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Entrega nº 52. 3 de julio

– A veces, las personas que solo conocen el Kabuki se sorprenden de algunas de las diferencias de la puesta en escena, cuando escuchan hablar del teatro occidental. Cuando conocen, por ejemplo, que en este último no hay ni recitados ni pasarelas que atraviesen el patio de butacas hasta el escenario, ni escenarios giratorios, les parece extraño. Pero ¿qué es extraño? ¿el hecho de que estos elementos existan o que no existan? Si pensamos en ello, todo se vuelve más claro, pero mientras no sepamos nada más que sobre el teatro japonés, no nos hacemos preguntas e imaginamos que las escenas recitadas, los escenarios giratorios o la pasarela son elementos obvios, consustanciales al arte teatral.

¿Cómo se han concebido estos elementos característicos del teatro japonés? En su mayor parte, provienen del teatro Nô. Para las personas con cierta formación, la relación entre estas dos formas teatrales es obvia, pero aquellos que solo conocen el Kabuki no prestan atención a los vínculos que tiene con el Nô. Intentemos enumerar sus similitudes, es decir, observemos qué dispositivos tomó el Kabuki del Nô.

Primero, en términos de las estructuras del local, no hace falta decir que la pasarela a través de la sala del teatro Kabuki proviene del Puente Nô. Pero la pasarela llega al frente del escenario, es decir, pasa a través de los espectadores, mientras el puente del Nô llega de forma lateral hasta el costado del escenario. Las entradas al escenario del Kabuki son similares a la «puerta cortada” del Nô (que también se llama «acceso para los escondidos»), pero están en mayor número. La cortina corrediza del Kabuki tiene un encanto diferente de la cortina ascendente del Nô, pero uno puede pensar que una proviene de la otra. La ubicación reservada para el recitador de Kabuki, como la asignada a los cantantes de Nô, se encuentra en el lado derecho del escenario.

En segundo lugar, en lo que respecta a los instrumentos musicales, hay una pequeña orquesta tanto en Nô como en el Kabuki. Existen diferencias obvias entre los instrumentos de uno y otro, pero la flauta, la pandereta y los tambores utilizados en el Nô, también están en el Kabuki. Simplemente, mientras que en el Nô la pandereta juega el papel principal, en el Kabuki es el shamisen. En el Kabuki, los grupos que cantan la tokiwazu o “canción principal” se alinean en el escenario de la misma manera que los músicos y cantantes de Nô.

En tercer lugar, con respecto a los textos, en el Nô los pasajes cantados son más numerosos que los pasajes hablados, y se dividen en dos categorías: las partes narrativas y las que no lo son. En Kabuki, lo hablado tiene el papel principal, pero los pasajes cantados no son infrecuentes. Así, los pasajes cantados los hace también el narrador, pero, desde el punto de vista de las características textuales, como en el Nô, las partes narrativas se distinguen bien de las que no lo son. En las partes no narrativas, el propio actor en el Kabuki modula sus frases, mientras que en el Nô las canta. Más concretamente, a veces canta partes narrativas, mientras que esto nunca sucede en Kabuki, que siempre es el narrador quien está a cargo de estos pasajes.

Además, en el Nô, siempre se insertan bromas entre las diferentes piezas. ¿No deberíamos pensar que las interrupciones y prolongaciones del Kabuki provienen en esa parte de las bromas del Nô? En el Nô, generalmente se representan cinco piezas al día, también, cuando vemos que obras como las de Chikamatsu son a menudo en cinco actos, ¿no podemos imaginar que fue inspirado por la organización de Nô?

Finalmente, con respecto a las piezas en sí, las del Nô son siempre serias y lo cómico está completamente ausente. Simplemente es relegado a algunas farsas que pudieran intercalarse entre las piezas. En Kabuki, la mayoría de las piezas son serias y las comedias como tales son extremadamente raras, pero sin embargo, incluso en las piezas más serias se insertan aquí y allá pequeños sketches con bromas y chistes.

Además, igual que al comienzo de una sesión de Nô, damos paso al “Viejo”, al levantar el telón de una representación de Kabuki realizamos el baile de Sanbasô. También se han modificado algunas de las piezas de Nô para poder ser interpretadas en el Kabuki; sin mencionar que muchos términos técnicos de Kabuki provienen de Nô: todos estos elementos sugieren que probablemente sería más preciso, en lugar de hablar de similitudes entre estas dos artes, reconocer que hemos transpuesto el Nô al Kabuki, y por ello es sabido que tienen mucho parecido. Igualmente, hay muchas otras similitudes en pequeños detalles.

