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Gorka Arellano Pérez de Lazárraga

Sobre el autor

Gorka Arellano Pérez de Lazárraga (1974. Pamplona -Navarra-) es co-administrador de la revista y el foro El Rincón del Haiku (ERDH), donde colabora desde 2012.

 

Un día antes

de la vendimia,

me dice que voy a ser padre

 

Con el pico lleno

de insectos rojos,

pía el ruiseñor

 

Viento frío –

Un gato negro muerde

el tronco del ciruelo

 

En el ibón resuena

el chillido de un águila –

Ninguna nube

 

Avanza la sombra

por el hielo del lago –

Crujir de pinos

 

Partida, se arquea

una larva de libélula –

Tarde calurosa

 

Buceando hacia la orilla,

se ablanda en la mano

la estrella de mar

 

Luna sobre el monte –

Cada vez más ondas

de pececillos

 

Río turbio…

En la niebla comienza

a entrar la luz

 

Una mabra*

filtrando la arena –

Ondas de luz

* Pez herrera.

 

Silba el autillo* –

Los niños ven

otra estrella fugaz

* Es la rapaz nocturna más pequeña de la península ibérica.

 

En los dedos

el olor del rodaballo* –

Nubes de tormenta

* Especie de pez.

 

Lluvia lejana –

sube otra piedra

la larva de mariquita

 

Cruza el trigal

con las botas de pesca –

Brisa de primavera

 

Nieve en Oza* –

Donde el río se aquieta

verdea el agua

* La Selva de Oza es un espacio natural incluido en el parque natural de los Valles Occidentales de Huesca, ubicado en el Valle de Hecho.

Cierto aire delicado

Entra el año en su ciclo más meditativo, y la espuma de los días fluye con los colores del otoño y con el resplandor de las primeras nieves. Un haiku de Kakei nos sitúa en la escena precisa: “mes de noviembre: / cigüeñas en hilera, / quietas, pensando”. El poema es del siglo XVII, pero ocho siglos antes, Izumi Shikibu y Ono no Komachi ya han sentido ese toque melancólico. La primera piensa en su amor ausente y compara la tristeza de su alma, enajenada en errante ansiedad, con la de una luciérnaga del pantano. Ono no Komachi -toda una belleza- se ve a sí misma devastada por el paso del tiempo y se lamenta en un waka memorable: “el color de las flores / se va desvaneciendo: / así pasa mi vida, vanamente, / envuelta en tristes pensamientos, / viendo caer las largas lluvias”.

Mucho más tarde, Chigetsu-ni, alumna tardía de Bashô, concentra en la brevedad de un haikai el mismo sentimiento de fugacidad: “todas las flores / están en su esplendor / y yo envejezco”. Pero esa misma mujer es capaz de observar cómo la nieve, al fundirse, aviva los brotes… La poesía japonesa es impensable sin ese toque femenino, que implica, al mismo tiempo, pasión y delicadeza. El haiku -como la verdadera atención- no excluye, sino que incluye la totalidad de la vida. En el convulso siglo XX, por ejemplo, una poeta como Tokiko Takahashi evoca la tragedia de Hiroshima en la visión de dos cadáveres besándose bajo el claro de luna… Hoy nos centramos la figura de Chiyo-jo o Chiyo-ni (1703-1775), famosa por su belleza -como lo fuera Ono no Komachi-. Nacida en una familia relacionada con la caligrafía y la pintura, Chiyo-jo se inicia desde muy joven en la composición poética. En 1754 se hace monja, firma como Chiyo-ni, adopta el nombre búdico de “Jardín desnudo” (soen) y se olvida de su lápiz de labios para saborear el agua pura… Chiyo-ni -como el ruiseñor que vuelve y vuelve a decirlo- nos sigue enamorando con su elegante naturalidad. Bullen imágenes y sensaciones en la memoria: la inesperada enredadera en el cubo del pozo, que la obliga a pedir agua en la casa vecina; o la dolorosa pregunta tras la pérdida de su hijo: “ese pequeño / cazador de libélulas, / ¿dónde habrá ido?”

