Pay Money to Do Your Homework Your Essay Help. Write My College Essay for Me Service. Safely Pay for Research Paper. Write My Thesis For Me

del catorce al dieciocho

catorce

Anoche mi tío nos llevó al potrero porque una de las yeguas estaba pariendo. Bajo el vientre del animal, solo se veían las patas del potrico y el abuelo, agachado, las fue halando despacio, pero con fuerza, hasta que este cayó al suelo. Fue impresionante. La madre lo lamía y el recién nacido, algo torpe, intentaba levantarse. “¡Es hembra!”, dijo el tío. “Hay que ponerle nombre”.

“¡Daína!”, dije enseguida. A Helem no le gustó y discutimos. Al final el abuelo le puso Rosaura, un nombre feísimo. Me acosté en mi cama muy disgustado con Helem, pero ella vino con unas guindas e hicimos las paces.

“Yo quería ponerle Nieve, extraño la nieve”, dijo y me dio pesadumbre. Fui adonde el abuelo, quien me escuchó paciente bajo su mosquitero.

“Se llamará Nieve entonces”, sentenció y casi inmediatamente ya estaba roncando.

Madrugada.

Al ir a hacer pipi,

salta una rana.

 

 

quince

Esta mañana, mientras escuchábamos la radio, Helem me enseñó lo que era la ópera. La pieza que escuchamos es su favorita y se llama “Nessun dorma”. En español quiere decir “Nadie duerma”. Me quedé fascinado con la voz y tuve ganas de cantar así, como en la radio. Estuvimos toda la tarde jugando a la ópera bajo el árbol de los anones; luego fuimos a ver a Nieve, la potrica. Helem le fue a dar azúcar, pero la mamá empezó a relinchar y salimos corriendo.

 

Truena a lo lejos.

Descolgamos la ropa

de la alambrada.

 

 

dieciséis

Nadia me regañó muy fuerte. Me vio cazando cocuyos y metiéndolos dentro del frasco de Novatropín de mi madre. “¿A ti te gusta estar encerrado?” Le dije que no y me dieron ganas de llorar. Ella los soltó. Yo solo quería hacer una lámpara.

 

Miedo.

Entre las vigas del techo

salta una rata.

 

 

diecisiete

Nadia nos leyó un libro de astronomía. Dice que debemos leer más de ciencias. Nos habló de las estrellas- soles y los cometas. Pero también nos dijo que el sol se apagará y todo dejará de existir. Es la peor noticia del mundo.

Mi madre discutió con ella porque me hizo llorar con lo del sol. Le dijo que era una hipócrita porque hablaba de ciencias pero enseñaba a rezar a su hija. Nadia se molestó tanto que empezó a chillar en ruso. El tío David dijo que recordáramos que nosotros éramos los recién llegados y no ella.

“¡Yo nací aquí!”, gritó mi madre.

 

Atardecer en el río.

Lava el guajiro sus botas

con una tusa.

 

 

dieciocho

El abuelo llegó temprano hoy. Casi nunca está en casa porque trabaja en una cooperativa. La mayor parte del tiempo nos ignora. Por lo de los dientes, sé que es divertido. Sin embargo se hace el serio.

Abuela tiene un altar a San Lázaro en la esquina de la casa y dice que a mi abuelo le gusta burlarse, pero ella es la que manda y pone maíz y una taza de vino seco al santo. Dice que abuelo no cree en nada porque es del Partido Comunista, como papá.

Duerme el abuelo.

Sus chanclas cruzadas

bajo la cama.

 

 

Haiku 5

鶯の聲遠き日も暮にけり

uguisu no koe touki hi mo kure ni keri

El canto distante

del ruiseñor-

también el día ha terminado.

 

Buson escucha el lejano y casi imperceptible trinar de un ruiseñor distante, que se funde y mimetiza con el ocaso, el final del día, la oscuridad que inicia el silencio. Parece que este cierre implica el abandono del sonido, el canto que cede en el ruiseñor ante la llegada de la noche. El ruiseñor, ave de primavera, que muestra radiante su canto por el día, se silencia y duerme por la noche. La naturaleza le indica el cambio de ciclo y el ruiseñor comprende, sabe que ha llegado el momento de callar. Buson observa la relación entre los seres y elementos que intervienen en el instante y los traslada al haiku. Aquí el oído y la vista se funden: por ello hablamos de una composición sensorial.

 

Emociona el lejano sonido, pues marca un cambio de ciclo, así como la constancia del sonido durante todo el día. Buson lo muestra así:

 

古庭に鶯鳴きぬ日もすがら

Furuniwa ni uguisu nakinu hi mo sugara

 

En el viejo jardín

un ruiseñor canta

durante todo el día.

