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EL HAIKU: ANTROPOLOGÍA Y TRANSCULTURIZACIÓN EN UN MUNDO GLOBAL II.

    Dada la amplitud del tema tratado en el anterior artículo y partiendo de la interculturalidad del haiku abordado desde su universalidad, habría que resaltar la importancia de la globalización, fenómeno que ha propiciado la expansión de culturas y tradiciones literarias, pero evidenciando o poniendo en valor la adaptación de esta estrofa a occidente.

     El haiku alcanza dicha globalidad porque independientemente del espacio en el cual sea creado, siempre facilita la expresión de una experiencia conjunta por encima de la individualidad de las partes. Los objetos adquieren un valor cualitativo al no ser descritos desde el pensamiento argumentativo, puramente lógico, sino desde la sensación. Si partimos de los principios de la lógica, desprendemos a la estrofa de su esencia, así como de la fusión del sujeto y el objeto como unidad indivisible, adaptada siempre a la realidad que sucede en un tiempo y en un lugar determinado para posteriormente trascender y desmaterializar el poema del espíritu humano.

     Rodríguez Izquierdo (2010), afirma:

     …“el haiku no es el retrato de una imagen, sino un esbozo y tanto sentido estético hay en lo expresado como lo silenciado”.

     Los enunciados de un haiku superan el valor circunstancial del instante o momento para lograr adquirir un valor alternativo y permanente, dotado de una finalidad. Por lo tanto, podría ser considerado una descripción con carácter propio que muestra temática y sensaciones variadas, equiparable a una pintura impresionista que describe la impronta de emociones primarias desde diversos contenidos.

     El eje móvil de la fertilidad del haiku procede de la interculturalidad de la estrofa. Una cultura traslapa la otra y en esta colisión se transmutan ambas desde la hibridez que surge como fruto de dicho encuentro. Teniendo en cuenta el punto de vista de la antropología objetivista, en el cual las tradiciones locales y de grupo (como etnias, pueblos, etc) entran en una posible pugna más o menos desigual en la que ambas afirman su identidad y dejan huella la una en la otra que transformarán en materia prima de la obra literaria.

   Partimos por tanto, de la definición de transculturización de Fernando Ortiz, siendo los elementos claves de esta:

  • El uso particular de registros lingüísticos
  • La representación de las estructuras gramaticales, etc que provienen de la oralidad del entorno.
  • Así como la cosmovisión japonesa.

     Es decir, sin dejar de sentir como occidentales, vamos asimilando la nueva perspectiva estética influida por el pensamiento japonés. De este modo, se suceden simultáneamente procesos de exoculturización, así como de endoaculturización para llegar finalmente a una aculturización en la que se produce una influencia mutua y desde este proceso el haijin escribe e interpreta el haiku.

     Desde este punto de vista el antropólogo Fernando Ortiz entiende la transculturización como desprendimiento y pérdida parcial o total de la cultura original a la vez que se incorpora la nueva. Es decir, el haijin se neoculturiza en el momento de creación del haiku, traspasando su propio sentido, logra suspender el lenguaje creativo y se produce una asimilación estética, así como un enriquecimiento entre culturas. A modo de ejemplo, este haiku de Basho (diferentes traducciones):

¡Cuán admirable es

aquél que no piensa: la vida es efímera

al ver un relámpago!

¡qué admirable

quién no se siente efímero

ante el relámpago!

Desde este punto de vista Adolfo García Ortega, puntualiza:

     … “que el haiku es el placer de una escritura que nos libera de la incontinente carga ideológica occidental, permitiendo que el haijin se difumine y desparezca”.

     Como ejemplo de universalidad y de conexión global (tanto temática como culturalmente), hemos seleccionado algunos haikus de autores clásicos japoneses y contemporáneos:

Por un momento

parece que el gatito

vence a la hoja.

Kobayashi Issa (1763-1828)

Sol en la lluvia.

El gatico lame

las hojas del jazmín.

Mª V. Porras «Mavi».

   (Murcia-España)

 

Año Nuevo:

el gato en mi regazo,

lo único sucio.

Jakurô

Año Nuevo…

en el plato del gato

el mismo pienso.

Xaro Ortolá “Destellos”.

    (Alicante-España)

Constatamos que en estos haikus confluye tanto inter como transculturalmente el proceso de creación en el cual se extrae la riqueza cultural de Japón y de Occidente, superando el binarismo inicial para alcanzar finalmente la heterogeneidad unificadora, asumida desde la conciliación entre ambas culturas.

  

     Bibliografía:

 

DE KYOSHI A TAKASHI, UNA FAMILIA DE HAIJINES.

Como cierre a esta serie de artículos en la que hemos conocido cómo se vive el haiku en distintos lugares del planeta, nos acercamos a una de las familias más representativas del haiku en Japón. Más de un siglo separan los haikus de Kyoshi Takahama de los de sus bisnietos Hoshino Takashi y Toshiki Bojo, más de un siglo de momentos irrepetibles, de instantes vividos y compartidos unidos por una manera muy particular de entender el haiku.

Como complemento a la historia de estas generaciones de haijines una selección de más de cien haikus de Takahama Kyoshi, la mayoría de ellos inéditos en español.

 

Kyoshi Takahama nace el 22 de febrero de 1874 en lo que ahora es la ciudad de Matsuyama en la prefectura de Ehime. Su verdadero nombre era Kiyoshi Ikenouchi.Su padre, Ikenouchi Masatada, era un antiguo maestro de samurai y esgrima, también apasionado por el teatro tradicional. Sin embargo, con la restauración Meiji, pierde sus deberes oficiales y se retira convirtiéndose en agricultor. Kyoshi crece en un entorno rural, lo que influye en su afinidad con la naturaleza. A los nueve años, heredo la familia de su abuela y tomó su apellido, Takahama.

Siendo muy joven, a la edad de 17 años, Kyoshi comenzó a interesarse por el haiku y escribió una carta a Shiki Masaoka (1867-1902), que nació en la misma ciudad natal y tenía siete años más que él. Conoce a Shiki por Hekigodo Kawahigashi (1873-1937), un compañero y amigo de Iyo Jinjo Chugakko (Iyo Ordinary Middle School) en Matsuyama.

Shiki fue el que creó para él el seudónimo de Kyoshi, basado en su similitud con su nombre real, Kiyoshi. Pronto deja la universidad, a pesar de que Shiki le había aconsejado lo contrario, para trabajar como editor y crítico literario para la revista literaria Nihonjin. Mientras trabaja, también publica haikus. Se casa en 1897 con Ito Oshima, la hija de su casero, de cuyo matrimonio nacerían cinco hijos.

Kyoshi y su esposa Ito

By 朝日新聞社 – 『アサヒグラフ』 1949年新年号, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=34910569©

 

En aquella época conoce a Natsume Soseki, con quien compartiría una larga amistad.También se hace cargo de la columna de haiku del “Kokumin Shimbun” (Periódico Popular) mientras ayudaba a Masao Ikenouchi, su hermano mayor, a dirigir una casa de huéspedes.

En 1898, Kyoshi Takahama asumió la dirección de la revista haiku «Hototogisu» (El cuco) que Kyokudo Yanagihara y Shiki Masaoka habían cofundado el año anterior. En “Haiku Nyuhmon” (Un primer paso hacia el haiku), publicado en abril de ese mismo año, subrayó la importancia del ritmo musical de las palabras, describiendo cómo el haiku y la pintura se corresponden en muchos aspectos. Como el funcionamiento de “Hototogisu” se hizo más difícil, Kyoshi decidió trasladar su editorial a su propia casa.

En 1902 fallece Shiki. Kyoshi se encontraba en aquel momento con él:

Shiki yuku ya juhshichi nichi no getsumei ni

 

Shiki falleció.

La luna en su decimoséptimo día

serenamente brillante.

 

«Salí al jardín alrededor de la medianoche. La hermosa luna estaba arriba en el cielo, por encima de los enrejados de calabaza. Mirándola, mi corazón estaba lleno de una emoción inefable»

Kyoshi escribió principalmente novelas desde 1907 hasta 1912, con títulos como “Haikaishi” («El maestro de Haiku»), que apareció como una fotonovela en los periódicos, “Bonjin” («Una persona común») o “Chōsen” («Corea»).

En 1912 sufrió de fiebre tifoidea, lo que le hizo ser cauteloso con su salud, y por ello trató de no agotar sus fuerzas físicas escribiendo novelas. Sentía que escribir prosa requería mucha más fuerza que el haiku, así que decidió que la escritura haiku sería más adecuada para él.

Las diferencias de opinión en cuanto al haiku se hacen cada vez más notorias entre Hekigodo Kawahigashi y Kyoshi. En aquellos días, el grupo de poetas afines a Hekigodo defendía la composición del haiku sin el uso de palabras estación (kigo) o la regla de 17 sílabas fijas dispuestas en grupos de tres palabras de cinco, siete y cinco sílabas. Este tipo de haiku se llama jiyuhritsu (metro de estilo libre) -no se ajusta a la forma tradicional y justifica la composición hipermetrica e irregular. Seisensui Ogiwara, Hosai Ozaki y Santoka Taneda son el claro ejemplo de los que se comprometieron con este tipo de haiku.

A la edad de 39 años, en 1913, Kyoshi decidió volver a los círculos de haiku.

 

shimo fureba shimo wo tate to su nori no shiro

 

Si hay una helada

la usaré como escudo

en el castillo de la ley.

 

Escéptico ante la nueva tendencia impulsada por el grupo de Hekigodo, Kyoshi consideraba el haiku como un arte literario que estaba profundamente conectado con la tradición y las convenciones. Su teoría es que los poetas de haiku son capaces de producir obras originales y no deben poner en palabras lo que sea que vean. En su lugar, deberían hacer un esfuerzo por mirar más de cerca y añadir algo innovador. Publicó entonces “Haiku towa Donna Mono ka” (¿Qué clase de arte es el Haiku? 1914), “Haiku no Tsukuriyoh” (Cómo componer Haiku, 1914), y “Susumubeki Haiku no Michi” (El camino por el que el Haiku debe avanzar, 1918).

Además de esto, continúa escribiendo noticias, modifica “Hototogisu” y escribe otra novela, “Futatsu Kaki” («Dos caquis «, en 1915). También comienza a mostrar interés en el teatro tradicional Noh y él mismo escribe algunas obras de teatro.

El 1 de junio de 1927 Kyoshi, como parte de un discurso, definió el haiku como poesía de kachoh-fuhei (composiciones poéticas sobre pájaros y flores) – esto ha sido ampliamente aceptado por la mayoría. En su discurso, expuso su concepto general de kachoh-fuhei, las características de los materiales de haiku, y la diferencia entre haiku y otros géneros literarios.

Para Kyoshi, el haiku es una composición de poemas que describe los fenómenos de la naturaleza que tienen lugar de acuerdo con el cambio de estación, así como los fenómenos de los asuntos humanos que los acompañan. En segundo lugar, lo que ha sido comúnmente compartido por la mayoría de los poetas haiku es el arte de usar la belleza de la naturaleza como centro del tema. En tercer lugar, aunque las obras de teatro y las novelas son las más frecuentes en la literatura, se debe permitir la admisión de escritos de diversa índole en la extensa escena literaria. Entre ellos, el haiku tiene su propio valor como forma literaria en la que, distanciándose de los conflictos y enredos, se vierte amor por la naturaleza, se recibe afecto de la naturaleza en respuesta y se representa la naturaleza.

 

toshi wo motte kyojin to shitari ayumi saru

 

Considerando el año pasado

como un gigante.

Me marcho.

 

Mientras que el año pasado se personifica y se describe como un gigante que pasa, el poeta se aleja de su yo del año anterior, dándose cuenta de que la actividad de cada uno puede ser insignificante en comparación con el lapso de tiempo que constituye la Historia.

 

Muchos seguidores apoyaron su visión del haiku, y “Hototogisu” se convirtió en una importante revista a la que un gran número de poetas contribuyeron con sus haikus.

 

ikanago ni mazu hashi oroshi haha koishi

 

Para comer lanzón

primero pongo mis palillos en el suelo.

Anhelo a mi madre.

Lanzón: pez que habita en el Océano Atlántico y el Océano Pacífico.

