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Las hachas de la mantis

Las mantis son insectos[1] carnívoros del orden Mantodea que se caracterizan por tener cuerpos esbeltos y patas delanteras adaptadas para capturar a sus presas y sujetarlas. Su forma puede recordar a las manos alzadas en plegaria de algún creyente, pero, en el este de Asia, es más común encontrarles parecido con herramientas para cortar, especialmente hachas. Aunque se alimentan principalmente de otros insectos, las más grandes pueden llegar a cazar pequeños vertebrados. También es muy conocido el hábito de las hembras de devorar a los machos, más pequeños, tras el apareamiento. En Japón, habitan trece especies distintas, incluyendo a la famosa Mantis religiosa, cuya área de distribución se extiende por Eurasia y África. Algunas son completamente verdes, mientras que otras son pardas o de una mezcla de ambos colores, lo que les ayuda a camuflarse con la vegetación.

El nombre japonés más común para estos animales es kamakiri, cuya etimología implica un saltamontes (kirigirisu 蟋蟀 o 螽斯) que porta hoces (kama 鎌). Esta palabra puede escribirse como 鎌切 o, más frecuentemente, usando las combinaciones de origen chino 蟷螂 y 螳螂. También se utiliza el sinicismo tôrô, que es precisamente la lectura fonética de las grafías anteriores. En el haiku, es frecuente el uso de ibomushiri, considerado un arcaismo y escrito siempre con los silabarios fonéticos. Finalmente, al igual que en las lenguas europeas, existen nombres relacionados con la aparente postura de adoración a las deidades, tales como ogamimushi 拝み虫, que significa «bicho que rinde veneración», e inorimushi 祈り虫, «bicho que hace plegaria», pero son escasos en comparación con sus similes en la esfera cultural cristiana. No he encontrado ningún poema en el que se usen. Estos apelativos son incluidos entre las palabras estacionales de los tres meses del otoño lunar, es decir, agosto, septiembre y octubre, por eso, los he seleccionado para esta ocasión.

En Japón, es muy famosa una alegoría del capítulo cuarto del Libro del Maestro Zhuang (Zhuāngzi; jp: Sôshi 莊子)[2] en el que una mantis levanta sus brazos para encarar un carruaje que va en su dirección, como si pudiera detenerlo con lo mejor de sí. En el texto, se utiliza como ejemplo tragicómico de quien se obstina en tratar de enfrentar con rectitud a un soberano vicioso y déspota creyendo que lo va a corregir. El sabio consultado en el pasaje, en constraste, sugiere imitar los modos cambiantes del susodicho hasta ganarse su confianza y poder encaminarlo. Esa imagen se convirtió en ejemplo de valor incondicional, aunque inútil. Derivado de ello, se utiliza la expresión «la mantis enfrenta al carruaje con sus hachas» (tôrô ga ono o motte ryūsha ni mukau 蟷螂が斧をもって隆車に向かう) o alguna variante para señalar un esfuerzo vano. Aquí incluyo un par de haikus que aluden a dicha alegoría.

Tsukuba, 14/11/2019

1.
Tachibana Hokushi 立花北枝 (d. 1718), pulidor de espadas y uno de los diez discípulos principales de Bashô.

蟷螂や露引きこぼす萩の枝
Kamakiri ya tsuyu hiki kobosu hagi no eda

¡Una mantis!
De esa rama de hagi
derrama el rocío.

2.
Kobayashi Issa 小林一茶 (1763-1828), monje de la Escuela de la Verdad de la Tierra Pura (Jôdoshinshū 浄土真宗) y poeta de haikai.

蟷螂が片手かけたりつり鐘に
Kamakiri ga katate kaketari tsurigane ni

En la campana colgante,
a aquella mantis
le falta una pata.

 

Tsukuba, 1/11/2019

3.
Masaoka Shiki 政岡子規 (1867-1902), reformador de la poesía japonesa, poeta de tanka, haikuísta y editor.

かまきりのゆらゆら上る芒哉
Kamakiri no yurayura noboru susuki kana

¡Penacho de pasto
por el que sube una mantis
contoneándose!

4.
Kawahigashi Hekigotô 河東碧梧桐 (1873-1937), haikuísta discípulo y colaborador de Masaoka Shiki 政岡子規, elector de la sección de haiku del periódico Nihon 日本, promotor del haiku de la «Nueva Tendencia» (Shinkeikô 新傾向), ensayista y editor.

蟷螂や我行く道に現はるゝ
Kamakiri ya ware iku michi ni arawaruru

¡Una mantis!
Aparece en el camino
por el que voy.

