Todas las entradas de: el rincón del haiku

Bajo la mata de mango

Bajo la mata de mango
al oído se hablan
dos niños

Idalberto Tamayo (Cuba)

 

Viento nocturno;
los frutos del maracuyá
suenan a hueco

Mercedes Pérez (España)

 

Comiendo mangos
a la sombra del mango.
Quién pide más

Rafael García Bidó (República Dominicana)

 

El caer de una hoja de aguacate
Poder morir entre el viento…

Rogelio Rodríguez (España)

 

Al sol de mediodía,
los brotes rojizos
del aguacate

Sandra Pérez (Argentina)

 

Sube un gavilán
por el árbol de aguacates.
Sol de invierno.

Esteban Sánchez Agudelo (Colombia)

El perenquén
y el olor de los plátanos
tras el crepúsculo

Coriolano González Montañez (España)

 

crepita el horno.
el beso de la abuela
sabe a guayaba

Álvaro Davila (México)

 

Temporada de lluvias…
En el aguacate
anida un mirlo pardo

Sandra Galarza Chacón (Ecuador)

 

Fresco nocturno
La rana platanera
está cantando

Jorge Braulio Rodríguez (Cuba)

 

Para el nochero
el aleteo del murciélago
desgajó un mango

Fernando López Rodríguez (Colombia)

 

Lluvia de verano…
La flor marchita
de la pitaya

Roberto Miguel Escaño (República Dominicana)

 

Plátanos verdes,
en un hueco del tallo
anida el mirlo.

Leticia Sicilia (España)

La canción de la tierra (1)

Contaba José Saramago, al recibir el Nobel en 1988, que su abuelo Jerónimo, ya gravemente enfermo, “se despidió de los árboles de su huerto, uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver.” Ese hombre sabio no sabía leer ni escribir, pero encarnaba -sin saberlo- el mito de Anteo, el gigante que recobraba su fuerza al contacto con su madre Gea, la tierra, y a quien Hércules sólo pudo vencer sosteniéndolo en el aire. El mito griego subraya la intensidad de un arquetipo universal, el de la Tierra-madre y su correspondencia con el Cielo, según el dicho esotérico: “Como es arriba, es abajo”. La rama budista de la Tierra Pura (Jôdo) enlaza ambos mundos a través de la recitación del Namuamidabutsu (“Gloria a Amida Buda”), que asegura el renacer en el Paraíso del Oeste.

La conexión tierra-cielo se concreta en el símbolo del árbol, el Árbol de la Vida, que conecta, en ascensión permanente, los tres niveles del cosmos: el subterráneo, por las raíces; el de la superficie terrestre, por el tronco y las ramas, y el de las alturas, por la copa. La poesía también nace y se expande en todas las direcciones del universo. Ki no Tsurayuki escribía, en los albores del siglo X, presentando la antología imperial del Kokinhsû: “Poesía es aquello que, sin esfuerzo, mueve cielo y tierra, y suscita la piedad de los demonios y dioses invisibles; es aquello que endulza los vínculos entre hombres y mujeres, y aquello que puede confortar el corazón de los feroces guerreros”. Y recordaba los momentos en que se inspiraban los poetas: “Cuando contemplaban las flores dispersas en una mañana de primavera; cuando escuchaban la caída de la hoja en un atardecer de otoño; cuando suspiraban ante la nieve y las olas reflejadas por sus espejos con cada año que pasaba; cuando al ver el rocío en la hierba o la espuma en el agua, les sobrecogían los pensamientos sobre la brevedad de la vida; o cuando ayer todos soberbia y esplendor, habían pasado de la fortuna al abandono; o cuando, habiendo sido amados tiernamente, se encuentran abandonados”.

Como elemento primordial -junto al aire, el fuego y el agua-, la tierra sugiere fertilidad, solidez, masa; pero el nombre se precipita por todas partes en un abanico casi infinito de connotaciones: alimento, vida, biodiversidad. En la cultura japonesa, la Naturaleza es esencial: divinizada por el sintoísmo en infinitos kami o deidades, y dignificada también por el budismo; sentida como presencia íntima; contemplada y compartida; reproducida y cantada. El jardín japonés la imita y, al mismo tiempo, la encarna, matizada por el paso de las estaciones: cerezos, lotos, arces y camelias. Se habla de la fragilidad y la fugacidad de la flor del cerezo, pero hay plantas, como la sagaribana, que sólo florece una vez al año, por la noche, para flotar después, río abajo… En el karesansui -jardín seco o jardín zen-, la piedra y la arena rastrillada evocan las colinas y el agua, las islas y el mar… La tierra lo abarca todo, porque incluye todos los elementos, como el Fujiyama, la montaña más bella del mundo, abierta al aire, con su nieve visible y su fuego secreto.

