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Entrega nº 103. 23 de agosto

– Hoy es miércoles. Desde buena mañana el cielo está despejado y, aunque yazgo enfermo en la cama, siento el calor. Como de costumbre, quiero pintar flores del natural, y cuando estoy a punto de terminar mi cuaderno de flores, me gustaría hacerlo con algo vigoroso, y me digo a mí mismo que una ipomea sería adecuada, pero desafortunadamente no se han plantado en el jardín este año, y por lo tanto me resigno a pedir el bonsái del vecino. Sin embargo, como resultado de algún error, solo me traen dos flores cortadas. Como no me sirven, me enojo conmigo mismo, entonces el vecino viene a verme por primera vez en mucho tiempo, y como he tomado analgésicos, le hablo y le hablo de unas cosas y otras. Se va aproximadamente al mediodía, pero, según sus instrucciones, sus niñas vienen a traerme una maceta con una ipomea. “Solo tiene una flor”, dicen, poniendo la maceta frente a mí, y de hecho, solo queda una flor morada, sin blanquear. Entonces, cuando termino el almuerzo, me pongo a trabajar, pero me cuesta mucho esbozar el contorno de esta flor, pues plantea grandes dificultades. Las niñas quieren ver y esperan mientras se completa ese bosquejo. Vienen de vez en cuando para ver el trabajo y la que, con una vocecita llena de desesperación dice que “esto no está todavía terminado” es una niña de siete años. Más tarde, me dan otro kit de pintura que todavía queda disponible, y esta niña de siete años y su hermana de diez, comienzan a pintar.

Otra tercera hermana, aún mayor, se coloca junto a ellas y las vigila. Las dos pequeñas han encontrado mi Cuaderno de Frutos, lleno de bosquejos, y lo usan como modelo. La niña de siete años dice: “¡Hagamos una manzana! ¿de acuerdo?” Y la de diez años le responde: “No, eso es algo demasiado difícil para nosotras, hagamos las cerezas”.

             Cuaderno de Frutos de Shiki. Vemos unos fragmentos de los bosquejos de las manzanas que las niñas se planteaban copiar, y las cerezas por las que finalmente se deciden.

Luego se ponen algo inquietas… el color que no les termina de salir… les fata algún material…, pero finalmente me traen el resultado de su trabajo. Las cerezas de la niña de siete años están perfectamente bien hechas. En cuanto a las de su hermana, están pintadas con una mano más segura. Es mucho mejor que el original y me deja atónito. Finalmente, cansadas ​​de su juego, sin esperar a que termine mi ipomea, se vuelven a su casa.

En lo que a mí respecta, sin que el resultado fuera terrible del todo, pues pude pintar una flor, sí que me resulta escaso y me molesta, por lo que trato de pintar las grandes hojas moteadas de blanco. El papel rechaza la pintura y por momentos no puedo hacerlo; … de pronto otras veces se hace solo: es muy divertido. Mirar la hiedra enredada es también muy entretenido…Cuaderno de plantas y flores de Shiki. Observamos un fragmento de su último dibujo, el que Shiki describe en esta entrega: una flor de ipomea con sus hojas de enredadera.

Escuchamos ahora unas fuertes pisadas de visitantes. Anunciados por sus tarjetas de presentación, aquí están Sonsei y Kaisei. (Continuará…)

 

Notas del traductor y las fuentes

– Kaisei, es Itô Gyûho (1878-1942), un haijin discípulo de Shiki. Ambos, Sonsei y Kaisei, eran monjes budistas.

– En breve, El Rincón del haiku publicará los dos cuadernos de Shiki sobre plantas y flores, y el de frutos.

La Ipomea se conoce también como Dondiego de día, Gloria de la mañana, Hiedra morada Campanilla morada, Asagao, Corrigüela, Enredadera, Rostro de la mañana, Maravillas y Campanillas. Reproducimos algunos haikus y poemas clásicos en los que se habla de la ipomea.

Ipomea (asagao): como algunos de sus nombres indican, florece y sale en las primeras horas de la mañana. La forma de campanilla de esta flor simboliza la mortalidad y nos permite ver que la vida puede ser corta pero hermosa. Suelen ser de colores violetas/morados/púrpuras o tonos azulados con el centro blanco. Es kigo de verano.

 

BASHÔ (1644-1694)

 

solo soy un hombre

comiendo su sopa

ante la flor de asagao.

 

la ipomea,

aun con torpes palabras

llena de encanto

                                    (escrito porque un discípulo pinta una flor de                                               asagao y pide a Bashô que le escriba un poema)

 

¡niños: ya está

la enredadera en flor!

Os abriré un melón

 

CHIYO-NI (1703-1775)

 

 tomado el pozo

por la flor de asagao,

salgo a por agua

 

si por las mañanas se cierran

las campanillas en flor

¡es por el odio de la humanidad!

