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Entrega nº 12. 24 de mayo

(Continúa de las entregas 10 y 11) En el centro de la undécima imagen de Bunpô se representa una pendiente rectilínea. Que sea tan rectilínea ya tiene algo de audaz. Delante de este terraplén, hay un pequeño molino de agua girando. En la parte superior de la pendiente se dibuja a un viajero, pequeño, con un sombrero de caña. Paisajes así existen, pero muy rara vez se representan en una pintura.

En la duodécima imagen de la derecha, un viajero con un sombrero da limosna a un peregrino, también con sombrero. El peregrino extiende un cacillo, y el viajero no se detiene, deja caer su limosna, girándose hacia atrás, y es lo más expresivo de cuanto está sucediendo en ese momento. Debe notarse que la acción sucede al borde del mar, junto a algunos juncos que crecen allí, y en la distancia hay uno o dos barcos: se trata de un tema de lo más común, pero se aborda de una manera bastante interesante.

La decimotercera imagen a la derecha es un dibujo de paisaje, y revela todos los conocimientos de Bunpô. La escena tiene lugar en un camino de montaña: en el centro y parte superior, podemos ver un pequeño personaje listo para pasar a la otra parte de la ladera; a la derecha del camino se encuentra un gran árbol, frondoso y alto, de varios toises de altura. El dibujo se ejecuta con un pincel rápido. Debido a ese gran árbol, este paisaje puede dar al principio algo de miedo, aunque está claro que luego emerge a salvo desde un profundo barranco y finalmente es una imagen que da sensación de bienestar.

En la decimocuarta imagen a la derecha, un entrenador de monos muestra a su animal dando vueltas a la entrada de una granja; levantando las cintas que cuelgan a modo de cortina ornamental sobre la puerta. Dos niños lo miran. Uno de ellos debe tener cinco o seis años, y el otro dos o tres. Se puede pensar que son hermanos. A ambos lados de la entrada hay tramos de esteras, donde se seca el trigo o algo así. En el lado de la casa, un pequeño seto de crisantemos. Estos crisantemos enanos dan muchas flores. Este dibujo no muestra un simple paisaje campestre exitoso, también es un lugar muy agradable.

En la imagen decimoquinta de la derecha, dos mendigos están tumbados en un lugar donde la hierba crece en abundancia.

En la decimosexta imagen a la derecha, se dibujan en gran escala la basa de un pilar de pórtico y la parte baja de una gran cryptomeria. Entonces entendemos que estamos frente a un santuario. En el lado, un ilusionista arrodillado presenta sus trucos. Se ha levantado y anudado las mangas, colocó un abanico desplegado en el suelo, tiene la mano derecha abierta ante sus ojos y esparce pequeños objetos que parecen trozos de papel. Esta es una de esas ocasiones en las que podemos decir: «Primavera del tercer mes, encanto de las flores caídas». Como el ilusionista está pintado en primer plano, no se representa a ningún espectador. Todos estos detalles, muestran una originalidad sin igual.

La decimoséptima imagen a la derecha es de dos o tres viajeros en una carretera bordeada de árboles, pero no tiene nada de especial; lo único sorprendente es que tal vez los personajes están del otro lado de los pinos.

En la imagen decimoctava a la derecha, podemos ver el Monte Fuji en el otro lado de un brazo del mar. Tampoco hay nada en particular, pero como es la última imagen de la colección, este paisaje tiene una elegancia discreta.

Para finalizar, y, en otras palabras, las imágenes de Bunpô presentan una originalidad de diseño que se reconoce fácilmente. El pincel es rápido, pero el contenido es denso. A primera vista, uno podría pensar que estas pinturas son descuidadas, pero en realidad son extremadamente elaboradas. Pintores como Bunpô son raros. Es realmente lamentable que su valor sea tan poco reconocido por el público.