***

Haibun 45

Haibun 45

La misma luz

Junto a la menta y el romero las rosas chinas destacan como puntos rojos en el rincón donde trasplantamos el rosal.

Corto algunas para ponerlas en un jarrón. Hay que quitar las hojas inferiores…así, se mantiene el agua limpia.

El calor y un cielo sin nubes despiertan el recuerdo de la primera vez que usé unas tijeras. Vaya regañina!!

¿Porqué solemos recordar la primera vez de casi todo?…

Le dije a mi hermano pequeño que esperara en el poyete de piedra que había a la entrada de nuestra casa. Allí, bajo la parra, continuaba sentado cuando volví después de rebuscar en la caja de galletas que mamá usaba de costurero. ¿Dónde estarían los adultos?…creo que echaban la siesta.

De todos, era el que más se parecía a mi padre. Debía tener cuatro o cinco años.

Le quitaría aquellos remolinos rubios que le delataban como lo que era, un niño travieso.

Se sentó en una calabaza gigante que usábamos de trono en nuestros juegos. -¡No te muevas, le dije, mira que te puedo cortar la oreja!-.

Él, muy quieto, miraba al gato que dormía hecho un ovillo junto a nosotros. Aunque corría una ligera brisa, sudaba por miedo a que me descubrieran.

El flequillo recién cortado resbaló por la cara. El pelo de la coronilla se dispersó alrededor. De vez en cuando sonaba un ¡Aaaay! . No era fácil.

Casi acabando nos asustó el ruido de un carro que pasaba por la calle.  Al dejar las tijeras en su sitio tropecé con el pedal de hierro de la máquina de coser.

El tiempo es extraño. A veces…parece no existir. Quizás sea por la luz, la misma luz de aquella tarde.

Huerto en primavera.
En el ramo de rosas
un bicho palo*

*Phasmatodea: Insecto palo

Mari Ángeles Millán “Hikari”
Palamós (Girona) España

Teidou Oshou me dio el Pergamino de pinturas con cien flores de Nangaku

丁堂和尚より南岳の百花画巻をもらひて

大岩の穴より見ゆる秋の海
Oo-iwa no       ana yori miyuru       aki no umi

El mar de otoño,
visto a través del agujero
de una roca gigantesca

 

朝顔や 我に写生の 心あり
sa-gao ya    ware ni shasei no    kokoro ari

¡Oh gloria de la mañana,
cómo late mi corazón
al plasmar tu imagen!

 

草花を画く日課や秋に入る
Kusa-bana o     egaku nikka ya     aki ni iru

Mientras dibujo flores
como mi tarea diaria,
ha llegado el otoño

 

門川や机洗ふ子五六人
Kado-kawa ya     tsukue arau ko     go-roku nin

En el río Kado,
cinco o seis niños
lavan unos escritorios

 

物洗ふ七夕川の濁り哉
Mono arau    tanabata gawa no    nigori nari

La Vía Láctea
está embarrada
con cosas lavadas en ella

 

洗ひたる机洗ひたる硯哉
Arai tam tsukue arai taru suzuri nari

Lavando escritorios
y lavando
piedras de entintar

 

丁堂和尚より南岳の百花画巻をもらひて朝夕手を放さす
Chō dō oshō yori Minamidake no Sôka emaki o mora hite asayū te o hanasa su

Teidou Oshou (un sacerdote budista llamado Teidou) me dio un pergamino con cien flores de Nangaku*, y lo mantengo cerca de mí desde la mañana hasta la noche

 

病床の我に露ちる思ひあり
Byou-shou no    ware ni tsuyu chiru    omoi ari

En mi lecho de enfermo,
me siento como rocío
cayendo sobre la tierra

 

題画   Versos compuestos para una pintura

 

庭行くや露ちりかゝる足の甲
Niwa iku-ya    tsuyu chiri-kakaru    ashi-no kou

Al salir al jardín,
las gotas de rocío
empapan mis empeines

 