Por otro lado, es cierto que no hay nada que sugiera que la llamada “escena conmovedora” del Kabuki provenga del Nô, y esta, debe ser considerada un invento puro de Kabuki.

Finalmente, con respecto a los rápidos cambios de vestuario específicos para Kabuki, aunque no se excluye que puedan provenir en parte de piezas como la de Dojo-ji, probablemente sea más justo pensar que son también una invención propia.

 

 

Notas del traductor y las fuentes

– En la entrega 33 se habló ampliamente del teatro Nô.

– Cuando se dice «recitado», se hace referencia a lo que en Japón llaman “chobo”, y designa partes narrativas cantadas por una especie de narrador.

– En cuanto al hanamichi (literalmente camino de flores), es un dispositivo escénico que consiste en una pasarela elevada que cruza el patio de butacas, desde el escenario principal a la platea, por en medio de los espectadores, hasta el escenario. Es lateral en el teatro Nô (Puente Nô); o bien central, en el teatro Kabuki.

– La escena del Nô transcurre la parte lateral de la sala, a la derecha de los espectadores. Se prolonga a la izquierda por un puente bastante angosto (llamado hashigakari), cerrado detrás del escenario por una cortina, que permite a los actores llegar a la escena.

– Hay dos términos específicos en japonés (shimote y kamite) que designan, en el vocabulario teatral, al lado derecho del escenario, visto desde el pasillo, y al lado izquierdo respectivamente. Esta distribución de izquierda-derecha es importante ya que el escenario del Kabuki es muy ancho, y con poca profundidad.

– Los términos kirido y okubyoguchi, que designan la pequeña puerta corredera en la parte inferior derecha del escenario, a través de la cual entran y salen los cantantes, se han traducido de forma literal como “puerta cortada”, también llamada “acceso para los escondidos”.

– En el escenario del Nô, en el lado derecho, hay un coro de algunos cantantes (jiutai).

– Los músicos de Nô se dividen en tres grupos: fue-kata (flautista), kotsuzumi-kata (intérprete del tambor pequeño), ôtsuzumi-kata (intérprete del tambor grande) y taiko-kata (intérprete del tambor de piso). La orquesta (hayashikata) tiene lugar en la parte posterior del escenario.

– En la sucesión de piezas que componen un día de Kabuki se realiza un breve trabajo, en un acto, literalmente designado como «interludio» (nakamaku). Las «extensiones», o «piezas traídas de vuelta» (tsukemono), también se oponen a las piezas principales del espectáculo.

– Cuando Shiki habla de Chikamatsu, se refiere a Chikamatsu Monzaemon, seudónimo de Sugimori Nobumori (1653-1725), un dramaturgo japonés del jôruri, un arte teatral de marionetas, antecesor del Kabuki, y es conocido como el «Shakespeare japonés”.

– Los sketches que se insertan en el Kabuki, se llaman Dóke o Chari, y son eso, breves escenas o números con fines puramente cómicos.

– Hay una obra de teatro llamada El Viejo (Okina), realizada principalmente en la víspera de Año Nuevo, que presenta la llegada sucesiva de tres «Viejos» si bien estos realmente son y representan:

Senzai: Joven noble, aguerrido y apuesto que representa a la élite de la sociedad. Coordina y facilita la acción. No lleva máscara.

Okina: Anciano sabio en quien se encarnará la divinidad propiciatoria. Aunque sale a cara descubierta, se diviniza con la máscara de Okina.

Sanbasô: Anciano que también sale a cara descubierta y que también acabará poniéndose una máscara, en este caso de color negro. Representa al pueblo llano, alegre y feliz por las gracias recibidas.

  • Dôjô-ji es el nombre de una pieza de Nô, tomada nuevamente del Kabuki. Proviene de una leyenda que representa los celos de Kiyohime hacia el monje Anchin. Este último termina refugiándose bajo la enorme campana del monasterio de Dôjô-ji para tratar de escapar de su perseguidor.