 

KISHI FUUSANRÔ (1910 – 1982)

 

pasan las nubes

mientras fluye el agua…

campanillas en flor

 

NATSUME SOSEKI (1865-1915)

 

La ipomea,

floreciendo amarilla

asoma poco a poco

 

tras una sombría

enredadera de asagao

¡los ojos de un gato!

 

la ipomea, ya a punto

de florecer: ha cambiado

el color del cielo

 

YAMAMOTO KAKEI (1648-1716)

 

flor de asagao:

en su blancura

no se ve el rocío

 

KOBAYASHI ISSA (1763-1827)

 

 ¡los dondiegos!

en los rostros de los hombres

hay defectos

 

SUGITA HISAJO (1890-1946)

 

 ¡flor de asagao!

sobre el mercado, el cielo

se oscurece

 

TAGAMI KIKUSHA-NI (1753-1826)

 

 atardecer:

¡cómo no admirar

la flor de asagao!

 

Incluso arrastrándose en la arena,

la enredadera

florece

Entrega nº 102. 22 de agosto

– En una selección de haiku realizada por Kyoshi, entre los versos clasificados en tres categorías, publicados en el número diez de la quinta serie de Hototogisu, uno encuentra estos, extraídos del tercer grupo:

 

Kawagari ya

Katana tsukanete

Kusa no ue

 

Pesca en el río:

Los sables juntos

sobre la hierba

(Tenpa)

 

Nos trae la imagen de antiguos guerreros que están de pesca en el río, y entonces, con «los sables juntos», se da la idea de un hombre solo con sus dos espadas, o de dos o tres hombres «juntando espadas», no lo sabemos exactamente. Y, cuando hablamos de espada, refiere la más grande (la katana, el sable). Creo que los guerreros de antaño, cuando iban a pescar, generalmente no tomaban sus dos espadas, sino solo la corta, la daga ¿y podemos realmente pensar que el poeta dice «sables» para referirse a las cortas? Por otro lado, hay un viejo poema que dice:

Kawagari ya

Jizô no hiza ni

Kowakizashi

 

Pescando en el río…

sobre las rodillas de Jizô

una pequeña daga

(Issa)

 

Podemos pensar lo que queramos, pero no parece que el poema seleccionado sea precisamente extraordinario.

 

Entre los versos del segundo grupo, encontramos:

 

Masakari o

Katagete wataru

Shimizu kana

 

Con la azuela

al hombro,

¡cruzando por el agua pura!

(Hekikûsei)

 

El término “agua pura” hace referencia a una pequeña fuente en las montañas o en mitad del páramo, y si se trata de describir el lecho por donde fluye el cauce del agua, digamos que no debe exceder una vara o una vara y media. Para “cruzar” esta tan estrecha agua pura, solo se precisa un paso o dos, un mínimo salto. ¿Por qué entonces parar voluntariamente en este lugar, que cruzamos con ese paso o dos, para hacer un haiku? Elegir cosas tan irrisorias como punto de partida para un poema y darles una importancia que no se merecen, es justo lo que hacen los pertenecientes a la “Escuela mensual».

Entre los versos del primer grupo, encontramos:

 

Sano ga yado

Nata furuu beki

Akaza kana

 

Casa de Sano,

es preciso manejar el hacha

sobre la pata de ganso

(Chôurô)

 

Con “la casa de Sano” se debe referir a la de Genzaemon, y encuentro que hay un pésimo gusto al asociar la imagen de la tala de bonsáis en sus macetas (hablamos de ciruelos, pinos o cerezos) a la del corte de las malas hierbas, como las patas de ganso durante el verano. Además de eso, evocar la solemne imagen de un guerrero empuñando su gran guja oxidada para describir el «manejo» (furuu) del hacha, realmente muestra un mal gusto destinado a impresionar a los neófitos. No hablemos ya de ese “es preciso” (beki) que, igualmente, es de lo peor.

 

Notas del traductor y las fuentes

– Nuevamente Shiki analiza algunos haikus, y nuevamente lo hace criticando duramente algunos de ellos que había seleccionado para Hototogisu su amigo, pero sobre todo discípulo, Kyoshi.

– Los guerreros samuráis acostumbraban a llevar dos espadas. La más larga, tipo sable, la katana, que era el arma principal reservada especialmente para la batalla y es de la que habla el haiku seleccionado. La espada corta, el wakizashi, es tipo sable corto o daga (entre 30 y 60 cms.), y es de la que habla el haiku de Issa, reservada para otro tipo de actividades más cotidianas. A Shiki no le termina de convencer que se citen unas katanas en el contexto de la pesca.

