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La tranquila alegría de la paz y la armonía: La vida y obra de Kyoshi Takahama Por Katsuya Hiromoto

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La tranquila alegría de la paz y la armonía: La vida y obra de Kyoshi Takahama

Por Katsuya Hiromoto

Traducción al español de Jaime Lorente.

El valioso trabajo que aquí presentamos ofrece datos inéditos en español sobre Kyoshi, su vida y obra. Incluye además numerosos haikus no publicados en nuestro idioma, algunos lejos del poema prototípico de Kyoshi al que se nos ha acostumbrado. También nos muestra de cerca la imagen de un líder antimoderno ajeno a la mentalidad occidental que irradiaba Japón: se ve a sí mismo como un luchador de sumo, o como un samurái (escribe incluso un haiku al respecto). Sin duda, estos matices que incorpora Katsuya son muy convenientes.

No obstante, también es cierto que Katsuya consolida con este ensayo la visión tradicional o clásica de Kyoshi (sobre la cual me he referido previamente para contextualizar el trabajo).

Este ensayo es el primero en español sobre Kyoshi, líder de la escuela de haiku más influyente del siglo XX. Sirva este trabajo para adentrarnos en la vida y obra controvertida, y escasamente explorada, de este haijin.

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Kyoshi de Hiromoto Katsuya

Zen, el estado mental del haiku 3. Aceptación agradecida.

3

Aceptación agradecida

Es un monumento de aceptación agradecida todo lo que hay dentro y fuera de nosotros, nuestros propios defectos y los de los demás. Este es el pensamiento al que se acerca George Herbert cuando dice que a menudo

No soy agradecido, cuando me place,

como si Tus bendiciones tuvieran días libres.

En todo debemos aceptar alegremente la inevitabilidad de

Primero la hoja, luego la mazorca,

después el maíz entero.

西吹けば東にたまる落葉かな

nishi fukeba   higashi ni tamaru  ochiba kana

Soplando desde el oeste,
las hojas caídas se juntan
en el este.

(Buson)

Lo que Cristo señala en el crecimiento de las hierbas del campo, y Buson en las hojas caídas del invierno, Dante lo representa en los tonos y cadencias del siguiente pasaje:

“Questo misero modo

Tengon l’anime triste di coloro

Che visser senza infamia e senza lodo.

Mischiate sono a quel cattivo coro

Degli angeli, che non furon ribelli

Ne fur fedeli a Dio, ma per se foro.

Caccianli i Ciel per non esser men belli,

Ne lo profoundo inferno gli riceve.

Che alcuna gloria i rei avrebber d’elli.”

Ed io: “Maestro, che e tanto greve

a lor, che lamentar gli fa si forte?”

Rispose: “Dicerolti molti breve.

Questi non hanno speranza di morte,

E la lor cieca vita e tanto bassa,

che invidiosi son d’ogni altra sorte.

Fama di loro il mondo esser non lassa,

misericordia e giustizia gli sdegna;

non ragioniam di lor, ma guarda e passa.”

Inferno, III, 34-51.

(NT: Blyth no traduce este texto en su obra original. Para facilitar la lectura, sí que lo hacemos aquí. Se hará del mismo modo en sucesivas ocasiones: se dejará el texto original que tenga la obra De Blyth, sea cual sea su idioma, y a continuación se traducirá como NT.)

“Reciben este miserable trato

las desgraciadas almas de quienes

vivieron sin infamia ni alabanzas.

Mezcladas con el malvado grupo

de los ángeles, que no fueron rebeldes

ni fueron fieles a Dios, pero sí a ellos mismos.

Los cielos los ahuyentan para no ser menos bellos,

ni el infierno más profundo los acoge,

que los culpables obtendrían de ellos ciertas vanaglorias”.

Y yo: “Maestro, qué es eso es tan penoso

¿qué les hace quejarse tan fuerte?”

Él respondió: “te seré muy breve.

Estos ni siquiera tienen la esperanza de la muerte,

Y su nula vida es tan lamentable,

que envidian cualquier otro destino.

El mundo no conserva su recuerdo,

la misericordia y la justicia los desprecian;

no hablemos de ellos, sino mira y continúa”.

Infierno, III, 34-51.

En este pasaje sentimos, al margen de la moralidad, la probabilidad o la verdad de los hechos relatados, la inevitabilidad de lo que sucede. La religión y la poesía tienen que ver con la realidad del universo. La falsa religión, que no es más que magia disfrazada, retuerce el pasado, el presente y el futuro, los construye más cerca del deseo del corazón. La falsa poesía hace lo mismo, aunque con resultados desastrosos. También es un mundo de evasión, un mundo de literatura, pero no de la vida. Si esto es así, podría parecer que la ciencia puede ser nuestra única salvación de la irrealidad. Esto es cierto hasta cierto punto. Puede salvarnos de lo irreal, pero no puede darnos más que un universo mecánicamente en lugar de la fantasía. No puede decirnos qué es la vida, ni puede ahondar más. Esta es la función de la poesía, pero como en el pasaje del Infierno antes citado, tenemos que buscar esa poesía, es decir, la realidad, en los lugares más inverosímiles también, en los meros sonidos de los versos, en la perversa negación de la verdad, y en los deseos imposibles de los seres humanos, en los tremendos castillos en el aire intelectual que han erigido, en las mentiras y sofismas que no son más que verdades invertidas.