Poesía y vida se entrelazan, se funden, en una secuencia prodigiosa: la primera bruma del año, velando y desvelando una y otra montaña; la lluvia primaveral que lo embellece todo; el brillo del agua resplandeciendo entre cada brizna de jóvenes hierbas; las flores del melocotonero dejándose ver, a través de las puertas abiertas, en la casa vacía…; la olla cubierta de hollín, avergonzada entre los iris… violetas, potrillos, mariposas que sueñan, campanas al atardecer, un templo abandonado, la gracia de las cosas ocultas, y todo cuanto puede decirse en apenas tres palabras: “cuco / página blanca / soledad”.  Aún nos emociona la sencillez de su despedida. Poco antes de morir, Chiyo-ni escribe, de su puño y letra, “el agua es limpia y fresca, / se extinguen las luciérnagas, / no hay más”, y dicta su último poema: “vi una vez más la luna / en este mundo, / adiós…”

***

Noviembre 2022

CONSTRUIR

Las castañas
sin que haya Dios ni dioses,
tan sorprendidas.

DECONSTRUIR

Como el haiku del pasado mes, este nació en el curso del paseo que di por los alrededores de El Real de San Vicente, en la ruta que llaman aquí La Tejea, especialmente pintoresca por los viejos castaños. Fue uno de estos días otoñales en que los frutos de estos árboles, de hermoso porte, abren sus erizos y, por las aberturas de estos, por primera vez se asoman al mundo. Como en la foto que adjunto.

    Se asoman al mundo sin acabar de creérselo. Debido a la acción desalmada de la naturaleza, son expulsados de la seguridad y confort del erizo donde han crecido, viéndose empujados, sin ningún miramiento, al aire fresco del exterior. Una vez en contacto con el aire, por una extraña ley llamada de la gravedad que rige en el naturaleza, los frutos caen al suelo.

   Y, ya en tierra, quedarán a merced de los humanos, de no muy diferente modo a como un recién nacido queda a merced de quienes lo rodean cuando sale del útero materno.

   La castaña se asoma al mundo desde la seguridad efímera del erizo. Tan sorprendida al contacto con el aire, al ver el mundo que la espera.

    Esta sorpresa de la castaña es la impresión que me ha movido a escribir estos tres versos. Pero entre la sorpresa de la castaña y conciencia de la misma, se ha colado, sin casi yo quererlo, una reflexión: No hace falta Dios (realidad trascendente), ni tampoco dioses (realidades intrascendentes, pero conceptualmente avasalladoras: agnosticismo, ateísmo, materialismo,   panteísmo, animismo, religiones politeístas, etc.) para que la castaña experimente la sorpresa, ni para que nazca, ni para que perezca, ni para que se transforme.

   La castaña y su sorpresa al salir del erizo de la rama es una religión sin Dios ni dioses, con el mismo derecho con que la naturaleza es una realidad sin Dios ni dioses, una realidad impersonal y fría. Una religión espontánea e inocente, no constituida ni, mucho menos, manipulada con dogmas o creencias. Una religión pura como la visión de un niño.

   El haiku, como la castaña, es una religión sin Dios ni dioses. Es la religión de la naturaleza. En este sentido, sí, se puede afirmar que hay ateísmo en el haiku.

    Masaoka Shiki, el creador del haiku moderno, tiene unos versos famosos que son a la vez  profundamente religiosos y rabiosamente anti religión constituida. Son estos:

Para los oídos
ensuciados por sermones,
¡el canto del cuco!

Sekkyō ni                            説教に

kegareta mimi o              汚れた耳をや

hototogisu                        ほととぎす

La castaña de mi torpe haiku aspira a ejercer la misma función que el cuco de Shiki.  O bien, ¿se sorprende la castaña, al asomarse al mundo, de la inexistencia de Dios o de dioses?  ¿Una castaña a contracorriente de la famosa frase evangélica de que no se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad divina?  ¡Qué bien, la ambigüedad del haiku!