 

En 1936 viaja a Europa. Durante su estancia en Londres escribe:

 

fumite sugu daisy no hana okiagaru

 

Justo después de pisar

las flores de las margaritas

se levantaron.

 

 

suzumera mo hito wo osorenu kuni no haru

 

Los gorriones

tampoco le temen a la gente-

La primavera en el campo

 

Ajeno a todo el debate generado en torno a su postura respecto al haiku, Kyoshi hizo todo lo posible para no estar involucrado en el mencionado debate ni desconcertado por las cosas que sucedieron en el mundo del haiku en aquellos años y Hototogisu alcanzó su edición número 500 en 1938.

Cuando se fundó Nihon Haiku Sakka Kyokai, la Asociación de Escritores Japoneses, Kyoshi asumió el cargo de presidente. Algunos poetas abogaron por el haiku de verso libre o ritmo interno sin la forma silábica de 5-7-5 y sin kigo. Aunque no estaba de acuerdo con ello, se vio obligado a incluir a estos escritores en la asociación, después de que las autoridades educativas del gobierno japonés le aconsejaran que lo hiciera. La presión surgió como resultado del movimiento contra la guerra, en el que participaron poetas de haiku en 1941.

 

ohzora ni mata waki-ideshi kotori kana

 

Una vez más en el cielo azul

comienzan a cantar.

Pajaritos

 

En 1942, Nihon Haiku Sakka Kyokai se convirtió en Nihon Bungaku Hokokukai Haiku-bu (División Haiku, la Asociación de Literatura Japonesa de Servicio Nacional), con Kyoshi como presidente.

En marzo de 1951, Toshio, hijo de Kyoshi, se hizo cargo de la columna de haikus de Hototogisu. Kyoshi se dedicó a “Tamamo”, la revista de haiku presidida por su hijaTatsuko, ya que la consideraba un lugar apropiado para su actividad tras su jubilación. Aunque Kusadao Nakamura y otros poetas de la generación más joven se dedicaron a publicar haikus de naturaleza y pensamiento social, Kyoshi, que no se sintió conmovido por la tendencia de la nueva era, persistió en su visión del haiku tradicional y no se avergonzó de hablar de sí mismo como un luchador de sumo yokuzuna del más alto rango en el mundo del haiku.

 

Sorame shite hitai ni ataru fuyubi kana

 

Una mirada hacia arriba,

en la frente

brilla el sol de invierno.

 

 

Aratamete taiko uchidasu uramatsuri

 

Después de un tiempo

empiezan a golpear el tambor de nuevo:

un festival a la orilla del mar

 

Kyoshi publicó “Kyoshi Jiden” (Kyoshi, una autobiografía, 1955), “650 Ku” (Una selección de 650 Haiku, 1955), y “Ku Nikki” (Un diario de Haiku, 1958), expresando los sentimientos de sus últimos años.

El famoso haiku sobre el viento otoñal es considerado por los críticos «un autorretrato del poeta en su vejez».

 

akikaze ya kokoro hagesite kuchi tomaru

 

El viento de otoño,

todo se desvaneció en mi corazón.

Ni una palabra que decir….

 

Takahama Kyoshi vivió su vida con dignidad y logró mantener su postura por encima de luchas de clases, de revoluciones artísticas, de la posguerra y la devastación. Entre los socios, amigos, discípulos y seguidores de la tradición de Hototogisu están los mejores haijines del siglo pasado.

 

Yamabuki no kuki no aosa ni hana imada

 

El color del tallo de la kerria japonesa

es verde:

Las flores no han salido

 

Mirando este haiku, que escribe ya anciano, es evidente que Kyoshi era un hombre de temple que todavía tenía un trabajo al que se dedicaba y que sentía como si lo mejor de su vida estuviera todavía oculto y que aparecería en los años venideros.

 

Fuyugare ni ware wa tatazumi hito wa yuku

 

En una desolada escena invernal

me quedo quieto

mientras que la gente pasa.

 

Desafortunadamente, el 1 de abril de 1959, en el año 34 de Showa, tuvo una hemorragia cerebral y cayó en coma. Justo antes de las 4 de la mañana del 8 de abril su corazón dejó de latir. Se celebró un funeral sólo para los miembros de la familia, y fue enterrado en el cementerio del Templo Jufukuji en Kamakura. Tenía 85 años.

Se le otorgó la Orden del Tesoro Sagrado de primera clase a título póstumo.

Hoy, Kyoshi sigue siendo referencia mundial para todos los amantes del haiku y sus poemas cautivan a cientos de seguidores.

yuragi miyu hayku no tsubaki ga sanbyaku ni

 

Viendo cien camelias

temblar ligeramente.

Veo trescientas

 

Gran amante de las camelias, Kyoshi tenía infinidad de ellas plantadas en el jardín de su casa de Kamakura.

 

LA SEGUNDA GENERACIÓN

Takahama Toshio: Hijo mayor de Kyoshi, nació el 16 de diciembre de 1900 en Tokio.

Se graduó en la Escuela Superior de Comercio de Otaru (más tarde Universidad de Comercio de Otaru) Animado por su padre, también destacó como haijin, fundando la revista “Haicai” (Haiku) (1938). Trabajó para popularizar el renku (poemas largos de haiku). Sucedió a su padre como director de “Hototogisu” en 1959 hasta su muerte en 1979. 

kawarake ni shimiyuku miki ya hatsumôde

 

           sake sagrado

           en la loza de barro.

           Santuario de Año Nuevo

 

“Prose with a poetic haiku flavor” (Takahama Toshio complete works) (1996) Tankobon Hardcover – Editor: Umezato Shobo

(“Prosa con un sabor poético, obras completas de Takahama Toshio”)

 

Tsukihanasu mizao ya iwa no sumiregusa

 

Íbamos a chocar,

el remo contra la roca

donde florece la sumiregusa.

 

Monumento de Takahama Toshio en Ishikari

 

Hoshino Tatsuko (1903​-1984) nació en Kōjimachi, Tokio, y era la segunda hija de Takahama Kyoshi. Después de casarse con el nieto de Hoshino Tenchi, fue animada por su padre a empezar a escribir haiku y pronto mostró un talento asombroso.

En 1930 Kyoshi funda la revista “Tamamo” exclusivamente para mujeres y le cede su dirección a Tatsuko. Dos años más tarde, ella se unió al círculo literario

de “Hototogisu” donde compartió la posición de liderazgo con Nakamura Teijo. A ambas se les unieron más adelante Hashimoto Takako y Mitsuhashi Takajo.

En 1937 Hoshino publicó su primera antología de haiku, a la cual siguieron otros volúmenes incluyendo “Kamakura”, “Sasame” y “Jitsui”. Su estilo permaneció fiel a la insistencia de su padre en las formas tradicionales, y en el uso del simbolismo natural, pero unido a su amor por la naturaleza y una aproximación suave y femenina a la vida diaria.

Después de la muerte de su padre, Hoshino se convirtió en la seleccionadora de haiku para el periódico “Asahi Shimbun”, y contribuyó en columnas de haiku en varios diarios y revistas.

 

La belleza del cielo

efímera como un vuelo

de ocas salvajes.

 

Además de haiku, publicó también documentales de viaje, incluyendo “Tamamo haiwa” («Historias del Grupo Tamamo») y “Yamato Seki-Butsu” («Budas de Piedra de Yamato»).

Hoshino empezó viviendo en Kamakura, en la prefectura de Kanagawa en 1911, siguiéndole un corto periodo en Tokio, volvió a Kamakura en 1931, creyéndolo un lugar ideal para criar a sus hijos. Falleció en 1984 a la edad de 80 años. Su tumba se encuentra en el templo de Jufuku-ji en Kamakura.

 

Tatsuko ya tuki o aogu

 

Mi nombre Tatsuko

me lo dio mi padre:

Miro a la luna.

 

Tatsuko significa “niño que está de pie

 

samushi to wa kono yo no koto yo haka ogamu

 

Frío

de eso se trata este mundo.

Rezo en su tumba

 

 

enpitsu de kaku oto shizuka chuurippu

 

El sonido silencioso

de escribir con lápiz.

Tulipanes

 

 

hatsu tsubame kyoo no tame naru chindonya

 

la primera golondrina –

una banda de Chindonya

sólo por hoy.

 

Chindonya ちんどん屋: Músico de la calle.

 

Haruko Takagi, tercera hija de Kyoshi, nació el 9 de enero de 1915 en la Prefectura de Kanagawa.

Al igual que su padre, fue miembro de “Hototogisu” y más tarde presidenta del grupo literario “Tamamokai” Publicó varios libros, algunos dedicados a su padre, así como una variada obra poética: “Kyoshi Takahama at kew”, publicado en 1960, “Seikyo: kushū” (1977), “Takagi Haruko shū” publicado en 1978 , “Harukanaru chichi Kyoshi” (1983), “Haruko kushū” o “Mihotori”

Falleció el 22 de Octubre del año 2000.

 

¡Ser un oso

invernando

al fondo de su cueva!

 

naga tsuyu ni arugamama naru koto wa yoki

 

Larga estación de lluvias.

Es bueno que las cosas sean

lo que son.

 

 

fukurô mo kitsune mo nakishi mukashi shiru

 

Conozco

los viejos tiempos

cuando un búho y un zorro lloraban

 

La cuarta hija de Takahama Kyoshi falleció de forma prematura. Esta fuerte experiencia se manifestó en el haiku y en la vida de Kyoshi, que siempre tuvo presente la fugacidad de ésta.

Este haiku lo compuso en aquel duro momento:

 

haruoshimu rinnenotsukihi madoniari

 

El sol y la luna,

transmigrando en la ventana.

Aprecio la primavera que se va.

 

 

Su otro hijo varón, Tomojirō Ikenouchi, nacido el 21 de octubre de 1906 en Tokio y fallecido en esa ciudad el 3 de marzo de 1991, fue compositor musical. Estudió música en el Conservatorio de París, a donde llegó en 1927 y allí estudió con Lazare Lévy piano y con Henri Büsser composición. Tuvo una gran influencia como profesor en la Universidad de las Artes de Tokio. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor en 1952. Fue el único que no se dedicó al haiku en la familia.

 

LA TERCERA GENERACIÓN

Hoshino Tsubaki, hija de Tatsuko, nieta de Kyoshi, nació en 1930 en Tokio.

Una de las haijines más influyentes de Japón, Tsubaki es una haijin neoclásica por excelencia.

 

El mar se extiende

hasta donde se puede ver.

el cielo azul de mayo

 

Su nombre, Tsubaki, significa camelia, claro homenaje a su abuelo Kyoshi.

 

 

 

hototogisu naku kata no mado akete oku

 

Dejo la ventana abierta

donde un cuco

está cantando

 

 

yuuu-Fuji ni eda sashi-nobete kaeri-bana

 

Una rama que se estira

hacia el monte Fuji,

un florecimiento fuera de temporada

 

 

Kamakura wa nami no oto yori ake yasushi

 

En Kamakura

el amanecer rompe con el sonido de las olas,

cada vez más temprano

 

Kamakura es donde Kyoshi vivió y trabajó la mayor parte de su vida después de dejar su ciudad natal, Matsuyama. Tsubaki y su hijo, Takashi, han fundado allí un museo de haiku en honor de Kyoshi y de la madre de Tsubaki, Tatsuko. El museo se ha convertido en un centro de estudios y composición de haiku. Como indica el haiku, los residentes de este pueblo costero siempre están conscientes del mar.

 

higurashi no soroeba tsuki mo noborikeri

 

cuando las cigarras de la tarde

están todas allí

la luna empieza a salir

 

 

Inahata Teiko, nace el 8 de enero de 1931 en Yokohama. Hija de Takahama Toshio y nieta de Kyoshi, comenzó a escribir haiku desde su más tierna infancia, al igual que todos los niños de su familia.

“Crecí en una casa donde escuchaba la reuniones de poetas escribiendo haiku o reunidos para estudiar el Sarumino, un libro de Bash, bajo la dirección de mi padre. Yo también lo acompañaba a ginko o a salidas a contemplar la naturaleza y hacer haiku. Intentaba copiar a los poetas en sus gestos y en su forma de escribir haiku. Siempre me he sentido muy agradecida de ese ambiente favorable de mi vida” cuenta Teiko de su infancia.