– En el poema de 1813, Kobayashi Issa describe a un guerrero que, para pescar, puso su espada (corta, la daga) sobre las rodillas de Bodhisattva Jizô, una figura pacífica, compasiva y protectora de los niños. A este respecto, Los seis Jizô es una antigua leyenda japonesa perteneciente al budismo, cuyo protagonista es precisamente el Bodhisattva Jizô o Ksitigarbha, tal como se le conoce en Japón.

– En los comentarios sobre la casa de Sano, se hace alusión a la obra de teatro Nô titulada “El árbol en la maceta (Hachinoki)”, donde el guerrero Sano Genzaemon rescata a Hôjô Tokiyori, gobernante del shogun, y corta un bonsái para calentar la casa.

– Las hierbas tipo “pata de ganso” son unas malas hierbas propias de lugares abandonados.

– A Shiki le desagradan los paralelismos de referir una solemne obra de Nô en la que se debe cortar un bonsái (árbol pequeño pero noble), con una casa descuidada donde hay que cortar malas hierbas; el evocar impresionantes figuras de guerreros diestros en el manejo de majestuosas armas, con la “necesidad” de manejar un “hacha jardinera” para arrancar unos hierbajos.

– La guja es un arma medieval que en Japón tomó forma de Bisento o también de Naginata.

Entrega nº 101. 21 de agosto

El otro día, hablé sobre las peras de Occidente; pero más tarde he tenido la oportunidad de probarlas nuevamente y he comprobado que, bien maduras, son también muy jugosas y no tienen demasiado que envidiar a las peras de Japón. En cualquier caso, el jugo no es el mismo.

Las frutas cosechadas en países cálidos, como los plátanos y las piñas, tienen una carne tierna, con toque tropical. Las frutas cítricas en sí mismas, cuando provienen de regiones cálidas, tienen carne y piel tiernas y dulces. Además, muchas frutas de regiones frías también tienen la carne tierna. Es el caso de las manzanas, pero también de las peras japonesas. Sin embargo, en las regiones intermedias (por ejemplo, en Tôkaidô o Nankaidô), la fruta, incluidos los cítricos, puede ser comparativamente más dura, pero también más jugosa y más ácida. Como resultado, estas frutas son perfectas para el verano, no porque su jugo sea dulce, sino porque son muy refrescantes. En comparación con el jugo de las peras occidentales, el jugo de las peras japonesas es más refrescante, y es más abundante aún en ese tipo de peras sin pepitas.

 

Notas del traductor y las fuentes

– De todo esto ya se habló en las entregas 81 del 31 de julio y la 97, 17 de agosto.

– Históricamente, Tôkaidô incluye provincias que van desde Kantô (área de Tokio) a Kansai (región de Kyoto y Osaka), y Nankaidô de las provincias del sur de Kansai, así como la isla Shikoku.

Entrega nº 100. 20 de agosto

– Una cama de enfermo de seis pies de largo se encuentra en su centésima entrega. Si admitimos que ha habido una por día, eso significa que desde el comienzo han pasado ya cien días. Es un período relativamente corto, sin duda, pero a mí me da la sensación de que han pasado diez años. Puede que eso no se corresponda con otras personas, pero por mi parte, teniendo en cuenta que ahora necesito algo más de tiempo para cualquier cosa que haga, inmediatamente me preocupo por saber hasta cuándo podré continuar. No es mucho, pero cuando escribo esta columna para enviarla al periódico todos los días, tengo que ponerla en un sobre y escribir la dirección. Es algo molesto, así que pregunté a la editorial si podrían imprimirme unos sobres ya con la dirección puesta. Al preguntar esto, temí internamente que alguien se burlara de un enfermo que ven como lejano; y en verdad … ¿qué pensarían? En cualquier caso, de esos sobres, de los cuales había pedido cien, ¡imprimieron trescientos! Esta cifra me sorprendió. Suponiendo que enviara uno al día, habría suficientes para diez meses. Pero nada es menos seguro de lo que será de mí en diez meses, me dije, preocupado por mi corazón. Sin embargo, inesperadamente, en comparación con mayo o junio, mi estado ha mejorado y, para mi sorpresa, ya he usado aquellos cien sobres que pedí en principio. Nadie puede comprender mi felicidad por haber cruzado este largo período de cien días. Pero todavía quedan doscientos sobres. Doscientos sobres son doscientos días. Habrá pasado entonces más de medio año. Más de medio año, nos lleva a la época en que florece el ciruelo. ¿Verán los ojos de esta persona enferma las flores del ciruelo?

 

Notas del traductor y las fuentes

– En realidad, han pasado más de cien días para estas cien entregas, ya que, sobre todo al principio, Shiki no realizó entrega ciertos días. Fueron el 9, 11, 15, 16, 17, 19, 20 y 21 de mayo; y más tarde, el 16 de septiembre.