    Shiki tiene otro haiku, más famoso aún, en el que se ha visto la profesión de la fe religiosa, pero sin dioses (sintoísmo) ni Buda, del poeta, es decir –y expresado en la paradoja de un término religioso– el ateísmo del haijin. Su religión, la del haijin, era la religión de la poesía, «el viento de otoño»:

Viento de otoño.
Para mí no hay dioses,
tampoco Buda.

Akikaze ya                                秋風や

ware ni kami nashi                我に神なし

hotoke nashi                            仏なし

El rechazo del haiku a todo teísmo que no sea el de la naturaleza, y este con mucha reserva, me recuerda la famosa frase del Maestro Eckhart: «Rogamos a Dios que nos libre (nos vacíe) de Dios» o la de Dōgen, el maestro zen del siglo XIII, «si encuentras a Buda, mátalo». Con estas expresiones, estos dos místicos describen el estado normal de la experiencia religiosa del ser humano. La experiencia religiosa del haijin consiste en vivir una vida de religión, pero prescindiendo de los conceptos y abstracciones vinculados a la religión. Es la vía del místico. Es la poesía de la sensación. Es el ateísmo del haiku. La castaña que se asoma al mundo es mi dios. Y el erizo del que está saliendo. Y el árbol, y la tierra en el que crece.  ¿Qué dios?

Octubre 2022

CONSTRUIR

Largo paseo
con Zarca sorda y vieja.
Primeros fríos.

DECONSTRUIR

¿Quién es Zarca? Quizás vaya contra el espíritu del haiku, decirlo. Sí, sería más poético dejar en el misterio la identidad de Zarca. Sin embargo, “deconstruir” es eso: una traviesa aguja que pincha la fantasía de la burbuja multicolor del poema. Por eso, hago justicia a esta sección de Deconstruir revelándolo.

Zarca es mi perra. Tiene una particularidad: un ojo de cada color. Además, tiene diecisiete años, una edad muy avanzada para su raza Pointer (adjunto foto). Ya no oye cuando la llamo para comer ni para sacarla de paseo y debo buscarla alrededor de la casa. Pero como sé que le gusta pasear todavía, la llevo conmigo estas mañanas de principios de otoño en que ya sentimos en la piel la bajada de la temperatura y los erizos de las castañas amarillean. Mi haiku es para ella.

Octubre 2022

Durante octubre, que es también mi mes de cumpleaños, llegan los poemas de fines de otoño al mundo del haiku. Y el de esta ocasión, como sucede a menudo en las escasas líneas que utiliza el haijin, es simple, con un toque de humor, tal vez, pero de una profundidad insospechada.

Para este haiku, Bashou se inspira en un zuihitsu ―género literario incomprendido en occidente, que yo defino como crónica autobiográfica ensayística― el Tsuredzure gusa de Kenko Houshi ―escrito entre el 1330 y el 1332― uno de los tres grandes zuihitsu junto al Makura no soushi de Sei Shonagon y el Houjouki de Kamo no Choumei. En esta obra que se compone de un prefacio y 243 pasajes, Kenko relata su vida como monje budista retirado en las montañas, junto con pensamientos sobre el budismo, la muerte y la impermanencia, aunque también incluye pasajes dedicados a la belleza de la naturaleza, o alguna anécdota jocosa.

Hoy nos centraremos en el pasaje 98, en el que habla sobre las lecciones que le dejó la lectura del Ichigon Houdan (Magníficos Pequeños Sermones), de inicios del siglo XIV. La segunda reflexión que menciona es: “Aquel con sus pensamientos fijos en el mundo por venir no debe poseer ni siquiera un pote de encurtir”; esto último se refiere a un pote de cerámica para almacenar vegetales preservados en salvado de arroz y sal. Y es este pote de pasta de salvado de arroz el que Bashou utiliza en este haiku que compuso a sus 48 años, en el templo Yoshinaka-dera.