Entrega nº 51. 2 de julio

Querido señor,

Muchas gracias por enviarme dieciocho fotos de árboles enanos. Aunque totalmente lego en el asunto, sé que este arte requiere múltiples cuidados diarios. En lo que respecta a los primeros arreglos, veo que tenemos tres macetas en tres niveles y tenemos que seguir el orden conocido como «Cielo-Tierra-Hombre»: Sé que es un arte difícil. Aunque esta disposición en tres niveles tiene su encanto para una mirada profana como la mía, sin embargo, siento una cierta falta de variedad al estar todo compuesto con el mismo patrón, y al ir pasando las diferentes fotografías, terminamos sintiendo una impresión de déjà vu. Creo que al final de cuentas, hay una cierta desvirtuación de aquellos cuyo gusto está muy anclado. En términos de composición general, hoy por hoy, solo debe contar la calidad, y podríamos fotografiar sí, una sola maceta, pero también dos, o más de vez en cuando: cuatro, cinco o seis, por ejemplo. En cuanto al orden y los niveles de alturas, ahora, no es necesario seguir una regla específica como es el caso en sus fotos: también podemos alinear todo, o compensar ligeramente dos árboles, o asociar uno muy alto con un muy bajo.

Con respecto al tamaño de los árboles, creo que, en general, se les hace crecer dentro de un cierto estándar. Sería bueno asociarlos inesperadamente: un árbol de gran tamaño, agregaría su encanto, por ejemplo. Para los recipientes, las macetas, no debemos limitarnos solo a piezas diseñadas de forma hermosa. Si alguna vez se usase una olla de barro, un mortero o un balde viejo, el refinamiento podría ser mayor. Sin embargo, creo que una olla con dibujos nunca sería adecuada. Para los pedestales en los que se deben colocar las macetas, no debemos restringirnos a materiales nobles como el palo de rosa o el ébano: una base gruesa de criptómera será igual de buena, a menos que usted no use cosas sencillas, pero una raíz o una piedra natural, funcionarán muy bien en muchos casos.

En cuanto al cómo presentarlos, no es necesario poner siempre una pantalla en la parte posterior, de modo que solo se vea el arbolito. Los árboles se pueden fotografiar en urnas decorativas, en una mesa, al lado de un tazón, en un estante concreto, o en combinación con diferentes utensilios: son posibles varios arreglos. Pero, por supuesto, cualquiera que sea la colocación de los objetos, en la disposición en sí no debe faltar la armonía. ¿Es este árbol adecuado para esta maceta? ¿Esto queda bien con esto otro? ¿Es adecuado este pedestal? ¿Es válida esta ubicación? Tenemos que asegurarnos de obtener el diseño apropiado cada vez y, si exploramos todas las variaciones posibles, no hay límite para el disfrute.

También en el arreglo floral, uno está esclavizado por reglas fijas como las de la escuela Enshu, pero estas no se corresponden a la profunda intención del propio Kobori Enshu. Al contrario, el juego es alejarse de las reglas y disfrutar de infinitas variaciones.

Por lo tanto, en lo que respecta a la misma especie de bonsáis, no debemos limitarnos a los pinos y arces habituales: cada árbol al que accediéramos tendría su propia seducción y así, sus fotos, ofrecerían otros encantos añadidos al de meros árboles cubiertos de hojas. Pero todo esto… ¿no sería incluso excesivamente limitado? No debemos ceñirnos a los árboles, las hierbas también tienen su interés, sin mencionar todo lo que dan se sí las flores.

Aproveché esta carta de agradecimiento para compartir rápidamente mis humildes comentarios. Estoy confundido y reclamo toda su indulgencia. Por favor acepte mis respetuosos saludos.

 

Notas del traductor y las fuentes

– Lo que llamaba a veces árboles enanos, son los famosos bonsáis (bon = ‘bandeja’ + sái = ‘cultivar’) cuyo arte se desarrolló en Japón bajo la influencia del budismo zen, en la época de Kamakura, en el siglo XIII.

– La criptómera (Cryptomeria japónica) es endémica de Japón y ya se habló de ella en la entrega 9.

– Y cuando habla de arreglo floral, se refiere al ikebana (flor viviente), originario del Siglo VI en China y Corea y se desarrolló en Japón ampliamente siglo XV bajo el Ashikaga.

Kobori Enshu fue un famoso maestro de té y arquitecto (1579-1647). Brilló en numerosos campos, incluido los arreglos florales y diseño de jardines. Fue el promotor de la famosa Escuela Enshu de ikebana que refiere Shiki.

