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GLORIA DE LA MAÑANA

朝顔

Esta es la campanilla que corté hace unos días, pintada a tamaño natural.

Este es mi estilo para pintar las campanillas.

 

 

Notas.-

 A veces Shiki incluye más de un haiku en sus haiga. En este caso, cuatro.

 En el haiku «Asagao ya enogu nijinde e o nasazu», que se ve en el haiga en la parte superior derecha y en el que se habla de que se difumina la pintura, el artista emborronó deliberadamente las letras del cuadro con pintura gris (puede observarse una tonalidad diferente).

 En el siguiente haiku (Marchita, una gloria de la mañana…), a Shiki le suena de algo y se pregunta si alguien no lo habría escrito ya antes que él.

 Flor de asagao, gloria de la mañana, campanillas, corrigüela, ipomoea, Don Diego de día, maravilla, yedra morada, enredadera, rostro de la mañana… La gloria de la mañana o “asagao”; como su nombre indica florece y se abre en las primeras horas de la mañana. La forma de campanilla de esta flor simboliza la mortalidad y nos permite ver que la vida puede ser corta pero hermosa. Suelen ser de colores violetas o azules. Es kigo de verano.

 Más de ciento veinte años después de la muerte de Shiki, nos dicen, las glorias de la mañana originales aún conservan su fresco color verde.

 Nota de Yumiko Sumitani: Escribió numerosos haikus sobre plantas y flores. Entre ellos, hizo cuatro haiku especialmente sobre una gloria de la mañana. Creo que eligió la gloria de la mañana de forma deliberada. Desde la cama, mirando al asagao, habría comparado su propia vida con la corta vida de la flor. Estos haikus son importantes sobre todo porque nos hablan de la soledad del hombre antes de enfrentarse a la muerte.  Yumiko Sumitani

 Algunos haikus y poemas sobre  la flor de asagao de otros autores y autoras:

 

BASHÔ (1644-1694)

 

Sólo soy un hombre

comiendo su sopa

ante la flor de asagao.

 

la ipomoea,

aun con torpes palabras

llena de encanto

( Un discípulo pinta una flor de asagao y pide a Bashô que escriba un haiku sobre ella)

 

¡niños: ya está

la enredadera en flor!

Os abriré un melón

 

CHIYO-NI (Kaga No Chiyo. 1703-1775)

 

tomado el pozo

por la flor de asagao,

salgo a por agua

 

si por las mañanas se cierran

las campanillas en flor

¡es por el odio de los hombres!  (del mundo, de las personas)

 

KISHI FUUSANRÔ (1910 – 1982)

 

pasan las nubes

mientras fluye el agua…

campanillas en flor

 

NATSUME SOSEKI (1865-1915)

 

La ipomoea,

floreciendo amarilla

asoma poco a poco

 

tras una sombría

enredadera de asagao

¡los ojos de un gato!

 

la ipomoea, ya a punto

de florecer: ha cambiado

el color del cielo

 

YAMAMOTO KAKEI (1648-1716)

 

flor de asagao:

en su blancura

no se ve el rocío

 

SUGITA HISAJO (1890-1946)

 

¡flor de asagao!

sobre el mercado, el cielo

se oscurece

 

TAGAMI KIKUSHA-NI (1753-1826)

 

atardecer:

¡cómo no admirar

la flor de asagao!

 

Incluso arrastrándose en la arena,

la enredadera

florece

 

KOBAYASHI ISSA (1763-1827)

 

¡los dondiegos!

en los rostros de los hombres

hay defectos

 

 

 

 

 

 

 

 

El barbero me trajo ayer este bonshai

昨日床屋ノ持テ来テクレタ盆栽

El barbero me trajo ayer este bonshai

 

Notas.-

 Los visitantes traen siempre algún regalo o recuerdo para consolar a Shiki por su enfermedad. Esto es una maceta con un bonshai que trajo ayer el barbero. Se puede decir que el haiga, en este caso boceto con unos versos con toque de humor japonés, que hace Shiki, es en agradecimiento.

 

Figurita de una rana de pie sobre una pata

一本足の蛙の置物

La figura de una rana que me dio Yasutami hace unos días. Él mismo la fundió.

por delante / por detrás / a tamaño natural

Una figura de una rana de pie sobre una pata (7 cm de alto).

 

 

Notas.-

Yasutami: Se refiere a Yasutami Hara原安民, uno de los amigos poetas de Shiki. Además de haijin, él era también orfebre.