 

Obviamente, es muy visible el homenaje al “furuike ya”o “un viejo estanque” de Bashô, seguramente el haiku más conocido fuera de las tierras japonesas, y del cual hablaremos en su momento, cuando se mencione el kigo de la rana. El viejo jardín, descolorido e impersonal, que marcaría el invierno, asiste a la llegada de la primavera por medio del sonido agudo de un ruiseñor, durante todo el día. Es el juego de complementarios inmerso en la profunda senda de esta composición.

Entrega nº 38. 19 de junio

Así que aquí hay un hombre enfermo. Sufre en sus carnes, está muy débil, apenas puede moverse. Su cabeza se colapsa fácilmente, es presa de vértigos y no puede leer libros ni periódicos. Y ni hablar de tomar un pincel para escribir, es totalmente imposible para él. Entonces, ¿no hay nadie para estar a su lado y cuidarlo? ¿No hay algún visitante que venga y le cuente historias? ¿En qué ocupar mis días?… ¿En qué ocupar mis días?

 

Notas del traductor y fuentes

Regresa el Shiki más doliente. El extremo dolor lo agota física y psíquicamente, le lleva a sentirse más solo que nunca. Ya en la entrega 1 hablaba del bien que le hacía y lo que le gustaba leer la prensa; ahora se queja amargamente que ni eso puede hacer. Y lo dice al mundo a través de estas publicaciones en el diario Nihon.

Entrega nº 37. 18 de junio

Fueron jóvenes de provincias, de unos veintitantos años, los que completaron las reformas de la Restauración Imperial de Meiji, y no los ancianos del gobierno bajo sus palios.

Quienes han renovado el mundo de la medicina japonesa son jóvenes, las generaciones recientes; y no los médicos chinos tradicionales alejados de los avances.

Aquellos que sacudieron el mundo de la poesía chino-japonesa, son los todavía jóvenes, y no los viejos poetas que empañaron la era Tenpô (1830-1844). Y, de la misma manera, es gracias al vigor de los jóvenes que se ha reformado el mundo del haiku; los viejos maestros han intentado más bien obstruir esta evolución y no han contribuido al progreso. En cualquier campo, las reformas o revoluciones son siempre obra de jóvenes recién llegados; casi no hay ningún ejemplo de reforma o revolución lograda por los ancianos, que habrían cambiado su discurso a lo largo del camino.

Si queremos reformar hoy el mundo de la poesía waka, es necesario que los jóvenes poetas se dediquen a él, los viejos poetas no pueden realizar esta tarea. Si queremos hoy reformar el mundo del teatro, la misión incumbe a los actores con la fuerza de la juventud, no puede ser cumplida por sus mayores. Así, cuando vemos a eruditos que pueden llamarse hombres de letras, tomar a Danjûrô y Kikugorô como compañeros para pedir la reforma del teatro, se puede afirmar que son estúpidos o ignorantes, y nosotros estamos obligados a asombrarnos ante la mediocridad de su inteligencia.

 

Notas del traductor y las fuentes

 – El decimoquinto día del primer mes del tercer año de Keiô (10 de noviembre de 1867), el decimoquinto y último Shôgun, Tokugawa Yoshinobu, entregó el poder al emperador Mutsuhito, de 15 años, quien había sucedido a su padre el 13 de febrero de 1867. La Era Meiji se decreta la víspera del noveno mes del cuarto año de la era Keiô (23 de octubre de 1868) y ahora se inicia de forma retrospectiva el primer día del primer mes de este cuarto año (25 de enero de 1868).

Las personalidades más relevantes de la Restauración Meiji, que tenían menos de 40 años en 1868 fueron:

*Iwakura Tomomi (1825-1883), muy influyente en las opiniones de la Corte Imperial, y chamberlán del emperador.

*Saigô Takamori (1828-1877), samurái y político, respaldó la Restauración Meiji y posteriormente se involucró dentro del gobierno Meiji. Pero, en 1877, tras la persecución sistemática a los samurái desde el nuevo gobierno, lideró la Rebelión Satsuma, que sería el último conflicto encabezado por los samuráis en la historia japonesa. Takamori es considerado como el último samurái verdadero.

*Ôkubo Toshimichi (1830-1878), también samurái, fue uno de los Tres Grandes Nobles que condujeron la Restauración Meiji, hecho que conduciría luego a su asesinato. Es recordado como uno de los principales fundadores del Japón moderno.

*Kido Kôin (1833-1877), otro de los tres Grandes Nobles. Como consejero imperial diseñó el Juramento en Cinco Artículos (ver original en kanji clicando aquí) e inició políticas de centralización y modernización. También se involucró en la abolición de los feudos en Japón.

*Yamagata Aritomo (1838-1922), mariscal de campo del Ejército Imperial Japonés, Ministro del Interior y dos veces Primer Ministro de Japón. Es considerado uno de los arquitectos de las fundaciones políticas y militares de Japón en la Era Meiji.

