punto, quizá convenga señalar el uso de las palabras en el Zen, la forma en que el silencio y el habla son una sola cosa. En todo verdadero lenguaje y conversación Zen, es decir, siempre que dos mentes están realmente en comunión, cualquier palabra dada connota también su opuesto lógico. Así, si decimos “abnegación”, significa, conjuntamente, “egoísmo”. La “soledad” es también un estado de interpenetración con todas las demás cosas. Así dice Bashō, aspirando a estar en este estado:

憂きわれを寂しがらせよ秋の寺

Uki ware wo    sabishi garaseyo    kankodori

Ah, kankodori,
profundiza
mi soledad

(Bashō)

El kankodori es un ave que vive entre las montañas lejos de las moradas de los hombres, por lo que su forma y figura son casi desconocidas. Su voz es parecida a la de la paloma torcaz y siempre se oye a lo lejos. Se dice que anuncia con su grito la llegada de la lluvia y su cese. En el haiku, es kigo de verano.

Sabishisa, soledad, es el equivalente haiku de Mu en el Zen, un estado de absoluta pobreza espiritual en el que, no teniendo nada, lo poseemos todo. Es un estado en el que nos alegramos con los que se alegran y lloramos con los que lloran, regocijarse con la alegría del asesino y llorar con los familiares del asesinado. No es un estado en el que elegimos con qué nos alegramos y con qué lloramos. No es un estado de olímpica indiferencia en el que los sentimientos positivos y negativos se anulan. Tomemos las conocidas líneas:

Entonces los dos hermanos y su hombre asesinado

pasaron por la bella Florencia, hasta donde fluye el arroyo Arno.

Gorjea a través de orillas estrechas, …

… pasaron el agua

en un bosque tranquilo para la matanza[1].

Todos los hombres son hombres muertos, y yo, que escribo esto. Y en la medida en que somos uno con Dios, no sólo aceptamos este asesinato, sino que somos nosotros mismos los hermanos asesinos de Isabel y su amante asesinado.

Imagen 13

Un Pájaro pa-pa en una rama de pino, de Mokkei

Pero existe el peligro de que, al tomar ejemplos de la poesía o el teatro, que nos convenzamos de que no es con el asesinato real con lo que simpatizamos, sino con los elementos artísticos del conjunto. Las siguientes observaciones de Stevenson, en A Gossip on Romance (Un cotilleo sobre el romance), nos dan una pista de cómo debemos ver las cosas:

Todos, cada uno con su gusto particular, leemos libros de cuentos en la infancia, no por elocuencia, carácter o pensamiento, sino por alguna cualidad de un incidente brutal. Esa cualidad no era un mero derramamiento de sangre o algo asombroso. Aunque cada cosa era bienvenida en su lugar, el hechizo por el cual leíamos dependía de algo diferente de cada caso… Crusoe retrocediendo ante la huella, Aquiles gritando frente al troyano, Ulises tensando el gran arco, Christian corriendo con los dedos en los oídos, son momentos culminantes de leyenda.

Estos “momentos culminantes” son puntos de ruptura en la línea del Mu; son momentos de “Soledad”, de abnegación, de vida universal en los que, sin embargo, el individuo no está desbordado, sino que sigue siendo claro y distinto.

¿Cómo se puede alcanzar este estado de soledad? Este es el estado habitual de tristeza solitaria en el que aún se encontraba Bashō. うき我 para ser transformado en aquello de lo que también podemos decir de todas las cosas y de todas las personas, como dice Virgilio a Minos,

Non impedir lo suo fatale andare:

vuolsi cosi cola dove si puote

cio che si vuole, e piu non diman dare.

 

No impidáis su fatal destino:

así lo queremos donde podamos

lo que quieras, y no pidas más.

Bashō nos dice que para él, es la arrulladora voz en la distancia del kankodori lo que puede obrar este milagro de gracia en su corazón. Wordsworth dice lo mismo:

Aunque sólo sea un balbuceo al Valle

de sol y de lluvia,

me traes un cuento

de horas visionarias.

¡Tres veces bienvenida, querida primavera!

aunque para mí

no eres un pájaro, sino algo invisible,

¡una voz, un misterio!

En Naturaleza dice de Lucy,

Las nubes flotantes prestarán su estado

a ella, por ella se inclinará el sauce;

no dejará de ver

incluso en los movimientos de la tormenta

la gracia que moldeará la forma de la doncella

por silenciosa simpatía.

 

En su Diario, en 1840, Thoreau escribe sobre sí mismo y una gota de lluvia:

Mientras estas nubes y esta llovizna nos encierran,

nosotros dos nos acercamos y nos conocemos.

 

La expresión poética china de la soledad puede ejemplificarse en el siguiente poema de Ilakurakuten:

閱            タ

一聲阜蟬歇、數點新螢度。

蘭紅耿無煙、筠草清有露。

未歸後房寢、且下前軒步。

斜月入低廊、凉風滿高樹。

放懷常自適、遇境多成趣。

何法便使之然,心中無細放

 

SILENCIO VESPERTINO

Las cigarras tempranas dejan de trinar;

puntos de luz, nuevas luciérnagas, pasan de un lado a otro.

La vela arde clara y sin humo;

gotas de rocío brillante cuelgan de la estera de bambú.

Aún no entraré en casa a dormir,

sino que caminaré un rato bajo el alero.

Los rayos de la luna se cuelan en el bajo porche;

la brisa fresca llena los altos árboles.

Dejando sueltos los sentimientos, la vida fluye con facilidad;

la escena entró profundamente en mi corazón.

¿Cuál es el secreto de este estado?

no tener nada pequeño en la mente.

Ilakurakuten comete aquí el error Wordsworthiano de decir demasiado. Aquí es donde entra la genialidad del haiku, con su aparente pobreza de forma y material. Los haiku son solitarios por su apariencia y su falta de riqueza tonal y rítmica.

牛つんで渡る小舟や夕しぐれ   子規

Ushi tsunde      wataru kobune ya     yū-shigure.

Con un toro a bordo,
una pequeña barca cruza el río
a través de la lluvia de la tarde.

(Shiki)

Soledad y pobreza, la pobreza de “Bienaventurados los pobres de espíritu”, son casi sinónimos. Es por esta razón que Sócrates dijo y ejemplificó en su vida y muerte,

Los que quieren menos cosas están más cerca de los dioses.

San Juan de la Cruz, m. 1591, en La Subida al Monte Carmelo, da instrucciones sobre cómo mortificar y calmar las cuatro pasiones naturales: alegría, esperanza, temor y dolor:

 

Procura siempre inclinarte:

no a lo más fácil, sino a lo más dificultoso;

no a lo más sabroso, sino a lo más desabrido;

no a lo más gustoso, sino antes a lo que da menos gusto;

no a lo que es descanso, sino a lo trabajoso.

no a lo que es consuelo, sino antes al desconsuelo;

no a lo más, sino a lo menos;

no a lo más alto y precioso, sino a lo más bajo y despreciable.

no a lo que es querer, sino a no querer nada…

 

La soledad del haiku no es la del poeta como recluso, no la de los lugares desolados y los hombres olvidados, aunque pueda ser inducida por ellos o estar en resonancia con ellos:

梨さくや戦のあとの崩れ家      子規

Nashi saku ya    ikusa no ato no    kuzure-ie.

Junto a una casa derrumbada,
florece un peral:
aquí se libró una batalla.

(Shiki)

Está en la ausencia de cosas que nunca fueron:

菜の花や 鯨もよらず 海暮れぬ    蕪村

Na-no-hana ya     kujira mo yorazu    umi kurenu

Flores de colza:
ninguna ballena se acerca;
oscurece sobre el mar.

(Buson)

Está en las cosas dolorosas que suceden cuando somos felices, en las cosas agradables que suceden cuando estamos tristes:

苦の娑婆や桜が咲けば咲いたとて     一茶

Ku no shaba ya sakura ga sakeba saita tote

Un mundo de pena y dolor:
las flores florecen;
incluso entonces…

(Issa)

Es sobre todo en un reino sin nombre donde lo humano y lo lo no humano, el amor y la ley, se encuentran y son uno:

秋の暮  灯やともさんと 問ひに来る    越人

Aki no kure    hi ya tomosan to    toi ni kuru

Una víspera de otoño;
ella llega y pregunta,
“¿enciendo la lámpara?”

(Etsujin)

Compárese esto con el caso de Tokusan:

 

一タ於案。外默坐。龍潭間。何不歸來。

山對日黑。潭點燭與山。山還接。

龍使吹滅。山乃禮拜。(傳燈錄ト五)

Tokusan estaba sentado fuera haciendo Zazen.

Ryutan le preguntó por qué no volvía a casa.

Tokusan respondió: “Porque está oscuro”.

Ryutan encendió una vela y se la dio. Cuando

Tokusan iba a cogerla, Ryutan la apagó. Tokusan[2] se postró.

Imagen 14

Tokusan y Ryutan, de Sengai

La iluminación de Etsujin es débil, difusa, temporal, en sólo una parte de la personalidad, pero sigue siendo una percepción de la verdad en su forma viva, no abstracta, sin palabras, inexpresable pero inconfundible. Es una entrada en la soledad a través de la soledad del atardecer, la soledad del otoño. Veamos una explicación del haiku (no es que esto vaya a dar la experiencia poética a quien no la haya vivido).

El poeta se sienta a contemplar el día que agoniza rápidamente, el último de todos los días, que tan rápido, tan lentamente está pasando. La tarde de otoño se oscurece y la esposa del poeta viene a preguntarle si debe llevarle una luz; no la lleva consigo, sólo viene a preguntar. Se inclina, y mientras levanta la cabeza y le mira con sus dulces ojos, él piensa en la lámpara con su débil luz en perspectiva. La tenue y cotidiana bondad y ternura de su esposa, la irrevocabilidad de la caída del día, se ven en la llama que aún no está presente, pero que debe llegar. También es bello, pero distante, y en la luz que ilumina su mente, el poeta percibe, como una sola cosa, la inevitabilidad de la naturaleza y la bondad amorosa del hombre.

La soledad común del jardín que todos sentimos no es algo completamente diferente de la “soledad” que hemos estado ilustrando aquí. Puede ser un preludio de la otra; puede ser la causa; puede ser la otra, cuando la energía de la vida religiosa y poética la impregna.

Y Jesús le dijo:

Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo tienen nidos,

pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar su cabeza.

この道や行く人なしに秋の暮     芭蕉

Ko no michi ya    iku hito nashi ni    aki no kure

Por este camino
no va nadie,
esta víspera de otoño

 (Bashō)

[1] Isabella, XXVI. NT: Unos versos de John Keats.

[2] The-shan, 779-865.

Los Orígenes espirituales del haiku 9.Nō, Ikebana, Cha no Yu; y 10. Shintō

  1. Nō, Ikebana, Cha no Yu

Hay tres artes, Nō, Ikebana (Arreglo floral) y Cha no Yu (El Arte del Té) que han jugado cierto papel en el origen y desarrollo del haiku. Su influencia directa fue pequeña, pero su influencia indirecta quizás fue correspondientemente grande, porque cada uno en su propia esfera, ya había hecho lo que debía hacer el haiku en sus diecisiete sílabas. Podrían ser, y fueron, utilizados como material para el haiku, pero su relación más significativa con él fue la analogía Bashō y los primeros escritores de haiku debieron ver en ellas. Cabe señalar de una vez por todas que el arte, la poesía y el teatro, el saber y la religión, la arquitectura y la música, están mucho más cerca unos de otros en Oriente que en Occidente. En este sentido, Oriente es fácil de entender; si conoces una correctamente, lo sabes todo, pero la comprensión de la arquitectura occidental no es garantía de una apreciación de Bach, ni de la metafísica kantiana. La multiforme incoherencia de las diversas formas de la cultura occidental le da una especie de vitalidad y una dirección indeterminada de desarrollo que hace que la cultura oriental parezca un poco monótona, un poco sin vida en comparación.

La verdad es que Oriente sabe vivir, pero no lo hace; Occidente no sabe. Como dijo D. H. Lawrence.

La vida y el amor son la vida y el amor, un ramo de violetas es un ramo de violetas, y arrastrar la idea de un sentido es arruinarlo todo. Vive y deja vivir, ama y deja amar, que florezca y que se desvanezca, y sigue la curva natural, que fluye sin sentido.

Es esta curva natural la que vemos en las diversas formas de cultura oriental; es esa falta de sentido lo que percibimos tan profundamente en cada una de ellas.

 

En una obra Nō, la acción se desarrolla en un mundo donde el movimiento representa la quietud, y la quietud no es inmovilidad, sino un equilibrio perfecto de fuerzas opuestas. El dolor apasionado y el llanto, por ejemplo, se representan levantando muy lentamente una mano rígida hasta unos centímetros de los ojos y bajándola con la misma lentitud. Al ver esto, pensamos en los versos de Emily Dickinson:

Qué fortaleza contiene el alma,

que puede soportar

el acento de un pie que se acerca,

la apertura de una puerta.