臥病十年    diez años de enfermedad en la cama

 

首あげて折々見るや庭の萩
Kubi age-te    ori-ori miru ya    niwa no hagi

De vez en cuando
levanto la cabeza
y observo el hagi* de mi jardín

 

親鸞賛 Haciendo un cumplido para Shinran

 

御連枝の末まで秋の錦哉
Gorenshi no    sue made aid no    nishiki kana

Tu lección, como el esplendor del otoño,
es glorificada hasta el final por tus seguidores
en la posteridad

 

薩摩知覧(チラン)の提灯といふを新圃にもらふたり
Con una linterna de Chiran (Satsuma) para mi nuevo campo

 

虫取る夜運座戻りの夜更けなど
Mushi toru ya     unza modori no     yofuke nado

Atrapo un insecto
a altas horas de la noche
de camino a casa tras un unza*

 

千里女子写真  Sobre una fotografía de la hija de Senri

 

桃の如く肥えて可愛や目口鼻
Momo no gotoku    koete ka-wa-i ya    me kuchi hana

Es regordeta
como un melocotón,
con bonitos ojos, boca y nariz

idem

 

桃の実に目鼻かきたる如きかな
Momo no mi ni    mehana kakitaru    gotokikana

Es como un melocotón
al que le han puesto
ojos y nariz

 

翡翠や芙蓉の枝に羽つくろひ
Hisui ya    fuyo no eda ni    ha-zukuroi

Un martín pescador
arregla sus plumas
sobre una rama de rosas confederadas

 

桃売の西瓜食ひ居る木陰哉
Momouri no    suika kui-iru   kokage kana

A la sombra de un árbol
donde un vendedor ambulante de melocotones
está comiendo una sandía

 

Notas:

Hago aquí una anotación que en algún momento pasaré al inicio del diario. Tras las primeras publicaciones, Danny Ya Mono, a quien le agradezco mucho sus comentarios, llamó la atención sobre que Shiki escribiera tanto texto de este tipo en katakana. Pasado un tiempo, me comenta que ha hallado en los textos que estudia, que hubo una época en que esta práctica del uso de este silabario, era muy extendida entre los escritores. ¡Qué curioso! Pues muchísimas gracias por el aporte Danny.

El plano que aparece a la izquierda de la imagen es de un lugar desconocido.

El rojo de debajo del haiku no está en la reproducción de «Gyouga-Manroku» publicada por Iwanami Shoten en 1918, por lo que es muy dudoso que haya sido puesto por Shiki.

Nota de Rie Yamanouchi (colaboradora en traducción): Fue difícil encontrar un término en lengua occidental que transmitiera el matiz de «Oo-iwa». Aunque usé la palabra «risco» primero, después de discutir con la profesora y las otras compañeras, llegamos a la conclusión que debería de ser mucho más grande que algo llamado “risco” para que hubiera un agujero atravesándolo y Shiki pudiera ver el mar a través de él. Se decidió usar “roca gigantesca”.  -Rie Yamanouchi (colaboradora en traducción)

*Hagi: trébol de arbusto japonés

*Shinran: el fundador de una rama budista (Jodo-Shin Shu)

*Unza: Encuentro de poetas de haiku. Tiene finalidad de selección, no de concurso (kukai) ni de mejora (tensaku). Se realiza para elegir los haikus que saldrán en un libro, una revista…

Shiki se quedó prendado del pergamino de flores silvestres de Nangaku, pero Teidou Oshou se negó a vendérselo. Con el tiempo, el pergamino se vendió a la Escuela de Arte de Tokio (Meiji 45, febrero) y sus pinturas se usaron como modelos para los estudiantes. El rollo mide 1321,5 cm de largo y 29,2 cm de ancho, con imágenes de colores pálidos. Representa las flores de las cuatro estaciones, con apariciones ocasionales de pájaros e insectos. El pergamino jugó un papel importante en la vida de Shiki, ya que lo consoló en su lecho de muerte. Al mismo tiempo, Shiki también estaba contribuyendo a la fama de Nangaku, en el sentido de que Nangaku podría no ser tan famoso como lo es ahora si Shiki no hubiera encontrado el pergamino y escrito este episodio y otros más en Una cama de enfermo de seis pies de largo.