Se casó en 1956 y ha tenido dos hijos y una hija.

Sus haikus, escritos durante todos estos años, fueron recopilados y publicados en 1976 en el libro “Teiko Kushu” (The collected haiku of Teiko) en 1976.

Tras la muerte de su padre ella asumió su lugar en “Hototogisu”. En el año 1985 publica “Teiko Daini Kushu” (The Second collected haiku of Teiko).

Dos años después funda la Asociación Japonesa de Haiku Tradicional, de la que es directora. Desde entonces ha viajado incansablemente por toda Europa, Norteamérica y China. Es la directora del Kyoshi Memorial Museum, dedicado a la figura de su abuelo y miembro de la Asociación Internacional de Haiku. Además es la encargada de la publicación de haiku en el prestigioso periódico Asahi Shinbun.

Ha publicado entre otras obras “Teiko Daisan Kushu” (The Third Collected Haiku of Teiko) en 1990, “Shoji Akari” (Light trough the screens) en 1996, y “Sayuragi” (Suave Balanceo) en 2001.

Además ha intentado acercar el haiku a todo tipo de personas a través de sus libros “Shizen to katariau yasashii haiku” (Haiku fácil para hablar con la Naturaleza) 1978, y “Haiku ni shitashimu” (Crecimiento familiar con el haiku) 1985.

En uno de sus textos, “Invitación al haiku”, dice:

Una flor es hermosa, luego cae y muere… La naturaleza nos ofrece la belleza y la emoción por un lado, pero por otro la fealdad y el terror. Cuando tu corazón, tocado por la naturaleza, aprende a pensar, a sentir, a agradar, a lamentarse, a anhelar, a compadecerse, es donde nace el haiku. Las hierbas desconocidas al borde del camino muestran la fuerza de la vida mientras una cáscara vacía de cigarra habla de la maravilla de la vida. La compasión por lo que sucede en cada una de las cuatro estaciones da a luz al haiku”.

 

tada inoru rakka utsukushi karishi hi ni

 

nada como una oración

en este día cuando las flores de cerezo

caen bellamente

 

 

kyô nanimo kamo nanimo kamo haru rashiku

 

Hoy,

todo, en todas partes

dice primavera.

 

 

sora to iu jiyû tsuru maiyamazaruwa

 

en la libertad del cielo

las grullas

vuelan incesantemente.

 

 

LA CUARTA GENERACIÓN

Hoshino Takashi: Nació en la Prefectura de Kanagawa en 1952. Hijo mayor de Tsubaki Hoshino, nieto de Tatsuko Hoshino, y bisnieto de Kyoshi Takahama. Comenzó a escribir haiku en su adolescencia, estudiando con su abuela Tatsuko. Es presidente de la revista haiku «Tamamo», director del Kamakura Kyoshi Tatsuko Memorial Museum, miembro de la Asociación de Haiku Clásico Japonés, miembro de la Asociación de Escritores Japoneses, conferenciante del Centro Cultural Asahi y miembro de la revista Hototogisu. Ha publicado muchas colecciones de haiku, incluyendo “Zankyo”.

Durante un viaje a España en 2014 comentó: “He oído que actualmente se está produciendo un boom del haiku en España, y que la población de haiku ha alcanzado hasta 10.000 personas. También han publicado varias revistas de haiku”

 

乾鮭や顔半分は無表情

 

Un salmón seco:

La mitad de su cara

no tiene expresión

“El buen haiku no puede ser producido simplemente usando palabras que son difíciles de entender; el haiku que se compone de palabras que se usan en conversaciones regulares es mucho más fácil de entender por los lectores. Para ello, en lugar de dejar la interpretación en manos del lector, es importante componer pensando en el público. Mi objetivo es escribir haiku que de alguna manera pueda traer alegría y felicidad al lector”

 

ame no na mo iroiro arishi kure no aki

 

Tantos nombres diferentes

para la lluvia….

final del otoño

 

shûsei ya rinchû ni aru ikoi ishi

 

Voz de otoño-

una piedra relajante

en el bosque

 

 

mitubishi no kamon ni tomari akatombo

 

Sobrevolando

el escudo de la familia Mitubishi

una libélula roja

 

akikaze no ushiro ni zôkibayashi ari

 

Detrás

del viento otoñal,

un matorral

 

soretonaku umi o miteori iwashigumo

 

Indirectamente

observando las nubes de sardinas

del océano.

 

hoshizora ni daishô wa naku hi’iragi sasu

 

Estrellas en el cielo

no hay diferencia de tamaño

una rama de acebo en la puerta

El último día de invierno, aproximadamente el 3 de febrero, los japoneses ponen una rama de acebo con cabeza de sardina en la entrada para defender su casa de espíritus malignos.

 

akatombo yûyake wa mada saki no koto

 

Libélula roja

un montón de tiempo todavía

antes de la puesta del sol

 

 

Toshiki Bohjoh, nació el 7 de julio de 1957. Es nieto de Toshio y bisnieto de Kyoshi.

Toshiki se graduó en la Universidad de Gakushuin, es el editor de la revista de haiku “Flores y pájaros” Kachoo 花鳥 y miembro del Grupo Hototogisu Haiku y a menudo modera programas de haiku de la NHK. Editor en jefe de la revista de haiku «Hanatori» y director de la Asociación de Haiku Tradicional de Japón, al igual que su bisabuelo, es partidario de escribir haikus sencillos con kigo.

 

ushi mitsu no kuriya no banana magaru nari

 

En la oscuridad de la noche

el plátano en la vieja cocina

está doblado.

 

Su madre es Nakako Bojhoh la nieta a quien Kyoshi dedicó este haiku para animarla cuando entró en la escuela de enfermería:

 

shunchohni tatoirokaiwa omokutomo

 

Incluso si el remo es pesado

a contracorriente

de la marea primaveral

 

Kyoshi ujoo kyoshi ki hihijoo namu amida

 

Misericordioso Kyoshi

no el misericordioso Día de Recuerdo a Kyoshi.

Namu Amida.

 

Kyoshi había escrito a los ochenta años:

 

akeyasushi kachoo fuuei namu amida

 

Temprano en la mañana de verano.

componiendo haikus de naturaleza

Namu amida.

 

  • namu amida es un sutra budista que significa “Creo en Amida Buda””.
  • Amida es una de las figuras salvadoras más elevadas del budismo japonés, y la fe de Amida se ocupa principalmente de la vida por venir, la vida en el más allá. Amida es también uno de los Cinco Tathagata de la Sabiduría. La mundialmente famosa estatua del Gran Buda (Daibutsu) en Kamakura, de unos 15 metros de altura, es Amida. Para los seguidores de las sectas de la Tierra Pura de Japón (Joodoshuu) Amida ha eclipsado al Buda Histórico como la divinidad más popular en las tradiciones Mahayana de Japón.

 

El día 8 de Abril se celebra el Memorial de Kyoshi en Japón.

 

SELECCIÓN DE HAIKUS DE TAKAHAMA KYOSHI

 

haru-same no ikoh ni omoshi koi-goromo

Lluvia de primavera,

pesadas en un vestidor

las ropas de amor

dotoh iwa wo kamu ware wo kami ka to oboro no yo

Las olas crecientes baten las rocas

como si pensara que soy un dios,

en una noche de luna brumosa

sono naka ni chiisaki kami ya tsubo sumire

En el medio de esto,

un pequeño dios:

una violeta en el jarrón

umi ni irite umare kawaroh oboro-zuki

Sumergiéndose en el mar

la Luna nebulosa-

Podría renacer

kaya goshi ni kusuri niru haha wo kanashimi tsu

Sentir pena por mamá

que está hirviendo a fuego lento

la medicina fuera del mosquitero.

choh-choh no mono kuu oto no shizukasa yo

Una mariposa comiendo algo

un sonido que es

silencio

hebi ana wo dete mireba Chou no tenka nari

Saliendo del agujero

una serpiente ha descubierto

¡Ese Chou se ha convertido en el gobernante de la nación!

mimi tohki ukiyo no koto ya fuyu-gomori

Cansado de oír

cosas mundanas:

confinamiento de invierno

kame naku ya mina orokanaru mura no mono

Una tortuga está llorando:

Toda la gente es

estúpida en el pueblo

bara kurete seisho kashitaru onna kana

Regalando rosas,

una mujer

me prestó una biblia.

haru no yo ya tsukue no ue no hiji-makura

Noche de primavera,

una almohada de codos

sobre el escritorio.

tohyama ni hi no ataritaru kareno kana

Una montaña lejana.

Visto a la luz del sol:

un campo desolado.

 

utsukushi hito ya kogai no tama-dasuki

Una bella mujer criadora de gusanos.

Las mangas de su kimono

retiradas con una faja blanca.

hada nuide kami suku niwa ya boke no hana

En el jardín, desnuda,

ella peina su cabello;

flores de membrillo japonés.

Uchi-mizu ni shibaraku fuji no shizuku kana

La glorieta regada.

Las flores de la glicinia están goteando

por un corto tiempo.

shohsetsu ni ono-ga tenchi ya roka okoru

Una novela crea

mi propio universo,

el fuego del hogar se caldea.

kyohdai no kokoro kotonaru samusa kana

La diferencia en los corazones

de los hermanos

me hace sentir frío.

horohoro to naki-au ama ya wasabi-zuke

Derramando grandes gotas de lágrimas

las monjas están comiendo juntas,

wasabi-zuke*

*Rábanos picantes japoneses cortados en rodajas y mezclados con sobras de sake.

gyohzui no onna ni horeru karasu kana

Una mujer dándose una baño.

Un cuervo se enamora

¡de ella!

Éste es un haiku ingenioso e irónico en el que no se puede saber si el poeta es serio o está bromeando. Al situar el cuervo negro a su lado, resalta eficazmente la llamativa blancura de la piel de una mujer desnuda.

ai-shitau mura no hi futatsu mushi no koe

Dos luces del pueblo

Anhelando el uno al otro

Canto de insectos

hirune samete sono-mama kumo wo mi-iru nari

Habiendo despertado de una siesta por la tarde

me quedé allí

para observar las nubes

za wo agete koi honomeku ya uta-karuta

Toda la compañía se entusiasma

con el latir de los corazones de los amantes

jugando karuta.

El Uta-garuta es un juego de cartas tradicional de Japón basado en una antología de poemas llamada Hyakunin Isshu (百人一首 «Cien personas, un poema»?), en la que hay cien autores y cada uno de ellos tiene escrito un poema waka. Se juega habitualmente en Año Nuevo. También es llamado habitualmente かるた karuta, que es más corto. Se trata de memorizar las parejas de cartas. Un jugador leerá poemas y otros buscarán su pareja. Memorizando los poemas, antes se podrá coger la pareja que le corresponde a cada poema.

sutare-yuku machi ya kohmori hito ni tobu

 

Una ciudad en ruinas:

los murciélagos están volando

alrededor de la gente

shuh-sen ya sabishiki kao no ken-fujin

Un abanico otoñal:

el rostro solitario

de una dama astuta.

kimi to ware uso ni horeba ya aki no kure

Tú y yo desearíamos

haber amado las mentiras del otro.

Finales de otoño

akizora wo futatsu ni tateri shii taiju

Dividiendo el cielo otoñal

en dos

un enorme árbol chinquapin.

roh-soh no hone sashi ni kuru yabu-ka kana

Mosquitos rayados

vienen a morder los huesos

¡de un viejo sacerdote!

oyoso tenka ni Kyorai hodo no chiisaki haka ni mairi keri

¡Visité la modesta tumba

de Kyorai, famoso

como poeta haiku en todo el mundo!

inago tobu oto osa ni nite hikuki kana

Las langostas

hacen un ruido parecido

al de un telar manual

ohdera wo tsutsumite wameku konome kana

Envolviendo el gran templo

las yemas de los árboles

¡Chillan!

kusamoyuno daichiniyuruki jishinkana

Un suave terremoto

la hierba brotando

en la tierra

kamakura wo odorokashitaru yokan ari

El frío aún persiste

lo que fue una sorpresa

para Kamakura.

budo no tane haki-dashite koto wo kesshitari

Una semilla de uva

que se escupe,

una decisión tomada

tsuyu no miki shizukani semi no aruki ori

El tronco húmedo.