秋の色ぬかみそつぼもなかりけり

aki no iro nukamiso tsubomu nakari keri

colores otoñales, ni un pote de pasta de salvado de arroz queda

Se dice que Bashou compuso este haiku mientras contemplaba un retrato de Kenko en Yoshinaka-dera. Queda a nuestra interpretación decidir si el significado que quiso expresar es una queja, dado que el final de la estación trae consigo escasez; si es una reflexión sobre la importancia de la frugalidad en un mundo materialista; o simplemente, un bello poema para una tarde otoñal.

Me despido deseándoles un excelente comienzo de estación, ya sea otoño o primavera dependiendo del lugar del mundo en que lean estas palabras, y que cada día les traiga un poema para confortar el alma. ¡Hasta el próximo mes!

Haiku 44

44  

これきりに徑盡たり芹の中
Kore kiri ni komichi tsukitari seri no naka

Aquí termina
el camino,
rodeado de perejil.


Desglose:

 これ [kore: este, aquí (arcaísmo)] きり [kiri: fin, termina; también significa niebla], [ni: partícula], [komichi: camino], 盡たり [tsukitari: agotar], [seri: perejil], [no: partícula], [naka: medio].

 

Comentario y notas culturales:

Con dos kanji chinos arcaicos e inusuales (徑 y 盡) se nos presenta este haiku sobrio, nítido que presenta, desde su sencillez, todo un abanico de sugerencias abiertas al lector.

 Ya hablamos, en el haiku número 17, sobre este Festival de las Siete Hierbas (七草の節句 nanakusa no sekku); el plato gastronómico por excelencia es el okayu, un tipo de arroz, que se consume para protegerse de los demonios, favorecer la longevidad y la buena suerte. Tiene un valor diurético, depurativo, tras las comidas de Año Nuevo. Las siete hierbas son: perejil japonés (seri), jaramago blanco, borriza, pamplina, lampsana, nabo y rábano. Este festival se celebraba el séptimo día del primer mes lunar y cambió al 7 de enero tras la revolución Meiji.

Las flores del nirvana II

La primera parte fue publicada en la Revista Literaria Taller Igitur en marzo de 2021 y ahí pueden referirse si quieren conocer toda la información sobre la Lycoris radiata y sus asociaciones culturales, además de otros ocho poemas. Baste decir aquí que florece en torno al equinoccio de otoño, segundo periodo del año en que se realizan los rituales budistas del higan 彼岸, y se la relaciona con el más allá en varias de sus formas, desde los paraísos hasta los infiernos, sin olvidar la budeidad. En el siguiente conjunto, se traduce manjushage 曼珠沙華 (del sánscrito mañjūṣaka) por “flor celestial” y higanbana 彼岸花 por “flor del nirvana”.

1.
Masaoka Shiki 政岡子規 (1867-1902), reformador de la poesía japonesa, haikuísta y editor.

 

日の落る野中の丘や曼珠沙華
Hi no ochiru nonaka no oka ya manjushage

¡La colina en medio
del campo en que se pone el sol!
Flores celestiales.

曼珠沙花野暮な親父の墓の前
Manjushage yabona oyaji no haka mae

Frente a la tumba
de mi rústico padre,
flores celestiales.

2.
Kawahigashi Hekigotô 河東碧梧桐 (1873-1937), haikuísta discípulo y colaborador de Masaoka Shiki 政岡子規, elector de la sección de haiku del periódico Nihon 日本, promotor del haiku de la «Nueva Tendencia» (Shinkeikô 新傾向), ensayista y editor.

法窟の大破に泣くや曼珠沙華
Hôkutsu no taiha ni naku ya manjushage

Llorar ante el destrozo
en el recinto de práctica.
Flores celestiales.

