Todas las entradas de: el rincón del haiku

PARTE 4. LOS CUATRO GRANDES POETAS DE HAIKU

PARTE 4

LOS CUATRO GRANDES POETAS DE HAIKU

 

BASHŌ

Hay tres grandes nombres en la historia del haiku, Bashō, Buson e Issa; podemos incluir un cuarto, Shiki. Bashō es el religioso, Buson el artista, Issa el humanista. Bashō se ocupa de Dios como se ve a sí mismo en la mente del poeta ante las flores y los campos. Buson se ocupa de las cosas tal y como existen por y para sí mismas, por derecho propio. Issa se ocupa del hombre, el ángel débil; los pájaros y las bestias que luchan como nosotros por ganarse la vida y mantener la cabeza por encima del agua. Si no empezamos por Bashō, nuestra interpretación del haiku carecerá de profundidad. La objetividad de Buson y la subjetividad de Issa, surgen del hombrecillo hogareño de cejas largas y mala digestión.

Es más cierto en la poesía japonesa que en cualquier otra, que para entenderla hay que entender al poeta. Itō Jinsai[1] dijo:

師は道のあるところ、師 を崇むるは

すなはち道を崇むる所以なり

Donde está el maestro, está la verdad; el respeto por el maestro es respeto por la verdad.

Por lo tanto, cuando acudimos a Bashō, lo hacemos porque él es el Camino, la Verdad y la Vida. Aparte de los seres humanos no hay Buda. Sin embargo, no debe haber imitación de Cristo ni de ninguna otra persona, ninguna imitación de ningún maestro.

En palabras del propio Bashō:

古人の 跡を求めず、

古人の求めたるところを求めよ

No sigas los pasos de los Antiguos;

busca lo que ellos buscaron.

Como en el caso de Wordsworth, la piedad era la base tanto del carácter de Bashō como de su obra literaria. A él, más que a ningún otro poeta oriental, se aplican las palabras de Gensei[2]:

忠孝を以て根底となし、文学を以

核葉となさば詩も亦深遂なり

Al hacer de la fidelidad y la piedad filial lo fundamental, y dar a la obra literaria un lugar secundario, la poesía es profunda.

Podemos comparar lo que dice Wordsworth:

Ser incapaz de un sentimiento poético, en mi sentido de la palabra, es carecer de amor a la naturaleza humana y de reverenciar a Dios.

Bashō sentía que la vida no era lo suficientemente profunda ni continua, y quería dar a cada acción, a cada momento, el valor que potencialmente tenía. Quería que la pequeña vida que llevamos, fuera al mismo tiempo que la vida más grande. Cada flor debía ser la primavera, cada dolor una punzada de nacimiento, cada hombre un poeta de haiku caminando por el Camino del Haiku.

Era la vida del pequeño día, la vida de gente pequeña. Y “el hombre murió” dijo

“A menos que lo englobemos en el gran día… y situemos la pequeña vida en el círculo de la gran vida mayor, todo es un desastre”.[3]

¿Qué es esta vida mayor y cómo debe relacionarse con ella la vida pequeña? O, para plantear la cuestión de un modo más prosaico pero de forma pertinente, ¿cuál es el valor social del haiku?

Cuando comparamos la vida de Bashō en particular, o la de cualquier otro gran poeta del haiku, con las de Wordsworth, Milton, Shelley, Keats, etc., nos llama la atención un hecho de aparente poca importancia: que todos los poetas japoneses del haiku tenían discípulos y los poetas ingleses ninguno. Este es un asunto de la mayor importancia porque es justo aquí, en esta actitud religiosa, donde la pequeña y prosaica vida de la gente pequeña puede situarse en lo más grande, la vida poética.

冬籠りまた寄りそはんこの柱

fuyu-gomori   mata yorisowan   kono hashira

Reclusión invernal:
una vez más me apoyaré en
este poste.

(Bashō)

Aquí, y sólo aquí, está la pequeña vida puesta en el círculo de la mayor, lo ordinario en lo extraordinario, lo común en lo milagroso, lo material en lo espiritual, lo humano en lo divino. Sentarse en el suelo y apoyar la espalda contra un poste puede que no sea el colmo de la comodidad, pero este es el placer que Bashō se promete a sí mismo. Durante el invierno, mientras la nieve cae silenciosamente, se apoyará en el poste como hizo el año pasado, leyendo y escribiendo poesía, pensando

Pensamientos que vagan por la eternidad,

a través de nuestra eternidad, a través de la gran vida. Este poste, frotado suave con innumerables vigilias, negro donde su cabeza se apoya en él, es todo lo que pide. El Camino del Haiku requiere no sólo una pobreza franciscana, sino esta concentración de todas las energías de la mente y el cuerpo, un perpetuo hundimiento de uno mismo en las cosas. Bashō nos dice, y es de notar, que le creemos:

名月や池をめぐりて夜もすがら

meigetsu ya   ike o megurite   yomosugara

La luna llena de otoño:
toda la noche
paseé alrededor del lago

(Bashō)

¿Toda la noche mirando la luna y sólo este pobre verso para mostrarnos? Pero, hay que recordar que Bashō es un maestro. Y así nosotros también, cuando miramos la luna, miramos con los ojos de Bashō, esos ojos que miraban esa luna y su reflejo en las plácidas aguas del lago. Buson dice:

さむしろ を 畠 に 敷 梅見 はな

Samushiro wo   hatake ni shiite  ume-mi hana

Extendiendo una estera de paja en el campo,
me senté y contemplé
las flores del ciruelo.

(Buson)

Esto de sentarse y contemplar un árbol en flor no es tan simple y fácil como parece. Buson, además de poeta, era un artista, y estaba expresando en silencio y sin movimiento el significado poético y artístico de este ciruelo (pues éste es el significado de “contemplar”).

Uno de los haikus de Bashō que ilustra tanto esta sencilla severidad de la vida como su tierno afecto por sus alumnos es el siguiente:

春立つや新年ふるき米五升

haru tatsu ya   shinnen furuki   kome go shō

El comienzo de la primavera:
para el Año Nuevo
cinco cuartos de arroz viejo.

(Bashō)

En Fukagawa, los discípulos de Bashō, especialmente Sampū, le llevaban todo para cubrir las necesidades de la vida. Tenía en casa una gran calabaza en la que cabían cinco shō (1 shō = 3,18 pintas = 1,8 litros). La felicidad del Año Nuevo es el recuerdo de la fidelidad y el afecto de sus alumnos, simbolizados en el arroz que queda del año anterior. Un poema similar es:

嵐雪が送りし正月小袖を着て

Poniéndome una prenda de seda que me regaló Ransetsu por el Año Nuevo
(N.T. es una nota previa explicativa de Bashō)

 

誰やらか姿に似たり今朝の春

Tare yara ka    sugata ni nitari    kesa no haru

La primera mañana de primavera:
me siento como
otra persona.

Literalmente: “¿A quién me parezco?”. La falta de afectación de Bashō se muestra también a continuación:

 

和角製餐句

Respondiendo al poema de Kikaku sobre tade (maleza) y la luciérnaga[4]

 朝顔に我は飯食ふ男哉

Asagao ni    ware wa meshi kū    otoko kana

Soy quien
desayuna
contemplando las flores del asagao.

 

Esta fue la respuesta de Bashō a:

草の戸 に我は蓼くふ蛍哉

Kusa no to ni    ware wa tade kū    hotaru kana

Una luciérnaga;
participo de la hierba[5]
en mi ermita.

(Kikaku)

Kikaku quiere decir que, como la luciérnaga, él prefiere la noche, y tiene gustos excéntricos disfrutando del sabor amargo de una hierba que a otras personas no les gusta. Bashō dice que la verdadera vida poética no está en eso, sino en desayunar arroz con pepinillos y contemplar lo que la naturaleza y las estaciones nos traigan.

Sería igual de difícil pensar en Bashō viviendo en la abundancia o moderadamente acomodado, como sería imaginar a San Francisco como un hombre rico. Bashō vivió una vida muy parecida a la de Meg Merrilies:

“No desayuna muchas mañanas, no come muchos mediodías,

y en lugar de cenar se quedaba mirando fijamente a la luna”.

Chora nos da una imagen de Bashō, muy diferente de la del poeta europeo medio:

旅姿時雨の鶴よ芭蕉翁

Tabi-sugata    shigure no tsuru yo    bashōō

Vestido de viaje,
una cigüeña bajo la lluvia de finales de otoño:
el viejo maestro Bashō.

(Chora)

El primer poema del Diario de Nozarashi nos muestra la idea que tiene Bashō del estado normal del poeta, poco diferente de la del ascético. El fin propuesto no difiere del ideal que Keats tenía ante sí, pero los medios son polos opuestos:

野ざらしを心に風のしむ身かな

Nozarashi wo    kokoro ni kaze no    shinu mi kana

Resignado a morir expuesto,
¡cómo me traspasa
el viento!

(Bashō)

Preparado para morir al borde del camino, emprende su viaje ¿Por qué no se detuvo en casa, cómodamente, al menos al abrigo del viento y la lluvia? Por varias razones. Sin contacto con las cosas, con el frío y el hambre, la verdadera poesía es imposible. Además, Bashō era un espíritu misionero y sabía que en todas las partes de Japón había personas capaces de recorrer el Camino del Haiku. Pero más allá de esto, al igual que con Cristo, el corazón de Bashō se volvió hacia la pobreza y la sencillez; era su hado, su suerte, su destino como poeta.

年の市線香買ひに出でばやな

Toshi no ichi    senkā kai ni    ideba yana

El mercado de fin de año:
me gustaría salir y comprar
varillas de incienso

(Bashō)

 

La modestia de los deseos de Bashō es evidente en este poema. Nada podría ser más barato, o más alegre, según los estándares ordinarios. La simpatía de Bashō por las cosas animadas no surgió de una teoría sobre la unidad de la vida, ni de un amor innato por los seres vivos. Fue estrictamente poética, y por esta razón la encontramos parcial y limitada, pero sincera. Brota, como se ve en los casos individuales en que se expresa, de una profunda experiencia de un caso particular. Bashō regresaba una vez de Ise, el hogar de los dioses, a su lugar natal de tristes recuerdos. Atravesando el bosque solitario, la fría lluvia sobre las hojas caídas, vio a un pequeño mono sentado acurrucado en una rama, con ese patetismo sumiso que los seres humanos difícilmente pueden alcanzar. Sólo los animales lo poseen. Él dijo:

初時雨猿も小蓑を欲しげなり

hatsu shigure   saru mo komino o   hoshige nari

Primera lluvia de invierno:
el mono también parece querer
una pequeña capa de paja.

(Bashō)

Él estaba preservado de cualquier sentimentalismo sobre los animales por el hecho de que su propia vida estaba llena de incomodidad, lo que él vio como inevitable y, en cierto sentido, deseable.

La dulzura de Bashō, (que era un samurái de nacimiento) es una cualidad muy especial. Quizá podamos compararlo con Chaucer, de quien Thoreau dice:

Estamos tentados de decir que su genio era femenino, no masculino. Sin embargo, era una feminidad rara de encontrar en la mujer, aunque no la apreciación de la misma; tal vez no se encuentra en absoluto en la mujer, sino que es sólo lo femenino en el hombre.

Bashō no era un gran genio poético de nacimiento. Durante los primeros cuarenta años de su vida no escribió ningún poema que pudiera calificarse de notable, ni siquiera de bueno. A diferencia de su contemporáneo Onitsura, que alcanzó la madurez a los veinticinco años, Bashō se abrió camino en la poesía más profunda a base de esfuerzo y estudio, estudio que aquí no significa mero aprendizaje, sino una concentración en el significado espiritual de la cultura que había heredado del haikai. De hecho, podemos decir que pocos hombres han sido realmente tan cultos como lo fue Bashō, con su comprensión del Confucianismo, Taoísmo, Poesía China, Waka, Budismo, Pintura o el Arte del Té. En Oi no Kobumi, 笈の小文 escribe:

西行の和歌における、宗武の連歌における、

雪府の 締における、利休の茶における、

其の貫道する物は一なり。

El waka de Saigyō, el renga de Sōgi, la pintura de Sesshū, El té de Rikyū;

el espíritu que los anima es uno.

Con Kigin季吟, 1623-1705, Bashō probablemente estudió el Manyōshū, el Kokinshu, el Shin Kokinshu, el Genji monogatari, el Diario de Tosa, el Tsurezuregusa y el waka de Saigyō en su Sankashu山家集[6]. Otros poetas de haiku también estudiaron a Saigyō, por ejemplo, el poema de Sōin宗因, escrito sobre una imagen de Saigyō:

秋はこの法師すがたの夕かな

Aki wa kono   hōshi sugata no   yūbe kana

Esta aparición de Hōshi,
por la tarde,
es la del otoño.

Hay un gran número de haikus relativos a Saigyō, y no pocos de Bashō referidos o basados en el waka de Saigyō. El interés de Bashō en ellos se debía a su aparente objetividad, aunque real subjetividad, su yūgen幽玄, su doloroso sentimiento, arte y pureza. Más que a los poetas chinos, admiraba a Saigyō por su vida de pobreza y vagabundeo, su profunda fusión de poesía y religión.

Con verdadero genio japonés, no se limitó a leer y repetir las palabras y frases de estos hombres, sino que puso su espíritu en práctica en su vida cotidiana. Hay un lejano, aunque profundo, parecido entre Bashō y Johnson, dos tipos de hombres completamente diferentes, que sin embargo ocupan ambos una posición en la historia de la literatura por encima de lo que sus escritos reales justifican, en virtud de su carácter personal.

Cuando se haya escrito todo lo que se pueda escribir y se haya hecho todo que se pueda hacer, se descubrirá que Bashō no sólo fue el más grande de todos los japoneses, sino que debe ser contado entre los pocos seres humanos que vivieron y nos enseñaron cómo vivir viviendo.

BUSON

Buson nació en 1716, veintidós años después de la muerte de Bashō, y murió a finales de 1783. En comparación se sabe poco de los detalles de su vida, pero parece que fue un marido cariñoso y un padre devoto. Cuando comparamos a Bashō y Buson, nos sorprende la diferencia de la profundidad de su vida poética. Ambos utilizan ojos y oídos, pero en Buson, por muy sensible, incluso supersensible que pueda ser, sus sensaciones no se hunden en lo más recóndito de su alma, como en el caso de Bashō. Hablando de los sonidos, podemos decir que en Bashō la cosa, su naturaleza, se expresa en una especie de onomatopeya, que puede ser profundamente espiritual. Las cosas sin voz hablan en la cadencia de sus poemas:

秋深き隣は何をする人ぞ

aki fukaki    to nari wa nani wo   suru hito zo

En el profundo otoño
mi vecino
¿cómo vive?

(Bashō)

 

Comparemos los siguientes poemas:

五月雨をあつめて早し最上川

samidare wo   atsumete hayashi   Mogami-gawa

Recogiendo
las lluvias de verano,
el rápido río Mogami.

(Bashō)

 

五月雨や名もなき川のおそろしき

Samidare ya   na mo naki kawa no   osoroshiki

Las lluvias de mayo:
incluso un arroyo sin nombre
es algo aterrador.

(Buson)

 

En el poema de Bashō, aunque no habla de sonido, oímos en nuestro interior el agua turbia que se precipita al mar. El poema de Buson nos dice algo poético que sintió sobre el río, pero el río no resuena en todo nuestro cuerpo. Bashō tiene unos pocos poemas que son simples registros de sonidos audibles, pero no muchos:

烏賊売の声まぎれはし杜宇

ika uri no    koe magirewashi   hototogisu

La voz del vendedor de sepia
se mezcla con la voz
del hototogisu[7].