Una cigarra está caminando

silenciosamente.

kisogawa no imakoso hikare wataridori

Ah, el río Kiso,

brilla en este mismo momento:

aves migratorias.

no wo yaite kaereba tohka haha yasashi

Regresar después de quemar un campo

la luz está encendida:

mamá es dulce en casa

A principios de la primavera, los agricultores eliminan las malas hierbas y queman la hierba seca de los campos para exterminar las plagas de insectos. después de echar una mano, un niño regresa a casa y se encuentra cómodo allí. Los lectores seguramente sentirán el afecto que el niño y su madre comparten.

shuhten no shita ni nogiku no kaben kaku

Bajo el cielo otoñal

un pétalo de un crisantemo silvestre.

Extrañado

doka to toku natsu-obi ni ku wo kake to koso

Con un ruido sordo, ella desató

su ancha faja, diciéndome

escribe un haiku en ella.

Presumiblemente esto describe una escena de un lujoso restaurante en el que una geisha que estaba quizás ligeramente borracha pidió un haiku al poeta y se desabrochó la cintura de su obi para que lo escribiera en él.

ningyoh mada ikite ugokazu kairaishi

Una marioneta no ha estado viva todavía.

Para moverse en el escenario:

un titiritero

atarashiki bohshi kaketari kabi no yado

Ponerse

un sombrero nuevo

en la pensión mohosa.

Durante la temporada de lluvias en japón, es común que el moho crezca en las paredes. En una ocasión en que el poeta se hospedaba en una posada, tuvo que colgar su sombrero recién comprado en la estaca de la pared que notó que tenía parches de moho en desarrollo.

saezuri no taiju no shita no chamise kana

Una tienda de té

bajo el gran árbol

donde los pájaros pían.

 

manjushage areba kanarazu muchi utare

Los lirios de la araña roja

no pueden

ser azotados.

Estas flores, lirios de araña roja, que pertenecen a la familia de las amarilis, también se llaman higan-bana (la flor de la otra orilla), son rojas o blancas y tienen una apariencia espeluznante. Cuelgan cabeza abajo, como si les hubiera azotado el viento.

harusamu no yorisoi yukeba hito-me aru

Sentir frío en primavera.

Caminamos cerca el uno del otro

y la gente nos mira.

haku-botan to iu to iedomo koh honoka

Aunque se llama

peonía blanca

el rosa es ligeramente perceptible.

tatazumeba ochiba sasayaku hinata kana

Estar quieto por un rato.

Las hojas caídas susurran

en el lugar soleado.

megumu naru taiju no miki ni mimi wo yose

Al tronco de un gran árbol

del que brotan hojas

se acercan los oídos.

ohzora ni nobi katamukeru fuyugi kana

Bajo el cielo abierto

un árbol de invierno se está extendiendo

y se inclina hacia un lado.

Unari otsu hachi ya daichi wo ikari hau

Una abeja zumba y cae:

enfurecida, se arrastra

en la tierra.

nagare-yuku daikon no ha no hayasa kana

La hoja de rábano japonés

se desvanece

¡qué rápido!

metsumureba wakaki ware ari haru no yoi

Cerrando mis ojos

hallo a un joven yo

encontrado en la tarde de primavera.

Kyoshi rememora en este haiku un episodio de su infancia cuando se perdió un día de primavera.

kohbai no beni no kayoeru miki naran

El rosa pálido de las flores rojas de ume*

posiblemente podría atravesar

el tronco del árbol.

*Albaricoque japonés.

yagaku susumu kyohshi no koe no hikuki mama

El estudio nocturno está progresando

con un profesor hablando

en voz baja.

yukata kite shohjo no chibusa takakarazu

Los pechos de una chica

llevando un kimono de algodón

están tumbados suavemente.

tohdai wa hikuku kiribue wa sobadateri

El faro está bajo.

Un silbido en la niebla.

Torres altas.

ohzora ni hane no shirotae todomareri

En el azul

el blanco de un volante*

se queda quieto

*volante: pluma, proyectil utilizado en bádminton.

ki-kazarite Malay onna no hadashi kana

Una mujer malasia

bellamente vestida:

sus pies están descalzos

hito ni haji kami niwa hajizu hatsu-mohde

Visita al santuario al inicio del nuevo año

me hace sentir vergonzoso a los ojos de los demás

no a los ojos de un dios.

rohjin to kodomo to ohshi aki-matsuri

Ancianos y niños pequeños

son tan numerosos

en la fiesta de otoño.

rakkasei kui tsutsu yomu ya Tsumi to Batsu

Comiendo cacahuetes

leo:

“Crimen y Castigo”

akibare ya kokoro yurumeba kumoru beshi

Un hermoso y claro día de otoño:

se nublará

si el espíritu se relaja.

yoroyoroto sao ga noborite kaki hasamu

Una vara se tambalea hacia arriba

para elegir

un caqui.

daikon wo arau te ni mizu shitagaeri

Mis manos lavan un rábano japonés

siguiendo el movimiento

del agua.

kanri no itteki shitaru chikara kana

Una carpa fría

saltó:

su fuerza.

yuki fukaku kokoro hazumite tada aruku

En lo profundo de la nieve

sólo sigo caminando

con el espíritu en alto.

joh-heki ni motarete hana-mi zukare kana

Apoyado en la muralla del castillo

me siento cansado

de ver los cerezos en flor.

yamaguni no choh wo arashi to omowazu ya

¿No crees

que las mariposas de montaña

son ásperas?

aki-zemi mo naki minomushi mo naku nomi zo

Ambas, cigarras de otoño

y gusanos de bolsa

no puede hacer nada más que gritar.

tagayasu ni tsuke yomu ni tsuke tada hitori

Arar y leer

en cualquier caso

estoy solo.

hatsu-choh ku nani-iro to tou ki to kotau

La primera mariposa ha llegado:

preguntado por su color

respondí: amarillo.

 

waga sei no kyoh no hirune mo ichi-daiji

En mi vida

la siesta de la tarde de hoy también es

un asunto de gran importancia.

amari akaruki tsuki ni ne oshimu onna kana

La luna es demasiado brillante

para que una mujer

se vaya a la cama.

nanigoto mo nowaki ikka no kokoro kana

En todo momento

mi forma de pensar es

que el estallido del otoño pasará.

ranranto hiru no hoshi mie kinoko hae

 

La estrella del alba

se ve deslumbrante-

crecen hongos

ama totemo riku koso yokere momo no hana

Incluso una mujer buscadora de perlas

admira la tierra

con melocotoneros en flor.

kyoshi hitori ginga to tomoni nishi e yuku

Kyoshi solo,

junto con la galaxia

va hacia el oeste.

naigoto mo shirazu to kotae oi no haru

“No sé nada»

es mi respuesta:

la primavera en mi vejez

homura tomo waga kokoro tomo botan no me

¿Es una llama

o mi corazón?

El brote de la peonía.

entei no nata no kire-aji kare-e tobi

El filo

del hacha del jardinero:

varas secas volando.

shakufu kuru hitori-mushi yori kitanaki ga

Una mujer vino a servir sake:

uno que es más feo

que una polilla tigre.

shin-ryoh ya michi yuku hito no koe futatsu

El fresco de principios de otoño:

dos voces de personas

yendo por el camino.

yoki sumi no yoki hai to naru awaresa yo

Buen carbón volviéndose

buenas cenizas:

¿no es una pena?

 

futoshitaru koto ni awatete toshi no kure

Agitado

por algo bastante trivial:

los días finales del año.

tajikara-o-no-mikoto tohjoh hatsu-hinode

El Señor Tajikara*

hace su aparición:

amanecer en el día de Año Nuevo

*Una deidad masculina de enorme fuerza física en la mitología sintoísta.

yamabuki no kuki no aosa ni hana imada

El color del tallo de la kerria japonesa

es verde:

las flores no han salido.

muresuzume narukonitomaru asaborake

En un espantapájaros

los gorriones posándose,

luz del amanecer.

erimoto-o naguruyohnari akinokure

Me siento como si

me golpearan en el cuello,

la tarde de otoño

nantonaku atarisabishiki rowo hiraku

Abro el hogar

inexplicablemente solitario

a su alrededor.

arutokiwa tanifukakuoru gebanakana

Flores de gebana,

llevado a lo profundo de un valle

en un momento dado

 

fumi yomu wa mui no hitotsu ya okigotatsu

Me pregunto si leer un libro

es una forma de matar el tiempo.

Un kotatsu móvil.

*Kotatsu es una mesa de calefacción japonesa.

keibatsuno ishioseoute natsunokana

Alguien llevando

una piedra de castigo en la espalda

el campo de verano.

kimitoware usonihorebaya akinokure

Tú y yo,

¿Qué tal fingir amor?

noche de otoño

shinryohno odoroki gaoni kitarikeri

El fresco de principios de otoño

apareció en la mirada de

una persona sorprendida

bakushokaze tsuyoshi akahontonde kinpiraikaru

Un fuerte viento en la exposición de libros,

un libro de cuentos de tapa roja volteado

exponiendo al héroe Kinpira enfadado

gyohshunno hakamomizohmo chiisakere

La tumba y la estatua

ambas pequeñas,

la primavera que se va.

Escrito a los 39 años. Su cuarta hija había fallecido prematuramente.

kusatsumishi kyohnonoitami yosamekuru

Una lluvia nocturna

de luto por los campos de hoy

donde se recogían las hierbas.

funekishini tsuke bayangini hoshi hitotsu

el barco llegó a la orilla

un sauce allí,

una estrella sobre él.

ishinoueno hokorinifuruya akinoame

sobre el polvo que cubre la piedra,

cae

la lluvia de otoño

tokimono-o kaiketsusuruya haruomatsu

El tiempo resolverá

algunos problemas.

Esperaré la primavera.

amano gawanoshitani tenjitennohto shinkyoshito

Bajo la Vía Láctea,

el emperador Tenji

y su súbdito Kyoshi

shuusenni dakinosete kutsuniseppunsu

En un columpio,

pongo a mi bebé

y beso sus calcetines

giohjino rusunotobiraya osebahiraku

Templo Giohji

la puerta se abre al empujar

cuando no hay nadie allí

benisashite nebienokao-o tsukuroinu

Poniéndose colorete,

ella arregló

su cara helada en el sueño.

konomichio wareragayukuya tanbaiko

Este camino tomaremos,

encontrar

flores de ciruelo

ippenno rakkamiokuru sizukakana

Viendo un pétalo de flor de cerezo

caer.

¡Qué silencio!

sakimichite koboruruhanamo nakarikeri

Flores de cerezo

en plena floración-

no caen pétalos

hina yorimo mihotoke yorimo kawairashi

¡Lindo bebé!

más que

una muñeca Hina o Buda

Las muñecas Hina son muy valiosas y especiales, normalmente el primer juego se las regalan los abuelos a las niñas en su primer Hina Matsuri, que recibe el nombre de hatsuzekku. Otras veces las muñecas son heredades de madres a hijas y las niñas las van decorando cada año con cosas nuevas.

