Todas las entradas de: el rincón del haiku
Entrega nº 108. 28 de agosto
-En las reseñas de “Conversaciones sobre Haiku en el refugio de la nutria (Dassai shooku haiku-chô shô)”, publicadas por Hekigotô en el número diez de la quinta serie de Hototogisu, se critica el siguiente poema:
Sunahama ni
Ashiato nagaki
Haruhi kana
Sobre la arenosa playa
Unos largos trazados de huellas
¡Día de primavera!
Hekigotô se pregunta si se trata de los pasos del poeta o de alguien más. En mi opinión, no son necesariamente los pasos del poeta, sino simplemente lo que este último sintió al observar esos rastros en ese lugar.
Hi ichinichi
Onaji tokoro ni
Hatake utsu
Todo el día
En el mismo sitio
Arando el campo
Al comentar estos versos, Hekigotô se pregunta si el poeta trabaja en el campo. En mi opinión, el poema fue más bien compuesto con la intención de cantar el trabajo de otra persona, pero también podría considerarse como su propio trabajo.
Issen no
Tsurigane tsuku ya
Hirugasumi
Por un centavo
¡Se hace sonar la campana!
Niebla del mediodía
Al comentar estos versos, Hekigotô dice que es cuestión de echar un centavo en una ofrenda y luego tocar la campana, pero mi idea no es esa. Hay lugares donde, por un centavo, directamente compras el derecho de tocar la campana. Es en ese tipo de toque de campana en el que pienso aquí.
Hitooke no
Ai nagashi keri
Haru no kawa
De un balde
Se ha vertido el añil.
El río en primavera
Al comentar estos versos, Hekigotô explica extensamente que, en realidad, uno no pone el tinte añil en un balde para verterlo, sino que se colorea el agua utilizada para el tinte y es esta la que se vierte. Pero esa no fue mi idea. Se trata de verter directamente un balde de tinta añil: no sé si se hará así o no en Tokio, pero en provincias sí que es así como lo hacen los tintoreros.
Kannon de
Ame ni aikeri
Hanazakari
En Kannon
Volví a encontrar lluvia
¡Qué eclosión de flores!
En estos versos, yo estaba muy orgulloso de usar la sencilla frase “Kannon de” (En Kannon). Me sorprendió encontrar en los comentarios de Hekigotô apreciaciones como “está en el tono de Otsuni”, o “este poema es del estilo de Ryôta”; por no hablar, que por otra parte enumera en su trabajo al menos veinte poemas sin que conste mayor comentario. Estas son críticas muy atrevidas: ¿no sería ese el punto débil de Hekigotô? Hay personas realmente negligentes… “y los héroes, esperan ahí para engañar al común de los mortales”.
Nagaki yo ya
Hito hi o totte
Niwa o yuku
Larga noche
Un hombre con su linterna
Camina por el jardín
Al comentar este poema, Hekigotô se pregunta si es que hubo algún inconveniente en elegir como primer verso de cinco sílabas «Frescor nocturno» (yo samusa ya). Pero, en mi opinión, no se trata de una noche fría. Se trata de resaltar un pequeño incidente que perturba la monotonía de una larga noche o, para decirlo más específicamente, una noche donde no sucede nada, simplemente interminable, y en la que, de repente, alguien camina por el jardín con una linterna, antes de que se reanude esa larga e interminable noche, como si nada hubiera pasado. (Continuará…)
Notas del traductor y las fuentes
– Shiki parece querer dejar bien aleccionados a sus dos principales discípulos antes de morir. Hechas las aclaraciones a Kyoshi, ahora es el turno de Hekigotô, a quien dedica también muy duras críticas. Con esta, inicia una serie de tres entregas consecutivas sobre su trabajo.
– Conversaciones sobre Haiku en el refugio de la nutria (Dassai shooku haiku-chô shô) es una de las antologías de haikus de Shiki, realizada por él mismo, la primera de las cuales fue publicada unos meses antes, en abril de 1902.
– El primer haiku se ha traducido de Lozerand. También Fernando Rodríguez-Izquierdo lo reproduce, traduce y comenta directamente del japonés en Ruego a la mariposa (ed. Satori, 2013, Gijón) del siguiente modo:
“suna-hama ni
ashiato nagaki
haruhi kana
Sobre la playa, un largo
reguero de pisadas,
en día primaveral.
¿A dónde irá esa larga sarta de huellas humanas sobre la arena? Seguramente, su rastro se pierde ya a simple vista. El caso es que, mientras lo seguimos, contemplamos el mar, y nos refresca su orilla en plena primavera.
*suna-bama: con cierta redundancia, «playa arenosa».
*ashiato: compuesto apositivo «pies – huella»: «huellas de pies humanos» o «vestigios de pisadas».
* nagaki: adjetivo predicativo -nagai «largo»- con sufijo arcaico -ki. Se refiere a que esa secuencia de pisada es larga para el observador.”
– Más adelante, ya en otro haiku, Shiki usa una expresión coloquial, “En Kannon” (Kannon de) para designar un templo, más que probablemente el Sensô-ji de Asakusa, dedicado a la deidad Kannon (Guan Yin).
– Iwama Otsuni (1756-1823), es un haijin que ha cantado mucho las costumbres de Tôhoku.
– Ôshima Ryôta (1718-1787), fue un haijin, influyente maestro de haiku y coetáneo de Buson (1716-1784).
– … “y los héroes, esperan ahí para engañar al común de los mortales” es una expresión del chino clásico, que puede interpretarse literalmente, o también como que los líderes, gracias a la superioridad de su inteligencia, actúan frecuentemente de tal manera que la gente común no puede entenderlos.
Entrega nº 107. 27 de agosto
-En el número diez de la quinta serie de Hototogisu, sumados a los versos recopilados en el llamamiento público, encontramos entre los versos seleccionados por Kyoshi algunas de sus propias composiciones.
Honjin no
Yari ni karasu ya
Akeyasuki
El cuervo y la lanza
De la tienda del general –
Está a punto de amanecer
¿Es la escena de un cuervo descansando sobre una lanza? ¿O es que el cuervo está volando cerca de la lanza? Como no lo tenía del todo claro, quise preguntarle al autor, pero me respondió que, incluso si uno no podía imaginar la escena, la imagen era buena, y que el cuervo podía estar volando, posado o cantando; que todo eso carecía de importancia, que el interés era que estuviesen unidas las figuras de una lanza de un cuartel general y la de un cuervo. Pero incluso después de escuchar este tipo de explicación, no puedo sentirme interesado por una escena que es confusa. Cuando leo «El cuervo y la lanza / de la tienda del general», siento el deseo de representar objetivamente la escena, como si la tuviera ante mis ojos… Es por eso que yo sigo insatisfecho, ya que la posición del cuervo no está claramente establecida.
Matsu o kiru
Nata ya ayamatte
Tsuchi o ran o
Cortar un pino.
En el hacha, por error,
la tierra y las orquídeas.
Estos versos presentan aspectos incomprensibles. Nuevamente intenté preguntarle al autor, y se me dijo que cortar un pino, era realmente cortar un árbol. Pero si se trata de cortar un árbol en pie, generalmente usas una sierra y casi nunca un hacha. Si es un árbol que se puede cortar con un hacha, se debe considerar que es un pino muy pequeño. Pero admitamos que eso no importa, y lleguemos al segmento final, “la tierra y las orquídeas”: es una manera muy atrevida y demasiado extraña de explicarse, lo que me transmite una impresión de mal gusto. Cuando tienes una idea arriesgada como esta, la mayoría de las veces, es el mal gusto el que gana y se da la impresión de ser un aprendiz.
Ishi ni koshi
Yuri no naka naru
Kojiri kana
Sentado en una piedra
En el interior de unos lirios
¡El fondo de la vaina de un sable!