Sobre el pergamino (Rollo de las flores de Nangaku), véase la entrega 104 de Una cama de enfermo de seis pies de largo, en la que Shiki, bromeando hace creer que es una mujer de la que se enamora y finalmente se entera que no podrá permanecer junto a ella) de 24 de agosto. En la entrega 111, de 31 de agosto se lo queda.

Fragmento de una de las imágenes de “la señorita Watanabe”, es decir, de El Rollo de las Flores (Sôka emaki) de Watanabe Nangaku. Se puede ver obra completa en http://jmapps.ne.jp/geidai/det.html?data_id=1047

Nota de Hiroe Monguchi: Creo que Shiki representa el corazón de un poeta de haiku, que se siente atraído por un insecto como si buscara un amigo con el que compartir su sensación de plenitud tras un encuentro con sus “rivales“ amigos poetas. -Hiroe Monguchi

Rosas confederadas: Hacen referencia a la rosa mutabilis. Sihiki ya las nombra en un haiku en su entrada al diario sobre la niña vestida con ch’ima-chogori.  Para verla, clicar aquí.

ETAPAS EN LA RUTA DE TŌKAIDŌ

東海道五十三次

Este libro ilustrado se centra especialmente en las personas. Como está dedicado principalmente a reproducir numerosas personas, hay muchos personajes intrascendentes.

Muchos de los grabados son ukiyo-e sobre gente corriente.

Notas.-

Las Cincuenta y tres estaciones (etapas) de la ruta de Tōkaidō, son una serie de grabados ukiyo-e creados por Utagawa Hiroshige después de su primer viaje a lo largo de la ruta de Tōkaidō en 1832. Esta carretera, que conectaba la capital del Shōgun con la capital imperial, constituía una de las principales arterias del antiguo Japón.

Shiki no sólo era versado en literatura, sino también en arte, poseía un gran número de libros ilustrados y manuales de pintura, además de dibujar sus propios cuadernos y libros de arte. El Tōkaidō Gojūsan-tsugi es uno de los seis grandes libros de Hiroshige. Especialmente cuando estaba escribiendo el “Gyōyaku Manroku” (Anotaciones tumbado sobre la espalda), cuando su salud era débil, mirar los cuadros mañana y tarde era el mejor consuelo que podía tener, de hecho comenta esta circunstancia varias veces en otro diario como Una cama de enfermo de seis pies de largo. Recomendamos consultar la entrega 19 de 31 de mayo clicar aquí.

Reproducción de Las Cincuenta y Tres Estaciones (etapas) de la ruta de Tōkaidō (東海道五十三次 Tōkaidō Gojūsan-tsugi)

Esta entrada en el diario de Shiki, no consta en el libro de la profesora Masako Hirai.

Gloria de la noche y dos calabazas de secar

タ顔一、干瓢二落ツ

   El dolor de los huesos de la pelvis, que se mantiene desde ayer, es tan intenso que resulta insoportable, y hoy he llorado varias veces cuando han tenido que tocar el vendaje. La piel de la parte del cuerpo descompuesta se cubre con gasas y se pegan a la piel.

  La úlcera bajo la espalda es muy dolorosa, y me duele especialmente cuando giro mi cuerpo hacia un lado.

 Hoy, el viento y la lluvia han hecho caer una gloria de la noche y dos calabazas de secar.

Notas.-

Las calabazas que Shiki pintó son una yūgao 夕顔 (calabaza de botella, de hermosa flor)

y dos kanpyō 干瓢 (un tipo de calabaza cuyas virutas, secas, se usan para la cocina tradicional japonesa).

Moonflower, Rostro de la noche, Gloria nocturna, Ipomoea Alba, La flor de la Luna, Noche de Gloria, Buenas noches, flor de calabaza … es una especie de correhuela noche-floreciente, al contrario de la Ipomoea Violacea o Gloria de la mañana, que es día-floreciente y de la que ya se escribió hace 7 entradas y puede verse clicando aquí.

Los huesos de Shiki, estaban afectados por una caries espinal, con las vértebras deshechas por el bacilo de la tuberculosis. Su piel, estaba llena de escaras por tanto tiempo tumbado y de ellas manaba pus, lo que le hacía gritar y llorar todos los días cuando había que cambiarle los vendajes. En medio de todo esto, como si mirara a través de su propia vida, pintó una gloria de la tarde y dos calabazas secas que habían caído con el viento y la lluvia.

