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Junio 2019

Frío en la tarde,

llenas de abrojos

las patas del caballo

Nombre del niño/a: Micaela González Merlini

Edad: 11 años

Colegio: Villa Devoto School

Ciudad: Buenos Aires

País: Argentina

……….

Mañana con niebla.

Sobre el rocío del césped,

las últimas hojas

Nombre del niño/a: Constanza Grigas

Edad: 11 años

Colegio: Villa Devoto School

Ciudad: Buenos Aires

País: Argentina

……….

Las olas rompen

contra la orilla.

Olor a algas

Nombre del niño/a: Julieta Squillari

Edad: 12 años

Colegio: Villa Devoto School

Ciudad: Buenos Aires

País: Argentina

……….

Tarde de otoño,

en la piedra con musgo

inmóvil, la tortuga.

Nombre del niño/a: Luciana Benítez Gilardoni

Edad: 12 años

Colegio: Villa Devoto School

Ciudad: Buenos Aires

País: Argentina

……….

Haiku 4

EL RUISEÑOR JAPONÉS (Uguisu) [1]

 

うぐひすのあちこちとするや小家がち

uguisu no achi kochi to suru ya koie gachi

 

El ruiseñor

vuela de un lado a otro

entre las pequeñas casas.

Fecha: escrito en la Era Meiwa (1764-1772), en torno a 1769.

 

Comentario y notas culturales:

Buson contempla el movimiento aparentemente azaroso de un pequeño ruiseñor japonés, que se divierte volando entre las casas. El movimiento (la vida) junto a la quietud artificial fabricada por el ser humano. Y lo describe con absoluta ausencia de pretensión: la realidad del mundo la forman los pequeños detalles, las continuas acciones en la naturaleza como el vuelo de un ruiseñor. El todo se compone de la suma de dichos actos, sin los cuales la realidad no tendría cabida. Por ello es tan importante el vuelo de aquel ruiseñor.

_________________________________________________________________________

[1] Siguen 9 haikus relacionados con esta pequeña ave japonesa, similar a un gorrión. Es kigo de primavera y animal asociado, a menudo, con el ciruelo. Del uguisu o ruiseñor japonés destaca su canto, según Blyth el oído humano escucha un “ho-hoh, hokekkyô” (Blyth, Spring. p.30).

Revista Cantarrana

Presentamos a nuestros lectores la edición N.° 27 de la revista Cantarrana, dedicada en esta ocasión al haiku contemporáneo escrito por poetas cubanos y colombianos. Es una coedición realizada gracias al empeño de la Asociación Colombiana de Haiku, presidida por el poeta Umberto Senegal, del blog cubano «Con luz reflejada» dirigido por el joven poeta Lester Flores López y de la revista de poesía «Cantarrana». Todos viviendo en tiempo de haiku, leyéndolo, escribiéndolo, investigando, debatiendo, difundiéndolo y siempre fieles a su filosofía de vida. …

cantarrana 27-2

cinco, seis, siete y ocho

cinco

El caserón de la curva, así es como le dicen al rancho de mis abuelos. Lo encuentro igualito que en mis re­cuerdos: azulosas paredes de palma, las ventanas con mallas para los bichos, el suelo de mármol. Tengo suerte porque aquí sí me dejan andar descalzo.

Despertaron a mi prima Helem para que nos salu­dara. Es demasiado seria, quizás porque es ucraniana y los extranjeros son raros. Sin embargo, su mamá, Nadia, me dio un beso y me abrazó fuerte.

Me caigo de sueño. Mi abuela me da un vaso de leche tibia y unos queques. Abuelo se sienta cerca y cuando lo miro se pone al revés los dientes postizos con la lengua. Pero no me da risa.

 

Noche cerrada.

A la luz del candil

abuela crece.

 

seis

Ni los gallos me hicieron levantarme a pesar de lo fastidiosos que son. Estaba muerto de cansancio. El desayuno estaba muy rico: pan tostado, huevo hervido y leche con café. Luego abuela nos coló café claro. Aún sigue usando el colador con su gorrito de tela.