Tampoco entendí el significado y le pregunté al autor: parece que el fondo de la vaina de un sable dentro de los lirios, no significa que el fondo de la vaina esté en el interior de un lirio propiamente dicho, sino que se encuentra en medio de muchas flores. Pero no sé si está perfectamente claro al leer este poema … No solo es una idea extraña que este trozo de la funda de un sable esté en medio de las flores, sino que, por añadidura, ya que lo refiere usando una expresión que a la vez da a entender también que todo ocurre “dentro de un instante” (naka naru kojiri) es aún más extraño, y no entendemos en absoluto de qué se trata. Como el autor escribió intencionalmente admirado ¡El fondo de la vaina de un sable! (Kojiri kana), debió considerar que escribía un verso muy dinámico. Por otro lado, podemos preguntarnos si este verso muestra al autor mismo, o si está a un lado y compone sobre una tercera persona que observa. Cuando hice la pregunta, Kyoshi dijo que estaba a un lado.
Sin embargo, tanto “sentado en una piedra” como “En el interior de unos lirios / ¡El fondo de la vaina de un sable!”, ambos dan la impresión de ser contados desde el punto de vista del autor, y no lo observado por otro guerrero sentado. De lo contrario, parecería que el autor expresó sus sentimientos porque estaba extremadamente contento con el espectáculo de ese trozo de la vaina de un sable en medio de los lirios, pero… en fin, objetivamente, creo que no funciona.
Sairen o
Mite iru bushi ya
Tabigatana
Atrapa-lotos
¿Qué está mirando el guerrero?
Sable de viaje
Aquí, como el autor no entiende el significado de un juego de China llamado “Atrapa-lotos”, ha metido en escena a un guerrero japonés, y eso, realmente, no tiene coherencia.
Bien, si tomamos en cuenta todos estos versos, ¿dónde están los puntos de conflicto entre Kyoshi y yo? Al final, Kyoshi, para dar dinamismo a sus versos, adopta un método de composición que podría describirse como «dinámico». Este método de composición dinámica conduce, en mi opinión, al mal gusto, a lo absurdo y, en cualquier caso, a resultados insuficientes en términos de haiku. No es que esté en principio en contra del dinamismo, del movimiento, mas es extremadamente difícil escapar de los inconvenientes que lo acompañan, como este mal gusto o estos absurdos. Pero como Kyoshi sobresale en estos dos registros, no es sorprendente que estos versos me disgusten tan violentamente.
Notas del traductor y las fuentes
– Shiki vuelve a cargar muy duramente contra los haikus de su íntimo amigo, cuidador, colaborador y discípulo Kyoshi. Cabe recordar que él fue quien se hizo cargo de Hototogisu tras el fallecimiento del maestro.
– Sobre el primer haiku, afirma el traductor al francés Lozerand que en el original en japonés que <<el vínculo entre la lanza (yari) y el cuervo (karasu) (se supone, sin que haya certeza, que solo hay una lanza y solo hay un cuervo) es impreciso, ya que está establecido por la partícula “ni” por lo que no aporta ninguna precisión particular. Así, él ha traducido vagamente como “y”, pero no es imposible que fuera por ejemplo “en”, o “al lado” o “debajo”…>>.
– Sobre el segundo haiku (cortar un pino…) Lozerand comenta que <<se trata de un haiku bastante particular en el plano sintáctico, ya que comienza dando un complemento directo (matsu = el pino), indicado por la partícula “o”, seguido de un verbo transitivo (kiru = cortar), como es costumbre; para luego, finalmente, dar otros dos complementos colocados paralelamente (tsuchi o run o = la tierra y las orquídeas), lo que en realidad es extraño y sí, bastante atrevido>>.
– Lozerand traduce inicialmente en el haiku “koriji kana” por “complemento” para luego explicar que concretamente, estas breves sílabas japonesas deben ser entendidas como “el fondo de la vaina de un sable”. Aquí, con el fin de facilitar la comprensión de lo expresado, desde el primer momento se ha traducido de esa manera y no brevemente como «complemento», a pesar de las muchas sílabas.
– El juego “atrapa-lotos” era un juego proveniente de China y que venía a representar una carrera de barcos, una regata.
XARO ORTOLÁ “Destellos”
Unas palabras de la autora
(Nota explicativa: Además de su reseña personal –publicada más abajo- Xaro nos envía esta entrevista recopilada por ella misma a partir de preguntas y respuestas que considera de interés y que extrae directamente de su actividad en foros y revistas.)
– ¿Cómo llegó el haiku a tu vida?
Escuché por primera vez la palabra «Haiku» en el Facebook, había gente que los escribía y yo no tenía ni idea de qué era… me resultaba extraño leer pequeñas poesías de tres versos; alguien dijo que se trataba de poesía japonesa de 17 sílabas…Intenté escribirlos era como un juego y todo un reto el poder expresar algo con sentido con tan sólo 17 sílabas.
Busqué por Internet información y cuanto más leía más respeto y conexión sentía: sencillamente me atrapó, me enamoró su sencillez, su belleza, su humildad…
Estudié a los clásicos, me fascinaban Bashô, Buson, Santôka, Onitsura, Chiyo-ni… y recuerdo que me quedaba sin respiración al leerlos, hoy día aún me pasa.
¿Cómo vives el haiku?
Vivo el haiku de forma intensa, quizás por mi carácter, no sé…Mi atención ha ido “in crescendo”, esas pequeñas cosas que antes eran invisibles a mis ojos, ahora las veo, las siento, me asombran y conmocionan en un sinfín de percepciones y emociones…pero también hablan: la luna, el viento, la lluvia… y pienso: – ¿Cómo es que nunca antes las había percibido, mirado, escuchado, sentido de esta forma tan profunda?
Supongo que como a todos los que escriben haikus se nos otorga el don de la “mirada de haijin” jeje
– ¿Quién o quiénes han sido o son tus maestros?
Conocer y estudiar bajo el paraguas del maestro Vicente Haya, para mí fue como un antes y un después en el camino del haiku, doy gracias por haberle conocido y aprender directamente de él. También aprender de otras personas relevantes como son el profesor Fernando Rodríguez, JL Vicent, Kotori, Mavi, Momiji, Elías… no puedo olvidar a mi buen amigo Gorka, el cual empezamos juntos, conectamos a nivel espiritual y después comenzamos a caminar por esta senda donde he ido haciendo amigos y son más que eso, son como familia, por nombrar a algunos: Unsui, JC Durilén, Leti, Grego, Enrique, Frutos, Mª Jesús, Toñi, Sandra,…
Un amigo me dijo en una ocasión:
«El Haiku es un pequeño poema que intenta atrapar el tiempo, son como fotografías hechas con palabras. El Haiku es un arte para expresar y tocar nuestro Budha interno».
– ¿Eres bloguera de haikus?
Jeje sííí, creé un blog y los empecé a escribir y cuando leo los de los primeros tiempos, me entra la risa, por supuesto que no eran haikus ni de lejos jajaja… no los borro porque veo la evolución. Ahora empiezo a eliminar algún que otro porque formo parte del profesorado de la «Escuela de Haiku Makoto» y los alumnos consultan el blog y la verdad es que da un poco de cosa leer los NO Haikus de mis principios de aprendizaje…
El segundo blog, dedicado a esta noble senda en pro del haiku, y que está en constante cambio y renovación, dedicado a los haijines clásicos y a los contemporáneos donde intento acercar al haiku y al haijin de todo el mundo y de todos los tiempos.
– ¿Por qué Xaro Ortolá, Xaro La, Destellos?
Xaro es el nombre en mi lengua natal, Ortolá el apellido de mi padre entonces tomé la «La» de la última sílaba Xaro La. Destellos, no lo sé…me llegó como una inspiración en una meditación, cuando me dijeron que tenía que ponerme un seudónimo de “haijina” porque así es como lo hacían los japoneses.