La palabra hôkutsu 法窟, que significa literalmente «cueva del Dharma», se refiere a un recinto dedicado a las prácticas ascéticas y devocionales. Pese al nombre, suele ser un edificio de madera.

須磨寺や松が根に咲く曼珠沙華
Sumadera ya matsu ga ne ni saku manjushage

El Templo de Suma.
Flores celestiales
que abren al pie de los pinos.

川沿や芒が中の曼珠沙華 
Kawazoi ya susuki ga naka no manjushage

Borde del río.
Flores celestiales
en medio de los pastos.

Susuki 芒 es el nombre de la especie de pasto Miscanthus sinensis, que crece en grupos compactos y produce altos penachos blancos en el otoño. Es una de las siete hierbas de dicha estación y se cultiva con propósitos ornamentales.

3.
Taneda Santôka 種田山頭火 (1882-1940), haikuísta de estilo libre discípulo de Ogiwara Seisensui 荻原井泉水, caminante y monje de la Escuela Cáodòng (Sôtôshū 曹洞宗).

彼岸花さくふるさとはお墓のあるばかり
Higashibana saku furusato wa o-haka no aru bakari

Brotan las flores del nirvana
en una aldea
en que sólo hay tumbas.

4.
Aioigaki Kajin 相生垣瓜人 (1898-1985), haikuísta y elector para la revista Ashibi 馬酔木.

彼岸花彼の岸よりぞ飛来せし
Higanbana a no kishi yori zo hirai seshi

Flores del nirvana.
Justo del otro lado,
vienen volando…

Este haiku contiene un juego de palabras con la etimología del nombre de la flor y de la festividad budista, lo que podría hacer pensar en las flores como almas que llegan desde algún más allá. Sin embargo, el sustantivo hirai 飛来, que se refiere a la acción de venir volando, es usado principalmente en relación con las aves que se posan en la superficie del agua, como los cisnes y patos, por lo que nos sitúa en una ribera.

曼珠沙華雲より鴉下りにけり
Manjushage kumo yori karasu orinikeri

Flores celestiales.
Bajaron esos cuervos
de entre las nubes.

浄土をば偲ぶべしとや曼珠沙華
Jôdo o ba shinobu beshi to ya manjushage

¡Debo pensar
justo en la Tierra Pura!
Flores celestiales.

5.
Yamaguchi Seishi 山口誓子 (1901-1994), haikuísta discípulo de Takahama Kyoshi 高浜虚子 y, luego, adalid del haiku de vanguardia, editor y elector de la sección de haiku del periódico Asahi 朝日.

曼珠沙華地獄の道の軟らかに
Manjushage jigoku no michi no yawaraka ni

Flores celestiales.
Con placidez
por la senda del infierno…

Este haiku sintetiza dos de los mitos asociados con la Lycoris radiata al usar el nombre proveniente del Sutra del Loto y evocar otro de los nombres de la flor: jigokubana 地獄花 o flor del infierno.

6.
Suzuki Masajo 鈴木真砂女 (1906-2003), administradora de un hotel tradicional y, luego, de una fonda, además de haikuísta discípula de Kubota Mantarô 久保田万太郎 y de Azumi Atsushi 安住敦.

恋の夢獏に食はさじ曼珠沙華
Koi no yume baku ni kuwasaji manjushage

No ha de devorar
los sueños de amor el baku.
Flores celestiales.

La criatura mitológica llamada mò en chino o baku en japonés es una especie de quimera con trompa y colmillos como los de un elefante. Es un protector contra las fuerzas malignas y se lo ha asociado particularmente con la habilidad de neutralizar las pesadillas. En este sentido, el haiku nos indica la creencia de su autora de que su amorío del momento tendrá buen término.

7.
Watanabe Hakusen 渡邊白泉 (1913-1969), empleado de la editorial Sanseidô 三省堂, haikuísta de vanguardia y teórico del haiku sin palabra estacional.