 

… comentarios propios

 

  • En el dibujo de Bunpô, aparece un personaje con sombrero oriental cónico, de caña. Estos sombreros suelen ser de bambú o frecuentemente de caña de cárex (laîche).
  • El toise es una medida de longitud, equivalente a dos metros de altura. El traductor al francés optó por referir esta medida de la Francia prerrevolucionaria. En la red pueden encontrase convertidores directos del toise a medidas japonesas más comunes como el chô y el ri.
  • Hay una referencia a la cryptomeria japónica, de la que ya se explicó en una entrega anterior que en Occidente se ha incrementado el uso del término «sugi» para referirse a este árbol, denominación más adecuada que el usado antiguamente en inglés, «cedro japonés», porque el sugi no es un auténtico cedro (Cedrus).
  • La basa es la parte inferior de una columna.
  • El Monte Fuji es el más alto del país. Todo un símbolo. Considerado sagrado desde la antigüedad, su ascenso les estuvo prohibido a las mujeres hasta la era Meji.
  • Puesto que Shiki hace referencia a unos setos de crisantemos, aprovechamos la ocasión para referir una recopilación de haikus que citan dicha flor:

CRISANTEMO

El crisantemo es un signo de longevidad en la cultura japonesa, simbolizan una larga vida. La leyenda asegura que el crisantemo guarda el secreto de la vida eterna. Los japoneses adoptaron esta flor como emblema nacional e insignia de la familia imperial La planta se utiliza en momentos de celebración o de otros eventos importantes. Las flores son de diferentes colores Hay un «Festival de la Felicidad» en Japón que homenajea esta flor. Florece en noviembre.

 

BASHÔ (1644-1694)

no hay ni una mota

de suciedad, en la blancura

del crisantemo

 

muy suavemente,

se yergue el crisantemo

tras el chubasco

 

budas antiguos

en Nara… y un perfume

de crisantemos

 

sorbiendo té,

los monjes en silencio

¡los crisantemos!

 

tardas sólo un poco,

y los crisantemos en la boca

¡se han convertido en vinagre!

 

Bashô toma con alguien un sake y les han servido una tapa (sakana) de crisantemos. Con la charla dejan de “picar”, y el sabor del crisantemo se va avinagrando.

 

el crisantemo

es delgado y débil,

pero tiene su destinado capullo

 

después de los crisantemos,

a excepción del largo nabo,

no hay nada

 

KAKIMOTO TAE (1928- )

 

rodeada de crisantemos,

paso la mano por mis mejillas

que son ásperas

 

SEIFU-NI (ENOMOTO SEIFUJO) (1732-1814)

 

la mariposa es vieja,

pero mi alma

juguetea en los crisantemos

 

OTSUCHI (1808-1872)

 

un blanco crisantemo…

igual que él,

nos marchitamos.
BUSON (1716-1784)

 

tú que cultivas crisantemos…

eres esclavo

de los crisantemos

 

el blanco del crisantemo:

¡de tan precioso color

no hay otro!

 

en silencio

antes de la llegada de los anfitriones.    Ver Siguiente

las peonías

 

OSHIMA RYOTA (1718-1787)

 

sin palabras la anfitriona

el invitado

… y el crisantemo blanco

 

KOSUGI ISSHÔ ó ICHIMATSU (1652-1688)

 

vuelven mis ojos

fatigados, al blanco

crisantemo…

 

NATSUME SOSEKI (1865-1915)

 

¿quién vive aquí?

es toda una locura

de blancos crisantemos

 

Crisantemos salvajes…

Entre las hojas de mi agenda

metí una flor

 

como suena:

mi nombre es

criador de crisantemos

 

Da potrillos la yegua,

y la vaca novillos.

Crisantemos silvestres

 

Reencarnado,

¡tan feliz!