– ¿En qué momento del proceso de aprendizaje te encuentras y cómo lo vives?
Lo vivo de forma profundamente intensa, enamorada perdidamente del haiku dô jeje.
Sobre el aprendizaje, pues ¿qué decir?… tal como voy aprendiendo, más principiante me veo, más aprendiz soy.
¿Para qué sirven los foros?
¡Oh! para mucho, mucho, mucho…Son de una grandísima ayuda, cada comentario hecho a mí o a los compañer@s son verdaderas joyas. Los foros el Rincón del Haiku y Paseos.net son tesoros para aprender a escribir verdaderos haikus cosa de la que me siento verdaderamente afortunada por tener tan buenos maestros.
Me da mucha pena ver a ciertas personas, libros, entrevistas, Facebook, etc. en donde se hacen la propaganda de que escriben haikus, para mí, siento decirlo, pero son tan solo charlatanes que engañosamente se autodenominan escritores de haiku. Una pena denigrarse tanto, hasta el punto de autodefinirse haijines, y es que encima se lo creen jajaja. Pero bien, en esta existencia todo camino que uno toma son lecciones de vida.
– ¿Podrías definir tu estilo de escribir haiku?
Pues no lo sé, escribo lo que me gusta o disgusta, lo que me emociona, conmociona, asombra o me llega al corazón, la verdad es que cuanto más escribo más me maravilla la sacralidad de la naturaleza. En una ocasión me comentaron que mi estilo está entre Bashô y Buson, con chispas de Onitsura.
– ¿Sientes que has alcanzado el rango de maestra?
Jajajajajaa, me llaman maestra porque corrijo y enseño en la Escuela de Haiku Makoto, pero te puedo asegurar que no hay maestro que se precie en este mundo del haiku, aprender, evolucionar y entonces ves lo grande que es este camino y que, en realidad, cuanto más aprendes, más te das cuenta de lo que te falta por aprender… El haiku son 3 versos, 17 sílabas, o más si escoges la métrica libre, pero te puedo asegurar que su profundidad es infinita, sin metáforas, sin florituras… escogiendo las palabras justas, no solo se trata de escribir más o menos bien, el haiku es una forma de vida…
– ¿Cuál considerarías que es tu mejor haiku?
No lo sé, he escrito muchos malos y alguno bueno, pero elegiría el primer haiku titulado «pozo» en el que me felicitaron los compañeros, cada uno de ellos me dio las 3 estrellas, era en los principios de mi aprendizaje en el foro paseos.net bajo la atenta mirada de JL.Vicent cuando me dijo: «Destellos, un haiku precioso, para exponer en un calendario». Este haiku también fue el ganador en la sección de «Haikus destacados».
***
Biografía
Xaro Ortolá nace en Pego, un pequeño pueblo en el interior de Alicante rodeado por una parte de montañas y por otro de arrozales. Estudia filosofía oriental con los Lamas tibetanos. Escribe bajo el seudónimo de «Destellos “en los foros de “El Rincón del Haiku” y «paseos.net». Bloguera desde el año 2012.
Forma parte del profesorado de «La Escuela de Haiku Makoto».
Colaboradora en la gaceta «Hojas en la Acera, Hela» en el espacio “Celebrar la Vida”.
Colaboradora en la revista digital de ERDH. Ha publicado haikus inéditos en las revistas literarias, «Barcarola» y «Crátera».
Galardonada: con el primer premio de la «Asociación Ronnin» (2012);
Primer premio del II Concurso Internacional de «El Vuelo del Samandar»(2015);
Finalista del «Certamen de Haiku de Haikunversaciones» en homenaje a Santiago Larreta (2016);
Premio Literario Grau Miró haikus en catalán (2017);
Primer premio a la mejor colección de haikus en el VIII Concurso Internacional de Haiku de la UCLM (2017);
«Maestra de Afinación» en cada uno de los cuatro elementos, título otorgado por el maestro Vicente Haya por los haikus para el Concierto de Haiku Ciudad de Medellín: “Ser Agua” (2016), «Ser Aire» (2017), «Ser Tierra» (2018), «Ser Fuego-Luz»(2019).
Bibliografía:
– “Los cuatro elementos: Concierto de haiku” Fundación Montaña de Silencio, con Juan Felipe Jaramillo y Vicente Haya. (Editor: Independently published, 2019).
-«Pisar la Hierba». Facultad de Derecho de Albacete, UCLM (2019).
– “Antología de haiku «la mujer y la luna» (Colección Haibooks – UNO editorial, 2017).
– “Luna en el río” (UNO Editorial, 2017).
– “Los silencios del músico” (Ed. Shinden, 2016).
– “Haikus” (Ed. Diversidad literaria, 2016).
– “Clarea el día. Antología de haiku en castellano” (Mandala Ediciones, 2014).
helecho de agua;
el zigzag de una anguila
rozando el fondo.
*
el campo baldío
cubierto de escarcha…
piar de lavanderas
*
luna creciente…
el agua llovediza
entre el borrajo
*
nubes rosadas…
los quiebros de un murciélago
por el arroyo
*
la luz de luna;
el rumor de las hojas
de la chopera
*
un viejo estanque;
bajo el estramonio en flor
saltan las carpas
*
hojas mordidas;
el brillo de la lluvia
en el rosal
*
juegan los niños,
en la barca partida
del arrozal
*
almendro silvestre,
una mitad con hojas
la otra con flores
*
tierra arada;
las huellas de los jabatos
llenas de lluvia
*
han florecido
las grietas de la costra
del almendral
*
humo de incienso,
a la luz del eclipse
silban los mirlos
*
el gato persigue
a una mantis azulada…
flores de níspero
*
caña inclinada…
los amagos de vuelo
de dos gurriatos
*
sol de la tarde.
rodeado de plantas
un pozo seco
¡SALUD HAJIN@S DEL MUNDO!
_()_
Noviembre 2019
Noche de verano-
el mar mueve las piedras
hacia mis pies.
Mencía Peña (13 años)
Colegio Mayol, Toledo, España
-.-
La autovía-
un poste en la noche
aún parpadea.
Candela Gauna (12 años)
Colegio Mayol, Toledo, España
-.-
Atardecer
Todas las vacas comen
una me mira
Nombre del niño/a: Elier Bazán Infante
Edad: 9 años
Colegio: Mártires del Moncada
Ciudad: Santa Clara
País: Cuba
-.-
Día de calor
Una mariposa
volando hacia mí
Nombre del niño/a: Liz Daniela Morales López
Edad: 10 años
Colegio: Ramón Pando Ferrer
Ciudad: Santa Clara
País: Cuba
Del treinta y cuatro al treinta y ocho
treinta y cuatro
Están limpiando el gallinero. Nos hemos divertido muchísimo persiguiendo a las gallinas moñudas y a las pescuezopelado, que son tan raras, hasta que nos regañaron. Con la caca de gallina fertilizaron luego los tomates. ¡Qué asco! Debo recordar lavarlos bien antes de comérmelos de la mata.
Uno… dos… tres.
Lanzar desde la colina
los huevos cluecos.
treinta y cinco
Abuela no lava en el río porque dice que ya está muy vieja. Mi tío le hizo hace años un lavadero con la goma cortada de un tractor y unos postes de madera. Ella no usa detergente, machaca las hojas de una planta llamada Maguey que hace mucha espuma.
«¿Extrañas al abuelo?, le pregunto.
Ella escupe el tabaco en el suelo y dice que no porque el abuelo la está esperando sentado, al lado del pozo.
Sosteniendo
el cordel de la ropa,
el espantapájaros.
treinta y seis
Nos han castigado a los dos. Todos vienen a hablarnos de lo feo que es hacer lo que hemos hecho. Han dicho tantas cosas que ya nos convencieron. Juramos no hacerlo más. Helem juró por Dios, yo por mi papá. Mi madre se fue a llorar al patio cuando mencioné a mi padre.