トンネルの口や孤独の曼珠沙華
Tonneru no kuchi ya kodoku no manjushage

La entrada al túnel.
Sólo una solitaria
flor celestial.

8.
Katsura Nobuko 桂信子 (1914-2004), haikuísta discípula de Hino Sôjô 日野草城, editora y vicepresidenta de la Asociación de Haiku Moderno (Gendai Haiku Kyôkai 現代俳句協会).

遠きより見る月明のまんじゆさげ
Tôki yori miru getsumei no manjusage

Vistas de lejos,
flores celestiales
a la luz de la luna.

まんじゆさげ月なき夜も蘂ひろぐ
Manjusage tsuki naki yoru mo shibe hiroku

Flores celestiales.
Hasta en noches sin luna
abren sus pistilos.

9.
Matsuzaki Tetsunosuke 松崎鉄之介 (1918-2014), empleado de la Oficina de Recaudación de Tokio, asesor fiscal, haikuísta discípulo de Ôno Rinka 大野林火, directivo de la Asociación de Haikuístas (Haijin Kyôkai 俳人協会) y colaborador del Museo Literario del Haiku (Haiku Bungakukan 俳句文学館).

汀女亡し今年乏しき曼珠沙華
Teijo nashi kotoshi toboshiki manjushage

Este año sin Teijo,
las flores celestiales
son escasas.

La haikuísta Nakamura Teijo 中村汀女 murió en 1988.

10.
Kadokawa Gen’yoshi 角川源義 (1917-1975), doctor en literatura japonesa, haikuísta, empresario cultural fundador de la Corporación Kadokawa, de los premios Kadokawa para haiku y tanka, del Museo Literario del Haiku (Haiku Bungakukan 俳句文学館), etc. y miembro de la Asociación de Haikuístas (Haijin Kyôkai 俳人協会).

野の池に仏微笑す曼珠沙華
No no ike ni hotoke bishô su manjushage

En esa charca,
sonríen los budas…
Flores celestiales.

11.
Sakaguchi Mihoko 坂口三保子 (n. 1922).

老い猫は何処で果てしや彼岸花
Oi neko wa doko de hateshi ya higanbana

El gato anciano
¿dónde va a sucumbir?
Flores del nirvana.

12.
Itami Mikihiko 伊丹三樹彦 (1929-2019), haikuísta, editor, fotógrafo y consultor de la Asociación de Haiku Moderno (Gendai Haiku Kyôkai 現代俳句協会).

彼岸花父母への仏事怠るとは
Higanbana fubo e no butsuji okotaru to wa

Flores del nirvana.
El descuidar las ceremonias
para los padres…

彼岸花帰山仁王は白布ぐるみ
Higanbana kisan niô wa hakufu gurumi

Flores del nirvana.
El Rey Benevolente vuelve a su montaña
con paño blanco.

Los Reyes Benevolentes o Niô 仁王 son manifestaciones guerreras del bodhisattva Vajrapani (Shukongôshin 執金剛神) que sirven de guardianes a los templos. Normalmente, sus esculturas se encuentran en pares que flanquean la entrada a los terrenos de las instituciones budistas. En Japón, suelen llevar el torso desnudo y una especie de pantalón falda que cubre hasta las rodillas. Por su parte, kisan 帰山, que significa literalmente «regresar a la propia montaña», es una palabra budista en la que «montaña» se refiere al templo o monasterio al que se pertenece. Como resultado, parece que el haiku muestra admiración ante la escultura de uno de estos guardianes que ha regresado restaurada a su sitio.

彼岸花蝶あたふたとあたふたと
Higanbana chô atafuta to atafuta to

Flores del nirvana.
Una mariposa con prisa,
con mucha prisa…

彼岸花迷い鴎に火の海ぞ
Higanbana mayoi kamome ni hi no umi zo

Flores del nirvana:
para la gaviota extraviada,
un mar de fuego.

