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Haiku 28

うめ散や螺鈿こぼるゝ卓の上

Ume chiru ya raden koboruru shoku no ue

 Caen las flores del ciruelo;
el nácar disperso
encima de la mesa.

Raden es un arte decorativo de origen chino (introducido en Japón desde la dinastía Tang hasta el periodo Nara) que consiste en la creación de artículos de madera y laca, aunque también se aplica al metal. El nácar también recibe el nombre de madreperla: las conchas se desgastan en una piedra de afilar y se corta, se pega o incrusta en la madera o en la superficie lacada. La decoración con conchas también se llama kaisuri. Entre los famosos artesanos de raden destacó, a comienzos del periodo Edo, Ikushima Toushichi.

Shiki escribió:

琴の尾や螺鈿に梅のちらし

[Koto no o ya raden ni ume no shirashi saku]

El final del koto- / el nácar y las flores del ciruelo/ dispersos alrededor.

(El koto es un instrumento japonés de cuerda, fabricado con cañas de bambú; su parte final recibe el nombre de“cola de dragón”).

La voz del haiku en dialecto kombe, del clan Ndôwé

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Como escribe Felix Arce (Momiji) en su libro Recogido en el agua: “No sé dónde oí o leí una vez que venimos a este mundo para hacer amigos. Luego, ya si eso, haikus. Añado yo.” Pues bien, yo lo he seguido al pie de la letra, y tengo el placer de tener muchos amigos. Y entre ellos Héctor Ikaka Ekobo, de Guinea Ecuatorial, aunque lleva bastantes años trabajando en España. Él me habló de su ascendencia Ndôwé, uno de los clanes de Guinea. Héctor ha traducido al kombe, lengua del clan Ndôwe haikus de muy diversos autores y países. Como siempre os digo: fijaros en la sonoridad de los tres versos del haiku en un dialecto muy antiguo del continente africano.  De eso va Voces del Haiku. Gracias Héctor.

Junio 2021

Miércoles

             El tiempo está cambiando. Tras las copiosas lluvias de abril, el frío, el fuego en la estufa al atardecer… luce ahora un sol radiante que, al tamiz de la humedad ambiente, aumenta la sensación de calor. El campo y el monte están tapizados de un verde inusitado por estas latitudes levantinas; no lo veremos más en todo el año. Flores de todos los colores menudean por doquier: el fucsia de las jaras y las corrigüelas, el amarillo de las castañuelas, las albaidas, las candileras, las siemprevivas que ya comienzan a ajarse, el blanco de las jarillas y del quiebraolla o romero macho, el azul de las centáureas, de los cardos, de las viboreras… En todos los árboles, renuevos, rebrotes, renacer de hojas de un verde claro, tierno, suave. Musgo en las umbrías. Al borde de los caminos surgen matas y arbustos que aguardaban en sus enterradas semillas el momento de dar a luz y crecer con vigor asombroso. Esta tarde de mayo el tiempo ha cambiado. Pica el sol. La naturaleza se apresura a alcanzar su esplendor antes de sucumbir al irrefrenable termómetro del verano que siempre se anticipa en estas insoladas tierras del Mediterráneo.

Fosca* en la tarde.
En la rama de un pino
canta la oropéndola.

*en el habla murciana significa -además de neblina- bochorno.

       Jueves

       En el norte hay otra luz. La frondosidad ubicua del verde, las nubes que permanecen inmóviles en el cielo, o lo surcan y desaparecen… El azul intenso del mar de aguas frías que baña las costas y se evapora en la raya difusa del horizonte… El gris de las montañas calizas, el blancor refulgente de la nieve que las cubre en invierno o de los gélidos neveros que persisten en verano y el incoloro evanescente de la niebla que se desliza por las laderas y los collados, o que se estanca en los bosques y lentamente se diluye y se despeja… Es primavera. Las hojas tiernas de las hayas, los nogales, los tilos, los avellanos, los arces, los prunos, los manzanos… ondean al viento destemplado que llega de la rasa litoral. Una yeguada pace en el prado colindante con mi casa. Lentamente va segando la hierba que crece por días rauda, fresca. Junto al trinar innumerable de los pájaros y el roce del aire en las ramas, el corte ritmado de las mandíbulas en el pasto.

