Entrega nº 82. 2 de agosto

– Entre los amigos que practicamos el haiku, llamamos “poemas mensuales”, a los que componen los poetas vulgares. El término comenzó a usarse porque gente como el Grupo de los Peluqueros o el Grupo de Hachiko, se proponían un tema cada mes y se juntaban y escribían “haikus” sobre ese tema estacional. Luego, con la moda del haiku, el uso del término se ha extendido, hasta el punto de que son muchos los ignorantes que ahora tienen la palabra “mensual” en la boca. Por lo tanto, no es raro, en ciertos campos, describir a cosas vulgares como cosas “mensuales”, aunque nada tengan que ver con el haiku. Hace poco, hablé con alguien sobre el carácter “mensual” de la ropa, la comida o el hogar. Es “mensual”, por ejemplo, que te guste usar ropa con rayas muy finas. En cuanto a las telas, el crepé es “mensual”. Para la comida, los platos que son demasiado dulces o que tienen demasiada miel son “mensuales”. En las casas, dejar el tronco del pilar derecho del salón con su corteza, es “mensual”. Y podríamos multiplicar los ejemplos. Sin embargo, curiosamente, entre personas que entienden lo que es “mensual” en el haiku, hay muchos que no logran escapar del mal gusto “mensual” para las cosas de la vida cotidiana, como la ropa que llevan, la comida o su hogar. Por ejemplo, hay muchas personas que aprecian especialmente las rayas finas, y lo peor, no solo ignoran que son “mensuales”, sino que, por el contrario, encuentran vulgares las rayas gruesas y llamativas. Es porque son como aquellos que siguen las modas sin cuestionarse si merecen la pena, y no buscan extender a ningún otro campo el sabor y buen gusto que han podido forjar en asuntos de haiku. Cuando los maestros vulgares del haiku, bajo el pretexto de la sutileza, se deleitan en poner en la poesía ñoñerías, pequeñas cosas totalmente insignificantes, no entienden a lo que se le llama «flojedad» o “poemas planos”. Los versos que cantan vastos paisajes, aunque no tuvieran un gran interés, no pueden ser vulgares. En pintura, podemos decir, por supuesto, que es, por ejemplo, “mensual” dibujar el cabello uno por uno. Ahora, entre los que les gustan las telas a rayas para la ropa, muchos no saben que nuestros jóvenes seductores adoran ir a la moda, ya que la ropa es necesaria para poder lucirse, pero finalmente siguiendo dicha moda acaban cayendo en lo “mensual”: ¡es para morirse de risa! Y no hablemos aquí sobre las mujeres. En los hombres, quienes llevan joyas deben hacerlo con cierto sentido estético. Seguir la moda porque sí es el colmo de la estupidez. Un hermoso adorno no tiene nada que ver con el lujo. Una chaqueta desgarrada y pantalones remendados pueden ser más hermosos, dependiendo de su combinación y armonía, que un traje de crepé o yûzen. Me costaría mucho afirmar que la prenda bordada con golondrinas de Nagoya Sanza es hermosa, mientras que el vestido de papel de Izaemon es feo.

Por mi parte, no creo que las joyas sean necesariamente algo malo. Solo lamento el hecho de que personas que conocen bien las cuestiones del haiku (ya ni hablo de la gente vulgar), recurran a los adornos tan «mensualmente».

 

Notas del traductor y las fuentes

– Sobre los poemas mensuales, Shiki ya habló en la entrega 61 del 12 de julio. Diferenciaba entre “haikus firmes” o “haikus con rigor” y “haikus flojos” o “haikus planos”, siendo los mensuales de estos últimos. Shiki considera oportuno componer sin realidad para hacer ejercicios, pero aclarando que son meros ejercicios, y critica muy duramente los haikus “inventados” sin más, los que no siguen las normas del sashei, se haga de manera individual o en grupos como los que comenzó a formar tiempo atrás Sakurai Baishitsu (1769-1852), a quien Shiki ya llamó vulgar en su entrega 3, en la 45 y en la 61. Blyth escribió: “Los poetas de este período, Baishitsu , Sookyuu, Hooroo, Rangai y el resto de ellos, son conocidos como poetas ‘tsukinami‘ (mensuales), porque generalmente se encontraban cada mes y componían versos sin inspiración, de forma mecánica e inventados”. Años después, poetas como Mimori Mikio (ver entrega 77 del 28 de julio) y luego algunos coetáneos de Shiki, siguieron con esa mala praxis para el haiku.

El yûzen es una técnica para teñir telas de seda para kimonos, y se le llama así también directamente a las prendas a las que se les ha practicado esta técnica.

Nagoya Sanza, fue un famoso personaje kabuki del que se dice que fue amante de Izumo no 0-Kuni, ni más ni menos que la fundadora del género. Era un reconocido excéntrico, como lo demuestra el llevar en aquella época esa famosa prenda bordada con golondrinas. Puede verse una imagen de Nagoya con dicha prenda clicando aquí.

– En la famosa obra de kabuki “Cartas del barrio de los placeres” (Kuruwa bunsho), Fujiya Izaemon, llegada a una gran pobreza, debe usar un kimono de papel (kamiko) hecho de cartas de amor cosidas, lo cual es fácilmente reconocible por sus diseños con sinogramas caligráficos. Puede verse un fragmento de la obra clicando aquí.