Pero en todos los extremos del pensamiento y del sentimiento surge la percepción de que la aceptación activa de lo inevitable es la vida, la vida de la perfección. En los pasajes siguientes, de todas las razas y épocas, en todos los estados de ánimo y encarnaciones verbales, sentimos la misma actitud alegre que caracteriza al santo y al sabio:

Das Notwendige verletzt mich nicht: amor fati ist meine innerste Natur[1].

(NT: Lo necesario no me hace daño: amor fati es mi Naturaleza más íntima.)

年暮れぬ 笠きて草鞋 はきながら     芭蕉

Toshi kurenu    kasa kite waraji    hakinagara

El año llega a su fin;
pero sigo llevando
mi kasa y mis sandalias de paja.

(Bashō)

Aquel cuya mente está fija en el verdadero ser, no tiene tiempo para despreciar los pequeños asuntos de los hombres, o para llenarse de celos y enemistad en la lucha contra ellos; su mirada se dirige siempre hacia principios fijos e inmutables, que no dañan ni perjudican unos a otros, sino que todos se mueven en orden a la razón: a éstos imita, y a éstos quiere, en la medida de sus posibilidades[2].

たふるれはたふる. の庭の草    良寛

Taorureba    taoruru mama no    niwa no kusa

Las hierbas del jardín;
caen
y yacen como caen

(Ryōkan)

Para soportar todas las verdades desnudas,

y para prever las circunstancias, tranquilidad:

ésa es la cima de la soberanía[3].

Un hombre libre sólo piensa en la muerte; y su sabiduría es una meditación no sobre la

la muerte, sino en la vida[4].

Él ve las cosas bajo una cierta especie de eternidad[5].

Ya sea ahora, o dentro de mil años, se siente satisfecho[6].

 

ともかくもあなた任せのとしの暮    一茶

Tomokaku mo    anata makase no   toshi no kure

Aun así,
sometido al Más Allá;
el fin del año.

(Issa)

 

Hablando de la necesidad de la muerte (dice Sōshi):

“Bueno, gobernador, todos debemos llegar a ella, un día u otro”.

“Así debe ser, Sammy”, dijo el viejo señor Weller.

“Hay una providencia en todo esto”, dijo Sam.

“Por supuesto que la hay”, respondió su padre con un asentimiento de grave aprobación. “¿Qué sería de los enterradores sin ella, Sammy?”

Perdido en el inmenso campo de conjeturas abierto por esta reflexión, su pipa estaba sobre la mesa y removió el fuego con aire meditabundo[7].

Cuando Rotan[8] murió, Shinshitsu vino a darle el pésame. Él (simplemente) levantó la voz tres veces y se marchó. Un discípulo preguntó: “¿No eras amigo suyo?”, “¡Lo era!”, “Entonces, ¿te pareció bien darle el pésame de esa manera?” “Antes le llevaba a ser un Hombre; ahora (me doy cuenta) no lo era. Entré y le di el pésame. Los viejos lloraban como por sus propios hijos, los jóvenes se lamentaban como por su propia madre.

La razón de esto debe haber sido que él pronunció… palabras inoportunas, lloró lágrimas inoportunas.

Esto era huir del Cielo, multiplicar las emociones, olvidando de dónde había recibido (su naturaleza). Los antiguos llamaban a esto ‘el castigo de no estar de acuerdo con el Cielo’.

Era el momento adecuado para que el Maestro viniera; fue el momento adecuado cuando se fue”.[9]

老期死、秦失 弔之、 三 而出。弟子日、

非夫子之友耶。日然。然則弔惑若此可子。

 日然。 始也吾以露其人也。而今非也。向

吾入面鶏。有老者突之。如突其子。少

 者笑之、如突其母。彼其所以食之。 必有

不薪言而言。不薪突面者、 是近天倍情、

 忘其所受。古者調之近天之刑。適楽夫子

時也, 適去来夫子順也。

                                                                                      (内富養生主第三)

Debajo están los brazos eternos[10].

Es su desapego y su aceptación de algo en el destino que la gente no puede aceptar. Justo en medio de ello aceptó algo del destino que le dio la cualidad de la eternidad[11].

…….como, por ejemplo, que un atizador al rojo vivo te quemará si lo sostienes demasiado tiempo, y que si te cortas el dedo profundamente con un cuchillo, suele sangrar[12].

地車のとじろと響く丹かな

Jiguruma no    todoro to hibiku    botan kana

El carro pesado
retumba:
las peonías tiemblan.

(Buson)

¿Quieres que gobierne, o que viva en privado, o que me quede en casa, o que me exilie, o que sea pobre o rico? En todas estas condiciones seré tu abogado ante los hombres. La naturaleza de cada una de ellas, cuál es [Epíteto].

Cuando Chi-tzu de Godasan se iluminó, expresó su comprensión del Zen diciendo, “Las monjas son naturalmente mujeres”.

(尼さんは元来女がなるものです。)(停、 一)

Puede ser que lo que dice el Padre sea verdad;

si las cosas son así, no importa por qué [Charlotte Mew, The Quiet House.]

有漏ちより無蒲ちへかへる一やすみ

あめふ。らはふし風ふかばふふけ              一体

Un descanso en el camino

del Camino que Gotea

al Camino que Nunca Gotea;

si llueve, que llueva;

si sopla el viento, que sople.

(Ikkyū)

Una de las muchas lecciones que uno aprende en prisión es que las cosas son lo que son, y serán lo que serán [De profundis].