Un crisantemo en otoño

 

YASEN ( -1748)

 

algo más alto

el blanco crisantemo

en el crepúsculo

 

MIURA CHORA (1729-1780)

 

alrededor,

del blanco crisantemo,

todo es belleza

 

KOBAYASHI ISSA (1763-1828)

 

flota en el aire…

olor a orina, olor

a crisantemo

 

TAKAHAMA KYOSHI (,1874 – 1959)

 

duerme el perro

con su cabeza entre las patas…

los crisantemos.

 

TANEDA SANTÔKA (1882-1940)

 

a media noche,

me han robado un crisantemo:

el hoyo en la tierra

 

WATANABE SUHIA (1882-1946)

 

tras el cercado,

crisantemos silvestres:

luna lluviosa

 

SUGITA HISAJO (1890-1946)

 

resplandeciente,

se curva el crisantemo

bajo la luna

 

MIZUHURA SHUOSHI (1892-1981)

 

toda mi vida

se serena mirando

al crisantemo

 

TAGAMI KIKUSHA-NI (1753-1826)  Autora del famoso pergamino. Kikusha = Choza de crisantemos

 

engullendo nubes y brumas,

dispuesta a atravesar el camino

de la montaña de los crisantemos

       con otra traducción:

hacia las nubes

crisantemos en el camino –

respirar su aroma

 

Escrito junto al templo Urin (bosque de nubes)

 

RYÛNOSUKE AKUTAGAWA (1892-1927)

 

se marcha el otoño;

y empina el crisantemo

su flor entre las dunas

 

MASAOKA SHIKI (1867-1902)

 

crisantemos marchitos,

calcetines secándose en la cerca…

un día de sol

                                              con otra traducción:

se aja el crisantemo;

sobre la valla, hay tabis oreándose.

Precioso día

 

Soñando cada año

en los crisantemos

… sueño por ellos

 

OCHI ETSUJIN (1655 – 1739)

 

al lado de los crisantemos,

las florecillas rastreras del jardín

forman el cerco

 

TAKARAI (ENOMOTO) KIKAKU (1661-1707)

 

esta copa de sake,

quisiera admirarla cerca

de la flor del crisantemo

 

RYÛNOSUKE AKUTAGAWA (1892-1927)

 

pleno crepúsculo,

y aún blanquea el crisantemo

lejos del pueblo

Entrega nº 11. 23 de mayo

(Continúa de la entrega 10) La séptima imagen a la derecha pertenece más bien al género de dibujos de paisaje. Hay un pequeño camino que corre a lo largo de una colina, luego se divide en dos: un sendero continúa a lo largo de la colina a la izquierda, y el otro, cruza un puente y trascurre junto al agua. Tres pequeños personajes, que no exceden de una pulgada más o menos, animan el paisaje, si bien, no hay en realidad una necesidad particular de su presencia. No obstante, insertar este sencillo paisaje en el álbum, provoca un interesante efecto de variación.

La octava imagen de Bunpô, parece representar un alto junto al camino. Hay un palanquín en el suelo, cargado con un bonzo. Uno de los porteadores aparece con la boca llena de pasteles de arroz, que se antojan pegajosos. El otro, lleva en su boca una ristra de monedas engarzadas, las distribuye en sus manos y hace sus cuentas. A la izquierda, un hombre deja un baúl y fuma. A la derecha, un conductor de caballos coloca el equipaje en la montura: la actitud del conductor y el sentir del caballo que nota esta carga en su cuerpo, parecen apreciarse con gran nitidez.

Además, todavía hay una o dos personas más que parecen algo ocupadas. En las imágenes de Nangaku, cuando hay mucha gente, las personas tienden a aparecer agrupadas, mientras que en las imágenes de Bunpô, cuando hay varias personas, todos los personajes tienen alguna singularidad. Desde este punto de vista, también existe una clara jerarquía entre los dos pintores.

En la novena imagen, cuatro hombres portan un palanquín con viajero. El hombre que está adentro es excesivamente grande y va muy apretado. Nuevamente, no es mucho, pero tal idea llama la atención.