戦友の碑へ火線成す彼岸花
Sen’yū no hi e kasen nasu higanbana

Flores del nirvana
que hacia la estela de los compañeros de armas
forman una línea de fuego.

13.
Satô Yoshiko 佐藤淑子 (n. 1955), pedagoga con doctorado y profesora de la Universidad para Mujeres de Kamakura (Kamakura Joshi Daigaku 鎌倉女子大学).

彼岸花日の神に朱を欺かず
Higanbana hi no kami ni ake o azamukazu

Flores del nirvana.
Sin ser como el rojo
de la diosa solar…

14.
Ogura Yoshiro 小倉喜郎 (n. 1965), haikuísta.

デジャ・ヴユして彼岸花に立眩み
Deja • vu shite higanbana ni tachi kurumi

Un déjà-vu.
Me detengo perdido
entre higanbanas…

15.
Kinoshita Setsuko 木下節子, editora en jefe de la revista Manantial (Izumi 泉) y secretaria general de la sede de Ehime de la Asociación de Haikuístas (Haijin Kyôkai 俳人協会).

石佛を積みし城垣彼岸花
Sekibutsu o tsumi shi shôen higanbana

El muro del castillo
de budas de piedra apilados…
Flores del nirvana.

16.
Hirose Toshiko 広瀬敏子

兵の墓の供華なり彼岸花
Tsuwamono no haka no kuge nari higanbana

Ofrenda floral
en la tumba del soldado:
flores del nirvana.

17.
Yanagisawa An 柳沢杏

どこからも彼岸花見え水の音
Doko kara mo higanbana mie mizu no oto

De cualquier punto,
se ven flores del nirvana.
Sonido de agua.

Septiembre 2022

CONSTRUIR

Acaba agosto
y carretera abajo,
cantan los grillos.

 DECONSTRUIR

Compuesto ayer, o quizá anteayer, mientras descendía por la carretera El Real-Navamorcuende a la hora en que la tarde ya ha sido vencida y se acerca el crepúsculo, pero aún hay luz suficiente para disparar la foto que acompaño.

   La voz de los grillos, cuya fatiga ya se percibe al final del verano, acompasaba mis pasos en el paseo vespertino de cuarenta minutos que realizo a diario desde mi casa. Castaños y robles flanquean esta carretera sinuosa, que baja del puerto El Piélago, en las primeras estribaciones de la Sierra de Gredos.

  Nada más comentarios deconstructores. Solo una sensación –la del sonido y la de mis pasos hacia abajo- y una leve conmoción: el paso del tiempo.

EL PEREJIL Y LAS SIETE HIERBAS. Haiku 43

43  

七くさや袴の紐の片むすび

Nanakusa ya hakama no himo no katamusubi

El festival de las siete hierbas-
el nudo imperfecto
de su pantalón.

Desglose:

 七くさ [nanakusa: día de las siete hierbas], [ya: partícula], [hakama: falda o pantalón tradicional, hasta los tobillos, atado a la cintura], [no: partícula], [himo: cuerda], [no: partícula], [kata: incompleto, imperfecto], むすび [musubi: nudo],

Comentario y notas culturales:

Ya hablamos, en el haiku número 17, sobre este Festival de las Siete Hierbas (七草の節句 nanakusa no sekku); el plato gastronómico por excelencia es el okayu, un tipo de arroz, que se consume para protegerse de los demonios, favorecer la longevidad y la buena suerte. Tiene un valor diurético, depurativo, tras las comidas de Año Nuevo. Las siete hierbas son: perejil japonés (seri), jaramago blanco, borriza, pamplina, lampsana, nabo y rábano. Este festival se celebraba el séptimo día del primer mes lunar y cambió al 7 de enero tras la revolución Meiji.