 

Tsukuba, 9/10/2019

5.
Takahama Kyoshi 高浜虚子 (1874-1959), haikuísta discípulo de Masaoka Shiki 正岡子規, editor a cargo de la revista Hototogisu, novelista y dramaturgo.

草むらや蟷螂蝶を捕へたり
Kusamura ya kamakiri chô o toraetari

Esa maleza:
la mantis ha atrapado
una mariposa.

6.
Nishiyama Hakuun 西山泊雲 (1877-1944), productor de sake y haikuísta discípulo de Takahama Kyoshi 高浜虚子.

蟷螂や喰みこぼしたる蝶の翅
Kamakiri ya hami koboshitaru chô no hane

¡Una mantis!
Alas de mariposa que tira
tras comer.

Tokio, 11/11/2019

7.
Ozaki Hôsai 尾崎放哉 (1885-1926), haikuísta de verso libre discípulo de Ôgihara Seisensui 荻原井泉水, vicedirector de la filial de Osaka de la compañía de seguros Tôyô 東洋. Abandonó todo para concentrarse en el haiku mientras trabaja como empleado en templos.

かまきりばたりと落ちて斧を忘れず
Kamakiri batari to ochite ono o wasurezu

Sin olvidar sus hachas,
cae una mantis abruptamente…

8.
Hara Sekitei 原石鼎 (1886-1951), haikuísta discípulo de Takahama Kyoshi 高浜虚子, empleado de la revista Hototogisu, elector para el periódico Mainichi 毎日 de Osaka y editor.

秋風に蟷螂羽をひろげけり
Akikaze ni kamakiri hane o hirogetari

Ante el viento otoñal,
sus alas extiende
una mantis.

Tsukuba, 29/10/2019

9.
Kubota Mantarô 久保田万太郎 (1889-1963), haikuísta discípulo de Matsune Tôyôjô 松根東洋城, novelista, dramaturgo, miembro de la Academia Japonesa de las Artes (Nihon Geijutsuin 日本芸術院), profesor de la Universidad Kokugakuin 國學院, director de la Asociación Japonesa de Teatro (Nihon Engi Kyôkai 日本演劇協会) y miembro del jurado de distintos premios.

蟷螂の斧ふりあげし哀しさよ
Kamakiri no ono furiageshi kanashisa yo

Levanta en alto
sus hachas de mantis…
¡Qué tristeza!

10.
Yamaguchi Seison 山口青邨 (1892-1988), doctor en ingeniería de minas, profesor emérito de la Universidad de Tokio, traductor de alemán, haikuísta discípulo de Takahama Kyoshi 高浜虚子 y editor.

わが庭のもの蟷螂の死をいたむ
Waga niwa no mono kamakiri no shi o itamu

Todo mi jardín
lamenta la muerte
de aquella mantis.Tsukuba, 1/11/2019

11.
Mitsuhashi Takajo 三橋鷹女 (1899-1972), poetisa de tanka, haikuísta y colaboradora en revistas de haiku.

たそがれの蟷螂母を威し去る
Tasogare no kamakiri haha o odoshisaru

A mi mamá
espanta mucho
una mantis al crepúsculo.

12.
Saitô Sanki 西東三鬼 (1900-1962), dentista, director del Departamento de Odontología del Hospital Kôri 香里, editor en jefe de la revista de haiku de la librería Kadokawa 角川 y miembro fundador de la Asociación de Haikuístas (Haijin Kyôkai 俳人協会).

石の上に踊るかまきり風もなし
Ishi no ue ni odoru kamakiri kaze mo nashi

Una mantis que baila
sobre una piedra.
No hay ni viento.

 

雌が雄食うかまきりの影と形
Mesu ga osu kuu kamakiri no kage to kata

Silueta y aspecto
de una mantis
cuya hembra devora al macho.

Tsukuba, 25/09/2019

13.
Hino Sôjô 日野草城 (1901-1956), abogado, director de la filial de Kobe de la Compañía de Seguros Sumitomo, haikuísta discípulo de Takahama Kyôshi 高浜虚子 y, luego, adalid del haiku vanguardista.

蟷螂にひゞける鐘は東大寺
Kamakiri ni hibikeru kane wa Tôdaiji

Doblan campanas
del Gran Templo de Oriente
por esa mantis.

14.
Nakamura Kusatao 中村草田男 (1901-1983), haikuísta discípulo de Takahama Kyoshi 高浜虚子, profesor emérito de la Universidad Seikei 成蹊, presidente de la Asociación de Haikuístas (Haijin Kyôkai 俳人協会) y editor.