Existe una peculiar contradicción entre la realidad de los sentimientos y la irrealidad y convencionalidad de la actuación; es un mundo real y, sin embargo, un mundo de ensueño. Tal vez sea a esto a lo que se refiere Bashō en la siguiente frase

花の陰謡に似たる旅寝哉

Hana no kage   utai  ni  nitaru     tabine kana

 De viaje,
descansando bajo los cerezos en flor,
me siento como en una obra de Nō.

Este poema es digno de mención; no sólo el lenguaje del mismo es el del Nō, sino que vemos la fuerte impresión en Bashō de las obras del Nō que había visto, cómo se había identificado con el sacerdote que, por ejemplo, en Hachi no Ki, comienza la obra diciendo,

行方さだめぬ道なれば、 行方さだめぬ道なれば

来し方も何くならまし

Incierto el final del viaje, nuestro destino;

incierto también, el lugar de donde venimos.

 

Cuando Bashō contemplaba la obra del Nō, estaba de viaje; cuando viaja, se encuentra como actor en una obra de Nō. El sueño y la realidad, la vida y el arte, la poesía y el mundo cotidiano, el pasado histórico y el presente momentáneo son una misma cosa.

Los primeros poetas de haiku recurrían a muchas fuentes para su material poético. Además de las estaciones y de su propia vida cotidiana, estaban los waka, los monogatari o relatos históricos, la poesía china y las leyendas budistas. Kikaku era especialmente dado a utilizar pasajes adecuados y a “traducirlos” a haiku.    Un ejemplo es el siguiente

柳に転無つたふタばえや

Aoyagi ni kōmori tsutau yūbae ya

El murciélago
volando de sauce en sauce
en el resplandor del atardecer.

Esto está sacado de la obra Nō llamada 遊行柳, El Sauce del Yugyō.   Yugyō Shōnin era el nombre que se daba a cada uno de los monjes principales del templo Yugyōji de la prefectura de Kanagawa, el templo principal de la secta Jishu.  En la obra, el Yugyō va en peregrinación y se encuentra con un anciano que le indica el camino de la médula donde se alza el sauce que se hizo famoso por el waka de Saigyō :

道のべにしみづ流るい柳かげ

しばしとてこそたちどまりつれ

Michi no be ni   shimizu nagaruru     yanagi kage

shibashi tote koso   tachidomari tsure

El agua clara de un arroyo,

flores bajo la sombra

de un sauce junto al camino;

fue tan largo en verdad

que me quedé allí.

 

El anciano piensa que, si un santo así alzara la voz y entonara el sutra, incluso los árboles y las plantas se convertirían en budas. Desaparece y el Yugyo lee los sutras toda la noche. Más tarde, el anciano reaparece en una forma más augusta; en realidad era el espíritu del sauce. Baila para expresar su placer por poder ir al Paraíso, y sus primeras palabras son:

青柳に驚つたふ願の舞

柳花苑とぞ思ほえにける

La danza de las plumas de viento del uguisu del sauce;

recuerda la música de la corte llamada Ryukaen.

 

Kikaku lo ha tomado y ha transformado el uguisu en un murciélago, algo menos bello y poético, pero más extraño y humorístico, y por tanto más significativo.  El humor se encuentra en Nō, pero separado del cuerpo principal de la obra en farsas cómicas, interludios llamados Kyōgen. El humor del haiku se encuentra en todas partes, incluso donde menos se espera o se nota; quizás principalmente allí.

 

Ikebana

El arreglo floral está construyendo un mundo de gracia en el mundo de la naturaleza. Ten-chi-jin, cielo, tierra y hombre, deben estar juntos en armonía asimétrica en las formas sencillas y elaboradas de rama, hoja y flor. Hay una selección de la multiplicidad de la naturaleza y una infusión de la mente en la materia. Por unas pocas horas (en teoría, todo debería ser desmantelado por la noche y no permitir recoger el polvo de los días siguientes) es el espíritu libre y no simplemente las fuerzas ciegas de la naturaleza quienes deciden la longitud de la rama y la fuerza de empuje hacia arriba, la relación de la variedad con la uniformidad. La rama crece según su propia naturaleza y según la voluntad del hombre.

​Como en el haiku, el objetivo es reducir la complejidad, la salvaje anarquía del material, hasta ese punto, y no más allá, donde la verdadera naturaleza de la cosa se revela al ojo poético. Se alcanza una sencillez en la que hay una perfección de equilibrio entre la ley y el ejemplo. La verdad nos enmudece de asombro en la cosa particular, y la cosa particular se ve como ella misma, y sin embargo como todas las cosas. Vemos el cielo en una flor silvestre, dondequiera que esté, porque después de todo, el cielo está dentro de nuestros corazones, pero lo vemos mejor cuando estamos solos, ante la alcoba; privados, es cierto, de su vida natural, pero dotados de otra sobrenatural, una Natural que supera a la otra:

鵜の真似を鵜より巧者な子供哉    一茶

U no mane wo  u yori  kōsha na   kodomo kana

Los niños imitando a los cormoranes,
son más maravillosos
que los cormoranes de verdad.

(Issa)

Los arreglos florales comenzaron aproximadamente al mismo tiempo que Cha no Yu, 1478, con el Octavo Shōgun Ashikaga Yoshimasa, 義政, 1435-1490, al final de la Guerra Civil de Onin, cuando construyó en una colina al este de Kiōto un palacio llamado Kinkakuji. Aquí disfrutó durante los diez años siguientes de una vida artística tranquila y retirada.

 Arreglo floral y Cha no Yu son de origen aristocrático, aunque más tarde se extendieron a todas las clases sociales. No hay que olvidar que Yoshimasa vivió una especie de vida semibudista durante esta época. Sōami, 相阿額,  uno de los favoritos del Shōgun, pintor, poeta y Hombre de Té, se interesaba especialmente por los arreglos florales y la jardinería.

Ikenobō Ono, 池の坊小野, un monje de Rokkakudō, 大角堂, y amigo del Shōgun, fue el fundador de la más conocida escuela de Arreglo Floral. Uno de sus sucesores más famosos fue Ikenobō Senkō, 専好, del siglo XVII, y durante este tiempo, los emperadores se interesaron mucho por los arreglos florales; en el Shishinden, 紫底殿, todos los mejores Maestros florales mostraron su habilidad. El emperador Gomizu-no-o, que murió en 1680, catorce años antes de la muerte de Bashō, vivió retirado durante cincuenta años tras su abdicación, dedicando gran parte de su tiempo al arte. También dejó su huella en el Palacio Independiente y jardines del Shugakuin de Kiōto.

El arreglo floral ha cambiado mucho durante los cuatrocientos cincuenta años de su historia. Cha no Yu y Nō han cambiado muy poco, si es que lo han hecho, y esta diferencia se debe al hecho significativo de que el arreglo floral está muy cerca de la vida de las personas, variando según la edad, las condiciones de vida, el tamaño de la habitación y cada alteración en la vida diaria, mientras que los otros dos se mantienen en habitaciones separadas, de tamaño fijo y con un propósito especial, y ningún cambio se considera necesario o deseable.

El primer periodo Tokugawa, en el que vivía Bashō, estuvo marcado por el mecenazgo aristocrático antes mencionado, y rikka,立花 , el estilo formal, estaba en auge en esta época.

Sin embargo, hacia fines de siglo, el Nageire[1] o estilo informal y natural, 投入 , comenzaba a extenderse por todo el país, y en el siglo siguiente, el XVIII, esta tendencia se acentuó.

Cabe destacar la diferencia entre el estilo formal y el natural. El estilo formal, generalmente llamado Seika, con sus (finales del siglo XIX) ten-chi-jin, ramas cielo-tierra-hombre, posiciones y longitudes fijas, su asimetría equilibrada en el centro y su aire levemente artificial, está bastante lejos de la naturaleza. Es el mundo visto bajo el aspecto de ley. En Nageire, la rama se coloca en el jarrón y se deja que vaya más o menos por donde quiera, y los cambios se realizan de acuerdo con la naturaleza original de la rama. El Nageire se asocia especialmente con Cha no Yu, donde las líneas rectas y los patrones formales de la habitación hacen que el estilo Seika sea inadecuado. Otra diferencia de la mayor importancia en sí misma, y también en su relación con el haiku, es que el Seika tiene una especie de perfección alcanzada en él, mientras que el Nageire es incompleto, deja algo para la imaginación.

Rikyu, el gran Hombre del Té, a quien Bashō admiraba tanto, también era muy bueno arreglando flores. Lo que es interesante, sin embargo, y relevante para la conexión entre haiku y el arreglo floral, es el hecho de que no escribió nada sobre ninguno de ellos, creyendo que tales asuntos no podían ser transmitidos con palabras. Es aquí donde vemos la grandeza de Bashō, que encontró una forma (también incomunicable con palabras) de expresar en palabras, en diecisiete sílabas, lo que Rikyu retrató en Té y en Flores.

Sin embargo, un alumno suyo, Minami Bō, informó que Rikyu enseñaba que lo peor en el Nageire era el intento de mostrar algo artístico. Esto tiene un paralelo exacto en el haiku, donde es la cosa misma, y no la poesía sobre ella, lo que se representa, y de nuevo en el zen, porque el deseo de la iluminación es el mayor de todos los obstáculos para ella.

Un poema que muestra la profunda comprensión de Bashō del verdadero significado del Arreglo Floral, su razón de ser, es el siguiente poema, escrito hacia 1685:

米のなき時は瓢に女郎花

Kome no naki   toki wa hisago ni   ominaeshi

Cuando no hay arroz,
la flor ominaeshi
en la calabaza.

La calabaza es un tipo de florero que se utiliza en arreglos florales. El verso de Bashō puede interpretarse como la versión del poeta del dicho:

武士は食はねど高揚技

El samurái, aunque no ha comido, se escarba los dientes.

 

La ilustración muestra un arreglo Ikenobō de ciruela y senryō de Ichimura Sōshin, en un receptáculo de bambú. La ciruela y el senryō están bastante separados en su forma y aspecto, pero gracias al genio del arreglista, el material natural tiene una unidad interna. Es un espléndido ejemplo, en arreglo floral, de

 La diferencia es identidad,

la identidad es diferencia.

 

Imagen 12

Raidenboku. Organizado por la esposa del autor

 

Cha no Yu

La práctica del Arte del Té de Bashō es importante en la historia de la cultura, porque las cualidades de la mente que ejemplifica son también precisamente las que deseaba expresar en los poemas de diecisiete sílabas que entonces tenía a su disposición como instrumento de disfrute y poder. Wa, kei, sei, jaku, las cuatro cualidades del Arte del Té, armonía, XX, respeto, XX, pureza, XX y tranquilidad, XX, son las del estado de ánimo del escritor y del lector de haikus. La armonía de los invitados, y la de ellos con el sonido del agua que corre, los pinos, el hervir a fuego lento de la tetera; la vista de la sencillez y el orden, el toque del cuenco y el sabor amargo del té. El respeto de los invitados entre sí (todos los hombres son iguales en el salón de té), el respeto por el maestro del té, Rikyu, (esta es una especie de culto al héroe) y el escritor del cuadro que cuelga en la alcoba; el respeto por las flores que están allí en toda su sencillez y perfección, por el tatami, los pilares y el techo, y por las motas que juegan en los rayos del sol.

La pureza está en el cuerpo, en las cosas que nos rodean; pero sobre todo en la mente. Cuando hay algún sentimiento de competencia, de enemistad con la naturaleza, de deseo de usar las cosas en lugar de hacerlas ser, cuando se persigue algo, ya no hay pureza, ya no existe. La tranquilidad viene de la naturaleza a nosotros, y nosotros la devolvemos a la naturaleza. Podemos decir que la tranquilidad es algo que el hombre da a las cosas, pero esto presupone una inexistente división entre ambas, eliminar la ilusión de cuál es la función del Arte del Té. La relación de todo esto con el haiku puede ilustrarse con este poema de Bashō:

白菊の目に立てて見る塵もなし

Shiragiku no        me ni tatete miru             chiri mo nashi

El blanco crisantemo;
ni una mota de polvo
para encontrar con el ojo.

 

Según el Oi no Nikki, 笈日記 Diario del  Viajero Altar, este poema fue escrito en alabanza a Sonojo y la belleza de su vida poética, 園女が風雅の美をいへる一章なるべし. Sin embargo, se aplica tanto a la poetisa como a la flor en su expresión de armonía, respeto, pureza y tranquilidad.