La décima imagen a la derecha muestra a un viajero acostado de lado, siendo masajeado. Junto a él, tiene un pequeño equipaje y un gorro para el viaje. Enfrente, un cenicero y una tabaquera. Se ha dejado una capucha puesta, está apoyado en su mano, sus ojos cerrados… parece que le gusta el tratamiento. El masajista, colocado detrás del viajero, le masajea las piernas. Solo su ojo derecho está abierto de par en par. El otro permanece cerrado, y su boca está desplazada a la izquierda. Detrás de ellos, tres faroles de papel se agrupan. Por supuesto, probablemente no estén encendidos. Tales faroles en la habitación de un viajero, demuestran que este es un albergue muy modesto.

                … notas y comentarios

  • Continuamos con esos dieciocho temas de los 18 dibujos de Bunpô, y aquí en esta entrega, comenta los cuatro siguientes: del 7 al 10.
  • Repetimos que si el lector o lectora quisiera encontrarlos directamente en el cuaderno escaneado, pueden verse en línea o descargar directamente pinchando aquí. Concretamente se hallan en las páginas 17, 19, 21 y 23.
  • Un palanquín, también llamado litera, suponía un medio de transporte que en algunas épocas jugaban el papel de los actuales taxis. En China, el palanquín se llamó Jianluan antes de la Dinastía Song y fue un medio de transporte especial en la China antigua. Jian significa “hombros” y Luan significa “carros”. Así, Jianluan se refiere a los carros cargados sobre los hombros, nombre que indica con claridad las características del palanquín y marca la diferencia esencial de éste en comparación con otros medios de transporte. El palanquín tiene unos 4000 años de historia en China. Según registros históricos, los primeros palanquines aparecieron a principios de la Dinastía Xia (siglo XXI a.C.).
  • En Japón los palanquines eran llamados Kago (駕籠). Estaban hechos de madera. Tenían una base pesada con una especie de almohadón donde se sentaba el pasajero. También solían contar con cuatro cortinas de bambú que se podían abrir y cerrar según las preferencias del mismo. Los trasladaban entre dos (a veces cuatro) personas.
  • La palabra bonzo, que se usa para llamar a los monjes budistas, procede de bonzû: 坊 , bō («habitación») y 主 , su («maestro»). Extensivamente, en nuestros días se ha hecho dolorosamente popular la palabra “quemarse a lo bonzo”.
  • Los Daifuku Mochi, son los pasteles de arroz de Japón, hecho de mochigomeもち米, un pequeño grano japonés de arroz glutinoso (también lamado pegajoso, cerulento o en perlas).
  • En oriente era frecuente entre la gente humilde, usar cuerdas para llevar cómodamente las monedas que tenían agujero, engarzadas unas a otras (en la actualidad, en Japón, tienen perforación las monedas de 5 y 50 yenes).
  • Sombrero, en japonés, es Kasa, o al menos se llama así a un tipo de sombrero tradicional del Japón muy usado en los viajes. Cuando la palabra es precedida por otra que especifica el tipo de sombrero, entonces, la se convierte en Gasa (Jingasa).

 

Décimo día. 22 de mayo

(mayo sigue siendo duro para Shiki. No hay entrega el 19, 20 y 21 de mayo)

Nota del traductor: En las entregas 10, 11 y 12, Shiki describe unos dibujos. A fin de que quien lee pueda observar lo mismo que hace más de 110 años observaba Shiki cuando escribía, se han buscado y localizado esos dibujos, y, excepcionalmente, se han insertado en los textos.