Shiki aprovecha la figura que su amigo le había regalado y este 9 de septiembre la dibuja, y por su extraña forma, además, escribe unos versos (senryus) cargados de humor.

Yasutami Hara nació en la familia Kawasaki, que dirigía la posada Miyashiroya en Oiso, pero fue adoptado cuando se casó con Chiyome Hara, 26 años mayor que él, por su familia. Chiyome era graduada en la Escuela de arte femenina de Tokio. Junto con Shuma Katori, fue miembro de la primera promoción de estudiantes de Fundición de metales en la Escuela de Bellas Artes de Tokio (actualmente Universidad de las Artes de Tokio). Experto en evaluación de pinturas y caligrafía, y crítica de arte, disfrutó del haiku con su esposa, Chiyome, y tomó el nombre de Mukashijin. Yasutami fue alumno de Shushin Katori, los pintores Taikan Yokoyama y Kanzan Shimomura, y admiraba a Tenshin Okakura como su maestro.

En la casa de la que es dueño desde 1923, esta obra de arte de unos 7 centímetros de alta, y que realizó como regalo a Shiki Masaoka, con quien en ese momento tenía una estrecha amistad, se ha convertido en todo un icono del orfebre y escultor del metal. En el recinto también hay una obra del mismo modelo que “ha crecido” hasta aproximadamente 1 metro. Aquí unas imágenes de la figurita y la escultura grande desde diversos ángulos.

Observación desde la cama

病牀所見

 

 

 

Notas.-

Una vista del porche y su chozubaki desde la línea baja de visión de la cama de enfermo. Las maderas del marco del shoji, intencionadamente dibujadas, junto al verde intenso de las hojas, resaltan las pequeñas flores rojas de las plantas otoñales.

Shiki recibió unas acuarelas de Fusetsu Nakamura, pintor amigo que participó activamente en las ilustraciones de los periódicos «Nippon» y «Hototogisu».

Chozubachi: es una pila, un recipiente grande con agua para lavarse las manos, generalmente de cerámica o piedra tallada.

Futón: Colchoneta de algodón que sirve como asiento o como cama, típica del Japón.

Tatami: Una estera hecha de juncos. Está colocado en el suelo de una habitación tradicional japonesa.

Shoji: Una puerta o ventana corredera cuyo marco es de madera, y los paneles de papel. Es normal en una habitación tradicional japonesa.

Nota de Youko Akinaga: El punto de vista de Shiki desde la cama es interesante. Shiki expresa su afecto por las begonias, que tan bien conocía en su jardín. Dice que se ha cansado de la flor y, sin embargo, parece que le gustaban las begonias. Fueron las flores que Shiki eligió para su primer boceto en acuarela.  Youko Akinaga

Desayuno, almuerzo, merienda

朝,昼,間食

 

8 de septiembre. Soleado primero, nu-blado alrededor de las 3:00 p.m., y nueva-mente soleado después de un rato.

 

Desayuno: 3 tazones de kayu* (gachas de arroz), tsuku-dani* (conserva agridulce), ume-boshi* (ciruelas saladas), 5 shakus* (90 cc.) de leche con cacao y varios bollos de pan dulce.

Almuerzo: 3 tazones de kayu, sashimi* de shougyo* (bonito crudo marinado), fuji mame* (frijoles dulces), tsuku-dani*, ume-boshi* y nashi* (pera).

Merienda: 5 shaku* de leche con cacao y varios bollos de pan dulce.

junto a pan 1: Los puntitos oscuros en ese pan son perilla.

junto a pan 2: Este pan es seco y desmenuzable.

junto a pan 3: Este otro pan contiene frijoles rojos endulzados y machacados en su interior.

junto a pan 4: Este pan es muy suave.

Cuando hay varios bollos dulces de pan, disfruto comiendo los diferentes tipos uno por uno.

Trazos de esponja vegetal

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Notas:

– Shiki tenía solo 35 años cuando escribió sus ensayos tipo diario en su lecho de enfermo. Gyoga-Manroku especialmente, y como podemos comprobar, tiene características muy fuertes de “un diario”.

– En sus dibujos, a veces usa un único color en diversos tonos, a veces le encanta jugar con colores muy diferentes.

* los bollos dulces en los tiempos de Shiki eran mucho más pequeños de lo que son ahora en Japón.

*kayu: gachas de arroz.

*tsuku-dani: una especie de comida en conserva que lleva marisco guisado, verduras o algas marinas en salsa de soja, azúcar y mirin (sake dulce).