Helem quiso ver mis libros y me enseñó los su­yos. Luego de eso, siento que somos los mejores primos. Ni siquiera a Milián le gustan los libros. Helem es la hermana que siempre quise tener. El libro que más le gustó fue “La familia Mumin”, de Tove Jansson. Se lo regalé. A cambio me regaló uno sobre maripo­sas nocturnas. Está en ruso pero tiene unas fotos muy lindas. En el último viaje ella todavía era muy chiqui­ta y casi no jugábamos, pero ahora me doy cuenta de que es genial.

Hoy me llevó al río. “Está cerca”, dijo. Yo no sé lo que es cerca para mi prima porque había que caminar un montón. Por el camino se trepó a una mata de ma­moncillos. Yo esperé abajo mientras ella me lanzaba los más maduros.

 

Ojo de agua.

Robar un mango

de las ofrendas.

 

siete

Abuelo tiene tremendo miedo a las arañas. Nos vio sacándolas de sus madrigueras con un trozo de jabón atado a un hilo y nos regañó desde lejos. Soltamos to­das, menos una que escondimos en un frasco vacío de mayonesa. Luego la olvidamos en la sala y se ha formado tremendo problema porque abuelo la vio y dijo que nos iba a encerrar en el gallinero. Nos gritó cantidad de cosas. Abuela mató a la araña y nos senti­mos culpables.

 

Caída del sol.

Enterramos a la araña

junto a su cueva.

 

 

ocho

 Cosechar café.

Hoy nos han picado

las santanillas.

Haiku 3

三椀の雜煮かゆるや長者ぶり

san-wan no zouni kayuru ya chouja buri

 

Tres cuencos de sopa zooni

hoy puedo permitirme

maneras de rico.

Fecha: escrito en la Era Meiwa (1764-1772).

Comentario y notas culturales:

“Zōni” (el kigo de este haiku) es una sopa propia del Año Nuevo, con mochi (bolas de arroz), verduras, carne, encurtidos y otros ingredientes, según la región. Cocinar este plato, propio del desayuno, es muy caro para la gente común del periodo Edo (1603-1868), como Buson, de tal modo que comer tres tazones de sopa era propio de personas adineradas. En un principio, se trataba de un plato exclusivo de los samuráis, siendo el entrante de la cena (Honzen-ryōri) propia de las batallas de campo. Hoy en día es un plato asequible para la gente común, que forma parte del menú tradicional de Año Nuevo, el osechi ryōri (おせち料理). “Zōni”, literalmente significa “pasteles de arroz con verduras hervidas”. En aquella época, la riqueza podía medirse por la cantidad de arroz que se disponía, tratándose de un producto abundante en las despensas de los señores feudales.

Mayo 2019

Pasto quemado,
la llama cobra fuerza
con el viento

Nombre del niño/a: Mateo Klos
Edad: 12 años
Colegio:  Villa Devoto School
Ciudad: Buenos Aires
País: Argentina
……….
Un perrito negro
al mover la cola
levanta tierra

Nombre del niño/a: Milagros González Merlini
Edad: 13 años
Colegio:  Villa Devoto School
Ciudad: Buenos Aires
País: Argentina
……….
Bajo la luz del sol
huyen dos pájaros
del arbusto

Nombre del niño/a: Milagros González Merlini
Edad: 13 años
Colegio:  Villa Devoto School
Ciudad: Buenos Aires
País: Argentina
……….

Sopla el viento,
la corneja casca
una pipa

Nombre del niño/a: Ander Arellano Gil
Edad: 10 años
Colegio:  CP Griseras
Ciudad: Tudela, Navarra
País: España

……….

 

 

 

Entrega nº 33. 14 de junio

Me han dicho que pronto se publicará una revista titulada El Nô (Nôgaku), en cuya edición colabora mi colega y paisano I. Ikenouchi. Diseñada para contribuir al resurgimiento de este arte, actualmente a punto de marchitarse, es, por supuesto, independiente de las diferentes escuelas y uno de sus principales objetivos es ayudar a los músicos cuyo número está disminuyendo gradualmente.