(Bashō)

 

Como ejemplos de la exquisitez del oído de Buson, podemos citar:

涼しさや鐘を離るゝ鐘の声

Suzushisa ya   kane wo hanaruru   kane

El frescor:
el sonido de la campana
cuando sale de la campana.

(Buson)

 

蚊の声すいかず忍冬の花散る梅に

Ka no koe su   suikazura no hana  chiru goto ni

El sonido de los mosquitos
cada vez que la flor de la madreselva
cae.

(Buson)

Pero con pocas excepciones, las percepciones de Buson de los sonidos, por delicados y sutiles que sean, se detienen ahí. Esto no es una crítica a Buson, pues es bueno detenerse y es bueno continuar. Buson es ante todo un poeta de la mirada, y Buson era un artista, mucho más artista con las palabras que con la tinta india o el color. A veces la descripción es tan pictórica como para que no sea apta para la poesía:

若葉して水白く麦黄みたり

Wakaba shite    mizu shiroku mugi    kibami tari

Hojas jóvenes verdes,
agua blanca,
trigo amarillento.

(Buson)

Buson tiene casi una avidez de color:

 

ゆふがほや黄に咲たるも有べかり

Yūgao ya   ki ni saitaru mo   aru bekari

Calabaza de peregrino;
también debería haber
una floración amarilla.

(Buson)

 

Se podrían dar muchos ejemplos; aquí van algunos:

 

月に遠く おぼゆる藤の 色香かな

Tsuki ni tōku   oboyuru fuji no   iroka kana

A la luz de la luna,
el color y el aroma de las flores de glicina
parecen lejanos.

(Buson)

 

つゝじ咲て片山里 の飯白し

Tsutsuji saite   katayamasato no   meshi shiroshi

Las azaleas están floreciendo;
en este remoto pueblo de montaña
el arroz hervido es blanco.

(Buson)

 

公達に狐化たり宵の春

Kindachi ni    kitsune baketari     yoi no haru

El zorro
se transforma en un joven príncipe;
la tarde de primavera.

(Buson)

 

貌白き子のうれしさよ枕がや

Kao shiroki    ko no ureshisa yo    makura gaya

Felicidad,
ante la cara blanca del niño
en el pequeño mosquitero.

(Buson)

 

高楼の灯影にしずむ若葉哉

Kōrō no    hokage ni shizumu   wakaba kana

Las jóvenes hojas,
empapadas en las luces
de la torre alta.

(Buson)

 

牡丹散て打かさなりぬ二三片

Botan chitte   uchikasanarinu  futamihira

Se esparce la peonía,
dos o tres pétalos
yacen uno sobre otro.

(Buson)

 

きりぎりす自在をのぼる夜寒哉 かな

kirigirisu    jizai wo noboru   yosamu kana

El grillo
trepa por la percha;
la noche es fría.

(Buson)

 

金鮮の羅は誰れかあきの風

Kinbyō no   usumono wa tare ka   aki no kaze

Sobre la pantalla dorada,
¿De quién es el vestido de gasa de seda?
Viento de otoño.

(Buson)

 

Para decirlo en una frase, Buson vivió en el mundo de los fenómenos y su vida interior era escasa comparada con la de Bashō. Podemos apreciar los siguientes poemas:

古池や蛙飛びこむ水の音

Furuike ya kawazu tobikomu mizu no oto

El viejo estanque:
una rana salta dentro,
el sonido del agua.

(Bashō)

 

古池に草履沈みてみぞれかな

Furuike ni    zōri shizumite    mizore kana

El viejo estanque,
una sandalia de paja hundida hasta el fondo;
cae aguanieve.

(Buson)

El poema de Bashō tiene vida en su interior, tiene Vida, mientras que el de Buson está muerto en este sentido. La monotonía de la escena con la sandalia de paja no es superficial, pero no encierra en sí toda la tristeza del mundo; es la cosa como es, pero no la Cosa como es realmente. Elegimos una u otra, según nuestro carácter y estado de ánimo.

Otro contraste fundamental entre Bashō y Buson es el siguiente: en Bashō, su comprensión del zen, la influencia de la poesía china, la obra de los poetas waka, todo esto y muchas otras cosas se funden en su mente, en su experiencia de la vida; lo mismo puede decirse, con mayor verdad quizá, de Issa. Con Buson, y con Shiki también, estas cosas son utilizadas e imitadas, pero nunca forman parte del hombre mismo. Buson sigue a Bashō, Shiki sigue a Buson, pero Bashō e Issa no imitan a nadie; su vida es suya.

 

ISSA

Si Bashō es el poeta de la vida y Buson el poeta del estudio, Issa es el poeta del destino. Bashō, aunque su mente es tierna y compasiva, tiene algo de resignado, algo divino en él. Buson ve el mundo como un espectador. Issa se mueve con el movimiento del destino. La vida transcurre alegre y dolorosamente, con éxtasis y angustia, e Issa la acompaña. No alaba ni condena, pero no se aparta de nada de lo que existe. Además, Issa tiene esa cualidad shakesperiana de no decir a las cosas lo que deben ser, de no saber mejor que Dios mismo cómo debe funcionar el universo, de no oponerse a los accidentes predestinados de la vida, ni a su extraño curso hacia una meta desconocida. Lo vemos en el siguiente pasaje del Shichiban Nikki 七番日記 de Issa del 12 de febrero:

布施東海寺に詐でけるに、鶏どもの跡した ひぬることの不便さに、門前の家によりて 米一合ばかり買ひて、華たんぼ、のほとり にちらしけるをやがて仲間喧催をいくとこ ろにも初めたり。其のうち梢より嶋す、め ばらばら飛び来りて 、こ、ろしづかにくら ひつ、鶏宋る時小ばやくもとの輸へ逃げ 去りぬ。嶋雀は蹴合の長かれかしとや想ふ らん、士農工商その外さまざまのなり はひ 皆かくの通り。

米藤も罪ぞよ鶏は誠合ふぞよ

Kome maku mo    tsumi zoyo tori wa    keriau zoyo

Hice una peregrinación al templo de Tokaiji en Fuse. Compadeciéndome de las gallinas que seguían tras de mí con nostalgia, compré arroz en una casa frente a la puerta del templo y lo esparcí entre las violetas y los dientes de león. Pronto empezaron a pelearse entre ellas aquí y allá. Mientras tanto, palomas y gorriones bajaban volando de las ramas y se comían tranquilamente el arroz. Después, los gorriones y las palomas volaban de nuevo a las ramas, antes de lo que querían, sin duda deseando que el encuentro a patadas hubiera durado más. Samuráis, granjeros, artesanos, comerciantes y todos los demás son así en su forma de vivir.

米藤も罪ぞよ鶏は誠合ふぞよ

Kome maku mo    tsumi zoyo tori wa    keriau zoyo

Esparcir el arroz,
también eso es un pecado
¡las aves se patean unas a otras!

(Issa)

Toda la vida de Issa fue una tragedia. Era uno de esos hombres que atraen el fracaso y la desgracia, igual que triunfan en todo lo que intentan. Cristo, por su propia naturaleza, estaba destinado a la muerte violenta, e Issa estaba marcado para la pobreza y sufrimiento, pero en ambos casos el resultado lejano fue en verdad diferente de lo que cabía esperar. Y hay otro paralelismo entre los dos hombres. Cristo es nuestro ideal de lo que debe ser un ser humano, pero qué judío es en sus amores y odios, en su elevación de lo particular a lo general. Issa es también el más japonés de los poetas de haiku, o puede que de todos los poetas japoneses, pero a pesar de ello o por ello, su obra tiene un atractivo universal. Esta paradoja es quizá la de todos los grandes hombres.[8]

A menudo se dice que Issa tenía una visión un tanto deformada de la vida. Esta idea errónea proviene de no darse cuenta de que Issa, a diferencia de la mayoría de nosotros, decía lo que pensaba. Decía no sólo la verdad, sino toda la verdad. Ikkyū, el famoso excéntrico Zen del siglo XV, padeció de lo mismo. Incluso en los asuntos sexuales era estrictamente franco con todo el mundo, y su reputación ha sufrido en consecuencia. Issa, como Bashō, era un hombre muy moral, pero quizá no tan “estirado”. Bashō nació y se educó como samurái, pero Issa tiene una visión más amplia de la vida, que difícilmente se puede resumir en reglas o máximas. El siguiente pasaje mostrará su visión del mundo y las “normas” por las que juzgaba:

風流をたのしむ花園ならで後の畑前のの

物作りに志し、自ら鎖を採つて耕し、

 の賜と親の命に葉を書し、吉野の腰、

の月よりもおのが業こそ葉しけれ。御ダ心

をとめて打むか小菜種の花は井出の山

 よりも好もしく、 夢の積の色は、 牡 丹門帳

より阪ごたへありとゆ。

En lugar del placer artístico de los jardines floridos, dedícate a cultivar el arrozal que hay detrás de la casa. Coge una azada de mano y úsala; ten sumo cuidado respecto a la vida de tus padres y lo que has recibido de tus antepasados. Sé feliz en tu trabajo más que con las flores de cerezo de Yoshino o con la luna de Sarashina. Más que las rosas de montaña de Ide, ama las flores de la colza y cuídalas con esmero. Las espigas verdes del trigo son más conmovedoras que las peonías.

En otras palabras, la vida es más importante que el arte; nuestro arte y la poesía han de ponerse en nuestro vivir. La belleza se encuentra en nuestra vida cotidiana; entonces se crea de forma natural y espontánea.

Issa es como Heine, tiene el poder de decir con ligereza y con humor lo que otros sólo han sabido decir de manera grandiosa. Las palabras de San Pablo son,

La creación entera gime y sufre hasta ahora, esperando la manifestación

de los hijos de Dios.

Qué diferente suena Issa:

蚤どもも夜永だらうぞ淋しかろ

Nomi-domo mo    yonaga darō zo    sabishi karo

Para ti también pulga,
la noche debe ser larga,
debe ser solitaria.

(Issa)

Imagen 24

Asagao, de Issa

 

SHIKI

Shiki, 1869-1902, en oposición a la tendencia prevaleciente de la época, despreció a Bashō y afirmó la superioridad de Buson. Lo que le atraía de Buson era su objetividad, su actitud de pintor-poeta que mira con mirada clara y fresca sobre el mundo. Este no es lugar para hablar de objetividad y subjetividad, pero podemos decir que en sus mejores momentos Bashō e Issa tienen una subjetividad objetiva en la que la cosa está impregnada de la vida poética del poeta, y no sufre distorsión ni decoloración, sino que revela vívidamente su propia naturaleza intrínseca.

世の中は稲刈るころか草の庵

yo no naka wa   ine karu koro ka   kusa no io

Mi choza de paja;
en el mundo exterior
es tiempo de cosecha.

(Bashō)

En Shiki y Buson, su objetividad tiene algo fresco y nos sentimos tranquilos ante ella, porque no nos exige nada. Cuando Bashō o Issa fallan, caemos en el sentimentalismo, o en algo peor. Cuando Buson y Shiki fallan, el paisaje es de cartón, y las cosas pertenecen a un mundo bidimensional, sin vida ni profundidad.

La personalidad de Shiki tal vez no sea muy atractiva, pero cuando leemos sus haikus, nos sorprende el gran número de poemas excelentes y perfectos que escribió. Era un gran partidario de la naturaleza, de la “naturaleza muerta”, de evitar todo elemento intelectual en la poesía. Su fuerza y su debilidad residían en su falta de religión. Esto se pone de manifiesto en una carta enviada a su tío mientras estaba enfermo en la cama:

我等亡くなり候とも俳式の置告など無用に

候。 家も町も狭き故二三十人もつめかけ候

はは、 帆の動きもとれまじく僕。 何派の

式をなすとも、枢の前に中詞、 博記の類激

み上げ候事無用に候。 戒名といふもの用ひ

候事無用に僕。 。 自然有の石碑もいや

な事に 候。梱の前に通夜すること無用に狭。

通夜するとも代りあひて可致候。 概の前に

て空派は無用に帆。 談笑平生の如くあるべ

く候。

Cuando muera, no es necesario anunciar el funeral, etc. La casa es pequeña y la calle estrecha, y si se amontonan veinte o treinta personas el ataúd no podrá moverse. Sea cual sea la secta que celebre el funeral, los discursos fúnebres y la lectura de relatos de mi vida son innecesarios. No quiero un nombre budista póstumo ni una lápida de piedra natural. No es necesario celebrar un velatorio antes del entierro. Si se llegara a celebrar, que sea por turnos. Nada de lágrimas de cocodrilo, por favor; hay que hablar y reír de forma normal.

De su falta de religión proviene su lucidez de ojos y mente, falta de sentimentalismo, amor a la verdad y devoción a la literatura. Pero sentimos cierta falta de profundidad: se ha tirado al bebé con el agua del baño. Shiki no está en contacto con mucho de lo que es humano, aunque su forma sea supersticiosa e irracional. Como dice Whitman,

Sólo lo que se demuestra a sí mismo cada hombre y mujer es así,

sólo lo que nadie niega es así.

Shiki es un humanista, pero sentimos algo un poco duro, superficial, poco cariñoso en él. Bashō sentó las bases del haiku, Buson amplió su alcance; Issa lo elevó por encima del arte, de la poesía, de todo valor estético, al reino de la vida. También en este sentido Issa es el poeta japonés, ya que está más cerca del Cielo cuando está más próximo a la tierra. Shiki, aunque fuertemente realista, lleva el haiku de vuelta a Buson; ve las cosas bajo el aspecto de la belleza, como un artista.

Podemos comparar a los cuatro poetas en los siguientes poemas sobre el mismo asunto, con uno añadido de Kikaku, a quien podemos considerar un contrapunto de Bashō:

家に遊女も 表たり秩と月

Hitotsu-ya ni    yūjo mo netari    hagi to tsuki

Alojamiento en una posada,
junto con las cortesanas:
flores de lespedeza y luna.

(Bashō)

 

傾時鳥あかつき傘を買はせけり

Hototogisu    akatsuki kasa wo    kawase keri

Recinto de Cortesanas

Un hototogisu canta;
al amanecer,
me obligo a comprar un paraguas.

(Kikaku)

 

わかたけや橋本の遊女ありやなし

Wakatake ya    hashimoto no yūjo    ariya nashi

Bambúes jóvenes;
cortesanas de Hashimoto,
¿todavía no están aquí?

(Buson)

 

風や二十四文の遊女小屋

Kogarashi ya    nijū-yon-mon no    yūjo goya

La tormenta de otoño;
una choza de prostitutas,
a 24 céntimos la vez.

(Issa)

 

船着きの小さき眺や縮の花

Funatsuki no    chisaki kuruwa ya   wata no hana

Cerca del embarcadero,
un pequeño recinto autorizado;
flores de algodonero.

(Shiki)

 

El poema de Bashō no expresa directamente la compasión que sentía por las desafortunadas criaturas con las que por casualidad se alojó en la misma posada de la ciudad-barrera de Ichifuri. Peregrinaban a los Grandes Santuarios de Ise. Comparándolas a las flores de lespedeza, y a sí mismo o a la luna en su manera poética, Bashō glorifica a ambos y las ha elevado de este mundo al mundo de la poesía.

Kikaku trata el tema con indiferencia. Por la mañana, cuando está a punto de salir de Yoshiwara, un chaparrón le obliga a comprar un paraguas fuera, o (más probablemente) dentro del recinto. En ese momento, un hototogisu canta. Kikaku es el poeta desprovisto de religión, del verdadero zen.