Bajo el anón,
hemos asado a escondidas
la carne robada.
treinta y siete
¡Ya me sé subir a los árboles! Helem me ha enseñado. Mi favorito es el tamarindo porque entre el follaje parece que estamos en una cueva. El de Helem es el úpito. Dice que ya veré en enero cómo se llena de flores rosas. Al pie del árbol hay unas hormigas que pican durísimo. Les hemos rociado limón para que sepan lo que es bueno.
¡Si Nadia nos ve!
Mamoncillos.
Hemos abierto ya cinco,
¡todos jimaguas!
treinta y ocho
Ya casi llega el tiempo de escuela. Empiezo a extrañar a mis amigos y a mi papá. Mi madre se ha sentado de nuevo a conversar y me ha dicho que, si quiero, puedo elegir entre irme con mi padre a La Habana o quedarme con todos en el rancho. No sé qué hacer y me quedo en silencio. Ella me pasa la mano por la cabeza.
Creo que me comprende.
Sobre el sillón de la abuela
ya no da el sol.
Fin del verano.
HAIGA 11
“Si pudiéramos percibir todo lo que hay ahí,
reventaríamos”. (Pintor japonés)
En todo aprendizaje, entendido como un proceso individual, los logros obtenidos no se miden solamente con el resultado. El proceso de producción adquiere un valor fundamental para el desarrollo personal. En el caso de una obra sumie, no importa tanto el cuadro acabado como el proceso que se llevó a cabo para cumplimentar el trabajo. Un cuadro muy bello puede ser colgado o guardado, sin embargo el bagaje aprendido en su elaboración, está en el interior del pintor y pasa a formar parte de su ser.
Una pintura refleja solo el producto final o una parte del proceso que llevó adelante el artista. El aprendizaje de las técnicas y los conocimientos se van adquiriendo con el tiempo y especialmente es un proceso de crecimiento hacia afuera y hacia adentro.
En ese sentido uno podría decir que de la misma manera que existe un haiku do, también se podría hablar de un sumie do. Es un camino que permite entrar en el mundo, de tomar de conciencia, de estar atentos, de crecer pata transformar, para sentir más.
En la naturaleza la energía fluye, nos envuelve y atraviesa. Desde el interior de cada uno, a través del pincel, esa energía fluye y va dejando su huella en el papel. Y también deja huella en un papel el haijin que registra los instantes, ese “notario mal pagado de la existencia”. En ambos casos, el pintor y el haijin no hablan de sí mismos sino de lo que han tenido el privilegio de presenciar. Dejan plasmado un instante del que han sido testigos; estuvieron ahí y dan cuenta de ello. Nos acercan esas relaciones entre los elementos que son invisibles ante nuestra mirada, salvo que se conviertan en sus obras.
¡Cuánto perderíamos si los haijines no dieran a conocer sus haiku! No es su objetivo al escribirlos, pero sí casi una obligación compartirlos una vez acabado. En este camino de crecimiento interior, de haijin, de pintor de sumie, se trata de captar la esencia dinámica de la realidad y poder cambiar con lo que cambia. Como dice Vicente Haya, el yo es un portero que bloquea la entrada para que el mundo no pueda entrar. Se encierra en sí mismo y no deja entrar lo sagrado del mundo. Es necesario transformarse, dejar de ser un espectador para ser parte del mundo sin ser protagonista. La idea no es eliminar el yo, sino expandirlo.
Si alguien con la mirada puesta en una obra haiga es capaz de percibir una parte de la esencia y se deja atravesar por ella, es que se ha logrado el objetivo. Ese instante captado en el papel, ahora está en el interior de quien lo pintó y de quien lo miró.
UN RECORRIDO POR EL HAIKU PERUANO
INTRODUCCIÓN: LA LLEGADA DE JAPONESES A PERÚ.
La historia de la inmigración japonesa a Perú, una de las comunidades más importantes del país y que cuenta con más de 100.000 descendientes, empezó hace 120 años con la llegada del barco Sakura Maru con los primeros 790 japoneses en busca de trabajo en las haciendas azucareras de la costa peruana. Japón eligió a Perú como el destino para sus ciudadanos en plena era Meiji ya que era el primer país en Latinoamérica con el que establecieron relaciones diplomáticas y el imperio buscaba «occidentalizar» a sus jóvenes agricultores en una lejana tierra en Sudamérica que vivía un auge de sus cultivos. Los primeros inmigrantes, todos hombres, llegaron a Perú un 3 de abril de 1899 y desde esa fecha hasta la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial, en 1941, alrededor de 30.000 japoneses cruzaron el océano Pacífico hacia Perú, inicialmente con un contrato laboral y con la expectativa de volver a su país. La Segunda Guerra Mundial supuso un revés muy importante para la comunidad japonesa en Perú. Muchos de ellos volvieron a Japón, pero otros muchos fueron deportados a EEUU y sus condiciones de vida cambiaron mucho durante esos años. Una vez terminada la guerra, los japoneses de Perú y sus descendientes (nikkei) optaron por salir adelante en el país, dejando atrás el sufrimiento y luchando por el futuro que el país andino les ofrecía.
Desde entonces, los lazos de amistad entre los dos países se han afianzado a lo largo de los años, y ambas culturas han compartido e intercambiado sus particulares formas de ver la vida. El haiku japonés se ha hecho un hueco en la cultura andina de forma progresiva como podemos ver a continuación.
LOS INICIOS DEL HAIKU EN EL PAÍS
El primer acercamiento al haiku en Perú data de principios del siglo XX, lo llevó a cabo el poeta ALBERTO GUILLÉN (1897–1935) quien, atraído por este tipo de poema japonés, compuso varios ejemplos:
Digo mi nombre al universo,
de bruces en mí mismo,
con la burbuja de un verso.
Amarramos el crepúsculo
con el hilo
de un verso absurdo.
De su poemario “Cancionero”, Arequipa, 1930:
Un burro
está aserruchando el paisaje
con su rebuzno.
Cuando camino
todo el paisaje se pone en movimiento
conmigo.
Lo que dice la arena:
-Siempre duele
la huella.
Como anoche ha llovido
se le ha refrescado la voz
al río.
El alma vuela,
el hombre se va,
el mármol queda.
Mentira. No matan
el tiempo:
el tiempo es el que los mata.
Como vemos, aunque formalmente se acerca al haiku, está muy lejos de éste en su esencia, por lo que no se puede afirmar categóricamente que sea Guillén el introductor del haiku en Perú, pero sí el que comenzó una senda seguida por muchos otros escritores.
Otros autores peruanos de la época que también se interesaron por la estética oriental fueron por ejemplo José María Eguren (1874–1942), el diplomático Francisco A. Loayza (1872–1953) quien publicó una antología de poemas japoneses traducidos al español, “Perlas de Oriente” en 1919 o Estuardo Núñez (1908–2013) autor de “El Japón y el lejano Oriente en la literatura peruana” (1964)
También han probado, con mayor o menor acierto, a incluir haikus entre sus poemas escritores como:
ARTURO CORCUERA (Lima, 1935 – 2017) publicó una veintena más de poemarios, desde “Primavera triunfante” (1964) hasta “Vida cantada. Memorias de un olvidadizo” (2017), con muy diversos temas y opciones formales. Pero fue su poemario “Noé delirante” (1963) el que le otorgó el Premio Nacional de Poesía 1963, aumentándole secciones hasta configurar un libro mucho más amplio: “A bordo del arca” (2006), que obtuvo el Premio Casa de Las Américas.
«DE LOS DUENDES Y LA VILLA DE SANTA INES», Editorial Ames, Lima, 1977
ALBUM DE FAMILIA
¡Oh, antiguo espejo,
adónde habrás guardado
la cara del abuelo!