蟷螂は馬車に逃げられし馭者のさま
Kamakiri wa basha ni nigerareshi gyosha no sama

Pudo escapar
la mantis del carruaje.
Aquel conductor…

Tsukuba, 1/11/2019

15.
Yamaguchi Seishi 山口誓子 (1901-1994), haikuísta discípulo de Takahama Kyoshi 高浜虚子 y, luego, adalid del haiku de vanguardia, editor y elector de la sección de haiku del periódico Asahi 朝日.

わが病知らず蟷螂吾を攀づ
Waga yamai shirazu kamakiri ware o yozu

Sin conocer mi enfermedad,
a mí se aferra
una mantis.

 

蟷螂の斧くちびるにあてて舐む
Kamakiri no ono kuchibira ni atete namu

Acerca a sus labios
sus hachas de mantis
y las lame.

Aunque los insectos no tienen labios como los nuestros, las partes superiores e inferiores de sus aparatos bucales reciben el mismo nombre, tanto en español, como en japonés.

蟷螂のずしんと降りし砂の庭
Kamakiri no zushin to orishi suna no niwa

El descender
con un ruido sordo de la mantis…
Jardín de arena.

 

かりかりと蟷螂蜂の皃を食む
Karikari to kamakiri hachi no kao o hamu

Con un cronch, cronch,
la mantis devora el rostro
de una avispa.

16.

Yuriyama Ukô 百合山羽公 (1904-1991), haikuísta discípulo de Ikenouchi Takeshi 池内たけし.

招かざる蟷螂舞へり文化祭
Manekazaru kamakiri maeri bunkasai

Una mantis no invitada
sabe bailar.
Festival de artes.

17.
Katô Shūson 加藤秋邨 (1905-1993), especialista en literatura japonesa y haikuísta.

斧あげて風におどろくいぼむしり
Ono agete kaze ni odoroku ibomushiri

Una mantis
levanta sus hachas
y baila al viento

 

死に近き蟷螂闇をかきむしり
Shini chikaki kamakiri yami o kakimushiri

Cercana a la muerte,
una mantis araña
la oscuridad…

18.
Nozawa Setsuko 野澤節子 (1920-1995), haikuísta, diarista y maestra de ikebana.

蟷螂の青き目のうちより視らる
Kamakiri no aoki me no uchi yori miraru

Soy vista
desde el fondo de los ojos verdes
de una mantis

19.
Īda Ryūta 飯田龍太 (1920-2007), haikuísta hijo de Īda Dakotsu 飯田蛇笏, periodista y editor.

園長の留守の机のいぼむしり
Enchô no rusu no tsukue no ibomushiri

Una mantis
en el escritorio vacante
del director del parque.

-.-

[1] Recordemos que los insectos son artrópodos con cuerpos segmentados en tres partes y seis patas, además de que la mayoría de las especies, como todas las mantis, tienen alas.

[2] En el sistema de transcripción Wade-Giles, ya en desuso en la academia, se escribía Chuang Tzu, escritura quizá más conocida en el mundo hispánico.

Agosto 2022

CONSTRUIR

Jugo de adelfas
De un sueño equivocado.
Agua del mar.

 

DECONSTRUIR

¿Es un haiku de amor? En “Construir”, encogiéndome de hombros, respondería con un “no sé” o con “¡que improcedente pregunta es esta!”. Pero, aquí, en esta sección de “Deconstruir”, confieso que sí que lo es, pues un amor (que fuera lejano o cercano, consumado o suspirado o abortado, de aquí o de allá, de la montaña o de la costa, del campo o de la ciudad,  esto sí que no lo revelo) me lo inspiró.

   El amor humano no suele ser cantado en el haiku japonés clásico. Si lo es, se halla muy camuflado. El pudor natural a no revelar abiertamente las emociones es responsable de esta ausencia aparente. O, dicho de otro modo, la sacralidad de la naturaleza es demasiado omnipresente para atisbar en las diecisiete sílabas del haiku algún asomo del sentimiento amoroso del poeta hacia otra persona.

   Por el contrario, la poesía del waka, el antepasado ilustre del haiku, sí que cultivaba rutinariamente este tema. Cinco de las veinte secciones del Kokinshū, del año 905, la más venerable de las antología de waka con sus 1.111 poemas, están explícitamente dedicadas al amor humano; y en numerosos poemas de las otras secciones sobre las cuatro estaciones del año se vislumbra claramente dicho tema, aunque velado por metáforas de la naturaleza.