Buson está tan absorto en la imagen, en las asociaciones, tan transportado a la distancia, al pasado histórico, que las cortesanas son símbolos del floreciente apogeo de Hashimoto. ¿No están esas mujeres todavía allí, ejerciendo su oficio, junto a los jóvenes bambúes que crecen en profusión como antaño? Las cosas de antaño parecen como si nunca hubieran desaparecido.

En contraste con esto, Issa nos da una imagen de la vida, en que el único elemento artístico es la selección del material. Sopla el viento inútil, sin sentido, salvaje y desenfrenado del otoño. El edificio destartalado y endeble, la mirada realista, el rostro suave de las mujeres, incluso el precio por el que se ganan el pan de cada día, todo se nos presenta sin comentarios. Issa hace esto y, sin embargo, aporta más significado que con el arte más cuidado.

Shiki vuelve a Buson. En reacción a los débiles e inútiles poetas de su época que se consideraban seguidores de Bashō, Shiki afirma en la teoría y en la práctica que debemos seguir a la naturaleza, en sus manifestaciones externas. Así, el poema anterior de Shiki muestra el pequeño muelle, el recinto con su indefinible pero inconfundible atmósfera, las flores blancas de algodón. Es una imagen de la vida, pero ¿tiene vida, profundidad?

:::::::::::::::::::::::::::

[1] 伊藤仁斎, 1627-1705, erudito confucionista.

[2] 政元1623-1696, sacerdote y poeta de waka.

[3] Lawrence, El hombre que murió.

[4] NT.- Es otra nota explicativa que incluye Bashō.

[5] NT.- La hierba a la que Kikaku hace referencia es la Persicaria hydropiper, Pimienta de agua o Persicaria picante.

[6] NT.- Colección personal de la poesía de Saigyō.

[7] Un tipo de cuco. NT.- cuco menor.

[8] NT.- Tradicionalmente los estudiosos del haiku en general, siempre han afirmado que Issa era el menos japonés de los haijines japoneses. Esta aparente incongruencia con lo que se dice, no es tal, ya que como nos recuerda V Haya, en una obra posterior “el propio Blyth, en A History of Haiku, p. 351, parece replantearse la cuestión y de alguna manera se desdice: <<Él es en muchos sentidos el menos japonés de los poetas de haiku>> siendo esta última apreciación del ilustre niponólogo la idea que de Issa se tiene entre los estudiosos japoneses del haiku” (El corazón del haiku, 2002).

HAIKU Y POESÍA: HAIKU Y POESÍA (2 de 2), HAIKU Y POESÍA INGLESA, Y POESÍA

Haiku y poesía: Viene de la parte 1

EL HAIKU Y LA POESÍA (2 de 2)

Los momentos con visiones llegan cuando menos se esperan, sin ser solicitados, y en la mayoría de los hombres, pasan al olvido, desapercibidos y sin ser recordados:

A veces, cuando el alma menos lo piensa, y cuando menos lo desea, Dios la toca divinamente, provocando ciertos recuerdos de Sí mismo. A veces, también, los toques divinos son repentinos, ocurriendo incluso mientras el alma está ocupada en otra cosa, y a veces de manera poco importante.

白菊にしばしたゆたふはさみかな

Shiragiku ni    shibashi tayutau    hasami kana

Las tijeras dudan
ante los crisantemos blancos,
por un momento.

(Buson)

(NT: De este haiku existen numerosas traducciones, muchas de ellas han causado gran controversia. La que ofrecemos aquí es la que hacemos de la versión de Blyth)

 

かなしさや釣の糸ふく秋の風

Kanashisa ya    tsuri no ito fuku    aki no kaze

¡Ah, pena y tristeza!
el sedal tiembla
en la brisa de otoño.

(Buson)

Esta visión de la vida de las cosas puede provenir de causas físicas, por ejemplo, un simple roce, una leve sensación de calor y resistencia:

Hizo una pausa, como si estuviera pensando, mientras su mano descansaba sobre el cuello arqueado del caballo al sol. Vagamente, en su cansada alma de mujer joven, una antigua comprensión pareció invadirla.[1]

 

畑を打っ鈴が頭 巾ゆがみけり

Hatake wo utsu    okina ga zukin   yugami keri

El viejo
arando el campo,
tiene el sombrero torcido.

(Kitō)

 

森んだる案山子の笠に雨急なり

Nusundaru    kakashi no kasa ni    ame kyū nari

Qué pesada es la lluvia
sobre el kasa robado
al espantapájaros.

(Kyoshi)

Proviene de algún área primitiva de sonido, que nos llama de regreso a algo que hemos perdido, algunos recuerdos que tienen indicios de inmortalidad:

Cuando él alzaba la cabeza y relinchaba desde lo más hondo de su pecho, como si resonaran profundas campanas de viento, a ella le parecía oír los ecos de otro mundo, más oscuro, más espacioso, más peligroso, más espléndido que el nuestro, que estaba más allá de ella, y al que ella quería ir.[2]

El poeta inglés dice esto, pero todo esto ya se da por sentado en el haiku:

村々の深こころ更けぬ落し水

Muramura no    negokoro fukenu    otoshi mizu

La noche se hace más profunda
y se duerme en las aldeas;
los sonidos del agua cayendo.

(Buson)

Para escuchar estos matices de significado, no sólo se requiere altruismo (desinterés) sino también una extrema sensibilidad. En verdad significa

Sobre la tortura de la mente para mentir

en inquieto éxtasis.[3]

Ésta, es la condición del extrovertido, que el introvertido expresa con más moderación;

Simpatías silenciosas y discretas

y suaves agitaciones de la mente

de múltiples distinciones, diferencias

percibidas en las cosas, donde para el ojo distraído

no hay diferencia.[4]

Un ejemplo de la extrema delicadeza de percepción de los poetas japoneses:

自菊の高う見えけり朝阿らけ

Shiragiku no    takō miekeri    asaborake

Los crisantemos blancos
parecen más altos de lo que son
al amanecer.

(Yasen)

De lo que la mayoría de la gente no se da cuenta es que la poesía, al igual que la religión y la moralidad, es algo continuo; esa sensibilidad poética nunca cesa mientras dura la vida. Emerson dice,

Pasamos por lo que somos. El carácter se muestra por encima de nuestras voluntades. Los hombres se imaginan que comunican su virtud o su vicio sólo por acciones manifiestas, y no ven que la virtud o el vicio emiten un soplo a cada instante.

Lo único contra lo que un poeta de haiku está instintiva y conscientemente en guardia es contra la poesía «explicativa». Lo que Spengler dice de sí mismo como historiador, podría tomarse como un manifiesto del poeta haiku, el Camino del Haiku:

Somos escépticos con respecto a todos y cada uno de los modos de pensamiento que «explican» las cosas causalmente. Dejamos que las cosas hablen por sí mismas y nos limitamos a sentir el Destino inmanente en ellas y a contemplar la forma de manifestaciones en las que nunca penetraremos. El extremo al que podemos llegar es el descubrimiento de formas puramente existentes, sin causa y sin propósito, que subyacen a la cambiante imagen de la naturaleza.[5]

 

El poeta de haiku no sólo no se esfuerza por comprender nada de lo que oye y ve, sino que frena con severidad la fatal tendencia del intelecto a juzgar la totalidad de las cosas.

 

Matto è chi spera che nostra ragione

Possa trascorrer la infinita via

Che tiene una sustanza in tre persone.

State conteati, umana gente al quia?

Loco es aquel que espera que nuestro intelecto

pueda recorrer el camino infinito

que tres personas en sustancia sostienen;

conténtate, oh humanidad, de que así sea.[6]

 

おのづから頭が下るなり前路

Onozukara    atama ga sagaru nari    kamijiyama

Monte Kamiji:
mi cabeza inclinada
por sí sola.

(Issa)

 

El Monte Kamiji es la colina consagrada en el interior del recinto del Santuario de Ise. Issa sin duda creía que este lugar era intrínsecamente sagrado, pero es que para los poetas, cualquier lugar que se siente que es, o se ha sentido que es un lugar sagrado, también es sagrado para ellos, porque es el pensamiento lo que lo hace, el «pensamiento» de la humanidad desarrollado por ellos, los poetas.

El objetivo del haiku es otorgar a las cosas la vida poética que ya poseen por derecho propio. Como ocurre con la conducta moral, lo material es indiferente; cualquier momento, cualquier lugar, cualquier cosa servirá.

¿Qué importa si esas cosas son de esta clase o de aquella, para que la forma que le des sea heroica, sea poética?[7]

Esta poesía de las cosas no es algo que se superpone a ellas, sino que surge de ellas como el sol y la lluvia sacan la hoja tierna de los duros brotes. Hay una poesía independiente de rima y ritmo, de onomatopeya y revitalización poética, de cadencia y paralelismo, de cualquier forma. Carece de palabras y es irreflexiva incluso cuando se expresa en palabras y conceptos, y vive una vida separada de la llamada poesía. Es lo que vemos cuando una mariposa blanca revolotea a nuestro lado valle abajo, para nunca regresar:

He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.

Pero no sólo las cosas bellas de la vida, ni siquiera la belleza de las cosas bellas, sino su significado, el papel que desempeñan en el todo, su actividad fluida, ya sea de relámpagos o de rocas aparentemente eternas, deben ser los temas del haiku. Marco Aurelio dice,

Así como las mazorcas de maíz que se inclinan hacia la madre tierra; las desgreñadas cejas del león, la espuma que gotea de las fauces del jabalí, y objetos innumerables de ese mismo tipo, considerados por sí mismos están bastante lejos de la belleza, pero siendo secuelas de la intervención de la naturaleza, sirven para engalanarla, y alegran el corazón del espectador.

El progreso de la poesía debe realizarse en dos direcciones opuestas, ampliando su alcance hacia lo remoto y hacia lo cercano; hacia lo infinito y hacia lo finito.

江月照松風

La luna brilla en el arroyo, la brisa sobre los pinos.

Esto requiere una cierta vaguedad de visión “shelleyana” para comprenderlo en su sentido realmente concreto.

自馬入蔵花

El caballo blanco se mete entre las flores blancas de los juncos.

La blancura siempre nos lleva hacia lo absoluto.

草むらや名も知らぬ花の白

Kusa mura ya    na mo shiranu hana no    shiroki saki

Entre las hierbas,
florece una flor blanca,
de nombre desconocido.

(Shiki)

Por otro lado, la poesía debe dar voz a las cosas más incongruentes:

HOLOFERNES. ¡Vía, bravo! Durante este tiempo no has abierto la boca.

DULL. No he entendido nada absolutamente.

HOLOFERNES. ¡Vamos, te daremos faena!

DULL. Bailaré o algo así, o tocaré el tambor para los mandatarios y los dejaré bailar sobre el heno.

HOLOFERNES. Honrado Dull, obtuso Dull, a nuestra representación, ¡adelante!.

(NT: Se trata de un inconexo texto de Shakespeare en el que usa el caractónimo Dull -aburrido-).

En sus cuentos, O. Henry y, aún más Ring Lardner (muerto en 1933) presentan individuos incongruentes que componen la “multitud de muchas cabezas”, tan expresivos de su vida interior como Hamlet o Macbeth. Sin embargo, a menudo se ha intentado ampliar el alcance del haiku, no tanto por una necesidad consciente de incluir todas las cosas, incluso las más recalcitrantes, bajo el influjo de la poesía o por el deseo de verlo todo en el tiempo sub specie aeternitatis, sino porque los poetas se cansaron de decir lo mismo sobre la misma gama limitada de temas. Una forma de revitalizar la poesía es ampliar las relaciones del sujeto. En una carta a su alumno Kitō, Buson dice que, en lo que respecta a las flores de ciruelo, los poetas han agotado sus aspectos convencionales, y hay que hacer nuevos esfuerzos para obtener nuevos significados de ellas. A continuación, cita sus propios versos para mostrar lo que quiere decir con el viejo y el nuevo estilo de pensamiento poético.

Poemas con enfoque habitual (よのつねにおもひこ 旬):

かはほり のふためき飛ぷ や祥の月

Kawahori no    hutameki tobu ya    ume no tsuki

El murciélago revolotea y revolotea
en la Luna
sobre las flores de ciruelo.

(Buson)

 

散るや螺鋼こぼる卓の上

Ume chiru ya    raden koboruru    taku no ue

Cayendo las flores del ciruelo,
la madreperla
extendida sobre la mesa.

(Buson)

Imagen 21

Sauce al amanecer, de Tanehiko

Poemas que buscan un enfoque diferente (別に趣向をもとむろ旬):

しら梅や北野の茶店にすまひ取

Shira-ume ya    kitano no chamise ni    sumai-dori

Flores blancas de ciruelo;
en una casa de té de Kitano,
un luchador.

(Buson)

 

梅映て買ふ室の遊女かな

Ume sakite    obi kau heya no    yūjo kana

Cortesanas
comprando obis en sus dependencias;
florece el ciruelo.

(Buson)

Los dos últimos versos unen al hombre y a la naturaleza

大門の重き扉や春の暮

Ōmon no    omoki tobira ya    haru no kure

Qué pesadas
las puertas de la Gran Entrada;
una tarde de primavera.

(Buson)

¿Cuál es la relación entre el final de la primavera y el peso de las puertas de la Gran Entrada (Gran Puerta)? Las flores de los cerezos están cayendo; las hojas están llenando los cielos que ahora se están oscureciendo. Las pesadas puertas con clavos de hierro que hay que arrastrar por el suelo para abrirlas y cerrarlas han dejado surcos a su paso. El mundo entero está melancólico y apesadumbrado por la llegada del verano.

Podemos tomar un ejemplo del mismo tipo, cosas que se unen en secreta armonía:

看屋が入つた門は柳かな

Sakana-ya ga    haitta mon wa    yanagi kana

Por la puerta
entró el pescadero,
un sauce.

(Roka Shonin)

Un par de versos de Shiki pueden ponerse uno al lado del otro para ilustrar dos campos de la armonía:

雲の絡自帆南に群がれり

Kumo no mine    shiraho minami ni    muragareri

Nubes ondulantes;
velas de barco blancas
se aglomeran en el sur.

(Shiki)

 

雲の峰観に蝦の上りけり

Kumo no mine    suzuri ni ari no    nobori keri

Nubes ondulantes;
una hormiga sube
a la piedra de tinta.

(Shiki)

Podemos decir que hay tres tipos de haiku, igual que tres formas de combinar el obi (o faja) con el kimono. Primero, concordancia de color, sentimiento o forma. Segundo, discordancia y contraste de color o sentimiento. Estos dos tipos están ilustrados por los versos de Shiki. El tercero es bastante inexplicable pero inconfundible, una armonía interior y secreta que la intuición crea y recrea en la apreciación. Por ejemplo, de Buson:

菜の花や鯨もよらず海暮れぬ

Na-no-hana ya    kujira mo yorazu    umi kurenu

Flores de colza;
ninguna ballena se acerca,
el mar se oscurece.

(Buson)

Lo que nosotros llamamos «armonía» como objeto de la vida poética y vida poética y religiosa, el hombre de cultura amplia y profunda lo llama «uniformidades»:

¿Quién de los historiadores se da cuenta de que entre el Cálculo Diferencial y el principio dinástico de la política en la época de Luis XIV, entre la Ciudad-Estado clásica y la geometría euclidiana, entre la perspectiva espacial de la pintura y la conquista del espacio por el ferrocarril, el teléfono y las armas de largo alcance, entre la música de contrapunto y la economía crediticia, existen uniformidades profundas?[8]

El espíritu del haiku busca percibir clara y profundamente tales uniformidades dondequiera que se encuentren, y en todas partes. Podemos decir, entonces, que el objetivo del haiku es

afirmar la Eterna Providencia

y justificar los caminos de Dios ante el hombre.