Ya que el Nô se desarrolla, en esencia, en un mundo conservador y sin concesiones al modernismo, hoy es prácticamente imposible actualizarlo, incluso aunque tuviéramos el firme deseo de hacerlo. Sin embargo, si nos limitamos a las pocas reformas necesarias que requiere por el paso del tiempo, podríamos al menos modificar ciertos hábitos vigentes entre los actores, que ya no están en sintonía con nuestros tiempos. Muchos de estos hábitos se han vuelto completamente ridículos y, además, no es raro que, por ejemplo, el sistema denominado «de líderes de linajes» haya dado lugar a todo tipo de abusos desde la Restauración Imperial, debido a que los actores, habiendo perdido a sus protectores, se centraron exclusivamente en asegurar su subsistencia. Uno podría pensar que es fácil erradicar estos malos hábitos, pero, en realidad, surgen muchas dificultades en el momento de hacerlo. Lo cierto es que si nos detenemos a pensarlo, la situación material de los actores de Nô es realmente difícil, y tenemos que empatizar con su destino, siendo obvio que, si destruimos parte de su forma de ser, debemos al tiempo darles las garantías de que obtendrán todo lo que se merecen.

En su día, cuando aún estaba vivo, el noble Iwakura Tomomi se había convertido en un gran protector del mundo Nô, de modo que este arte, después de haber experimentado un momento de declive, había reencontrado la atención, incluso hasta el punto de conocer por un tiempo una cierta prosperidad, pero, después de la muerte de Iwakura, nadie ha asumido esta responsabilidad, por lo que el mundo de Nô está ahora completamente dislocado.

De vez en cuando, surge una personalidad que, pareciendo querer insuflar aire nuevo, organiza una manifestación de apoyo, pero, debido a los conflictos entre las diferentes escuelas, surgen disputas pueriles y todos estos hermosos proyectos quedan en papel mojado, lo cual es muy lamentable.

Los periodistas de la revista El Nô, creyendo que lo hecho valió la pena, han fundado una gran asociación para aunar voluntades, con el objetivo de defenderse y promocionarse, sin preferencias por ningún modelo, y que incluya a las cinco escuelas de shites: Konparu, Kondô, Kanze, Hôshô y Kita, y a las diferentes escuelas de wakis; por no mencionar a los flautistas, y a quienes tocan los ko-tsuzumi, los ō-tsuzumi, o los taiko. ¡Esto sí que es una iniciativa prometedora!

En mi opinión, el Nô debería estar bajo el patrocinio de la Agencia de la Casa Imperial, o, de lo contrario, debería formarse un grupo sólido de aristócratas para cumplir con este papel protector, porque, si no se adopta una de estas dos formas y continuamos igual, creo que vamos a enfrentar serias dificultades. Además, dada la naturaleza del Nô, considero que no habría nada irrazonable en pedir el patrocinio de la Agencia de la Casa Imperial o a un grupo de aristócratas y, por otro lado, desde mi perspectiva, creo que hoy sería una tarea completamente natural para ellos colocar al mundo Nô bajo su protección especial.

En contrapartida, sería necesario que desde el Nô se preparen reformas razonables, que los actores renuncien a las ridículas disputas a las que están acostumbrados, y que nadie se oponga a la armonización de las diferentes escuelas para barrer los privilegios de los diferentes líderes de linajes, y para promover la progresión de los más jóvenes. Como los actores tendrían una vida material asegurada, sus conductas degradantes disminuirían por sí mismas.

Por poner solo un ejemplo: dado que el alquiler de la ropa del espectáculo es caro y constituye hoy una buena parte del presupuesto de algunas escuelas, a veces el acceso a ella no solo provoca querellas y disputas viles entre colegas, sino que incluso llegan a las manos. Creo que tales fenómenos desaparecerían por sí solos si se garantizara a los actores unos ingresos justos. Todavía habría mucho que decir al respecto, pero lo diré ya otro día.