   En el haiku que este mes veraniego del año 22 presento a la bondad de los lectores del  Rincón, “sueño” es mi metáfora elegida para significar el amor. Admito que es un disparate afirmar que un sueño puede ser equivocado, algo tan absurdo como querer reivindicar la “corrección” de un sueño. Los sueños son por esencia disparatados y absurdos pues escapan por completo al control de la razón. Son por naturaleza incorrectos. A veces vergonzosos, frecuentemente turbadores, vivamente surrealistas. De ahí, tal vez, la riqueza interpretativa que, como herramientas, pueden aportar al mundo del subconsciente, tal cual bien saben los psicoanalistas.  Al igual que el sueño es disparatado y felizmente irracional, el amor humano, bien a pesar de los extraños corsés con que las culturas, cada una a su modo particular, pretenden vanamente adecentarlo y domesticarlo. Así que “sueño equivocado” para referirse a un amor no me pareció inapropiado como expresión de mi experiencia concreta de aquel amor.

    Por otro lado, la metáfora de la adelfa, planta reconocida como una de las siete o diez más tóxicas de nuestra flora cercana (su componente de la oleandrina puede ser mortal), para significar, cuanto menos, la amargura del amor la tomé del famoso endecasílabo de Luis de Góngora (1561-1627): «Flores del adelfa del amor humano».

     Finalmente, el verso final: “Agua de mar”. Aquí va mi comentario “deconstructivo”:  ¡Qué sabor tan salado en la boca la del agua marina!  Tan salada es el agua del mar que, si la paladeamos sin querer mientras nos bañamos en la playa, deseamos escupirla, como escupir de mi boca deseaba yo aquel amor tan amargo. Y, sin embargo, ¡que incontable enormidad de agua hay en el mar! ¿verdad? ¡Y qué profundidad puede alcanzar en algunas simas oceánicas! Grandeza y hondura son, igualmente, cualidades que pudo tener aquel “sueño equivocado! Pues ambas cualidades dan personalidad y gracia al amor, pese a la amargura, pese al insoportable sabor salado de aquella experiencia concreta.

     “Agua de mar”, además, invita, como la contemplación de la superficie plácida del océano, a una especie de serena transparencia. El poeta y crítico chino Lu Ji (Lu Chi, 261-303) cifraba precisamente en este valor de “transparencia en calma” uno de los ideales de la poesía, ideal que iban a asumir los poetas del waka del Japón que dieron a luz a la mencionada antología Kokinshū. Los vericuetos del amor.

 

Luciérnagas

Agosto evoca, en la memoria de la infancia, el misterio de las luciérnagas. Íbamos, ya de noche cerrada, hacia el arroyo o la fuentecilla donde solían esconderse, entre matas de presta o hierbabuena. Aquel fulgor intermitente era, al mismo tiempo, una sorpresa y una tentación. Cogíamos una luciérnaga con delicadeza y corríamos hacia un patio oscuro, y allí, apiñados, conteniendo el aliento, abríamos la mano y se nos revelaba, en todo su esplendor, el milagro, la magia. La luciérnaga ibérica, conocida popularmente como gusanito de luz, es terrestre y emite un resplandor verdoso amarillento que, en el recuerdo, es más bien un fulgor azulado. Las de Japón, tan celebradas por los poetas, son acuáticas y aladas. A principios de verano, coincidiendo con la temporada de las lluvias, inician al anochecer su danza ritual al borde de las aguas, como diminutas estrellas fugaces.

                Las dos variedades clásicas de luciérnaga japonesa (hotaru) evocan los clanes guerreros: Genji y Heike. La genji-hotaru crece en las corrientes de agua limpia; la heike-hotaru prefiere los arrozales y otras aguas estancadas. El imaginario popular las relaciona con las almas de los samuráis muertos en combate y, en general, con los antepasados (cuya presencia evocan, en la mitología vikinga, las auroras boreales). Esta criatura tan fascinante aparece ya en la antología poética más antigua, el Man’yôshû (siglo VIII), como metáfora del amor apasionado, y ha dado origen a un pasatiempo nacional, el hotaru-gari o caza de luciérnagas –ya en desuso- y al mágico espectáculo de su vuelo de seducción. Murasaki Shikibu, la genial escritora del Genji monogatari, introduce en su obra un pasaje largamente ilustrado durante mil años: el de las luciérnagas. El príncipe, enamorado de Tamakazura, las suelta para que iluminen el espacio nocturno, pudiendo entrever así la figura de su amada, oculta tras una cortina.