Incluso el modo de andar del Maestro del Té, su inconsciente, su andar como si no anduviera, ese “vivir” práctico de la filosofía Mahayana, es lo que Bashō quería hacer y al fin logró hacer en el haiku. La cosa no se ve ni objetiva ni subjetivamente; es a la vez ella misma y es todas las cosas, todo y nada; aquí en la mente y allá bajo el cielo. Este fue el extraordinario descubrimiento-invención de este hombre tan común. Solo tenía que poner el espíritu de Rikyu, de Sōshi y Rōshi, de Buda y Enō, de Saigyō y Hakurakuten en la forma que se le dio, las 17 sílabas, pero qué hazaña fue. La aparente inanidad y falta de sentido de las cosas fue conquistada una vez más por el espíritu del hombre.

En Japón, el té se asoció desde el principio con el Zen, ya que el cultivo del té fue introducido en Japón por Eisai, 築西, fundador de la rama Rinzai del Zen, que escribió un libro titulado Kissayōjōki, 喫茶養生, alabando sus cualidades saludables.

El fundador de la Ceremonia del Té fue Jukō, 珠光, que murió en 1502. Hay una historia mondō de Jukō con Ikkyu Zenji, en la que podemos ver la profunda conexión entre Zen y Cha no Yu, tan profunda que no puede sacarse a la luz con nuestra actual intelectualidad.

Ikkyu le preguntó cuál era el elemento esencial de su Beber el Té. Jukō respondió que él estaba de acuerdo con la Mente Tranquila de Beber el Té, 喫茶静心法, de Senkō (Senkō es Eisai).

Ikkyu luego preguntó sobre el Beber el Té de Jōshu (“Toma una taza de té”) y Jukō se quedó en silencio. Ikkyu luego hizo que le trajeran una taza de té y se la prepararan, y justo cuando estaba a punto de beberla, gritó “Kwatz” y la aplastó con su barra de hierro; Jukō permaneció bastante quieto e imperturbable, mostrando así su poder para beber té sin Té.

La relación real de Bashō con el Cha no Yu es la siguiente. El joven señor al que Bashō servía, Tōdō Shinshirō, era devoto del Arte del Té. Cuando murió, Bashō fue a Kyōto, donde la Ceremonia del Té se practicaba por todas partes. Fue allí donde Jukō y Jōō[2] le enseñaron los Principios del Té. En 1671 Bashō fue a su lugar natal, Iga, y se quedó con su hermano. Allí escribió su poemario Kai-ōi, 貝おほひ. Aquí está su comentario sobre un poema de Fukutsu, 不屈:

掃除して瓢算たたきや炭ほこり

Sōji shite    hyōtan tataki ya    sumi hokori

Limpiando el cuarto,
al sacudir la calabaza,
sale polvo de carbón.

炭とりヘうたんをた きて撮除したるは、

手もまめなる虚あらはれて、 鷹なる養旬也。

“Hacer la limpieza y sacudir con un plumero

el recipiente de carbón hecho de una calabaza”;

esto muestra energía; el hokku es hermoso.

 

Una gran calabaza utilizada para contener carbón es uno de los objetos usados de la Ceremonia del Té. El pasaje anterior es el primero en el que vemos el interés y la comprensión de Bashō por el Cha no Yu.

Después de esto, Bashō regresó a Edo y pasó allí cinco dolorosos pero no inútiles años, 1673-1677, parte del tiempo como superintendente de obras hidráulicas y el resto luchando por ganarse la vida como profesor de haikai. Publicó colecciones de poemas propios y de sus alumnos, y entre esos renga y kasen[3],歌仙, aparecen un número notablemente grande de poemas de Bashō con referencias al Té. Fue por entonces cuando el crecimiento poético de Bashō, tan tardío hasta entonces, experimentó de repente un desarrollo notablemente rápido. Desde entonces hasta el final de su vida, hay varias referencias al té en versos y cartas que demuestran que Bashō no perdió el interés por él. Ha habido pocos que entendieran el Camino del Té tan bien como Bashō, y no cabe duda de que, en sus manos, desempeñó un papel en parte importante del origen del verdadero haiku.

En una carta a Yōwa, 養和, escrita uno o dos años antes de su muerte, invitándole a su propia casa, Bashō dice:

 

此四五目以前に木額兵へ多候て風興存寄りて

此の一初日すさみ候

秋ちか食心よするや四隊生

秋近き心の寄るや四畳半

Aki chikaki     kokoro yosuru ya     yojō han.

Hace cuatro o cinco días fui a casa de Mokusetsu[4],

y teniendo mucho placer estético,

me tarareó el siguiente poema:

El otoño está cerca;
me siento atraído por
la habitación-de-cuatro-esteras-y-media.

La “habitación-de-cuatro-esteras-y-media” es la habitación del Té, y al acercarse el otoño, la estación más poética, los pensamientos de Bashō se vuelven especialmente hacia el té. Una habitación donde la mente está tranquila y, sin embargo, enteramente en este mundo de sonido, vista y sentimiento. Bashō dijo más tarde:

機庵へも松風など御同道

Por favor ven junto con el viento

en los pinos a mi choza.

 

Este lenguaje también recuerda a la Ceremonia del Té; ya que el sonido del viento en los pinos es uno de sus muchos placeres.

Hay un poema de Ransetsu, uno de los mejores discípulos de Bashō, que muestra su interés en Cha no Yu:

松造のりんともいはす黒茶碗

Matsumushi no      rin tomo iguaz    kurochawan

El matsumushi[5]
no hace ruido:
el cuenco negro.

 

Este tazón en particular fue de Nonko, 新古, (a veces escrito 能無 que significa “sin talento y regocijo”) uno de los más famosos alfareros japoneses. Murió en 1657. Se destacó en cuencos negros que no tienen un atractivo inmediato o popular, pero se volvían más y más significativos a medida que los miramos y los manejamos con amor. El poema de Ransetsu significa: el matsumushi tiene una voz dulce, pero cuando está en silencio, todavía canta al espíritu cancioncillas sin tono. De la misma manera, este cuenco negro, de poco valor en una mirada superficial, tiene una profunda belleza que se realza cuando hay luna llena o los cerezos están en flor. El arte supremo del artista es ocultar más que revelar la belleza.

 

 

10. Shintō

La relación del sintoísmo con el haiku es vital, pero debido a la oscuridad de la naturaleza del sintoísmo es difícil escribir claramente sobre este tema. Con el sintoísmo y su aburrida y repulsiva mitología, el haiku tiene poco que ver, directa o indirectamente; pero el sintoísmo primitivo o crudo, que aún persiste en todo Japón, expresa el carácter nacional y lo afecta. En lo que concierne al haiku, hay dos aspectos de este sintoísmo que debemos describir: el animismo y la simplicidad.

El animismo, la creencia en espíritus moradores, junto con el animatismo, o simple culto a la naturaleza, era y es la esencia del Sintoísmo apolítico. Cascadas, grandes árboles, ciervos, monos, palomas, tortugas, cuervos y muchas otras criaturas son sagradas en varios santuarios. Motoori[6] dice,

El término Kami se aplica en el Nihongi[7] y en el Manyōshū[8] al tigre y al lobo…
Hay muchos casos de mares[9] y montañas que también se denominan Kami.
No se trata de sus espíritus. La palabra se aplicó directamente
a los propios mares o montañas como cosas terribles.

Para la mente japonesa, no existe ese tremendo abismo entre nosotros y Dios por un lado, y los animales, árboles y piedras por el otro. Se dice con algo de verdad que tienen una comprensión débil de la personalidad, y el haiku muestra una democracia entre sus sujetos que se deriva de esto. Tome lo siguiente como ejemplo. El pincel y el poeta, todos tienen sus propias “personalidades”; el espíritu de vida está obrando en todos ellos:

ともし火に氷れる筆を焦し鳧 大魯

Tomoshibi ni kôreru fude wo kogashi keri

El pincel helado
se quemó
en la llama de la lámpara.

(Tairo)

El poeta se sienta en pobreza y soledad, sujetando la punta congelada de su pincel en la llama. No se escucha un sonido. Se sienta allí “saboreando” el frío, escuchando el silencio. Pero mira la fidelidad de la materia. El pincel congelado en la llama puede ser momentáneamente olvidado por el poeta, pero Dios no lo olvida; lo quema.

Si somos infieles, él permanece fiel,

porque no puede negarse a sí mismo.

 

La sencillez es un factor aún más importante en el haiku. En el Shintō no hay referencia a una vida futura, ni hay un sentido de pecado, un sentido del pasado culpable; una vez que se realiza la purificación. Y esta purificación es física, no moral o espiritual. Tenemos dichos como:

Hacer el bien es ser puro; cometer el mal
es ser impuro. A los dioses no les gustan las malas acciones
porque son impuras.[10]

 

Éstas, sin embargo, datan de épocas muy posteriores. La sencillez del sintoísmo, como la del zen y la del haiku, no tiene nada de moral. Se asemeja a la de los niños a quienes hemos de parecernos si queremos entrar en el reino de los cielos. La sencillez del sintoísmo, en sus enseñanzas, sus ceremonias y sus edificios, su franqueza y falta de complicaciones intelectuales y morales, indudablemente tuvieron un gran efecto en la composición del haiku. Cuando un japonés, con sinceridad de corazón, con alegre piedad, va a un santuario, aplaude y se inclina ante el espíritu del lugar, ante sus antepasados, ante los poderes y el poder de la naturaleza, no está lejos del estado de mente que ve las cosas tal como son, y las registra en las palabras más sencillas y mínimas:

 

雨に折れて穂妾に狭き穫かな       丈草

Ame ni orete   homugi ni semaki   komichi kana

Dobladas por la lluvia,
las espigas de cebada
forman un estrecho camino.

(Jōsō)

 Shintō, el Camino de los Dioses, de Aston, una obra llena, es cierto, de las declaraciones más despectivas y dudosas, concluye con las siguientes palabras:

El sintoísmo seguirá sobreviviendo durante mucho tiempo,
la viva sensibilidad hacia lo divino en sus aspectos más simples y materiales
que caracteriza al pueblo de Japón.

=================================

[1] Nageire significa “algo arrojado en”, y describe la forma en que la rama yace como caída en el jarrón o vasija. Fue originalmente utilizado como una rama dispuesta en un recipiente en forma de barco suspendido del techo.

[2] 1503-55. Discípulo de Jukō, y maestro de Rikyu, 1521-1591.

[3] Uno de los muchos tipos de renku: grupo de 36 versos.

[4] Médico y discípulo de Bashō; asistió al propio Bashō a su muerte en Osaka.

[5] Una especie de grillo.

[6] 本語, 1730-1801.

[7] Escrito en 720.

[8] Compilado c. 750.

[9] Aston cita aquí a Wordsworth, muy acertadamente:

Escucha, el poderoso Ser está despierto,

y con su eterno movimiento hace

un ruido como el trueno, eternamente.

[10] Shintō Gobusho, siglo XIII.

LOS ORÍGENES ESPIRITUALES DEL HAIKU (2)

  1. Zen

El Zen es la puesta en práctica, la realización (hacer real) del budismo Mahayana en la vida cotidiana. Un monje erudito debe mostrar su «saber» cuando un ladrón le amenaza, cuando le aclaman diez mil personas, cuando le sorprende un chaparrón repentino, cuando tiene que esperar horas a un autobús. Al mismo tiempo, en la misma acción, y mismo estado de ánimo, no hay ladrón, ni lluvia, ni espera; no se muestra nada, y no hay nadie que muestre nada. Es decir, por un lado el Zen es rigurosamente práctico, por el otro salvajemente idealista y suprarracional; y, sin embargo, es sólo un hombre escribiendo palabras en un papel, o una madre dando el pecho a su hijo.

¿Y qué tiene esto que ver con el haiku? Ya lo veremos. En próximas páginas, se traducen algunos de los breves pasajes recogidos en el Zetirinkushu. Esta antología fue compilada por Eichō,東陽英朝, fallecido en 1574, discípulo de Seccō de Myōshinji 雪江. Los artículos son lo que se conoce como agyo下語, o chakugo, 著語, recopilados por Eichō de unos doscientos centenares de libros, incluidos varios escritos zen, por ejemplo El Hekiganroku, Mumonkan, Shinjinmei; los Sutras; Las Analectas, La Gran Enseñanza, La Doctrina del Medio; Mencio; Las Odas; Laotse, Chuangtse; la poesía de Kanzan, Tōenmei, Tōhō, Ritaihaku, Hakurakuten; el Tōshisen.

Fueron utilizadas, y aún las utilizan, los monjes que estudian Zen en los monasterios, quienes seleccionan el pasaje que consideran capaz de resolver el problema que les plantea el maestro. Una ojeada a lo que sigue mostrará una profunda relación entre ellos y el haiku. En particular, podemos señalar:

破鏡不重照 落花難上枝

El espejo roto no volverá a reflejarse;
Las flores caídas difícilmente regresarán a la rama.