PREGUNTA AL ESPEJO CIEGO:
¿Es verdad,
que a tientas,
retratas la soledad?
EL ESPEJO SE CONFIESA
Por no quebrar mi calma,
nunca quise a los hombres
retratarles el alma.
EL HALLAZGO
Habita un cisne de bruma
en el fondo del espejo:
ayer le arranqué una pluma.
BLANCA VARELA (Lima, Perú, 10 de agosto de 1926 – 12 de marzo de 2009), fue una poeta peruana, considerada como una de las voces poéticas más importantes del género en América Latina que también incursionó en el haiku.
REJAS
cuál es la luz
cuál la sombra
NOCHE
viejo artífice
velo que has hecho de la mentira
otro día
JUEGO
entre mis dedos
ardió el ángel
DESPUÉS
tras la rosa
sombra
RICARDO SILVA-SANTISTEBAN (Lima, 1941) Doctor en literatura, además de su extensa obra es un reconocido traductor y también ha publicado algunos haikus como en «Terra Incógnita» (Mosca Azul Editores, Lima, 1989)
Así despierto
Vuestro aroma yo aspiro
Doradas flores.
Noche de otoño
Eres mi pensamiento:
Luna que avanza.
Tan solo
La caída de una hoja
En el arroyo.
Nubes lejanas
Con árboles y montes
Turban mis ojos.
Fresca fontana
Quietud del alto otoño
Aves en vuelo.
Resplandor vivo
Sombra nubes y río
Pasa la vida.
INES COOK (1956) Reconocida poeta peruana, ha publicado varios libros de poemas e incursionado en el mundo de la música.
Estas gaviotas
Son la clara señal:
Impermanencia.
Cae la lluvia
Sobre el pequeño muro:
La flor marchita.
Del hondo norte
me es aún misterioso
el amanecer
Aún sin estrellas
se sientan a escribir
constelaciones
Viento de tarde
Sobre mi débil techo
un ave duda
Bajo las patas
de los blancos caballos:
el girasol
JOSÉ BELTRÁN PEÑA: Nacido en Lima en 1961, es un reconocido poeta, investigador literario, antólogo, y promotor cultural perteneciente a la llamada Generación del Noventa. Entre su extensa obra destacamos su libro ”El haiku peruano” (2010) una antología de los principales escritores de haiku del país.
Hacer un poema
es como beber vino
en tu cuerpo
Flor del lenguaje
Pepita de oro
Haiku
En el mundo
ningún hombre
es extranjero
Estrellas del jardín
Juguetes de ángeles
Las mariposas
CARLOS ZÚÑIGA SEGURA: Nació el 19 de junio de 1942, en la provincia de Tayacaja (Huancavelica), fundador y director de la revista de poesía La Manzana Mordida y de las Ediciones Capulí, ambas fundadas el 23 de septiembre de 1975. Ha participado en conferencias y recitales en los principales centros culturales del Perú y en las repúblicas de Ecuador, Colombia, Alemania y Cuba. Parte de su obra poética ha sido traducida a diversos idiomas. Actualmente realiza actividades culturales en el distrito limeño de Magdalena del Mar, lugar donde reside.
Hebras de cielo
anudan mi calzado:
trigos de Dios.
Todo de blanco
en el cielo aparecen
los que se fueron.
Toda la noche
al borde del camino
conmigo mismo.
Irme no puedo
quedarme tampoco:
¿será el amor?
La estrella
es una gata pícara
en los tejados.
Todo mi cuerpo
guarda sus filamentos
sobre la cama.
Alguien escribe
en la espuma la voz
del silencio
Otros célebres escritores peruanos que han dado muestras de su admiración por la cultura nipona son Jorge Eduardo Eielson (1924–2006), Rafael Yamasato (1945–1975), César Toro Montalvo (1947), Nicolás Matayoshi (1949), Renato Sandoval (1957) , Doris Moromisato (1962) o Santiago Risso (1967)
Ejemplo de la fascinación por el haiku en artistas de otras áreas fue Daniel Peña Bresciani (1950-2017). Daniel fue un artista de la acuarela nacido en Lima, galardonado en diferentes eventos culturales y artísticos por su obra y que se aventuró a escribir haiku al conocer este género por su relación con la técnica de sumi-e.
Casa vacía
es todo lo que queda
de un caracol
Nube de aves
contra la luz del cielo
¡el halcón!
Vuelvo del monte
y el águila también vuela
muy dentro de mí
Verde montaña
la niebla no ha querido
mostrar su cima
Abrazándote
has llenado mi alma
roca desnuda
Hay un recuerdo
que siempre me obsesiona,
es el olvido
Flotan sin pausa
como pétalos blancos
las mariposas
Por la quebrada
el viento se desliza
lamiendo piedras
Rozar la tierra
¿es siempre el destino
de nuestros pies?
LAS FIGURAS DEL HAIKU EN PERÚ
Entre los autores de la llamada Generación de los 50 destacaron especialmente tres nombres propios que abordaron el haiku y lo dieron a conocer en el país: José Wanatabe, Javier Sologuren y Alfonso Cisneros Cox.
JOSÉ WATANABE VARAS. Nace en Laredo, 17 de marzo de 1945 y fallece en Lima, 25 de abril de 2007. Su padre, Harumi Watanabe Kawano, llega al Perú como muchos otros japoneses a trabajar en las haciendas azucareras de la costa peruana en 1916, y se casa con una joven peruana. José aprendió de éste el arte del haiku.
En el prólogo a su libro “El huso de la palabra” José Watanabe habla de esa herencia:
Mi padre empezó a traducirme los primeros haiku cuando yo tenía alrededor de doce años (…) Bashô describía el salto de la rana en el estanque antiguo y yo no sabía que estaba hablando de nuestra condición: un efímero ruido de agua interrumpiendo un gran silencio. Lo que sí entendía era que en el haiku hablaba un hombre parco de actitud, y conciso y coloquial de lenguaje. Yo entendía esas características primarias del haiku porque, de algún modo afín y diverso, estaban en mi casa y más allá: en la gente de mi pueblo, austeros descendientes de los trabajadores enganchados del azúcar
Su condición de nisei (descendiente directo de inmigrante japonés) deslumbró a varias generaciones de poetas con su manera sencilla de decir las cosas, desde la contemplación plácida y trascedente de los elementos comunes de la vida, legando a su poesía no solo la sensibilidad oriental, sino la templanza de la filosofía zen.
Bashō (1644-1694), escribió su haiku en el siglo XVII, Watanabe cuatro siglos después escribe su poema “Bashô” repitiendo y modificando a la vez el original:
El estanque antiguo,
ninguna rana.
El poeta escribe con su bastón en la superficie.
Hace cuatro siglos que tiembla el agua.
La influencia del haiku en los poemas de Watanabe debe buscarse en el tono de sus poemas y en la actitud del poeta frente a la naturaleza y frente al lenguaje, y no en la conocida estructura formal tradicional del haiku. Watanabe no practicó la escritura del haiku ciñéndose a sus tres versos y diecisiete sílabas, más bien lo utilizó como un elemento constructivo dentro de algunos de sus poemas, siendo fiel, consciente o inconscientemente, al origen del mismo.
Al traducir el haiku a otra lengua, como el español, estamos pensando demasiado metafóricamente, no podemos evitar la metáfora. Hay hermosos poemas, pero no son haikus. Borges, por ejemplo, escribió haikus pero no los confundió con metáforas.
La poesía lo cautivó, aunque destacó también como narrador, dramaturgo, guionista de cine y productor televisivo. Su actividad poética empezó en 1971 con “Álbum de familia (“Poeta Joven del Perú”) y logró desarrollar una sólida obra en ese campo, con poemarios clásicos como “El huso de la palabra” (1989), «Historia natural» (1994), «Cosas del cuerpo» (1999) y «El guardián del hielo» (2000), entre otros libros. Falleció en el 2007, a los 61 años.