La luciérnaga, imagen del esplendor efímero, aparece y reaparece constantemente en el haiku. Aon constata –asombrado o desilusionado- que, al amanecer, ese punto de luz vuelve a ser insecto; a Bashô su reflejo sobre el río Seta le recuerda el fulgor de la luna en cada arrozal en terraza; Chiyo-ni ve fluir la oscuridad cuando cesa su danza; Issa ve volar la primera luciérnaga y siente que sólo queda el viento en su mano, la mano en la que Shiki percibe la frialdad de su luz… Hoy el toque de melancolía lo provoca la amenaza de su extinción, real en todo el planeta: la contaminación de los ecosistemas acuáticos, la pérdida del hábitat generada por los humanos y la contaminación lumínica –enemiga de su ciclo reproductivo- están acabando con esas joyas de la creación… Persiste en la memoria el resplandor del gusano de luz en la mata y en la oscuridad de los patios, el espectáculo alado y luminoso del verano japonés, y una imagen antigua: la de un ejército que avanza de noche contra el enemigo alumbrándose con la tenue luz de los faroles llenos de luciérnagas…

***

María Jesús Pérez Núñez

 

 

 

 

 

 

 

Unas palabras de la autora

Nací en la Nochebuena de 1955 en un pueblecito de Cádiz, Campamento. Al cumplir los quince años me trasladé a Madrid con mi familia.

Mi encuentro con el haiku fue hace tiempo.

Recuerdo que había una página que se llamaba Netlog, antes que Facebook, allí comencé a tener los primeros amigos virtuales, de todo el mundo. Empecé a formar parte de un grupo, en el que se hacían juegos de escritura. Dejábamos cinco palabras para la siguiente persona, y escribías un microrrelato con las que había dejado la persona anterior.

Yo había escrito algo sobre una hormiga que, en ese momento, estaba en mitad de una baldosa de la plazoleta.

Un amigo del grupo comentó el texto, dijo que le gustaba y que le recordaba a los haikus. Era la primera vez que oía esta palabra, pero no empecé a interesarme por ellos, hasta unos años después.

Comencé escribiendo tercetos en un foro de poesía, allí les llamaban haikus y bueno, yo así lo creí. Hasta que alguien compartió un enlace de un concurso de haikus, patrocinado por unas conocidas bodegas.

Así llegué al Rincón del Haiku, ya que el concurso se hacía a través del Rincón.

Nunca podré agradecer lo suficiente, la ayuda que me prestaron todos los haijines, que me guiaron por este precioso camino, tanto aquí como en Paseos.net, les guardo a tod@s un especial cariño.

Ell@s me hicieron conocer este precioso camino, me enseñaron a dar los primeros pasos, a soltarme poco a poco… y aquí sigo, recorriéndolo, no con la frecuencia que me gustaría, pero tras las pausas que voy tomando por sucesos que me afectaron mucho, siempre vuelvo.       ¡Bendito haiku!

Un abrazo muy afectuoso para tod@s!!

Bibliografía:

«Un viejo estanque”. Antología de Haiku Contemporáneo. Edit. Compares S.L. 2014.

«Clarea el día». Antología de haiku en Castellano. Mandala Ediciones 2014.

«Trece lunas». Antología de haiku la mujer y la luna. Colección Haibooks, Uno Editorial 2017.

Colaboración en dos números de la revista digital solo haiku HELA.

Actualmente colaboro en la revista digital «Ventanas abiertas magazine».

 

Sol y luna;

la cigüeña coloca

un palo en el nido

 

Aún queda luz;

el vuelo de la golondrina

rozando el charco

 

Árbol sin hojas;

entre sus ramas se pudre

una paloma

 

Flor del membrillo;

en la mano va y viene

una hormiga

 

Primavera;

en el pico del mirlo

hierbajos medio secos

 

Al acercarme

todos los pichoncitos

con los picos abiertos…

 

Calle solitaria;

el canto de los grillos

resuena en la oscuridad

 

En cuclillas

limpia las coles

de orugas muertas

 

Noche sin luna;

el brillo de Júpiter

sobre los pinos

 

Tras el granizo,

las flores en las matas

de los guisantes

 

Hierbajos;

al sacar el azadón

una tarántula

 

Celindo en flor;

el vaivén de las hormigas

entre pulgones

 

Ola de calor;

en la calabaza

dos flores nuevas

 

Flores silvestres;

la perra se tumba

sobre un gorrión muerto

 

El viento apaga

las velas de la procesión;

la luna llena

 

Se va el anciano;

en la acera mojada

migas de pan

 

Día nublado;

en el suelo del cuarto

la perra muerta

Agosto 2022

Haibun 35

Hilos de araña

Las chicharras son lo único que se oye al llegar a los sembrados. Hasta que cesa el chirrido no se percibe la intensidad con la que cantan.