Compárese con el verso de Moritake:

落花枝に蹄ると見れば胡蝶かな

Ochiba eda ni    kaeru  to mireba    kochô kana

¿Una flor caída
regresando a la rama?
Era una mariposa.

Moritake, 1472-1549, fue sumo sacerdote del Gran Santuario de Ise; es bastante probable que este poema fuera para él un original. Tomemos de nuevo el siguiente:

春来遊寺客 花落閉門曾

Cuando llega la primavera, muchos visitantes se divierten

en el templo;

Cuando caen las flores, sólo queda el monje que cierra

la puerta.

 

Se desconoce su origen, pero podemos compararlo con los siguientes versos:

散って しづか なり円成寺         鬼貫

Hana chitte   mata shizuka nari   Enjyō-ji

Los cerezos en flor han caído,
el Templo Enjoji
vuelve a estar tranquilo.

(Onitsura, 1660-1783)

 

花散るや伽藍の樞 落しゆく    凡兆

Hana chiru ya    garan no toboso    otoshi yuku

Caen las flores;
cierra la gran puerta del templo,
y se marcha.

(Bonchō , fallecido en 1714)

 

花散りて木の間の寺となりにけり
Hana chirite      ko no ma no tera to        nari ni keri.

Las flores de los cerezos han caído,
el templo
a través de las ramas.

(Buson, 1715-1783)

 

Compárese también:

不知何虚寺、風塗鐘撃楽

No sé de qué templo
el viento trae el sonido de la campana.

 

花の雲鐘は上野か渡草か       芭蕉
 Hana no kumo    kane wa ueno ka    asakusa ka

 Una nube de cerezos en flor:
la campana… ¿es de Ueno?
¿es de Asakusa?

(Bashō)

En la siguiente selección, setenta y tres de unos cuatro mil, podemos ver la visión Zen del mundo en su camino a través de la poesía al haiku.

 芭蕉葉上無愁雨

只是時人聴断陽

Las gotas de lluvia repiquetean sobre la hoja del platanero, pero no son lágrimas de dolor;

son sólo la angustia de quien las escucha.

 

渓盤便是鷹長舌

山色覚非清浮身

La voz del torrente de la montaña es la de una gran lengua;

las líneas de las colinas, ¿no son el Cuerpo Puro de Buda?

 

如刀能割不自制

如眼能看不自看

Es [la vida] como una espada que hiere, pero no puede herirse a sí misma;

como un ojo que ve, pero no puede verse a sí mismo.

 

須得人評之

語不令人食

Las palabras no hacen que un hombre entienda;

debes hacer que el hombre las entienda.

 

賢被太虚室

鎌牛也汗出

Para poder pisotear el Gran Vacío,

la vaca de hierro debe sudar.

 

似虎多隻角

如年鉄尾巴

Es [la Verdad] como un tigre, pero con muchos cuernos;

como una vaca, pero no tiene cola.

 

相見阿阿笑

園林落葉多

Al encontrarse, los dos amigos ríen en voz alta;

en la arboleda, las hojas caídas son muchas.

 

資昏難 報藤

牛夜日頭明

El gallo anuncia el alba al atardecer ;

El sol brilla a medianoche.

 

泉撃中夜後

山色夕陽時

La voz de la fuente después de medianoche;

Los colores de las colinas al atardecer.

 

樹密猿聾響

波澄雁影深

Los gritos de los monos resuenan a través del denso bosque;

en el agua clara, los gansos salvajes se reflejan profundamente.

 

木難鳴子夜

狗映天明

El gallo de madera canta a medianoche:

el perro de paja ladra al cielo despejado.

 

山河並大地

全露法玉身

Montañas y ríos, la tierra entera,-

todos manifiestan la esencia del ser.

 

風定花縮落

鳥鳴山更幽

El viento amaina, pero las flores siguen cayendo;

un pájaro canta, y la montaña encierra aún más misterio.

 

有水皆合月

無山不帯雲

Todas las aguas contienen la luna;

ni una montaña sino las nubes la ciñen.

 

入林不動草

入水不立波

Al entrar en el bosque, no perturba ni una brizna de hierba;

entrando en el agua él [el poeta] no causa una ondulación.

 

一旬定乾坤

一剣亭天下

Una palabra [por ejemplo, de Cristo] determina el mundo entero;

una espada pacifica el cielo y la tierra.

 

梅変占春少

庭寛得月多

El ciruelo, menguante, contiene menos de la primavera;

pero el jardín es más ancho, y contiene más luna.

 

波弄月精神

El árbol manifiesta el poder corporal del viento;

la ola exhibe la naturaleza espiritual de la luna.

 

出門逢響迦

入門逢覇動

Sal y conocerás a Shakamuni;

vuelve a casa, y conocerás al Buda Miroku.

 

古今無二路

達者共同途

Desde antaño no había dos caminos

“los que han llegado” recorrieron todos el mismo camino.

 

汲水奨山勤

揚帆発岸行

Sacad agua, y pensad que las montañas se mueven:

iza la vela, y creerás que los acantilados huyen.

 

歳容無背面

鳥道絡東西

En la vasta inanidad no hay detrás ni delante;

el camino del pájaro conquista el Oriente y el Occidente.

 

只見錐頭利

不知要頭方

Sólo viendo el filo del punzón;

sin conocer la cuadratura del cincel de piedra.

 

傷此夜誠度

如薪漆火被

Esta noche el Buda entró en el Nirvana;

fue como leña quemada por completo.

 

一葉一響迦

一競一爾勤

Una hoja, un Shakamuni;

un cabello, un Miroku.

 

護生須是殺

殺索始安居

Para preservar la vida, hay que destruirla;

cuando se destruye completamente, por primera vez hay reposo.

 

雨中看果日

火菜前清泉

Percibiendo el sol en medio de la lluvia

sacando agua clara de las profundidades del fuego.

 

懐洲牛喫未

徐州馬場張

Cuando una vaca de Kaishū come hojas de morera,

el vientre de un caballo de Ekishū se distiende.

 

袖中日月蔵

栄内握乾坤

Tener el sol y la luna en la manga;

tener el universo en la palma de la mano.

 

不向自己食

向什棄虚食

Si no lo obtienes de ti mismo,

¿dónde irás a buscarlo?

 

牛飲水成乳

蛇飲水成毒

El agua que bebe una vaca se convierte en leche;

el agua que bebe una serpiente se convierte en veneno.

 

町寧損君徳

無言画有功

Muchas palabras dañan la virtud;

la falta de palabras es esencialmente eficaz.

 

欄千難共衛

山色看不同

Aunque nos apoyemos juntos en la misma balaustrada,

los colores de la montaña no son los mismos.

 

善哉観世香

全身入荒草

¡Qué bueno es  Todo el Cuerpo

de Kwannon entre en las hierbas silvestres!

 

結起一誓草

作丈六金身

Tomar una brizna de hierba,

úsala como un Buda dorado de dieciséis pies.

 

青山自青山

自雲自自雲

Las colinas azules son de por sí colinas azules:

las nubes blancas son de por sí nubes blancas.

 

不譲東魯書

争食西索意

Si no has leído las Analectas,

¿cómo puedes conocer el significado del Zen?

 

移花象葉到

途磨道不知

Plantar flores a las que acuden las mariposas,

Daruma dice: «No lo sé».

 

火不待日熱

風不待月演

El calor no espera al sol, para estar caliente,

ni el viento a la luna, para estar fresco.

 

法法不機蔵

古今常露

Desde antaño, todo es claro como la luz del día.

No hay nada oculto.

 

古松義般若

匿鳥弄買如

El viejo pino habla sabiduría divina;

el pájaro secreto manifiesta la verdad eterna.

 

有眼不食見

有耳不食聞

Viendo, no ven;

oyendo, no oyen.

 

黙梅花菓

三千世界香

Sólo un pistilo de la flor del ciruelo,

y los tres mil mundos son fragantes.

 

霊門棒頭短

薬山杓柄長

El bastón de Unmon[1] es demasiado corto;

el bastón[2] de Yakusan es demasiado largo.

 

人々脚渡下

有一坐具地

Todo hombre tiene bajo sus pies

suelo suficiente para hacer Zazen sobre él.

 

不是打殺人

被人打殺必

Si no lo matas,

serás asesinado por él.

 

欲問花楽歳

東君赤不知

Tal vez quieras preguntar de dónde vienen las flores,

pero ni siquiera Tōkun [el dios de la primavera]  lo sabe.

 

路逢達道人

不将語獣野

Si te encuentras con un iluminado en la calle,

no le saludes con palabras, ni con el silencio.

 

是非交結歳

聖亦不能知

Donde la interacción de “es” y “no es” es fija

ni siquiera los sabios pueden saberlo.

 

前水復後水

古今相績流

El agua antes y el agua después,

ahora y siempre fluyendo, se suceden.

 

文章千古事

得失寸心知

Lo que está escrito es de hace mucho tiempo,

pero el corazón conoce todas las ganancias y pérdidas.

 

更無薄覚虚

鳥跡印容中

No hay lugar donde buscar la mente;

es como las pisadas de los pájaros en el cielo.

 

元然無事坐

春来草自生

Quietamente sin hacer nada,

llega la primavera, la hierba crece por sí misma.

 

上無片瓦蓋頭

下無寸土立足

Arriba, ni una teja para cubrirse la cabeza;

abajo, ni un palmo de tierra para poner el pie.

 

ロ欲義而命衰

心欲録而裏亡

La boca desea hablar, pero las palabras desaparecen:

el corazón desea asociarse, pero los pensamientos se desvanecen

 

要知山上路

須是去来人

Si deseas conocer el camino que sube a la montaña.

Debes preguntar al hombre que va y viene por él.

 

只可容諸所有

又英寛諸所無

Simplemente hay que vaciar «es» de significado.

Y no tomar «no es» como real.

 

一鷹飛而撃天

Una mota volando oscurece el cielo:

una mota de polvo cubre la tierra.

 

争如著衣爽飯

此外更無伸意

¿Hay algo que se pueda comparar con llevar ropa y comer de los alimentos?

Más allá de esto no hay Buda ni Bodhisattva.

 

識得本心本性

正是宗門大病

Conociendo la Mente original, la Naturaleza esencial,

esta es la gran enfermedad de (nuestra) religión.

 

如茶正法眠蔵

大似南鏡相照

El tesoro ocular de la ley verdadera del Tathagata

es como dos espejos que se reflejan mutuamente.

 

不可以有心得

不可以無心求

No puede ser alcanzado por la mente

no debe buscarse mediante la falta de mente.

 

不可以語言造

不可以彼獣通

No puede ser creado por el habla;

no puede ser penetrado por el silencio.

 

雁無遺微之意

水無選影之心

Los gansos no quieren dejar atrás su reflejo;

el agua no tiene mente para retener su imagen.

 

落霞興孤驚斉飛

秋水共長天一色

La niebla que cae vuela junto con los patos salvajes;

las aguas del otoño son de un mismo color con el cielo.

 

老樹臥波塞影動

野畑洋草夕陽昏

El viejo árbol se inclina sobre las olas, su fría imagen se balancea;

la niebla se cierne sobre la hierba, el sol del atardecer se desvanece.

 

不信只看八九月

紛紛黄葉満山川川

Si no crees, mira septiembre, mira octubre,

cómo caen las hojas amarillas y llenan montaña y río.

 

落木千山天遠大

登江 道月分明

Por encima de las desnudas ramas de mil colinas, un vasto y lejano cielo;

sobre el sendero del río, una luna radiante.

 

物出輸王三寸銭

方知期界是刀鈴

Cuando Buda clavó sus tres pulgadas de hierro[3],

entonces se conocieron por primera vez las espadas y las lanzas del mundo.

 

到得崎索無別事

臓山姻雨街江潮

Fui y volví; no era nada especial[4]:

el monte Ro envuelto en niebla; Sekkô en marea alta.

 

 

[1]  Fallecido en 996; famoso por el uso del bastón en la enseñanza del Zen.

[2]  751-834; también famoso por el uso del bastón.

[3] Su lengua. Compárese: “No he venido a traer la paz, sino una espada”.

[4] La poesía, como el Zen, no es nada del otro mundo.

Julio 2023

Escribo este artículo durante un frente lluvioso que afecta toda la zona centro sur de Chile, sin embargo, en el hemisferio norte, donde está Japón, es verano, y de esta estación es el haiku que les traigo.

夕顔の白ク夜ルの後架に紙燭とりて

yuugao no shiroku yoru no kouka ni shisoku torite

el blanco de la ipomoea alba, con una linterna de papel voy al baño

Comencemos por el kigo: “夕顔 yuugao o ipomoea alba”, planta trepadora del género Ipomoea, también conocida con los nombres vulgares de flor de luna, dama de noche, amole, entre otros. De flores blancas con forma de embudo, que florecen por la tarde y se marchitan en la mañana, de ahí proviene su nombre en japonés 夕 yuu, atardecer y 顔 kao (gao), rostro. Es un kigo de mediados de verano. Su utilización como tópico viene del mundo del waka o poesía clásica, sobre todo en la imagen que existe desde su aparición en el Genji monogatari.