*las gachas de arroz y las ciruelas saladas son la dieta típica para un desvalido en Japón. Las ciruelas saladas y el tsuku-dani añaden sabor al arroz cocido y son muy familiares para los japoneses en su vida cotidiana, incluso hoy en día.

*ume-boshi: ciruelas saladas.

*shaku: una unidad de capacidad (alrededor de 0,018 litros).

*shou-gyo: es un pescado muy familiar en la cocina japonesa, conocido más comúnmente como icatsuo*, es nuestro bonito o atún listado. Tiene un sabor fuerte, incluso cuando se come crudo, por lo que su superficie se marca ligeramente y luego se marina en salsa de soja, jugo de limón, ajo picado, jengibre y varias hierbas, para suavizar el olor. Por todo ello, para comer un bonito completamente crudo como sashimi, tiene que estar absolutamente fresco. Esto demuestra que Shiki era un gourmet que disfrutaba de platos raros.

*sashimi: plato de pescado crudo.

*syou-gyo: un bonito.

*fuji mame: frijoles cocidos en azúcar.

*nashi: un tipo de pera japonesa.

*katsuo (icatsuo) es el bonito o atún listado.

*shiso o perilla: una hierba asiática de la familia de la menta con usos medicinales y culinarios, muy común y popular entre los japoneses.

– Nota de Rie Yamanouchi: Es interesante conocer la dieta de su época, sobre todo los detalles sobre el tamaño y la variedad de los bollos. Me parece muy humano que Shiki registrara minuciosamente todo lo que comía, como para guardar el recuerdo de cada sabor. Siento una naturaleza humana común con él.       Rie Yamanouchi

Una niña vestida con Ch’ima-Chogori

チマ・チョゴリの少女

 

 

 

El vecino de al lado de Shiki era Katsunan Kuga, su mejor amigo, miembro y editor del periódico “Nippon”, donde Shiki escribía sus artículos. Al regresar de su viaje a China y Corea, Katsunan vistió a su hija Tomoe con el Ch’inia-Chogrori que le dio el emperador coreano especialmente “para sus hijitas”, y la envió con su esposa a visitar a Shiki para darle consuelo.

Shiki quedó tan impresionado por los colores brillantes de Ch’ima-Chogori* que dibujó a la niña e hizo este haiku. Provocando un poco, afirma que prefiere que las mujeres japonesas usen este kimono Ch ‘inia-Chogori* en lugar del kimono estampado Yuzen*.

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Notas.-

  • Ch’ima-Chogori: Vestido de mujer tradicional coreano. Priman los colores lisos.
  • Rosa confederación: Rosa mutabilis.
  • Flor de asagao: Rostro de la mañana, gloria de la mañana; como su nombre indica florece y sale en las primeras horas de la mañana. La forma de campanilla de esta flor simboliza la mortalidad y nos permite ver que la vida puede ser corta pero hermosa. Suelen ser de colores violetas o azules. Es kigo de verano.
  • Yuzen: Vestido de mujer tradicional japonés, priman los estampados llamativos sobre seda.
  • Kimono: Vestido de mujer tradicional japonés.
  • Las niñas que se citan, son las mismas que un año después visitan a Shiki y se quedan dibujando con él, tal y como se narra en un entrañable y bonito episodio en la entrega 103 de 23 de agosto de Una cama de enfermo seis pies de largo, que puedes leer (y ver dibujos) clicando aquí.
  • Nota de Fumi-Bai: Shiki elogia la belleza del traje tradicional coreano, en lugar del traje tradicional de su propia cultura. Cuando Shiki compuso este haiku, estaba enfermo en la cama, por lo que el mundo que podía experimentar era bastante limitado. A pesar de esto, tenía una visión muy amplia. Me impresionó profundamente su manera global de pensar (no solo ideas sino sensibilidad y sentimiento) y respeto por otras culturas.
    El sentido de la belleza trasciende las barreras culturales. Fumi-Bai.

 

 

 

«Mono no aware», impermanencia y las flores de «sakura»

Empecé a interesarme por Japón cuando de manera fortuita terminé en un curso sobre literatura e historia japonesa en mis primeros años de universidad. Introducirme en una cultura tan diferente, con una historia tan particular y una sensibilidad tan novedosa para mí, exigió de mi parte un enorme esfuerzo. Ese esfuerzo no ha cesado, y ha venido acompañando de un enorme placer y satisfacción que aparecen en cada lectura o investigación. Recuerdo cómo el profesor explicaba con genuino entusiasmo la literatura de la época Heian (794-1185), los concursos de poesía cortesana (uta awase, 歌合せ), la literatura escrita por mujeres, y un concepto que me resultaba fascinante: el mono no aware (物の哀れ).