 

Erratas

En la duodécima entrega de Una cama de seis pies de largo, hablando de una pintura de Bunpô, expliqué que, en la decimosexta imagen de la derecha, había un ilusionista que presentaba sus torres frente al pórtico de un santuario. Pero eso, me dicen, es inexacto, y prefiero retractarme en este punto.

En la entrega vigésimoquinta, por error le atribuí a Ensui un verso que en realidad se encuentra en El Chubasquero del mono, atribuido a Hanzan en la forma:

 

El búho,

al quedarse dormido

fue atrapado

Mimizuku wa / Nemuru tokoro o / Sasarekeri

 

Hay otro verso con un «búho real» en El Chubasquero, pero en cuanto a un «búho», el versículo más antiguo que conozco está en el libro de haikai titulado La barca que cruza el cañaveral (Ashiwake-bune) publicadas en el año 7 de la era Genroku (1695).

De todos modos, es muy doloroso para mí consultar libros de referencia aquí, en mi cama de enfermo, y por ello, suelo escribir confiando en mi frágil memoria. Así, este tipo de errores ocurren fácilmente y por ello, les pido que me disculpen.

 

Notas del traductor y las fuentes

 

– El teatro Nô, es también traducido como Noh o Nôgaku.

– Fundada en julio de 1902 por Ikenouchi Nobuyoshi, la revista El Nô, duró hasta abril de 1921.

– Ikenouchi Nobuyoshi (1858-1934), intentó defender y revivir el Nô en el Japón moderno. Era hijo de Ikenouchi Masatada, un samurái y maestro de esgrima, que por la apertura Meiji perdió sus cargos oficiales y tuvo que convertirse en granjero. Su otro hijo y hermano de Ikenuchi, fue el reconocido haijin Takahama Kyoshi, discípulo de Shiki. Como Shiki, todos originarios de Matsuyama.

– El Nô perdió mucho por la restauración imperial de Meiji. Habiéndose convertido en propiedad casi exclusiva del Shogun y sus vasallos, se había separado de cualquier público popular. La caída del Shogunato, literalmente puso a este teatro en la calle, sin cabida para su espectáculo, sin audiencia. Fue salvado por la nueva aristocracia de la corte, y especialmente por Iwakura Tomomi, que lo convirtió en un noble teatro, que se podía presentar a los invitados extranjeros. Según afirma Jean-Jacques Tschudin, en El Kabuki antes de la modernidad (L’Âge d’homme, 1995, pp. 29-32), aunque hoy tiene poca audiencia, ahora se trabaja en este arte por placer, obteniéndose ingresos por la enseñanza de sus bailes y su arte vocal, y este sistema se ha ido volviendo cada vez más importante en los tiempos modernos.

Jean-Jacques Tschudin (1934-2013), fue un investigador francés, aunque nacido en Suiza (Neuchâtel). Dedicó la mayor parte de su trabajo a las artes escénicas japonesas, publicando obras tan interesantes como Literatura japonesa (1983, edición revisada en 1995), El Kabuki antes de la modernidad (1995), Literatura japonesa (2008) o Historia del teatro clásico japonés (2011).

– En torno al llamado sistema de líderes de linajes, se organizaron diversas artes japonesas, como por ejemplo el Ikebana (arte de las flores), el Cha-no-yu (ceremonial del té), el Juego de Gô o el propio Nô. Desde la época de Edo en particular, en torno a un modelo «familiar», se estructuraron tomando como referencia a un cabeza de familia o líder de linaje, llamado iemoto, que transmitía las enseñanzas de líder a otro iemoto: su heredero o sucesor.

Iwakura Tomomi (1825-1883) fue un aristócrata que dio nombre a la conocida Misión Iwakura. Desempeñó un importante papel político durante la restauración imperial de Meiji. Desde 1871 hasta 1873, dirigió la referida importante misión diplomática que recibiría su nombre, organizada desde el Gobierno por todo el mundo, destinada a recopilar la información necesaria para perfilar una política de modernización del país.