En esta ocasión, el primer verso y la mitad del segundo “夕顔の白ク yuugao no shiroku, el blanco de la ipomoea alba” lo toma Bashou de la sección 19 del Tsuredzure gusa, zuihitsu escrito en el 1331 por Kenkou Houshi. En dicha sección, Kenkou habla de las cuatro estaciones, y cuando describe el verano dice lo siguiente:

“あやしき家に夕顔の白く見えて、蚊遣火ふすぶるもあはれなり”

“Se ve el blanco de la ipomoea alba y levantarse el humo de los fuegos para espantar los mosquitos.”

Por otra parte, el resto del haiku, Bashou lo toma de una escena al inicio del capítulo cuarto ‘Yuugao’ del Genji monogatari, redactado por Murasaki Shikibu en el año 1008. En este capítulo, Genji va a visitar a la que había sido su ama de cría. Llegando de noche, le llama la atención las flores que ve en el jardín de una casa cercana y pregunta por su nombre; le responden “yuugao”, y una de las damas de la casa le envía un abanico con el siguiente poema:

心あてにそれかとぞ見る白露の光そへたる夕顔の花

kokoro ate ni soreka to zo miru shiratsuyu no hikaru soetaru yuugao no hana

creo que es él a quien veo, la luz del blanco rocío para adornar la flor de la ipomoea

En el poema se juega con el nombre de Genji, Hikaru, que significa luz, y el rostro de la dama que él ve entre las persianas y que le llama la atención; lo que le hace preguntar por las flores como subterfugio para establecer contacto con las damas. Genji lee este poema a la luz de las antorchas caminando por el jardín hacia la residencia de la dama en cuestión, pero en el haiku, Bashou va al baño. Así, una vez más, el maestro trae algo del mundo clásico y lo pone en un contexto mundano. Aunque también podemos argumentar que toma algo del mundo frívolo, secular de la corte, pero que se puede disfrutar también desde una mirada más contemplativa, o en una situación más reflexiva, ya que “後架 kouka” se refiere a el baño en los templos budistas.

Dejo a ustedes la interpretación que más les agrade, y les propongo pensar en otras posibilidades; una de las bellezas que nos ofrece la poesía asiática, tan abierta a la interpretación personal.

Me despido desde un Santiago de Chile, que por lo menos por ahora, ha decidido entrar al invierno ¡Hasta el próximo artículo!

PREFACIO Y CONTENIDOS

HAIKU 1

 

Imagen de la portada: Se trata de una ilustración de Buson, 1715-1783, sobre el Oku no Hosomichi de Bashô, que muestra una reunión de haikai de cuatro poetas componiendo un largo poema enlazado en casa de Nagayama Shigeyuki en junio de 1689. Rogan se apoya en su abanico, componiendo un verso; Sora está dispuesto a escribirlo si Bashô (a la derecha del todo) lo aprueba, mientras Jūkō (Shigeyuki) aparece sentado (arriba, con su hijo detrás a la izquierda).

 

HAIKU (Por R.H. Blyth)

EN CUATRO VOLÚMENES

VOLUMEN I. CULTURA ORIENTAL

HOKUSEIDO

© 1949, by R. H. Blyth

Impreso en Japón

Dedicado a Sakuo Hashimoto, con agradecimiento porque su patriótica generosidad hizo posible la publicación de estos volúmenes.

NT: Este haiga que aparece en el interior de la portada de este volumen es de Miura Chora, 1729-1781. El poema también es de su autoría (se explica un poco más adelante, en este primer volumen).

呉竹のよよにあふひのまつりか な     樗良

Kuretake no yoyo ni auhi no matsuri kana

Hoy es el Festival de Aoi:
saludamos nuevamente a los bambúes de muchos nudos,
generación tras generación.

(Chora)

(NT: Aoi = las malvarrosas/alceas)

 

Sora se despide de Bashō (Buson)

 

PREFACIO

La historia de la humanidad, como historia del espíritu humano, puede concebirse formada de dos elementos: una huida de este mundo a otro, y un retorno a él. Cronológicamente hablando, estos dos movimientos, el ascenso y la caída, representan la historia de la humanidad; y ambos tienen lugar muchas veces, de forma microcósmica, en pueblos y naciones. Pero de forma simultánea o, mejor dicho, más allá del tiempo, constituyen una descripción ontológica de la naturaleza humana.

No me parece necesario, sin embargo, hacer un intento spengleriano para mostrar que, a partir de ejemplos históricos, ha habido un movimiento hacia las ideas, los ideales, las abstracciones; y también su correspondiente repulsión hacia ellas. En nuestras vidas individuales y en los movimientos más amplios del espíritu humano, estas dos tendencias contradictorias se manifiestan más o menos de la misma manera y son más o menos visibles siempre, en todas partes. Hay un flujo bastante notable hacia la religión en el mundo primitivo, y en la vida temprana de casi todas las personas, y un posterior reflujo de la misma, usando la palabra “’religión” en el sentido de un medio para escapar de esta vida.

Los japoneses, por un accidente de la geografía y por su carácter nacional, tomaron parte en el desarrollo de este “retorno a la naturaleza”, que en el Lejano Oriente comenzó (para darles un hábitat local y un nombre) con Enō, el 6º Patriarca chino del Zen, 637-713 d.C. Los chinos, quizás también por su geografía, siempre han tenido una fuerte tendencia en poesía y filosofía hacia lo vasto y vago, lo general y sentencioso. Por ello, a los japoneses les correspondió así emprender este “retorno a las cosas” en el haiku, pero debe entenderse claramente que a lo que volvemos nunca es lo mismo que lo que dejamos, porque nosotros mismos hemos cambiado mientras tanto. Así que volvemos al antiguo animismo salvaje, a la superstición y a la vida común del hombre y los espíritus, y los árboles y las piedras; y sin embargo hay una diferencia. Las cosas han adquirido algo de lo tenue de las abstracciones en que se convirtieron. De nuevo, en la primavera y el otoño, por ejemplo, hay distinciones inexistentes, arbitrarias, que han adquirido un cuerpo y una palpabilidad que nunca antes habían tenido. Nosotros también somos las cosas, y sin embargo somos nosotros mismos, en un limbo perpetuo de cielo e infierno.

Fue necesario que nos postráramos ante el Buda, pasando nueve largos años mirando a la pared para nacer en el Paraíso Occidental. Pero ahora, ya no. Ahora tenemos que volver del Nirvana a este mundo, el único. Nosotros tenemos que vivir, no con Cristo en la gloria, sino con Jesús y su madre, su padre, hermanos y hermanas. Volvemos a los amigos de nuestra infancia, la lluvia en el cristal de la ventana; los largos caminos silenciosos de la noche; las olas de la orilla que no cesan de llegar; la luna, tan cerca y tan lejos a la vez; todas las sensaciones de la textura, el timbre, el peso y la forma, esos tesoros preciosos y riquezas inagotables de la vida cotidiana.

El haiku puede parecer a primera vista un pobre sustituto de las brillantes visiones del Cielo y el Paraíso de los ascetas paliduchos. Como dice Arnold:

“Alimentada por largo tiempo de ilimitadas esperanzas, oh especie humana, ¡Con qué rabia escupes todo lo que es más sencillo!”

El haiku es de una sencillez engañosa, tanto por la profundidad de su contenido como por su origen, y el objetivo de este volumen y el de los siguientes es mostrar que el haiku requiere más pura y profunda apreciación espiritual, ya que representa todo un mundo, el Mundo Oriental de la experiencia religiosa y poética. El haiku es la última flor de toda la cultura oriental; es también una forma de vida.

El haiku debe entenderse desde el punto de vista del Zen. Esto puede deducirse más o menos directamente de este volumen, y, perfectamente, de forma indirecta mediante los mismos poemas.

Debemos mencionar que la palabra “Zen” se utiliza de dos maneras diferentes, y el lector debe decidir a la que se hace referencia. Por lo general, a lo largo de estos volúmenes, significa ese estado mental en el que no estamos separados de otras cosas, sino que somos idénticos a ellas y, sin embargo, conservamos nuestra propia individualidad y peculiaridades personales. Ocasionalmente, como en el diagrama de la página 3 (el diagrama que veremos en breve y que representa las diversas corrientes de pensamiento-sentimiento), y en la Parte 2 de la primera Sección, significa un conjunto de experiencias y prácticas iniciadas por Daruma, (que llegó a China en 520 d.C.) como la aplicación práctica a la vida de las doctrinas del Mahayana, y continuó hasta nuestros días en los templos Zen y en los libros de instrucción Zen. El “haiku” se expresa también en dos sentidos diferentes: en plural, para referirse a los poemas; en singular, la actitud poética de los poetas de haiku, su modo de vida, su “religión”.

En Faiths Men Live By (La fe de los hombres) de Archer, hay una descripción del maná polinesio, que tiene cierta aproximación al Zen en su relación con la poesía:

<<El maná está en todas partes, es intangible y omnipresente como el éter. Todas las cosas lo tienen; más bien cada cosa por separado está manaizada, pues el maná no es una entidad espiritual en un cuerpo físico; es un dinamismo que impregna, matiza y colorea todo el objeto. Es, por ejemplo, de la flecha, del veneno en la punta de la flecha; y lo que mata no es el veneno ni la flecha, sino el maná. El maná, sin embargo, no es algo universal sino una porción que impregna cada objeto primitivo que no se ha elevado lo suficiente como para generalizar una realidad primera y universal. Actúa en respuesta a situaciones y cosas concretas e inmediatas, a objetos maná-saturados, ya sean arroyo, piedra, montaña, nube, planta o animal. Además, el maná en sí no tiene ninguna cualidad moral, sino que puede ser bueno o malo, favorable o peligroso, según el momento o el lugar; puede hacer el bien o el mal, según la voluntad del agente. Se ve en funcionamiento cuando un hombre, intentando lo extraño e “imposible”, lo consigue.>>

Aquí sentimos algo de la intangibilidad, la indefinibilidad, la no-cosa, la no-abstracción, la no-moralidad y la no-racionalidad del Zen.

Sin embargo, podemos afirmar rotundamente que el haiku es haiku, con sus propias leyes y normas no escritas, sus objetivos y logros. Tiene poco o nada que ver con la poesía, así llamada, o con el Zen, o cualquier otra cosa. Pertenece a una tradición de mirar, de ver las cosas, una forma de vivir, una cierta ternura y pequeñez de mente que evita lo magnífico, lo infinito y lo eterno. Sus defectos son la tendencia a la debilidad y al sentimentalismo, pero evita el lirismo y el colorido mental tanto instintiva como conscientemente.

Si decimos entonces que el haiku es una forma de Zen, no debemos afirmar que el haiku pertenece al Zen, sino que el Zen pertenece al haiku. En otras palabras, nuestras nociones del Zen deben cambiar para adaptarse al haiku, y no al revés. Puede que nos resulte difícil mostrar cómo el antiguo código de los samuráis, los golpes de los maestros Zen, la ausencia de palabras, la filosofía del Kegon Sutra son en el fondo uno con el haiku; pero se puede hacer.

El sentido del haiku, su franqueza, su sencillez y su falta de intelectualidad, no deben tergiversarse en modo alguno. No olvido, pues, las palabras de Arnold en Human Life (Vida humana):

¡Ah! ¡No reclamemos
en el incognoscible mar de la vida,
una dirección demasiado exacta de nuestro camino!

Entiendo que Zen y poesía son prácticamente sinónimos, pero como dije antes, si alguna vez se imagina que hay algún conflicto entre el Zen y la poesía del haiku, el Zen se va por la borda; la poesía es la norma suprema.

La vida del haiku, el estado de ánimo en que se escribe y en el que debe leerse, es la misma que la de Rōshi, la del Sutra del Diamante y los versos del Hekiganroku (Crónicas del acantilado azul). La diferencia estriba en la concreción y abstracción, respectivamente, de su visión de la realidad. En el haiku el elemento intelectual está ausente, o está tan completamente fusionado con lo intuitivo-poético que ningún análisis puede separarlos. Para expresarlo con otras palabras, los filósofos chinos estimulan a través de su “forma” intelectual ese “estado de ánimo sereno y bendito” que los poetas de haiku suscitan con su representación de las cosas de la naturaleza.

Estos dos grupos corresponden a los aspectos teóricos y prácticos del mismo que llamamos Vida. Sin embargo, en la mente de los japoneses, los comentarios sobre los poemas de este libro parecerían no sólo superfluos, sino un intento de separar elementos inseparables, un intento de sacar a la luz de la razón un organismo que sólo puede vivir en su propia y profunda oscuridad, de hecho, una negación de todo el espíritu del haiku.