Entrega nº 99. 19 de agosto

– Regalos de todo tipo:

* Gran lote de documentos memorables: Notas de Tai, Notas de Huai y una Colección de biografías de pintores japoneses.

 

Kono fumi o

Amashishi hito

Kono fumi o

Yome to tabarinu

So o yomu to

Fumi ake mireba

Moji no he ni

Namida shi nagaru

Nasake shinubite

 

El que no sabía

qué hacer con este libro

me lo ha regalado

para que yo lo lea.

Cuando me puse a ello

y abrí las páginas,

junto a las palabras

derramo chorros de lágrimas

pensando en su amabilidad.

 

* Pescado de río (yamabe) y patatas Yamato, enviadas por Takashi.

 

Shimôsa no

Yûki gôri no

Kinugawa no

Yamabe no io wa

Hashikiyashi

Mitemo yoki io

Yakite nite

Umara ni ose to

Atarashi mo

Kare no kokoro o

Okurikuru

Michi ni azarenu

So o yakite

Umara ni kuinu

Uji wa haedomo

Soramitsu

Yamato no imo wa

Tobi no ne no

Tororo ni su naru

Tsukuimo naru rashi

 

En Shimôsa

cantón de Yûki,

del río Kinugawa

llegan los peces yamabe.

¡Ah, cómo me gustan

estos apetitosos peces,

asados o cocidos!

¡para darse un capricho!

Expresó bien

sus sentimientos, pero

desgraciadamente

en el camino se han podrido.

Y a la parrilla

los probé con gula

incluyendo los asticots.

De las patatas de Yamato

(vasta bajo el cielo)

se dice que tienen hebras

como el trazado de vuelo de milanos,

y parecen boniatos pegajosos

 

* Tres peces de río (yamames), recibidos de parte de Ichigobo de Koshû

 

Namayomi no

Kai no yamame wa

Nubatama no

Yoburi no ami ni

Mitsu irinu

Sono mitsu mina o

Wa ni okurikoshi

 

Unos peces de Kai

en Namayomi.

Pescando con candiles

en la noche color arándano…

¡Hay tres en la red!

… y los tres

me los han enviado

 

* Dos máscaras, recibidas de cierta persona

 

Wazaogi no

Ninuri no omote

Hiyotoko no

Magaguchi omote

Yo no naka no

Omonaki hito ni

Kasan kono omote

 

De un actor cómico

la máscara escarlata.

De uno del grotesco

una máscara de fea boca.

A los hombres de este mundo,

a los más vergonzosos,

estas máscaras quisiera prestar.

 

*Un arreglo floral en miniatura, recibido de Fumoto

 

Akikusa no

Nanakusa yakusa

Hito hachi ni

Atsumete unenu

Kichikau wa

Mazu saki idetsu

Ominaeshi imada

 

Plantas de otoño,

siete u ocho

agrupadas

en una sola maceta.

Y campanillas.

Las primeras ya han florecido,

aunque no las patrinias.

 

– Varios recuerdos de Matsushima, recibidos de Sachio y Kesshin

 

Matsushima no

O-shima no ura ni

Uchiyosuru

Nami no shiratama

Sono tama o

Fukuro ni irete

Kaeri koshi

Uta no kimi futari

 

En una bahía,

en las Islas de Matsushima,

las olas rompen en la orilla.

Olas de perlas blancas.

Los dos príncipes del waka

han traído a casa

apretadas en los bolsillos

esas perlas.

 

 

Notas del traductor y las fuentes

– Los poemas de agradecimiento a los amigos reunidos en esta entrega son muy peculiares. Originalmente, están escritos casi exclusivamente en signos silábicos, a menudo de tono cómico, incluso trivial, pero están compuestos sin embargo “al estilo Man.yô-shû” (la Colección de las Diez mil hojas, la colección de waka, la poesía japonesa más antigua existente -el último poema registrado en la colección data del año 759-). Shiki toma prestada su métrica (son poemas largos -chôka-) y su retórica, lo que provoca efectos sorprendentes.

– Shiki habla de un lote de documentos memorables y se refiera a la colección de documentos Shiryō taikan: Taiki, Kaiki, Fusô meigaden; compilados por Kurokawa Mayori, publicada en 1899, en la editorial Tetsugaku Shoin, que comprende tres libros: las Notas de Tai son el diario de Fujiwara no Yorinaga (1120-1156); Las Notas de Huai son una colección de ensayos a pincel del siglo XVIII, del médico Yamashina Michiyasu, quien caligrafió diariamente durante casi veinte años las palabras y acciones de su señor Konoe Iehiro, especialmente las referentes a la ceremonia del té. Por su parte, la colección de biografías de pintores japoneses es una compilación ejecutada al final del período Edo por Hori Naotada, y completada por Kurokawa Harumura.