A continuación, se ofrecen algunos ejemplos de Concordancia:

 牛部屋の牛のちなりや龍月

Ushibeya no    ushi no unari ya    oborozuki

Una vaca muge
en el establo,
bajo la luna brumosa.

(Shiki)

 

輝なくやつくづく赤い風車

Semi naku ya    tsuku zuku akai    kazaguruma

Chirría una cigarra:
el molino de viento de juguete
es rojo brillante.

(Issa)

 

端山の目 玉にうつる蜻蛉かな

Tōyama ga    medama ni utsuru    tombo kana

Reflejadas
en el ojo de la libélula,
las colinas lejanas.

(Issa)

 

忙子立つて人驚かす帖呼かな

Kiji tatte   hito odorokasu    kareno kana


Sobre el páramo marchito,
el sobresalto
por el vuelo de un faisán

(Issa)

 

六道の辻に立ちけり枯野かな

Rokudō no    tsuji ni tachi keri    kareno kana

Parado en la encrucijada
de los Seis Caminos[9],
¡el páramo marchito!

(Issa)

豊年の撃を界げけり門の蝋

Hōnen no    koe wo agekeri    kado no hae

Las moscas en la puerta
alzan el sonido
de un año fructífero.

(Issa)

管の低き馬に乗る日の霞かな

Se no hikuki    uma ni noru hi no    kasumi kana

En la neblina,
un día,
montando un caballo de patas cortas.

(Buson)

山寺や 描きぞこないの鐘霞む

Yamadera ya    tsuki-zokonai no    kane kasumu

Un templo de montaña:
el sonido de la campana tocada torpemente,
desaparece en la bruma.

(Buson)

 

低き木に驚鳴 くや書さがり

hikuki ki ni    uguisu naku ya    hiru sagari

Ha pasado el mediodía;
el uguisu
canta en un árbol bajo.

(Buson)

 

風齢の鳴りつつ葱をそよぎけり

Fūrin no    naritsutsu negi wo    soyogi keri

Las campanas de viento suenan,
mientras se mecen
los puerros.

(Shosei)

 

わら葺の法輩の寺や鶏頭花

Wara-buki no    hokke no tera ya    keitô-bana

En el templo de paja
del Saddharma Pundarika,
florecen las crestas de gallo[10].

(Shiki)

 

人形をきざむ小店や菊の花

Ningyō wo    kizamu komise ya    kiku no hana

En una pequeña tienda
muñecas talladas…
crisantemos.

(Shiki)

 

寺見えて小道の曲る野菊哉

Tera miete    komichi no magaru    nogiku kana

En la curva del camino
el templo a la vista:
crisantemos silvestres.

(Shiki)

 

解雲天にひろどり萩喚けり

lwashi-gumo    ten ni hirogori    hagi sakeri

Las nubes se extienden
por el cielo aborregado:
el arbusto de tréboles está floreciendo.

(Shūōshi)

 

Los ejemplos de Discordancia o Contraste son varios, pero en todos, la colisión de pensamientos o imágenes proporciona el estímulo que anima a la mente a esforzarse por superar la dificultad de unir lo que Dios ha separado.

居消屋の噴嘩むしだす龍月

Izakaya no    kenka mushidasu    oborozuki

La pelea
en la taberna,
revivida por la luna brumosa.

(Shiki)

 

市中は物の旬いや夏の月

Machinaka wa    mono no nioi ya    natsu no tsuki

En el mercado,
el olor de una cosa u otra,
la luna de verano.

(Bonchō)

 

猫の徹やむ時ねやの臓月

Neko no koi    yamu toki neya no    oborozuki

Amores de gatos;
al terminar, la luna brumosa
cubrió la alcoba.

(Bashō)

 

投げ出した足の先ょり 雲の峰

Nagedashita    ashi no saki yori    kumo no mine

Sobre mis piernas,
estiradas a gusto,
las nubes ondulantes.

(Issa)

 

露や竹の子飯に老を鳴く

Uguisu ya    take no koyabu ni    oi wo naku

El uguisu
en la espesura de los brotes de bambú,
canta a la vejez.

(Bashō)

 

慶館に鶏遊ぶ美蓉かな

Haioku ni    niwatori asobu    fuyō kana

Junto a la mansión en ruinas,
aves errantes
entre los hibiscos.

(Shiki)

 

雷に小家は焼かれて瓜の花

Kaminari ni    koya wa yakarete    uri no hana

Alrededor de la casa
golpeada por un rayo,
flores de melón.

(Buson)

El tercer tipo de haiku es aquel en el que la concordancia y la discordancia están ocultas a nuestros ojos, pero la mente las percibe; no se dan ejemplos aquí porque forman la mayor parte de los haikus de los volúmenes siguientes.

Imagen 22

La ladera de Osaka, de Senna.

 

Referencias del apartado «haiku y poesía 2».-

[1] St. Mawr.

[2] St. Mawr.

[3] Macbeth, 3, 2.

[4] Preludio, I, 400.

[5] Grupo de las Culturas Superiores, 3.

[6] Purgatorio, 3, 34-37.  Goethe versifica esto:

Wie? Warum? Und Wo?

Die Gotter bleiben stumm!—

Du halte dich an’s Weil,

Und frage nicht Warum.

NT: ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Y dónde?

¡Los dioses callan!

Tú quédate con el porque,

y no preguntes el por qué.

[7] Sartor resartus.

[8] The Decline of the West, Introducción.

[9] Los Seis Caminos son las seis condiciones de la vida sensible: el infierno, los fantasmas hambrientos, los animales, los espíritus de la naturaleza, los seres humanos y los dioses.

[10] La flor del Dharma, es decir, el Sutra del Loto.

 

EL HAIKU EN LA POESÍA INGLESA

 En Zen in English Literature se dieron ejemplos de toda la literatura inglesa con el espíritu del Zen que la impregna. Dondequiera que esté el espíritu del haiku, está el Zen, pero lo contrario no es cierto, ya que el Zen puede difundirse a lo largo de extensos pasajes o, por el contrario, estar contenido en una sola palabra o frase que, por su brevedad y la longitud del contexto trasciende el poder de las diecisiete sílabas del haiku.

Los proverbios, en ciertas frases poéticas, en una frase suelta en prosa… corresponden al haiku en el sentido de ser cumbres del sentimiento y la perspicacia poéticas. Coleridge dice en Biographia Litteraria:

Un poema de cualquier longitud no puede ser, ni debe ser, todo poesía.

Pater, en su ensayo sobre Wordsworth, después de señalar la necesidad de una selección de los poemas de Wordsworth, habla de sus muchos poemas prosaicos, que sin embargo contienen

los pocos versos perfectos, la frase, la palabra única, tal vez,

representan el momento de entusiasmo, de posesión divina. Además de la cuestión de la longitud, está la del objetivo, y encontramos algo en gran parte de la poesía inglesa que es ligeramente repelente para un sentimiento delicado. Especialmente cuando se busca el efecto, el epíteto exquisito, la última línea que remueve los intestinos, sentimos el deseo de abandonar toda la literatura y volver a las cosas mismas, cosas que nunca dicen más de lo que son, que nunca se quedan cortas con un motivo oculto.

Sólo nos sentaremos sobre la hierba

y oiremos a las alondras y veremos pasar a las golondrinas;

sólo viviremos un rato, como juegan los niños,

sin mañana, sin ayer.[1]

Los haiku no son esas cimas de extenuante esfuerzo poético; no son la flor y nata del verso occidental. Hay algo espontáneo, sin esfuerzo, algo incluso plano en ellos; pero esa llanura tampoco es buscada. Es emoción recogida en momentos de tranquilidad, esto es lo que pasan por alto muchos poetas. Esta tranquilidad del poeta es un elemento esencial, pues corresponde a la tranquilidad, al punto de reposo de todos los seres vivos. El poeta del haiku también

recuerda la belleza del fuego a partir de la belleza de las brasas[2]

Los siguientes son «haikus» tomados de diversas formas de literatura. No se han modificado las palabras ni su orden; sólo se ha hecho una división en tres líneas para aproximarlo a la forma del haiku. En muchos de ellos, la estación es arbitraria o depende del estado de ánimo en el verso. No por ello, si se tradujeran en verso japonés, serían todos aceptables según las normas del haiku; muchos se omitirían por redundantes e innecesarios, por demasiado intelectuales o abstractos. (NT.– Las fuentes figuran entre corchetes.)

PRIMAVERA

El sol brilla cálido

y el bebé salta

del brazo de su madre.

[Wordswoth, Intimations]

 

Las ramitas en ciernes

extienden su frondoso abanico

para atrapar la brisa.

[Wordsworth, escrito en Early Spring]

 

La alondra

 

Toda la naturaleza le escucha,

y el terrible sol

se detiene sobre la montaña.

[Blake, Milton]

 

La alondra comienza su vuelo,

y cantando, sobresalta la aburrida noche

desde su atalaya en los cielos.

[Milton, L’ Allegro]

 

Flotas y corres

como una alegría incorpórea

cuya carrera apenas comienza.

[Shelley, The skylark]

 

La alondra deja ahora su nido

y trepando,

agita sus alas cubiertas de rocío.

[Davenant, Who look for day]

 

La alondra de la tierra hosca,

al amanecer

canta himnos a las puertas del cielo.

[Shakespeare]

 

El estridente pífano de la alondra

puede venir

desde el barbecho.

[Scott, The lady of the lake]

 

A plena luz del día

no se te ve,

pero oigo tu estridente deleite.

[Shelley, The skylark]

 

El Gallo

Sobre sus pies sube y baja;

él no negó

apoyar sus pies en el suelo.

[Chaucer, The nun’s priest’s tale]

 

¡Padre de las luces!

Qué semilla de sol, qué mirada de día

¡has confinado en este pájaro!

[Herbert, Cockcrowing]

 

El gallo con vivo estruendo

dispersa la retaguardia

de la tenue oscuridad.

[Milton, L’Allegro]

 

Cuando las mariposas den saltos laterales,

como si hubieran escapado de la mano de la naturaleza

serás perfecto

[Davies, The kingfisher]

 

Una joven haya,

en la linde del bosque

permanece inmóvil al atardecer.

[Aldington, Images]

 

Un estanque solitario,

y deja que un árbol

suspire estrechamente sobre mí.

[Davies, The kingfisher]

 

El más hermoso de los árboles,

el cerezo lleno de flores

a lo largo de la rama.

[Housman, A Shropshire Lad]

 

Mi corazón salta

cuando veo

un arco iris en el cielo.

[Wordsworth]

 

Tocaré

cien flores

y no escogeré ni una.

[Mitlay, God’s world]

 

La flexible campanilla.

Balanceándose en la brisa

en alguna roca gris.

[Wordsworth, The Prelude]

 

Tiernas campanillas azules,

en cuyo nacimiento

el césped apenas se agitó.

[Shelley, A dream of the Unknown]

 

Narcisos,

con el mundo verde

en el que viven.

[Keats, Endymion, bk, 1, 11. 15,16]

 

El ganado pasta,

sus cabezas nunca se levantan,

hay cuarenta alimentándose como una.

[Wordsworth, The Cock is Crowing]

 

Como palabras de aire,

la vida hace de la tierra estrellada,

dulces rostros encantados del alma.

[Abercrombie, Hymn to Love]

 

¿Hacia dónde,

oh espléndida nave,

se agolpan tus blancas velas?

[Bridges, A passer-by]

 

En él estaba la vida.

Y la vida

era la vida de los hombres.

[Juan, 1, 4]

 

Tres marineros de Gotham;

¿en qué lugar de un cuenco tan libre?

para sacar la luna del mar.

[Peacock, Three Men of Gotham]

 

Mi corazón estaba lleno;

no hice votos,

pero los votos fueron hechos para mí.

[Wordsworth, The Prelude]

 

VERANO

Pasamos en silencio.

y el lago

se quedó sin nombre.

[E.G.Scott, The unnamed lake]

 

Suave sol,

y el sonido de viejos bosques

resonando alrededor.

[Shelley, Written among the Euganean Hills]

 

Sobre nosotros, el mediodía azul,

y las múltiples olas

murmuran a nuestros pies.

[Shelley, The invitation]

 

La cima de la colina,

donde el cielo se ensancha

y donde el sol se pone rojo.

[Blunt, The old squire]

 

En campos y prados,

estaba toda la dulzura

de un amanecer común.

[The Prelude]

 

Ese cielo incierto

recibido en el seno

del lago firme.

[Wordsworth, There was a boy]

 

Te desvaneces

como si el último de los días se desvaneciera,

y todas las guerras hubieran terminado.

[Robinson, The Dark Hills]

 

El retintín del sediento arroyo

que no se ha oído en todo el día,

asciende de nuevo.

[Arnold, Bacchanalia]

 

Éstos a medida que cambian,

¡Padre todopoderoso!

éstos no son más que una variación de Dios.

[Thomson, Hymn]

 

Dame el espléndido sol silencioso

con todos sus rayos

deslumbrantes.

[Henley, In a Hospital, Vigil]

 

Los dioses son felices;

giran hacia todos lados

sus ojos brillantes.

[Arnold, The strayed reveller]

 

Para inclinarse una vez más

sobre las altas montañas,

la quietud de una mirada cariñosa.

[Byron, The Prisoner of Chillon]

 

Aún me amas, pero no sabes por qué

así que aún tienes la misma razón

para adorarme siempre.

[Anónimo]

 

Aniquilando todo lo que se ha hecho,

en un pensamiento verde

en un tono verde.

[Marvell, Thoughts in a Gardon]

 

Un arco iris y un cuco, ¡Señor!

qué grandes y ricos

son ahora los tiempos.

[Davies, A Great Time]

 

¡Oh cuco!

¿Debo llamarte pájaro

o sólo una voz errante?

[Wordsworth]

 

Sobre su propia dulce voz,

la paloma

cría.

[Wordsworth, Resolution and Independence]

 

El murciélago de ojos débiles,

con un chillido corto y estridente.

revolotea con sus alas de cuero.

[Collins, Ode to Evening]

 

¡Oh felices seres vivos!

ningún idioma

podría declarar su belleza.

[The ancient mariner]

 

El avetoro:

suena su tambor retumbando

desde la sedosa superficie.

[Scott, The Lady of the Lake]

 

Algunos cantaron alto,

y otros cantaron bajo,

pero todos cantaron al unísono.

[Chaucer, The book of the Duchness]

 

Deja que mi profundo silencio hable por mí,

más que por ellos,

sus notas más dulces.

[Davies, The Moon]

 

Cómo podéis cantar,

pequeños pájaros,

y yo tan cansado, ¡no importa!

[Burns, The Banks of Doon]

 

Por el alto mástil

corre

el pájaro carpintero.

[Emerson]

 

El ocupado pájaro carpintero

hizo más tranquilo su sonido,

la quietud inviolable.

[Shelley, The Recollection]

 

Algún pájaro desde fuera de los helechos

empieza a cantar un momento,

luego se queda quieto.

[Byron, Childe Harold’s Pilgrimage]

 

Me gustan los faisanes,

y las cosas que les dan de comer,

de la mañana insospechada.

[Blunt, The Old Squire]

 

Los prados

bebían a sus anchas;

las ranas se sentaron a meditar.

[Thoreau, a week]

 

Lejos en la quietud,

un gato

languidece ruidosamente.

[Whitman]

 

La flor del verano

es para el dulce verano,

aunque, para sí misma, sólo vive y muere.

[Shakespeare, The that have power to hurt]

 

Podría sentarme aquí

solo,

y contar los robles uno por uno.

[Davies]

 

Cada hoja y cada flor,

perlados

con la misma lluvia.

[Keats, The Realm of Fancy]

 

En tonos naranja brillante,

como lámparas doradas,

en una noche verde.