 

hishoyadono kabeni haritaru kodomonoe

Dibujos escritos por niños

puesto en la pared de

una casa de verano.

tomaritaru haeoukotomo tadanemushi

Simplemente demasiado somnoliento

para apartar

una mosca que se posa

tsuepperin tobikishikunino bonnotsuki

El Zeppelin

voló a mi país_

la luna del festival Bon.

yabunohono ugokuakikaze miteiruka

Podrías quedarte

mirando el viento otoñal,

matorrales en movimiento.

keichitsuno tsuchiouruosu amenaramu

La lluvia empapará

el suelo de

keichitsu

keichitsu’ es un kigo de primavera, que significa el día en que los insectos emergen de la hibernación subterránea; alrededor del 6 de marzo en el calendario solar.

shunchoto iebakanarazu mojio-omou

Hablando de la marea de primavera

me recuerda

el puerto de Moji

hahakigini kagetoiumono arinikeri

Los árboles de escoba

tenían

supuestas sombras

Este haiku parece ser una especie de juego de palabras hecho en asociación con el segundo capítulo de “Genji monogatari” (La historia de Genji) donde aparecen los “hahakigini” («árbol de retama») un arbusto con el que se hacían escobas y que tenía la reputación poética de ser visible desde lejos y desaparecer cuando uno se aproximaba.

tatekakete atarimononaki hamayakana

Una flecha “hamaya”

reposa contra la pared –

nada a su alrededor

La flecha hamaya (破魔矢) es un amuleto japonés en forma de flecha para ‘destruir los demonios’, según su traducción literal. Se vende en los templos sintoístas durante las festividades de Año Nuevo, para alejar la desgracia de quien la compra, atraer la buena suerte y proteger de los malos espíritus durante todo el año.

warenohoshi moeteorunari hoshizukiyo

Noche estrellada y brillante –

luciendo está

mi estrella

dansahno hadakanoueno kawagoromo

Un vestido de piel

simula

una bailarina desnuda

sujibeini soutegekohno sakurakana

Flores de cerezo

brotando hacia abajo

a lo largo del muro sujibei

“sujibei” es una pared techada que rodea un templo o una residencia de samuráis.

kuwaremosu yakumo kyuukyono akinokani

Mordido a propósito

por un mosquito de otoño

de la antigua casa de Yakumo

La expresión «kuwaremosu» puede ser tomada como expresión de la voluntad de Kyoshi de permitir que un mosquito pique, porque el mosquito estaba en la antigua casa de Yakumo (Lafcadio Hearn), que amaba la cultura japonesa y se nacionalizó japonés adoptando el nombre de Yakumo Koizumi.

itechohno onogatamashii outetobu

Una mariposa congelada,

volar persiguiendo

su propio espíritu

 

kaminimaseba makotouruwashi nachinotaki

Encarnación de dios

¡qué sublimidad!

Cascada Nachi

tohdaiwahikuku mutekiwa sobadateri

El faro está bajo,

prominente es el sonido de

la sirena de niebla.

erimakino kitsunenokaowa betsuniari

La cara de la estola de zorro

descansa

en otra posición

Este haiku da a entender que la persona que llevaba la estola de zorro tenía una cara parecida a la de este animal.

asagao no utsuri nettaigyowashizumu

Una flor de asagao

reflejada,

un pez tropical sumergido.

hasuikeni kamiaraioru onnakana

Una mujer,

lavando su pelo

en el estanque de loto

kawaomiru banananokawawa teyoriochi

La cáscara de plátano

cayó de mi mano,

mirando el río.

tsubakimazu yuretemisetaru harunokaze

Una camelia

tiembla por primera vez al mostrarse –

brisas primaverales

gyobetsuiru mizuofumaete mizusumashi

un escarabajo perinola pisa

en el agua donde

los peces y las tortugas viven.

El escarabajo perinola es un pequeño escarabajo negro en la familia Gyrinidae. Estos escarabajos por lo general viven en la superficie del agua y se denominan así por su tendencia a nadar rápidamente en círculos cuando se asustan.

michi nobeni awa no henro no hakaaware

¡Qué lástima!!

en el borde del camino,

una tumba de peregrino “Awa”

Awa Kokubunji se encuentra en la localidad de Tokushima y es el templo número 15 de los 88 que visitan los peregrinos en su viaje por la ruta Shikoku Henro, una ruta de 1200 kms.

tatoureba komanohajikeru gotokunari

Como dos peonzas

nosotros salimos despedidos

al más ligero roce.

Kawahigashi Hekigotou, gran amigo de Kyoshi, había fallecido poco antes. A pesar de su gran amistad, los dos poetas chocaban a menudo debido a sus distintas maneras de pensar, de ahí que Kyoshi utilice este kigo de Año Nuevo (peonza) y el lance del juego para homenajear a su amigo.

inazumao fumitehadashino onnakana

Pisando un relámpago

una mujer

descalza.

nanigashi ni funshite tsuki ni arukiori

Bajo la luna,

caminando con un disfraz

de cierta persona.

daikanno hokori nogotoku hitoshi nuru

La gente muere

como polvo

de pleno invierno

yamagawani hitori kamiarau kamizoshiru

 

Dios sabe –

En un arroyo de montaña

una mujer sola lavándose el pelo.

tsurumodoki nasakewamotsure yasukikana

La compasión

se enreda fácilmente-

celastrus.

Celastrus, comúnmente conocido como enredadera de mesa, árbol de mesa o agridulce, es un género de la familia de las Celastraceae que comprende alrededor de 30-40 especies de arbustos y vides. Tienen una amplia distribución en Asia Oriental, Australasia, África y América.

haitataki tenimochiwareni taishinashi

Con un matamoscas

en mi mano

No tengo grandes ambiciones.

kumoniare amiokakeneba naranukana

Nacida como araña

no le queda más remedio que tejer

su teleraña.

ohzakura korenikasizuki ohtsubaki

Un gran cerezo

a su lado

una gran camelia

hitori kunosuikoh-o-shite osokihio

Solo,

componiendo haikus-

alargando los días de primavera

shiraumeni sumifuritarito iunomizo

Flores de ume,

simplemente digo

viví para ser venerablemente viejo.

Fuentes consultadas para confeccionar este artículo

  • One hundred and one exceptional haiku poems by Kyoshi Takahama, translated by Hiromoto Katsuya, 2007©
  • The Quiet Joy of Peace and Harmony: Kyoshi Takahama’s Life and Literature. Hiromoto Katsuya ©
  • http://knt73.blog.enjoy.jp/blog/ Satoshi Kinoshita ©
  • One hundred haiku of Kyoshi, by Inahata Teiko ©

Leticia Sicilia, 2019 ©

Haiga 12

“La pintura es poesía muda;
la poesía pintura ciega”
         Leonardo Da Vinci

         Cerramos con esta entrega, una serie mensual que humildemente, y también con cierto descaro, pretendió acercar algunos elementos del sumie y de la pintura japonesa en relación con el haiku. El objetivo fue el de generar al menos la curiosidad para animar al lector a esbozar algunas pinceladas. Descubrir lo que se siente cuando se practica el sumie y encontrar también una posibilidad más de transitar el camino.

 

         Chantal Maillard, en el prólogo de “El monje desnudo” 100 haikus de Taneda Santoka, al referirse al haiku expresa:

         “A partir de entonces, no pudo desligarse de este tipo de sabiduría. De hecho se integró de tal manera en las prácticas del zen que llegó a ser una de las tres artes más apreciadas en sus monasterios junto al tiro con arco y la caligrafía o la pintura sumie. Las tres artes eran, en efecto, idóneas para instruir y poner a prueba a los adeptos en aquello que más se valoraban en las escuelas zen: la comprensión de la inmediatez, la fugacidad de lo real.

El haiku, la pincelada o el tiro con arco responden inmejorablemente a la necesidad de expresar lo fugaz con la misma inmediatez con que puede captarse; una expresión que, lejos de ser apresurada, ha de ser el resultado de un largo entrenamiento, y la pericia adquirida no es el fruto de la repetición del gesto sino una toma de contacto profundo con aquello que se quiere representar.

La sencillez, la limpieza, el despojamiento de un trazo de pincel sobre un papel que embebe se hayan Igualmente en la línea que sigue la flecha al atravesar el aire o en las palabras que han de expresar también el blanco: la realidad compleja es el centro en el que convergen el cazador y su presa, el observador y lo observado.“

         Haiga: sumie más haiku, haiku más sumie. Tomando la frase de Leonardo, la pintura le da al haiku las palabras y el haiku al sumie, la imagen. Esto adquiere sentido cuando entre ambas hay un verdadero complemento, cuando es posible plasmarse en un haiga que es capaz de conmovernos. De no ser así tan solo sería un collage entre letras y dibujos.         Quisiera cerrar con un relato que Samuel Wolpin utilizó para finalizar su libro “El zen en la literatura y la pintura”.

         “Se cuenta que a Okubo Shibun, famoso por pintar el bambú, se le encargó un trabajo que representase un bosque. Pintó un cuadro en el que todas las plantas eran rojas. El cliente, al recibirlo, se maravilló ante el extraordinario arte con que había sido ejecutada la obra y acudiendo a la residencia del artista le dijo:

-Maestro, vine a agradecerte el cuadro; pero, discúlpame, al bambú lo has pintado de rojo. -Bien -gritó el maestro- ¿de qué color lo hubieras deseado?

-De negro, por supuesto.

-¿Y quién -preguntó el artista- vio jamás un bambú de hojas negras? “

 

Hasta un próximo encuentro en el camino.

 

 

Muñeco de nieve

Una de las cosas más bonitas del invierno y de la nieve y que, a la vez, más pena me da son los muñecos de nieve.

¡Qué bien se lo pasa uno haciendo el muñeco de nieve! Nuestras manos y nuestros pies mojados, hasta nuestro pelo…Me encanta ponerle los ojos abotonados, la nariz «azanahoriada”, esa bufanda de lana, esa sonrisa eterna casi reflejo de la de los niños, esa escoba que se pone…no sé para qué…

Lo peor es que cuando ya tenemos hecho y derecho a nuestro amigo de nieve, tenemos que irnos a cenar. Posiblemente pase la noche solo, a la intemperie, sin ningún niño con el que jugar.

Y eso no es lo peor…si hace frío, se mantendrá…pero si las temperaturas empiezan a subir, toda la nieve se irá poco a poco derritiendo y él también… Puede ser que, en el lugar en el que hicimos el muñeco ya no esté. Solo nos queda la imaginación infantil y navideña: ¿se habrá derretido o se habrá ido a otro lugar, a un bosque lejano siempre cubierto de nieve…?

 vuelven los niños –

el muñeco de nieve

no está en el patio

 

 

 

 

Unos haikus propios

Quiero agradecer, a los compañeros que llevan adelante “El Rincón del Haiku”, la oportunidad que me han dado de compartir artículos, reflexiones, incluso interrogantes en torno a estos pequeños e indefinibles poemas, durante el presente año; y, en esta última colaboración, también quiero desearos tanto a los que os inicias en el haiku, como a los que lleváis años en el mismo: que el camino os sea propicio.

Mi forma de agradecer la oportunidad que me brindaba “El rincón del haiku” fue escribir cada mes un artículo con dedicación y esmero, con “atención plena”, deseando que “a alguien” eso que estaba sintetizando, diciendo, reescribiendo, le ayudara en el camino. Hoy, por ser la última entrega, y por ser diciembre, deseo compartir algo más entrañable que un artículo sobre teoría de haiku. Hoy, no compartiré algo desde el intelecto sino algo desde el corazón: algunos haikus de mi autoría.

En la lisura de la nieve:

un camino de huellas

que no regresan.

 

Sujetando un delantal

lleno de ramas secas

cruza la nieve.

 

Senda del monte,

el guardabosques silba

al irse la luna.

 

Sin nombre.

La cruz clavada

al borde del camino nevado.

 

Del otro lado de la montaña

trae al enfermo

un manojo de menta.

 

Escucha noticias del frente

mientras descorazona

ciruelas amarillas.

 

Pasos más lentos

en la parte del camino

con hierbabuena.

 

En medio de la vida

cuando ya nada importa:

el sabor de la papaya madura.

 

Lleva en los hombros,

sendero abajo,

nieve de la montaña.

 

Haikus del libro:

“En los bolsillos huesos de melocotón” Isabel Pose,

Editorial Polibea

 

 

 

 

HAIGA 11

“Si pudiéramos percibir todo lo que hay ahí,

reventaríamos”. (Pintor japonés)

En todo aprendizaje, entendido como un proceso individual, los logros obtenidos no se miden solamente con el resultado. El proceso de producción adquiere un valor fundamental para el desarrollo personal. En el caso de una obra sumie, no importa tanto el cuadro acabado como el proceso que se llevó a cabo para cumplimentar el trabajo. Un cuadro muy bello puede ser colgado o guardado, sin embargo el bagaje aprendido en su elaboración, está en el interior del pintor y pasa a formar parte de su ser.

Una pintura refleja solo el producto final o una parte del proceso que llevó adelante el artista. El aprendizaje de las técnicas y los conocimientos se van adquiriendo con el tiempo y especialmente es un proceso de crecimiento hacia afuera y hacia adentro.

En ese sentido uno podría decir que de la misma manera que existe un haiku do, también se podría hablar de un sumie do. Es un camino que permite entrar en el mundo, de tomar de conciencia, de estar atentos, de crecer pata transformar, para sentir más.