El hakama es una especie de falda o pantalón hasta los tobillos, utilizado, en su origen, sólo por los hombres: se ata a la cintura. Pronto se convirtió en una prenda nobiliaria, utilizada por los samuráis, hasta que en el periodo Edo comenzó a ser utilizada también por mujeres de alta posición. Actualmente se emplea sobre un kimono. Esta prenda se fija con cuatro tiras: dos largas y dos cortas. Para anudarla, existen dos métodos fundamentales: “la forma del guerrero o sin musubi, nudo correcto” (un nudo cuadrado simple) y el “método común o jumonji musubi” (diez nudos).  Día solemne y aquella persona con el nudo imperfecto: hay belleza en la asimetría, wabi-sabi, pero también preguntas sobre el motivo.

Septiembre 2022

Entramos en septiembre al corazón del otoño, y nada más otoñal que imágenes de cultivos. Con el haiku de este mes, Bashou nos lleva no sólo al centro de esta estación, sino también, al centro de la literatura nipona, e incluso, del propio haiku como estilo poético.

Cuando hablamos del corazón de la literatura japonesa no podemos referirnos a otra cosa que no sea el Genji monogatari, escrito por Murasaki Shikibu en el año 1008 y considerada la primera novela del mundo. Por más vueltas que nos demos a través del tiempo y la historia, una y otra vez volvemos a ella, tal como lo hace Bashou en esta ocasión.

En el capítulo llamado “Utsusemi”, Genji continúa persiguiendo a la dama de este nombre, el cual significa “caparazón de cigarra”, quien se le resiste. Consigue una noche, gracias a la ayuda del pequeño hermano de la dama, entrar en los aposentos de ella, pero al estar oscuro se confunde y se acuesta junto a otra dama, Nokiba no Ogi (que significa “miscanto del alero”). Es en este episodio que Bashou basa hábilmente su haiku.

唐きびや軒端の荻のとりちがへ

toukibi ya nokiba no ogi no torichigae

mijo, en el borde del alero en vez de miscanto

El error del haiku se da porque las espigas de ambas plantas se parecen, pero en el fondo es un juego de palabras, ya que Bashou toma el nombre de la dama “equivocada” de la historia de Genji.

Y aquí encontramos el corazón del haiku. El nombre original de este estilo poético es 俳諧 haikai, y es el que se utilizó durante todo el período Edo (1603 – 1868), hasta que Shiki Masaoka lo cambia a 俳句 haiku a inicios del periodo Meiji (1868 – 1912). Si analizamos los kanjis de haikai俳諧 tenemos 俳: actor, divertirse, jugar, bromear; y 諧: armonizar. En haiku 俳句, el primer kanji es el mismo, y el segundo significa verso. Es decir, en ambas definiciones tenemos el concepto de “broma”, y, de hecho, es fácil encontrar como definición de haiku: “poema humorístico”. Pero el humor no consistía en tratar algo gracioso o risible. Una de las técnicas que introdujo el “haikai renga” 俳諧連歌, y que heredó el haiku, es la mezcla del lenguaje poético o “uta kotoba” 歌言葉 (季語 “kigo” en el haiku) con el 俳言 “haigon” o lenguaje coloquial, y era esta mixtura, no utilizada previamente en la poesía clásica, la que confería sorpresa o humor al poema. En Occidente a veces pecamos de serios cuando nos enfrentamos al haiku, queriendo ocultarlo tras un velo casi mítico o sobrenatural, olvidando que también podemos hallar en él diversión, la diversión de la incongruencia de una situación, pero también la de utilizar nuestras capacidades y conocimientos en su máximo potencial. Vean cómo el maestro de este estilo se da la maña de recordar un pasaje de la obra cumbre de la literatura clásica japonesa, el conocimiento de la flora, el uso lingüístico ―ya que 唐きび toukibi o mijo es kigo de otoño, específicamente de septiembre―, todo en 17 sílabas. ¿No es acaso digno de que sonriamos maravillados de tanta habilidad?

Y quiero despedirme así de ustedes este mes, dejándoles como mensaje la importancia de divertirnos, de encontrar una sonrisa en el mundo que observamos. ¡Qué tengan un maravilloso septiembre!