– El pez yamame es el Oncorhynchus masou, una trucha asalmonada típica japonesa, conocida como salmón japonés o salmón masu.

– Las patatas de Yamato son las dioscorea oppositifolia (nagaimo), más comúnmente llamada nagaimo o ñame de China. Este ñame se utiliza en la Medicina tradicional china para el bazo, pulmón y riñón. Se usa para inapetencia, diarrea crónica, leucorrea, tos seca, resuello, orina frecuente, enuresis nocturna, impotencia, infertilidad y espermatorrea. Es una excepción entre los ñames a la regla de que pueden ser tóxicos si no se cocinan. En la cocina japonesa, se come crudo y rallado, después de un mínimo de preparación: el tubérculo es marinado brevemente en una mezcla de vinagre y agua para neutralizar los cristales de oxalato irritantes que se pueden encontrar en su piel. Es un almidón vegetal blando, un mucílago que cuando se ralla se puede comer como guarnición o añadidos a los fideos.

– De Nagatsuka Takashi (1879-1915) ya se habló en la entrega 7 de 13 de mayo. Fue poeta y novelista de la vida campesina (La Tierra –Tsuchi-, 1910). Se formó con Shiki desde 1900 hasta 1902, cuando murió el maestro, resultando ser un gran discípulo en el campo de la waka.

– Es comprensible que los peces capturados en el área donde vivía Takashi, cerca del río Kinugawa, se pudrieran antes de llegar a Shiki en Negishi. Él bromea y dice que se comió hasta los asticots, unos gusanos, larvas de mosca.

– Lozerand, el traductor al francés, explica: En la retórica del Libro de las Diez Mil Hojas, soramitsu («vasto bajo el cielo») es lo que se llama literalmente una «palabra almohada» (makura kotoba), es decir, una especie de epíteto homérico. Una expresión fija, cuyo significado no siempre es claro, pero que da peso a un subordinado. La provincia de Yamato, se conoce a menudo como “vasta bajo el cielo”.

– Algunas patatas japonesas son pegajosas y “hacen hebras” (tororo) similares por ejemplo a las de la yuca. Explica también Lozerand que Shiki hace aquí un doble juego de palabras un poco libre: el epíteto comentado «bajo el cielo» conduce a la evocación del vuelo (tobi, tonbi) de un ave de rapiña, un milano, cuyo canto (ne) se reproduce en japonés por la onomatopeya tonbi tororo (dice el poema “…tobi no ne no tororo…”. Las patatas de Yamato se transforman entonces aquí en “ñames pegajosos”. Pero además, también se trata de una alusión a la famosa colección antológica de la escuela de Bashô, “El chubasquero del mono”, ya que en el quinto libro se habla de un milano y unos hilos pegajosos con los que Shiki se permite ahora jugar.

– Shinmen Ichigobo (1880-1941) fue un poeta de waka.

– La provincia de Koshû era también conocida como provincia de Kai, y correspondería a la prefectura de Yamanashi actualmente.

Namayomi es una palabra de significado y uso complicado, y que en poesía se asociaba a la provincia de Kai.

– Hoy se usan grandes linternas o lámparas potentes para pescar en la noche, entonces se usaban una especie de grandes candiles para, con la luz de las llamas, atraer a los peces.

– “Noche color arándano” es una expresión recurrente en la poesía japonesa, y viene a referir, de manera evidente, una noche especialmente oscura.

– Sobre los arreglos florales en miniatura, ya se habló en la entrega 20 de 1 de junio. También ahí, y extensamente, se habló de Oka Fumoto (1877-1951), que fue un poeta de waka. Fumoto era gran amigo de Shiki, lo visitaba con frecuencia, y en cualquier caso no fallaba en las reuniones literarias que se hacían en casa de Shiki sobre la tanka.

-La patrinia, es un género de plantas con flores nativas de los hábitats de montaña cubiertas de hierbas en China, Siberia y Japón. Son perennes y con flores amarillas o blancas.

– De Itô Sachio (1864-1913) ya se habló en la entrega 4 y en la entrega 7. Itô Sachio (1864 – 1913) fue el seudónimo de Itô Kôjirô, poeta y novelista que cultivó waka y tanka, y uno de los amigos que cuidaron de Shiki hasta el final. En su libro traducido al español “La tumba del crisantemo”, aparece una introducción de apenas 10 páginas con contexto histórico y biografía del autor, muy recomendable para conocer más de este autor y su maestro Shiki. Su autora es Lisa Kobayashi y la escribió en Valencia, en octubre de 2014.