En la naturaleza la energía fluye, nos envuelve y atraviesa. Desde el interior de cada uno, a través del pincel, esa energía fluye y va dejando su huella en el papel.   Y también deja huella en un papel el haijin que registra los instantes, ese “notario mal pagado de la existencia”.         En ambos casos, el pintor y el haijin no hablan de sí mismos sino de lo que han tenido el privilegio de presenciar. Dejan plasmado un instante del que han sido testigos; estuvieron ahí y dan cuenta de ello. Nos acercan esas relaciones entre los elementos que son invisibles ante nuestra mirada, salvo que se conviertan en sus obras.

¡Cuánto perderíamos si los haijines no dieran a conocer sus haiku! No es su objetivo al escribirlos, pero sí casi una obligación compartirlos una vez acabado.         En este camino de crecimiento interior, de haijin, de pintor de sumie, se trata de captar la esencia dinámica de la realidad y poder cambiar con lo que cambia. Como dice Vicente Haya, el yo es un portero que bloquea la entrada para que el mundo no pueda entrar. Se encierra en sí mismo y no deja entrar lo sagrado del mundo. Es necesario transformarse, dejar de ser un espectador para ser parte del mundo sin ser protagonista. La idea no es eliminar el yo, sino expandirlo.

Si alguien con la mirada puesta en una obra haiga es capaz de percibir una parte de la esencia y se deja atravesar por ella, es que se ha logrado el objetivo. Ese instante captado en el papel, ahora está en el interior de quien lo pintó y de quien lo miró.

 

UN RECORRIDO POR EL HAIKU PERUANO

INTRODUCCIÓN: LA LLEGADA DE JAPONESES A PERÚ.

La historia de la inmigración japonesa a Perú, una de las comunidades más importantes del país y que cuenta con más de 100.000 descendientes, empezó hace 120 años con la llegada del barco Sakura Maru con los primeros 790 japoneses en busca de trabajo en las haciendas azucareras de la costa peruana. Japón eligió a Perú como el destino para sus ciudadanos en plena era Meiji ya que era el primer país en Latinoamérica con el que establecieron relaciones diplomáticas y el imperio buscaba «occidentalizar» a sus jóvenes agricultores en una lejana tierra en Sudamérica que vivía un auge de sus cultivos. Los primeros inmigrantes, todos hombres, llegaron a Perú un 3 de abril de 1899 y desde esa fecha hasta la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial, en 1941, alrededor de 30.000 japoneses cruzaron el océano Pacífico hacia Perú, inicialmente con un contrato laboral y con la expectativa de volver a su país. La Segunda Guerra Mundial supuso un revés muy importante para la comunidad japonesa en Perú. Muchos de ellos volvieron a Japón, pero otros muchos fueron deportados a EEUU y sus condiciones de vida cambiaron mucho durante esos años. Una vez terminada la guerra, los japoneses de Perú y sus descendientes (nikkei) optaron por salir adelante en el país, dejando atrás el sufrimiento y luchando por el futuro que el país andino les ofrecía.

Desde entonces, los lazos de amistad entre los dos países se han afianzado a lo largo de los años, y ambas culturas han compartido e intercambiado sus particulares formas de ver la vida. El haiku japonés se ha hecho un hueco en la cultura andina de forma progresiva como podemos ver a continuación.

 

LOS INICIOS DEL HAIKU EN EL PAÍS

El primer acercamiento al haiku en Perú data de principios del siglo XX, lo llevó a cabo el poeta ALBERTO GUILLÉN (1897–1935) quien, atraído por este tipo de poema japonés, compuso varios ejemplos:

 

Digo mi nombre al universo,

de bruces en mí mismo,

con la burbuja de un verso.

 

 

Amarramos el crepúsculo

con el hilo

de un verso absurdo.

 

De su poemario “Cancionero”, Arequipa, 1930:

 

Un burro

está aserruchando el paisaje

con su rebuzno.

 

 

Cuando camino

todo el paisaje se pone en movimiento

conmigo.

 

 

Lo que dice la arena:

-Siempre duele

la huella.

 

Como anoche ha llovido

se le ha refrescado la voz

al río.

 

El alma vuela,

el hombre se va,

el mármol queda.

 

Mentira. No matan

el tiempo:

el tiempo es el que los mata.

 

Como vemos, aunque formalmente se acerca al haiku, está muy lejos de éste en su esencia, por lo que no se puede afirmar categóricamente que sea Guillén el introductor del haiku en Perú, pero sí el que comenzó una senda seguida por muchos otros escritores.

Otros autores peruanos de la época que también se interesaron por la estética oriental fueron por ejemplo José María Eguren (1874–1942), el diplomático Francisco A. Loayza (1872–1953) quien publicó una antología de poemas japoneses traducidos al español, “Perlas de Oriente” en 1919 o Estuardo Núñez (1908–2013) autor de “El Japón y el lejano Oriente en la literatura peruana” (1964)

También han probado, con mayor o menor acierto, a incluir haikus entre sus poemas escritores como:

ARTURO CORCUERA (Lima, 1935 – 2017) publicó una veintena más de poemarios, desde “Primavera triunfante” (1964) hasta “Vida cantada. Memorias de un olvidadizo” (2017), con muy diversos temas y opciones formales. Pero fue su poemario “Noé delirante” (1963) el que le otorgó el Premio Nacional de Poesía 1963, aumentándole secciones hasta configurar un libro mucho más amplio: “A bordo del arca” (2006), que obtuvo el Premio Casa de Las Américas.

«DE LOS DUENDES Y LA VILLA DE SANTA INES», Editorial Ames, Lima, 1977

 

ALBUM DE FAMILIA

 

¡Oh, antiguo espejo,

adónde habrás guardado

la cara del abuelo!

 

 

PREGUNTA AL ESPEJO CIEGO:

 

¿Es verdad,

que a tientas,

retratas la soledad?

 

 

EL ESPEJO SE CONFIESA

 

Por no quebrar mi calma,

nunca quise a los hombres

retratarles el alma.

 

 

EL HALLAZGO

 

Habita un cisne de bruma

en el fondo del espejo:

ayer le arranqué una pluma.

 

BLANCA VARELA (Lima, Perú, 10 de agosto de 1926 – 12 de marzo de 2009), fue una poeta peruana, considerada como una de las voces poéticas más importantes del género en América Latina que también incursionó en el haiku.

 

REJAS

cuál es la luz

cuál la sombra

 

 

NOCHE

viejo artífice

velo que has hecho de la mentira

otro día

 

 

JUEGO

entre mis dedos

ardió el ángel

DESPUÉS

tras la rosa

sombra

 

RICARDO SILVA-SANTISTEBAN (Lima, 1941) Doctor en literatura, además de su extensa obra es un reconocido traductor y también ha publicado algunos haikus como en «Terra Incógnita» (Mosca Azul Editores, Lima, 1989)

 

Así despierto

Vuestro aroma yo aspiro

Doradas flores.

 

Noche de otoño

Eres mi pensamiento:

Luna que avanza.

 

Tan solo

La caída de una hoja

En el arroyo.

 

Nubes lejanas

Con árboles y montes

Turban mis ojos.

 

Fresca fontana

Quietud del alto otoño

Aves en vuelo.

 

Resplandor vivo

Sombra nubes y río

Pasa la vida.

 

INES COOK (1956) Reconocida poeta peruana, ha publicado varios libros de poemas e incursionado en el mundo de la música.

 

Estas gaviotas

Son la clara señal:

Impermanencia.

 

Cae la lluvia

Sobre el pequeño muro:

La flor marchita.

 

Del hondo norte

me es aún misterioso

el amanecer

 

Aún sin estrellas

se sientan a escribir

constelaciones

 

Viento de tarde

Sobre mi débil techo

un ave duda

 

Bajo las patas

de los blancos caballos:

el girasol

 

 

JOSÉ BELTRÁN PEÑA: Nacido en Lima en 1961, es un reconocido poeta, investigador literario, antólogo, y promotor cultural perteneciente a la llamada Generación del Noventa. Entre su extensa obra destacamos su libro ”El haiku peruano” (2010) una antología de los principales escritores de haiku del país.

 

Hacer un poema

es como beber vino

en tu cuerpo

 

Flor del lenguaje

Pepita de oro

Haiku

 

En el mundo

ningún hombre

es extranjero

 

Estrellas del jardín

Juguetes de ángeles

Las mariposas

 

CARLOS ZÚÑIGA SEGURA: Nació el 19 de junio de 1942, en la provincia de Tayacaja (Huancavelica), fundador y director de la revista de poesía La Manzana Mordida y de las Ediciones Capulí, ambas fundadas el 23 de septiembre de 1975. Ha participado en conferencias y recitales en los principales centros culturales del Perú y en las repúblicas de Ecuador, Colombia, Alemania y Cuba. Parte de su obra poética ha sido traducida a diversos idiomas. Actualmente realiza actividades culturales en el distrito limeño de Magdalena del Mar, lugar donde reside.

 

Hebras de cielo

anudan mi calzado:

trigos de Dios.

 

 

Todo de blanco

en el cielo aparecen

los que se fueron.

 

Toda la noche

al borde del camino

conmigo mismo.

 

 

Irme no puedo

quedarme tampoco:

¿será el amor?

 

 

La estrella

es una gata pícara

en los tejados.

 

 

Todo mi cuerpo

guarda sus filamentos

sobre la cama.

 

 

Alguien escribe

en la espuma la voz

del silencio

 

 

Otros célebres escritores peruanos que han dado muestras de su admiración por la cultura nipona son Jorge Eduardo Eielson (1924–2006), Rafael Yamasato (1945–1975), César Toro Montalvo (1947), Nicolás Matayoshi (1949), Renato Sandoval (1957) , Doris Moromisato (1962) o Santiago Risso (1967)

Ejemplo de la fascinación por el haiku en artistas de otras áreas fue Daniel Peña Bresciani (1950-2017). Daniel fue un artista de la acuarela nacido en Lima, galardonado en diferentes eventos culturales y artísticos por su obra y que se aventuró a escribir haiku al conocer este género por su relación con la técnica de sumi-e.

 

Casa vacía

es todo lo que queda

de un caracol

 

Nube de aves

contra la luz del cielo

¡el halcón!

 

 

Vuelvo del monte

y el águila también vuela

muy dentro de mí

 

Verde montaña

la niebla no ha querido

mostrar su cima

 

Abrazándote

has llenado mi alma

roca desnuda

 

Hay un recuerdo

que siempre me obsesiona,

es el olvido

 

Flotan sin pausa

como pétalos blancos

las mariposas

 

Por la quebrada

el viento se desliza

lamiendo piedras

 

Rozar la tierra

¿es siempre el destino

de nuestros pies?

 

 

LAS FIGURAS DEL HAIKU EN PERÚ

Entre los autores de la llamada Generación de los 50 destacaron especialmente tres nombres propios que abordaron el haiku y lo dieron a conocer en el país: José Wanatabe, Javier Sologuren y Alfonso Cisneros Cox.

 

JOSÉ WATANABE VARAS. Nace en Laredo, 17 de marzo de 1945 y fallece en Lima, 25 de abril de 2007. Su padre, Harumi Watanabe Kawano, llega al Perú como muchos otros japoneses a trabajar en las haciendas azucareras de la costa peruana en 1916, y se casa con una joven peruana. José aprendió de éste el arte del haiku.

En el prólogo a su libro “El huso de la palabra” José Watanabe habla de esa herencia:

Mi padre empezó a traducirme los primeros haiku cuando yo tenía alrededor de doce años (…) Bashô describía el salto de la rana en el estanque antiguo y yo no sabía que estaba hablando de nuestra condición: un efímero ruido de agua interrumpiendo un gran silencio. Lo que sí entendía era que en el haiku hablaba un hombre parco de actitud, y conciso y coloquial de lenguaje. Yo entendía esas características primarias del haiku porque, de algún modo afín y diverso, estaban en mi casa y más allá: en la gente de mi pueblo, austeros descendientes de los trabajadores enganchados del azúcar

Su condición de nisei (descendiente directo de inmigrante japonés) deslumbró a varias generaciones de poetas con su manera sencilla de decir las cosas, desde la contemplación plácida y trascedente de los elementos comunes de la vida, legando a su poesía no solo la sensibilidad oriental, sino la templanza de la filosofía zen.