*Itô Hirobumi (1841-1909), fue Residente General de Corea, cuatro veces Primer Ministro de Japón y Genrô (designación no oficial dada a ciertos estadistas japoneses jubilados de prestigio, considerados como los “padres fundadores” del Japón moderno, y sirvieron como consejeros informales del Emperador).

– Sobre la introducción de la medicina occidental en Japón, ver por ejemplo “Paisajes Interiores: La recepción en Japón de las concepciones occidentales del cuerpo” de Wolfgang Michel-Zaitsu, de la Universidad de Kyushu, que puedes descargar clicando aquí o, de forma más completa, en “Reinventando el imaginario médico japonés: la experiencia occidentalizadora durante el periodo Meiji”, de Carlos Hugo Sierra, de la Universidad de Keele, que puedes descargar clicando aquí.

-Cuando Shiki habla de aquellos jóvenes que sacudieron el mundo de la poesía chino-japonesa, se refiere a autores como:

*Kokubu Seigai (1854-1944), que fue patrocinado por el Conde Taneomi Soejima y fue considerado un líder entre los poetas jóvenes.

*Honda Shuchiku (1862-1907), de quien se habló en la entrega 18.

* Mori Kainan (1863-1911), considerado en su época como la mayor autoridad japonesa en poesía china. Mori fue Jefe de Departamento en la Universidad Imperial de Tokio.

* o Nakano Shôyô (1867-1894), poeta de Uwajima, considerado un poeta conmovedor que escribió poemarios chinos sobre el amor.

Tenpô es el nombre de la era japonesa después de la de Bunsei y antes de la de Kôka . El período abarcó desde diciembre de 1830 hasta diciembre de 1844. El emperador reinante fue Ninko. En ella se tomaron las conocidas como “Las Reformas Tenpô”, que fueron una serie de medidas gubernamentales introducidas en 1842​ durante el Shogunato Tokugawa, como respuesta al caos social producido por la Gran hambruna de Tenpô entre 1833 y 1839.

– Shiki y sus amigos comprometidos en la reforma del haiku, eran casi todos menores de 40 años, con excepción de Naitô Meisetsu, de quien se habló en la entrega 24.

– Tal vez, cuando refiere hombres de letras, Shiki haga alusión a intelectuales como Suematsu Kenchô (1855-1920), Tsubouchi Shôyô (1859-1935), Takada Sanae (1860-1938), Mori Ôgai (1862-1922), Ishibashi Ningetsu (1865-1926) o Takayama Chogyû (1871-1902), quienes estaban preocupados por reformar el teatro.

– Existen familias que se han ido dedicando al Kabuki por generaciones, y cuyos componentes van heredando siempre el mismo nombre. Por ejemplo, el Ichikawa Danjûrô al que se refiere Shiki, es el noveno de la familia que toma dicho nombre. Nació en 1838 y falleció en 1903 (tenía 64 años cuando Shiki lo cita), al igual que Onoe Kikugorô, en este caso, quinto de la familia que tomó el nombre, y que nació en 1844 (tenía al ser citado 58 años)

Entrega nº 36. 17 de junio

Cuando se pregunta a la gente que a quién prefiere entre Shingen y Kenshin, ocho o nueve de cada diez personas contestarán «Kenshin». Entre Ume-ga-tani II o Hitachi-yama, ocho o nueve de cada diez personas responderán «Hitachi-yama». Estas preferencias no son del todo irracionales, pero en este tipo de situación, la mayoría de las personas dan su opinión sin reflexionar en absoluto. En general, se suele elegir a las personas afables en lugar de individuos autocontenidos, e inconscientemente, resulta ser el criterio de elección decisivo. Por mi parte, nunca he visto luchas de sumo en el templo de Ekô-in, así que no tengo un luchador favorito, pero sigo prefiriendo a Ume-ga-tani II. Así como desde mi infancia, prefiero Shingen a Kenshin. No os puedo decir por qué.

 

Notas del traductor y las fuentes

 

Takeda Shingen (1521-1573) y Uesugi Kenshin (1530-1578) fueron dos guerreros famosos de la época Sengoku o Periodo de los Estados en Guerra, y famosos por su gran rivalidad. Takeda Shingen tuvo en sus filas a los llamados “Los 24 generales de Takeda Shingen”. Durante algunos años sostuvieron una serie de enfrentamientos conocidos como las Batallas de Kawanakajima, aunque sólo la cuarta de estas fue un conflicto importante entre los dos bandos. Fue en 1561, cuando Kenshin y Shingen lucharon en la referida Cuarta Batalla de Kawanakajima. Kenshin, que ha transmitido a la gente una buena imagen de hábil y valiente, utilizó una táctica ingeniosa para la época: una formación especial donde los soldados del frente cambiarían sus puestos con los de atrás cuando estuvieran cansados o resultaran heridos. Esta táctica fue sumamente efectiva y casi les dio la victoria. Pero finalmente el ejército de Uesugi comenzó una retirada, durante la que muchos soldados se ahogaron y muchos otros fueron muertos por los generales de Takeda. El resultado de la Cuarta Batalla de Kawanakajima es aún incierto. La opinión académica general está dividida sobre quién fue el victorioso.

