Mirando al cielo: haikus del sol y la luna

Aunque el haiku se escribe con palabras nutridas de silencios, al ser exclamado, el silencio se hace más hondo habitualmente.

El haiku verdadero no dice, no proclama, invita a sentir, a escuchar, a abrirse al mundo que nos habla más allá de palabras y pensamientos.

Los seres humanos caminamos oteando desde el abismo de los tiempos.

Escribir haiku es oficio de caminantes con almas y cuerpos desnudos que aprecian y disfrutan del silencio, no porque no quieran hablar o no aprecien los sonidos del mundo, sino porque prefieren escuchar, escuchar completamente.

Nómades, trashumantes, peregrinos, exploradores, los seres humanos, aunque hayamos optado por formas de vida más sedentes, aseguradas, urbanizadas, seguimos siendo viajeros infatigables, buscadores, recolectores, cazadores de asombros.

Habitantes de esta tierra plana y vasta para el que la recorre, esférica en su dimensión planetaria, recorremos su variada y multiforme superficie como testigos de milagros infinitos.

Cada día, sin falta, la oscura tierra se ilumina, una algarabía de voces se levanta entre las frondas y los jardines, por valles, páramos y selvas, por aldeas y ciudades.

Cada noche, cubierta por un velo de misterio, el pulso de la vida se recoge, lleno de silencios y murmullos, el vasto cielo se despliega con su danza lenta de astros y meteoros.

Sol y luna, día y noche, luces y sombras, nacimiento y muerte… Habitarnos, vivir esta vida humana plenamente es certificar y ser confirmados por todos los seres, orgánicos e inorgánicos, animados e inmóviles, que no estamos separados, que somos los unos en los otros, por los otros.

La noche del viernes 18 de noviembre del 2022, el domo del Planetario de Medellín, en el Parque Explora, dio fe de que los haikus que brotan en esta tierra comparten destino con estrellas y planetas. Con las voces de María Cecilia Muñoz y Alba Mery León que leyeron cuidadosamente una selección de haiku clásicos de haijines japoneses y colombianos y los paisajes sonoros que compuso para la ocasión Miguel Isaza, el taller Haiku-Dō Medellín ofreció una sentida celebración a nuestros astros tutelares: el Sol y la Luna.

tras el alba
el piar de los pájaros
lluvia y Sol

(Raúl Ortiz)

brilla el Sol
ligera se levanta la neblina
en el campo

(María Cecilia Muñoz)

 

¡Sale la Luna llena!
Bajo la casita de tambos
titilan las quiebraplatas*

* Luciérnagas

(Nautilius)

Sol en el lago
Espejo del cielo

(Beatriz Restrepo)

 

gualanday* en flor…
al final de la calle
la Luna llena

* Jacaranda caucana

(Diente de León)