Entrega nº 50. 1 de julio

Cuando uno sufre de los pulmones, tiene miedo de sentirse oprimido, razón por la cual uno realmente siente una agradable sensación y alegría al mirar las vastas extensiones del mar. Por otro lado, resultaría absolutamente imposible vivir mucho tiempo en un lugar oscuro, en el corazón de las montañas, rodeado de acantilados. De hecho, el tórax se sentiría aplastado por estas montañas y la respiración se volvería difícil. De esta manera, sería extremadamente doloroso para mí emprender un largo viaje a través de los océanos, en un barco de vapor, encerrado en una pequeña cabina de tercera clase. Y para la vivienda en sí, una casa demasiado estrecha sería molesta para mí; un techo demasiado alto sería particularmente doloroso para mí. En Buson, descubrí el siguiente poema:

Yane hikuki Yado ureshisa yo Fuyu gomori

con techo bajo…

¡la felicidad de la posada!

retiro de invierno

Entonces podemos imaginar que Buson, a diferencia de mí, tenía pulmones en perfectas condiciones. Cuando la enfermedad progresa paso a paso, como ha sido el caso últimamente, siento una sensación de asfixia violenta cuando veo a alguien frente a mí y un poco más alto, de modo que cuando los visitantes vienen, evito que estén parados frente a mí y les ruego que se sienten a un lado. Asimismo, pido que pongan lámparas o árboles enanos a poco menos de 2 m. Sin duda habrá personas a quienes esta actitud les parecerá demasiado extrema, pero si lo piensan bien, lo entenderán. Tener una penosa panorámica, es experimentar lo desagradable de tener justo delante de uno, cualquier cosa, a la altura de los ojos, o incluso más alto que uno mismo. Así, para una persona que está acostada todo el tiempo, como es el caso de un enfermo, cualquier cosa que exceda los 20 o 30 cm, ya queda a la altura de los ojos.

Imaginemos ahora que un brasero de 30 cm de altura se coloca a 1 m de un paciente: eso tendrá el mismo efecto que si se colocara a 1 m de una persona normalmente sentada, un brasero de 1 m o 1,20 m de altura. En este caso, la persona sentada, sin suda, se sentiría molesta. Más aún, cuando la persona en cuestión es un paciente que no puede mover su cuerpo o sus extremidades, y que, si hubiese cualquier peligro, no puede protegerse con las manos o los pies, o huir de él moviéndose, quedando pues condenado simplemente a experimentar el peligro. Es por eso que es fácil entender que si, para colmo, tiene problemas para respirar, se siente terriblemente oprimida y sufre dolores tanto físicos como psicológicos. Desde este punto de vista, es bueno elevar el lecho, pero también esto puede presentar sus problemas: no está permitido que personas como yo duerman en una cama normal, lo cual es muy fastidioso. ¿Qué por qué una cama ordinaria no es adecuada? Pues primero porque son demasiado angostas. Por otro lado, en ellas, la pelvis queda hundida y dificulta los escasos movimientos posibles. Cuando uno está enfermo, necesariamente sufre hasta con las pequeñas cosas más insignificantes.

 

Notas del traductor y fuentes

– Sobre el asunto de sus pulmones, se puede ver también, sobre este tema, las entregas 16 del 28 de mayo y 40 del 21 de junio.

– Cuando habla de viajar en un barco, en una cabina de tercera clase, se intuye el recuerdo muy doloroso del viaje de regreso de China en mayo de 1895, cuando la tuberculosis de Shiki dio un giro muy inquietante, y el intento de imaginar lo que podría suponer un viaje a Occidente.

Shiki ya habló en la entrega 1

– Cuando habla literalmente de árboles enanos, se refiere a los bonsáis, a los que se referirá ampliamente en la siguiente entrega.

– Aquí podemos observar un autorretrato, un di bujo de Fusetsu y una fotografía que ilustran como era la vida diaria de Shiki durante años, en su catre.