Yokozuna es el más alto rango de luchador de sumo. Quien más recientemente ha obtenido este rango es Kisenosato (Japón). Es el 72° yokozuna y lo logró en marzo de 2017.

Hitachi-yama (1874-1922) y Ume-ga-tani II (1878-1927) fueron rivales como famosos luchadores de sumo, siendo respectivamente el 19º y el 20º Yokozuna. Encarnaron la llamada segunda edad de oro del sumo, una nueva época de esplendor durante la contienda ruso-japonesa de 1904-05 gracias a la rivalidad que exhibieron especialmente Hitachiyama y Umegatani II. Tras varios Yokozunas sin mucho atractivo para la gente, Hitachiyama y Umegatani II fueron promovidos conjuntamente en 1903. Umegatani II sólo tenía 26 años e Hitachiyama 29, lo que les convertía en dos Yokozunas muy jóvenes para aquella época. El poderío físico de Hitachiyama recordaba mucho a Umegatani I, mientras que el bajito y regordete Umegatani II, era curiosamente mucho más técnico a pesar de tener ancha envergadura. Hitachiyama también poseía una personalidad muy especial, contemporizador y con mucho atractivo para la gente.

El Ekô-in, es un templo budista de la Escuela de la Tierra Pura, ubicado en Tokio, en el distrito de Ryôgoku, cerca del río Sumida, donde, desde 1781, se organizaron luchas de sumo.

Entrega nº 35. 16 de junio

No se puede decir que esta entrega sea un verdadero listado de aves, pero aquí hay algunas anécdotas, cosas vistas o escuchadas recientemente.

Hace poco, en la Escuela de Bellas Artes de Tokio, se ha fundido una enorme cometa negra de cinco metros de altura. Parece que los restos se erigirán en Sendai en forma de una estela conmemorativa. Cabe decir que es bastante seguro que rara vez habremos visto una pústula tan gigantesca.

Parece que uno de los avestruces del zoológico de Ueno ha muerto. Se ha probado a comer su carne, pero el sabor, como el de las becadas, no es muy reconocible. Sin embargo, cuando ha sido cocinada frita en su propia grasa, resultó absolutamente deliciosa.

Cuando sacamos el cuco disecado del fondo del armario, encontramos polvo acumulado hasta en el rojo de su garganta.

Busqué imágenes de grullas entre los álbumes que tenía a mano: uno que compone líneas atractivas al asociar varias aves, es Kôrin. El que las pinta alineadas y tranquilas, sin nada en especial, es Hositsu. El que desarrolla un arreglo de líneas bastante complejo al ensamblar el pico y las patas en un mismo pájaro es Kôchô. Pero el más original es Gesshô, que representa una grulla en pleno vuelo, vista desde un punto aún más alto que ella en el cielo.

He observado la serie de estampas de Hiroshige sobre la Ruta de los Mares del Este, pero en ninguna parte he encontrado un pájaro. Luego miré imágenes sueltas de los cincuenta y tres grabados del mismo pintor, y ahí, en el grabado de Hara-juku, vi dos grullas en un campo de arroz*, y en el grabado de Fukuroi-juku, sobre un buzón oficial de correos, de esos que están sujetados sobre un poste, colocado junto al camino**, había un gorrión.

El otro día, en el diario Nihon, se publicó algo procedente de Matsuyama-Iyo, según lo cual el canto del búho sería algo así como ¡toshiyori koi! (trad. «¡Vengan los viejos!»). ¡Qué error! Eso sería el canto de la paloma de Hachiman.

Cuando llegas a Ueno, te encuentras con un edificio de dos pisos, y en una viga está grabado un ganso salvaje. Ahí está el famoso restaurante Gannabe («El ganso en la olla»). Luego, cuando llegamos a Sakamoto, vemos, erigido en el techo de un vendedor de aves, un cartel con un gran gallo. Cuando finalmente llegamos a Negishi, hay un peluquero de lujo frente al santuario de Mishima, que decoró su local con una garza de peluche y un busto de yeso

 

Notas del traductor y las fuentes

 

– Shiki hace una entrada en la que abundan ciertos toques de humor.

– En la pintura y la literatura japonesa es muy frecuente el uso de listados, presentados como unos catálogos exhaustivos temáticos (tsukushi). Por ello Shiki comienza, no exento de sarcasmo, explicando que no pretende hacer uno de esos listados. Los libros de arte japonés hablan mucho de esos listados, catálogos o diccionarios. Ver por ejemplo Los placeres de la literatura japonesa, de Keene D. (trad. J Baquero) ed. Siruela 2018; o a la niponóloga francesa Pigeot J., en Questions de poétique japonaise, Puf, 1997, p. 57-130. O los referentes a los saijikis (listados de kigos) en Rodríguez-Izquierdo F. El haiku japonés, Hiperión, 1994, p. 60, u Ota S. y Gallego E., Kigo, Hiperión 2013, p. 227 a 234.