[Marvell, Song of the Emigrants]

 

Una violeta

junto a una piedra musgosa,

medio oculta al ojo.

[Wordsworth, Lucy]

 

OTOÑO

La luna

mira a su alrededor con deleite

cuando los cielos están desnudos.

[Wordsworth, Intimations]

 

La luz de la luna

impregnada de silencio.

La veleta firme.

[The ancient mariner]

 

La luna inocente

que nada hace,

pero brilla.

[Francis Thompson, Sister Songs]

 

Junto al mar,

bajo la amarilla

y flácida luna.

[Whitman, Out of the Cradle]

 

Gran resplandor,

la luna de otoño

flota en el tenue cielo.

[A.Lowell, Wind and Silver]

 

Mientras el follaje profundamente bruñido del cielo

astillaba

las flechas plateadas de la luna.

[Arnold, Mycerinus]

 

El largo día mengua,

la luna lenta asciende,

la profundidad gime con múltiples voces.

[Tennyson, Ulysses]

 

Con qué tristes pasos,

oh luna

trepas por los cielos.

[Shelley]

 

Solo sale el sol

y solo

brotan los grandes arroyos.

[Arnold, In Utrumque Paratus]

 

Fríamente,

tristemente cae

la tarde de otoño.

[Arnold, Rugby Chapel]

 

Por el viejo puente de madera

no cruzó

ningún viajero.

[Thoreau, A week]

 

El crepúsculo oscurecía el día;

otra noche

para los vivos y los muertos.

[Susan Gaspell, The Morning is near us]

 

Mira por última vez

todas las cosas hermosas,

cada hora.

[De La Mare, Farewell]

 

El puente del ferrocarril

es una canción triste

en el aire.

[Langston Hughes, Homesick Blues]

 

No lo amaba,

y sin embargo, ahora se ha ido,

siento que estoy sola.

[Landor, The Maid’s Lament]

 

Eres demasiado joven para dormirte para siempre,

y cuando duermes

me recuerdas a los muertos.

[Sassoon, The Dug-out]

 

La luz apagada de su cabaña solitaria,

la propia cabaña abandonada en la decadencia,

y ella olvidada en la tumba silenciosa.

[The Excursion]

 

Los pesados olmos esperan

inquietos y fríos,

el viento turbulento se levanta.

[Morris, Summer Dawn]

 

Las aves acuáticas

El desierto y el aire sin fin

vagando solitarios,

pero no perdidos.

[Bryant, to a Waterfowl]

 

Imagen 23

Un reyezuelo, de Hakuin.

 

INVIERNO

El viento gélido,

se arrastraba por encima;

por debajo, la corriente helada.

[Shelley]

 

La inconmensurable altura

de los bosques en descomposición,

para nunca descomponerse.

[The Prelude]

 

La serpentina de hiedra,

con sus oscuros brotes y hojas,

vagando sin rumbo.

[Wordsworth, Written in Early Spring]

 

El único árbol maldito,

y la música sombría

de ese viejo muro de piedra.

[The Prelude]

 

Los cielos más antiguos,

a través de ti

son frescos y fuertes.

[Wordsworth, Ode to Duty]

 

Vuelve a lo antiguo;

las cosas no cambian,

nosotros cambiamos.

[Thoreau, Walden]

 

Calenté ambas manos ante el fuego de la Vida;

se hunde,

y estoy listo para partir.

[Landor]

 

Fue porque

no lloraste,

que lloré por ti.

[C.French, Hidden Sorrow]

 

¡Extraño poder!

confío en tu fuerza;

confía en mi constancia.

[C.Bronte, The Visionary]

 

Veo a mi alrededor

cosas

 que tú no puedes ver.

[The Excursion, 409]

 

Los viejos saben

cuando un viejo

se muere.

[Odgen Marsh, 0ld Man]

 

Y entonces el reloj recogió en la torre

su fuerza,

y sonó.

[Housman, Eight O’clock]

 

Ven, ven, gritan las campanas;

estoy enfermo, debo morir,

¡Señor, ten piedad de nosotros!

[Thoman Nash, Litany in Time of Plague]

 

Minuto a minuto

el reloj

hace tictac al corazón.

[Masefield, On Growing Old]

 

Un motor lejano silba,

o el suelo

cruje.

[ibíd]

 

El viento nocturno

golpea

una puerta.

[ibíd]

 

Los grandes y gentiles muebles han permanecido

en simpático silencio

todo el día.

[H. Monroe, Solitude]

 

Así que deja que el barco me lleve;

mañana

será otro día.

[Lawrence, The Man Who Died]

 

El haiku, o algo parecido, puede encontrarse disperso en la prosa inglesa, quizá con más frecuencia que en la poesía, donde la tensión y la intención son mucho mayores. He aquí algunos ejemplos de la obra de A Week on the Concord y Merrimack, de Thoreau. Menos conocido que Walden, recuerdan a las breves prosas poéticas de los poetas de haiku conocidas como haibun.

Vemos hombres segando heno lejos, en el prado, sus cabezas ondean como la hierba que cortan. A lo lejos, el viento parecía curvarlos a todos por igual.

A medida que se hacía de noche, tal frescura se extendía y cada brizna de hierba cortada parecía que rebosaba de vida.

Durante todo el día, las luciérnagas guardaron para la noche su luz bajo la hierba y las hojas.

Los ladridos de los perros domésticos, desde el más fuerte y ronco ladrido, hasta el más débil pálpito aéreo, bajo los aleros del cielo.

Había varias especies de helechos, cuyas suaves púas se alzaban estrechamente agrupadas y ordenadas como en un jarrón, mientras que sus partes más altas se extendían varios pies a cada lado.

La quietud era intensa y casi consciente, como si fuera un sabbath natural.

Nuestros pensamientos también empezaron a agitarse.

Las cigüeñas, con destino a alguna pradera del norte, mantenían su majestuoso y estacionario vuelo.

 

Referencias del apartado «haiku y poesía inglesa».-

[1] A. Mary P. Robinson, Let us Forget.

[2] Masefield, On Growing Old.

 

POESÍA

La poesía es uno de los cuatro “caminos” o valores, religioso, moral, estético e intelectual. Cualquier hombre camina sobre todos ellos, aunque predominantemente sobre uno, pero a menudo sucede que un hombre supone que está procediendo por uno cuando, en secreto, su corazón camina por otro.

Muchas catástrofes se deben a este error. El problema no es cuál de los cuatro es el mejor, sino cuál de ellos es el camino por el que la mayoría de los hombres caminan de hecho, independientemente de lo que supongan y afirmen de sí mismos.

De todos ellos, el camino de la belleza, el camino de la poesía parece a primera vista el menos común. Hay que recordar, sin embargo, que biológicamente hablando es con mucho el más antiguo. Mucho antes de la idea de un universo en la mente del hombre, mucho antes de que sus labios formaran las palabras con las que pensar, cuando sus relaciones incluso con sus compañeros y descendientes eran casi totalmente egoístas, ya la forma, el color y el sonido le hacían temblar por el significado que tenían para él. En el lenguaje darwiniano, la selección sexual ya estaba en marcha.

De nuevo, sólo en el camino de la belleza, hay poca hipocresía y no hay autoengaño. En cuanto a la vida moral, los estoicos y los cristianos nos han dicho qué hacer, pero nosotros pretendemos no entender lo que dicen; lo alegorizamos, o decimos que es anticuado. Sus mandatos son claros e inequívocos:

Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres.

Un buen hombre; es uno que acepta con alegría su suerte en el conjunto de las cosas, y considera la dicha suficiente si sus propias acciones son justas y su naturaleza bondadosa.[1]

Ama a la humanidad y sigue los pasos de Dios.[2]

 

Nuestros problemas religiosos e intelectuales, aunque realmente distintos, se confunden de manera recíproca. En nuestra juventud se nos plantean problemas llamados religiosos, pero en realidad son intelectuales, ya que por su naturaleza no tienen respuestas religiosas. ¿Quién hizo el universo? ¿Son inmortales nuestras almas? ¿Cuál es la naturaleza del mal? ¿Cómo pudo Dios hacerse hombre? A medida que envejecemos obtenemos las respuestas a preguntas que nunca podrán ser formuladas. El misterio sube y baja en oleadas dentro y fuera de nosotros, nuestra vida individual-universal, nuestra existencia, está sin espacio ni tiempo en el tiempo y en el espacio.

El camino de la belleza, el camino de la poesía, decía Wordsworth, no es nada tangible o definible; es la expresión de la humanidad en busca de la verdad. La poesía es ese exceso, esa sobreabundancia que hace soportable la moralidad y la virtud:

Si alguien te obliga a ir una milla, ve con él dos.

Es lo que hace verdad la falsedad que dijo un hombre lejano y hace mucho tiempo:

Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar.

Hace verdadero lo falso de lo que se dijo de lo que está por encima del espacio o del ser,

Padre nuestro que estás en los cielos.

La poesía es un saikeirei, una reverencia tan profunda y completa que no hay nadie que se incline ni nada a lo que se incline, un estado casi alcanzado en el siguiente famoso waka de Saigyō:

何事のあほしますかは知らねども

かたじけなさに涙こぼるい

Nanigoto no owashi masu ka wa shirane domo

katajike nasa ni namida koboruru

Qué es

no lo sé;

pero con gratitud, mis lágrimas caen.

Es un sentimiento de nuestra separación, de nuestra unidad, de nuestra identidad con la Divinidad. Somos Dios y no somos Dios; a veces sentimos lo uno, a veces lo otro. Por un lado,

todas las criaturas son Dios en Dios.[3]

por otro,

ninguna esencia creada puede fundirse con la Esencia de Dios y desaparecer de su propia sustancia.[4]

Así pues, la poesía no es sólo el espíritu de la maravilla, sino que es ese estado autosuficiente más allá de él.

La poesía es simpatía. Quien camine un trecho sin simpatía camina hacia su propio funeral, envuelto en su mortaja. Lo que Whitman dice aquí a su manera vasta, abarcadora del mundo, repite lo que Saigyō sintió sobre los cerezos en flor del Monte Yoshino:

身を分けて見ぬ桁なくつくさ ばや 高の山の花の盛りを

Mi wo wakete minu kozue naku tsukusaba ya yorozu no yama no hana no sakari wo

 

¡Si pudiera dividirme

y ver cada rocío,

en las innumerables colinas,

de flor en flor!

Hay otro waka de Saigyō donde la simpatía es tan profunda que el poeta se convierte él mismo en el viejo árbol:

わきて見む老木は花るあはれなり

今幾度か春に逢ふ、べき

Wakite mimu oiki wa hana mo

Ima ikutabi ka haru ni au beki

Mirando sobre todo a este viejo árbol,

las flores también están llenas de patetismo;

¿Cuántas veces más

saludarán a la primavera?

La poesía es un retorno a la naturaleza: a nuestra propia naturaleza, a la de cada cosa y a la de todas las cosas. De estas tres, la primera es la más difícil para el hombre moderno. Volver al pasado irracional y supersticioso, sentir como siente un animal o una planta, para llegar a ser desinteresado y despreocupado; esto requiere de una voluntad fuerte, imaginación, y de un organismo delicado y sensible.

En el siguiente poema de Bashō, la vida poética se encuentra en un reino extraño:

旧里や臍の緒に泣く年の暮

furusato ya     heso no o ni naku     toshi no kure

En mi antigua casa,
llorando sobre el cordón umbilical[5]
termina el año

(Bashō)

El amor y la gratitud a su madre se remontan a las épocas en que todas las partes del cuerpo del hombre, pelo, piel e incluso las heces eran consideradas como él, como el cuerpo de la impermanencia que está ante nosotros. Igual que un supuesto salvaje piensa que quemar las uñas de un enemigo le causará dolor, así Bashō se aflige por el cordón físico que una vez le unió a su madre y siente que la virtud fluye a través de él como lo hizo hace mucho tiempo.

La poesía es interpenetración. Marco Aurelio dice:

Todas las cosas están entrelazadas entre sí;

el lazo es sagrado, y nada, o casi nada es ajeno a todo lo demás.

“El lazo es sagrado”. La poesía es ese lazo, la poesía en el sentido de la vida de su poeta. Es él y sólo él quien crea el mundo del caos y es su vida en las cosas lo que las une. Marco Aurelio de nuevo:

Todas las cosas que participan de un elemento común se apresuran a reunirse con sus parientes…. En proporción a su superioridad sobre el resto es su disposición a mezclarse con todo lo que proviene de un tronco común y a fundirse con él.

El elemento intelectual en este pasaje mantiene la vida fría y latente. En el siguiente pasaje, de My Antonia, de Willa Catcher’s  la función racional es absorbida por la experiencia física:

La tierra estaba caliente debajo de mí, y caliente mientras la desmenuzaba entre mis dedos. Pequeños bichitos rojos salían y se movían en lentos escuadrones a mi alrededor. Sus espaldas eran de color bermellón pulido, con manchas negras. Me quedé tan quieto como pude. No ocurrió nada. No esperaba que pasara nada. Yo era algo que yacía bajo el sol y lo sentía, como las calabazas, y no quería ser nada más. Era completamente feliz. Tal vez nos sentimos así cuando morimos y nos convertimos parte de algo completo, ya sea el sol y el aire o la bondad y el conocimiento. En cualquier caso, eso es la felicidad, disolverse en algo completo y grande. Cuando le llega a uno, viene tan naturalmente como el sueño.

La poesía no son las palabras escritas en un libro, sino el modo de actividad de la mente del poeta. Del mismo modo, las escrituras no son pensamientos muertos fosilizados en la escritura, sino el funcionamiento de la mente de Buda, la naturaleza de Buda. Ikkyu dice:

何にあらはし文字に書きうつしたるを心

経といふ、に非す 此の紙は則ち自心を指

していふ、なり。文字に書きたるは文学撃

若なり、自心をはなれて外に文字にて書

きたる級 求めなば、 是ち愚痴の心な

り。 はんにやの知慧にそむくなり。 念々

皆撃若経なり。(一体の韓者網唱)

Algo meramente expresado en palabras o escrito en letras, no puede llamarse Shingyō[6], es algo que apunta a la propia mente; escrito en palabras es un Hannya[7], buscar un sutra de palabras fuera de nosotros mismos, y esto es el colmo de la locura, un rechazo de la sabiduría del Hannya. Cada pensamiento es el Hannya Sutra.

La poesía es belleza. Por mucho que nos liberemos de todas las cosas, algunas de ellas tienen un encanto que va más allá de su significado puramente poético; en otras palabras, algunas cosas son tan poéticas en el sentido ordinario, más superficial de la palabra, que nos arrastran, por mucho que nos resistamos, al cielo.

Así dice Saigyō, pensando en sus votos sacerdotales de renuncia:

花に染む心のいかで陵bけむ

捨ではでいきと思ふ我が身に

Hana ni somu    kokoro no ikade    nokori ken    sutehateteki to    omou wagami ni

Con todo renunciado como había pensado,

todavía queda un corazón

teñido con las flores.

La poesía es zen. Es nuestra vida. Cuando estamos realmente vivos, cuando vemos de verdad, cuando lo que vemos se ve a sí misma con nuestros ojos, se ve a sí misma en el espejo de nuestras mentes, cualquier cosa que se le presente, vicio o virtud, belleza o fealdad, gloria o miseria, todo tiene ese significado que es un no-significado, porque nunca puede expresarse, sólo experimentarse. El haiku es poesía, pero hay poesía que no es haiku. El haiku se ocupa de lo ordinario, de lo cotidiano. No tiene nada que ver con cosas excepcionales, veladas de extraordinaria magnificencia y esplendor. Se vuelve hacia el interior, hacia lo infinitamente pequeño y sutil, no hacia lo vasto y sublime. No busca el movimiento, sino el movimiento que está en el reposo, el reposo que está en el movimiento.