– Kesshin es Warabi Shin.ichirô (1876-1922), también conocido como Sozan, poeta de Waka, discípulo de Shiki y explotador forestal. Participó con Ito Sachio en la fundación de la agrupación Neghisi Tanka-kai y luego de la revista literaria Ashibi, que centraría su actividad en torno a los estudios sobre los poemas del Manyôshû, la publicación perduró hasta 1908, año del nacimiento de la revista Araragi. Ya se habló de él en la entrega 94.

– La bahía de Matsushima es uno de los lugares más bonitos de Japón, y se dice que tiene el amanecer más hermoso del mundo. En ella hay más de 250 islas, con pinos y pequeños “acantilados”, que le dan una apariencia muy peculiar. Fue zona de paso de Bashô en su Sendas de Oku. Pertenece a las Prefectura de Miyagi. Cuenta la leyenda que cuando Bashô la contempló escribió:

¡Ah! Matsushima

¡Ah! Matsusima ¡ah, ah!

¡Ah! Matsushima

…el maestro se habría quedado sin palabras ante tanta belleza.

– Lorezand, el traductor al francés, habla de la sutileza de Shiki en el poema de Matsushima. El verbo uchiyosuru (llegar las olas) está vinculado por homofonía al topónimo Suruga: la provincia de Suruga se convierte así en “donde rompen las olas -y depositan lo que llevan en la orilla-”.

– “Perlas blancas” indudablemente tiene un significado metafórico aquí y designa cosas preciosas. Metáforas, cosas banales… como empezamos diciendo, algo poco frecuente en la poesía de Shiki.

Del veintinueve al treinta y tres

veintinueve

Hace más calor que nunca. Y encima estoy empachado por comer tanto coco. Abuela me ha dado masajes en la barriga y las piernas con el aceite que guarda en un frasco de vidrio. En la vasija tiene hierbas y alacranes muertos. Casi tienen que amarrarme porque estaba seguro que el aceite ese quemaba, pero no.

Luego abuela ha hecho cruces en el aire y en mi frente y me ha hecho dar brincos, tomar agua y vomitar. Pero no vomité.

A esta magia, dice ella, se le llama sobar.

A Helem no le gusta la masa de coco; por eso me comía los suyos y los míos.

No quiero ver un coco más nunca en la vida.

Puesta de sol.

Lanzarnos cubos de agua

al pie del pozo.

 

treinta

En casa solo se escuchan llantos y hay gente que entra y sale constantemente del cuarto de mis abuelos. Nos han sentado en el portal, cada uno en un sillón, y no nos atrevemos a decir una palabra. Helem también llora. Yo no puedo.

Agosto.

Abuelo murió

a las cinco en punto.

 

treinta y uno

Solo quiero estar muy tranquilo viendo el atardecer.

Los colores del campo parecen de mentira. Por un lado, un rojo casi obscuro acompañado de nubes naranjas y al lado contrario los azules.

Pronto comenzarán a cantar los grillos. Una vez leí que el canto de los grillos proviene de un muchacho muy bello llamado Titono, del que se enamoró la diosa del amanecer. Ésta pidió a su padre, el dios Zeus, que hiciera al mozo un dios para que viviera con ella por siempre. Pero la diosa olvidó pedir que le diera también la juventud eterna. Titono fue haciéndose cada vez más viejo y arrugado, pero no se moría porque era un dios. Se encogió tanto que se convirtió en grillo. «Mori mori mori», pide Titono cada día a la diosa. Porque quiere morirse ya.

Tengo que tener cuidado cuando le pida de nuevo algo a la luna.

 

También sobre la yerba

atardece.

Hojas de almendro.

 

treinta y dos

¡Nos llevaron a una cueva! Fue genial. Entramos todos con dos quinqués de los que usaban los alfabetizadores y que dan tremenda luz. Fue impresionante desde el principio por la altura de los techos y la cantidad de murciélagos. Y en esta cueva había agua. Muy fría. Me encantó ver por primera vez las estalactitas y estalagmitas que conocía solo por libros. Luego hicimos un picnic, en la entrada bajo los árboles. Hablaron del abuelo y de sus cosas cómicas.

«¿Por qué lo habrá hecho?», dijo mi madre de pronto.

De la cueva salió un ruido, como si algo hubiese caído en el agua. Seguro fue la caca de un murciélago o una estalactita.

Luego se hizo silencio. Me sentía muy bien, pero entonces vi que Helem estaba llorando.

 

treinta y tres

Ya sé ir solo al río. En casa estaban durmiendo la siesta, pero mi madre me dio permiso. La bajada al río está llena de matas de ateje. Por diversión, como algunos frutos. Dejan las manos muy pegajosas.

Risas apagadas

con flores de majagua.

Ellas lavándose el pelo.

 

 

Haiga 10

Nihonga es el nombre que recibe la pintura tradicional japonesa en general. Su traducción más literal es “pintura al estilo japonés”. Según los materiales, especialmente las tintas y pigmentos que se empleen, existen distintas técnicas japonesas con características propias.