Reverbera el sol
en la corteza
de los abedules

       Viernes

          Amanece orvallando. Tímidos pájaros cantan a la luz que tarda en expandirse por la aldea. Las hojas de los árboles rociadas de pequeñas gotas que se agrupan en el ápice y caen pesadas a la tierra. Lentamente se va desvaneciendo la tenue gasa de niebla atrapada en la arboleda o posada en las colinas… En la casa, el tictac del reloj, la luz mortecina que a duras penas entra por las ventanas, la luz artificial que se hace necesaria en esta oscura mañana de primavera, el silencio reinante moteado de amortiguados pitidos, silbos, trinos… 17º en el interior. 12º afuera. La mesa recogida del desayuno y ya preparada para la comida. La jarra a medio llenar con agua de manantial de la traída del pueblo. Un bolígrafo con el que acabo de anotar la lista de la compra. Un cuento infantil a mi derecha listo para contar a mi nieta en cuanto me llame por FaceTime desde London… Al frente, sobre la repisa de la ventana, una mariposa con cierto toque naíf pintada sobre una piedra arenisca regalo de la vecina que cuida la casa en nuestras prolongadas ausencias… Nadie aún en los caminos. Sólo el suave balanceo de las ramas del abedul en la leve brisa que llega del mar…

Día lloviznoso.
Volando a ras del suelo
las golondrinas.

Sábado

       Desde mediodía no cesa de llover, mansa pero continuamente. Ya discurre el agua por los surcos de los caminos, como venas abiertas que se derraman. Nubes vaporosas cargadas de finas gotas van empapando el bosque a su paso. Por los canalones desciende la lluvia como un manantial que va llenando el aljibe que ha de proveer el suministro doméstico y regar el jardín durante el largo estío que se avecina. No cabe más agua en las flores cerradas, ni en las macetas, ni en las espigas inclinadas,  ni en las hojas que la vierten sobre la tierra… En este atardecer perpetuo en que se ha convertido el día, el orbe se concibe y se alumbra con una luz ilimitada, indefinida, sin nombre aún, como en el albor de los tiempos.

Burbujas de lluvia
en los charcos del patio.
Pasa la niebla.

Junio 2021

Haibun 21

La casa del poeta

En la farmacia me dicen que la casa del poeta se encuentra “al fondo de la calle, junto a una jacaranda”. Camino un par de cuadras, durante el trayecto me cruzo con dos golondrinas que pasan casi rozando los adoquines. Las viviendas son de un solo piso, con plantas y flores en las ventanas. Al llegar al sitio indicado me parece estar frente a una casa conocida: ventanas polvosas*, cortinas cerradas, una jacaranda sin desramar y sus flores que, al caer, se pierden entre la hierba. Siento como si hubiera regresado a mi propia morada. La construcción es diferente, lo mismo que el clima; pero ese aire familiar que percibo es el mismo que despide la cabaña de Kyorai, el huésped de la luna.

Zapatos sin lustre –
Antes del viaje
pulí el poema

*Polvoso, a: polvoriento, a; Sergio Pitol y otros escritores mexicanos lo usan

Jor
(Jorge Moreno Bulbarela)
Xalapa, Veracruz (México)

Junio 2021

Acá y allá
escuchan la cascada
jóvenes hierbas.

– Yosa Buson
(trad. Antonio Cabezas)

«Del punto 5 – Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra:
– Establecer y salvaguardar reservas viables para la naturaleza y la biosfera, incluyendo tierras silvestres y áreas marinas, de modo que tiendan a proteger los sistemas de soporte a la vida de la Tierra, para mantener la biodiversidad y preservar nuestra herencia natural.
– Manejar el uso de recursos renovables como el agua, la tierra, los productos forestales y la vida marina, de manera que no se excedan las posibilidades de regeneración y se proteja la salud de los ecosistemas.»
6. Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución.»
(de la Carta de la Tierra)

Jaspe Uriel Martínez González “Ajenjo”

 

 

 

 

 

 

 

Unas palabras del autor

Mi nombre es Jaspe Uriel Martínez González, oriundo del estado de Hidalgo, en México, y nací en el verano de 1990. Estoy terminando una maestría en Física en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también cursé la licenciatura de la misma carrera. Es en ese mismo lugar donde conocí el Haiku, por ahí del 2012, de la mano de una maestra de japonés, quien nos lo presentó y nos sugirió escribir uno como ejercicio pedagógico. Desde entonces quedé prendado al género, del que aprendí más gracias a la enorme biblioteca con la que contamos en la Universidad. Recuerdo que uno de mis primeros haikus fue:

Escarabajo
Rápido, date vuelta
se asoma un gato.

En él puede verse que, como en la mayoría de los occidentales, Issa fue mi primera gran influencia. Fui cultivando poco a poco el género, pero hasta que conocí el foro ERDH es que pude transitar verdaderamente por el Haiku-dô.

