Febrero 2021

CONSTRUIR

 En el camino.
Bajo la nieve oculto
un viejo tronco

DECONSTRUIR

Este enero del 2021 se ha ido dejándonos nevadas históricas en partes de España donde ya no es frecuente ver la nieve.  Donde yo vivo, en la sierra de San Vicente toledana, al lado de Ávila, cayó una buena. Estuvimos una semana rodeados de un paisaje nevado. Ese haiku del viejo tronco me vino en el curso de uno de los paseos de esos días.

Soy de la opinión de que en el haiku lo más importante es la inocencia de la mirada. La inocencia de la mirada se traslada por lo general  en la sencillez de los versos, en la falta de artificio, de intelectualidad, de segundas ideas.

Maestros de la inocencia son los niños.

Hablando de nieve y de niños, me viene a la memoria un haiku compuesto por una niña de seis años. Andando el tiempo esta niña se convertirá en una famosa “haijina”: Den Sute-jo (1633-1698). Al igual que la gran Chiyo y muchas otras «haijinas» de la Era Edo, Sute-jo se hizo monja a la muerte de su marido. Sute-jo tuvo como maestro a Kitamura Kigin, el mismísimo maestro de Bashō.  Su estilo poético, muy personal, se basaba en el principio de «unidad con la naturaleza».  Al final de su vida, en 1686, aprendió Zen adoptando el nombre de Teikan.

El haiku de la nieve que compuso de nieve se refiere a la impresión que en su pupila infantil tuvo de las huellas de unas rústicas geta (sandalia con una suela de madera formada por dos tablillas) en la superficie nevada. Dice así:

雪の朝        Yuki no asa    

二の字 二の字 の                ni-no-ji ni-no-ji no

 下駄の跡       geta no ato                                          

 

 En la nieve de la mañana
la letra dos, la letra dos
al pisar con la sandalia.

Hay que indicar que el sinograma que representa el número dos se representa en japonés con dos rayas horizontales,   二 , cuya marca es la misma que  las dos tablillas de la suela de la sandalia tradicional japonesa (geta) imprimen al pisar en una superficie como la nieve. Dos sandalias, dos letras dos; y los dos ojos bien abiertos de una niña para apreciarlo.

Los  niños, maestros del haiku.