稲妻や昨日は東今日は西   其角

Inazuma ya kinō wa higashi kyō wa nishi

¡Relámpagos de verano!
ayer en el Este,
hoy en el Oeste.

(Kikaku)

Aquí hay un hombre de servicio; no sabe cómo ni por qué, y no necesita saberlo; no sabe para qué está aquí y no debe preguntar. [Stevenson]

Le encantó que sucediera. (φιλεῖ τοῦτο γίνεσθαι) [Marcus Aurelius, X, 21].

El zen, como el haiku, es una actitud mental. Aunque expresada negativamente, podemos decir: “Nunca te niegues a dar nada. Nunca te niegues a recibir nada”. Sea lo que sea, tómalo, “porque es todo lo que Dios ofrece”. Es esta manera de hacer las cosas o no hacer las cosas, en la que la poética, la vida religiosa viene a ser vivida. Por eso dice Eckhart:

Gott sieht nicht an, was du fur Werke tust, sondem nur, welche Liebe, welche Andacht, und welche Gemut du bei deinen Werken hast.

(NT: Dios no mira lo que haces por Obras, sino sólo qué Amor, qué Devoción, y qué Mente tienes en tus Obras.)

Una vez, cuando Ikkyū fue a Sumiyoshi (que significa “Bueno-para-vivir”) y vio un funeral allí, dijo,

索てみればこいも火宅の宿なるを

なに住吉と人のいふらん

Cuando venimos y vemos,

aquí también

la casa está en llamas;

¿por qué la gente dice

“Bueno-para-vivir”?

A esto respondió un anciano,

 

よしあしと思、 心をふ、 りすで\

た何もなく住めば性みよし

Yoshi ashi to    omou kokoro o furi-sutete

 tada nani mo naku sumeba sumiyoshi

Deshazte de la mente que piensa

esto es bueno, aquello es malo;

simplemente vive

sin tales pensamientos,

y eso es “Bueno-para-vivir”

Este sentimiento de agradecimiento es algo raro en el mundo. Nada diferencia mejor a las personas que ser gente agradecida o ser gente ingrata. Johnson dice en su Viaje a las Hébridas,

La gratitud es fruto de un gran cultivo; no la vas a encontrar entre la gente grosera.

Cuando este sentimiento de gratitud se aplica a las cosas, es poesía; cuando se aplica a todas las cosas en su conjunto, se le llama religión, pero el haiku y el zen se diferencian de ambos en que tratan cada cosa como un todo. Cuando una cosa se concentra en la mente, todas las cosas deben estar allí presentes. El sentimiento que acompaña a tal estado es la gratitud. Al expresarlo, hablamos como si nosotros y el universo fuéramos dos cosas distintas:

El mundo que había antes de que yo naciera,

el mundo que permanecerá cuando yo muera,

nunca fue amigo de nadie.

No prometió amor que no pudiera dar.

Pero encendió para todos su sol generoso,

y vivió y nos hizo vivir. [Arnold, Un deseo.]

Pero esta palabra “generoso” expresa un cálido sentimiento de unidad en el que el dar y el recibir son la misma cosa. El sol que brilla fuera de nosotros vive dentro de nosotros; nuestra calidez de sentimiento no es algo diferente del calor del sol. Y así, con toda razón, podemos ordenar al sol que brille y a las flores que florezcan. No sólo aceptamos con gratitud, sino que ordenamos gentilmente que sucedan las cosas que deben suceder. Cuando Michizane estuvo en su jardín por última vez antes de su exilio a Kyushu, en 901, dijo:

 

東風吹かばてほいおてせよ梅の花

あるじなしとて春を忘るな

Kochi fukaba nioi okoseyo aruji nashi tote ume no hana

aruji nashi tote haru wo wasuru na

 

Cuando sopla el viento del Este,

¡deja que lleve el aroma

de las flores de ciruelo!

Aunque tu maestro se haya ido,

no te olvides de la primavera.

Este sentimiento lírico hacia la naturaleza, Issa lo convierte en una experiencia más cercana y cotidiana:

 

山水に米をつかせて昼寝かな

Yama mizu ni kome wo tsukasete hirune kana

Me echo la siesta,
dejo al agua de la montaña
que pele el arroz.

(Issa)

Obtenemos la acción inversa en lo siguiente, también de Issa:

最にてをとらせる牡丹かな

shaku wo toraseru botan kana

La peonía
me hizo medirla
con mi abanico.

Vemos entonces que esta aceptación agradecida puede y debe pasar de una cooperación meramente pasiva a una cooperación activa con algo que en realidad no es diferente de nuestra propia naturaleza esencial. En efecto, existen cuatro actitudes ante el mundo (dependiendo de nuestra actitud hacia nuestro propio ser): oposición, resignación, cooperación y dominación. Nos movemos continuamente entre ellas. El zen es la última. Es el espíritu con el que Wordsworth habla a los pájaros que ya cantan y a los corderos que retozan en primavera,

Entonces ¡cantad, pájaros, cantad, cantad una alegre canción!,

y mientras los corderitos que salten

¡como al sonido del tambor!

[1] Nietzsche, Ecce Homo.

[2] Platon, La República, 500.

[3] Keats, Hyperion II, 203.

[4] Spinoza, Ética, iv, 67.

[5] lb. II, 44.

[6] Whitman.

[7] Pichwick papers

[8] Literalmente “Orejas viejas sin orejas”, es decir, Rōshi.

[9]  Shōsi.

[10] Deut. 33, 27.

[11] St. Mawr.