En el silencio se aprecian los trinos de dos gorriones que se posan, uno tras otro, entre las matas arrancadas de los calabacines quemados por el calor extremo de estos días. Un verdecillo de vuelo ondulante deja en el aire su reclamo rápido y agudo.

Dos vecinos conversan en la cercanías.

Del cerezo a la higuera hay algo que brilla. El destello va cambiando de posición y desvela los hilos de una telaraña. Primero se ilumina un extremo, luego el centro.  De pronto desaparece para volver a aparecer entre la menta y la albahaca. El pequeño punto de luz se desplaza en uno y otro sentido y un nuevo hilo aparece en el tramo donde le alcanza el sol del atardecer.

La sombra de las ramas de higuera se agita suavemente en la tierra. Es un movimiento casi imperceptible. Se agradece la escasa brisa que corre de vez en cuando haciendo que rocen unas hojas contra otras. El sonido, agradable y fresco, se detiene cuando vuelven a cantar las cigarras.

Hace tiempo que no llueve. El sol de la tarde ilumina la fina capa de polvo que se levanta al regar los frutales.

Cientos de hormigas huyen del agua conforme se va llenando el surco de las tomateras. Solo cuatro o cinco despistadas van en una hilera en sentido contrario.

La lagartija de cada día se detiene al sol.

Recién regadas las macetas, la luz se precipita con cada gota que cae desde las hojas de albahaca.

No muy lejos se oyen los golpes secos de alguien que trabaja la tierra. También los gritos alegres de unos niños bañándose.

Hablamos de los otros hilos de araña que no se ven, del arrendajo que anida en el bosque, de que este año aún no se ha visto al petirrojo.

-Casi seguro que viene cuando no estamos- dice.

Ajena al intenso acontecer e inmersa entre tanta vida, se me antoja que aquí estoy a salvo de todo y a la vez expuesta a todo. En un tiempo sin tiempo…un ser viviente más entre otros que habitan este huerto.

A la piel húmeda de mi pierna se pega un mosquito y se va. No se quien de los dos se ha cruzado en el camino del otro. Sea como fuere, algo hemos intercambiado en el encuentro. Un encuentro que para mí ha sido fugaz, quizás haya sido para él una eternidad… ¿quien sabe?…

Camino umbrío.

Se vuelve a mirarnos

la oveja rezagada

 

 

Mari Ángeles Millán “Hikari”
Girona (España)

Agosto 2022

Avui surto cap a Sant Feliuet, a Savassona. M’agrada aquest recorregut, entre d’altres coses, perquè, tot i caminar sempre entre boscos, la composició d’aquests va variant segons l’orientació dels pendents. Al llarg del matí, els turons es van succeint, intercalats amb zones de conreu. Blat i colza ja són segats, als camps el rostoll es va assecant al sol i de la terra reescalfada es va desprenent la calor. Fa massa dies que no plou gens ni mica.

Al primer tram m’acompanya una certa frescor, amenitzada pel cant d’alguns pinsans i tords, entre roures i alzines. Travesso dos petits torrents que semblen catifes de fullaraca. Quan m’enfilo cap a Les Punxes, amb el sol encara baix, ja dominen els pins i el bosc és més calorós. Al cap d’una estona vorejo un turó endinsant-me al vessant nord, al bosc tornen a dominar roures i alzines i es refresca l’ambient. El dia va avançant, i sembla que els ocells aturen la seva activitat.

Tot d’una, ja a les envistes del castell, recordo que uns amics m’havien comentat de l’existència d’una balma per darrere d’aquest. Al meu davant un corriol que mai no he transitat s’enfila turó amunt. L’agafo fins a la carena.

Vaig carenejant fins a trobar-me darrere l’edificació i, vorejant-la per ponent, agafo un camí ben fressat flanquejat, a llevant, per una paret de roca trencada que arriba als 7 o 8 metres d’alçada, i, a ponent, pel bosc -sembla tardor!- que baixa en un pendent molt pronunciat fins a la carretera que passa una mica més enllà. De seguida…

roques antigues

sota les fulles d’alzina

uns rossinyols secs

 

Em dirigeixo cap a l’ermita, travessant el bosc que hi ha als seus peus. Enrere deixo els grans blocs de pedra escampats entremig dels arbres, que donen al paratge un aire especial. Avança el matí, i la calor i les cigales ja es deixen sentir. Quan arribo al cim, al meu davant s’obre, de nord a sud, el paisatge de les Guilleries i el Collsacabra. L’atmosfera no és gaire clara, però al sud es retalla la silueta del Montseny i, resseguint per l’est tot el bosc, arribem a la capçalera de l’embassament de Sau. El Ter trenca el paisatge, donant pas al Collsacabra, on dominen impressionants cingleres sedimentàries que limiten el curs del riu.