– Las diferentes escuelas de Nô que cita Shiki (Konparu, Kondô, Kanze, Hôshô y Kita), toman su nombre de sus fundadores, personas que destacaron en este arte y que muchos años más tarde, fueron reconocidas entre otras muchas con el título «Ningen Kokuhô» o «Personajes Tesoro Nacional», también designadas bajo el título de Jûyô Mukei Bunkazai Hojisha (lit. «Portador de Importante Legado Cultural Intangible»).

– En un escenario de Nô, intervienen varios actores, especializados en diferentes tipos de personajes. El shite (literalmente “el que actúa”), interpreta al personaje principal y baila. El waki (literalmente «el que está a un lado»), ejerce de ayudante y va dando las entradas al shite y contextualiza describiendo lugares y situaciones.

– Los instrumentos que Shiki refiere, constituyen la pequeña orquesta siempre presente en el escenario en las piezas del Nô. Junto a la flauta, hay tres tipos de tambores de tamaño creciente, que llevan el compás: un tambor al hombro (ko-tsuzumi), cuyo parche requiere humedad para emitir un tono agudo; un tambor de rodilla (ō-tsuzumi), cuyo parche se seca para emitir un tono alto e intenso; y un tambor abombado (taiko), que marca el ritmo con sonido grave y es tocado con dos baquetas de ciprés (bachi). Se puede oír el sonido de cada uno o ver su ejecución, clicando en el enlace sobre cada nombre.

– Shiki refiere que hay más que hablar sobre el futuro del Nô y asegura que lo hará en el futuro. Y así ocurrirá varias veces, en las entregas 52 (de 3 de julio), 63 (de 14 de julio), 68 (de 19 de julio) y muy especialmente en la entrega 83 del 3 de agosto.

– Shiki recuerda mal y confundió los originales:

mimizuku wa / nemuru tokoro o / sasarekeri         por

fukuro wa / nemuru tokoro o / sasarekeri

Genroku es el nombre que recibe una de las eras japonesas, posterior a la Era Jōkyō y anterior a la era Hōei. Esta era abarcó el periodo desde el noveno mes de 1688 hasta el tercer mes de 1704. Transcurre dentro del llamado Periodo Edo, correspondiente al inicio de la Edad Moderna en aquel país, y durante el Shogunato Tokugawa. El emperador reinante era Higashiyama-tennō.

 

NIEVE, LUNA, FLORES.

En los albores de la presente primavera, me encontré con una sabrosa frase traducida de Kuukai (1) –o Kooboo Daishi, por otro nombre (2)-, monje budista (774-835) del medievo japonés. Tal frase me impactó vivamente, y reza como sigue:

“La verdad está demasiado cerca de nosotros; y, debido a su misma cercanía, no atinamos a percibirla con claridad.”

Alude a la necesidad de “tomar distancia”, como suele decirse, para adquirir una visión panorámica adecuada. Creo que la citada frase puede aplicarse a muchas situaciones, y que fundamentalmente quiere decir esto: que superemos nuestros posibles prejuicios y conveniencias personales, para alcanzar una verdad que en cierto modo nos habita.

Kuukai fue fundador de la escuela Shingon (3) del Budismo –o de la “verdadera palabra”-. Fue también poeta y gran calígrafo, hasta el punto de que los japoneses han acuñado una frase proverbial semejante a la nuestra -“El mejor escribano echa un borrón”-, indicando que es humano equivocarse, incluso en el terreno que uno cree dominar. Dicha frase japonesa suena así: “Kooboo mo fude no ayamari” (4), con el significado siguiente: También Kooboo se equivoca con el pincel.

Como poeta, se le atribuye la autoría del poema conocido como “iroha” (5), donde aparecen sin repetirse las 49 sílabas básicas del japonés antiguo (hoy día quedan en 47). Tal poema se usa aun hoy para practicar la escritura a pincel del silabario “hiragana”, sobre todo.