Podemos decir que para comprender y leer correctamente un solo haiku se requieren años de absorción inconsciente de toda la cultura de la India, China y Japón, que se materializa en estos pequeños versos. Para ayudar al lector no japonés, se ofrece esta larga introducción con numerosas citas, y un comentario sobre cada haiku en los volúmenes sucesivos.

Pero el japonés medio no ha leído las obras de Rōshi, Sōshi o los maestros zen. Los comentarios le parecerán acartonados, demasiado intelectuales, más que innecesarios. Él entiende el haiku sin esfuerzo, por instinto, por la intuición heredada de siglos. En otras palabras, toda la introducción y los comentarios deben estar en la memoria, en la mente inconsciente, no en la página impresa entre el lector y el verso.

Hay, sin embargo, dos excusas que pueden esgrimirse para las interpretaciones y las citas. La primera está implícita más arriba, la diferencia de bagaje cultural, de la weltanschauung (NT: forma de concebir el mundo y la vida).

La segunda es que el haiku no es sólo poesía, es decir, una representación en palabras del mundo real; es una forma de vida, un modo de vivir todo el día; es religión, y como tal, tiene que ver con la vida social, la política, la guerra, nuestros asuntos y con nosotros mismos.

La poesía, la cultura, la religión son una manera de vivir, y esta forma, como las maneras ordinarias, es hasta cierto punto una cuestión de educación, de pensamiento y de ideas, de hábito y de imitación. Todo haiku, pues, en la medida en que es representativo de un modo de vida, de una forma de vivir lo cotidiano, es involuntariamente didáctico, nos enseña por encima de nuestra voluntad. El gran peligro es confundir la explicación con la poesía, el dedo que señala con la luna, el sermón con la realidad. El objetivo de la explicación, como el del dedo que señala y el de las escrituras, es hacerse innecesaria. Una vez más llegamos a un hecho a través de una paradoja, que hay que deshacerse de lo indispensable para que pueda surgir la verdad.

El haiku registra lo que Wordsworth llama esos “puntos del tiempo”, esos momentos que por alguna razón bastante misteriosa tienen un significado peculiar. Hay una cualidad única en el estado de ánimo del poeta en esas ocasiones; puede ser muy profundo, puede ser más bien superficial, pero hay un “algo” en las cosas externas, un “algo” en la mente interior que es inconfundible. Donde los poetas de haiku superan a todos los demás es en reconocer ese “algo” en los lugares más inverosímiles y en los momentos más inesperados. Pertenece a lo que Pater llama, hablando de Wordsworth,

“la tranquila observación habitual de la existencia inanimada o imperfectamente animada.
El haiku es una especie de satori, o iluminación, en la que vemos la vida de las cosas.”

Captamos el significado inexpresable de alguna cosa o hecho bastante ordinario que hasta entonces habíamos pasado por alto. El haiku es la aprehensión de una cosa mediante la comprensión de nuestra propia unidad original y esencial con ella, y la palabra “comprensión” tiene aquí el significado literal de “hacer realidad” en nosotros mismos. La cosa se percibe a sí misma en nosotros; nosotros la percibimos por simple autoconciencia. La alegría de la reunión (aparente) de nosotros mismos con las cosas, es pues, la felicidad de ser nosotros mismos. Es con “todas las cosas” porque, como explica el Dr. Suzuki en sus obras sobre el Zen, cuando una cosa es tomada, todas las cosas son tomadas con ella. Una flor es la primavera; una hoja que cae tiene todo el otoño, de cada otoño, de lo eterno, el otoño intemporal de cada cosa y de todas las cosas.

El haiku es la creación de cosas que ya existen por derecho propio, pero que necesitan al poeta para que puedan “llegar a la estatura de un hombre”. Estas “cosas” pueden tener la forma de luz de luna, de una no-piedra y de un perro ladrando incluidos en ella:

犬を打つ石のさてなし冬の月      太祇

Inu o utsu / ishi no satenashi / fuyu no tsuki

Ni una sola piedra
que tirarle al perro…
¡la luna de invierno! 

(Taigi)

Puede ser el canto de una cigarra y el silencio que penetra en el sonido, como el sonido lo hace en la roca:

閑さや岩にしみ入る蝉の声     芭蕉

Shizukasa ya / iwa ni shimi iru / semi no koe

¡El silencio!
la voz de una cigarra
penetra en las rocas.

(Bashō)

Puede ser la brevedad de una noche o la duración de un día:

砂浜に足跡長き春日かな         子規

Sunahama ni ashiato nagaki haruhi kana

En la playa arenosa
unas pisadas:
largo día de primavera.

(Shiki)

Históricamente hablando, el haiku es la flor de todos los especuladores religiosos prebudistas, el Budismo Mahayana, el Zen chino y japonés, el Taoísmo y el Confucianismo. Los Upanishads dicen:

De dónde nacen esas cosas, por qué y cuándo nacen y viven, aquello en lo que a su muerte vuelven a ser, trata de saberlo. Eso es Brahman.                     Taitt. Up. 111.i.

El budismo Mahayana dice:

差別郎千等、準等部差別。

La diferencia es identidad; la identidad es diferencia.

El Taoísmo:

故有之以鴬利無之以震用。 老子、十一。

Por lo tanto, de lo que existe tenemos ganancia, y de lo que no existe, utilidad.

El Zen dice:

休有控杖子我輿称控杖子、

休無控杖子我奪休控杖子。無門闘、四ート四。

Si tienes un palo, te lo daré. Si no tienes un palo, te lo quitaré.

(La barrera sin puerta, IV-IV)

 

Nakae Tōju, 中江 藤樹, 1608-1648, famoso confucionista japonés, el primero en enseñar la filosofía de Oyomei, 王陽明, dijo:

El cielo y la tierra, y todas las cosas existen en mi mente…. No hay diferencia entre la vida y la muerte, el ser y el no ser…. La verdadera naturaleza de la mente del hombre es el deleite.

Bashō, nacido cuatro años antes de la muerte de Nakae Tōju, recibió todo esto, además de la poesía de los Tang y los Sung. Mezclando la espiritualidad india, el sentido práctico chino y la sencillez simplicidad japonesa, obtenemos…

落ざまに水とぼしけり花椿芭蕉       芭蕉

Ochizama ni mizu koboshikeri kana tusbaki

Una flor del árbol de la camelia
cae
derramando su agua.

(Bashō)

 

 

曙や麦の葉末の春の霜      鬼貫

Akebono ya mugi no hazue no haru no shimo

Amanece:
en la punta de las espigas de cebada
la escarcha de primavera.

(Onitsura)

 

牛もうもうもうと霧から出たりけり       一茶

Ushi mou mou mou to kiri kara detari keri

La vaca sale
¡muuu, muuu!
de la niebla.

(Issa)

El haiku no busca la belleza como hace el waka. Al igual que la música de Bach, aspira a la significación, y es posible que algún tipo especial de belleza se encuentre rondando cerca. La verdadera naturaleza de todas las cosas es poética. Es porque Cristo era un poeta por lo que los hombres le siguieron y le siguen, y no a Sócrates. Sócrates nos mostró nuestra ignorancia. El haiku nos muestra lo que sabíamos todo el tiempo, pero no sabíamos que sabíamos: nos muestra que somos poetas en la medida en que vivimos. Aquí está de nuevo la conexión entre el Zen y el haiku, el Zen dice…

平常心是道      無門開        十九

Tu mente normal, ¡ese es el camino!

(La barrera sin puerta, XIX)

Nunca debemos olvidar la simplicidad esencial del haiku y del zen. El sol brilla, la nieve cae, las montañas se elevan y los valles se hunden, la noche se hace más profunda y palidece en el día, pero muy pocas veces prestamos atención a estas cosas.

維草紙に鎮置く店の春の風凡童          几菫

Ezōshi ni shizu oku mise no haru no kaze

En la tienda,
los pisapapeles de los libros ilustrados:
¡viento de primavera!
(Kitō)

Cuando captamos el significado inexpresable de estas cosas, eso es la vida, eso es vivir. Hacer eso veinticuatro horas al día es el Camino del Haiku. Es tener vida en abundancia.

Podemos señalar de paso que todos los lectores japoneses tendrán traducciones y significados ligeramente diferentes para dar a la mayoría de estos versos. Este es a la vez el poder y la debilidad del haiku. Es una debilidad porque no estamos seguros del significado del escritor. Es un poder porque el haiku exige al lector una vida poética libre, paralela a la del poeta. Esta “libertad” no es la de la irresponsabilidad salvaje y la interpretación arbitraria, sino la de la creación de una experiencia poética similar a la que apunta el haiku. Corresponde en gran medida, en la poesía inglesa, a la manera diferente, muy diferente, de leer un mismo poema. En la interpretación de la música, los directores varían mucho en énfasis y tempo. Hay casos registrados en los que un director, por ejemplo, ha aumentado enormemente el tempo de un movimiento, con la asombrada aprobación del compositor (Beethoven).

A este respecto, puede ser interesante comparar dos traducciones y comentarios diferentes sobre el mismo haiku, realizados por el autor con un intervalo de algunos meses. Hasta la ortografía de la palabra veranda(h), todo se ve de forma diferente. La segunda es quizá mejor que la primera, en el sentido de que hay menos psicología y más poesía en ella.

二文なげて寺の橡かる凍みかな          子規

Ni-mon nagete    tera  no en karu    suzumi kana

 Echando medio penique,
tomé prestada la veranda del templo,
en el fresco de la tarde.

(Shiki)

Este tipo de versos provienen de Issa. Tienen su inocencia y delicadeza de sentimientos, combinadas con una leve burla de sí mismo.

Shiki va al templo (Sumadera須磨寺), arroja dos monedas de cobre, hace una reverencia y luego se sienta en la veranda del templo y disfruta de la brisa del atardecer.

Las personas sensibles, es decir, moralmente sensibles, saben que no tienen derechos, ningún derecho a nada en absoluto, ni siquiera a la vida misma. Y la naturaleza humana exige algún tipo de justificación para nuestra posesión o uso de las cosas. Esta justificación, una especie de “racionalización” psicológica, se ve en las dos monedas que Shiki arroja a la hucha del templo. Después, se sienta en la veranda con una especie de complacencia, sintiendo que ha hecho algo, por poco que sea, para ganarse el placer de la fresca brisa vespertina en un lugar tan tranquilo y sagrado.

二文投げて寺の椽借る涼み哉     子規

Ni-mon nagete    tera  no en karu    suzumi kana

Echando un par de monedas,
me refresqué
en la verandah del templo.

(Shiki)

Esto fue escrito en el Templo de Sumadera 須磨寺. Lo interesante de este haiku es percibir la secreta vida poética que habita en un lugar tan común. La poesía está en las palabras del verso; no en algo implícito, no en asociaciones o matices de significado. El poeta sube los escalones del templo, saca dos monedas de cobre de su monedero y las echa en la caja de las ofrendas. Se inclina ante Buda, y una vez terminada su devoción, se sienta en la larga, amplia y brillante veranda. Pero el tintineo de las monedas, el olor del incienso, la remota calma de los Budas le acompañan aún en la brisa fresca y sombreada. La poesía está en la esfera donde el tintineo del metal sobre la madera de la gran caja, y el frescor del viento racheado, son percibidos por el mismo órgano espiritual.

Además del haiku descrito anteriormente, debemos señalar también que algunos poetas se han servido de la forma del haiku para expresar pensamientos e ideas de importancia predominantemente intelectual. Tenemos en inglés mucha poesía didáctica que tiene un gran valor; este valor no es poético, pero indirectamente puede ayudar a nuestra comprensión poética de la vida, eliminando los errores de pensamiento que provienen de la costumbre, el interés propio o la abstracción excesiva.

El haiku, y no sólo el haiku, sino todo el arte y la literatura japonesas, apuntan al mismo infinito que el del mundo occidental de los últimos cinco siglos, pero no a través del espacio, no a través del horizonte. Es el infinito captado en la mano, ante los ojos, en el martilleo de un clavo, el tacto del agua fría, el olor de los crisantemos, el olor de este crisantemo. El haiku es la expresión de la unión de dos formas de vida que Spengler consideraba irreconciliables e incomprensibles: el sentimiento clásico del momento presente, del espacio restringido, y el sentimiento europeo moderno de la eternidad, del infinito. Es quizás a este último al que se refiere Matthew Arnold cuando dice.

En muchos aspectos, los antiguos están muy por encima de nosotros y, sin embargo, hay algo que nosotros exigimos y que ellos nunca podrán darnos.

Los interesados en el tema deberían leer la obra de Miyamori titulada An Anthology of Haiku, Ancient and Modern [una antología del haiku, antiguo y moderno], y mejor aún, The Bamboo Broom, An Introduction to Japanese Haiku [La escoba de bambú, una introducción al haiku japonés], de Henderson.