Bashō (1644-1694), escribió su haiku en el siglo XVII, Watanabe cuatro siglos después escribe su poema “Bashô” repitiendo y modificando a la vez el original:

 

El estanque antiguo,

ninguna rana.

El poeta escribe con su bastón en la superficie.

Hace cuatro siglos que tiembla el agua.

 

La influencia del haiku en los poemas de Watanabe debe buscarse en el tono de sus poemas y en la actitud del poeta frente a la naturaleza y frente al lenguaje, y no en la conocida estructura formal tradicional del haiku. Watanabe no practicó la escritura del haiku ciñéndose a sus tres versos y diecisiete sílabas, más bien lo utilizó como un elemento constructivo dentro de algunos de sus poemas, siendo fiel, consciente o inconscientemente, al origen del mismo.

Al traducir el haiku a otra lengua, como el español, estamos pensando demasiado metafóricamente, no podemos evitar la metáfora. Hay hermosos poemas, pero no son haikus. Borges, por ejemplo, escribió haikus pero no los confundió con metáforas.

La poesía lo cautivó, aunque destacó también como narrador, dramaturgo, guionista de cine y productor televisivo. Su actividad poética empezó en 1971 con “Álbum de familia (“Poeta Joven del Perú”) y logró desarrollar una sólida obra en ese campo, con poemarios clásicos como “El huso de la palabra” (1989), «Historia natural» (1994), «Cosas del cuerpo» (1999) y «El guardián del hielo» (2000), entre otros libros. Falleció en el 2007, a los 61 años.

Al final de “Imitación de Matsuo Bashô”, tras cuatro párrafos de prosa poética José Watanabe escribe:

A veces pienso en cabalgar nuevamente hasta esa posada para colgar en su puerta estos versos:

En la cima del risco

retozan el cabrío y su cabra.

Abajo, el abismo.

 

 

JAVIER SOLOGUREN ROMÁN (Lima, 19 de enero de 1921 – Lima, 21 de mayo de 2004), fue un poeta, profesor universitario, ensayista, traductor, antologador y editor peruano perteneciente a la Generación del 50.

Doctor en Filosofía por la Universidad de San Marcos, con especializaciones en México y en Bélgica, en 1962 asumió la dirección de publicaciones de la Universidad de San Marcos. Fue editor-impresor de las Ediciones de la Rama Florida, en donde se han publicado numerosos títulos de poesía peruana y extranjera. Desempeñó una intensa labor cultural como miembro del Consejo General de Cultura del INC, publicando varias antologías de poesía peruana y dirigiendo revistas culturales y literarias. Fue además miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua.

Entre su obra poética podemos encontrar “El morador” 1944, “Detenimientos” 1947, “Dédalo dormido” 1949, “Bajo los ojos del amor” 1950, “Otoño endechas” 1959, «Estancias» 1960, “La gruta de la sirena” 1961, “Vida continua” 1967, “Vida continua, obra poética 1939 a 1989”, “Recinto” 1968, “Surcando el aire oscuro” 1970, y “Un trino en la ventana vacía” 1992.

Sologuren ha sido uno de los máximos precursores del haiku peruano, aunque él negó en varias ocasiones que hubiera escrito haikus. Afirmaba que sus poemas sólo eran aproximaciones al género o poemas escritos a la manera de haiku.

La poesía japonesa ha contribuido a enriquecer mi poesía indudablemente, porque yo he escrito versos ‘a la manera de jaikus’. Digo ‘a la manera de jaikus’, pese a que tiene sus diecisiete sílabas y se distribuyen en tres versos de cinco, siete y cinco, como es formalmente el jaiku japonés. Pero no siendo yo japonés, no estando inmerso en la cultura japonesa, no conociendo el idioma mismo, mal podría decir que escribo jaikus, o escribo tankas. Son propuestas de mi lado a esa poesía que me interesa no solamente por la brevedad, que sería poco decir, sino por la gran capacidad de sugestión, por la sutileza expresiva que en ella alienta

De entre toda su obra literaria, destacamos sus tres libros dedicados al haiku: “Corola parva” (1977), “Jaikus escritos un amanecer de otoño” (1986) y

“Haikus” (1999)

 

La tinta en el papel.

El pensamiento

deja su noche.

 

 

¿Qué canta el agua?

El agua canta el agua

canta el agua canta.

 

 

Cascada de agua seca,

papel de cielo

iluminado

(Buganvilla)

 

 

Bailan, ascienden,

ascienden, bailan.

Viejo jardín de fiesta.

(Fucsia)

 

 

¡Cómo se obstina

la vida en la canción

de la cigarra!

 

 

Con las penas

mido

la extensión de mi cuarto.

 

Nada dejé en la página

salvo la sombra

de mi inclinada cabeza.

 

No veo el florecer

del naranjo, oigo

subir su canto.

 

En el silencio

del estanque arde

la lámpara votiva.

(Nenúfar)

 

Blanca,

sencillamente blanca,

abierta al blanco espacio.

(Jazmín)

 

Cerrado cielo.

En una callejuela

se rasca un perro.

 

Un día más

y una jornada menos

llevándonos al cero.

 

 

Cuando uno habla de una hoja que cae en el otoño, se trasmite algo que va más allá de la hoja que cae en el otoño, que es la caducidad de la propia vida. Y de esta manera la naturaleza nos está proveyendo –soy en particular muy sensible a eso- de sugestiones infinitas, y no tengo una actitud crítica, una distancia ante la naturaleza, sino al contrario, una actitud de comunión.

 

Al pie del guinkgo,

el viento está esparciendo

áureos abanicos

 

El gobierno japonés lo reconoció en 1989 con el más alto mérito que puede brindar, la Orden Imperial del Sagrado Tesoro, reconociendo su rol de difusor de las artes y la cultura japonesas.

 

ALFONSO CISNEROS COX (Lima, 1953- 2011)

 

Poeta, catedrático universitario, musicólogo y editor peruano, fue uno de los mayores exponentes contemporáneos del haiku en Hispanoamérica. Director, fundador y propulsor de “Lienzo” (revista de arte y cultura de la Universidad de Lima) Cisneros Cox fue publicado en diversas revistas y antologías de Perú y de otros países, así como en publicaciones mayormente ligadas a la difusión del haiku en los idiomas inglés y japonés. También viajó a países como Japón y Bolivia representando a Perú en encuentros de haijines y festivales de poesía dedicados al haiku. Su constante inquietud lo llevó a indagar e impulsar la brevedad y la sugerencia de este género escribiendo artículos y elaborando breves compilaciones en “Lienzo” y colaborando en varias revistas especializadas.

En su libro “La Ensenada” también cultivó el haibun:

 

A lo largo de la playa

La noche encendía estrellas a lo largo de la playa.

Contaba resplandecientes luceros

que imaginaba como el tesoro de un mago construyendo

imágenes desde el recreo de su excitada mente.

La arena era blanca y más blanca bajo el reflejo

de los ojos,

escuchando en transparentes horas el sonido de las olas.

Una, tres, cinco, siete, quince, iba sumando

hasta que la mirada dejaba de brillar

y volvían a esconderse los astros luminosos.

Así, sumergido en noches oscuras y tenebrosas,

inventé el universo,

entre cánticos de agua y lejanos pensamientos,

como quien va lavando sus heridas.

 

Noche estrellada.

Al amanecer

conchas blancas

 

Mucha de su obra poética reflejaba sus constantes viajes a diversas zonas de Perú, como los poemas extensos “El Pez Muerto” (inspirado en el balneario Caleta Sal, cerca de Punta Sal) y “Casa Deshabitada” (inspirado en el balneario La Quipa, Pucusana, lugar que también le inspiró los textos contenidos en La Ensenada, mientras que los haikus de “Lomas” están inspirados en el puerto de Lomas, en la costa norte de Arequipa.

En el año 2001, logró el primer premio en el concurso de poesía convocado por El Rincón del Haiku, de España, con el haiku titulado «Instante», posiblemente su poema más reconocido:

 

INSTANTE

Un charco:

la calle inundada

de cielo

 

El haiku debe ser sugerente, capaz de conmovernos; apelando a esa parte no visible que el Cosmos encierra y que nos une a la más pura esencia de nuestro entorno. Esta forma poética parte de un principio fundamental: la alusión a la naturaleza. Busca captar el instante de este mundo, frente al inefable misterio del Universo, de la verdad que se puede percibir solamente por la intuición, la sensibilidad y la sugerencia.
En la brevedad de estos textos hay una suerte de percepción filosófica que nos ilumina, que nos otorga chispazos estéticos y, finalmente, nos conmueve.

 

Su última colección de haikus publicada fue Instantes (2010), con fotografías de su hermano Miky Cisneros Cox.

 

Si la piedra cae

el silencio

es del agua

 

 

 

Cangrejos rotos

la luz los deshace:

Arena fina…

 

La lámpara de brea

el jarrón de vino

la puerta abierta

 

Desnudo techo:

extraños quehaceres

de la araña

 

Amarillo y azul

en la jaula cautivos

cielo y sol

 

Han cambiado

de agua

tus ojos

 

El pez ha muerto:

en sus ojos huecos

agua cristalina

 

Viejo candil:

la oscuridad parpadea

en la sombra

 

La arena roja:

el silencio de los cuerpos

descalzos

 

Entre la niebla

viaja una ola

que nadie ve

 

Antiguo templo:

¿cruje acaso tu corazón

de madera?

 

De salto en salto

el petirrojo enciende

la enramada

 

Cuando callas

todo permanece

pensativo

 

EL PANORAMA DEL HAIKU ACTUAL EN PERÚ

A lo largo del siglo XX y XXI el haiku ha ido ganando seguidores en el país. Son muchos los autores interesados en esta forma poética y, ya sea en sus obras o a través de talleres, ponencias, encuentros, etc.están realizando una gran labor en favor del género.

Entidades como el Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CEO – PUCP), la Asociación Peruano Japonesa, el Círculo de estudios japoneses Tenjin – 天神学団 o Satori Talleres llevan a cabo multitud de actividades de investigación y difusión de la cultura japonesa y nikkei.

A continuación, una muestra de los haikus que se escriben hoy en el país y de los artistas interesados en éste.

 

MAURICIO PISCOYA (Lima, 1966)

Sobre la tumba

del asesino también

crecen los lirios.

 

 

No cesa el concierto:

Mudo el ruiseñor,

canta el silencio.

 

Solitario,

el espejo repasa

sus memorias.

 

La rama vacía…

¿Ha de morir acaso

algo más que el día?

 

JOSE LUIS MEJÍA (Lima, 1969) Sus poesías han aparecido en diferentes diarios y revistas especializadas en distintos países del mundo tales como Perú, Chile, USA, Argentina, España, México, Uruguay, Colombia, Brasil, Puerto Rico y Francia; además de haber sido incluido en varias antologías hispanoamericanas. Tiene publicados diez libros entre poemarios, novelas para adolescentes y cuentos para niños.

Actualmente reside en Indonesia y es profesor de español en el Colegio Internacional de Yakarta.

Son las estrellas

las mentiras más bellas

de los dioses.

 

 

Calla y observa

la calavera ríe

junto a la cuerva.

 

 

Tiemblan los dioses

cuando escuchan los cantos

de nuestras voces.

 

 

En el desierto

hallarás el oasis

para los muertos.

 

 

Vuela gaviota

anda y dile a los dioses

de su derrota.

 

 

De tanta nada

camino sin camino

sombra gastada.

 

 

ALONSO BELAÚNDE DEGREGORI (Lima, 1991) es licenciado en Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Su tesis de licenciatura sobre el haiku en la poesía de Javier Sologuren y Alfonso Cisneros Cox es de gran interés y analiza de forma muy detallada cómo los dos autores integraron la forma poética japonesa en su obra y en su forma de entender la poesía.

Ha publicado además los poemarios “Río Javier Prado” (Plectro, 2016) y “Temporada de lúcumas” (Hanan Harawi, 2016). Es docente de la PUCP y miembro del Círculo de estudios japoneses Tenjin.