 

 

-Un año y tres meses antes, el 15 de marzo de 1901, en su diario Una gota de tinta, Shiki ya había escrito cosas como:

…”Placeres: Caminar, viajar, acudir al teatro Noh; asistir a un rakugo, a dramas, a espectáculos; visitar exposiciones o cualquier entretenimiento; contemplar los cerezos en flor…”

… “Libertades: Estar sentado y estar de pie, durmiendo, estirando las piernas; visitar a los amigos, asistir a reuniones, ir al baño; buscar libros, salir de la casa para descargar la ira cuando a uno lo pierde el temperamento; correr a toda prisa a los gritos de “¡Eh, hay un incendio!” o bien “¡Oídme, un terremoto!”. Todos los placeres y todas las libertades me han sido arrebatados…”

… “El otro día un cristiano vino a darme un sermón: <<Esta vida es corta. La siguiente es larga. Podrías alcanzar la felicidad a través de la fe en la Resurrección de Cristo>>. Sentí una profunda gratitud por su amabilidad. ¿Pero qué puedo hacer? Mi dolor en este mundo es tan severo que no me queda tiempo libre para planear felicidad en la próxima. Mi oración es: <<Primero dame un respiro o un día, Señor, para poder moverme libremente y comer todo lo que quiera durante veinticuatro horas>>. Quizás entonces tendría la paciencia para contemplar la posibilidad de la dicha eterna…”

Agosto 2019

 Getsemani*…

en su callejón angosto,

la sombra de los paraguas.

 

*Barrio popular de Cartagena de Indias (Colombia)

 

Ana Marcela Morante Nieves

15 años

Colegio Diocesano (Albacete)

-.-Atardece en el río

los tucanes

posados en las ramas

  

Nicolás Soler

11 años

Colegio Villa Devoto School (Buenos Aires)

-.-

Mañana tranquila,

a lo lejos

gira lento el molino.

Micaela González Merlini

11 años

Colegio Villa Devoto School (Buenos Aires)

-.-

Atardecer silencioso,

duerme ovillado

un cachorro negro.

 

Constanza Grigas

11 años

Colegio Villa Devoto School (Buenos Aires)

-.-

 

haiku 6

うぐひすの鹿相がましき初音哉

uguisu no sosou gamashiki hatsune kana

 

El tosco trinar

de un ruiseñor-

¡Primer sonido de Año Nuevo!

 

Comentario y notas culturales:

初音 [hatsune] es una palabra que significa para los japoneses “el primer trino o gorjeo de un pájaro escuchado en el Año Nuevo. Como sabemos, esta cultura dispone de numerosos vocablos referidos a elementos naturales concretos.

A Buson le sorprende que el primer sonido del ruiseñor, nada más comenzar el año nuevo, sea tosco, estéril, inacabado, impreciso, inmaduro, ingenuo. Es un comienzo a partir de una extraña sensación de fatalidad, de mala suerte.

Durante los primeros meses de vida, los ruiseñores japoneses emiten sonidos con poca precisión: su trinar es duro, errático, inconsistente, frente a la admiración que genera esta ave en su vida adulta, con un canto muy reconocible. En el periodo Edo era frecuente disponer de algún polluelo en las casas, dentro de una jaula como animal de compañía, quizá Buson nos hable de un ejemplar concreto dispuesto en su hogar, inexperto y alejado del resto de ruiseñores; sin embargo, parece más probable que lo escuchara en plena naturaleza, cuyo aware surge de la sorpresa o conmoción de escuchar el sonido errático de aquella ave: una experiencia inusual e inquietante.

 

Otras veces aquel primer sonido del ruiseñor es inesperado, como también nos muestra Buson:

鶯の 枝ふみはづすはつねかな

Uguisu no eda fumihadzusu hatsune kana

El ruiseñor

cae de la rama-

primer sonido del año.

 

También Buson puede inmortalizar este suceso, enlazándolo con la tradición:

鶯はやよ宗任が初音かな

Uguisu haya yo munetou ga hatsune kana

 

El ruiseñor-

aún desde la época de Munetô

el primer sonido del año.

 

(Munetô -1032 a 1108- fue un samurái del clan Abe durante el periodo Heian).

 

del diecinueve al veintitrés

diecinueve

Hemos ido recogiendo los trozos de crin que dejan los caballos en la alambrada cuando se rascan. Si uno acerca uno de esos pelos, bien estirado, a la oreja y lo pulsa con los dedos, suena como una guitarra. Helem sabe cruzar rápido por debajo de los alambres, pero yo siempre me raspo la espalda o una pierna o se me rompe el short. Hoy me enseñó el platanal. Fuimos llenando, con rocío de las hojas, la envoltura carnosa de una flor de plátano. Luego jugamos a que eran copas de cristal rojo y hasta brindamos. Cuando cruzamos la alambrada, siempre siento que estamos pasando a otro mundo.