De la gran cantidad de libros japoneses a los que me refiero al escribir éste y los siguientes volúmenes, casi ninguno escapó a los ataques aéreos, pero de memoria o por nuevas compras, doy una lista en el Apéndice 1.

Una versión romanizada de los haiku contenidos en este volumen figura en el Apéndice 2 (NT: en esta traducción se han incluido debajo de cada haiku también en este primer volumen). En los demás volúmenes, la versión romanizada va debajo de cada haiku.

Las ilustraciones de este volumen han sido elegidas para mostrar cómo los poetas y artistas japoneses gradualmente “fueron atenuando” el misticismo y realismo de los artistas chinos orientándolo hacia el delicado humor y la tierna crudeza del haiga.

H. Blyth,
Tokio,
enero de 1947.

 

CONTENIDOS

 Prefacio

 Sección I

Los orígenes espirituales del haiku

  1. El budismo
  2. Zen
    – Bashō y el Zen
  1. Taoísmo
  2. Poesía china
  3. Confucianismo
  4. Arte oriental
  5. Waka
  6. Renku
  7. Nō, Ikebana, Cha no Yu
  8. Shinto

 

Sección II

Zen, el estado mental para el Haiku 

  1. Desinterés
  2. La soledad
  3. Aceptación agradecida
  4. Despreocupación
  5. No intelectualidad
  6. Contradicción
  7. Humor
  8. Libertad
  9. No moralidad
  10. Simplicidad
  11. Materialidad
  12. Amor
  13. Valentía

 

Sección III

Haiku y poesía

Haiku y Poesía
El haiku en la poesía inglesa
Poesía

 

Sección IV

Los cuatro grandes poetas del haiku

Bashō
Buson
Issa
Shiki

 

Sección V

La técnica del haiku 

  1. El humor y los juegos de palabras
  2. Brevedad
  3. La lengua japonesa
  4. Onomatopeyas
  5. La forma del haiku
  6. Kireji
  7. Secuencias de Haiku
  8. Las estaciones
  9. Traducción

Apéndices

  1. Obras consultadas
  2. Haiku Romanizado
  3. Fuentes del Haiku

Índice de escritores

Tabla de ilustraciones

Presentación de Haiku 1 de RH Blyth

LA MÍTICA OBRA DE BLYTH EN EL RINCÓN DEL HAIKU

Se irá publicando semanalmente hasta completar los 6 tomos que la conforman

¡¡Comenzamos el lunes 19 de junio con el clarificador Prefacio!!

 Presentación de la traducción

Blyth es considerado el eslabón a través del cual el conocimiento del haiku llegó a Occidente. Su amplísima obra desgrana en profundidad y aporta un extenso conocimiento sobre el haiku, visto preferentemente desde su perspectiva zen.

No sólo la teoría, también la traducción de sus cientos de haikus de decenas y decenas de diferentes poetas a un idioma occidental (el inglés) sirvió para que durante décadas pudiéramos saber del haiku. Sus haikus recogidos, durante décadas igualmente, han sido una y otra vez traducidos a los diferentes idiomas occidentales, aunque a veces no se citaran (o se ocultaran) debidamente las fuentes…

En español, tuvimos la suerte de contar con el enorme y clarificador trabajo de Fernando Rodríguez Izquierdo, que, en buena medida, tal y como él mismo cita, bebió de aquellas fuentes. Siempre fue un sueño acceder a la obra original de Blyth, pero permanentemente la hallábamos descatalogada, y las compras de segunda mano ofrecían unos precios realmente exagerados. Fue hace unos quince años que finalmente por un préstamo interbibliotecario de la UCLM con una biblioteca pública de Múnich, desde la AGHA (Asociación de la gente del haiku en Albacete) terminamos recibiendo Haiku 1, 2, 3 y 4, y la Historia del haiku 1 y 2. Tener en nuestras manos aquellos libros… Pronto empezaron las sorpresas… esas tapas de lino, las transparencias de sus páginas de papel de seda intercaladas para confeccionar haigas por superposición… en fin, una delicadeza exquisita. Y más allá de la presentación, su ansiado contenido, imprescindible para entender el haiku. Nos prometimos que de una u otra forma habría que traducirlo al español si ninguna editorial se animaba a hacerlo formalmente. Hubo intento de formar grupos para realizarlo que, finalmente, no cuajaron (en cualquier caso, gracias a quienes en su día mostraron su disposición). Hoy, comienza a ser una realidad.

La presente traducción no es profesional y en ningún caso se permitirá la más mínima retribución de cualquier tipo o por cualquier vía, siendo su uso exclusivamente para fines didácticos/pedagógicos y siempre gratuito, publicándose online en El Rincón del Haiku y en el sello de publicación Sabi-shiori en edición no venal, no comercial.

Si bien en la obra original, en el volumen 1 no figura bajo la versión en kanji de los haikus el texto romanizado, sino en un apéndice aparte, se ha preferido incluirlo para mayor comodidad en la lectura. Por otro lado, Blyth emplea mayúscula al inicio de cada verso del poema, mientras que en nuestro caso recurriremos generalmente a la minúscula salvo que vaya precedida de un punto. También se ha reemplazado el británico (–) guion medio por el punto y coma ( ; ) más frecuente en español. Se hará uso del punto y coma o puntos suspensivos ( … ) según proceda.

Esperando que sea provechosa, os dejamos disfrutando de esta maravillosa y mítica obra de la que semanalmente, se irá publicando una pequeña parte.

Elías Rovira Gil.

Jaime Lorente.

-.-

  1. En escasas ocasiones, se ha introducido en el texto alguna pequeña explicación no incluida en el texto original. Siempre va precedida de las siglas NT (nota del traductor).

Olor a guayabas

Olor a guayabas
no pude comer del cordero
que jugó conmigo

Sr. González (México)

La quebrada
En el árbol de mangos
un barranquero.

Esteban Sánchez Agudelo (Colombia)

 

Olor a guayaba.
El sonido del arroyo
entre la niebla

Pilar Carmona (España)

 

Viento en las ramas-
Del sauce a la palmera
gorjea el mirlo

Xaro Ortolá (España)

 

Olor a estiércol.
Bajo el cielo sin nubes
los dátiles maduros

Mari Ángels Millán (España)

 

Guayabo en flor,
ante la ira del maestro
ríen los niños

José Luis Solis (México)

 

Campo de limoneros
Dos perros ladran
en la distancia

Elsa Pascual (España)

 

Troza hojas de limón
mientras espera su turno
para saltar la cuerda

Jaspe Uriel Martínez (México)

 

Limón tardío.
Las nubes van tomando
color de lluvia

Mavi Porras (España)

 

Llenan el cielo
los trinos de la tarde…
Limonero en flor

José Luis Vicent (España)

 

Ya se desprenden
los limones maduros;
cuánto azahar

Juan Francisco Pérez (España)

-.-

 

 

El cielo azul de Shiki-an – El mundo de Shiki visto tumbado

(puedes descargar todo el diario en un solo pdf clicando aquí)

 

『子規庵の青空」 ―臥して見る子規の世界

Masako Hirai    平井雅子

Como decíamos en la entrada pasada, la profesora Hirai añadió a la traducción del diario de Shiki, la de algún otro documento y también un artículo de su autoría que incluye algunos fragmentos de Shiki, también traducidos por ella misma. Incluimos dicho artículo para cerrar el diario y este pequeño homenaje de gratitud a la profesora Hirai.

El cielo de la habitación de Shiki: ¡Boca arriba, observa y registra!

por Masako Hirai

La última casa de Shiki en Negishi, Tokio, estaba ubicada en un tranquilo barrio tradicional de casas pequeñas, entre las montañas de Ueno y el área de entretenimiento tradicional; y el tren urbano de la línea Yamate se podía escuchar de manera intermitente incluso en aquellos días de Shiki. La casa era uno de esos edificios adosados en alquiler, que solían estar habitados por samuráis de clase baja durante la Era Edo que inmediatamente precedió al tiempo de Shiki. Tenía una sala de estar, un dormitorio pequeño (el de Shiki), dos dormitorios aún más pequeños (los de su madre y su hermana), una pequeña cocina y un pequeño jardín modesto con algunos árboles y plantas, que Shiki cuidaba.

 

Imagen.-Croquis del jardín y la casa de Shiki-an cuando éste vivía, basado en escritos, tankas, haikus, dibujos y fotografías de Shiki y las personas de su entorno.

 

Shiki tenía veintiocho años cuando se mudó a esta casa, dejó la Universidad de Tokio y comenzó su carrera como periodista y crítico dos años antes, y aquí pasó sus últimos ocho años, excepto durante su breve visita a China como corresponsal de guerra que terminó con su tos con sangre, su hospitalización en Kobe y varios meses de descanso con Sōseki en Matsuyama. Poco después de su regreso a Tokio, Shiki se vio obligado a permanecer en cama, por lo que durante seis años y medio estuvo acostado y sufrió dolores cada vez mayores, casi interminables. Continuó escribiendo haiku, ensayos y críticas que sentaron las bases del haiku moderno e influyeron en la poesía en general, y él hizo esas acuarelas, cuyo secreto quería encontrar en su habitación.

Eran unos días despejados, tanto el cuatro como el cinco de mayo, cuando visité la casa de Shiki, que ahora es un museo. Con cuidado me quité los zapatos y me acerqué a la pequeña entrada. Justo en frente, pude ver la sala de estar, que debe haber estado llena cuando se juntaron hasta 22 personas para hacer haiku, como en el retrato de Izan. Desde esta sala de estar se podía observar el dormitorio de Shiki, pero en el umbral había un cartel que decía “No entrar”. Era una habitación sagrada donde murió el poeta. Afortunadamente, me concedieron un permiso especial para entrar en la sala después de que cerraran el museo.

Tan pronto como entré en la habitación, me acosté, primero imitando la postura de Shiki en una fotografía que estaba expuesta. Estaba acostado sobre su lado derecho, ya que su lado izquierdo y su cadera finalmente tenían siete heridas abiertas que supuraban pus, mientras que su rodilla izquierda, doblada, nunca podía estirarse por el dolor. Desde esta posición terriblemente limitada, primero observé el cielo azul, un azul que ocupaba hasta dos tercios de la vista, tanto desde el espacio abierto como a través de las puertas corredizas de vidrio que Kyoshi logró conseguir para él. Dado que su ropa de cama acolchada estaba extendida sobre el suelo del tatami, miré hacia arriba y tuve una vista que era inimaginable para cualquiera que estuviera de pie o sentado en la habitación, o para cualquiera que estuviera al aire libre. Saqué mi libreta y una pluma estilográfica, pero mi mano derecha estaba entumecida por el dolor de estar presionada contra el tatami, un piso enmarañado. Decidí recostarme, levantando ligeramente el lado izquierdo y la cadera.

De esta manera, observé y dibujé el cielo, el enrejado de ramas de bambú que sobresalía recortando filas triples de cuadrados azules o trapecios en el cielo, lo que debía impresionar a Shiki con la perspectiva, los cristales cuadrados de las ventanas que también se alinearon cuidadosamente para mostrar el cielo, un cielo azul, y los arbustos verdes tan bajos y pequeños que parecían que estaban cerca.

Imagen: Jardín de Shiki, pintado por Akira Masaoka

La habitación estaba medio a oscuras, con rayos de sol oblicuos que iluminaban, como para tallar, la malla de junco del tatami, y destacando sus cenefas de tela negra que dividen el suelo. Lo más sorprendente fue el azul y el brillo del cielo que parecía venir a través del gran espacio lleno de luz bailando en la brisa. Algo se estremeció en el cielo, solo unas pocas hojas en el enrejado, pero, oh, cómo bailaban en la brisa, tan libres y llenas de luz.

Todo esto mientras dibujaba, sosteniendo mi cuaderno con fuerza en mi mano izquierda. Mantenerlo así requería un esfuerzo. Si Shiki quería dibujar una flor, la sostenía con su tablero de dibujo en su mano. Mi dibujo se interrumpía con frecuencia por el secado de la pluma porque tenía que sostenerla hacia arriba, recostada en el suelo. Constantemente tenía que sacudir la pluma estilográfica para dejar caer la tinta. Shiki debe haber tenido un problema similar, y me di cuenta de la cantidad de problemas y paciencia que tuvo Shiki para mojar su pincel o pedirle a alguien que lo hiciera por él. Comenzaron a dolerme el cuello y los hombros, y mis manos y codos se estaban poniendo rígidos, pero estaba decidida a dibujar al menos durante media hora para poder tener una idea de cómo debe haber sido para Shiki “observar y registrar”, el significado de Gyouga-Manroku.

Entonces recordé que en su autorretrato Shiki se dibujó a sí mismo sobre sus manos y rodillas, sosteniendo un pincel para pintar un cuadro.