 

leve mañana:

una hoja cae girando

sobre mi mano

 

 

luz de faroles.

en las hojas del enramado,

líneas doradas

 

viento de otoño-

el lúcumo y la higuera

estrechan sus ramas

 

parras de calabaza:

la libélula se balancea

sobre una hoja

 

paloma al mediodía;

en un charco de nubes

tiembla al verme

 

lúcumo frondoso.

de tanto cansancio

ha botado sus frutos

 

noche amarilla.

una pluma sostiene

gotas de luz

 

cielo de otoño

-si miro intensamente-

nubes de otoño

 

garúa temprana.

las plantas quietas

bebiendo

 

tordillos:

se hinchan y brota

otoño dorado

 

luna nueva:

en la vereda advierto

puntos de garúa

 

RUBÉN SILVA (Lima, 1975) es un escritor, traductor y lingüista peruano que desde muy joven se interesó por la poesía.

Tuve la suerte de conocer al profesor Ricardo Silva Santisteban que, aunque no leía japonés, era un gran conocedor de la literatura y poesía japonesa. De esta poesía me llamaron la atención la sugerencia, en lo que no dice está su mayor significado; la sencillez, una trabajada sencillez, la aversión al lujo fácil o evidente, que es también propia de la comida japonesa; y, por último, el amor por lo efímero, el paso de las estaciones, la belleza de las flores de cerezo.

Aunque se ha dedicado más a la edición y la escritura de libros para niños, Rubén ha escrito el poemario “El mar es un olvido” (Paracaídas, 2014), y ha traducido muchos poemas sueltos, además de una antología de la poeta Akiko Yosano, autora de tankas.

 

AMANDA DEL CARPIO (Lima, 1966) es una fotógrafa cuyos intereses artísticos la acercaron al haiku.

Conocí el haiku en 2010, cuando comencé a estudiar japonés, entonces dentro del proceso al crear proyectos no solo me inspiro o hago uso de una sola línea de arte sino de varias de ellas, cuenta Amanda, quien se sintió atraída por la frescura de Issa Kobayashi y Yosa Buson.

El que mayor impacto ha tenido en mí es Matsuo Bashô, sus poemas me inspiraron a crear “Shinikawaru”, una exposición de haikus visuales, pues sus haikus no solo te crean una imagen sino una historia en tu mente al leerlos.

 

DIEGO ALONSO SÁNCHEZ (Lima, 1981)

A los 17 años Diego ya escribía poesía pero el haiku le parecía enigmático, hasta que leyó a José Watanabe y luego “Sendas de oku” de Matsuo Bashô, en una traducción de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya.

Poeta e investigador de literatura japonesa y cultura nikkei. Bachiller en Literatura Peruana e Hispanoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es cofundador del Grupo de Creación y Publicación Literaria Sociedad Elefante. Ha publicado “Mitsuya Nicolás y otros poemas” (2002) y los poemarios “Por el pequeño sendero interior de Matsuo Basho” (Lustra, 2009), “Se inicia un camino sin saberlo” (APJ, 2014; poemario ganador del Concurso Nacional de Poesía Asociación Peruano Japonesa, Premio José Watanabe Varas, 2013) y “Pasos silenciosos entre flores de fuji” (Paracaídas, 2016). Actualmente, se desempeña como docente en el colegio Los Reyes Rojos de Barranco y continúa con su labor investigadora.

“Creo que no hay todavía en nuestra lengua una verdadera tradición del haiku… Escribir un haiku es observar y atrapar un instante que nos ilumina”,

 

GONZALO D. MARQUINA ARCOS (Lima, 1992) es maestro de escuela, gestor cultural, músico, escritor, traductor, investigador y estudiante de la especialidad de Lenguaje y Literatura en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ha llevado a cabo diversos eventos culturales en Lima y provincias sobre Educación y Literatura, especialmente sobre poesía japonesa y nikkei, tal como los talleres “Del tanka al haiku” y “La poesía del instante: el haiku (un enfoque literario-pedagógico)”, así como las ponencias “Haiku-Dō: el camino del Haiku”, “Entre el mito y la poesía: el espíritu del Japón” y “Entre la forma y el fondo: un acercamiento a la apreciación del haiku». Recientemente, ha presentado su investigación, titulada: “Yosa Buson: el poeta pintor y la importancia de la técnica en la escritura del haiku”, expuesta en el marco del I Congreso Nacional de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África: visiones y estudios desde el Perú (ALADAA PERÚ), organizado por el Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CEO-PUCP) y el Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (CEAS-UNMSM). Varias de estas actividades han aparecido en medios tales como ペルー新報 – Peru Shimpo (diario bilingüe de la comunidad peruano-japonesa), Poesis Abditus (revista internacional de cultura), entre otros. Ha publicado de manera independiente las compilaciones “Poesía: Lago de flores e impalas” (2016), “Cuentos: Catalejos de buena esperanza (2016), la novela “Obnubilación” (2016), el cuento “La Piel Brillante” (2017) y el conjunto de relatos “Media Luna” (2018), así como diferentes ensayos y artículos académicos. Además, algunos de sus haiku han sido incluidos en las antologías “Del Silencio a la Palabra” (compilada y editada en el 2018 por el poeta Diego Alonso Sánchez Barrueto, con el auspicio de la Biblioteca “Elena Kohatsu” del Centro Cultural Peruano-Japonés) y «Arquitectura de la Palabra (Vol. V): Poesía XXI» (2019), esta última perteneciente a la revista española Liberoamérica. También han sido publicados en la plaquette “Ambrosía” (2019) y en el portal web “lenguajeperu.pe” (2019). Actualmente, participa del proyecto narrativo “Travesías en el mar de Hypnos: los sueños de la hidra” y es miembro principal del colectivo poético “Ambrosía” y del grupo de gestión “Lámpara de papel: proyectos culturales asiáticos”.

 

 

引潮哉岩に蟹の泡静かにふく

hikishio kana

iwa ni kani no awa

shizuka ni fuku

 

Baja marea:

sobre la roca un cangrejo

esparce su espuma.

 

蜘の巣の中に露とリマの山

 kumo no su no

naka ni tsuyu to

rima no yama

 

En la tela de araña,

el rocío y…

los cerros de Lima.

 

祖父母の囲碁の上にあるよ花吹雪

 sofubo no igo

no ue ni aru yo

hanafubuki

 

Caen

sobre el juego de los ancianos:

pétalos del cerezo.

 

白色の小鶏の羽毛に秋が吹く

hakushoku no

ko-niwatori no umou ni

aki ga fuku

 

Sopla el otoño

en las plumas blancas

de la gallinita.

 

父の日ぞ我植えし桑雲雀の家

chichi no hi zo

ware ueshi kuwa

hibari no ie

 

Día del padre.

La morera que planté, se ha vuelto

hogar de alondras.

 

高潮哉岩にさけゆく海の聲

takashio kana

iwa ni sakeyuku

umi no koe

 

Alta marea…

desgarrada por las piedras

la voz del mar.

 

 

 文月の虚空に涼しカモメ哉

 fumizuki no

kokuu ni suzushi

kamome kana

 

En el frescor

del cielo vacío del séptimo mes…

llora una gaviota.

  

一茶かな煙の後ろの蟻の列

 issa kana

kemuri no ushiro no

ari no retsu

 

Una taza de té:

tras su humareda,

algunas hormigas.

 

の畑ところどころに水の音

fuyu no hata

tokoro-dokoro ni

mizu no oto

 

Pradera en invierno-

Por todas partes:

sonidos del agua.

 

落ち葉かな古池の上に月が揺れる

ochiba kana

furu ike no ue ni

tsuki ga yureru

 

Viejo estanque:

la hojarasca que cae

mece la luna.

 

Como vemos, el haiku en Perú tiene un futuro muy prometedor.

 

Leticia Sicilia, 2019©

Comentarios de haikus con kire

Viento de otoño. (kire)

No se mueve el caballo

que carga piedras

                                                     Midori-Yo

                                                                               (trad. Antonio Cabezas)

     En este haiku de Midori-Yo, el kire lo encontramos al final del primer verso. Hay quienes se preguntarán qué podrían tener en común el viento otoñal y un caballo inmóvil que carga piedras. Y lo que tienen en común es el suceder a la vez, el coincidir en espacio y tiempo.

Cuando el poeta pasa de sentir el viento a ver al caballo cargado que no puede moverse, suma distintos elementos. Es el momento de su asombro: nada menos que un ser viviente cargado que debe avanzar en un día de viento y se niega a ello o simplemente no puede.

Siempre las distintas partes en que el kire divide a un haiku al yutaxponerse se potencian. No se siente lo mismo frente a un caballo cargado que no avanza en un día de clima agradable, que frente a un caballo cargado de piedras que no avanza en un día de viento. Todo esto el haiku no lo dice, pero está, es el lector quien debe verlo para poder así recrear la experiencia que conmocionó al haijin.

 

En las manos de la madre

tiemblan las cenizas del héroe. (kire)

La línea férrea

                                                                   Takaya Soshu

                                                                                          (trad. Alfredo Lavergne)

 

   En cambio en este haiku de Takaya Soshu, el kire se presenta al final del segundo verso, donde hay un cambio brusco de contenido. Siempre en el kire de una cosa se pasa a otra sin explicaciones y el lector debe ver, o más bien sentir o intuir, porqué el haijin las ha relacionado. Hay cortes que son muy suaves y en ellos es más fácil relacionar las dos partes del haiku, pero otras veces, como en el caso de este poema, el corte es más bien brusco, hay un gran salto al vacío, un espacio de silencio que es parte del poema y que lo hace casi inasible. Además tenemos la ambigüedad de ese tercer verso que amplifica la resonancia del haiku, porque si bien puede referirse a una línea de ferrocarril en la que trasladan las cenizas del hijo, también puede estar refiriéndose a esa continuidad de uno que hay en los hijos y que sólo la muerte puede cortar. Lo mágico de la ambigüedad en el haiku es que no se nos pide que nos decantemos por una, recibimos todas las posibilidades, y eso amplifica nuestros sentimientos.

 

Haciendo un fuego

bajo un nido de vencejos (kire)

¡La lluvia nocturna!

                                                          Shirao

                                                                                    (trad. Vicente Haya)

 

En este otro haiku de Shirao tenemos un ejemplo claro para ver cómo donde hay kire se realiza una yuxtaposición de contenidos y uno puede, gracias a ello, percibir la unidad de la experiencia.

Sin lugar a dudas las partes que se yuxtaponen, aunque en un primer momento no lo detectemos, tienen una relación; no siempre es una relación que se pueda entender con el intelecto como en este caso (fuego- nido- peligro- lluvia- salvación) porque al ser fundamentalmente relaciones de esencia, se captan mejor por medio de la intuición.

 

Resumiendo: el haiku, a pesar de su brevedad, presenta normalmente dos partes. De la confrontación de estas dos partes, separadas por lo que los japoneses denominan kireji ( palabra cortante que se utiliza para señalar el kire), surge el efecto fundamental del haiku.

El «kire» resulta ser así el elemento estructurador del haiku en la medida en que, yuxtaponiendo las dos partes, la mente se ve allí obligada a saltar entre dos conceptos y unirlos. Eso permite la recreación del instante como una unidad mayor que la suma de sus partes.

Por ello el kireji, ha llegado a considerarse indispensable en el haiku tradicional y aunque hoy en día este formalismo se ha superado y es posible, pues, encontrar haiku sin kireji, casi siempre en un poema haiku encontraremos pausas de pensamiento bien definidas basadas en el significado.

© Isabel Pose, 2019

TUMBA

Una tumba es un sinónimo de recuerdo. Allí, descansan seres queridos y conocidos de nuestros pueblos.

Por eso, te llama la atención cuando alguna tumba no tiene flores o están muy marchitas. Te preguntas qué ha pasado con esa persona, por qué los familiares ya no vienen, por qué no hay tiempo para limpiarla…

Es entonces cuando la naturaleza presta su ramo especial a esas tumbas. Allí donde no hay flores, sí que ha habido lluvia, viento, sol…Todo ello hace que empiece a salir musgo. Un musgo verde muchas veces, pero grisáceo otras tantas. Uno se da cuenta de que la naturaleza lo invade todo, hasta lo que representa la muerte.

Es como un particular homenaje a aquellos que ya no tienen flores en su tumba. Sabes que siempre tendrás la naturaleza.

 

 tarde nublada –

en la tumba enmohecida

no hay flores