[12] Alicia en el país de las Maravillas.

Sección II ZEN, EL ESTADO MENTAL DEL HAIKU 1. Abnegación (altruismo).

Sección II

ZEN,

EL ESTADO MENTAL DEL HAIKU

 

El zen en su relación con la mente del poeta de haiku se trata bajo trece epígrafes:

  1. Abnegación (altruismo).
  2. Soledad.
  3. Aceptación agradecida.
  4. Sin palabras.
  5. No intelectualidad.
  6. Contradictoriedad.
  7. Humor.
  8. Libertad.
  9. No moralidad.
  10. Simplicidad.
  11. Materialidad.
  12. Amor.
  13. Valentía.

 

Estas son algunas de las características del estado de ánimo que exigen la creación y la apreciación del haiku.

1

Abnegación (altruismo)

Es una condición de desinterés en la que las cosas se ven sin referencia a ganancias o pérdidas, incluso de algún remoto espiritual.

El que ama a Dios no deseará que Dios le ame a su vez con un afecto parcial o particular.

霧時雨富士を見ぬ日ぞ面白き
Kiri-shigure    fuji wo minu hi zo   omoshiroku

Lluvia de niebla;
hoy es un día feliz,
aunque el monte Fuji no se ve.

(Bashō)

También Carlyle expresa esta idea de no exigir nada a la vida, a la naturaleza, a su manera bulliciosa;

Hermano mío, el hombre valiente tiene que dar vida. Entrégala, te aconsejo; no esperes

¿esperas vender tu vida de manera adecuada?…

Entrégala, como un corazón real: que el precio sea Nada. En cierto sentido entonces, ¡lo tienes todo por ella! Lo heroico… ¿no es todo hombre, gracias a Dios, un héroe en potencia? tienes que hacerlo, en todo tiempo y circunstancia.

El espíritu valiente que inspiró a Carlyle a escribir esto fue Hayashi Gahō, un erudito confuciano japonés de mediados del siglo XVII, fundamental para ver la semejanza entre el erudito, o poeta, y el guerrero. En el Sentetsu Sōdan, 先哲, ocho volúmenes que relatan anécdotas de eruditos confucianos japoneses, editados por Hara Zen, 原善 (muerto en 1820), leemos:

林鶏峯食人隅穀好勢、博覚多識。

管日、武人執兵而戦、効幼死建功

者黄書立言, 露限生命、 固其所希也。

Hayashi Gahō tenía una voluntad fuerte y un carácter extraordinario. Le encantaba aprender, era muy leído y poseía grandes conocimientos. Una vez dijo: “El guerrero toma sus armas y lucha; al morir, alcanza un glorioso renombre. El erudito, estudiando libros, establece sus propios puntos de vista, por las que, por supuesto, está dispuesto a perder la vida”.

Esta pérdida de la propia vida, cuando se alcanza en la voluntad, es un estado de reposo y tranquilidad:

“Para disfrutar de la verdadera felicidad, debemos viajar a un país muy lejano, e incluso fuera de nosotros mismos; porque la Perla que buscamos no se encuentra en la India, sino en el Océano Empíreo”.

Cuando estamos en esta condición, podemos mirar cualquier cosa, todo, y ver con sus ojos, oír con sus oídos, volar con sus alas:

蝶消えて魂我に返りけり          和 風

La mariposa ha desaparecido,
mi espíritu
vuelve a mí.
(Wafū)

Fue en esta misma condición que Shelley pudo escribir, en Prometheus Unbound:

Mientras las afiladas estrellas perforan el aire cristalino del invierno,

y se miran a sí mismas dentro del mar.

Con este estado dijo Blake, de la alondra cuando empieza a cantar,

Toda la naturaleza le escucha, y el terrible sol

se detiene sobre la montaña mirando a este pajarillo

con ojos de suave humildad y maravilla, amor y admiración[1].

En este desinterés sólo están la naturaleza y el pájaro, pero en los siguientes versos, sólo queda el canto del pájaro, la naturaleza y la alondra son engullidas en sus notas estremecedoras:

警ばかり落て跡なき雲 雀かな

Koe bakari   ochite ato nald   hibari kana

La alondra:
su voz sola cayó,
sin dejar nada atrás.

(Ampū)

Un ejemplo más de Emerson, donde hay cosas insensibles cuya propia naturaleza búdica se agita dentro de ellas.

Y la pobre hierba tramará y planeará

qué hará cuando sea hombre[2].

La hierba, las estrellas, la alondra son así

El alma humana de la tierra universal,

soñando con lo que vendrá[3].

y al mismo tiempo, el propio poeta. El artista tiene el mismo objeto y los mismos medios para alcanzarlo. En Pintores modernos, Ruskin nos habla de la juventud de Turner, de cómo se esforzó por adentrarse en el ser mismo de las cosas, sus límites, curvas y ángulos, su peso, tensión y movimiento. Debajo del Puente de Londres, entre embarcaciones y botes, “estudió” su naturaleza esencial.

Ese misterioso bosque debajo del Puente de Londres, mejor para el niño que la madera de pino o la arboleda de mirto. Cómo debió haber atormentado a los barqueros, rogándoles que le dejaran agacharse en cualquier lugar en la proa, silencioso como un tronco, solo para que lo dejaran flotar allí entre los barcos, y dando vueltas y vueltas a las naves, y con los barcos, y junto a los botes, y bajo los muelles, mirando y trepando; éstas son las únicas cosas hermosas que puede ver en todo el mundo, excepto el cielo; pero en estos, cuando el sol está en su velas, saliendo o poniéndose, infinitamente desordenados por el vaivén de la marea y el movimiento del fondeo, es indescriptiblemente hermoso.