boirina

entre els turons

la llera del riu

 

* https://es.wikipedia.org/wiki/Cantharellus_cibarius

*  https://parcs.diba.cat/es/web/viuelparcescola/espai-natural-guilleries-savassona

* https://www.rutaspirineos.org/rutas/collsacabra

-.-

Hoy salgo hacia Sant Feliuet, en Savassona. Me gusta este recorrido porque, entre otras cosas, pese a caminar siempre entre bosques, la composición de los mismos va variando según la orientación de las pendientes. A lo largo de la mañana, las colinas se van sucediendo, intercaladas con zonas de cultivo. Trigo y colza ya están segados, en los campos el rastrojo se va secando al sol y de la tierra recalentada se desprende el calor. Hace demasiados días que no llueve lo más mínimo.

En el primer tramo me acompaña un cierto frescor, amenizado por el canto de algunos pinzones y zorzales, entre robles y encinas. Atravieso dos pequeños torrentes que parecen alfombras de hojarasca. Cuando subo hacia Les Punxes, con el sol todavía bajo, ya dominan los pinos y el bosque se vuelve más caluroso. Al cabo de un rato bordeo una colina entrando en la vertiente norte, en el bosque vuelven a dominar robles y encinas y el ambiente refresca un poco. El día va avanzando, y los pájaros parecen detener su actividad.

De repente, ya a la vista del castillo, recuerdo que unos amigos me habían comentado de la existencia de una cueva por detrás de este. Delante de mí un sendero que nunca he transitado sube colina arriba. Lo cojo hasta la cresta.

Voy siguiendo la cresta hasta encontrarme detrás de la edificación y, bordeándola por poniente cojo un camino que parece muy transitado, flanqueado, a levante, por una pared de roca rota que llega hasta los 7 u 8 metros de altura, y, a poniente, por el bosque -¡parece otoño!- que baja en una pendiente muy pronunciada que le llevará hasta la carretera que pasa un poco más allá. Enseguida…

rocas antiguas

bajo las hojas de encina

unos rebozuelos secos

 

Me dirijo hacia la ermita, atravesando el bosque que hay a sus pies. Atrás dejo los grandes bloques de piedra esparcidos en medio de los árboles, que dan al paraje un aire especial. Avanza la mañana, y el calor y las cigarras ya se dejan sentir. Cuando llego a la cima, delante de mí se abre, de norte a sur, el paisaje de las Guilleries y el Collsacabra. La atmósfera no está muy clara, pero en el sur se recorta la silueta del Montseny y, siguiendo por el este todo el bosque, llegamos a la cabecera del embalse de Sau. El Ter rompe el paisaje, dando paso al Collsacabra, donde dominan impresionantes riscos sedimentarios que limitan el curso del río.

días sin lluvia

el cauce del río

entre las colinas

 

* https://es.wikipedia.org/wiki/Cantharellus_cibarius

*  https://parcs.diba.cat/es/web/viuelparcescola/espai-natural-guilleries-savassona

* https://www.rutaspirineos.org/rutas/collsacabra

Agosto 2022

Nieve

Las noticias indican sobre intensas nevadas en la cordillera, y en general en toda la Patagonia.

Los copos caen durante la madrugada, han llegado a la meseta, su caída en medio del dulce silencio, se desplaza en lo oscuro y solo ella es claridad que avanza.

Nieve

en la achicoria .

Primeras luces

 

Su suavidad blanca se acumula, dejando al descubierto apenas unas espinas en los cactus, en otros espacios el verdeante de las últimas hojas de rosal.  Más allá del callistemon emerge el rojo de sus flores.

En un momento el bullicio de un bando de gorriones en busca de comida y más tarde un zorzal que picotea entre la lavanda, mira atento, se detiene, sigue comiendo hasta que algún sonido proveniente de la casa del vecino lo asusta  y levanta vuelo.

Un pájaro, en otra parte del patio, de un hermoso plumaje gris ceniciento, borde de alas con una fina línea negra, cola alargada, negra, pico amarillo, una belleza. No logro detectar qué pájaro es. Por un momento pienso: tal vez un zorzal distinto de los que habitualmente aparecen?

El frío sigue con temperaturas bajo cero.

Los abuelos, como cada mañana tomados de la mano, a paso lento y con una charla, vaya a saber de qué, siguen su trayecto hacia la costa.