De regreso a casa

llevamos caguayos

en las orejas.

 

veinte

Nos bañamos en el aguacero. Lo más rico fue meter la cabeza bajo el chorro de la canaleta que da al aljibe. Allí no nos metimos porque el agua es oscura y no se puede ver el fondo. A cada rato saltan las biajacas, unos peces que alguien echó ahí y han formado familia. El aljibe lo hicieron de la caldera de un central. Nadie sabe quién trajo esa mole de hierro porque cuando los abuelos se mudaron, ya estaba en el patio. No paró de llover hasta bien tarde. Abuela nos hizo chorote. Es una bebida caliente y muy rica, mezcla del maíz tostado —llamado pinol— con la leche. Por todas partes hay un fanguero enorme. Abuelo ha ensuciado el piso con las botas y mi madre, una vez más, ha limpiado todo. Dice ella que él siempre hace eso como una gracia.

Dejamos escapar

a la jicotea.

No nos castigaron.

 

veintiuno

Cuenta la abuela que antes de venir al caserón de la curva éramos ricos. “Los dueños del pueblo”. Pero que abuelo regaló todo al gobierno y nos trajo a esta pocilga. “A mí me gusta la casa”, le digo para que me abrace como la abuela extraterrestre abraza a su nieto en mi libro. Solo sacude la cabeza mientras masca tabaco, luego escupe en el piso una cosa prieta que me revuelve el estómago. Entonces ríe. Me dice que fumar es malo pero que mascar tabaco es muy rico. “Pruébalo”. Yo salgo corriendo.

Desde la casa abandonada

salen babosas.

El canto del choncholí.

 

veintidós

Dice mi abuela que pronto nos vendrá una desgracia porque las tojosas están cantando encima del pozo. Helem me enseñó a rezar. Si rezamos con fuerza, no vendrá la desgracia de las tojosas. Han traído hielo. Había olvidado cómo era tomar agua fría. En realidad, prefiero el agua fresca del pozo. Hace que me sienta muy feliz. De pronto, siento dolor de cabeza. Dice abuelo que eso es porque ya soy guajiro.

Tarde en el pueblo.

Todos los viejos bailan

al compás del órgano.

 

veintitrés

Nadie nos ha hecho caso hoy y hemos podido hacer todas las excursiones que queríamos: al maizal, al cañaveral a comer caña, dos veces al río, y a montar columpio en casa de la monga. Su nombre es Yuliana, pero le dicen la monga porque no habla y ríe por todo. Le digo que tiene unos ojos achinados muy bonitos. Yuliana ríe mientras se columpia. Helem está celosa. Cuando vengo a darme cuenta, ya se ha ido. La mamá de Yuliana trajo durofrío de leche. Pero yo no quise porque quería buscar a Helem. Me estaba esperando a la entrada del rancho. “Tú eres más bonita que ella”, le dije. Me regaló una ciruela madura.

En el portal

poner a competir

a las babosas.

Entrega nº 49. 30 de junio

– Los héroes, según la consagrada expresión china, «acaban lamentándose del tamaño de sus muslos». Si hablamos de los literatos, se dice que «ven que el polvo les llena el pincel y su piedra de tinta». Yo también, últimamente, he estado lamentando que se me haya “oxidado el punzón». Este punzón es una herramienta robusta capaz de perforar una gran cantidad de hojas, y hace diez años que lo compré. Lo usé frecuentemente cuando estaba ocupado compilando mi Clasificación de haikus (Haiku bunrui) y, entonces, todos los días hacía un taladro en cinco o diez hojas de tamaño normal que luego unía con un pequeño cordel. Es por ello que el punzón, aunque no fuera muy puntiagudo, tenía un aspecto liso y brillante. Se podían perforar fácilmente y al tiempo varias docenas de hojas con él. Hoy, por casualidad, lo he tenido en mi mano y está completamente oxidado. Incluso para perforar tan solo dos o tres hojas, el óxido molesta y no funciona bien. Renuncié totalmente a mi Clasificación de haikus desde hace tres años…y hoy, tan solo me quejo de «tener óxido en mi punzón».

 

Notas del traductor y las fuentes

– La frase de los muslos de los héroes, está extraída de una anécdota del Registro de los Tres Reinos (Sānguo-zhi), y se refiere al sentimiento de amargura de unos guerreros a los que no se les presentaba la posibilidad de luchar y veían cómo iban engordando sus muslos.