Qué cerca está de hecho, pero qué lejos en tiempo y lugar, en sentimiento y expresión, de la sencilla waka de Ippen[4]:

唱ふれば我も俳るなかりけり

南無阿満陀徳、南無阿覇陀師

Tonaureba    ware mo hotoke mo   nakari keri

namu amidabutsu  namu amidabutsu

Cuando se pronuncia,

no hay yo,

no hay Buda:

“namuamidabutsu,

namuamidabutsu”.

Oídas en la noche tranquila de finales de primavera, en su propio idioma, las ranas dicen lo mismo:

たたずめば 遠くも聞ゆ蛙かな   蕪村

Tatazumeba     tōku mo kikoyu     kawazu kana

Estando quieto,
se oyen también en la distancia
las voces de las ranas.

(Buson)

En verdad, las ranas guardan silencio; es la naturaleza de rana del poeta que de repente oye hablar en su pecho. Este altruismo (abnegación) es la causa inmediata y suficiente del Ser, la interpenetración con todas las cosas. Sōshi dice:

Sólo “el que ha llegado” sabe y comprende

que todas las cosas son una. No se considera

separado de las cosas, sino que se identifica

con ellas en su actividad esencial.

唯建者知通一。是不用。而宮諸。

(内篇、斉物論第ニ)

Para algunos, la autoidentificación con sus semejantes es el camino más fácil. William Morris señala el funcionamiento oscuro de este instinto, en el siguiente pasaje:

Sabes, cuando veo a un pobre diablo borracho

y bruto, siempre siento, aparte de mis

percepciones estéticas, una especie de vergüenza, como si yo

tuviera algo que ver.

 

San Pablo dice lo mismo:

¿Quién es débil y yo no soy débil?

¿Quién se ofende y yo no ardo?

Bashō, con el mismo espíritu que se pronunciaron las palabras

amarás a tu prójimo como a ti mismo,

pregunta,

秋深き隣は何をする人ぞ

Aki fukaki    tonari wa nani wo suru    hito zo

Es pleno otoño:
mi vecino…
¿cómo vive, me pregunto?

Para algunos, la realización de la falta de yo de las cosas viene a través de la realización del no-ego, 無我.

本らいもなきいにしへの我なれば

死にゆくかたも何もかもなし              一休

Honrai mo    naki inishie no    ware nareba

shini-yuku kata mo    nani mo ka mo nashi

yo mismo desde hace tiempo,

en la naturaleza

inexistente:

sin destino final,

sin valor alguno

(Ikkyū)

Para otros, sin embargo, la autoidentificación con la naturaleza, con animales o “con rocas, piedras y árboles”, les resulta más fácil.

Sōshi habla de un hombre, Tai Shi:

泰氏其 除々。其量干々。一以己馬。

一以己露牛。(癒帝王第七。

Él era la quietud misma cuando dormía, en perfecto reposo cuando estaba despierto.

Ahora se convirtió en caballo, ahora en buey.

Este mismo estado se insinúa en varias partes del Antiguo (no del Nuevo) Testamento, por ejemplo en Job:

Estarás en alianza con las piedras del campo, y

las bestias del campo estarán en paz contigo.

Keats lo expresa más familiarmente en Meg Merrilies:

Sus hermanas eran las escarpadas colinas,

sus hermanos, los árboles;

sola con su gran familia,

vivió como le dio la gana.

Este estado se expresa aún más íntimamente, porque tan sólo se siente la naturaleza de sauce del poeta, en lo siguiente:

 

五六本よりてしだる、柳かな               去楽

Go-roppon     yorite shidaruru      yanagi kana

Cinco o seis,
cayendo juntos,
los árboles de sauce.

(Kyorai)

Para otros, esta autoidentificación se siente de una manera más amplia y general con toda la vida, con la vida en su conjunto, con Buda, con Dios. La quinta de las siete frases cortas encontradas entre unos montones de basura junto al Nilo en 1887 y atribuidas a Cristo es:

Jesús dice: Golpea la roca y me encontrarás,

hiende el leño y allí estoy yo.

Todos los sonidos son la Voz de Dios,

porque no sois vosotros los que habláis, sino el espíritu de vuestro

Padre que está en vosotros[5].

 

Sōtōba dice,

La voz del torrente de la montaña es de la única gran lengua;

las líneas de las colinas, ¿no son el Cuerpo Puro de Buda?

溪聲使是廣長舌。山色豈非清淨身

Todas las cosas, amando y muriendo, son Dios viviendo y muriendo:

(NT: Blyth deja las siguientes dos referencias directamente en alemán y más adelante continúa haciéndolo en los idiomas originales de cada cita. Para facilitar la comprensión, añadimos como “NT:” la traducción de dichas anotaciones)

Warum ist Gott Mensch geworden ? Darum, dass

ich derselbe Gott geboren wiirde! Warum ist

Gott gestorben? Darum, dass ich der ganzen

Welt und alien geschaffenen ersterbe!

 

¿Por qué Dios se hizo hombre? Porqué así

¡nacería el mismo Dios! ¿Por qué murió Dios?

¡Para que yo muriera para el mundo entero y para todos los seres creados!