El viejo estanque;
una rana salta dentro;
el sonido del agua.

Enseguida se vio que esto personificaba el objetivo del haiku. Existe el movimiento de la rana y la perturbación del agua, pero lo importante está en algo que el sonido del agua transmite, el silencio que hay detrás y dentro de ella. Además, no es el sonido de un millón de ranas, sino de una sola, aunque todas las ranas, todas las criaturas del mundo, todo el mundo mismo está contenido en esa única rana. La inmensidad de la imaginación se ha reducido a una pequeña partícula, un grano de arena, pero ha ganado, y no perdido, en profundidad y amplitud de significado espiritual.

La poesía o, mejor dicho, el haiku, es una percepción y expresión de unidad, aunque sea en su forma más elevada, particular, concreta; y una enumeración de diferencias, siendo la más mínima de infinita importancia. Las diferencias deben expresarse directamente, sin vaguedad ni ambigüedad. La unidad, en cambio, no debe nunca expresarse: debe oírse por casualidad, verse en un cristal oscuro, sentida como un soplo de aire errante. Así está bien dicho:

北の一致を親じて後に多くの不一致を観

す、是詩人なり

Hay que ver la unidad: después, todas las diferencias. Esta es la función de un poeta.[8]

Los ciruelos en flor y los melocotoneros en flor son por igual e indiferentemente la primavera en su manifestación más intensa. Pero las flores del ciruelo y las flores del melocotón son completamente diferentes entre sí en todos los aspectos, y estas diferencias no pueden enfatizarse demasiado. La identidad de ambos, sin embargo, sólo puede ser revelada por el silencio,

con una mirada de reojo y medio invertida.[9]

Concluyamos esta sección con una exposición de la naturaleza y función de la poesía desde el punto de vista del haiku, y un breve relato del “sabi”.

Cuando un actor de Nō va por el escenario o un maestro del té entra y sale de la habitación, hay dos cualidades que pertenecen al pensamiento más profundo del budismo Mahayana. En primer lugar, es inconsciente de su caminar, camina como un niño o un animal. En segundo lugar, camina como si no caminara. Hay movimiento, pero su actividad es la del perfecto reposo. La naturaleza de la poesía también incluye en sí misma una doble función. Expresa lo que es y lo que no es, lo particular y lo universal, lo minucioso y lo vago. Casi siempre tenemos en la poesía uno de estos pares (porque lo absoluto también existe gracias a lo relativo), y el poeta implica el otro; el lector aporta el implícito. El tiempo y el espacio son respectiva y mutuamente telescópicos, pero sin embargo, el tiempo concreto, el objeto concreto, conserva todo su significado y valor. El lector debe hacer de nuevo lo que el poeta ha hecho una vez por todas, unir y llenar con su energía mental estos fragmentos contradictorios de la vida. Así, en el haiku de Onitsura:

大且背吹きにし松の

O-ashita mukashi fukinishi matsu no kaze

La Gran Mañana:
vientos de antaño
soplan a través del pino.

(Onitsura)

El día de Año Nuevo, cuando oímos el viento en los pinos, oímos los vientos de hace mil años, todos los vientos que han soplado o que soplarán. Y sin embargo es sólo este viento de este momento el que suspira sobre nosotros. En religión decimos, “inconscientemente,”:

Dios es amor.

Dios es una persona, pero cuando se le equipara al amor, una abstracción, se despersonaliza en cierta medida. El amor es un principio, pero cuando se nos dice que Dios es amor, se personaliza.

Así dice Wordsworth:

La luna se deleita

mira a su alrededor cuando los cielos están desnudos.

Si tomamos esto como que el poeta se deleita en la luna en un cielo sin nubes, estamos negando la existencia de la poesía. La luna es un mundo muerto, y no siente nada; pero también siente pena y alegría como nosotros y porque nosotros las sentimos.

Thoreau dice en Una semana en los ríos Concord y Merrimac:

Por el viejo puente de madera

no cruzó

ningún viajero.

Este “ningún viajero” es muy diferente de nada en absoluto. No es que haya un puente y nada más. El puente es cruzado por este fantasmal no-viajero. Shelley, en el primer verso de La Alondra, dice de ella:

ave que nunca fuiste.

La alondra es un pájaro, pero tampoco es un pájaro. Hardy dice de un hombre que era superlativamente bueno plantando árboles:

Tenía la mano verde.

Su mano era marrón o roja. En Bliss, Katherine Mansfield dice de los tulipanes:

Parecían apoyarse en el crepúsculo.

“Parecía” se inserta porque es una historia corta, pero ¿cómo puede una flor apoyarse en la oscuridad? Muy a menudo, en la poesía o en la gran literatura de cualquier tipo, el escritor nos presenta una mitad, un aspecto de la verdad y se nos pide que añadamos, inconscientemente, con nuestra mente fluida y dinámica, la otra mitad, el otro aspecto.

Por ejemplo, Macbeth dice de la vida:

es un cuento

contado por un idiota, lleno de ruido y furia;

no significa nada.

Es cierto, la vida no tiene sentido. No tiene objeto, ni propósito, ni ningún principio rector. Pero es igualmente cierto decir que es profundamente significativa, rebosante de propósito, con significado en el más pequeño incidente. Esta última verdad es lo que añadimos, inconscientemente, al leerlo, y entonces nuestro caminar por la vida es como si no camináramos; la euforia que sentimos en lugar del abatimiento que se supone. Es común explicar esta extraña sensación de aumento de poder y de vida, diciendo que estamos inspirados por la habilidad con que se expresa el pesimismo. Esto no es sólo una manera más superficial de decir lo mismo, a saber, que cuando la vida se ve en lo particular, manifiesta lo universal; lo universal sólo tiene sentido, sólo tiene existencia cuando florece en lo particular, y es la “energía” (es decir, la “destreza”) que permite al poeta y a nosotros completar el todo que sólo puede satisfacernos. Para recapitular, nuestra composición y apreciación de la poesía (y de hecho, de todo el arte y religión) es como el caminar del hombre del Té y del actor Nō, es inconsciente y es un suministro de todo lo que es no dicho, no pintado, no tallado, no vivido, a lo que se nos da en la expresión exterior y parcial de un poema o acto. Los haikus son el registro de experiencias de lo que parecen ser cosas particulares y sensaciones, pero que nos exigen una universalización que, sin embargo, no renuncia a un átomo de la singularidad y diferencialidad de la cosa. Para lograr la fusión completa del ejemplo y la ley, la creación y la apreciación debe ser instantánea, en el sentido de que ningún elemento racional, ningún pensamiento lógico como tal debe interferir o interponerse entre nosotros y la cosa, que es a la vez una y la misma cosa y, sin embargo, incluye todas las demás cosas. En el Lankavatara Sutra se dice, en alabanza al Buda:

Cuando examinas el mundo con tu conocimiento trascendental y tu compasión, es para ti como una flor etérea, de la que no se puede decir si nace o se destruye, ya que la categoría de ser y no ser no le es aplicable.

Para el poeta, el mundo es como esta flor etérea. La categoría del ser y del no ser no se aplica, y sin embargo él afirma que esto es y aquello no. El artista pinta los bambúes negros, porque sabe que no son verdes.

孝を煮る鍋の中まで月夜かな

Imo wo niru nabe no naka made tsukiyo kana

Incluso en la cacerola
donde hierven las patatas,
una noche de luna.

(Kyoroku)

 

Sólo cuando nos damos cuenta de que la luna está en la cacerola con las patatas conocemos la grandeza de la luna en el cielo más alto. Sólo cuando vemos una parte sabemos el conjunto.

Se escribe poco sobre el sabi en Bashō y su escuela, no por su poca importancia, sino precisamente por la razón contraria; no hablamos fácilmente de lo que es todo para nosotros.

En el Diario de Saga 韓峨日記, Bashō dice:

寂しさなくば愛からましと西上人の 詠み

待るは寂しさをあるじなるべし。

“Donde no hay sabishisa habrá tristeza”. Esto es lo que dice Saigyō Hōshi en un waka. Sabishisa, “soledad”, debe ser el Señor de Todo.

Esta sabishisa tiene una conexión profunda e (históricamente) distante con el Nirvana, que es el estado de libertad en el que todas las cosas se ven como “vacías”, tal como realmente son. Un ejemplo del sabi de Bashō es el siguiente:

秋深き隣は何する人ぞ

Aki fukaki tonari wa nani wo suru hito zo

En este otoño profundo
mi vecino
¿Cómo vive?

(Bashō)

En este verso, el yo ha desaparecido por completo, el yo que aún permanece en:

この道や行く人なしに秋の暮

Ko no michi ya    iku hito nashi ni    aki no kure

Por este camino
no va nadie,
cae la víspera de otoño.

Desde la Edad Media llegó a Bashō una cierta concepción de wabi o sabi expresada en waka, renga y el Arte del Té, que deriva en última instancia del Zen y sus semejantes formas de budismo. Es decir, se dice que el objetivo del waka puede ser el mismo que el del haiku; la forma sola, sin embargo, aparte de la imprecisión y la vaguedad del objetivo de los poetas waka, les hizo imposible alcanzar el sabi de Bashō y sus seguidores. Miramos en vano a través del Shinkokinshū con respecto a lo que encontramos en cada verso de Oku no Hosomichi. De hecho, hay más frescura, energía y libertad en el Manyōshū que en las sucesivas antologías de waka. Carece, sin embargo, de profundidad; por ejemplo, en un poema anónimo tenemos la sabishisa que luego se convertiría en sabi:

さじれ波たぎちて流る迫瀬川|

よるべなき硬のさきがさぶしさ

Sazare-nami tagichite nagaru tomase-gawa yorube naki iso no saki ga sabushisa

Olas ondulantes

fluyen hirvientes por el río Tomase;

solitaria es la orilla

a la que se acercan.

Entonces nosotros vamos, por ejemplo, al waka de Saigyō citado anteriormente:

こころなき身にもあはれはしられけり

鳴立つ落の秋のタぐれ

Kokoro naki mi nimo aware wa shirare keri

shigi tatsu sawa no aki no yūgure

Incluso en la mente

del insensato

surge el dolor,

cuando la agachadiza levanta sus alas

en la tarde de otoño sobre los pantanos.

Tenemos aquí lo que se llama 物の哀れ, mono no aware, lachrimae rerum. Esto para el sabi de Bashō es demasiado explícito. Lo que se puede decir no es sabi. Los poetas de renga no añadieron nada a este mono no aware de los poetas waka. Esto también es cierto para los predecesores de Bashō, Sōkan, Moritake, Teitoku, Sōin. Parecen estar marcando un tiempo o retroceder. Nadie podría haber dicho que algo extraordinario iba a suceder a manos de Bashō y Onitsura, como que de este mono no aware vendría el sabi. Fue el florecimiento en poesía de lo que ya había aparecido en renga (Sōgi), en pintura (Sesshū), el Arte del Té (Rikyū), el Nō (Seami), y esto ocurrió por primera vez con el propio Bashō, en su vida diaria, desde la mañana hasta la noche. En ello puso el significado de las cosas, su “soledad”, su sabi.

 

Referencias del apartado «Poesía».-

[1] Marco Aurelio IV, 25.

[2] Marco Aurelio, VII, 31.

[3] Suso, The Book of Truth.

[4] Adornment of the Spiritual Marriage.

[5] Los japoneses conservan el cordón umbilical de sus hijos. Bashō habla del suyo, que su madre, ya muerta, había conservado.

[6] Corazón del sutra, es decir, Hannya Shingyō.

[7] Prajna, sabiduría.

[8] 北村透谷. Kitamura Tokoku (1868-1894).

[9]The Old Cumberland Beggar.

EL PUENTE

Antes de abordar el tema de la mística oriental, quisiera compartir el hallazgo de unas líneas que me sorprendieron por su lenguaje sencillo, directo, y con un cierto aire de travesura:

<Si antes de tratar nuestro tema detenidamente, dijéramos, como en broma, que todos los seres desean contemplar y miran a este fin, tanto los racionales como los irracionales, y aun las plantas y la tierra que la engendra; y que todos estos seres llegan a este fin en cuanto ellos son capaces, de acuerdo con su naturaleza; pero que ellos contemplan cada uno a su manera (…)

Digamos cuál sea su contemplación, y cómo podemos reducir las cosas producidas por la tierra y salidas de ella a su actividad contemplativa; cómo la naturaleza que se dice carecer de fantasía y de razón, posee en sí contemplación y lo que hace lo produce por la contemplación que, [según algunos dicen], ella no posee.

Si uno le preguntara [a la naturaleza] por qué produce, ella le respondería, si pudiera entender la cuestión y hablar: “No es necesario preguntar, sino comprender y callar, como yo misma callo, pues no tengo la costumbre de hablar”. 

¿Qué quieren decir estas palabras? (…) ella tiene en sí una contemplación silenciosa, que no está dirigida ni hacia [los seres] de arriba, ni hacia [los de] abajo, permaneciendo en donde está, en el reposo y en el conocimiento de sí misma>.  

Si a la experiencia de Plotino, en tanto mística, se le puede dar una gran variedad de sentidos, de acuerdo con el criterio de Scholem; entonces, es válido acercarse a las líneas de su discurso, (emanadas de dicha experiencia), desde cualquier ángulo. Plotino, al hablar de la contemplación se sitúa en el plano metafísico; yo hago un enfoque estético-poético, mas no a través de otro esquema de ideas, sino que me atengo a la experiencia con los vegetales:

Cuando estuve en la costa aquella donde aportaba la “Nao de la China”, tomé unas semillas de estropajo, (Luffa aegyptiaca), y se me ocurrió, curiosidad infantil, sembrarlas en el jardín. Lo hice a hurtadillas porque se me había advertido que no era planta de ornato. Brotó una plantita de hojas gruesas, ásperas, vellosas. Esperaban que la arrancara de inmediato; preferí observar cómo crecía. El tallo sarmentoso llegó hasta la tapia. Sus zarcillos se fueron adhiriendo a la pared a lo largo del pasillo. Trepó al almendro de la entrada y, desde las ramas, pasó al cable de teléfono. Cuando llegó el fin de semana en que se vencía el plazo para cortarla, empezó a florecer: unas corolas amarillas de cinco pétalos se mecían al frente de la casa. Pedí prórroga para contemplarlas, y la prolongué porque aparecieron unos frutos verdes que se alargaron hasta adquirir la forma de pepinos de gran tamaño. Esperé a que se secara la planta para retirarla de los cables, y tuve suficientes estropajos para compartir con la familia y los vecinos.

La planta de estropajo estuvo absorta en su labor. Se dedicó a lo suyo: absorber agua, luz solar, crecer, trepar, extenderse. Dio flor y fruto, sin hacer caso de las opiniones del vecindario. Su contemplación fue acción creadora.

Yûgao ni
mitoruru ya mi mo
ukari-hyon

(Bashô)

Ante la flor del yugao,
pasmado hasta ausentarme
de mi propio cuerpo

(Trad. Vicente Haya)

Los párrafos de Plotino son parte de una selección de las Enéadas que tradujo Ismael Quiles (1906-1993), filósofo español radicado en Argentina, pionero de los estudios orientales en América Latina.

Ismael Quiles viajó al Oriente: India, Japón, Taiwán. Filósofo de la interioridad, escribió sobre yoga y budismo. Fue también, un impulsor del yoga. Es, pues, parte de ese ir y venir entre Oriente y Occidente que ha venido a conformar esa especie de ruta que, a diferencia de la “ruta de la seda”, en vez de productos materiales, ha traído cosmovisiones, mística y poesía.