– Volvamos a los cuadernos de pintura de Nangaku y Bunpô que ya mencioné hace unas entregas. Traté allí de comparar sus respectivos méritos, pero fui criticado, con el pretexto de que algunos dibujos de Bunpô, teniendo algo de vulgar, no tienen nada que ver con los de Nangaku. Como no he visto otros trabajos de Nangaku, ni tampoco ninguno de gran formato, es difícil para mí decir claramente cuál de ellos es el mejor, pero es obvio que las obras de Bunpô muestran una imaginación mucho más rica y poseen un encanto mucho más sutil: uno puede juzgar fácilmente hojeando este libro. Sin embargo, es cierto que las obras de Nangaku muestran también una gran habilidad en la composición, la organización general y el manejo del pincel, y no hay necesidad de tratarlos con condescendencia. Es por esto que me permitiré más adelante dar mi decisión final, y yo tal vez debería contenerme al apreciar las obras de Bunpô recogidas en este catálogo, ya que está compuesto en principio por los dibujos que acompañan los poemas del viaje de Yosai, y por tanto su concepción general depende de ello, pero, sin embargo, al no estar aquí esos poemas, carezco de cierta información importante.

Lo que aparece en estos dibujos de viaje, probablemente se encuentre en la Gran Ruta del Mar del Este (Tôkai-do), que conecta a Edo con Kioto. En el cuaderno, como las imágenes que representan un concurso se dividen en dos campos, los dibujos de Nangaku siempre están puestos en el campo de la izquierda, y los de Bunpô a la derecha.

Comencemos con el primer dibujo a la derecha, que es pues de Bunpô: tres barcos pasan en primer plano y, en la distancia, cerca del horizonte, podemos adivinar un velero. Aparte de eso, ni montaña, ni tierra, ni isla … nada. La idea en sí misma ya es interesante. De hecho, no es una composición común haber puesto en primer plano la más grande de las tres embarcaciones, con una estructura de junco; y haber colocado un poco más atrás la que lleva a unos veinte pasajeros, acurrucados uno contra el otro. Un pintor ordinario necesariamente habría representado este barco con pasajeros más cerca, más o menos, al frente y centro de la imagen.

La segunda imagen a la derecha es la de una posada, tal vez el lugar de uno de los relevos, un sitio de parada en la Gran Ruta. En cualquier caso, ahí uno no se espera a ningún personaje trascendente. Tres hombres están representados. Uno de ellos rocía agua en el suelo frente a la puerta. Los otros dos tienden una cortina. Uno de ellos, en la parte inferior, sostiene un extremo de la tela; el otro, montado en una escalera, se cuelga en un lugar alto. Al pie de la escalera, unas sandalias, una escoba, un pequeño taburete y un recogedor de basura con suciedad. Estas son cosas muy pequeñas. ¿Y cuántas pinceladas tomó en total? Muy pocas. Parece que no tomó más de dos minutos para dibujar todo, y eso, no se puede lograr con métodos ordinarios.

La tercera imagen a la derecha representa un cruce: en medio de olas bastante grandes, dos “pasadores de gente” llevan a los pasajeros sobre sus hombros. Además, dibujando solo las olas y los hombres, sin nada de tierra, el pintor encuentra la manera para mostrar el río con fuerza, y desde ese punto de vista esta imagen se parece a la anterior con los tres barcos. Uno de los dos “pasadores de gente” se dibuja en un lado, el otro, detrás. Estas variaciones de formas son interesantes, pero tienes que ver realmente bien la imagen para entenderla.

Como no interpreto bien lo que representa la cuarta imagen de la derecha, me abstengo de comentar sobre ella.