La Escuela de bellas Artes de Tokio , fue fundada en 1887, por iniciativa de personas como Ernest Fenollosa o su alumno Okakura Kakuzo, conocido como Okakura Tenshin (1862-1913), quien fue su primer director. Tenshin luego sería nombrado director del Museo de Bellas Artes de Boston, y es por ello que este museo tiene una increíble colección de arte asiático, hoy maravillosamente ofrecida en la red, y de la que hemos podido disfrutar en las notas de otras entregas referidas en este diario de Shiki.

– Algún detalle que se pierde en la traducción: Shiki bromea y hace un juego de palabras con la polisemia del verbo fuku: este significa «fundir un metal», pero también «soplar», términos que a su vez, podrían servir igualmente para designar tanto el canto de un pájaro, como el reventar una pústula en la piel (fukidemono).

– Shiki habló de los avestruces del zoológico de Ueno en la entrega 14, 26 de mayo.

– La becada es un ave que hoy es muy solicitada gastronómicamente, aunque su sabor sigue siendo para algunos muy controvertido.

– Shiki habla de nuevo del cuco y su garganta (él mismo se hace llamar Shiki (cuco) y la garganta roja representa su tuberculosis. Se habló de esto en las notas de la entrega 5.

– Shiki refiere a varios pintores al hablar de las grullas, a los que ya se ha hecho referencia en las notas de su entrega 5, y en las de su entrega 27.

– Ya se habló de Hiroshige en la entrega 19. Ahí se hicieron comentarios sobre Las Cincuenta y Tres Estaciones de Tôkaidô y otros grabados ukiyo-e.

– *Hara-juku fue la decimotercera de Las Cincuenta y tres estaciones del Tôkaidô. El grabado con dos grullas en un campo de arroz que Shiki refiere, es este:

– **Fukuroi-juku es el vigésimo séptimo grabado de las cincuenta y tres estaciones del Tôkaidô, lo que lo convierte en el centro de la ruta. Se encuentra en lo que ahora es el centro de la ciudad de Fukuroi, Prefectura de Shizuoka, Japón. El grabado que Shiki comenta con un gorrión sobre el buzón oficial de correos, es este:

– El diario Nihon que se refiere, es en el que se publicaba diariamente Una cama de enfermo de seis pies de largo, desaparecido en la actualidad.

– Sobre la referencia al canto del búho y a Iyo, ver la entrega 25.

Hachiman, en el sintoísmo es el dios de la guerra, pero también es venerado como dios de la agricultura y deidad tutelar del pueblo japonés y la Casa Imperial, otorgando felicidad y paz. Además, es venerado como protector de la vida humana, y en algunos templos como dios de los marineros. Hachiman, es simbolizado por una paloma.

Ueno es, en la actualidad, un distrito del barrio Taitô en Tokio, Japón, mayormente conocido por ser la sede de la Estación Ueno y el Parque Ueno.

– En la entrega 9, Shiki ya habla de Negishi y el santuario Mishima.

 

Entrega nº 34. 15 de junio

La alcoba está decorada. Hay dos amapolas en un jarrón, debajo del cual se coloca una pequeña placa de yeso que supone una representación mía en posición supina, y un gato de madera tallada. Este gato está representado en cuclillas, de tamaño natural, y está cubierto con pintura amarilla.

En la oscuridad, esta pintura emite una luz blanca. No se trata de una pintura normal. La trajeron de Inglaterra para la Sociedad de Rescate del Mar, y la usaron para cubrir altos postes de madera, que se colocaron a lo largo de la costa para indicar los puestos de salvamento, de modo que las embarcaciones en dificultades pudieran verlos desde el mar, tan oscuro como la noche. Así los marineros entienden que allí hay una estación de salvamento.

Un día, pintamos el gato de madera con esa pintura, lo pusimos en un rincón de la cocina, y los ratones no hicieron el mismo ruido que de costumbre. Pero de noche, en la oscuridad, solo difundió una luz pálida, en la que, por supuesto, no se distinguía la silueta del gato, por lo que al día siguiente los dañinos roedores, tan contentos, lo devastaron todo. Sin embargo, no hace falta decir que esta pintura sí que tiene gran utilidad para indicar las estaciones de rescate a las naves en dificultad.

El propósito de esta Sociedad es ayudar a los buques en riesgo y ya ha instalado unas 20 o 30 estaciones de botes de salvamento a lo largo de la costa japonesa, todas bien equipadas.