Otro de los que fueron al Oriente, es Xavier Escalada; periodista, escritor e historiador religioso, nacido en España y nacionalizado mexicano (1934-2006).  Escribió sobre yoga y difundió su práctica, asimismo escribió sobre las técnicas budistas de concentración.

Víctor Becerril Montekio, mexicano, trajo el Taiji Quan y el taoísmo. Y no necesitó trasladarse al Oriente para entrar en contacto con esa legendaria región. Mientras estudiaba sociología en París entró en contacto con hombres que traían el Oriente en el cuerpo-mente, porque, ya lo decía Alan Watts: <Cada vez más “el Oriente”, como fuente de sabiduría, significa algo no geográfico, sino interno>.

Puede considerarse a Vivekananda como el iniciador de esta ruta de sabiduría. En 1893 participó en el Parlamento Mundial de las Religiones, celebrado en Chicago. Permaneció tres años dando cursos y conferencias; con base en ellas, publicó libros sobre Yoga y Vedanta, que incluyen una traducción comentada de los Sutras de Patanjali.

Las aportaciones del Swami Vivekananda, de fines del siglo XIX, siguen teniendo vigencia. Más adelante veremos esto. De momento me limito a señalar que, en sus lecciones de Raya Yoga, presenta esta disciplina de una manera asequible a las mentes occidentales, y podemos afirmar que es una especie de ultra fenomenología que va más allá de la epojé, la imagen y el concepto. Es el yoga de los contemplativos; pero, hay también un yoga de la acción o Karma Yoga, que consiste en cumplir con el propio dharma o deber que nos corresponde, sin apetecer los frutos de la acción, es decir, actuando con desapego. Este yoga nos permite entender la aplicación del budismo a las diferentes actividades de las personas.

Por parte del budismo, Taisen Deshimaru fue a Francia a enseñar el zazen. Y, de los que llegaron a los Estados Unidos, destaco a Shunryu Suzuki, que fundó un monasterio en California y, entre sus lecciones, tradujo y comentó el Sandokai de Sekito Kisén, un poema chino que arroja luz sobre el Yogacara de Asanga y Vasubandhu, aclara el concepto de eso que llamamos “realidad”, y nos acerca a las relaciones de esa “realidad” y el lenguaje manejado por Bashô.

De los viajeros que han cruzado tierras y océanos para entablar un diálogo de arte y sabiduría, no puedo dejar de mencionar a Yogananda y D.T.Suzuki. Y, de los occidentales, a Percival Lowell, Lafcadio Hearn, Blyth, Donald Keene, Enrique Gómez Carrillo. Este ir y venir de los humanos tiene su contrapunto numinoso en la antigüedad. Antes de que Mitra y otras divinidades asiáticas llegaran a Roma, Alejandro y sus falanges fueron al Oriente acompañados por unos filósofos, y también por los númenes. Ahí está el testimonio de Palas Atenea blandiendo el rayo en las monedas de Menandro, rey indo-griego. Y Apolo, haciendo visible al Buda, en Gandhara, al darle rostro y figura con todo y halo solar.

¡Cuántas personas
han pasado a través de la lluvia de otoño
por el puente de Seta!

(Jôco)

Una Cama de enfermo de seis pies de largo

El último diario de Shiki. Un extenso libro donde conocer al maestro y sus pensamientos y reflexiones sobre muy diversos temas. Además, está enriquecido con numerosas notas a pie de página y enlaces con explicaciones sobre lugares, comidas, historia, arte… y todo lo que se habla del ámbito y la cultura japonesa.

Puedes descargarlo gratuitamente desde aquí:

«Una cama de enfermo de seis pies de largo»

LIBRO «SHIKI: A PROPÓSITO DE SUS IMÁGENES»

A lo largo de 2023, Elías Rovira Gil ha desarrollado en ERDH una serie en la que cada mes entregaba algunas imágenes, en general muy poco conocidas en nuestro entorno, de o sobre Shiki, acompañadas de algún comentario o texto al respecto. Conocimos así de forma ligera más cosas sobre la vida y obra de este genio del haiku.

Ahora, la editorial wabi-shiori y su director Jaime Lorente, ofrecen dicha serie a golpe de un click.

PUEDES DESCARGAR GRATUITAMENTE EL LIBRO «SHIKI: A PROPÓSITO DE SUS IMÁGENES» clicando en este enlace:

«SHIKI: A PROPÓSITO DE SUS IMÁGENES»

 

Diciembre 2023

CONSTRUIR

Unas hojas,
Sin nada esperar del mundo.
Sobre los coches. 

DECONSTRUIR

Como el del mes pasado, también este es un haiku urbano. La naturaleza, hay que recordarlo, no está solo en el campo, el mar o la montaña, sino que la naturaleza es —no está mal recordarlo— igualmente la ciudad, incluyendo cables eléctricos, como en el haiku del mes pasado, aceras, coches y… en algunos casos, un aire nada limpio. ¿Una naturaleza pervertida (no perversa)? Sí, probablemente, pero naturaleza al fin y al cabo. Y el haijin, como no podía ser de otro modo, está en su seno.

También el haiku de este mes posee un marco otoñal. Hay pocas imágenes más otoñales que las hojas que caen de los árboles tras haber cumplido su ciclo vital. Las hojas caídas, ochiba en japonés, es un motivo frecuente en la vieja poesía japonesa sobre el otoño. En el waka clásico, que es el abuelo del haiku moderno, las hojas suelen venir empurpuradas: son las de los arces, de bellos tonos carmesíes y ocres en el otoño: son las famosas momiji, cuya contemplación es, al lado de la eclosión primaveral de flores de cerezo, uno de los grandes eventos anuales que la naturaleza regala al pueblo japonés.

Pero las hojas que vi la semana pasada en una calle cualquiera de una ciudad cualquiera no estaban adornadas de esos atractivos colores. Tampoco cayeron en la tierra de un jardín o campo, ni siquiera acabaron mansamente en  el suelo de la acera de la calle. Nada de eso. Las hojas que capturaron mi atención cayeron sobre la dura, fría superficie metálica de los coches aparcados en la calle. Por alguna extraña razón sentí que fueron hojas sin suerte en la vida. Y sin esperanza. A lo sumo su esperanza era esa: no tener esperanza. Una esperanza que ciertamente no les dará este mundo, pero sí tal vez el mundo de lo invisible, como el mundo de la poesía. Aquí, un modesto tributo a su destino.

En un célebre haiku, Kobayashi Issa, el haijin de los insectos y otros pequeños animales, tiene un haiku donde quien nada espera es una mariposa:

Chō tobu ya                                      ちょう飛ぶや
Kono yo ni nozomi                         この世に望み
Nai yō ni.                                           ないように

La mariposa
Como si nada esperara de este mundo
Revolotea.

Los versos del maestro Issa, sin duda, son más poéticos porque en su segundo verso asoma la interpretación de una apariencia: el “como si”. En los míos, por el contrario, en el segundo verso reina la certeza.

Una mariposa en el caso de Issa; unas hojas en el mío. En los dos, un ser humano, un haijin que, sea adulto o niño, y con característica arrogancia, pone voz a la naturaleza.

Releo mi haiku ahora y se me antoja duro, casi inquisitorial, algo intelectual. No creo que sea el haiku que hubiera compuesto un niño.

El niño, por su edad, no ha desarrollado aún la capacidad de hacer metáforas ni de expresar abstracciones ni imágenes intelectuales. Su visión, por el contrario, es directa e inocente: pura sensación. Es un haijin por naturaleza.

Que un haiku posea inocencia infantil, que pueda ser obra de la visión de un niño o niña es, para mí, la prueba de algodón de un buen haiku. Dicen que Bashō insistía en esta cualidad. ¿La tiene este de las hojas sin esperanza caídas sobre unos coches una mañana de otoño? No estoy seguro.

___________________________________________________________________________

PARTE 3. HAIKU Y POESÍA. HAIKU Y POESÍA (1 de 2)

PARTE 3

HAIKU Y POESÍA

HAIKU Y POESÍA

En Biographia Litteraria (capítulo XIV), Coleridge nos da una definición de la poesía que difícilmente encajará con el haiku, aunque puede aplicarse a otras formas de poemas:

Poesía es aquella especie de composición que se opone a las obras de la ciencia, por proponerse como su objeto inmediato el placer, no la verdad.

Es extraño que un crítico que también era poeta, no se diera cuenta de que la poesía es algo que, por su naturaleza, no puede definirse. Cuando tenemos la experiencia de la poesía sentimos,

A través de todo este vestido de carne,

brotes brillantes de eternidad.

No es placer; o si lo es, es placer poético, y estamos en la misma dificultad que antes.

La vida es una llama pura, y vivimos por un sol invisible de nuestro interior.[1]

Es invisible, pero sabemos que la llama está ahí. No vemos la luz; vemos por ella.

El haiku es la expresión de una iluminación temporal, en la que vemos la vida de las cosas.

稲妻にこぼるる音や竹の露

inazuma ni    koboruru oto ya    take no tsuyu

¡Un relámpago!
el sonido de las gotas
cayendo entre los bambúes.

(Buson)

Imagen 20Alcaudón chillando en una rama muerta,
de Miyamoto Musashi

No hay distinción entre el momento de la composición y el de la apreciación, entre lo interior y lo exterior. La vida discurre tan libremente entre ambas partes que percibimos las cosas mediante introspección, y nuestras experiencias del mundo exterior tienen la misma inmediatez, validez y certeza que los estados de pura autoconciencia. Mientras Hōjō (法常) agonizaba, una ardilla voladora (麗鼠) chilló. Entonces dijo:

御物、 非他物。北等諸人普護持之, 春今題

Lo inmediato es esto; no es eso. Todos ustedes, monjes, aférrense a esto (la inmediatez). Ahora me marcharé.

De la misma manera Confucio dice:

二三子以我盛呼、春無隠平。

(龍番七、ニ十三)

Amigos míos, ¿creéis que os oculto algo? No os oculto nada.

Este es el trabajo de un poeta, no ocultarnos nada. Cuando lo hace, se ve claramente la naturaleza búdica de una cosa.

Cada cosa predica incesantemente la ley, pero esta ley no es algo diferente de la cosa misma. Haiku es la revelación de esta predicación, al presentarnos algo desprovisto de toda nuestra distorsión mental y decoloración emocional; o más bien, muestra la cosa tal como existe al mismo tiempo fuera y dentro de la mente, perfectamente subjetiva, nosotros inseparados del objeto, el objeto en su unidad original con nosotros mismos.

傘におしもどさるいしぐれ設

Karakasa ni oshimodosaruru shigure kana

Caminando bajo la lluvia invernal,
el paraguas
me empuja hacia atrás.

(Shiseijo)

El haiku, por tanto, plantea la mayor exigencia a nuestra pobreza interna. Shakespeare derrama su alma universal y nos humillamos ante su omnisciencia y su poder desbordante. Los haiku exigen de nosotros que nuestra alma encuentre su propia infinidad dentro de los límites de algo finito. En este sentido, nada se nos oculta. El haiku es el resultado del deseo, del esfuerzo, de no hablar, de no escribir poesía, de no oscurecer más la verdad y la talidad de una cosa con palabras, con pensamientos y sentimientos. De estas cosas, digo con Emerson,

Lo que eres habla tan alto, que no puedo oír lo que dices.

Las cosas deben hablarnos tan alto, que no podemos oír lo que los poetas nos dicen de ellas.

Un haiku no es un poema, no es literatura; es una mano que señala, una puerta entreabierta, un espejo limpio. Es una manera de regresar a la naturaleza, a nuestra naturaleza lunar, a nuestra naturaleza de flor de cerezo, a nuestra naturaleza de hoja que cae, en definitiva, a nuestra naturaleza de Buda. Es una manera en la que la fría lluvia invernal, las golondrinas de la tarde, incluso el mismo día en su calor y la duración de la noche cobran verdadera vida, comparten nuestra humanidad, hablan su propio lenguaje silencioso y expresivo.

舟と岸と話してねる日永かな

Fune to kishi to    hanashi shiteiru    hinaga kana

Qué largo el día:
el barco está hablando
con la orilla.

(Shiki)

Es un lenguaje silencioso porque sólo llama a una determinada área y no explica por qué, dónde ni cómo. En el poema anterior de Shiki, el simple significado de que el hombre en el bote está hablando con el hombre en la orilla no es, a pesar de su brevedad poética, el punto realmente significativo del poema. Esto se encuentra en un ámbito completamente diferente, donde los barcos y las costas hablan libremente entre sí y continúan sus eternas conversaciones, indiferentes a nuestra prosaica e intelectual protesta.

¿Qué es un poeta? Un poeta es un espíritu que habla a los espíritus.

相見阿阿笑

園林落葉多

(頑林旬集)

Al encontrarse, los dos amigos ríen en voz alta:

en la arboleda, las hojas caídas son muchas.

Confucio no está pensando en un poeta, pero sus palabras son válidas:

唯天下至誠、能索共性、能恭其性、 能盛人之性、 能憲人之性、則能輩物之性、 能哉物之性、則可以賛天地之化育、 可以 質天地之化育、 則可以奥天地参夫。

                                                                               (中庸中ニ)

Sólo aquel que ha alcanzado la sinceridad (perfecta) bajo el Cielo puede agotar (las infinitas potencialidades de) su naturaleza. Quien hace esto, puede agotar la naturaleza del hombre y, por tanto, la naturaleza de (todas las demás) cosas, logrando así (el poder de) participar en la (actividad) transformadora y vivificante del Cielo y la Tierra, y como Hombre, haciendo un tercero con ellos.

¿En qué idioma se hablan los poetas entre sí?

No se expresan ni con palabras ni con silencio. En esa condición que no es ni palabras ni silencio, se capta su naturaleza. (Sōshi, 25).

¿Qué dicen los poetas de los que no lo son?

道郎太禁道

貝道得八成。

(碧、八十九)

Cuando hablas, hablas bien,

pero tu hablar es incompleto.

Por eso es tan agotador leer poesía, por eso la evitamos instintivamente. Entrar en estrecho contacto con cosas o personas es a menudo una tarea dolorosa. Incluso con Dios esto es así.

Dios ama todas las cosas por igual.

Gott ist in allen Dingen und an allen Orten gleich, und ist uberall gleich bereit sich dem Menschen zu schenken, so weit es an ihm liegt.

(NT: Dios es el mismo en todas las cosas y en todos los lugares, y está igualmente dispuesto a entregarse a los hombres en todas partes, en la medida que a él le corresponde.)

La intuición de Eckhart se expresa de un modo típicamente zen:

虚容無脊面

鳥道紙東西

(障林旬集)

En la vasta inanidad, no hay detrás ni delante;

el camino del pájaro conquista el Oriente y el Occidente.

Pero todas las cosas no reciben ni pueden recibir ese amor por igual, Dios está en todas las cosas por igual, pero las cosas no lo manifiestan en el mismo grado. Eckhart dice,

Nun habe ich schon oft gesagt: wenn ich von Gleichheit spreche, so meine ich nicht, dass man alle Werke und alle Orte und alle Leute fur gleich halten soll. Das ware unrecht; denn Beten ist ein besser werk als Spinnen, und die Kirche ist ein edlere Statte als die Strasse. Aber du sollst in den Werken ein gleiches Gemut und ein gleiches Zutrauen und einen gleichen Ernst zu deinem Gott haben.

(NT: Ahora bien, he dicho muchas veces: cuando hablo de igualdad, no quiero decir que se deban considerar iguales todas las obras, todos los lugares y todas las personas. Eso estaría mal; porque mejor trabajo es orar que hilar, y la iglesia es un lugar más noble que las calles. Pero debéis tener el mismo espíritu, la misma confianza y la misma seriedad hacia vuestro Dios en vuestras obras.)