La quinta imagen de la derecha se dibuja con un pincel rápido, bastante a su manera y, aunque es muy pequeña, sin embargo, se basa en un diseño extremadamente complejo. En el frente se dibuja una pequeña casa de dos metros sobre tres, con un letrero donde está escrito: moño y tonsura en media luna, por 16 mon. A través de la ventana lateral, vemos a un hombre rasurando a un guerrero bigotudo. Debajo de esta ventana, una escoba, y en el piso, junto a ella, algo así como un balde y una cubeta. Si suponemos que la ventana de la que acabo de hablar está girada hacia el este, entonces el lado contiguo, orientado hacia el norte, está ocupado casi en su totalidad por una gran pared, en cuya parte superior se abre una pequeña ventana, donde puso una maceta que debe ser una especie de campo de arroz en miniatura. Al lado de esta ventana rampa un gecko. El techo está cubierto de tejas, con algunos guijarros. Esta casa ocupa la mayor parte del frente del dibujo y está construida sobre un pequeño muro de piedra. Como esta pared tiene vista a un pequeño arroyo, en la parte de atrás vemos un pedazo de puente. Por lo tanto, si proporciona una descripción general de los lugares, debe ser un puesto de peluquería ubicado al final de un puente que cruza un río.

No solo es extremadamente atractivo, sino que solo Bunpô representa con un pincel todo un conjunto de detalles, tanto la ubicación de la casa como su estructura, sin olvidar nada. Él realmente tiene un talento increíble.

En la sexta imagen a la derecha, un guerrero tira de un caballo por el medio de una llanura con juncos chinos. De nuevo, no hay nada aparte de estas grandes hierbas, ni árbol ni dique; además, estas hierbas están más dispersas por abajo y más densas por arriba, de modo que la llanura parece vasta, siniestra y ligeramente ascendente. El guerrero y el caballo ocupan el centro de la imagen, un poco hacia arriba. No entiendo exactamente lo que representa este dibujo, pero como el caballo tiene una banda ventral y no está ensillado, uno puede preguntarse si no se trata de un caballo salvaje que un guerrero busca domesticar.

Es interesante el hecho de que él sea un guerrero, y no un palafrenero (se nota en el moño, la ropa y la espada), y también que muestra claramente la actitud brusca del caballo, asustado por el viento entre la hierba alta.

 