En la actualidad, todo está lejos de ser perfecto y todavía necesitaremos muchos otros equipos, pero parece que, sin embargo, según la información reciente, el año pasado esta Sociedad salvó a un promedio de tres hombres por día. Por lo tanto, es extremadamente útil y, para un país como Japón, rodeado de mares, probablemente nada sea más importante. Es una pena que la gente sea indiferente a semejante empresa. Por supuesto, se necesitan instituciones tan emergentes como la famosa Cruz Roja, pero eventualmente se podría prescindir de ella.

¿O es porque los caballeros de las zonas rurales quieren insignias de esas que parecen decoraciones honoríficas? ¿O tal vez los funcionarios locales se esmeraron en promocionarla? La Cruz Roja crece mucho y se porta maravillosamente bien, aunque uno se pregunta si las condecoraciones no les son más importantes que las acciones concretas. La Sociedad de Rescate se diferencia de la Cruz Roja en que tiene un propósito muy práctico y no opera exclusivamente en tiempos de guerra, pero, a pesar de esto, los funcionarios locales no parecen estar tan interesados ​​en promoverla. ¿Tal vez en ella no dan medallas? De todos modos, ¡es muy lamentable! En cualquier caso, ojalá que los habitantes de todos los departamentos costeros se conviertan en miembros de esta sociedad.

 

Notas del traductor y las fuentes

 

– La Sociedad del Imperio del Gran Japón para el Rescate del Mar (Dai Nihon Teikoku suinan kyûsai-kai) se fundó en 1889. La primera sociedad de salvamento en la mar en España, fue la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos, y data de 1880. La británica Royal National Lifeboat Institution actuaba en las costas de Gran Bretaña, Irlanda, las Islas del Canal, y la isla de Man, como también en vías navegables interiores y fue la primera fundada en Europa, el 4 de marzo de 1824. De gran tradición también es la Sociedad Humana y los naufragios (SHN) de Boulogne-sur-Mer, fundada en 1825.

– La escena de los ratones devastando todo, le recuerda al traductor de Shiki al francés, Lozerand, a un famoso pasaje de Soy un gato (1905) de Natsume Sôseki (tr. Al castellano por Yoko Ogihara y Fernando Cordobés González, Ed. Impedimenta 2010).

– Las estaciones de salvamento costeras a las que Shiki hace referencia, se pusieron en base a que en 1899 se aprobó en Japón una ley de asistencia para buques en peligro (Suinan kyûgo-hô).

– Cabe recordar que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) fue creado en 1863 por un grupo de ciudadanos de la ciudad de Ginebra. El comité japonés se fundó en mayo de 1877. Ishiguro Tadanori (padre de Tadaatsu Ishiguro) era el representante oficial de Japón, en la 4ª Asamblea General de la Cruz Roja en Karlsruhe en septiembre de 1887, a la que acudió acompañado de Mori Ôgai (médico militar, traductor, crítico literario y novelista japonés del periodo Meiji).

RUPTURA MÉTRICA

El haiku japonés, como poesía que es, goza de un ritmo que le confiere sonoridad, y es la consabida pauta métrica de 5/7/5 sílabas. No existe en la tradición literaria japonesa nuestro concepto de “rima”.

Desde las antologías medievales donde abundan los poemas “tanka” (5/7/5 // 7/7 sílabas), los versos pentasílabos y heptasílabos combinados vienen aportando un ritmo biensonante a la poesía de Japón; y el haikai –luego llamado haiku- hereda dicha tendencia rítmica, coincidiendo con la primera estrofa del tanka.

Ello no impide que se den alguna vez excepciones a la pauta. Las excepciones hay que valorarlas como lo que son: ocasiones en que la ruptura de la pauta está justificada por alguna razón. Siempre se ha dicho en nuestro dominio cultural que “la excepción confirma la regla”, y nunca la excepción es un salvoconducto para saltarnos la regla a capricho.

Una bien conocida excepción a la pauta 5/7/5 del haiku es la llamada “hachoo” (1) o ‘ruptura del metro’; y es un concepto que también se aplica a la música, y con toda razón, pues tanto la música como la poesía tienen respectivamente su ritmo y sus metros. Y en el caso de la poesía, hablamos de la “métrica” como ciencia que contempla los diferentes metros de que la poesía se vale.

El ejemplo de ruptura que voy a citar es nada menos que de Matsuo Bashoo. Este gran maestro compuso un haiku que reza así (2):

umi kurete

kamo no koe

honoka ni shiroshi

       -Bashoo

 

El mar ya se oscurece,

suenan voces de patos

apenas blancas

Se trata obviamente de “kamo” o ‘patos salvajes’. El concepto de ‘pato doméstico’ se expresa mediante la voz “ahiru”. El ritmo silábico del texto original japonés es de 5/5/7 sílabas. Se altera pues la pauta métrica tradicional del haiku, por lo que atañe a los dos últimos versos.