Al final de “Imitación de Matsuo Bashô”, tras cuatro párrafos de prosa poética José Watanabe escribe:
A veces pienso en cabalgar nuevamente hasta esa posada para colgar en su puerta estos versos:
En la cima del risco
retozan el cabrío y su cabra.
Abajo, el abismo.
JAVIER SOLOGUREN ROMÁN (Lima, 19 de enero de 1921 – Lima, 21 de mayo de 2004), fue un poeta, profesor universitario, ensayista, traductor, antologador y editor peruano perteneciente a la Generación del 50.
Doctor en Filosofía por la Universidad de San Marcos, con especializaciones en México y en Bélgica, en 1962 asumió la dirección de publicaciones de la Universidad de San Marcos. Fue editor-impresor de las Ediciones de la Rama Florida, en donde se han publicado numerosos títulos de poesía peruana y extranjera. Desempeñó una intensa labor cultural como miembro del Consejo General de Cultura del INC, publicando varias antologías de poesía peruana y dirigiendo revistas culturales y literarias. Fue además miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua.
Entre su obra poética podemos encontrar “El morador” 1944, “Detenimientos” 1947, “Dédalo dormido” 1949, “Bajo los ojos del amor” 1950, “Otoño endechas” 1959, «Estancias» 1960, “La gruta de la sirena” 1961, “Vida continua” 1967, “Vida continua, obra poética 1939 a 1989”, “Recinto” 1968, “Surcando el aire oscuro” 1970, y “Un trino en la ventana vacía” 1992.
Sologuren ha sido uno de los máximos precursores del haiku peruano, aunque él negó en varias ocasiones que hubiera escrito haikus. Afirmaba que sus poemas sólo eran aproximaciones al género o poemas escritos a la manera de haiku.
La poesía japonesa ha contribuido a enriquecer mi poesía indudablemente, porque yo he escrito versos ‘a la manera de jaikus’. Digo ‘a la manera de jaikus’, pese a que tiene sus diecisiete sílabas y se distribuyen en tres versos de cinco, siete y cinco, como es formalmente el jaiku japonés. Pero no siendo yo japonés, no estando inmerso en la cultura japonesa, no conociendo el idioma mismo, mal podría decir que escribo jaikus, o escribo tankas. Son propuestas de mi lado a esa poesía que me interesa no solamente por la brevedad, que sería poco decir, sino por la gran capacidad de sugestión, por la sutileza expresiva que en ella alienta
De entre toda su obra literaria, destacamos sus tres libros dedicados al haiku: “Corola parva” (1977), “Jaikus escritos un amanecer de otoño” (1986) y
“Haikus” (1999)
La tinta en el papel.
El pensamiento
deja su noche.
¿Qué canta el agua?
El agua canta el agua
canta el agua canta.
Cascada de agua seca,
papel de cielo
iluminado
(Buganvilla)
Bailan, ascienden,
ascienden, bailan.
Viejo jardín de fiesta.
(Fucsia)
¡Cómo se obstina
la vida en la canción
de la cigarra!
Con las penas
mido
la extensión de mi cuarto.
Nada dejé en la página
salvo la sombra
de mi inclinada cabeza.
No veo el florecer
del naranjo, oigo
subir su canto.
En el silencio
del estanque arde
la lámpara votiva.
(Nenúfar)
Blanca,
sencillamente blanca,
abierta al blanco espacio.
(Jazmín)
Cerrado cielo.
En una callejuela
se rasca un perro.
Un día más
y una jornada menos
llevándonos al cero.
Cuando uno habla de una hoja que cae en el otoño, se trasmite algo que va más allá de la hoja que cae en el otoño, que es la caducidad de la propia vida. Y de esta manera la naturaleza nos está proveyendo –soy en particular muy sensible a eso- de sugestiones infinitas, y no tengo una actitud crítica, una distancia ante la naturaleza, sino al contrario, una actitud de comunión.
Al pie del guinkgo,
el viento está esparciendo
áureos abanicos
El gobierno japonés lo reconoció en 1989 con el más alto mérito que puede brindar, la Orden Imperial del Sagrado Tesoro, reconociendo su rol de difusor de las artes y la cultura japonesas.
ALFONSO CISNEROS COX (Lima, 1953- 2011)
Poeta, catedrático universitario, musicólogo y editor peruano, fue uno de los mayores exponentes contemporáneos del haiku en Hispanoamérica. Director, fundador y propulsor de “Lienzo” (revista de arte y cultura de la Universidad de Lima) Cisneros Cox fue publicado en diversas revistas y antologías de Perú y de otros países, así como en publicaciones mayormente ligadas a la difusión del haiku en los idiomas inglés y japonés. También viajó a países como Japón y Bolivia representando a Perú en encuentros de haijines y festivales de poesía dedicados al haiku. Su constante inquietud lo llevó a indagar e impulsar la brevedad y la sugerencia de este género escribiendo artículos y elaborando breves compilaciones en “Lienzo” y colaborando en varias revistas especializadas.
En su libro “La Ensenada” también cultivó el haibun:
A lo largo de la playa
La noche encendía estrellas a lo largo de la playa.
Contaba resplandecientes luceros
que imaginaba como el tesoro de un mago construyendo
imágenes desde el recreo de su excitada mente.
La arena era blanca y más blanca bajo el reflejo
de los ojos,
escuchando en transparentes horas el sonido de las olas.
Una, tres, cinco, siete, quince, iba sumando
hasta que la mirada dejaba de brillar
y volvían a esconderse los astros luminosos.
Así, sumergido en noches oscuras y tenebrosas,
inventé el universo,
entre cánticos de agua y lejanos pensamientos,
como quien va lavando sus heridas.
Noche estrellada.
Al amanecer
conchas blancas
Mucha de su obra poética reflejaba sus constantes viajes a diversas zonas de Perú, como los poemas extensos “El Pez Muerto” (inspirado en el balneario Caleta Sal, cerca de Punta Sal) y “Casa Deshabitada” (inspirado en el balneario La Quipa, Pucusana, lugar que también le inspiró los textos contenidos en La Ensenada, mientras que los haikus de “Lomas” están inspirados en el puerto de Lomas, en la costa norte de Arequipa.
En el año 2001, logró el primer premio en el concurso de poesía convocado por El Rincón del Haiku, de España, con el haiku titulado «Instante», posiblemente su poema más reconocido:
INSTANTE
Un charco:
la calle inundada
de cielo
El haiku debe ser sugerente, capaz de conmovernos; apelando a esa parte no visible que el Cosmos encierra y que nos une a la más pura esencia de nuestro entorno. Esta forma poética parte de un principio fundamental: la alusión a la naturaleza. Busca captar el instante de este mundo, frente al inefable misterio del Universo, de la verdad que se puede percibir solamente por la intuición, la sensibilidad y la sugerencia.
En la brevedad de estos textos hay una suerte de percepción filosófica que nos ilumina, que nos otorga chispazos estéticos y, finalmente, nos conmueve.
Su última colección de haikus publicada fue Instantes (2010), con fotografías de su hermano Miky Cisneros Cox.
Si la piedra cae
el silencio
es del agua
Cangrejos rotos
la luz los deshace:
Arena fina…
La lámpara de brea
el jarrón de vino
la puerta abierta
Desnudo techo:
extraños quehaceres
de la araña
Amarillo y azul
en la jaula cautivos
cielo y sol
Han cambiado
de agua
tus ojos
El pez ha muerto:
en sus ojos huecos
agua cristalina
Viejo candil:
la oscuridad parpadea
en la sombra
La arena roja:
el silencio de los cuerpos
descalzos
Entre la niebla
viaja una ola
que nadie ve
Antiguo templo:
¿cruje acaso tu corazón
de madera?