Eckhart habla de la identidad del Hombre y de la de Dios en los términos más enérgicos:

“Ihm gleich“ bezeichnet noch immer eine Fremdheit und Ferne. Zwischen Gott und der Seele ist aber weder Fremdheit noch Ferne. Darum ist die Seele Gott nicht gleich, sondern vielmehr ist sie mit ihm “allzumal gleich,” und dasselbe das er ist.

“Como él” todavía denota extrañeza y distancia. Pero no hay extrañeza ni distancia entre Dios y el alma. Luego el alma no es igual a Dios, sino que es “toda igual” con él, y lo mismo que él es.

Spinoza habla también de la ilusión de nuestra separación individual, y dice, con esa pureza y calidez que le caracterizan:

El mayor bien es el conocimiento

de la unión que la mente tiene con toda la naturaleza.

Este “conocimiento”, sin embargo, no es de la cabeza, porque la naturaleza entera, su totalidad, no podría ser posible conocerla excepto por el conjunto de nuestra propia naturaleza, por su completa vacuidad y altruismo.

[1] Milton.

[2] Bacchus.

[3] The Excursion.

[4] 1239-1289, 海上人

[5] Juan, 10, 4.

Fragancias

Tan olvidado como intenso, el sentido del olfato remite inmediatamente al paraíso de la niñez, a la vaharada del heno en los prados, al “cirimomo” que despliega su blanca sombrilla sobre las torrenteras, a un huerto con rosas… Las callejas ciegas y los pasadizos que llaman “pozos de luz” crean hondas penumbras de aromas fuertes y contrarios -el orégano, el mosto, el estiércol, el sudor animal, el incienso, la fruta madura-. Un reino fragante y multicolor se despliega a través de una vegetación escalonada, a uno y otro lado del río. Pero en altas sierras frías, aún se expande el perfume dulzón de los piornos dorados en los que anida el pechiazul, y el cervunal acoge la gracia de la genciana amarilla, la flor verde del eléboro blanco de hojas venenosas, el oro del narciso nival o las flores malvas del azafrán serrano…

En el “Genji monogatari” leemos este verso memorable: “¡qué dulce perfume interior tiene el ciruelo que florece pronto!”. La obra maestra de Musaraki Shikibu está impregnada de fragancias: la del propio Genji o la del joven príncipe Niou; la de las cartas de amor escritas en papel intensamente perfumado; las de árboles y flores emblemáticos: ciruelo rojo, sakaki, naranjo tachibana, crisantemo, flor de asagao, áloe, anís estrellado, laurel, azucena, clavel silvestre, glicina, rosa amarilla, orquídea… El haiku es también una suma de fragancias. Budas antiguos y perfume de crisantemos resumen, para Bashô, la belleza de Nara. De noche, la orquídea esconde su blancura en su perfume (Buson) y en el mercado se mezclan los olores bajo la luna de verano (Bonchô). Chiyôni alaba a la flor de ciruelo porque regala su aroma a quien la corta, un aroma que requiere -para sentirlo de verdad- corazón y nariz, como advierte Onitsura. Hay melancolía de “blues” y olor de lilas en la sensibilidad femenina de Katô Chiyoko, y hay olor de orina y de crisantemos en un poema de Issa. Y aquí volvemos a Tanizaki y a su “Elogio de la sombra”:

“Un pabellón de té -escribe- es un lugar encantador, lo admito, pero lo que sí está verdaderamente concebido para la paz del espíritu son los retretes de estilo japonés. Siempre apartados del edificio principal, están emplazados al abrigo de un bosquecillo de donde nos llega un olor a verdor y a musgo; después de haber atravesado para llegar una galería cubierta, agachado en la penumbra, bañado por la suave luz de los shôji y absorto en tus ensoñaciones, al contemplar el espectáculo del jardín que se despliega desde la ventana, experimentas una emoción imposible de describir.”

Habla también Tanizaki de su predilección por el cuenco de laca para tomar la sopa, del “placer de contemplar en sus profundidades oscuras un líquido cuyo color apenas se distingue del color del continente y que se estanca, silencioso, en el fondo… Imposible discernir la naturaleza de lo que hay en las tinieblas del cuenco, pero tu mano percibe una lenta oscilación fluida, una ligera exudación que cubre los bordes del cuenco y que dice que hay un vapor y el perfume que exhala dicho vapor ofrece un sutil anticipo del sabor del líquido antes de que te llene la boca…”

Alguien pregunta qué planta es ésa que nos deja su olor, como un espejismo, y nos abandona precipitadamente, llevándose el secreto. Bashô no pregunta, se abandona a la sensación pura:

aunque no sé
de qué árbol florido,
¡ah, qué fragancia!

***

Haiku 56

56

よき人を宿す小家や朧月

Yoki hito o/ yadosu koie ya/ oborozuki

Un noble huésped
en una humilde casa;
la luna brumosa

 

Este poema de Buson vuelve a recurrir al contraste: yoki hito よき人 «buena gente», se refiere a una persona de elevado rango, un noble. Por algún motivo, se encuentra en una humilde casa bajo la neblina de la luna primaveral, generando una sensación de misterio, difuminando las líneas de lo visible, de la forma y la sombra, el cuerpo y la apariencia. Este poema se abre a la sugerencia y la variedad de matices: un juego visual propio de Buson, bajo la visible influencia indirecta de Bashô y su rotunda representación del paisaje.

Octubre 2023

CONSTRUIR

Un murciélago
En zigzag por el cielo.
Ruido de pasos.