La espiritualidad de Kuukai suele considerarse asociada a la comunión vital de la persona con la naturaleza a través de las cuatro estaciones –lo cual es también un ideal del haiku-.

“Nieve, luna, flores” forman una expresión emblemática, que podemos considerar casi al hilo de la sucesión de las estaciones: la nieve invernal preludia el Año Nuevo, y asimismo la primavera –representada por las flores-; y pasando por el puente del verano llegamos a la luna, símbolo del otoño y presagio a su vez del invierno.

Es curioso que el haijin Teitoku (1570-1653)(13), uno de los antecesores de Bashoo, supo encadenar esta misma tríada de conceptos en un haiku (6), cuyo verso inicial coincide cabalmente con el compuesto lírico trimembre que venimos comentando. Dicho haiku suena así:

setsugekka / ichido ni misuru / utsugi kana

// Teitoku

 

Nieve, luna, flores…

¡a la vez nos las muestra

el “utsugi”!

Teitoku aporta además el verano mediante su mención del arbusto “utsugi”, con lo cual nos hace ver que el clima rueda con sus vicisitudes a lo largo de todo el año. Paso a comentar los elementos léxicos de este haiku.

(7) setsugekka: es el primer verso, constituido por la sucesión de las palabras mencionadas “yuki-tsuki-hana” (nieve-luna-flores), pero en su lectura china “setsu-getsu-ka”, que consta de cinco sílabas japonesas. La unión de “tsu” y “ka” produce una contracción léxica “-kka”, aunque no por ello disminuye el número de sílabas en su cómputo.

(8) ichido ni: locución adverbial: simultáneamente, a la vez.

(9) misuru: forma verbal antigua y en presente de “miseru” ‘enseñar’. Es conjugación causativa del verbo “miru” ‘ver’, significando así ‘hacer ver, enseñar, mostrar’.

(10) utsugi: (tiene dos posibles representaciones en “kanjis” o ideogramas). Arbusto llamado “Deutzia scabra”, especialmente significativo del verano, que da flores blancas en dicha estación; la cual se iniciaba en “uzuki” (11), cuarto mes del calendario lunar y primero del verano: su correspondencia actual coincidiría con el mes de julio. La semejanza fonética entre el arbusto “utsugi” y el mes “uzuki” contribuye a construir un juego de palabras muy de la época, y del incipiente género del “haikai” cultivado entonces. Aparte de ello, la casi identificación fonética del final de “uzuki” con “tsuki” ‘luna’ en su lectura japonesa, también es señalada por los profesores Abe Kimio y Osou Isoji, recopiladores y comentaristas de los versos de Teitoku en la magna edición de Iwanami , p. 37. En realidad es una puesta en juego de la paronomasia que, en el comentario de estos profesores al haiku en cuestión, es calificada de “kudoi” ‘palabrería’.

La métrica del haiku que presentamos es la habitual de 5/7/5 sílabas, colaborando así al efecto rítmico.

Se nos presentan en este haiku cuatro “kigos” o palabras de estación:

Nieve: alude al invierno ( y, actualmente, también a año Nuevo)

Flores: alude (en aquella época) a Año Nuevo, y siempre a primavera.

Utsugi (arbusto): alude al verano, por su floración.

Luna: alude al otoño.

Quiere decir que las blancas flores veraniegas de utsugi, contempladas a la luz de la luna, son suaves al tacto y a la mirada, como una especie de nieve perpetua. La artificiosidad aquí vertida es asimismo bastante característica de la escuela Teimon de Teitoku.

Este haiku pudo haberlo conocido Bashoo, por coincidencia temporal.   Aunque nuestro gran maestro se formaba en otra escuela, la llamada “Danrin” de Sooin (1604-1682), más favorecedora de la espontaneidad, y del “aware”o asombro humano ante la naturaleza.

 

                                   Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala.

Universidad de Sevilla

Revista de haikus