Nota de Youko Akinaga:

Shiki se vio a sí mismo en el yūgao y el kanpyō que caían bajo la lluvia y la tormenta. – Youko Akinaga

Nota de Chiyo Fujiwara (traductora al inglés):

1) A medida que la condición de la enfermedad de Shiki empeoró, luchó contra el dolor insoportable. Me estrujé el cerebro para elegir las palabras adecuadas para describir la furia de su dolor.

2) Esta parte es una descripción tan vívida que los lectores perciben como si realmente sintieran el dolor que tenía Shiki. Consideré cuidadosamente la traducción, buscando palabras que sean concisas y transmitan la imagen precisa de esta situación.

3) “Una flor de luna y dos calabazas se han caído de sus tallos”. Dado que esta oración era fácil de entender, la traducción fue una tarea sencilla. Sin embargo, la sentencia aporta cierta tranquilidad a toda la dolorosa situación. La observación del jardín y su sentimiento por la naturaleza parecían reconfortar a Shiki durante esos dolorosos días. – Chiyo Fujiwara

Flores y aves

Estaba seguro de que las aves conocidas como «ojos blancos» (mejiro 目白) eran un motivo estacional de primavera debido a la experiencia propia y a la gran cantidad de imágenes suyas en Instagram, donde aparecen entre los ciruelos y cerezos en flor. Sin embargo, de acuerdo con los almanaques estacionales (saikiji 歳時記) y los diccionarios, el nombre de estas aves debería evocar el verano o, incluso, el otoño. Con todo, los poemas aquí reunidos son todos de primavera, indicada en general por las imágenes florales. Esto nos enseña que las palabras estacionales (kigo 季語) son elementos aún en transformación y que, en el haiku, la experiencia poética prima también sobre las convenciones. En todo caso, dado que «ojo blanco» (mejiro 目白) debería situarnos teóricamente en otra estación, son los nombres de los ciruelos (ume 梅), cerezos (sakura 桜) y camelias (tsubaki 椿) las que nos ubican en diferentes periodos vernales, lo mismo que la palabra «flor» (hana 花) sin modificadores.

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

La especie Zosterops japonicus tiene un plumaje verdoso en la mayor parte del cuerpo y amarillo en el pecho, pero se caracteriza por el blanco que circunda sus ojos oscuros. Su presencia constante entre los árboles en flor se debe a que beben el néctar y cazan los insectos que los merodean, hábitos que deberían fortalecer su asociación primaveral.

 

1.

Kawai Emiko 河合笑子 en la revista Ao あを de mayo de 2001

 

うぐいすか枝先のゆれ目白かな

Uguisu ka eda saki no yure mejiro kana

 

¿Un ruiseñor?

El vibrar de la rama:

¡un ojo blanco!

 

El uguisu うぐいす es el ave asociada a la primavera desde la época clásica, ya que su singular canto puede oírse desde el inicio de esa estación, en la que se aparea. Es una especie exclusiva del este de Asia y sin parentesco cercano con otras aves de la esfera hispanohablante, por lo que no hay una traducción exacta para su nombre. Debido a la belleza de sus vocalizaciones y a su forma, se lo ha asociado con el ruiseñor y, ocasionalmente, con la alondra, pero sus patrones de sonido no se parecen en nada. Al pensar primero en esta ave, la autora evoca toda la tradición que le está asociada y que nos sitúa en la primavera, pero resulta que es un ojo blanco. Hay que recordar, además, que es difícil ver a los uguisu, que suelen trinar ocultos entre la vegetación, mientras que los ojos blancos son menos tímidos.

 

2.

Koishi Hideko 小石秀子 en la revista Ao あを de mayo de 2001

 

花鳥の目白きびきび枝から枝へ

Hanadori no mejiro kibikibi shi kara shi e

 

Aves y flores:

el ojo blanco vivaz

de rama en rama.

 

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

 

3.

Mori Norikazu 森理和 en la revista Ao あを de mayo de 2001

 

ひらひらと目白と夫と花の中

Hirahira to mejiro to tsuma to hana no naka

 

Revoloteo:

un ojo blanco y su amor

entre las flores.

 

4.