        … notas de las fuentes y comentarios propios

  • En la entrada del sexto día, ya hablamos de Watanabe Nangaku (1767-1813), que fue un pintor japonés, nacido en Kyoto; estudiante de Maruyama Masataka (Ōkyo); introdujo el estilo Maruyama-Shijo en Edo, donde enseñó; y de Kawamura Bunpô (1779-1821), que fue un grabador japonés del período Edo , un especialista en ukiyo-e.
  • También decíamos: “El álbum del Concurso Takurabe gafu que miraban Shiki y Kyoshi, bajo el título hoy de “Concurso de poemas locos escritos en los caminos de la costa (Kaidô kyôka awase)”, tiene dos volúmenes, incluye poemas de Yosai e ilustraciones de Watanabe Nangaku y Kawamura Bunpô. Las ilustraciones versan sobre dieciocho temas poéticos, de uno en uno, representados por cada uno de los dos artistas como si de una competición se tratara. Es una delicia, muy recomendable, y puedes verlo pinchando aquí”.
  • Shiki, comenta esos dieciocho temas de los 18 dibujos, y aquí en esta entrega, comenta los 6 (5 realmente) primeros de Bunpô que pueden observarse en el libro 2. En la siguiente entrega comenta otros 6 y en la siguiente los 6 restantes. Hemos podido localizar dichos dibujos, y se han insertado en el texto. Si alguien quisiera encontrarlos directamente en el cuaderno escaneado, pasamos a ubicarlos concretamente sobre dicho libro, que puede verse en línea o descargar directamente pinchando aquí.
  • Así, el primer dibujo que comenta Shiki, con tres barcos, puede verse en página 5 del documento referido.
  • El segundo dibujo que comenta Shiki, sobre una posada con tres hombres, puede verse en la página 7.
  • El tercer dibujo, de los contrabandistas cruzando el río cargando a otras personas, puede verse en la página 9.
  • El cuarto dibujo Shiki rehúsa a comentarlo al no apreciar el tema con claridad (página 11). Es este:
  • El quinto, de una barbería con un «gecko» en la pared, está en la página 13 del documento.
  • Y el sexto, en el que un guerrero sujeta un caballo entre las hierbas, está en la página 15.
  • En las páginas pares del pdf, pueden observarse las obras de Nangaku.
  • El traductor al francés, Lozerand, refiere la complejidad de la traducción de términos pictóricos del japonés que son muy técnicos y que finalmente traduce como: fuchi (composición) que significa la disposición de los diferentes elementos, kekkô (organización del conjunto) para la disposición, la estructura y fudetsuki (manejo del pincel) la forma de escribir o dibujar. De igual modo, ha traducido Shukô (un término fundamental de la estética de la época Edo que designa la idea original) como un truco particular con el que se trata un tema que puede ser reconocido.
  • Lo que se traduce como “pasadores de gente”, eran personas fuertes que ayudaban por unas monedas a otros viajeros más débiles a cruzar los ríos. Su labor era la de un barquero, pero vadeando el río con personas sobre sus espaldas. En ellos se vive, en parte, el mito de Caronte. Los había ocasionales, como meras personas que ante una circunstancia prestaban su ayuda puntual y solidaria, de donde surgió el conocido cuento zen de “dos monjes y una mujer”.
  • Yosai es uno de los pseudónimos del famoso escritor Ueda Akinari o Ueda Shûsei (1734-1809), autor de los reconocidos “Cuentos de luna y lluvia (Ugetsu monogatari)” y “Cuentos de lluvia de primavera (Harusame monogatari)”. Por otro lado, podemos ver los cuatro tomos originales en japonés del libro que Shiki refiere de Yosai –“Concurso de poemas locos sobre la Ruta de los Mares (Kaidô kyôka awase)”- en línea pinchando aquí. Por lo que Shiki comenta en la entrega, parece que no disponía del primer volumen.
  • Edo (estuario), ​ es el nombre que tuvo Tokio hasta 1868, año de la restauración Meiji.
  • El famoso Tôkai-dô, (Camino del Mar del Este), supuso un camino trascendental en la vida de Matsuo Bashô. Fue la más importante de las Cinco Rutas del Período Edo, conectando Edo (hoy en día Tokio) hasta Kioto, en Japón. A diferencia de la interior y menos transitada Nakasen-dō, Tôkai-dô transcurría a lo largo de la costa del mar del este de Honshu, de ahí el nombre de la ruta. Viajar a lo largo del Tokaido, fue un tema muy popular en el arte y la literatura de la época.
  • El reconocido artista Hiroshige -autor de Cien famosas vistas de Edo (Meisho Edo hyakkei, 1856-1858)-, representó cada una de las 53 estaciones de descanso (shukuba) de Tokaido en su obra “Las Cincuenta y Tres Estaciones de Tokai-dô”.
  • En cada una de las cincuenta y tres etapas que marcaron la Gran Ruta, se estableció un relevo para los viajeros y sus caballos. Una de ellas, es la que está representada en los dibujos que Shiki refiere.
  • El Mon fue la moneda de Japón desde el periodo Muromachi en 1336, hasta el periodo Meiji temprano en 1870. Co-circuló con el nuevo yen hasta 1891. El Kanji para mon es 文.
  • Un gecko es una lagarto propio de tierras cálidas. Se caracterizan porque no tienen párpados y se lamen los ojos para mantenerlos húmedos.
  • Los “juncos chinos” que aparecen en el dibujo aludido del guerrero y el caballo, parecen ser el Miscanthus Sinensis, llamado también «hierbas de pampa, susuki, suzuki y hierba de plata japonesa”.
  • La haijin Nishiguchi Sachiko (1925-) escribió:                                            suzuki en flor / la esposa, con veinte años, / y desaparecida.
  • Un palafrenero, según la RAE, es un criado que lleva del freno el caballo o sencillamente un mozo de caballos, muy numerosos por aquellos tiempos en Japón.