Nací en un pequeño pueblo, económicamente limitado pero abundante en naturaleza, sonidos y colores; por esto último me siento afortunado porque inspiración nunca me falta, por lo que a mí me toca tener paciencia y humildad para dar digna voz al mundo que nos rodea.

 

Yendo a la escuela

Zarandean los árboles

cargados de agua

-.-

Ascuas de pino

Retrocedió el coyote

por la hojarasca

-.-

Atardecer

Al eco de un cuco

responde otro

-.-

Hoja de nogal

La carpa vuelve al fondo

del remanso

-.-

Luz del poniente

El rastro de un caracol

entre el ajenjo

-.-

Destella el pasto

El vaho de unos niños

que arrean ocas

-.-

Se desprende la hoja

del nogal que reverdece

Tarde helada

-.-

Nubes rosadas

Se van todas las palomas

del campanario

-.-

Viento de marzo

La estela de los patos

entre ahuehuetes

-.-

Brisa de invierno

El brillo en el plumaje

del gallo viejo

-.-

Nubes de tormenta

Una garza comiendo

entre ipomeas

-.-

Luna de la tarde

Las garzas cruzando el valle

reverdecido

-.-

Canto de tórtolas

Desyerban romeritos*

al mediodía

*Suaeda torreyana

-.-

Cuarto creciente

La brisa en las gallinas

que están durmiendo

-.-

Calle empedrada

El vendedor de pájaros

entre la niebla

-.-

Mayo 2021

Haibun 19

Al final del camino

Llueve, llueve… la lluvia golpea las calles… golpea, golpea, golpea mi alma. Una lluvia que martillea el mundo, lo ablanda, lo ahoga… una lluvia fría y pagana. Llueve, se diluye mi sombra entre tanta agua.

Paso a paso recorro calles que parecen extraviarse en otras calles… La vida se aquieta en soportales sombríos, bajo aleros destartalados, en marquesinas mancilladas por grafitis enmarañados… la ciudad parece cansada.

Llueve… piso aceras encharcadas… charcos de lluvia de ayer, de lluvia de hoy. Travieso, salta mi reflejo de charco en charco… un reflejo que se ondula, que se asoma y se esconde… un reflejo hecho de ayer, un reflejo hecho de hoy.

Llueve, llueve… cuelga entre las sombras de un callejón el maullido de un gato… llueve, llueve… brota el silencio de entre las heridas del asfalto. Llueve… una lluvia gris de frío tacto.

Un año nuevo, un viejo sentir… empapado de lluvia y silencio camino sin saber a dónde llegaré, sin saber siquiera si habré llegado. Charco a charco, salto a salto, a mi espalda se va desvaneciendo la ciudad…

 

Año nuevo…
Sobre la tumba de mi padre
gotean las flores de tela

 

Asturias, donde la tierra siempre es verde.

Alfredo Benjamín Ramírez Sancho,
Asturias (España)

-.-

Haibun 20

La parada

Incansables, vuelan los vencejos por toda la ciudad. Sus aleteos y gritos se hacen notar al regreso del mercado. En la parada, una anciana diminuta  sonríe mirando al cielo.

Sentada, con las piernas colgando como una niña, espera el autobús. En el regazo, la compra, en su cabeza, un moño blanco y una pequeña peineta de nácar semioculta en la tirante melena. Con el mandil de casa, que esconde a duras penas una falda negra y las medias rotas, limpia un ojo que llora.

<<El viento de poniente, sabe usted>>, le dice al hombre que a su lado, tecleando el móvil la ignora.

En la sombría calle, a punto de alcanzarse el mediodía, la luz de una sonrisa se desvanece.

 calor de asfalto,
la blusa de la anciana
huele a cebolla

 

 Marga Alcalá,
Valencia (España)

La voz del haiku en árabe

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Permitidme en esta ocasión agradecer de corazón a Noure Med quien me ha traducido los haikus al árabe. Hace unos años tuve la suerte de trabajar con marroquís.

Aprendí mucho de ellos, en especial de Noure, nacido en Fez. Aprendí a llamar «hermano» a un amigo y ser consciente de que las diferencias culturales enriquecen y unen amistades y no al contrario. Espero que en este vídeo apreciemos el valor del sonido musical de la lengua árabe cuando pronuncia un haiku. Gracias hermano.

En esta ocasión los autores de los haikus son valencianos. En Valencia, la huella que dejaron los árabes es patente en todo el territorio y en todas las cosas.

 

Revista de haikus