De salto en salto
el petirrojo enciende
la enramada
Cuando callas
todo permanece
pensativo
EL PANORAMA DEL HAIKU ACTUAL EN PERÚ
A lo largo del siglo XX y XXI el haiku ha ido ganando seguidores en el país. Son muchos los autores interesados en esta forma poética y, ya sea en sus obras o a través de talleres, ponencias, encuentros, etc.están realizando una gran labor en favor del género.
Entidades como el Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CEO – PUCP), la Asociación Peruano Japonesa, el Círculo de estudios japoneses Tenjin – 天神学団 o Satori Talleres llevan a cabo multitud de actividades de investigación y difusión de la cultura japonesa y nikkei.
A continuación, una muestra de los haikus que se escriben hoy en el país y de los artistas interesados en éste.
MAURICIO PISCOYA (Lima, 1966)
Sobre la tumba
del asesino también
crecen los lirios.
No cesa el concierto:
Mudo el ruiseñor,
canta el silencio.
Solitario,
el espejo repasa
sus memorias.
La rama vacía…
¿Ha de morir acaso
algo más que el día?
JOSE LUIS MEJÍA (Lima, 1969) Sus poesías han aparecido en diferentes diarios y revistas especializadas en distintos países del mundo tales como Perú, Chile, USA, Argentina, España, México, Uruguay, Colombia, Brasil, Puerto Rico y Francia; además de haber sido incluido en varias antologías hispanoamericanas. Tiene publicados diez libros entre poemarios, novelas para adolescentes y cuentos para niños.
Actualmente reside en Indonesia y es profesor de español en el Colegio Internacional de Yakarta.
Son las estrellas
las mentiras más bellas
de los dioses.
Calla y observa
la calavera ríe
junto a la cuerva.
Tiemblan los dioses
cuando escuchan los cantos
de nuestras voces.
En el desierto
hallarás el oasis
para los muertos.
Vuela gaviota
anda y dile a los dioses
de su derrota.
De tanta nada
camino sin camino
sombra gastada.
ALONSO BELAÚNDE DEGREGORI (Lima, 1991) es licenciado en Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Su tesis de licenciatura sobre el haiku en la poesía de Javier Sologuren y Alfonso Cisneros Cox es de gran interés y analiza de forma muy detallada cómo los dos autores integraron la forma poética japonesa en su obra y en su forma de entender la poesía.
Ha publicado además los poemarios “Río Javier Prado” (Plectro, 2016) y “Temporada de lúcumas” (Hanan Harawi, 2016). Es docente de la PUCP y miembro del Círculo de estudios japoneses Tenjin.
leve mañana:
una hoja cae girando
sobre mi mano
luz de faroles.
en las hojas del enramado,
líneas doradas
viento de otoño-
el lúcumo y la higuera
estrechan sus ramas
parras de calabaza:
la libélula se balancea
sobre una hoja
paloma al mediodía;
en un charco de nubes
tiembla al verme
lúcumo frondoso.
de tanto cansancio
ha botado sus frutos
noche amarilla.
una pluma sostiene
gotas de luz
cielo de otoño
-si miro intensamente-
nubes de otoño
garúa temprana.
las plantas quietas
bebiendo
tordillos:
se hinchan y brota
otoño dorado
luna nueva:
en la vereda advierto
puntos de garúa
RUBÉN SILVA (Lima, 1975) es un escritor, traductor y lingüista peruano que desde muy joven se interesó por la poesía.
Tuve la suerte de conocer al profesor Ricardo Silva Santisteban que, aunque no leía japonés, era un gran conocedor de la literatura y poesía japonesa. De esta poesía me llamaron la atención la sugerencia, en lo que no dice está su mayor significado; la sencillez, una trabajada sencillez, la aversión al lujo fácil o evidente, que es también propia de la comida japonesa; y, por último, el amor por lo efímero, el paso de las estaciones, la belleza de las flores de cerezo.
Aunque se ha dedicado más a la edición y la escritura de libros para niños, Rubén ha escrito el poemario “El mar es un olvido” (Paracaídas, 2014), y ha traducido muchos poemas sueltos, además de una antología de la poeta Akiko Yosano, autora de tankas.
AMANDA DEL CARPIO (Lima, 1966) es una fotógrafa cuyos intereses artísticos la acercaron al haiku.
Conocí el haiku en 2010, cuando comencé a estudiar japonés, entonces dentro del proceso al crear proyectos no solo me inspiro o hago uso de una sola línea de arte sino de varias de ellas, cuenta Amanda, quien se sintió atraída por la frescura de Issa Kobayashi y Yosa Buson.
El que mayor impacto ha tenido en mí es Matsuo Bashô, sus poemas me inspiraron a crear “Shinikawaru”, una exposición de haikus visuales, pues sus haikus no solo te crean una imagen sino una historia en tu mente al leerlos.
DIEGO ALONSO SÁNCHEZ (Lima, 1981)
A los 17 años Diego ya escribía poesía pero el haiku le parecía enigmático, hasta que leyó a José Watanabe y luego “Sendas de oku” de Matsuo Bashô, en una traducción de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya.
Poeta e investigador de literatura japonesa y cultura nikkei. Bachiller en Literatura Peruana e Hispanoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es cofundador del Grupo de Creación y Publicación Literaria Sociedad Elefante. Ha publicado “Mitsuya Nicolás y otros poemas” (2002) y los poemarios “Por el pequeño sendero interior de Matsuo Basho” (Lustra, 2009), “Se inicia un camino sin saberlo” (APJ, 2014; poemario ganador del Concurso Nacional de Poesía Asociación Peruano Japonesa, Premio José Watanabe Varas, 2013) y “Pasos silenciosos entre flores de fuji” (Paracaídas, 2016). Actualmente, se desempeña como docente en el colegio Los Reyes Rojos de Barranco y continúa con su labor investigadora.
“Creo que no hay todavía en nuestra lengua una verdadera tradición del haiku… Escribir un haiku es observar y atrapar un instante que nos ilumina”,
GONZALO D. MARQUINA ARCOS (Lima, 1992) es maestro de escuela, gestor cultural, músico, escritor, traductor, investigador y estudiante de la especialidad de Lenguaje y Literatura en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ha llevado a cabo diversos eventos culturales en Lima y provincias sobre Educación y Literatura, especialmente sobre poesía japonesa y nikkei, tal como los talleres “Del tanka al haiku” y “La poesía del instante: el haiku (un enfoque literario-pedagógico)”, así como las ponencias “Haiku-Dō: el camino del Haiku”, “Entre el mito y la poesía: el espíritu del Japón” y “Entre la forma y el fondo: un acercamiento a la apreciación del haiku». Recientemente, ha presentado su investigación, titulada: “Yosa Buson: el poeta pintor y la importancia de la técnica en la escritura del haiku”, expuesta en el marco del I Congreso Nacional de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África: visiones y estudios desde el Perú (ALADAA PERÚ), organizado por el Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CEO-PUCP) y el Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (CEAS-UNMSM). Varias de estas actividades han aparecido en medios tales como ペルー新報 – Peru Shimpo (diario bilingüe de la comunidad peruano-japonesa), Poesis Abditus (revista internacional de cultura), entre otros. Ha publicado de manera independiente las compilaciones “Poesía: Lago de flores e impalas” (2016), “Cuentos: Catalejos de buena esperanza (2016), la novela “Obnubilación” (2016), el cuento “La Piel Brillante” (2017) y el conjunto de relatos “Media Luna” (2018), así como diferentes ensayos y artículos académicos. Además, algunos de sus haiku han sido incluidos en las antologías “Del Silencio a la Palabra” (compilada y editada en el 2018 por el poeta Diego Alonso Sánchez Barrueto, con el auspicio de la Biblioteca “Elena Kohatsu” del Centro Cultural Peruano-Japonés) y «Arquitectura de la Palabra (Vol. V): Poesía XXI» (2019), esta última perteneciente a la revista española Liberoamérica. También han sido publicados en la plaquette “Ambrosía” (2019) y en el portal web “lenguajeperu.pe” (2019). Actualmente, participa del proyecto narrativo “Travesías en el mar de Hypnos: los sueños de la hidra” y es miembro principal del colectivo poético “Ambrosía” y del grupo de gestión “Lámpara de papel: proyectos culturales asiáticos”.