Y estas diferencias en las cosas, estas limitaciones son, de la manera más asombrosa, las mismas cualidades que manifiestan a Dios. Es en virtud de la falta de algo, que una cosa tiene valor.

樹呈風態

波弄月神

(林句集)

El árbol manifiesta el poder corporal del viento;

la ola exhibe la naturaleza espiritual de la luna.

Si el árbol fuera lo suficientemente fuerte no manifestaría nada. Si la ola fuera rígida, la naturaleza de la luna no se podría expresar en ella. Esta fuerza perfeccionada en la debilidad es lo que Eckhart llama convertirse en hijo, alguien que no rechaza nada, que deja de lado todo lo que dificulta la unión perfecta con todas las cosas, buenas y malas, provechosas y no rentables, puras e impuras.

Sollt ihr also ein Sohn sein, so müsst ihr ablegen und von euch scheiden alles, was eine Besonderheit an euch ausmacht.

(NT:Por eso, si queréis ser hijos, debéis descartar y separar de vosotros mismos todo lo que tenéis de especial.)

Un poeta ve las cosas como son, en la medida en que es desinteresado.

Mi juicio es justo porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió.

En relación con cada circunstancia, debemos ser como los sirvientes en la fiesta de Caná:

Todo lo que Él os diga, hacedlo.

Las flores dicen “¡Florece!” y florecemos con ellas. El viento sopla y nos balanceamos entre las hojas. Lawrence describe al poeta con las siguientes palabras:

El hombre animal puro sería tan hermoso como un ciervo o un leopardo, ardiente como una llama alimentada directamente desde abajo. Y sería parte de lo invisible, como lo es incluso un ratón. Y no dejaría de maravillarse, respiraría silencio y asombro invisible, como lo hacen las perdices que corren entre los rastrojos. Sería todos los animales, por turnos, en lugar de la cosa fija y automática que es ahora, machacado por los nervios.[2]

Podemos llegar a la misma conclusión desde el otro extremo de la escala. En la medida en que existe un tomate, existe Dios. Cuando un tomate se pudre, Dios se pudre. Dios florece en las flores del verano, cae en las hojas del otoño, yace tranquilo y frío en la nieve y el hielo del invierno.

青山元不動

白雲自去楽

(碑林句集)

Las colinas azules son por naturaleza inamovibles;

las nubes blancas van y vienen por sí mismas.

De nuevo decimos: Dios ama a todas las cosas por igual, al ratón que atrapa el gato, el agua que engulle al marino, el hombre que mata a golpes a su madre. Sustitúyase la palabra “Dios” por la palabra “poeta”, y las afirmaciones anteriores serán igualmente verdaderas. Si usted piensa que el universo le es hostil, es simplemente un reflejo de su enemistad con el universo. Si usted piensa que

estoy tan contento de que Jesús me ame

eso es un reflejo de tu amistad con él. De hecho, no es ni hostil, ni amistoso, ni indiferente. Eres tú, tu verdadero yo. La vida poética, la religiosa, es la de los ángeles

que siempre contemplan el rostro de su Padre en el Cielo.

Así, aunque la vida del poeta es de dolor, también es de paz. La interpenetración de la vida con la vida es un asunto agonizante, pero es como la punción de un forúnculo, como el nacimiento de un niño, en el lenguaje de Dante,

com’ acqua recepe

raggio di luce, permanendo unita.[3]

como el agua recibe

un rayo de luz, permaneciendo íntegra.

Lo siguiente, es obra de Bashō

古池ふるいけや蛙飛びこむ水の音

Furuike ya     kawazu tobikomu     mizu no oto

El viejo estanque;
una rana salta dentro;
el sonido del agua.

Es de muy dudosa autenticidad, y en cierto modo estropea la sencillez y aparente espontaneidad del original. De hecho, se siente una tendencia a arrancar del inconsciente y lo instintivo lo que debería quedar allí, una cierta artificialidad y convencionalismo esotérico que es repulsivo para la mente poética. No obstante, ilustra una de las formas en que el zen y el haiku están relacionados y, además, muestra una cierta forma del pensamiento poético que ha acompañado al haiku desde la aparición de Bashō.

Bucchō, (柳頂), del Templo Komponji, (常州島根本寺), un monje de amplia lectura y profunda iluminación, se convirtió en el maestro de Bashō. Tras trasladarse al templo Chōkeiji, (長慶寺), en Fukagawa, cerca de Edo, un día visitó al poeta, acompañado por un hombre llamado Rokusō Gohei, (六前五兵衛). Este último, al entrar por primera vez en la ermita, gritó: “¿Cómo es la Ley Budista en este tranquilo jardín con sus árboles y hierbas?”

如包なるか是れ庭草木中の仰法。

Bashō respondió: “Las hojas grandes son grandes, las pequeñas son pequeñas”.

葉に大は大、小底は小な

Bucchō entró entonces y dijo: “¿qué ha conseguido recientemente?”.

近日何の有る所ぞ。

Bashō respondió: “Se acabó la lluvia, el musgo verde está fresco”.

雨過ぎで青苔を洗よ.。

Bucchō le preguntó además: “¿Cuál era esta ley budista antes de que creciera el musgo verde?”

如何なるか是れ青昔未生前の働法。

En ese momento, al oír el sonido de una rana que saltaba al agua, Bashō exclamó: “El sonido de la rana que salta al agua”.

駐飛び込む水の音

Bucchō se llenó de admiración ante esta respuesta, considerándola una prueba del estado de iluminación de Bashō…… En ese momento Sampū (杉風) felicitó respetuosamente a Bashō por haber compuesto este verso, reconocido por Bucchō, añadiendo al arte la gloria de la religión; Ransetsu (嵐雪) dijo: “Puede decirse que esta frase del sonido del agua representa plenamente el significado del haiku, pero falta la primera parte del poema. Por favor, complételo”. Bashō respondió: “Yo mismo estaba pensando en ello, pero me gustaría escuchar sus opiniones primero y luego decidiré”. Varios de sus alumnos lo intentaron; Sampū sugirió

宵闇や  El crepúsculo de la tarde;

como las cinco primeras sílabas;

Ransetsu,

林しさに En la soledad,

Kikaku,

山吹や    La rosa de la montaña

Bashō, mirándolos, dijo: “Todos y cada uno de ustedes en su primera línea expresaron un aspecto del asunto y compusieron un verso de calidad por encima de lo común; especialmente el de Kikaku es brillante y fuerte. Sin embargo, no seguiré el modo convencional, lo haré solo por esta noche,

古池や     El viejo estanque

Todos quedaron impresionados y con un profundo asombro. En este poema, el Ojo del Haiku se abre por completo. Conmueve al Cielo y la Tierra y a todos los Dioses y Demonios que hay en ellos hasta la admiración. De hecho, este es el camino de Shikishima, equivalente a la creación de un Buda. El Dharani de Hitomaru (人丸) y el Alabando la Venida del Buda (来迎和讃) de Saigyō, están contenidos en estas diecisiete sílabas.

De alguna manera todo esto no me importa. En mi opinión, el haiku y la práctica del Zen deberían mantenerse separados. El Zen como ejercicio que conduce a la iluminación es una cuestión de vida o muerte para el alma. El haiku sólo se ocupa de la vida. Es la flor de la vida. Es bastante cierto que en el Zen nos esforzamos por ver el mundo como un poeta ve un árbol en flor, pero para llegar a ese estado se necesitan esfuerzos violentos, convulsiones espirituales extremadamente antipoéticas, muy diferentes de las que se ven en el Zen, es la

emoción recogida en la tranquilidad,

que es el flujo de entrada y salida del objeto y la mente en momentos de percepción poética. Un mejor ejemplo de la relación entre Zen y haiku es el siguiente. Cuando Sotōba (蘇東坡), el gran poeta chino de la dinastía Sung, estaba estudiando el problema de la Predicación Insensible (無情説法), en el templo Ryukōji, (りゅこう寺), en Rozan, (蕗山), bajo la dirección de Jōchō (常張), saliendo del templo al amanecer, de repente se iluminó y expresó su comprensión en el siguiente poema muy conocido;

演弊便是度長舌、山色登非非清浄身。

夜来八高四千優、他日如何撃示人。

El torrente de la montaña es la lengua ancha y larga de Buda;

los colores de las montañas, ¿no son su Cuerpo Puro?

Toda la noche, ochenta y cuatro mil versos budistas,

pero en días venideros, ¿cómo mostraré esto a los demás?

Este es también el problema del poeta: transmitir algo de lo que ha visto, transmitir más bien el poder de ver, la vida creativa que forma la parte esencial de lo que aparece en palabras, rima y ritmo.

Esta misma identidad de poeta y santo la tenemos en los versos de Sotōba, en los que describe su experiencia en los montes de Ro (魔:):

虚山姻雨所江潮、不到千般恨未、

到得師楽無別事、虚山蝦雨所江潮。

Lluvia brumosa en el monte Ro, sube la marea en Sekkō,

te arrepientes mucho por no haber estado antes;

cuando ya has estado allí y regresas,

es simplemente una lluvia brumosa en el monte Ro, subiendo la marea en Sekkō.

Esta experiencia de Sotōba, el hombre, es más profunda de lo que el lector podría suponer, pero también lo es la de Sotōba el poeta. La diferencia entre los dos es que la experiencia poética puede estar, y generalmente está, confinada a esa área de la mente que se ocupa de las cosas particulares, mientras que la del iluminado se extiende, quiera o no, por toda la personalidad, por toda la actividad. En Sotōba tenemos la combinación de hombre y poeta en uno, y desde ambos puntos de vista se puede intuir su experiencia total. Los picos vistos a través de la lluvia que parece humo, el poeta los percibe como la deidad manifiesta; el agua creciente del arroyo es Dios mismo, pero sólo si así se percibe inmediatamente; cuando hay un mínimo de separación entre ellos, entre la cosa y Dios, entre él mismo y Dios, tenemos una división intelectual que ninguna pasión puede volver a unir. Cuando pensamos que esto es eso, no es así, y ninguna intensidad de pensamiento lo hará así, porque es el resultado de nuestra inmediatez de percepción que sea así. Además, cuando se percibe este estado de las cosas, es con éxtasis, pero tan pronto como se ha convertido en una experiencia cotidiana y ha perdido su primer impacto de sorpresa, ese mundo recién creado se convierte en el mundo cotidiano en el que vivimos, y este mundo no es el del hombre práctico, apoético, no iluminado, desprovisto de religión o poesía. Esto es lo que Sotōba quiere decir cuando dice que estas montañas brumosas y estas olas agitadas no son nada especial, nada fuera de lo común. Las personas que viven en el Cielo, aquellos que tienen una paz sin deseos, que miran las cosas sin tener en cuenta las ganancias y pérdidas para ellos mismos, encuentran sus vidas bastante ordinarias y aburridas.

Para el lector, cada haiku es un kōan, una pregunta zen, una puerta abierta que parece cerrada, que conduce a ¿…? A nada ni a ninguna parte, porque la puerta es aquello a lo que te conduce y aquello de lo que se sale. Ni siquiera es diferente lo que la atraviesa, que no tiene existencia real alguna. Todo a lo que nos enfrentamos es a un kōan, un examen en el que podemos fracasar o aprobar, cosas del pasado, del presente y del futuro, cosas cercanas y cosas lejanas, reales e irreales, abstractas y concretas. Y todas estas cosas son en sí mismas poemas como esas flores de agua artificiales secas (水造花) que se abren cuando se sumergen en el agua de la mente. Nosotros damos a las cosas su vida, ellas nos dan nuestra vida.

No debemos ser ni esclavos ni amos de las cosas. Hoy es Año Nuevo, y cuando salimos al pozo por la mañana temprano y vemos los rayos del sol brillar en el agua mientras la vertemos en el cubo, decimos:

汲上る水に春たつ光りかな

Kumiageru    mizu ni haru tatsu    hikari kana

En el agua que saco,
brilla el comienzo
de la primavera.

(Ringai)

Pero

Cada día es un Buen Día, 日々是好日

o como lo expresa el poeta:

やつと家た元且も只ひと日哉

Yatto kita    gantan mo tada    hitohi kana

Este día de Año Nuevo
que ha llegado por fin;
es sólo un día.

(Hōrō)

La luz en el agua no es diferente a la de cualquier otra mañana. Nos debatimos entre el sentimiento de que es especialmente brillante y significativo, y la certeza de que no lo es. Aférrate a ambos; no dividamos lo que se da de lo que damos. Todo es como es, pero todo es maravilloso. Todo es ley, pero somos libres. Por un lado, las cosas son como son:

El mar estaba tan mojado como podía estarlo,

las arenas estaban secas …secas.

No podías ver una nube, porque

no había ninguna nube en el cielo:

ningún pájaro volaba sobre nuestras cabezas;

no había pájaros para volar.

Por otra parte, nada es lo que parece, todo es tremendamente improbable y contradictorio. Sentimos nuestro profundo parentesco espiritual con el Caballero Blanco:

“Dijo: Busco ojos de abadejos

entre los brezos brillantes,

y los transformo en botones de chaleco

en la noche silenciosa.

A veces busco panecillos con mantequilla,

o pongo ramitas encaladas en busca de cangrejos,

a veces busco las lomas cubiertas de hierba

buscando ruedas de carruajes.”

Estamos con Puck en que

 las cosas absurdas

son las que más me gustan

Es decir, las cosas son impredecibles, únicas, sin ley. Sin embargo, las cosas son simplemente lo que son, sin ningún significado ulterior. Las cosas tienen un significado infinito; pero también son decepcionantes, son finitos y limitados. Pero en el fondo, en el fondo de nuestra existencia, no pedimos nada, ni siquiera que las cosas sean como son. A pesar de todos nuestros deseos y odios, nuestro instinto más profundo es:

元且や何ももとめぬ宿のさき

Ganjitsu ya    nanimo motomenu    yado no saki

Día de Año Nuevo;
la cabaña tal como está,
nada que pedir.

(Nanshi)

Fin primera parte: Continúa

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

[1] Browne, Hydriotaphia.

[2] St. Mawr.

[3] Paradiso, 2, 85-56.

La flor de la chumbera

Barranco de Lújar –
Que suave la flor
de la chumbera

Pilar Carmona

 

Cientos de estrellas
De aquí allá un maullido
en la nopalera

Jaspe Uriel Martínez

 

Almendro en flor;
la chumbera ya llega
hasta las ramas.

Manuel Díez Orzas

 

Chorreando lluvia,
al borde del barranco
la palera en flor

Juan Francisco Pérez

 

en los nopales
semillas del dandelión –
nubes oscuras

Cecilia Iunniso

 

Chumberas de higos verdes –
Tierra adentro
las nubes se juntan

Mavi Porras

 

Fin del invierno.
Se retuerce sin vida
la palera

Paco Ayala

 

brisa nocturna-
llega hasta las chumberas
aroma de yerbabuena

Juan Carlos Moreno

 

 

 

Haiku 58

58

 

草霞み水に声なき日ぐれ哉 

Kusa kasumi mizu ni koe naki higure kana

La hierba brumosa,
el silencio del agua
al atardecer.

Buson escribe aquí un poema del “no sonido” 声なき (koe naki) del agua en la llegada del ocaso. La niebla aún no se ha retirado de la hierba y, a modo de obra pictórica, la paleta de colores del haijin es múltiple: el blanco, el verde, el azul y el naranja/negro del atardecer. Una fusión de sensaciones que incide en el cromatismo de la escena, en el aware del haijin condensado en la brevedad límite del poema. De nuevo, Buson nos muestra la matriz pictórica de una escena, primitiva y profunda,  sugerente y ancestral: el agua, la hierba, y el ocaso pintados de silencio.