La primera explicación que oí sobre este concepto lo definía como “la tristeza por las cosas”. El Mono no aware se me presentó como una particular tristeza melancólica que nos embarga cuando nos topamos con la naturaleza perecible de las distintas cosas del mundo. Una sensación que aún así nos permitía disfrutar y potenciar el placer estético de lo apreciado. El ejemplo más claro y conocido lo tenemos en la contemplación de las flores de cerezo. Los árboles de sakura (桜) son la estampa más representativa de la primavera japonesa, florecen al inicio de la estación, están pocas semanas en la plenitud de su belleza y caen del árbol antes de marchitarse. Contemplar el cerezo en flor es disfrutar de su belleza sencilla y delicada, pero también es reflexionar sobre lo efímero de esa flor que apenas está en su plenitud por pocos días, es conmoverse por lo frágil que es a los cambios de temperatura o al viento, es sentir la precariedad de esa belleza. Contemplar las flores de cerezo no es solo contemplar lo presente, es anticipar la ausencia, es sentir y vivir esa precariedad y abrirle el corazón.

En lecturas posteriores buscando profundizar en ese término fui notando que “mono no aware” es un término muy rico, complejo y que tiene una larga historia de sentidos e interpretaciones. En japonés, el término mono (物) significa “cosa(s)” y hace referencia “al vasto mundo material, incluyendo todas las cosas existentes y vivas, visibles e invisibles” (Kato, 1962: p. 558)[1]. Éste se encuentra conectado con el término aware (哀れ). Ahora, la traducción de aware resulta más arriesgada. El kanji puede entenderse directamente como “tristeza”, o conformar el adjetivo “triste” (哀しい). Haya Segovia traduce el mono no aware como “la conmoción del contacto con lo existente” (2002: p.101)[2], entendiendo que el aware sería una emoción profunda de asombro que experimentamos por las cosas del mundo. Como dice Hisamasu Sen’ichi, “es un sentimiento que se experimenta en la alegría de una mañana de primavera y en la tristeza de una tarde de otoño” (Hisamasu, citado en Haya Segovia, 2002: p. 101). Según el filósofo japonés del S. XVIII, Motoori Norinaga (1730-1801), este sería el sentido original que mono no aware tenía en la época antigua, antes de la penetración de la cultura budista: Una apertura completa e intuitiva al mundo en su multiplicidad, un intento de resonar con “las cosas” (mono) y dejarse conmover profundamente (Marra, 1995: p. 379)[3] y que no se limitaría a sensaciones tristes o melancólicas. (Rubio, 2007: p. 206)

Aún así, también hay otra interpretación del término y es a la que me referí más arriba. Y es que de todas las emociones la “tristeza” se hace más patente, y esa tristeza está referida a una de las ideas budistas más influyentes: el sentimiento de la impermanencia de las cosas (Mujôkan, 無常感) (Haya Segovia, 2002: pp. 102-103, y la nota 274). Hay que señalar que este término incluye a “mujô” (無常), la noción misma de que los objetos de este mundo son transitorios e insustanciales. Que todo es efímero y que no debe haber apego por ninguna de esas “cosas”. Cómo ya deben haber notado los lectores aguzados, en mujô, está presente Mu (無), la nada budista, la vacuidad. En el centro de la naturaleza está Mu, manifestando la inesencialidad de todo lo presente, una inesencialidad que se manifiesta para nosotros como el tiempo inexorable que todo lo desgasta, que todo lo marchita, que todo lo caduca.

No obstante, mal haríamos en considerar esa “tristeza” como algo similar a la angustia (Wicks, 2005: pp. 95-96)[4]. Se trata de una cierta melancolía que realza la emoción del presente, y que, por lo tanto, nos lo entrega “más intensamente”. La flor del cerezo no sería tan bella si no fuera tan fugaz, lo que acentúa el gozo de contemplarla. Resulta muy interesante cómo la doctrina budista del mujô, no se traduce en Japón en un desprecio ascético de las apariencias (como Platón, que despreciaba el mundo sensible, y las artes, en favor del mundo de las ideas eternas). El Japonés, no aparta su vista de las apariencias, las percibe y abraza más. Aún más apreciadas porque son efímeras, lo que las hace más bellas. Las cosas (mono) movilizan nuestro sentimiento no en torno a su presencia, sino en torno a una ausencia que, paradójicamente, se actualiza virtualmente en el encuentro con ellas. La conmoción que sentimos por la flor de cerezo no orbita a la flor misma. La flor nos impulsa a orbitar junto con ella el centro vacío de la ausencia (Mu, 無), ese orbitar es esa tristeza extraña, teñida de un gozo melancólico que acepta, sin aferrarse, el regalo de ese presente, que el tiempo, con seguridad, extinguirá.