Kobayashi Mirai 小林巳禮 en la revista Hōzuki 酸漿 de mayo de 2002

 

紅梅の隣家に咲きて目白来る

Kōbai no rinka ni sakite mejiro kuru

 

Florece en la casa

de los ciruelos rojos.

Llegan ojos blancos.

 

El florecimiento de los ciruelos marca el inicio de la primavera lunar, pues comienzan a florecer desde el final de enero, pero llegan al apogeo entre febrero e inicios de marzo.

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

 

5.

Matsuda Kingo 松田欽吾 en la revista Ugetsu 雨月 de mayo de 2002

 

梅莟みはや訪ね来る目白かな

Ume tsubomi haya tazune kuru mejiro kana

 

Botón de ciruelo

¡Ah, ya viene de visita

un ojo blanco!

 

6.

Naitō Junko 内藤順子 en la revista Hōzuki 酸漿 de mayo de 2003

 

目白きて梅咲き満ちし勅願寺

Mejiro kite ume saki michi shi chokuganji

 

Vienen ojos blancos,

flores llenan los ciruelos:

un templo imperial.

 

La palabra chokuganji 勅願寺 nombra los templos construidos por orden de algún emperador, como lo fueron varios de los más famosos del área de Kansai. Por esta razón, la palabra puede evocar no sólo un templo antiguo, anterior a la separación forzada del budismo y del culto a los dioses, sino además uno imponente, como convendría a uno financiado por el estado.

 

7.

Nakajima Chieko 中島知恵子 en la revista Ugetsu 雨月 de junio de 2004.

 

梅の香の中飛び交へる目白かな

Ume no ka no naka tobikaeru mejiro kana

 

¡Ay, el ojo blanco

que puede planear en el aroma

de los ciruelos!

 

[Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

 

8.

Tanaka Kiyoko 田中きよ子 en la revista Hōzuki 酸漿 de junio de 2004

 

目白らの好む白梅ありにけり

Mejiro-ra no konomu hakubai arinikeri

 

Los ciruelos albos

parecen los preferidos

por los ojos blancos.

 

9.

Aoki Tamiko 青木民子 en la revista Hōzuki 酸漿 de junio de 2004

 

初桜目白十羽を飛ばしけり

Hatsu sakura mejiro jūwa o tobashikeri

 

Primeros cerezos.

Hicimos que volaran

diez ojos blancos

 

10.

Aizawa Yuriko 相沢有理子 en la revista Fudo 風土 de junio de 2007

 

花椿季節外れの目白群れ

Hanatsubaki kisetsuhazure no mejiro mure

 

Camelia en flor

Bandada de ojos blancos

fuera de estación.

 

Las camelias, a diferencia de otros árboles admirados por sus flores, tienen un periodo de florecimiento prolongado que va de enero a abril. De esta manera, cubren toda la primavera lunar y su nombre japonés, tsubaki 椿, puede evocar cualquier momento de esa estación. Al señalarnos que la bandada de ojos blancos está fuera de estación, la autora nos hace ver la falta de correspondencia entre su experiencia y los almanaques estacionales.

 

 

11.

Ozawa Akiyuki 小澤昭之 en la revista Sasa 笹 de mayo de 2010

 

目白ゐて白き椿の枝揺るる

Mejiro ite shiroki tsubaki no eda yururu

 

Un ojo blanco.

De la camelia blanca,

vibra la rama.

 

12.

Hayasaki Yasue 早崎泰江 en la revista Ao あを de abril de 2011

 

だしぬけに目白くるなり春動く

Tashinuke ni mejiro kuru nari haru ugoku

 

Y, de repente,

un ojo blanco vino.

Primavera en curso.

 [Ojo blanco] Tsukuba, 20/02/2020

En este haiku, el autor asocia claramente la llegada del ojo blanco con el avance de la primavera, con lo que rechaza sus asociaciones primarias con el verano o el otoño. El nombre de la estación es la palabra necesaria para situar temporalmente el poema.

 

13.

Sakai Akiko 堺昌子 en la revista Sugurono 末黒野 de junio de 2013

 

梅林や目白の影の池に揺れ

Bairin ya mejiro no kage no ike ni yure

 

Un ciruelar.

Ondas en el estanque

en que se refleja un ojo blanco.

Abril 2023

CONSTRUIR

¡Ay, cómo juega

entre las hojas de los lirios

la primavera!