DECONSTRUIR

Un vuelo aparentemente alocado a esa hora incierta en que empieza la noche me llamó la atención hace tres o cuatro días, yendo de paseo por un camino rural. El vuelo de un murciélago.

Me detuve a observar los movimientos de esta criatura amiga de las tinieblas. Al mismo tiempo, en algún lugar, no lejos, alguien caminaba. Un desconocido. El sonido de sus pasos me pareció tan vivo…

Tal fue el contexto del haiku que este mes someto a la bondad de los lectores de El Rincón.

Voy ahora con el metatexto, el más allá del texto.

El haiku está arraigado en la naturaleza, como una planta en la tierra. Y la naturaleza, si es algo, es cambio y transformación. Cambio incesante, movimiento transformador despiadado. Por eso, los verbos o en general cualquier término que exprese movimiento, como el de «zigzag» de estos versos, siempre me han parecido muy adecuados a la hora de componer un buen haiku.

    Por supuesto, que los haikus con imágenes que evocan estatismo, pasividad, suspensión de todo movimiento pueden ser magníficos. Creo que son más difíciles de componer que los haikus activos, los haikus con dinamismo.

    Y ¿por qué no intentar combinar ambas cualidades, estatismo y dinamismo, en las diecisiete sílabas del texto de un haiku? El resultado puede ser sublime, como nos enseñó Bashō con su célebre haiku de la rana saltando (ACCIÓN) en el agua de un viejo estanque (NO ACCIÓN).

    En realidad, el dinamismo es la cara visible de la transformación, de la ley del cambio incesante a la que, como seres vivos, estamos sometidos desde el día de nuestro nacimiento. ¿Existe alguna realidad que no sea la realidad del cambio, la realidad de que todo se transforma? La pasividad, por otro lado –¡no por el contrario!– es la cara visible del vacío que concebimos como inerte, como masa desprovista de toda forma y de todo contenido. Precisamente transformación y vacío en el haiku es el tema con que abusaré de la paciencia de los oyentes que se sienten a escucharme el próximo día 26 de octubre, en Albacete, en el marco del 8ª Encuentro Internacional del Haiku que organiza AGHA. Ver en
https://haikusenalbacete.blogspot.com/2023/09/8-encuentro-internacional-de-haiku.html

En el segundo verso de este haiku, el término «en zigzag» significa la transformación, mientras que el «cielo» apunta al vacío. El punto de intersección entre la línea vertical del movimiento –expresión perceptible del cambio– y la línea horizontal del vacío es, a mi entender, el logro de un buen haiku: captar el momento, hacer una fotografía del instante.

La conciencia sensorial de esa captación, de esta fotografía,  es, en este haiku, auditiva. Se transmite por el sonido de unos pasos. Los del tercer verso. El sonido ha sido tradicionalmente un valioso aliado del haijin y en la poesía japonesa abundan el término de oto o «sonido, ruido, rumor, voz, canto» causado por los más variados agentes: el agua (como en el famoso haiku de la rana), el viento, la cigarra, la lluvia, el mar, el ciervo, el ruiseñor, etc. O el no sonido o no ruido.  Buson tiene un magistral poema que dice así:

Lluvia de invierno
Que cae en el musgo sin ruido.
Evoco el ayer.

Shigure oto nakute
Koke ni mukashi o
Shinobu kana

El maestro Daisetz Suzuki, en su largo comentario sobre el poema de la rana de Bashō, afirma que este penetra con su visión en el Inconsciente (así, con mayúscula, lo escribe Suzuki) no por medio de la serenidad del estanque, sino a través del sonido de la zambullida producida por la rana. El sonido o el no sonido.

Más cosas por el estilo, el 26 de este mes. En Albacete. Os espero.

6. Ilusión no significa inexistencia

En la enseñanza budista comprender el peso de la ignorancia como condición del sufrimiento pasa por la comprensión del significado del “yo”. La enseñanza budista no afirma que el “yo” no exista, sino que carece de existencia propia, independiente, no tiene sustancia, ni es permanente, es una ilusión. Pero no se trata un asunto meramente ontológico o metafísico. Desde el Buda hasta el presente, la enseñanza budista se propone desde una perspectiva pragmática. La cuestión no es «¿Cuál es mi verdadero yo?» o “¿El yo existe o no?”, sino «Qué tipo de percepción del yo es hábil (útil, sabia, apropiada, trae bienestar…) y cuándo no lo es, qué tipo de percepción del no-yo es hábil y cuándo lo es.» Para la vida, lo apropiado, según la enseñanza budista, es nuestra capacidad de indagar o inquirir sobre el qué hacer y la capacidad de discernir para cada momento lo correcto, hábil, adecuado, saludable….

Investirse de un “yo” es una necesidad gramatical y semántica que facilita la interacción social y la comunicación, definiendo los puntos de emisión (yo) y recepción (tú). En la condición humana, la diversidad de roles y la multitud de funciones propuestas para la supervivencia y la continuidad de lo humano como especie (que incluye lo absurdo, lo caótico, lo inútil…) garantizan un lugar para nuestros “yoes”. Somos por lo que los demás nos reconocen, atribuyen y reflejan. La reflexión actúa como una forma de cocreación, somos por los otros, tanto como ellos, son por nosotros, por nuestros “yoes”.

