Haiku 33

しら梅の枯木にもどる月夜哉

Shiraume no kareki ni modoru tsukiyo kana

A la luz de la luna
el blanco ciruelo vuelve a ser
un árbol marchito.

 

 La luz -blanca- de la luna- blanca, se proyecta sobre las flores -blancas- del ciruelo hasta que desaparecen porque se mimetizan. Entonces sólo se aprecian las oscuras ramas del árbol, desnudas como en invierno.

Esta idea contrasta con su verdadero jisei :


白梅に明くる夜ばかりとなりにけり

Shiraume ni akuru yo bakari to narinikeri

 desde ahora
cada noche amanecerá
con las blancas flores del ciruelo.


Se demuestra con este haiku su predilección por el ciruelo frente al cerezo, es decir, su gusto más cercano a la tradición china: la hoja duradera, resistente y heroica del ciruelo, que nace en invierno y resiste sus embestidas; un deseo de vida, de fortaleza frente a la efímera del cerezo. Su obra para la posteridad, un alegato de su vocación poética y pictórica: un cuadro para ser contemplado en los siglos venideros. Buson le pide a Gekkei que añada un título: “El comienzo de la primavera”, indicando que es un haiku para el futuro, varios días después de la luna del 25 de diciembre, cuando ya haya fallecido. La flor del ciruelo florecerá blanca, venciendo el crudo invierno, y a ella se aproximarán los ruiseñores con su canto, ya agudo y vigoroso (recuérdese los dos intentos previos de jisei con ruiseñores en invierno, de canto breve y tibio -véase en los poemas número 7, A y B.