 

 

También pintó una mantis que, con grandes ojos, largas rodillas articuladas y un gran trasero que se asomaba a través de sus alas, levantaba su mano en forma de hoz como si estuviera a punto de ofrecer algo, una semejanza simbólica de su propia figura pictórica.

Tumbado en la cama durante diez años,
yo, como una mantis,
pongo esos brazos
y cojo un pincel.

«Coraje y espíritu de lucha»: pintura y escritura de Shiki

De cara al jardín, me acosté de frente y me levanté un poco, arrastrando la rodilla rígida y torcida que, sabía, le causaba tanto dolor a Shiki. Mis manos, que notaba cómo soportaban la mayor parte de mi peso, pronto se entumecieron, y un dolor agudo y eléctrico me recorrió los codos cuando los retiré a la vez, para sacudirlos. Si asumió esta posición durante el período de su observación y pintura, no pudo hacerlo hasta el final, cuando ya su hermana o un amigo debían sostenerle el tablero de dibujo.

Hay puntos de vista contrastantes del diario de Shiki. Algunas personas se sienten atraídas por su alegría, sencillez y valentía. Otros enfatizan el largo sufrimiento, la soledad y la autocompasión que trajo la enfermedad. Un crítico señala su efecto doloroso como el “frío desapego” de Shiki, incluso en su ensayo sobre su paseo favorito. Previamente, pero ya unos veinte años después de Shiki, un crítico romántico interpretó el efecto como la “hermosa refracción” de sus ojos que convirtió su enfermedad en un sacrificio simbólico al espíritu de su época: la devoción de su talento poético más fino al “casi-esfuerzo inútil” de vivir en una era que pedía prosa, la Era Meiji con su emperador simbólico que exigía dicho servicio. Desafortunadamente, no tengo espacio para discutir el contexto histórico, pero tengo algo que decir sobre la vida de Shiki, que no puede descartarse como un sacrificio heroico y romántico. No es la “distorsión” de su visión, sino su simple y directa comunicación con el cielo lo que observé desde su posición postrada en su habitación. Esto no fue escapismo ni mera ingenuidad, como ilustraré a continuación.

Encuentro una sencillez terrible tanto en Gyouga-Manroku como en algunos otros ensayos en los que Shiki describe su enfermedad y la vista desde su habitación.

Me acuesto de nuevo, exhausto por el cambio de vendajes. “Hoy hace mucho calor, ¿debería limpiar tu habitación?” pregunta mi madre. Sí, me parece bien. La madre coloca otra ropa de cama en la sala de estar y dice: “Ve tú”. La mera distancia menor a 2 metros me parece de 4.000 km, lo que me intimida. Eventualmente me decido, me levanto y logro estar a cuatro patas. Pero mi pierna izquierda está inmóvil debido al dolor. Coloco una “almohada para los pies”, del tamaño de un pie, debajo de la articulación de la rodilla izquierda, y me arrastro así, centímetro a centímetro. Habiendo cruzado el peligroso umbral, no tengo ningún percance en el camino antes de llegar hasta la ropa de cama en la sala de estar, me subo al futón y me acuesto, esta vez poniendo mis pies hacia las puertas corredizas de papel (hacia el jardín) y mi almohada en el norte. Después de este ejercicio inusual, de repente siento hambre, me alegro. Mamá está abstraída en el borde de mi habitación, mirando hacia afuera, con una escoba en las manos con la que pretendía barrer el suelo. “Escucho las voces de un encuentro de atletismo en Ueno”, murmura para sí misma.

(Shiki, “Mi enfermedad” – traducción propia)

Aquí, hay algo así como una visión ampliada de una mosca herida, haciendo un ejercicio desesperado para alcanzar su objetivo. No existe heroísmo, ni romanticismo, ni siquiera autocompasión en este simple registro de detalles, aunque nos atraigan como una poderosa realidad. ¡Qué suspiro de alivio y logro cuando llega al futón! No muy lejos de él, su madre está abstraída, mirando hacia afuera con una escoba en las manos, y murmura a medias sobre las voces de los jóvenes atletas que escucha en la distancia. Algo en esta madre, y en el espacio detrás de ella, supera todas las ideas y sentimientos. Ella se ha mantenido al margen y ha observado, impotente, todos los sufrimientos y esfuerzos por los que ha pasado su hijo. Ya no llora dramáticamente por la pérdida o la ganancia, sino que simplemente se preocupa por su hijo y toma y siente cada día según vienen las cosas. Es la voz y el alma de una madre así lo que oímos en las palabras: “Oigo la voz del encuentro atlético…”. ¿La madre y el hijo están celosos de los atletas? ¿Las voces jóvenes les provocan dolor y desesperación? No lo creo. Como si olvidaran sus dolores diarios y su estado desmoronado, la madre y el hijo miran hacia el cielo brillante, respirando el aire por donde vienen las voces. Hay ondas de libertad y gratitud en el aire. El momento debe haber caído sobre la mente humana extraordinariamente sencilla de Shiki que podría estar “contenta” con el “hambre de este ejercicio inusual”. La figura abstracta de la madre, sus palabras simples y los ojos de Shiki que, involuntariamente, siguen sus ojos al espacio, creo, componen una de las imágenes más memorables de la prosa japonesa.

En otro ensayo, Shiki describe su jardín. Al principio, el jardín era pequeño y casi desnudo, con algunos árboles y flores comunes traídas por sus vecinos, pero lo llama “mi cielo y mi tierra” cuando regresa después de un año, después de haber sobrevivido a una grave hemoptisis a su regreso de China. También nombra sus últimos ensayos breves “Una cama de enfermo de seis pies de largo” para significar su mundo, ahora confinado al tamaño de su cama.

El jardín ahora tiene una sombra más atractiva que el año pasado, y uno o dos grupos de crisantemos blancos florecen torcidos en su forma salvaje. Frente a esta vista y recordando los días pasados, me siento abrumado por las emociones. Mi frágil cuerpo vencido por la alegría de simplemente haber sobrevivido, murmura un canto-oración, pero las lágrimas caen sin darme cuenta. Estas flores comunes y este pequeño y estrecho jardín, ¡cómo podría soñar que me iban a conmover tanto!

(Shiki, “Mi pequeño jardín” – traducción propia)

Por un lado, su mundo es extremadamente pequeño; por otro, afirma haber encontrado “el cielo y la tierra” en su jardín. Creo que no fue sólo el alivio de su supervivencia lo que le hizo pensar así. Tampoco escapó a un mundo sentimental o estético centrado en sí mismo. Algunos de nosotros hemos tenido la experiencia de regar una maceta que parece muerta, y seguir cuidándola por si acaso tuviera algo de vida, y ¡oh! la sorpresa y la alegría un día cuando notamos un brote joven, frágil pero con pequeñas hojas verdes. “Bien hecho, pequeña planta. ¡Eres hermosa!” Nosotros lloramos. Aquí hay una pista de la experiencia de Shiki.

En esos “uno o dos grupos de crisantemos blancos torcidos”, Shiki descubrió el cielo y la tierra, porque “recordar los días pasados” también significaba recordar los días en que esos crisantemos perseveraron a través de las estaciones, viviendo desconocidos, y florecieron con tal vitalidad “salvaje” para afrontar su regreso. Lloró porque se conmovió. En esos uno o dos grupos de crisantemos, Shiki encontró ojos para ver toda la vida en la tierra, que respira el aire y la luz bajo el cielo ilimitado.

Obviamente Shiki no siempre vio el cielo azul. Gyouga-Manroku registra su deseo de muerte en el dibujo de un cuchillo y un punzón, con las palabras “Kohaku dice, ven”. Sin embargo, el cielo que vio y registró, estando tendido, era espacioso, vívido y lleno de luz. Respirando esa luz y ese aire de libertad, vivían las flores de Shiki y su literatura.

Masako Hirai
平井雅子

Kohaku llamó. “Ven”

古白日来

13 de octubre de 1901

 

…Mi mente cambió de repente. Bueno, no puedo soportarlo ¿Qué debo hacer? Puedo ver a mano un cuchillo desafilado de unas dos pulgadas de largo y un punzón de unas dos pulgadas de largo. Aparece una fiebre suicida de forma irregular …Pero no puedes morir con esta espada desafilada o un punzón. Sé que hay una navaja en la habitación de al lado. Si tuviera esa navaja, sería capaz de cortar mi garganta, pero lamentablemente, ahora ni siquiera puedo gatear. No hay forma de que pueda cortar la nuez de la garganta con este cuchillo. Pero si me atravieso el corazón con un punzón, estoy seguro de que moriré. Pero no puedo. La muerte no da miedo, pero el sufrimiento sí. Es aterrador pensar que incluso el dolor de la enfermedad es insoportable y que la muerte está por encima de eso. Eso no es todo. Después de todo, cuando miro un cuchillo, siento una sensación de pavor brotando del fondo de mi corazón. Cuando volví a ver este cuchillo hoy, me sentí mareado y asustado. Traté de levantarlo con mis manos, pero me contuve, pensando que ese era el lugar. En mi corazón, dos cosas están peleando: si quiero tomarlo o no. Mientras pensaba en ello, sollocé… comencé a llorar. Para entonces mi madre había regresado. Debía de ser tan temprano que había salido al porche.

Cuando la sangre se me sube a la cabeza, no puedo abrir los ojos. Como no puedo abrir los ojos, no puedo leer los periódicos. Como no puedo leer periódicos, sigo pensando. Como sigo pensando, sé que la muerte se acerca. Como sé que la muerte se acerca, quiero divertirme antes de eso. Como quiero divertirme, me apetece probar algún festín excepcional. Como tengo ganas de probar un festín excepcional, necesito algo en lo que ocuparme. Como necesito algo en qué ocuparme, llego a pensar en vender mis libros. No, no, no quiero vender mis libros. Pues bien, estoy en problemas. Como estoy en problemas, la sangre se me sube a la cabeza aún más.

Kohaku llamó. «Ven».

Cuando volvía a sollozar, me visitó Shihouta. Mientras me quejaba con él de Hototogisu, del dinero y de otras cosas, se hizo de noche y me sentí mejor.

 

14 de octubre de 1901

Nadie me llamó.

15 de octubre de 1901

Como no pude dormir la noche anterior a ayer, me quedé dormido ayer temprano por la noche. Me desperté y dormí, me desperté y dormí hasta el amanecer; y pronto tuve una deposición.

Como me sentía fatal, escribí a mi tío de Matsuyama.

 

Notas:

Las imágenes del Gyoga Manroku se corresponden con la página final del Volumen 1 y el comienzo del Volumen 2 .

Puedes conocer más a fondo todo lo que rodea esta historia clicando aquí.

Se escribe una sentencia espantosa. Shiki, que estaba solo, consideró suicidarse con un pequeño cuchillo y un punzón de la caja de la piedra de tinta. Sabía que había una navaja ideal para el suicidio por la casa, pero no podía buscar y llegar tan lejos. Cuando estaba pensando, «La muerte no da miedo, pero el sufrimiento sí», Yae volvió. En el entorno de Shiki aún se preguntan ¿Fue el espíritu de Kohaku, que vino del inframundo, lo que llevó a Shiki a tales pensamientos?

Kohaku vuelve del inframundo y sale de su tumba para incitar a Shiki

Nota de Rie Yamanouchi. Creo que el texto transmite fuertemente la irritación y la impaciencia de Shiki con su enfermedad. Al mismo tiempo, muestra una fuerza mental extraordinaria al hacer que suene humorístico, repitiendo la misma estructura de la oración en broma y representando cómicamente su apego a los banquetes y los libros. Rie Yamanouchi

Sentados a la izquierda Kohaku y a la derecha Shiki

Cuando casi había terminado el primer volumen de Gyouga-Manroku, Shiki estaba tan deprimido por el final de su vida que le asaltaron pensamientos suicidas. Así que dibujó un cuchillo y un punzón; junto a ellos escribió: «Kohaku llamó, ‘Ven'». El primo y antiguo aprendiz de Shiki, Kohaku Fujino, que estudió con Shōyō Tsubouchi en el Senmon Gakko de Tokio, escribió novelas y obras de teatro, así como haiku, que Shiki editó en su honor después de que éste se disparara en 1895. Shiki confesó a su mejor amigo, el gran novelista Sōseki Natsume, que por aquel entonces estudiaba en Londres, que la vida le resultaba demasiado penosa, «de hecho, sufro el dolor de no poder vivir. En mi diario, hay un lugar donde los cuatro caracteres «Kohaku llamó: Ven».’ están escritos en caracteres especiales«. (Carta de Shiki a Soseki, fechada el 6 de noviembre de 1901).

Nota de Hiroe Moriguchi. En la simple frase «Nadie me llamó», podemos sentir lo encantado que estaba Shiki cuando recibía visitas. Como no podía salir, hablar con ellos era probablemente el único momento en que sentía conexión con la sociedad.  Hiroe Moriguchi