– Registros de los Tres Reinos (Sānguó Zhi)], es un texto histórico sobre el período de los Tres Reinos en la antigua China, que abarca desde 189 a 280. Fue escrita por Chen Shou en el siglo III de nuestra era. En este Registro, se basó posteriormente el Romance de los Tres Reinos, escrito por Luo Guanzhong en el siglo XIV.

– En la referencia al polvo en el pincel de los literatos, se sobreentiende que el dicho habla de cuando estos no escriben en un tiempo.

– El punzón del que habla Shiki, es el mismo con el que pensó en suicidarse según su entrega del 13 de octubre de 1901, escrita en Notas desordenadas de un hombre acostado (Gyôga Manroku).

– La Clasificación de haikus (Haiku Bunrui) que refiere Shiki, fue una tarea colosal de clasificación razonada del haiku del período Edo, que Shiki tomó desde 1891 (o 1889, la fecha varía según las fuentes), pero tuvo que dejar cuando su enfermedad se volvió demasiado incapacitante. El conjunto, publicado parcialmente en Hototogisu, se editaría por completo por primera vez en doce volúmenes en 1928 y 1929.

– Tanto Blyth, como la biógrafa de Shiki Janine Beichmann o el propio Donald Keene, hacen referencias en sus obra a esa Haiku Bunrui, y por poner solo un ejemplo, Jorge Braulio (La Habana, Cuba) recoge que en ella hay 533 haikus sobre el calor. Algunos pueden leerse en su blog.

Entrega nº 48. 29 de junio

– Recientemente, se ha comercializado un dispositivo con «vistas estéreo». Se combina con una especie de gafas que se colocan delante de los ojos. Luego insertamos las fotografías, que son imágenes por duplicado. Si solo le echamos un vistazo rápido, tenemos la impresión de que las dos imágenes son idénticas, cuando en realidad son ligeramente diferentes. Una de ellas se ve desde el ala derecha, mientras que la otra representa la misma escena, vista desde el mismo lugar, pero desde la izquierda. Cuando las insertamos en estas gafas, tenemos la impresión de que las dos fotos son una; además, las cosas no aparecen planas, sino en relieve; y si hay un camino en un bosque, parece muy real, con profundidad, como si uno fuera a caminar allí. Si hay piedras, cada una sobresale bien redonda. El mecanismo es simple, pero el efecto es interesante, por lo que la primera vez, ya se sea adulto o niño, miramos tantas fotos como sea posible. Es realmente un juguete que distrae.

Pero para que las dos imágenes parezcan una, para que las imágenes planas den una impresión de relieve, se requiere cierta aptitud. Hay personas que pueden apreciarlo desde el primer intento y otras, que nunca llegan a verlo por mucho que miren y miren. Desde que tengo este dispositivo, se lo mostré a todas las personas que vinieron a visitarme y comprendí que funciona de inmediato con aquellos que tienen una buena vista, mientras que no es tan obvio para aquellos que ven mal, principalmente los miopes.

Me había dado cuenta de que las personas con cierta miopía a veces tienen dificultades para coger las cosas, como si les fallara lo más básico. No entendía por qué ocurría, pero claro, era precisamente por sus problemas de vista. Los miopes no ven mucho de lejos, no ven las cosas con claridad, por eso, en comparación con los que tienen una visión normal, pierden mucha información. Además, al tener dificultad para observar ciertas cosas, tienen menos oportunidades de adquirir conocimiento sobre ellas. No es que las personas miopes conozcan o sepan menos que las personas que no lo son, sino que necesitan mucho más esfuerzo para adquirir esos conocimientos, de modo que, para ser iguales, un miope se cansa más que una persona con una buena visión, dado que el conocimiento de las personas proviene entre un ochenta y noventa por ciento de la vista, y así, hay que compadecer a los que tienen muy mala visión.