DECONSTRUIR

Hace unos días, me impresionó los juegos de luces, con tantos matices de verdes, y los juegos de brillos y sombras del arriate de lirios, aun sin florecer como se aprecia en la foto adjuntada, que enmarca el espacio desde donde practico el arco. Hubiera deseado escribir:

¡Ay, cómo juega

entre hojas de lirios

la primavera!

De ese modo, hubiera contado siete sílabas el segundo verso (con hiato entre  la “e” y la”o”) y, tal vez, le hubiera dado mejor ritmo a todo el haiku. La verdad es que, sin embargo, deseaba personalizar a las hojas de estos lirios en concreto, usando sendos artículos determinados.

   El haiku japonés carece de determinación en los sustantivos, por la sencilla razón de que no existen artículos en la lengua japonesa. Es una de las indefiniciones, con ribetes de ambigüedad en no pocos casos, que da carácter a esta lengua. En español, por el contrario, como en la mayoría de las lenguas de nuestro entorno, personalizamos el discurso. Es como si tuviéramos necesidad de marcar nuestro conocimiento o desconocimiento, nuestra relación o no relación con las cosas, nuestra implicación emocional o no implicación con ellas. Dar un carácter o bien particular, concreto, o bien genérico a las cosas que nos rodean forma parte, por consiguiente, de nuestra percepción de la realidad.

    Por el contrario, en la mente de los maestros japoneses cuando componían haikus no existía tal dualidad. Y, en mi opinión, el haiku japonés tiene como cualidad central la descripción integral y holística de una realidad, que no es el resultado más que de una visión unitaria del mundo fenoménico.

   Pongamos como ejemplo comparativo el famoso haiku, de la rana que salta al viejo estanque del maestro Bashō. Lo recordamos:

 

 Furu ike ya                               El viejo estanque.                 

Kawazu tobikomu                Se zambulle una rana.

Mizu no oto                              Ruido del agua.

 

Y ¿por qué no “estanque” no puede indeterminarse con “un” y “rana” determinarse con “la”? Y traducir, entonces:

 

Un viejo estanque.

Se zambulle la rana.

Ruido del agua.

 

Sería, pues, un estanque desconocido por el poeta y una rana determinada por ser conocida previamente por este. ¡Claro que es posible! Seguro que el bueno de Bashō sonreiría con indulgente desaprobación –como a menudo desaprueban los japoneses– ante la frívola improcedencia de tal debate…  O se encogería de hombros porque en su lengua tal debate es imposible y la visión de las cosas es unitaria y no fragmentada en este aspecto gramatical.

La conclusión de estas reflexiones es  el reconocimiento de hasta qué punto nuestra visión del mundo se halla encadenada por el lenguaje con que nos expresamos y que modela nuestra mente. En mi haiku, los lirios los conozco bien: lo veo casi a diario cuando paso a su lado. Por eso, me salió natural escribir “los lirios” y no “unos lirios”, ni simplemente “lirios”, sin ningún artículo.   Y si son “los lirios”, por fuerza han  de tener “las hojas” y no “unas hojas”. Además, si hubiera escrito “unas hojas”, estaría reconociendo que había otras hojas de los lirios que no ofrecían tan sorprendente danza de brillos y sombras.

Hay otro poema de lirios que recuerdo. Es del haijin Hekigodō (1873-1937), discípulo de Shiki.

 

Los lirios del monte                        Yamayuri ni

empapados de la lluvia                Sosugu taiu ya

mientras canta el cuco.                Hototogisu.

 

山百合に

そすぐ大雨や

ほととぎす

Kohaku llamó. “Ven”

古白日来

13 de octubre de 1901

 

…Mi mente cambió de repente. Bueno, no puedo soportarlo ¿Qué debo hacer? Puedo ver a mano un cuchillo desafilado de unas dos pulgadas de largo y un punzón de unas dos pulgadas de largo. Aparece una fiebre suicida de forma irregular …Pero no puedes morir con esta espada desafilada o un punzón. Sé que hay una navaja en la habitación de al lado. Si tuviera esa navaja, sería capaz de cortar mi garganta, pero lamentablemente, ahora ni siquiera puedo gatear. No hay forma de que pueda cortar la nuez de la garganta con este cuchillo. Pero si me atravieso el corazón con un punzón, estoy seguro de que moriré. Pero no puedo. La muerte no da miedo, pero el sufrimiento sí. Es aterrador pensar que incluso el dolor de la enfermedad es insoportable y que la muerte está por encima de eso. Eso no es todo. Después de todo, cuando miro un cuchillo, siento una sensación de pavor brotando del fondo de mi corazón. Cuando volví a ver este cuchillo hoy, me sentí mareado y asustado. Traté de levantarlo con mis manos, pero me contuve, pensando que ese era el lugar. En mi corazón, dos cosas están peleando: si quiero tomarlo o no. Mientras pensaba en ello, sollocé… comencé a llorar. Para entonces mi madre había regresado. Debía de ser tan temprano que había salido al porche.