Sobre este fenómeno concreto, he recogido dos testimonios importantes de autores japoneses:                                                                                                                                                                       El primero es del Profesor Oseko Toshiharu, en su obra “Basho’s Haiku” (vol I, hk nº 26).    Dicho especialista en Bashoo constata –en el citado haiku- la ruptura rítmica como “hachoo” (1), y argumenta que se podía haber escrito el mismo haiku cambiando de posición el verso 2º y el 3º entre ellos, para salvar el ritmo. Resultaría así como sigue:

umi kurete

honoka ni shiroshi

kamo no koe

 

Un mar oscureciéndose

(es) levemente blanca

la voz del pato.

Pero sobre esa rotación –provisionalmente efectuada en los dos últimos versos-, dice Oseko que el resultado no es bueno, y él estima preferible aquella ruptura métrica por la que optara Bashoo.

El segundo testimonio es más literario y cercano; se debe a la novelista Kawakami Hiromi en su obra “Sensei no kaban” ‘El bolso del profesor’ (2007). Tsukiko, la joven protagonista de dicha obra, comenta con un antiguo profesor suyo este mismo haiku de Bashoo. Y el pofesor argumenta que, de haberse alterado el orden de los dos últimos versos (alteración equivalente a la sugerida por Oseko –añado yo-), el segundo verso resultante “honoka ni shiroshi” ‘(es) levemente blanco/-a’   podría aplicarse simultáneamente al mar y a la voz del pato, según la sintaxis japonesa. Se generaría entonces confusión en la atribución adjetival.

Añado que sería también algo contradictorio dar a entender que un mar que se oscurece “es levemente blanco”. Si este verso “honoka ni shiroshi” va al final en posición de cierre, como de hecho lo situó Bashoo, la referencia adjetival es inequívoca, pues ya la atribución de “leve blancura” afecta así únicamente a la voz del pato. “-De este modo –añade el viejo profesor de la novela- el poema cobra vida.”

Como vemos, nuestra novelista citada Kawakami corrobora y precisa lo indicado por Oseko.

Indico de paso que es notable el claroscuro o contraste lumínico entre el oscurecimiento del mar y las voces casi blancas de los patos. Asimismo es patente la ágil sinestesia implicada en dotar de color -blanco- a las voces de las aves; algo semejante a “el trino amarillo del canario” de Federico García Lorca.

Parece así justificada la ruptura rítmica que usara Bashoo. Que haya excepciones a la norma no invalida la norma misma. Volviendo a nuestra patria y cultura, un soneto –por poner un ejemplo- consta de catorce versos: “Catorce versos dicen que es soneto”, proclamaba Lope de Vega en su archifamoso “Soneto del soneto”. No obstante, Miguel de Cervantes escribió también su célebre soneto con estrambote “al túmulo de Felipe II”, en Sevilla, poema en que se valió de diecisiete versos. No por ello va a poner alguien en duda que el soneto cuenta catorce versos.

La aplicación práctica de lo antedicho es que los/las poetas de haiku que escriben en español sean conscientes de que la pauta métrica 5/7/5 –que conocemos bien por la “fuga” de la seguidilla, por ejemplo- resulta ser muy sonora para escribir haiku, cuyo ritmo debemos siempre cuidar y procurar. Otra pauta alternativa , que conserva el buen ritmo y añade dos sílabas a la pauta canónica, es la de 7/7/5 sílabas. Estimo que el tercer y último verso debe permanecer pentasílabo, pues siempre el pie quebrado como cierre (el paso de siete sílabas a cinco) favorece al conjunto.

Dicha pauta alternativa es la que he empleado en mi primera versión del haiku de Bashoo:

 

El mar ya se oscurece,

suenan voces de patos

apenas blancas.

 

                                           Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala. Universidad de Sevilla

Del nueve al trece

nueve

En el rancho no hay agua en la pila ni tampoco taza de

inodoro. El agua se saca de un pozo viejísimo y la caca

se hace en la letrina de madera o en el monte. Yo prefiero

hacerlo en el monte. La letrina da miedo, como si de

adentro fuera a salir un bicho así de pronto.

Hoy vamos a ir de compras al pueblo. Helem y yo

decidimos hacer un periódico. Contaremos las cosas

que pasan en el rancho y otras inventadas. Hay que

hacer bastante para repartirlo entre la gente.

Al final solo hicimos dos ejemplares. Era muy aburrido

copiar todo a mano. El pueblo estaba un poco feo.

Todas las casas eran iguales, muchísimo polvo y calor.

La gente sí era muy amable con nosotros. Un muchacho que conoce a Helem le preguntó si yo también era ruso. Ella le dijo que sí y le empezamos a decir mentiras

sobre cómo allá en Ucrania hacíamos muñecos de

nieve y cómo era viajar en avión. El muchacho estaba

muy sorprendido.

Al regresar a la casa, decidimos hacer títeres de trapo

para hacer una obra de teatro para los demás niños.

