Gate Gate Paragate Parasamgate Bodhi Svaja
Sutra Corazón
En sentido general, poetizar es crear, traer al mundo algo nuevo. Pero, normalmente, pensamos la poesía como la creación de poemas; traer algo nuevo al mundo a través de la palabra. Crear con la palabra es una actividad tan propiamente humana como el lenguaje mismo; al punto que donde hay humanos hay poesía. Pero ¿cuál fue el primer poema?
Normalmente se dice que el primer poema, en el sentido del más antiguo, es la epopeya de Gilgamesh. Pero en este texto quiero enfocar la cuestión de forma algo diferente y para ello quiero llamar la atención sobre un género poético típico de la tradición budista llamado Dharani. Definir un dharani es complejo ya que no tenemos claro qué es. Tal vez lo mejor que podemos hacer es describirlos. Aquí un dharani del Sutra del loto:
anye manye mane mamane chitte charite shame shamitavi
shante mukte muktame same avishame sama same
kshaye akshaye akshine shante shame dharani
alokabhasha pratyavekshani nivishte abhyantaranivishte
atyantaparishuddhi ukule mukule arade parade
shukakshi asamasame buddhavilokite dharmaparikshite
samghanirghoshani bhasyabhasya shoddhi mantra
mantrakshayate rute rutakaushalye akshara
akshayataya abalo amanyanataya
Los dharanis son colecciones de letras ordenadas como si formaran palabras y oraciones pero que, de hecho, no tienen significado en ninguna lengua conocida. Son poemas hechos de palabras sin significado, o cuasi-palabras. Y, en la medida en que divorcian el significado de la palabra, queda la pura sonoridad de las letras.
Pero el dharani no es puro sonido, la articulación de estos sonidos en una forma coherente da la sensación de que, al leerlo, se trata de una lengua desconocida, de palabras y oraciones cuyo significado simplemente desconocemos o hemos olvidado.
Los dharanis suelen encontrarse dentro de textos religiosos más amplios conocidos como sutras. Los sutras son hilos textuales que articulan las enseñanzas de budas y sabios. Dentro de estos textos, el dharani suele ser presentado como una recitación dotada de poder, dada por aquellos que han alcanzado la iluminación. Se cree que son capaces de ofrecer algún tipo de ayuda o salvación a quien los recita y que son el corazón más profundo de la enseñanza, en que se codifica la verdad última de ésta. Así entendemos que, etimológicamente, “dharani” venga de la raíz sánscrita dhr que significa “preservar o mantener”. Y tampoco es casual que de esta misma raíz venga “Dharma”, que refiere, entre otras cosas, a la enseñanza de buda.
El dharani es el resguardo del Dharma, es donde se preserva la enseñanza última de budas y maestros, es donde recae su poder salvífico. Y, a la vez, es incomprensible para nosotros. No podemos más que intentar emular este decir sagrado incomprensible con los sonidos de nuestras letras. Por esto, cuando se traduce un dharani se intenta replicar el sonido con la escritura fonética de la nueva lengua.
El dharani suele asociarse a otra forma literaria de la tradición sánscrita que es el mantra. Ésta puede entenderse como recitaciones sacras que intentan replicar los sonidos primigenios con los que las deidades crearon el cosmos. Se supone que los humanos no podemos reproducir perfectamente estas palabras creadoras y sólo nos queda la imitación de sus sonidos con el mantra. En este sentido, mantras y dharanis son intentos de preservar los primeros poemas, las creaciones primigenias a través de la palabra.
Pero esta preservación es ella misma un acto poético que usa el lenguaje de una forma nueva, despojándolo de su significación tradicional, descomponiéndolo hasta su pura sonoridad para, desde ahí, imitar los poemas primigenios. En el dharani hay dos poemas o, mejor dicho, es un poema sobre otro poema.
Según como se le quiera ver, el dharani puede ser el primer o el último poema. Puede ser el primero en tanto imita el acto poético primigenio de crear con la palabra. Nos permite también imaginar la génesis del lenguaje, con su asociación de sonidos en espera de ser significados. ¿No será que estos dos actos son uno y el mismo?
Pero, desde otra perspectiva, es el último poema en tanto implica una descomposición del lenguaje y una renuncia al significado. El dharani es tal vez la última metáfora en tanto renuncia al sentido tradicional del lenguaje pero no lo remplaza por otro. Por eso hay algo en este tipo de poema que incomoda, no sabemos si estamos hablando en una lengua sagrada más allá de nuestra era cósmica o estamos asistiendo a la desintegración del lenguaje y al regreso al sonido. De lo humano a lo animal. O tal vez el dharani no es nada de esto y su verdadero sentido queda codificado eternamente como enigma.