引潮哉岩に蟹の泡静かにふく
hikishio kana
iwa ni kani no awa
shizuka ni fuku
Baja marea:
sobre la roca un cangrejo
esparce su espuma.
蜘の巣の中に露とリマの山
kumo no su no
naka ni tsuyu to
rima no yama
En la tela de araña,
el rocío y…
los cerros de Lima.
祖父母の囲碁の上にあるよ花吹雪
sofubo no igo
no ue ni aru yo
hanafubuki
Caen
sobre el juego de los ancianos:
pétalos del cerezo.
白色の小鶏の羽毛に秋が吹く
hakushoku no
ko-niwatori no umou ni
aki ga fuku
Sopla el otoño
en las plumas blancas
de la gallinita.
父の日ぞ我植えし桑雲雀の家
chichi no hi zo
ware ueshi kuwa
hibari no ie
Día del padre.
La morera que planté, se ha vuelto
hogar de alondras.
高潮哉岩にさけゆく海の聲
takashio kana
iwa ni sakeyuku
umi no koe
Alta marea…
desgarrada por las piedras
la voz del mar.
文月の虚空に涼しカモメ哉
fumizuki no
kokuu ni suzushi
kamome kana
En el frescor
del cielo vacío del séptimo mes…
llora una gaviota.
一茶かな煙の後ろの蟻の列
issa kana
kemuri no ushiro no
ari no retsu
Una taza de té:
tras su humareda,
algunas hormigas.
の畑ところどころに水の音
fuyu no hata
tokoro-dokoro ni
mizu no oto
Pradera en invierno-
Por todas partes:
sonidos del agua.
落ち葉かな古池の上に月が揺れる
ochiba kana
furu ike no ue ni
tsuki ga yureru
Viejo estanque:
la hojarasca que cae
mece la luna.
Como vemos, el haiku en Perú tiene un futuro muy prometedor.
Leticia Sicilia, 2019©
Comentarios de haikus con kire
Viento de otoño. (kire)
No se mueve el caballo
que carga piedras
Midori-Yo
(trad. Antonio Cabezas)
En este haiku de Midori-Yo, el kire lo encontramos al final del primer verso. Hay quienes se preguntarán qué podrían tener en común el viento otoñal y un caballo inmóvil que carga piedras. Y lo que tienen en común es el suceder a la vez, el coincidir en espacio y tiempo.
Cuando el poeta pasa de sentir el viento a ver al caballo cargado que no puede moverse, suma distintos elementos. Es el momento de su asombro: nada menos que un ser viviente cargado que debe avanzar en un día de viento y se niega a ello o simplemente no puede.
Siempre las distintas partes en que el kire divide a un haiku al yutaxponerse se potencian. No se siente lo mismo frente a un caballo cargado que no avanza en un día de clima agradable, que frente a un caballo cargado de piedras que no avanza en un día de viento. Todo esto el haiku no lo dice, pero está, es el lector quien debe verlo para poder así recrear la experiencia que conmocionó al haijin.
En las manos de la madre
tiemblan las cenizas del héroe. (kire)
La línea férrea
Takaya Soshu
(trad. Alfredo Lavergne)
En cambio en este haiku de Takaya Soshu, el kire se presenta al final del segundo verso, donde hay un cambio brusco de contenido. Siempre en el kire de una cosa se pasa a otra sin explicaciones y el lector debe ver, o más bien sentir o intuir, porqué el haijin las ha relacionado. Hay cortes que son muy suaves y en ellos es más fácil relacionar las dos partes del haiku, pero otras veces, como en el caso de este poema, el corte es más bien brusco, hay un gran salto al vacío, un espacio de silencio que es parte del poema y que lo hace casi inasible. Además tenemos la ambigüedad de ese tercer verso que amplifica la resonancia del haiku, porque si bien puede referirse a una línea de ferrocarril en la que trasladan las cenizas del hijo, también puede estar refiriéndose a esa continuidad de uno que hay en los hijos y que sólo la muerte puede cortar. Lo mágico de la ambigüedad en el haiku es que no se nos pide que nos decantemos por una, recibimos todas las posibilidades, y eso amplifica nuestros sentimientos.
Haciendo un fuego
bajo un nido de vencejos (kire)
¡La lluvia nocturna!
Shirao
(trad. Vicente Haya)
En este otro haiku de Shirao tenemos un ejemplo claro para ver cómo donde hay kire se realiza una yuxtaposición de contenidos y uno puede, gracias a ello, percibir la unidad de la experiencia.
Sin lugar a dudas las partes que se yuxtaponen, aunque en un primer momento no lo detectemos, tienen una relación; no siempre es una relación que se pueda entender con el intelecto como en este caso (fuego- nido- peligro- lluvia- salvación) porque al ser fundamentalmente relaciones de esencia, se captan mejor por medio de la intuición.
Resumiendo: el haiku, a pesar de su brevedad, presenta normalmente dos partes. De la confrontación de estas dos partes, separadas por lo que los japoneses denominan kireji ( palabra cortante que se utiliza para señalar el kire), surge el efecto fundamental del haiku.
El «kire» resulta ser así el elemento estructurador del haiku en la medida en que, yuxtaponiendo las dos partes, la mente se ve allí obligada a saltar entre dos conceptos y unirlos. Eso permite la recreación del instante como una unidad mayor que la suma de sus partes.
Por ello el kireji, ha llegado a considerarse indispensable en el haiku tradicional y aunque hoy en día este formalismo se ha superado y es posible, pues, encontrar haiku sin kireji, casi siempre en un poema haiku encontraremos pausas de pensamiento bien definidas basadas en el significado.
© Isabel Pose, 2019
Haiku 9
鶯の日枝をうしろに高音哉
uguisu no hie o ushiro ni takane kana
El canto agudo
de un ruiseñor-
detrás el monte Hiei.
De nuevo la agudeza visual de Buson quien, como un lienzo, plasma un instante convertido en inmortal: el ruiseñor y el monte de marco, la escena de un fondo contrastado. Según cierta leyenda tradicional, hubo un artista a quien se le ha pedido pintar una montaña: se demora en la entrega, incumple los plazos, y cuando se le pregunta el motivo, afirma: “aún no soy la montaña”. Así es, el haijin se funde con la naturaleza, igual que el canto agudo, elevado, de un animal que los occidentales (con nuestra visión del mundo) podríamos considerar insignificante frente a la grandeza de un monte. Pero aquí no hay categorías, sólo una fusión de sensaciones (visuales, auditivas) y la relación entre sus protagonistas: el canto dirigido al monte, donde la voz melódica del ugüisu reverbera por toda la eternidad. Son ecos de propia naturaleza, con sus leyes ajenas al ser humano.
El monte Hiei está situado al noreste de Kioto. Reunía en su espacio cerca 3.000 templos dispersos y centenares de monjes y familiares. En 1571, Nobunaga declara la guerra, elimina su población y quema los templos. Junto al monte Atago, este espacio sagrado de templos protegía a la ciudad de Kyoto de los demonios del norte.
En otras ocasiones, Buson se centra en la dirección del sonido:
鶯の啼くやあちむきこちら向
uguisu no naku ya achimuki kochira muki
El canto del ruiseñor-
primero hacia un lado,
después hacia el otro.