Pero no nos dejaron terminar de picotear la sábana.

 

Castigados.

Jugamos con la luz

y un espejo roto

 

diez

Nos hemos enterado de la historia de la casa abandonada.

Cruzando la carretera hay una casa toda llena

de hierbajos de la que solo quedan algunas paredes

y el piso. Helem misma nunca había entrado, tenía

miedo a que hubiese algún fantasma. Pero estando

los dos juntos era diferente. Acordamos llevar a escondidas

el rosario de la madre de tía Nadia que, según

Helem, protege de las cosas malas. Yo me llené

los bolsillos de piedras, por si acaso.

Entramos a la casa y estaba vacía, salvo una cruz de

madera que había en el medio. Junto a ella, flores secas

en un frasco de cristal. Caminamos por donde se podía;

la hierba crecía muy alta y había montones de mariquitas.

Algo cayó del techo. Me asusté, pensaba que era un fantasma, y

Helem empezó a gritar. Corrimos hacia la calle.

Pasaba un viejo en carretón con caballos: “Anjá,

los cogí haciendo cosas. ¿Qué estaban haciendo

allí?” Después nos preguntó de qué familia éramos.

“De los Oliva”, contestamos. “Nietos de Dora y Manuel”.

“Ah, son de la familia de los locos”, y continuó:

“En esta casa se pegó fuego la hermana de Dora y la

casa también se quemó”. “¡Mentiroso, mentiroso!”

Echamos a correr y lo dejamos gritándonos cosas.

Llegamos al rancho. Le conté a mi madre y se molestó

mucho. Quería saber quién era el hombre del

caballo, pero ya se había ido. “¡Jamás hablen de ese

tema con nadie!”, nos dijo.

En la vieja cruz

hemos puesto a escondidas

marpacíficos.

once

Fui al pueblo de nuevo, pero Helem se quedó en la

casa porque la castigaron. Antes de irme prometí

comprarle algo para que no estuviera triste. Mi tío

David me llevó a caballo. Al principio me emocionó,

pero después era muy incómodo porque se me

acalambraba el fondillo y dolía. Le pregunté si había

alguna librería y, muerto de risa, dijo que me buscara

una novia y dejara los libros en La Habana.

Yo fui a caminar. Había tres muchachos en la esquina y me llamaron para preguntar de dónde era yo. “De La Habana”, murmuré. Se empezaron a reír.

El más grande me preguntó si todos los habaneros

éramos tan raros. Y se volvieron a reír. “Te estaremos vigilando, habanerito”.

Mi tío salió de la bodega y preguntó  qué me habían dicho,

pero le dije mentiras. Al final fuimos a la biblioteca

porque en el pueblo no había librería. Demoramos casi

media hora en hacerme la nueva ficha. Le llevé a Helem

un libro de trabalenguas de David Chericián y un dulce

de coco. Saqué para mí un libro llamado “Fábulas de una

abuela extraterrestre”, de la escritora Daína Chaviano.

 

Luz de quinqué.

Con piedras del sendero

jugar yaquis.

 

doce

Hoy casi provocamos un incendio. Tomamos prestados

los espejuelos de leer de tía Nadia y quemamos

hojas secas usando los cristales como lupa bajo el sol.

Las hojas se inflamaron tanto que un poste del gallinero

empezó a arder. Por suerte, a Helem se le ocurrió

echarle tierra. Pusimos los espejuelos en su sitio y luego

nos fuimos al río como si nada. Le hablé a Helem del libro que estaba leyendo y ella dice que los extraterrestres sí existen.

Esta noche vamos a vigilar el cielo. A lo mejor vemos

alguno.

Ojo de agua.

Justo en la orilla,

tripas y sangre.

 

trece

Al costado de la casona hay un jardín de platanillo,

lleno de ranas. Abuela les tiene pánico. Por eso, cuando

ella sale de casa, va por el otro sendero, el que rodea al

árbol de guindas y pasa por las conejeras.

Mi prima y yo nos divertimos mucho haciendo

muñecos de barro. Imaginamos que son muñecos

de nieve. Los míos llevan sombreros de hojas secas.

Los de ella, flores de cundeamor y algunas plumas

que le robamos a la oca. Dice que cuando vaya a

Ucrania me traerá nieve en un frasco; o mejor, iremos

juntos y así la veo con mis propios ojos.

Está cayendo la tarde, en unas horas comenzarán

a volar las animitas. Aunque lo parezca, las animitas

no son como los cocuyos: ellas alumbran por el fondillo

y los cocuyos por la cabeza. Helem me enseñó

cómo se sabe cuántos novios uno va a tener: se pone

un cocuyo bocarriba y los saltos que vaya dando son

los novios. Lo haremos esta noche.

Abuela nos llamará de un momento a otro para

bañarnos.

Ocultos por los platanillos

sofocamos la risa.

Los gritos de abuela.

Revista de haikus