La utilización del sumi (tinta negra) no es exclusividad del sumie. Tambíen se utiliza para pintar obras Suibokuga y Tarashikomi. La diferencia entre el sumie y el Suibokuga radica específicamente en la cantidad de agua. Mientras el primero se pinta sobre el washi seco (papel absorbente de arroz) la técnica Suibokuga se ejecuta sobre el washi previamente humedecido o sea húmedo sobre húmedo, obteniendo así efectos más atmosféricos, más esfumados; aguados y sutiles. El Tarashikomi se realiza sobre washi encolado o cocido no permitiendo una absorción plena, por eso se puede regular la mancha a partir de la cantidad de agua. Otro soporte también utilizado es el papel de algodón (300 gramos aprox, el mismo que se usa para acuarela). Esta técnica se ejecuta colocando el agua previamente sobre el papel en el sector a pintar. Luego se vierte sobre ella la tinta en pequeñas gotas y con el pincel se va llevando el sumi al sector que se desee, dando más o menos intensidad dependiendo del sumi. Si bien el Tarashikomi cambia el soporte respecto al Sumie y Suibokuga, las tres técnicas utilizan el sumi, la tinta negra como único color.Si en vez de utilizar el sumi se utiliza el color que brindan las pinturas gansai, que son acuarelas japonesas un poco más densas que las acuarelas comunes y menos que las témperas, encontramos dos técnicas posibles. Por un lado las obras Saibokuga y por otro las Kohitsuga. Las primeras se pintan sobre washi con las mismas pinceladas que se emplean en el sumie pero con color. Las Kohitsuga utilizan como soporte el mismo papel que el Tarashikomi, pero en este caso la particularidad es el uso de dos pinceles simultáneos. Con uno se coloca la tinta y con el otro, que solo tiene agua, se va esfumando el color para obtener más transparencia. Se pinta capa sobre capa pudiendo superar las treinta. En este caso puede dibujarse el motivo previamente y admite retoques. Por tal razón se la conoce como “pintura detalle”.Cuando ambas técnicas, Saibokuga y Kohitsuga se ejecutan con pigmentos naturales, polvo de piedras preciosas o concha de ostra molidas, o polen de algunas flores; se les denomina Nihonga. Como su nombre es igual a las pinturas en general, se han generado algunas confusiones en las técnicas y sus nombres.

Por último están las obras Yoga, “pinturas al estilo occidental” que ilustran temáticas japonesas pintadas con óleos y acrílicos. Sin embargo por no respetar las características compositivas de la pintura oriental y sí poseer muchas características de la pintura occidental, se las reconoce fácilmente. Uno de los puntos más notorios es el lienzo totalmente pintado sin respetar los vacíos tan característicos.

Ahora bien, independientemente de los pigmentos y las técnicas, hay un factor fundamental que hace que a simple vista una obra se reconozca como oriental. Sería lo equivalente a saborear el haimi en un haiku que no está presente en otras expresiones.

La sugerencia, los vacíos / lo no dicho, lo incompleto, la ausencia del yo son algunos de los aspectos que dan constitución a la pintura tradicional japonesa, y también al haiku.

Pintor de rosas.

Las flores no son difíciles

y las hojas peliagudas.

Shiki

 

Los Kireji

Los Kireji son palabras que en japonés provocan explícitamente un corte gramatical y de contenido en un haiku y no tienen un equivalente directo en otros idiomas.

Según Inahata Teiko, Presidente de la Asociación Japonesa Tradicional Haiku, el kireji es la tercera condición básica en el haiku tradicional, y su función puede ser difícil de definir.

Se coloca normalmente en el extremo de uno de los tres versos. Dependiendo de la posición puede indicar una pausa, tanto gramatical como de sentido, y puede prestar un sabor emocional a la frase que lo precede.

Cuando se coloca al final del poema, el kireji atrae al lector de nuevo al principio, iniciando un patrón circular. Colocado dentro del poema un kireji realiza la función paradójica de corte y de unión; establece una correspondencia entre las dos partes que separa, lo que implica una comparación implícita entre los dos elementos separados.

 

Fernando Rodríguez-Izquierdo en su libro “El haiku japonés. Historia y traducción” dice con respecto a los kireji : “(…) es una especie de puntuación poética que tiene el fin de señalar o poner énfasis en los estados anímicos del poeta (…)”

 

Los kireji más conocidos

 

ya: Expresa admiración, incertidumbre, interrogación. Suele aparecer al final del primer verso. Da énfasis y divide al poema en dos partes que se yuxtaponen e inevitablemente se unen:

 

 

Haru-kase / ya

Tooshi / wo/ dakite

oka / ni / tatsu

 

Viento de primavera:

con todo mi coraje,

erguido en la colina.