Cuando la sangre se me sube a la cabeza, no puedo abrir los ojos. Como no puedo abrir los ojos, no puedo leer los periódicos. Como no puedo leer periódicos, sigo pensando. Como sigo pensando, sé que la muerte se acerca. Como sé que la muerte se acerca, quiero divertirme antes de eso. Como quiero divertirme, me apetece probar algún festín excepcional. Como tengo ganas de probar un festín excepcional, necesito algo en lo que ocuparme. Como necesito algo en qué ocuparme, llego a pensar en vender mis libros. No, no, no quiero vender mis libros. Pues bien, estoy en problemas. Como estoy en problemas, la sangre se me sube a la cabeza aún más.

Kohaku llamó. «Ven».

Cuando volvía a sollozar, me visitó Shihouta. Mientras me quejaba con él de Hototogisu, del dinero y de otras cosas, se hizo de noche y me sentí mejor.

 

14 de octubre de 1901

Nadie me llamó.

15 de octubre de 1901

Como no pude dormir la noche anterior a ayer, me quedé dormido ayer temprano por la noche. Me desperté y dormí, me desperté y dormí hasta el amanecer; y pronto tuve una deposición.

Como me sentía fatal, escribí a mi tío de Matsuyama.

 

Notas:

Las imágenes del Gyoga Manroku se corresponden con la página final del Volumen 1 y el comienzo del Volumen 2 .

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Se escribe una sentencia espantosa. Shiki, que estaba solo, consideró suicidarse con un pequeño cuchillo y un punzón de la caja de la piedra de tinta. Sabía que había una navaja ideal para el suicidio por la casa, pero no podía buscar y llegar tan lejos. Cuando estaba pensando, «La muerte no da miedo, pero el sufrimiento sí», Yae volvió. En el entorno de Shiki aún se preguntan ¿Fue el espíritu de Kohaku, que vino del inframundo, lo que llevó a Shiki a tales pensamientos?

Kohaku vuelve del inframundo y sale de su tumba para incitar a Shiki

Nota de Rie Yamanouchi. Creo que el texto transmite fuertemente la irritación y la impaciencia de Shiki con su enfermedad. Al mismo tiempo, muestra una fuerza mental extraordinaria al hacer que suene humorístico, repitiendo la misma estructura de la oración en broma y representando cómicamente su apego a los banquetes y los libros. Rie Yamanouchi

Sentados a la izquierda Kohaku y a la derecha Shiki

Cuando casi había terminado el primer volumen de Gyouga-Manroku, Shiki estaba tan deprimido por el final de su vida que le asaltaron pensamientos suicidas. Así que dibujó un cuchillo y un punzón; junto a ellos escribió: «Kohaku llamó, ‘Ven'». El primo y antiguo aprendiz de Shiki, Kohaku Fujino, que estudió con Shōyō Tsubouchi en el Senmon Gakko de Tokio, escribió novelas y obras de teatro, así como haiku, que Shiki editó en su honor después de que éste se disparara en 1895. Shiki confesó a su mejor amigo, el gran novelista Sōseki Natsume, que por aquel entonces estudiaba en Londres, que la vida le resultaba demasiado penosa, «de hecho, sufro el dolor de no poder vivir. En mi diario, hay un lugar donde los cuatro caracteres «Kohaku llamó: Ven».’ están escritos en caracteres especiales«. (Carta de Shiki a Soseki, fechada el 6 de noviembre de 1901).

Nota de Hiroe Moriguchi. En la simple frase «Nadie me llamó», podemos sentir lo encantado que estaba Shiki cuando recibía visitas. Como no podía salir, hablar con ellos era probablemente el único momento en que sentía conexión con la sociedad.  Hiroe Moriguchi