Marejada.

El ruido se siente

desde lejos

Haiku 42

42  

ぶ入は中山寺の男かな
yabuiri wa nakayama- dera no otoko kana

 El criado
del templo Nakayama
regresa a casa por vacaciones.

Fecha: escrito en 1778

Desglose:

 やぶ入 [yabuiri: vacaciones de los criados], [wa: partícula], 中山寺 [nakayama dera: templo de Nakayama], [otoko: hombre, sirviente], かな [kana: partícula].

 

Comentario y notas culturales:

Este haiku acompaña una pintura de Buson con un viejo sirviente de aspecto infantil. El templo de Nakayama-dera se encuentra en la ciudad de Takarazuka.

Agosto 2022

Les saludo este mes con un haiku cuya inspiración, a diferencia de otros que hemos visto, se encuentra en diversas obras.

En primer lugar, establezcamos el kigo, en este caso, 月 tsuki = luna, que pertenece a la estación de otoño. Según el calendario lunar que se utilizaba todavía en el tiempo de Bashou, el otoño iba desde el séptimo mes, hasta fines del noveno, lo que vendría siendo en nuestro calendario desde el 07 de agosto al 06 de noviembre. De hecho, la luna es uno de los kigo más representativos de esta estación, y podemos encontrar incontables haiku que lo utilizan. No por nada se da la celebración del Tsukimi o contemplación de la luna.

Veamos ahora el haiku, el cual encontramos compilado en la colección Zokuyamanoi, editada por Kitamura Koharu a inicios del período Edo:

影は天の下てる姫か月のかほ

kage wa ame no shitateru hime la tsuki no kao

luz del cielo ¿será Shitateru quién brilla? rostro de la luna

Este poema es una de las obras de juventud de Bashou, quien lo compuso a los 24 años. En el segundo verso se menciona a “shitateru hime” o la Princesa Shitateru, referencia que Bashou toma del Kanajo o “Prefacio en japonés” del Kokin Wakashuu (el Prefacio en chino se llama Manajo), primera antología imperial de poesía waka, compilada por Ki no Tsurayuki en el año 905.

Luego de explicar los fundamentos de lo que él, Tsurayuki, considera es la poesía japonesa, continúa con un párrafo en que da una suerte de historia en clave poética de cómo esta nació: “La poesía nació cuando los cielos y la tierra comenzaron a abrirse. Sin embargo, lo que fue transmitido al mundo comenzó con la Princesa Shitateru en los Cielos, y se originó de Susanoo no mikoto en la tierra.” Esta cita del Kokin Wakashuu debemos rastrearla hasta su origen en los mitos fundacionales de Japón en el Kojiki y el Nihon shoki. Allí se cuenta la leyenda de la Princesa Shitateru, hija del dios Ookuninushi no mikoto y esposa de la deidad Ame no wakahiko, quien es enviado a pacificar Ashihara. Cuando este es muerto por una flecha devuelta desde Takamanohara, el llanto de Shitateru alcanza el cielo y el padre de Ame no wakahiko desciende y construye un túmulo en su honor. Sin embargo, al visitar el funeral la deidad Ajisukitakahikone, quien se parecía extremadamente al difunto, el padre de este le confunde creyendo que su hijo ha resucitado. Ajisukitakahikone, ofendido al ser confundido con un ser impuro, un muerto, destruye a pisotones el túmulo. Shitateru escribe un poema revelando lo sucedido, el que recibe el nombre de “hinaburi” o “poema rústico”.

En cuanto al verso final del haiku, 月のかほ “tsuki no kao o rostro de la luna” es una expresión convencional para referirse al rostro de una persona iluminado por la luz de la luna. Cabe mencionar el uso de la palabra 影 “kage” que aparece en el primer verso, la que muchas veces se interpreta como sombra. Pero en japonés, “kage = sombra” es aquello que un objeto refleja sobre otro, por lo tanto, si es un objeto oscuro será sombra, y si es un objeto luminoso, como la luna, será luz.

Finalmente, una observación sobre el nombre de la Princesa Shitateru; este se escribe 下照姫 lo que podría traducirse como “la princesa que brilla abajo”, es decir, en la tierra, en contraste a la diosa Amaterasu 天照 quien es la que “brilla en el cielo”. Algunas leyendas las relacionan como hermanas; otras como representaciones duales de un mismo arquetipo.

Y así, viajando junto a Matsuo Bashou, de texto en texto y de era en era, me despido por esta ocasión maravillándome del poder de la poesía que en tan poco puede decir tanto.