Kyoshi

 

(Pág. 410, “El haiku japonés” Fernando Rodríguez-Izquierdo)

 

 

Otras veces el kireji “ya” da al verso una sensación de suspensión, como cuando ponemos puntos suspensivos.

 

Osoki / hi / ya                               Lento / día / :

kodama / kikoyuru                       eco / oírse

Kyoo / no / sumi                           Kyoto / (=poses.) / esquina

 

El lento día;

ecos que se escuchan

por las esquinas de Kyoto.

Buson

 

 

(Pág. 316, “El haiku japonés” Fernando Rodríguez-Izquierdo)

 

 

kana : indica el asombro del autor por el objeto, la escena, el lugar, o el suceso. Por lo general se puede encontrar al final de un poema. Da énfasis a las palabras que lo anteceden.

 

 

osoki hi no                         Los días lentos

tsumorite, tôki                    se apilan, evocando

mukashi kana                    un viejo antaño

Buson

 

(Pág. 67, “Jaikus inmortales” de Antonio Cabezas)

 

 

keri : Sufijo de verbo. Antigua forma de pasado. Muestra el paso del tiempo y su emoción consiguiente. Con frecuencia aparece al final del haiku.

 

Hana / no / kage                       Flor / (=poses.) / sombra

aka no / tanin / wa                   completo / extraño / (tópico)

nakari / keri                               no hay / (final)

 

A la sombra de los cerezos en flor,

personas del todo extrañas

no hay ya.

Issa

 

(Pág. 362, El haiku japonés” Fernando Rodríguez-Izquierdo)

 

 

Un ejemplo donde aparece en mitad del haiku.

 

            Ooyuki / to / narikeri / seki / no / tozashidoki

Se levanta

gran tempestad de nieve

al tiempo de cerrar la barrera

Buson

 

 

 

Otras palabras de corte:

 

“Ka”: Al final de una frase indica una pregunta.

“-ramu” : Sufijo verbal que indica probabilidad.

“-ran”: Igual que el anterior

“shi”:   Sufijo de adjetivo; generalmente se usa para poner fin a una cláusula.

“-tsu”:  Sufijo verbal; presente perfecto.

«nari»: y otras kireji añaden sentimientos del autor en el haiku.

 

 

© Isabel Pose, 2019

 

Haiku 8

うぐひすや賢過たる軒の梅

uguisu ya kashiko sugitaru noki no ume

 

El ruiseñor

se cobija sabiamente

en las ramas del ciruelo.

 

La flor del ciruelo (ume) es uno de los elementos de referencia en el Japón tradicional, cuyo color rosado florece a mediados de febrero, simbolizando el comienzo de la primavera junto al año nuevo japonés (según el calendario lunar). El árbol (más cercano a la familia del albaricoque) y su flor son motivos recurrentes en numerosas obras pictóricas del Japón feudal y no pasa desapercibido para un poeta –y pintor- como Buson. De hecho, el título previo nos avisa: leyenda, motivo para un cuadro. A menudo la flor del ciruelo rodeaba las aldeas y los templos, con diversas tonalidades, desprendiendo un aroma delicado.

La curruca o ruiseñor japonés (ugüisu) está relacionado directamente con la flor del ciruelo (ume), tanto en la poesía japonesa tradicional como en pintura (recordemos que Buson también fue un pintor reconocido). Ya en la conocida antología “Man’yôshû” -siglo VIII- aparecen estrofas poéticas con el ruiseñor y el ciruelo como protagonistas, simbolizando la estación del año (el fin del invierno y el comienzo de la primavera, es decir, del año nuevo).

Onitsura inmortalizó esta asociación con un haiku:

鶯や梅にとまるは昔から 

[Uguisu ya ume ni tomaru wa mukashi kara]

El ruiseñor/ posado en el ciruelo/ desde tiempos antiguos.

 

Regresando a nuestro poema, existe una ancestral leyenda conocida como “Ôshukubai” (“Ciruelo, hogar de ruiseñores”) la historia nos dice:

Bajo el mando del Emperador Murakami (946-967), se secó una vez el ciruelo del jardín del palacio imperial. Dolido por esta circunstancia, mandó buscar otro que pudiese sustituirlo. Los súbditos encuentran uno en el jardín de un poderoso noble, y consiguen trasplantarlo.
Sin embargo, pronto descubre el Emperador una hoja de papel atada en una rama del mismo árbol, con un poema firmado por la esposa del noble, que dice así:

Acato su ley, como súbdita que soy.
Pero ¿qué les respondo yo a los ‘ugüisu’ de mi jardín
cuando me pregunten
por su hogar amado?

El Emperador devuelve el árbol (un ciruelo rojo) para que los ruiseñores siguieran disponiendo de un hogar.