Junio 2022

CONSTRUIR

Dos gorriones
por las mesas de Casa Antonio,
revoloteando.

DECONSTRUIR

“Casa Antonio” es un humilde chiringuito playero. Está en el barrio de El Palo, al que llego tomando el autobús 11 desde el centro de Málaga. Me gusta ir a comer solo a este restaurante cada vez que voy a esta ciudad; así lo hice en mi reciente viaje de hace tres semanas a Málaga (donde por cierto desde hace ya unos cinco años se mantiene activo un club de literatura japonesa llamado Shunkin cuyos miembros cada mes comentan, presencial o virtualmente, un libro).

   Mientras comía, observé que una pareja de gorriones, ¿o eran tres?, se atrevía a acercarse a picotear algún resto de comida que había en las mesas, pero enseguida se alejaban temerosos.  Y enseguida volvían y de nuevo se alejaban. Fue la escena que vi.

   ¿Quién podría decir que a menos de cincuenta metros estaba el mar? Me pareció, cuando compuse este haiku, que la escena de los gorriones, que por ser pareja me hacía pensar en un nuevo amor, ocupaba un buen espacio, el suficiente tal vez como para no añadir alguna tentadora pincelada marina, aunque fuera por medio de una leve insinuación. El olor del mar me llegaba, la brisa la sentía en los brazos,  y el rumor de  las olas podía hasta oírse desde donde yo estaba sentado…,  pero no me cabía ninguna de estas sensaciones simplemente porque los osados pajarillos lo llenaban todo.

   El gran haijin Issa, nacido en 1715 y siempre vivo con sus maravillosos haikus, es el san Francisco de Asís de los haijines. A él debemos un inolvidable poema de gorriones. Dice así:

Suzumera yo
Shoben muyō
Furu fusuma

雀らよ
小便 無用
古いふむま

¡Eh, gorriones!
¡No hagáis vuestras necesidades
en mi vieja colcha!

Issa es famoso por sus interpelaciones a los más humildes bichos vivientes, como pulgas:

Mi choza es pequeña,
pero, por favor, practicar vuestros saltitos,
¡oh, pulgas mías!

Y moscas:

En mi ausencia
divertíos haciendo el amor,
¡oh moscas de mi choza!

 

En mi haiku de junio Carlos Rubio, terrenal, habla DE gorriones.

Pero el maestro Issa, celestial, habla A los gorriones (y a pulgas y moscas).

¿Habrase visto tamaña diferencia?