La experiencia estética del mono no aware es tremenda y profunda. Me animo a afirmar que (usando terminología heideggeriana) se trata de una disposición afectiva que nos pone en una actitud de goce estético, pero también de reflexión por la naturaleza de todas las cosas, incluyendo a cada uno de nosotros. Espero que esta presentación y reflexión baste para incitarnos a ese pequeño viaje hacia la sensibilidad japonesa. Personalmente, hace ya tantos años, ese término me intrigó y capturó, y aún me sigue intrigando y maravillando, tanto y más que en aquel salón universitario de hace tantos años.

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[1] KATO, Kazumitsu. 1962. “Some notes on mono no aware”. En: Journal of the American Oriental Society, Vol. 82, No. 4 (Oct. – Dec., 1962), pp. 558-559.  Recuperado de: http://www.jstor.org/stable/597529, el 10-12-2013.

[2] HAYA SEGOVIA, Vicente. 2002. El corazón del haiku: La expresión de lo sagrado. Madrid: Mandala.

[3] MARRA, Michele. 1995. “Japanese Aesthetics: The Construction of Meaning”, En: Philosophy East and West, Vol. 45, No. 3 (Jul., 1995), pp. 367-386. Recuperado de: http://www.jstor.org/stable/1399394, el 19-12-2016.

[4] WICKS, Robert. 2005. “The Idealization of Contingency in Traditional Japanese Aesthetics”. En: The Journal of Aesthetic Education, Vol. 39, No. 3 (Autumn, 2005), pp. 88-101. Recuperado de: http://www.jstor.org/stable/3527434, el 19-12-2016.

Jeancarlos K. Guzmán Paredes
Pontificia Universidad Católica del Perú

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Marzo 2023

CONSTRUIR

En medio de la noche,
La rama en flor del almendro,
Tan inmóvil.

DECONSTRUIR

Los almendros en flor de nuestro país mediterráneo son un poco como los famosos sakura en Japón: heraldos de la primavera y causantes de que, mirados con buenos ojos, nos llenen el corazón de una extraña esperanza.

    En mi jardín tengo uno. Ya es viejo y no da muchas almendras. El retraso que este año ha tenido su floración ha merecido la pena, porque esta ha sido magnífica. Admirada en una noche sin viento y sin luna, es especialmente hermosa. La blancura de los pétalos de sus flores ilumina suavemente las tinieblas. Y no solo eso, pues lo que hace la noche con los sonidos, también me parece que lo hace con ciertos colores, como el blanco: los agranda y resalta, como si desplegara ante los ojos un bello y gran tapiz en alto relieve.

   Pero la belleza tiene un peso. ¡Qué bien lo sabía Mizoguchi, el tartamudo y trastornado protagonista de esa gran novela lírica llamada El pabellón de oro, de Yukio Mishima!  Este peso (para algunas sensibilidades opresivo; para otras, incluso destructor) puede producir la sensación de que algo se queda paralizado, presa de una súbita inmovilidad.

    Fue la que yo sentí la semana pasada contemplando, poco antes de acostarme, el almendro de mi jardín, con unas flores ya algo pasadas en sus ramas. A causa de esa belleza y, quién sabe, si por la incipiente marchitez de sus pétalos, rematé el haiku con ese tercer verso: “tan inmóvil”.

   Acompaño una foto.

Viendo esta foto, se me ocurrieron otros dos haikus que someto a la bondad paciente de mis lectores de El Rincón. Podrán juzgarlos y determinar si les gusta más que el primero.

Fueron estos:

De las flores secas

Del almendro en la noche,

¿hay quien se acuerde?

El otro fue este:

En noche sin luna,

Las flores del almendro

Desde mi ventana.


¿Con cuál os quedáis de los tres?