Aunque durante el periplo de una vida humana cada uno de nosotros sea una especia de continuidad o individualidad caracterizable, más o menos definida, al mismo tiempo somos muchos, tenemos muchos “yoes”. Como afirma el monje budista americano de la tradición del bosque tailandesa, Thanissaro Bikkhu: “Si observas el sentido de tu “yo” durante el día, verás que cambia continuamente de forma, como una ameba. A veces parece un perro, a veces una persona, a veces un ser celestial, a veces una mancha informe”.

*    *    *

Cae la noche…

en la rama del pino

azul la soledad*

 *Momotus aequatorialis

Octubre 2023

Este mes les traigo un haiku de otoño, el cual aparece en la obra más conocida de Bashou, el Oku no hosomichi o Sendas de oku ―según la traducción de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya― que lo hizo famoso en el mundo hispanohablante.

山中や 菊はたをらぬ 湯の匂い

yamanaka ya kiku wa taoranu yu no nioi

Yamanaka, sin cortar los crisantemos el olor de las aguas

Se dice que en Yamanaka había unas termas rodeadas de crisantemos, cuyo perfume se mezclaba con el fuerte y mineral olor de las aguas. Teniendo en cuenta esta referencia, el maestro toma la inspiración para componer este haiku en una antigua leyenda china que habla de Kikujidou, un paje del emperador Mu de la Dinastía Zhou, quien un día tropezó con un cojín del emperador por culpa de las maquinaciones de un adversario en palacio, y fue desterrado a las montañas. Al momento de su partida, el emperador le enseñó una línea del capítulo 25 del Sutra del Loto, para su seguridad. Kikujidou, exiliado en un valle lleno de crisantemos, pasaba sus días escribiendo aquel Sutra sobre sus hojas. Al mezclar el agua de manantial con el rocío de las hojas de los crisantemos, Kikujidou produjo un elixir que al beberlo lo transformó en un inmortal. Según explica Bashou, la eficacia de las termas de Yamanaka era sólo secundaria a las que se encuentran en Ariake, por lo tanto, no era necesario cortar los crisantemos, que, se dice, también otorgan larga vida, sino que bastaba con disfrutar de las aguas.

Es interesante notar que, luego de esta visita a las termas, o a pesar de ella, Sora, quien había acompañado a Bashou desde el inicio del viaje, debe abandonarlo ya que cae enfermo del estómago y tiene que adelantarse a un pueblo donde tiene familia, para ponerse a su cuidado, por lo que el maestro continúa su camino momentáneamente solo, para reunirse después con su discípulo nuevamente y terminar el viaje.

En cuanto al kigo ―palabra estacional― de este haiku es “菊 kiku o crisantemo”, y pertenece a la estación de otoño. Es además la flor nacional de Japón, junto al cerezo, y aparece en el emblema de la Familia Imperial, utilizándose también la expresión “Trono del Crisantemo” para referirse a la monarquía nipona. En cuanto a “湯 yu”, en realidad significa “agua caliente”, pero es el término que se utiliza cuando se habla de las termas. Por ejemplo, escrito en una cortina noren (las que cuelgan de las puertas de los establecimientos comerciales) es un signo seguro de que allí se ofrecen servicios termales. Otro aspecto interesante que encontramos en este poema es la palabra “匂い nioi u olor”, la cual se utiliza, en general, en contraposición a “香 o 香り kaori o perfume”. Efectivamente, las aguas termales tienen un fuerte olor que no describiríamos como perfumado precisamente.

Me despido así, esperando tengan un excelente inicio de estación primaveral u otoñal, dependiendo del lugar del planeta donde se encuentren, y que puedan disfrutar de la poesía, mejor aún si es haiku, porque como dijo Bécquer ¡siempre habrá poesía! Y con ella nuestra vida es mejor, eso lo digo yo.

Shiki: Álbum familiar (1 de 3)

Quedan imágenes de la casa de Shiki, sus primeras pinturas, su museo, etc. , pero de momento cerraremos serie y año con unas fotos de Shiki, amigos y familia (en tres entregas), algunas archiconocidas, pero otras que creemos que tienen gran interés y son muy poco conocidas en nuestro entorno. Tiempo habrá para lo demás. Ahora, quedará este banco de imágenes de fácil acceso para trabajos sobre Shiki.

Vamos mostrando las imágenes por orden cronológico.

1883, noviembre en Shimbashi. Desde la izquierda en la primera fila, sentados, Kiyoshi Fujino -Kohaku-, Tomoyuki Yasunaga y Shiki Masaoka. Desde la izquierda en la última fila, de pie, Ryo Minami -Hajime- y Masami Ota. Ryo Minami es sobrino de Kanzan Ohara, el abuelo de Shiki, y era dos años mayor que Shiki.

 

1884, marzo. Foto conmemorativa de la graduación de la Escuela secundaria de Matsuyama. Te será más fácil encontrar a Soseki que a Shiki.

 

1884. Shiki y amigo. Matsuyama en mayo o junio.

 

1885, julio. Con su madre Yae en la visita al hogar tras los estudios den Tokyo.

 

Un excelente trabajo de Luelir (Iranzu Sola) sobre la imagen anterior.

 


1885 (aprox.). Yae, madre de Shiki, con 40 años.

 

1887. Con su amigo Ôtani Kekû.

 

1887, marzo. Shiki con uniforme estudiante de Dai-Ichi Kôtô Gakkô en Tokio donde volvió a ser compañero de Sôseki.

 



1890, marzo. Conocidísimo retrato de Shiki vestido de jugador de béisbol.

 


1890. Shiki con uniforme de estudiante universitario.

Revista de haikus