 

Notas del autor y las fuentes

  • El gusto por los juegos ópticos ya era muy fuerte en el Japón Edo. Hay un interesante artículo sobre ello de Timon Screech, titulado La mirada científica occidental y la imagen popular en el Japón Edo posterior: La lente dentro del corazón; publicado en Cambridge University Press, 1996, y accesible clicando aquí.
  • El estereoscopio, fue creado por el británico David Brewster en 1851. El mundo entero estaba encantado con este invento, pues lograba que las fotografías pudieran verse como en 3D. Así, se crearon imágenes estereoscópicas en y de muchas partes del planeta. Unas de ellas fueron las creadas en Japón, las cuales se hicieron a partir de unas fotografías que existían de la comunidad japonesa en 1850. Nobukuni Enami fue quien creó estas imágenes estereoscópicas, que con el uso del aparato adecuado, pueden verse en 3D. Seguramente, aquellas que veía Shiki.
  • El legado de mayor relevancia que San Francisco Javier dejó a su paso por Japón en el siglo XVI, fueron las gafas. Hoy, unos 70 millones de japoneses llevan anteojos, en buena parte, por la complejidad del idioma que exige largas sesiones de estudio. El jesuita navarro llegó a las costas de Kagoshima en 1549 con unos anteojos como regalo, que después bautizarían como «quevedos» en homenaje a su más ilustre usuario europeo.

Entrega nº 47. 28 de junio

– Recientemente he echado un vistazo a pequeñas piezas en prosa publicadas en Hototogisu , al estilo de los bosquejos, y a menudo me han decepcionado porque enviaron una descripción “de trazo grueso”, y yo hubiera preferido que hubieran sido más minuciosos.

Desde el momento en que el objetivo es representar, se debe ser preciso, aunque sea complicado, porque sin ello no ganaremos la atención del lector. Cuando nos enfrentamos con el objeto, a menudo pensamos que podemos dejar sin describir tal o cual aspecto, pero cuando lo acabas enseñando a otras personas, con frecuencia no entienden lo que es, y esto ocurre porque hemos sido demasiado concisos.

Si escribimos para mostrar algo, no hace falta decir que debemos asegurarnos de que somos entendidos. Y si por casualidad resumimos mucho, por temor a ser demasiado extensos, no debemos dudar en simplificar drásticamente otros pasajes; pero en cuanto a lo esencial que uno quiere representar, pierde todo interés si no se describe con la mayor precisión posible.

Para representar esto, la única solución es retratar de manera objetiva, sin cambiar nada, la experiencia que se ha vivido. He tenido la oportunidad de repetirlo una y otra vez. Pero sigue habiendo personas que componen textos abstractos, a pesar de que les gustaría escribir en el estilo de los bosquejos. Su resultado, obviamente, queda sin interés.

Por poner un ejemplo, si vamos a hablar sobre un restaurante chino en los Estados Unidos y describimos exactamente lo que era el día que fuimos, será perfecto. Pero si no damos detalles precisos, y escribimos un largo texto abstracto para tratar de definir las características generales de tal establecimiento, habremos dado cierta información sin importancia, pero no tendrá ningún interés el hacerlo desde un punto de vista estético. Muchas personas todavía no han comprendido la diferencia entre escribir noticias y la prosa artística. Los “Relatos de la jornada” que aparecen en esta revisión que ojeo, son aún demasiado incompletos y, a menudo, carecen de interés. Pero si los autores se comprometen con un poco más de audacia para escribir con precisión, acabarán por ser mucho más interesantes.

 

Notas del traductor y las fuentes

– Shiki vuelve a la carga con el bosquejo (recordemos que era lo que él llamó shasei), como ya hiciera hace dos jornadas, en su entrega 45, pero en esta ocasión, poniendo el foco en la prosa.

– Si Shiki y su Escuela primero apuntaron a la reforma del haiku, y se comprometieron desde febrero de 1898 a la reforma del waka, la prosa no quedaría fuera de sus preocupaciones. Desde octubre de 1897, la revista Hototogisu publicó algún tipo de ensayos, descripciones y textos en prosa. Rápidamente, para estos intentos de reformar la prosa, los autores sintieron la necesidad de abandonar el lenguaje clásico y utilizar el lenguaje hablado. Si la prosa en general recibía el nombre de sanbun y la prosa que incluía haikus haibun, las indicaciones genéricas de los textos ahora podrían variar: «prosa artística» (bibun), «pequeñas piezas» (shohinbun) o «textos descriptivos» (jojibun). En enero de 1900, Shiki teorizó el proceso en una serie de tres artículos en el diario Nihon titulado Textos descriptivos. El término «prosa tipo boceto en el lugar” o prosa-shasei (shaseibun) solo se usaría más tarde.

– Los “Relatos de la jornada” fueron uno de los formatos de texto creados y desarrollados por la revista Hototogisu, en las que se narraban cosas en prosa tipo bosquejo.

Revista de haikus