Yo, evidentemente, me quedo con el primero, el que encabeza hoy esta sección. No sé muy bien por qué. Para empezar, me recuerda un bonito haiku de Midorijo, una estupenda haijina japonesa nacida en 1886 que publicó sus poemas en la revista Hototogisu creada por el gran Masaoka Shiki. Dice así:

Viento de otoño.

Un caballo cargado de piedras

¡tan inmóvil!

Ake kaze ya / ishi tsunda uma no / ugokazaru

 

Otra razón de haber elegido el de la inmovilidad de las ramas floridas es que, sencillamente, me parece… bailable. Para mí, un buen haiku, poesía de sensación, es decir, poesía física, es aquel que invita a la danza, aquel que permita que el cuerpo se mueva al ritmo sutil de sus diecisiete sílabas.

   A algunos lectores esto le parecerá un disparate. A lo que no se lo parezca o a los que acepten el desafío, yo los animo a participar en un taller de “danza de haiku” que se celebrará en Madrid dentro de dos semanas.

https://danzartelavida.my.canva.site/elhaikumasterclass

Lo ofrecemos, conjuntamente, el que escribe estas líneas y la bailaora profesional Begoña Castro, una consumada artista. Begoña enseñará a los participantes en esta masterclass de 16 horas cómo suspender sus cuerpos en una inmovilidad sugerente, tras haberlos movido por los meandros insinuantes de las diecisiete sílabas de haikus famosos y también de haikus compuestos por los mismos participantes.

  Porque el haiku es poesía corporal, poesía en movimiento; y para que haya movimiento, al igual que para que haya música tiene que haber silencios, deben existir pausas de inmovilidad.

Como la inmovilidad de esa rama en flor del almendro admirada en una noche sin viento de finales del invierno. Y que ha quedado suspendida para siempre en el tercer verso de este torpe haiku.

2 de septiembre de 1901 (año 34 de Meiji), lluvioso, húmedo y caluroso

明治卅四年九月ニ日        蒸暑

 2 de septiembre de 1901 (año 34 de Meiji), lluvioso, húmedo y caluroso.

En mi jardín, veo plantas colgando de una repisa:

2 o 3 calabazas de botella, 2 o 3 fukube, 4 o 5 calabazas de lufa y 4 o 5 plantas en forma de kinchaku que son difíciles de identificar como calabazas de botella o fukube.

 

 

女郎花     女郎花真盛  鶏頭尺ョリ尺四、

五寸のもの二十本許

Unos 20 ominaeshi en flor/

están unos 4 o 5 sun más altos/

que los keitou

NT: “Unas veinte patrinias en flor / están un palmo más altas / que las crestas de gallo”.

 

 

 

 

 

 

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Notas de traducción:

– Calabazas de botella (llamadas así por su forma) y de lufa (utilizadas por su jugo que alivia el exceso de flemas y seca, sirve de esponja natural)

– Fukube es una variedad de calabaza de botella

– Kinchaku es un monedero o bolso de tela con un cordón que cierra en círculo por arriba. A Shiki hay unas calabazas que le recuerdan esta forma (aparecen en su dibujo) y las “bautiza” con el nombre del tipo de bolso.

– Se han dejado los términos ominaeshi y keitou porque fueron los usados y anotados en la traducción por la profesora Hirai. Directamente al español se diría: “Unas veinte patrinias en flor / están un palmo más altas / que las crestas de gallo”.

– Esta disposición de flores en su jardín, también la narra un año después, en la última prosa que escribió 3 días antes de morir “Mañana del 14 de septiembre” que puedes leer traducida aquí)

– Ominaeshi: una de las “Siete flores silvestres representativas” del otoño que presenta racimos de pequeños brotes amarillos (Patrinia scabiosifolia o nardo sirio).

Ominaeshi

– Keitou: otra flor típica del jardín de otoño, muy roja (flor “cresta de gallo” por su aspecto).

– Sun es una unidad de longitud (aproximadamente 3.03 cm).

– Cicada: Del género de las cigarras. Su chirriar (estridular) se considera uno de los encantos poéticos del verano en Japón. El sonido varía: ruidoso, musical o estridente. Para los japoneses, escuchar cicadas implica escuchar el silencio que hay detrás.

– Shaku es una unidad de longitud (son 10 sun = aproximadamente 30.3 cm)

– Nota de Hiroe Monguchi aportada por Masako Hirai:

Tal vez Shiki esté asociando su corta vida con la de las plantas, cuyas flores pronto caerán. Puede que comparta lo que de débil y efímero tienen como propio las plantas, que deben abandonarse a la naturaleza.